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Arualthings

Campo de Juego: Capitulo 2

TIEMPO FUERA



Tan pronto como la adrenalina en su cuerpo se intensificó y comenzaba a tener un problema en sus pantalones, ésta se esfumó en un pestañeo. Era cierto, ¿verdad? La vida lo odiaba, y en gran cantidad seguramente motivada por la envidia a todos sus éxitos logrados a lo largo de su existencia.

Portaba una belleza tan arrasadora y deslumbrante que ni siquiera parecía provenir de este mundo. Una buena salud que complementaba satisfactoriamente con su rendimiento futbolístico. Nació en la cuna de una familia adinerada, con influencia y que lo amaban y apoyaban en todo. Contaba con los mejores amigos del mundo y, como era de esperarse, dinero no le faltaba. Para nada.

Pero todas aquellas cosas buenas de la cuales se podría regodear a diestra y siniestra perdían magnitud cuando Shim Changmin hacía acto de presencia ante él.

La suerte que siempre lo había cobijado a lo largo de su vida al parecer también se veía afectada por la crisis económica mundial que azotaba al globo y comenzaba a decepcionarlo, abandonándolo, poniéndolo con los nervios de puntas.

En el momento en que se percató de la presencia de él, fue inevitable no manifestarlo. Sin querer perdió el control sobre sus acciones y del asombro mordió el labio inferior de YooHoo provocándole un gemido de dolor.

Si ya antes no podía distinguir entre lo descontrolado de su respiración y lo desenfrenado de los latidos de su corazón, ahora, era incapaz de discernir entre la sorpresa, la decepción y los celos que le quemaban por dentro.

Dejando a YooHoo de segundo plano – ya poca importancia tenía para él – haciéndose a ambos a un lado para no ser descubiertos por el moreno, mordió su labio indignado. Ahora era incapaz de escuchar lo que estaba a su alrededor, ¿seguía despierto? No, de seguro todo era producto de su macabra mente que disfrutaba torturándolo. Seguramente se trataba de una mala pasada y ya.

La oscuridad que reinaba en el pasillo donde se encontraban era su socia en ese momento, y la ensordecedora música que llenaba cada rincón del apartamento les ayudaban en su acción de espías. No importaba que tan alto estuviera el volumen del equipo de sonido, él lograba escuchar a la perfección los gemidos precedentes de los labios de Changmin.

Aquel excitante sonido había quedado impreso en su subconsciente, archivado como dato imprescindible sobre el moreno, y aunque aquel embriagante canto sólo lo había alcanzado a escuchar proveniente de la naturaleza del cansancio después de una ardua tarde de prácticas, el gemido que salía de los labios de Changmin eran de placer.

Su boca se hizo agua.

Era inconfundible e indiscutible. Aquel bello y esbelto cuerpo con 1.85 de altura, un cabello color castaño achocolatado con unas místicas tonalidades platinas producto de los reflejos de la luz de la luna que entraban por la ventana, y sus manos, esas manos que se encontraban masajeando un cuerpo que no era el suyo, ocasionando placer infinito por donde se pasease.

Maldita sea la hora en que tomó las llaves de su AUDI38 y se lanzó a esa fiesta para descubrir que su martirio de morena piel gozaba entre los brazos de otro.

Perfecto, acababa de descubrir que su querido dongseang era gay, o en su defecto, bisexual.


—Oppa… — la voz de YooHoo sonó entrecortada, intrigada por la mirada tan expresiva del chico. El futbolista dejó escapar un pequeño quejido e ignorando el llamado de ella tomó su mano y con cuidado de no ser vistos entraron en una habitación que convenientemente estaba muy cercana a ellos. Jaejoong sonrió con amargura pensando si eso se trataba de suerte o un acto de lástima del destino hacia él.
—Ven… — al contrarío de lo que sus ojos gritaban, su voz sonó tan inexpresiva que los músculos de YooHoo se tensaron. Algo sucedía.


Una vez dentro fueron abrazados por la oscuridad que reinaba en el cuarto, impidiendo cualquier libre movimiento. Ansiosa, los ojos de YooHoo buscaron los del chico, y para su sorpresa no lograba dar con ellos.


—Oppa…


Jaejoong no habituaba ser tan grosero. Es más, él se consideraba una persona agradable. Pero en esos momentos se sentía tan descompuesto que por él todo el mundo podía irse al diablo. Sintió indicios de un pronto dolor de cabeza y carraspeó molesto.


—Discúlpame pero ¿puedes dejarme solo?


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Jung Yunho no acostumbraba ser tan impulsivo, pero aquel niño que tenía entre sus brazos poseía la habilidad de violar casi, por no decir todos, sus principios. Retomando un poco del aire recién robado, el chico colocó sus manos sobre el pecho de su compañero interrumpiendo lo que iba a ser el inicio de una nueva sesión de besos y gemidos.


—Min Min tranquilízate, ¿quieres? Podrían vernos.
—Pero Yunho…
—Min.


Aún sin aliento la voz autoritaria del mayor inhibió los deseos de Changmin y éste algo fastidiado por las actitudes precavidas de Yunho se separó de él.


—Nadie nos iba a ver… — bufó molesto volteando la cabeza hacia el final del pasillo donde se lograba ver un poco de luz y algunas sombras escurridizas de los invitados.
—Amo que me ames, pero este no es el lugar.


Yunho lo sonrió ameno y prosiguió a arreglarse un poco las ropas.

Ingenuo error.

Tras escuchar las palabras de Yunho, una pícara sonrisa se posó en los labios del menor. Ignorando lo que pasaba por la mente de su novio, Yunho levantó el rostro cuando creyó ya haber acabado con cualquier arruga en su vestimenta.

Y entonces vio ésa mirada. Esa mirada que le inquietaba e hipnotizaba por igual.


—Tienes razón Hyung, en el pasillo no debemos expresar nuestros deseos…


El mayor abrió bien grande sus ojos intuyendo lo que pudiera pasar, pero ya cuando pudo siquiera comenzar a pensar en las posibilidades, los fuertes brazos de Changmin lo arrastraron a una de las habitaciones cercanas.

Sólo un “¡Hey!” alcanzó a exclamar.


—Oh Yunho, a veces eres tan paranoico.
—No es eso, ¡es que yo sí veo películas! — un dejo de reproche se sintió en sus palabras.
—Entonces supongo que de seguro hay alguien oculto en esta habitación y sin nosotros sospecharlo será espectador de todo el espectáculo que vamos a hacer.
—¿Que vamos a hacer?


Pronto los labios de Yunho fueron presa de los hambrientos de Changmin. Fogoso, nítido, embriagante. Aquel beso dejaba entrever todo lo que el alma del menor profesaba. ¿Que acaso su querido novio no podía entender que el estar lejos de él era asfixiante? Esas dos semanas en las que Yunho tuvo que dejar el país para hacer sus dichosas sesiones de fotos fueron un calvario. Nunca pensó que ser novio de un famoso modelo pudiera ser tan complicado.

Podía vivir sabiendo que más gente de lo normal creaba lascivas historias con su Yunho como protagonista. Claro, la gente tiene derecho a disfrutar, así sea en sueños, de la belleza física de otros. Pero no respirar el mismo aire que él era como exigirle nunca más pisar un campo de fútbol.

Simplemente no podía vivir si Yunho y él no pintaban en el mismo cuadro.


—Changmin… — Yunho le llamó ronco, desgarrado. De seguro se le dificultaba hablar primero, por la falta de aire, y segundo, porque lo tenía prisionero contra la puerta. Pero ese jadeo fue lo más sexy que Changmin hubiera oído en todo el día.


Rápidamente dejó libre los ya rosados labios del mayor e impactó contra el cuello del chico besándolo y mordiéndolo aleatoriamente.



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Perfecto, aquello no podía ser mejor.

Jaejoong comenzaba a odiarse a sí mismo, y siendo sincero, ése sentimiento le desagradaba en demasía.

Luego de que echara amablemente a YooHoo de la habitación, sin preverlo, sin ningún aviso, simplemente y sin anestesia unas terribles ganas de llorar le atacaron. Y le frustraba no saber con exactitud por qué demonios lo hacía. Talvez era por descubrir aún más inalcanzable a su querido delirio de achocolatados cabellos. O probablemente se estaba recriminando por sentirse triste al ver a Shim en brazos de otro. Era mejor pensar que sencillamente estaba llorando por el intenso dolor de cabeza. Pero aquello resultaba estúpido. Ya el dolor de cabeza tan veloz como llegó se había ido.


—Eres una deshonra, Jaejoong — se mofó a sí mismo y con una torcida sonrisa se explayó contra la cama. Se sentía cansino, ofuscado, y también un poco perdido.


Distrajo su mirada bajo la oscuridad de la habitación. No había mucho que mirar, sólo un buró y un espejo que hacia juego con él, la cama donde se encontraba, un pequeño televisor que colgaba de la pared y otra puerta que de seguro era la del baño. Jaejoong pensó que estaba en el cuarto de las visitas por lo aburrido del lugar.

Suspiró con pesadez.


—O me duele ser gay, o me duele verlo con otro porque talvez lo quiero — hizo un gesto de vomitar no más pronunciar aquel verbo — o soy un gran idiota.


Por más que se desinflara su muy apreciado ego, para él resultaba menos traumático ser un simple tonto a aceptar cualquiera de las dos primeras opciones. Sobre todo la segunda.

Un escalofrió recorrió todo su cuerpo, y sintió su estómago compungido. El sólo pensar en las palabras “Changmin” “Jaejoong” y “Querer” en la misma oración le asustaba mucho. Mucho mucho.

A él no le podía gustar gustar Changmin. Podía sentirse atraído por él porque ¡demonios de bueno estaba ese tipo! pero hasta ahí.


—¡Hasta ahí! — En un intento de darse ánimos a sí mismo, se cacheteó y con ambas manos empuñadas tomó aire — ¡Yo soy un hombre libre!


Pero cual globo recién inflado al que adredemente le sueltan la boquilla para que se le salga el aire, sus manos se desplomaron y sentía que se le bajaba la tensión. Había escuchado la puerta abrirse y por nada del mundo podía dejar que alguien lo viera en ese deplorable estado. Aún podía sentir esa pegajosa sensación del rastro que dejan las lágrimas al pasear por las mejillas. Así que tratando de salvar la poca dignidad que le quedaba, cual gimnasta de circo se abalanzó fuera de la cama.

Luego de maldecir su mal cálculo en el aterrizaje, ya que se había golpeado el costado, tendido sobre el suelo pudo divisar dos pares de piernas. Sus ojos se abrieron grandes como platos. Esas dos personas estaban insanamente cerca. Demasiado cerca.


Oh Yunho, a veces eres tan paranoico.
—No es eso, ¡es que yo sí veo películas!
—Entonces supongo que de seguro hay alguien oculto en esta habitación y sin nosotros sospecharlo será espectador de todo el espectáculo que vamos a hacer.
—¿Que vamos a hacer?



Nada más lejos de la realidad. Las palabras del mediocampista no podían ser más ciertas. Jaejoong tragó hondo y nuevamente maldijo su mala suerte. Tapó su boca sorprendido. Él no estaba tan borracho como para alucinar voces, y mucho menos imaginar dos cuerpos.


¡Oh Dios mío! ¡Esto no es posible! ¡Planean tener sexo estando yo aquí!


—Changmin… —



Incómodo. Sólo una palabra podría definir el sentimiento que estaba azotando su estómago y creando un agujero negro. Incomodidad. Ya suficiente tenía con la agradable sensación de no saber qué demonios era lo que le gustaba más, si Changmin’s o mujeres, para ahora tener que calarse un show como ése.


¡Desgraciado! ¡Primero me frustras mi noche antiestrés y ahora planeas que contemple como te la pasas super bien con ese estúpido!


Poco Jaejoong podía diferenciar entre la ira y los celos. Porque no sólo le cabreaba que Changmin tuviera el poder para atormentar su vida, sino que ahora encima tenía que calarse como él tenía sexo con el tal Yunho.

Sí, poco sabía Jaejoong para poder filtrar sus emociones y saber cuando se trataba de enfado o celos. Para él era más fácil echar maldiciones sobre el alto y apretar tan fuerte sus manos hasta palidecer sus nudillos.


—Yunho cálmate. Nadie notará nuestra ausencia y antes de siquiera buscarnos ya pensaran que nos hemos ido — en un rápido movimiento Changmin arrastró a Yunho hasta la cama.
—Eres un desalmado, hambriento de sexo y desconsiderado. Acabo de llegar de viaje, estoy destrozado y encima… — el moreno no pudo seguir con el sermón. Una vez más Changmin ignoraba sus quejas y lo hacía prisionero de sus deseos.


Era en vano mentir. No importaba cuanto quisiera el moreno recriminar a su ansioso novio, él también le había extrañado como loco. Así que, sucumbiendo ante Changmin, con firmeza tomó el rostro de Min entre sus manos y le besó tan apasionadamente que Changmin soltó un gemino nada disimulado.

Yunho dejó escapar una risilla divertido cuando Changmin se separó centímetros de él para tomar un poco de aire.


—¿Y yo soy el desalmado? Casi se me va la vida en ese beso.
—Menos palabras y más acción.


Changmin sonrió ladinamente. No eran muchas las ocasiones en las que Yunho se mostraba hambriento de él, y de ésa forma. Pero antes de cualquier inquisitivo movimiento por parte del chico, Changmin lo tomó por los hombros y casi hundiéndolo en el colchón capturó sus labios y la batalla por el control del beso, entre gemidos y suspiros, comenzó.


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Una vez más el futbolista sintió el celular vibrar en el bolsillo de su pantalón. Cansado y sin mucho ánimo, llevó su mano y tomó el aparato. La brillante luz azotó su rostro en cuanto se dispuso a ver qué era lo que ocurría pero lo único importante que notó fue que eran los 6:15 de la mañana y él seguía allí, como un perro tirado debajo de la cama sobre aquel suelo lleno de polvo.

Y para acentuar más su infortuna, la pareja se encontraba durmiendo placidamente entre las grisáceas sábanas.


¿Que no planean irse nunca?


El día anterior, viéndose en la irritable situación en la que se encontraba, para evitar cualquier problema y ser descubierto por Changmin y Yunho, colocó el perfil del teléfono en modo silencioso. No era como si aquello hubiera mejorado las cosas, ni mucho menos fuese una solución ante el problema, pero poco podía hacer.

Su orgullo de acero no dejaría verse descubierto. No señor, él no le daría el gusto a nadie.

Bostezó realmente agotado y bajó su cabeza una vez más. Hasta pensar le resultaba pesado y la obstinación que cargaba consigo hacia perfecto juego con sus ojeras recién salidas del horno, más la mueca de molestia en su rostro.


Pasaron alrededor de 3 min. cuando sintió movimiento dentro del cuarto. Changmin y Yunho se iban.


Jaejoong antes pensaba que el peor día de su vida había sido aquel en el que inadvertida e inhumanamente unas fotos de él vestido de niña a sus 8 años, cortesía de sus queridas hermanas, se filtraron por la Internet. El embarazoso tema no fue superado sino después de cómo una semana de burlas, parodias, chistes y provocaciones. Las columnas amarillistas del país exprimieron cuanto pudieron la noticia para hacerse vender hasta superar la demanda y los antifans casi hicieron una fiesta en su “honor”.

Y exactamente eso era lo que pensaba Jaejoong hace no más de 5, 6 quizá 7 horas. Ya había perdido la cuenta.

Había pasado de ser un reconocido jugador de fútbol que ganó la AFC Champions League a un patético voyeur novato. Aunque siendo más exacto, sólo les había escuchado teniendo sexo. No tenía suficiente estómago como para ver porno entre gays en vivo y directo. Nunca lo había hecho y entre sus planes a futuro tampoco estaba hacerlo.

Él sólo quería una inolvidable noche para apaciguar los malos pensamientos que constantemente le atormentaban, y aunque sí que había experimentado una épica noche, sentir a Changmin teniendo relaciones sexuales, literalmente a sus espaldas, no lo podía definir como regocijante.

Arruinó su noche de felicidad, lo obligó a escuchar como tenia sexo con su estúpido novio, le pisó una pierna cuando se levantó para ir a orinar, y le hizo medio dormir —porque prácticamente se desveló— debajo de la cama como un vil perro.


¿¡Qué demonios se creía ese niño!?


Oh Shim Changmin, si antes sólo te miraba con el ceño fruncido, ahora te odio con todo mí ser. ¡Nadie me hace esto a mí! ¡Nadie!



Cuando por fin la pareja abandonó la habitación, Jaejoong pudo respirar un poco más tranquilo. Con movimientos lentos salió de debajo de la cama y luego de recostarse sobre el colchón, disfrutando del confort que éste le brindaba, masculló enojado.

Aquella noche le había dejado un reconfortante tortícolis, el cabello y la ropa sucia, 10 llamadas perdidas de Hyun Joong, 4 de Taecyeon, unas 20 de su inseparable primo Yoochun, y un trauma de por vida que difícilmente podría sanar con terapias.


¡Maldito Changmin!


Podía sentir que lo odiaba más que la semana pasada, más que el día anterior. Escucharle tan extasiado sólo había acrecentado sus insanos deseos de poder intimar con el dongseang.

5 Comentarios:

  1. waaaa pobre

    Jae jaja muy bueno

    cada cosa que le

    pasa XD espero

    la continuacion plis

    _*AgHnA*_

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  2. jajajaj pobre jae!!! .... ya kiero leer lo q pasara entre jae y min!! jejejej jaemin!! 4ever!!!

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  3. Ah! Me gusta, me gusta!!!! Yo tambien quiero ver lo que pasa con Jae y Min! Jaemin hwaiting! \(♥o♥)/

    Porfavor actualiza pronto. :D y gracias por el fic. ^_^

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Anónimo9/30/2012

    wooow GENIAL!!!!!!!!!!! XFA CONTI!!! EL SIGUIENTE CAP!!!! ESPERO CON ANSIAS EL JAEMIN!!!
    JAEMIN LOVE <3

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