TUESDAY
"Un cuerpo inerte cayó de bruces al suelo..."
Su cuerpo se remueve entre las sábanas aún reacio a espabilar por completo. El sueño le pica los sentidos pero no es el suficiente para inducirlo a caer inconsciente de nuevo.
Pese a esto el castaño joven no tarda en cambiar de posición, enfurruñado en su deseo por caer nuevamente dormido, mas nada.
El techo continúa siendo tan nítido como hace unos segundos, las ventanas, el estúpido reloj sobre la mesa de noche. Ese que mira con desdén conforme su brazo se alarga vacilante a pillarlo.
Y darse cuenta de paso - ahora espabilado del enojo - que apenas son las 6 am.
- Debo estar enfermo – reniega, cubriéndose del todo con el edredón para poder patalear sin vergüenzas
Al cabo de unos minutos, sintiéndose ligeramente menos frustrado el castaño se incorpora lentamente sobre su cama mientras larga un bostezo. Sus hombros se curvan hacia atrás, sus brazos se estiran por encima de su cabeza.
Pero entonces algo llama su atención. O más bien un alguien para ser precisos.
Sus ojos ya más despiertos enfocan su visión en la delgada figura que se deja entrever a través de las mal colocadas persianas...
- ¿Jae...Joong? – sus labios reproducen un nombre en un susurro quedo
Su mente viaja.
Lo recuerda tocando su puerta la noche pasada.
Estrechándose a gusto en sus brazos.
Acurrucándose entre sus edredones sobre el sillón de la sala.
- ¿Kim JaeJoong...?
Con la mirada aún fija sobre ese delgado cuerpo, e inconsciente en su totalidad de sus actos. Se levanta en su dirección.
Sus manos terminan de correr las persianas para poder observar mejor al albino sobre la orilla de la playa. El lacio cabello negro flota sin dirección definida a merced del aire, sus brazos extendidos hacen que las mangas de la extensa camiseta blanca que lleva puesto se le suban hasta los codos.
Y ese par de ojos yacen apaciblemente cerrados como disfrutando del suave soplo del viento contra su piel.
Como si la insignificante sensación pudiera brindarle el máximo de los placeres...
O un algo que con certeza el menor se encuentra deseando sentir.
Ya que delinea con las yemas de sus dedos índice, medio y anular la figura del extraño muchacho sobre el gélido cristal, totalmente contrariado.
Incapaz de entender aún.
Incapaz de alejar sus ojos de esa persona.
- Kim JaeJoong... - sus labios vuelven a susurrar el nombre del más bajo con un amago de sonrisa pintado sobre ellos
Que de alguna forma va ensanchándose cada vez más.
Y más...
Hasta convertirse en una propiamente dicha.
Una que lejos de pesarle parece relajar sus músculos y alma
Le deja captar el oxígeno como es debido.
Como no ha hecho en los últimos años.
Y es justo en ese preciso momento cuando el ángel repara en su presencia. Agita sus brazos en señal de saludo, con una sonrisa que ChangMin piensa, no debería ser permitida por sus risorios.
Un sonrojo cubre las mejillas del castaño quien incapaz de devolver el saludo por la vergüenza ante su extraño lapsus precedente, decide caminar hacia el otro como si nada hubiera sucedido segundos atrás.
- Buenos días – le dice cuando ya se encuentra a una distancia prudente, tratando de sonar lo más inmute y chulo posible
Sin siquiera mirar ese par de ojos que le devuelven su reflejo enternecidos.
Sin tener la menor idea de que el ser que tiene enfrente puede leer sus pensamientos incluso mejor que él mismo.
JaeJoong le sonríe.
La hilera de dientes blancos reluce de nuevo. Y sus pies descalzos van acortando la distancia entre ambos.
Esos cálidos brazos envuelven el cuerpo contrario de nuevo.
ChangMin quiere separarse, él nunca ha sido un amante de los abrazos exactamente ni mucho menos abierto a los extraños. Sin embargo su cuerpo no parece tener la mínima intención de acatar sus mandatos.
O eso supone el castaño pues sus manos suben para apoyarse sutilmente en los huesos de la espalda ajena.
El calor que su cuerpo experimenta es algo imposible de describir.
- Buenos días – le dice entonces el más bajo
ChangMin no puede reprimirse. Sus brazos se enredan en esa delgada cintura y la aprietan contra su propio pecho.
En busca de un gramito más de la calidez que ese regazo albino es capaz de brindarle.
Para darse cuenta al segundo siguiente de lo que está haciendo y soltarle rápidamente como si de una descarga de electricidad se tratase.
“Lo siento” Quiere decir, pero las palabras se enredan en su lengua. Se afianzan a su cobardía.
El ángel muy distante a lucir incómodo sonríe aún más amplio.
Desliza sus suaves manos sobre el tenso pecho del muchacho. Relajando cada músculo a su paso.
ChangMin se siente confundido, ansioso y adormecido.
Con los ojos cerrados, los brazos abiertos y los dedos acariciando la textura del viento. Según ese ser le ha indicado.
Siente cierto aroma llegar a su nariz. Ese que no termina de distinguir pues el ambiente salino entorpece su olfato.
Su mente va filtrándose de a pocos.
Su corazón, olvidando el vacío.
“Ábrelos”
“Ábrelos ChangMin...ah”
El castaño no está seguro si verdaderamente es JaeJoong quién ha hablado o está volviendo a escuchar esa voz en su cerebro.
Pero ahora que se pone a pensarlo, no difieren en mucho.
Aprieta los párpados ligeramente antes de abrir sus ojos con recelo.
Encontrándose con ese par de ojos negros.
Las manos del pelinegro ascienden hasta sus párpados.
- Dicen que llorar no es malo – le dice algo preocupado el mayor, retirando una pequeña gota salina de su ojo izquierdo
Pues sabe que el castaño tardará en sanar las heridas del pasado. Y no hay mucho que pueda hacer por él en ese aspecto.
ChangMin luce tan frágil a sus ojos que la sola idea de volverse conciencia de nuevo, le hace experimentar impotencia.
El menor le sonríe o mejor dicho trata de hacerlo. Toma las manos del ángel y las quita con cuidado de su rostro.
- Eres extraño – le dice en apenas un susurro
- ¿Y eso es malo? – pregunta el ángel inocente
“¿Debería serlo...?”
- ¿Ya has desayunado? - ChangMin trata de cambiar el tema
JaeJoong niega con la cabeza en respuesta.
- ¿Te gustan los emparedados de queso?
JaeJoong parpadea sin saber que responder.
- ¿Es que nunca has comido uno? – le pregunta emprendiendo marcha de vuelta a la cabaña
JaeJoong vuelve a negarse siguiéndole los pasos.
ChangMin le mira de reojo sin creerle.
- ¿Cómo es eso posible? - vuelve a preguntarle cuando ya llegan a la cocina
El ángel se queda meditando para luego decir...
- En realidad nunca he comido algo.
El castaño deja de acomodar el queso fundido sobre el pan de molde ante la respuesta.
JaeJoong parece captar su error pues niega con la cabeza, recriminándose su torpeza. Y le dedica al menor la mejor de sus sonrisas.
ChangMin olvida de pronto lo incoherente que siempre resulta toda cosa que sale de los labios del albo chico que tiene enfrente. Olvida incluso cuantas cucharadas de azúcar le ha echado ya a su taza de café. O que su orgullo le prohíbe tener el lindo sonrojo que efectivamente presenta sobre sus mejillas.
Así que incapaz de hablar, nuevamente. Coge uno de los dos sándwiches que ha preparado y se lo extiende. JaeJoong le observa curioso. Recibe el emparedado y le agradece con otra sonrisa.
ChangMin simplemente desvía la mirada tratando de no lucir más torpe de lo que ya viene haciendo desde que ha despertado esa mañana.
En silencio, se lleva la taza de café a los labios y trata de no exteriorizar su disgusto cuando sorbe el primer trago. Después de todo ha echado apenas dos cucharadas en él, acaba de recordarlo.
Tose ligeramente. Mientras destapa el azucarero con el gesto más maduro que puede. Pero le es difícil ese par de ojos negros atentos a cada uno de sus movimientos lo ponen en extremo nervioso.
"¿Qué?" Hubiera preguntado en cualquier otro caso pero el ChangMin convencional y sarcástico se ha tomado unas vacaciones a Bolivia y dejado en su lugar al que tiembla esperando no tener una migaja de pan en su barbilla.
JaeJoong quiso reír ante su ocurrencia.
Aunque claro el menor no tiene idea.
Estira el brazo hasta alcanzar la comisura de los labios del menor con sus dedos y colocar en la misma una migaja de su propio pan.
El contacto ha sido mínimo, casi efímero. Pero la dermis de ChangMin no lo siente exactamente así.
Y ya ni sabe como simularlo.
“Tal vez y extraño...no es necesariamente malo”
JaeJoong le da mordiscos al pan entre sus manos sintiendo un poco de culpa. Y es que sabe que su sola presencia ocasiona esas extrañas reacciones en su protegido. Se lo explicaron antes de convertirse en humano, la atracción que su origen divino suponía. Pero reprimirse no le resulta sencillo, peor aún cuando su humano es tan adorable que le cuesta no guardarlo fuertemente entre sus brazos.
El ángel suspira.
Sin entender del todo porque debe limitar sus acciones cuando a fin de cuentas el castaño olvidará todo en cuanto a su existencia, ni bien cumpla con su tarea.
No puede evitar sentirse algo triste por lo mismo después de todo sabe bien que va a extrañarlo.
aaaaaaaaaaaaHHH que lindooooo!!!!! so cute!!! continualo, me gusta mucho...que sea mas largo, me encanta la torpeza de min...jajaja, interesante que jae lea su mente...gusta,gusta..
ResponderEliminaroh my gosh que triste!!! ;_____;
ResponderEliminarno me gustan las historias triste... pero es que esta es tierna *w*! ♥
continuaaaalaaaa please!!!!!
awwwwwwwwwwwwwwwwwwww!! es demasiado lindo!!
ResponderEliminarMin tan torpe q no sabe como reaccionar *w*
Ta muy lindo
ojala actualices pronto!
♥♥Viva el JaeMin!!♥♥
me encantooooooooooooo lo ameeeeeeeeeeeeeeeeeee awwwwwww kiero masssssssssssss!!!!! plisssssss!!!!
ResponderEliminarOh! Jae solo estará mientras cumple una misión y Min lo olvidará, aunque creo que no es posible, pues Jae es inolvidable.
ResponderEliminarGracias!!!