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Drive

Título: DRIVE "Bar de Carretera"
Autor: Himenie
Pareja: YooSu
Género: Slash / AU
Extensión: Oneshot
Introducción: Junsu encuentra por casualidad un bar de carretera en el momento en el que conduce rápidamente durante una singular “huida”. En el interior del bar se encuentra una situación de lo más entretenida que le llevara a conocer a una nueva persona con la que compartir un nuevo trayecto/camino juntos…
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El automóvil hizo un infernal ruido cuando derrapo en la curva de aquella fúnebre carretera. Las ruedas parecían que fuesen a estallar si de nuevo Junsu realizaba uno de esos giros inesperados en aquel asfalto embarrado, húmedo y repleto de baches. La lluvia no había amainado y los parabrisas parecían moverse de forma desquiciante. 

El depósito de aquel increíble vehículo comenzaba a bajar, y Junsu era consciente de que pronto se quedaría parado en mitad de aquella carretera (algo que no deseaba que sucediese en plena persecución). Lo mejor sería detenerse en algún lugar después de acelerar un poco más. 

Gracias al destino Junsu podía divisar, entre el torrencial aguacero, aquel escondrijo en forma de antro con una parpadeante luz de neón en el que se podía leer "DRIVE", que se encontraba en uno de los lados de aquel camino. Varios vehículos estacionados frente a el formaban una fortaleza en mitad de la “nada”. 
Junsu movió por última vez el volante, para acabar directamente en aquel lugar. Estacionó entre los otros vehículos, algo más descuidados, y se apeó sin apenas pensar en la lluvia, que obviamente lo empapó nada más salir. 

Junsu aceleró el paso para entrar a toda velocidad por la puerta principal de madera con tintineante sonido. Su ropa empapada conjuntaba con su cabello corto, que sacudió con sus manos mientras se introducía en el pequeño bar, donde todos los asistentes habían ladeado la cabeza curiosos, para echar un buen vistazo al joven que acababa de aparecer. 

El ambiente era bueno a pesar de la oscuridad que la lluvia había dejado en aquel lugar, el olor de alcohol y alguna que otra conversación elevada. 

Junsu pensó que estaba salvado, al menos no se había quedado abandonado en mitad del camino, y allí parecía un lugar idóneo para esconderse. Respiró profundamente, y pasó por el pasillo de mesas y asientos donde otros clientes bebían y comían ruidosamente. 

La atención de Junsu se detuvo en una pareja joven que resaltaba entre los demás. Esos dos parecían fuera de lugar, en un sitio como aquel. Junsu pasó disimuladamente su mirada por aquella pareja asentada en una de las mesas (uno frente al otro). Ambos parecían tener algún tipo discusión, pues el rostro de ella reflejaba un terrible disgusto. 

Junsu se sentó cerca de aquella mesa, y se posicionó en el asiento que daba la espalda a aquel chico que formaba la pareja. Junsu podía escuchar parte de la conversación que mantenían (resultaba interesante), mientras intentaba secar su ropa estrujándola entre sus dedos.

Aquel chico, de cabello negro y ojos de curiosas pestañas, dio un sorbo a su refresco anaranjado antes de recibir una frase culminante por parte de aquella hermosa mujer que le acompañaba:

— ¡Realmente eres detestable, Yoochun! — gritó justo en ese instante en el que el silencio estaba más presente que nunca dentro de aquel bar de carretera. 

Junsu giró su cabeza para ver el “espectáculo” que se presentaba tras él. 

La chica, de corta vestimenta, tras decir aquella frase se levantó con el vaso de cristal en su mano, y después tiró el líquido de su interior sobre la cara y camisa de mezclilla del nombrado.

Sí, ¡todo un espectáculo! Ella dejó el vaso vacio sobre la mesa y de marchó, con una mano sobre su bolsa y la otra cubriendo sus ojos (de modo bastante dramático). Desapareció por la puerta del bar como una damisela, y ahora casi todos los presentes parecían murmurar sobre la reciente teatral situación en un sitio poco acostumbrado a esas escenas... 

El “desdichado novio”, que parecía no haber previsto aquello, secó su rostro con los pañuelos desechables que se instalaban en cada una de aquellas mesas. Él parecía ser incapaz de levantarse del asiento.

El recién llegado, Junsu, sin poder evitarlo dejó escapar una risa escandalosa al observar tras él a aquel chico pelinegro empapado de bebida. Desviando su mirada intentó cubrirse los labios pero fue incapaz de detener una risa infantil al recordar el “show” de la vistosa pareja. 

¡Oh! Esa molesta risotada parecía enfurecer a Yoochun, y se giró en su asiento para ver de donde salía aquello tan escandaloso y burlón: — ¿Por qué te estás riendo? — preguntó, pero no de forma dura o ruda, sino de forma sociable. Junsu se giró avergonzado, y ambos, con los cabellos humedecidos, se dirigieron una primera mirada directa. — No sé por que te estás riendo, tú también estas empapado. — Yoochun hizo un gesto con su dedo señalando las gotas de lluvia que resbalaban por la frente del desconocido. 

— Lo siento, simplemente me resulto divertido — se justificó Junsu. 
Volvió a mirar al frente y le dio la espalda, recostándola sobre el respaldo del asiento.

— Cuando la visión es desde fuera, todo resulta divertido — escuchó refunfuñar. 

Junsu se hundió en el asiento y percibió cierta tensión al sentir tras él a aquel apenado chico. 

Realmente se sintió un poco culpable al reírse de alguien a quien ni tan siquiera conocía. No había sido algo amable por su parte y pensó que había sido mezquino. Llegó hasta aquel lugar involuntariamente, presionado y huyendo, pero había logrado dejar todo eso a un lado al reírse inesperadamente, aun cuando pensaba que aquel día no reiría, y mucho menos en un lugar tan lúgubre. Por un instante había olvidado que estaba escondiéndose.

Junsu se levantó de pronto, e incapaz de dejar su conciencia tranquila se acerco a la barra donde el dueño atendía con una desdentada sonrisa. Y allá realizó una petición.




Yoochun estaba cabizbajo, su mirada se había perdido en la mesa vacía cuando de pronto sintió la presencia de alguien más enfrente. Alzó su mirada y encontró de nuevo a aquel chico escandaloso, ahora con un aspecto más seco, mientras depositaba dos vasos sobre la mesa, uno de espumosa cerveza. 

— Quizás no eres tan maleducado — comentó Yoochun sonriendo y abriendo sus oscuros ojos de par en par al observar la invitación, la cual aceptó y no tardo en llevarse a los labios — ¿Es tu modo de pedir disculpas? — (¡Woh, tenia un sabor realmente bueno!)

Junsu se sentó frente a él con confianza, pues en ese momento pareció que ese nuevo hombre tenía el rostro más amigable que había visto, de mejillas amplias y frente despejada. — Sólo reí un poco al ver tu aspecto mojado — le recordó, rememorando el incidente — Además, si yo estoy mojado no es por mi propia voluntad, llueve allá fuera — Junsu señaló el gran ventanal que estaba a su lado, donde se veía el exterior desértico de la tarde rodeado en una lluvia incesante — En cambio, tú… parecías merecedor del ‘baño’ — 

— Eso no es verdad — negó dando otro trago y quedando su grueso labio superior repleto de una leve espuma blanca — Es complicado de explicar — ambos se miraron silenciosamente, y Yoochun aprovecho para presentarse “formalmente” — Soy Yoochun — 

— “El detestable Yoochun” — añadió Junsu recordando aquella frase que había gritado la mujer que minutos antes había desaparecido. — Es broma. — apuró a aclarar al observar el rostro de su acompañante — Yo soy Junsu — su sonrisa apareció al instante intentando disipar la tensión, y lo cierto era que la amplia sonrisa de Junsu, juvenil y fresca, hacia que el ambiente mejorase.

— ¿Qué haces en un sitio como éste, Junsu? — preguntó Yoochun curioso al ver a un chico con semejante aspecto en un sitio como aquel. 

— Mi automóvil está bajo de combustible, prefiero parar en un sitio climatizado a quedar tirado en la intemperie y con esa lluvia que esta azotando ahora mismo… ¿verdad?— se acomodó más en el asiento — ¿Puedo preguntar lo mismo?… — le miró fijamente, con una entrometida mirada.

Yoochun suspiró pesadamente y le contestó: — Es cierto que la lluvia empezó a empeorar…, decidimos hacer una parada, y acabemos aquí para después retomar el trayecto. Pero supongo que deberé seguir yo solo el camino… — 

— No pareces ser un mal tipo como para dejarte abandonado acá… — 

Las palabras de Junsu eran amigables, parecía una persona demasiado amable y comprensiva, o aquello pensó Yoochun en aquel primer momento, y agradecía haber encontrado alguna distracción — Gracias por la invitación — señalo el vaso medio vacío.

— Dicen que los momentos desagradables se pasan más rápido con compañía ¿no crees? — dio un vistazo ha su alrededor y añadió: — Y este parece el lugar idóneo y con el clima correcto, como para descargar de todo… — el bar de carretera rodeado de ventanas empañadas en gotas parecía ser la escena de una película donde el protagonista se derrumba y desahoga, pero no era el caso de Yoochun.

— Realmente eres un charlatán — Yoochun sonrió con mejillas infladas y dientes blancos — Simplemente te dije “gracias por la invitación”, nada más — 

— ¡Oh! Ya sé por qué te han dejado… — confirmó el menor de ambos con un fingido enfado a la vez en la que desviaba la mirada hacia el ventanal. 

Junsu observó en el exterior la silueta de un transeúnte acercarse al antro entre la llovizna.

Sus ojos se redondearon:— ¡¡Ah!! — exclamó con voz chillona y asustadiza, y tan rápido, como un luminoso rayo, se escondió bajo la mesa de bar en la que ambos estaban conversando.

— ¿Qué sucede? — preguntó Yoochun con sorpresa; todo aquello le resultó inesperado.
Miró bajo la mesa donde Junsu se había acurrucado. Le correspondió la mirada en la oscuridad y puso su dedo sobre los gruesos labios: — Shh — musitó junto al gesto.

Un hombre de mirada furiosa y voz áspera apareció por la puerta de aquel bar perdido:

— ¡¿Dónde diablos te has metido?! — gritó cuando dio su primer paso en el interior. Todos dirigieron su mirada a él, incluido Yoochun (ahora comprendiendo casi todo). Era un hombre enfurecido, se notaba por la vena hinchada que pasaba por su frente: — He visto tu auto allá afuera, no tienes que estar muy lejos, Junsu. No te he perseguido en vano — añadió acercándose a la barra, mientras su mirada revisaba cada esquina del oscurecido lugar. Pareció hablar con el propietario y describir al chico que buscaba.

— ¿En que problema te has metido? No eres ya un adulto — comentó en voz baja mientras volvía a mirar bajo la mesa, observando aquella escena de Junsu amedrentado bajo sus pies.

— Por eso mismo — añadió sin más, sujetando de pronto su pierna con desesperación.

El hombre desdentado señaló hacia la mesa de Yoochun, y éste simuló ignorancia. 
<<. ¿Qué significaba todo esto? ¿Ahora tengo que encubrirle?... .>> pensó nervioso, acababa de conocerle, y ni tan siquiera sabia de que iba todo aquello.

El hombre furiosos se acerco a la mesa y observo con curiosidad los dos vasos que había sobre ella — ¿Dónde esta? — preguntó directamente a Yoochun, quien se mantenía sentado y sereno — Me han dicho que estaba en esta mesa. —

— ¿Te refieres a un chico de cabellos cortos, nariz redonda, ojos oscuros y sonrisa amplia? — Junsu le dio un firme codazo en la pierna bajo la mesa. <<. ¿Por qué me describes? Deberías decir que no sabes de que te esta hablando .>> pensó Junsu indignado. 

— Sí, es él — afirmó con sequedad al escuchar la descripción— ¿dónde se ha escondido? —

El corazón de Junsu se acelero bajo su ropa, y el calor parecía acumularse por el terror. 

—Él y yo hemos hablado… — confesó Yoochun, quien echo un rápido y disimulado vistazo bajo la mesa, donde observo a Junsu gesticular “¿Qué estas haciendo?” con sus gruesos labios. Esa situación le estaba divirtiendo a Yoochun, quien había sido incapaz de olvidar como Junsu se había mofado de él antes... — Sí, ese chico está… — continuó con el juego, pero fue interrumpido. 

El rostro de Yoochun se paralizo cuando sintió como una mano, en forma de pinza de cangrejo, apretaba de pronto su sensible entrepierna bajo la mesa, logrando que su cuello enrojeciese por el dolor, y acalló un grito que deseaba expulsar. El hombre que esperaba una contestación, miró extrañado la expresión entre cómica y atormentada de Yoochun. La mano de Junsu retorció la zona con ahincó a modo de que callase de una vez por todas, y no confesase su escondite.

— Pero se marchó hace unos segundo… — mintió al fin, con un hilo de voz. Junsu aflojo la presión, y sintió como la mano de Yoochun discretamente le obligaba a quitar la suya de aquel ‘herido’ lugar.

— ¿Dónde se fue? Su automóvil aún sigue allí fuera, ha venido conduciendo hasta aquí, no debe estar muy lejos — le explicó, aún más enfadado que antes.

Yoochun encogió los hombros: — No me dijo nada, y mucho menos que estaba siendo perseguido, sino yo hubiese entendido por qué se fue de pronto — parecía verosímil todo lo que salía de su boca.

Al hombre se le hincho aun más la vena de su frente y sus ojos se hicieron más pequeños: — Ese canalla ¿Qué te va a contar? ¡Cobarde! Cuando lo agarre con estas manos — mostro sus manos empapadas por la lluvia —le voy a sacar esos adorables ojos negros y falsos de sus cuencas — amenazó por último dando un fuerte golpe sobre la mesa que asusto a Junsu (que estaba bajo ella con la respiración contenida)

— ¿Qué ha hecho? — preguntó Yoochun alzando su voz antes de que él se marchase sin contestar absolutamente nada, y saliendo del bar con el rostro rabioso.


Cuando Junsu dejo de escuchar aquella amenazante voz, comenzó a hablar bajo la mesa:

— ¿En que diablos pensabas? Creí que me ibas a delatar, y mi corazón casi sale de mi boca —

Yoochun dirigió su mirada bajo la mesa, donde observó de nuevo los ojos asustadizos de Junsu cerca de sus piernas. Sorprendentemente sintió algo adorable en esa situación, incluso verle arrodillado sobre el suelo le hacia ver algo erótico en el 'infantil' hombre bajo la mesa.

— “¿En que diablos pensabas?” Esa misma pregunta debería formularte a ti — se quejó Yoochun — ¿Dónde diablos te enseñaron a tocar? ¿Qué son esas confianzas? — 

Junsu rió escandalosamente entre la penumbra: — Solo quería que cerrases los labios — explicó — No me avisaste de que podrías reaccionar así — ahora la cara sonrojada de Yoochun había sido la burla de Junsu. 

— ¡Cállate! — gritó, pero sin enojo, sino molesto — ¿Quién es? ¿Qué has hecho? No tienes la apariencia de ir haciendo cosas malas por ahí —

Junsu parecía incapaz de salir de su escondrijo, y hablo con sus rodillas sobre el suelo:— No hice nada malo por ningún lado. Simplemente rechace una proposición y ese lunático me persigue como perro de caza —

— ¿Rechazaste? —

— Sí, rechace a una persona — confesó Junsu alicaído — Cuando estaba con ella, él se comportaba realmente bien conmigo, ahora que quiero separarme, él quiere matarme. Digamos que es como el ‘hermano guardián’, pero no sé como clasificarlo —

Yoochun contuvo la risa: — ¿Cuñado? ¿De que drama has salido tú, Junsu? —

— ¿Ah? Te recuerdo quién de los dos estaba haciendo una escena melodramática antes… — le hizo recordar aquella escena de pareja que había presenciado al entrar en aquel lugar.

Yoochun no pudo contradecirle: — ¿Vas a salir de debajo de la mesa? — le preguntó.

— No, no hasta que se marche — Junsu convencido le miró desde abajo con brillantes ojos.

— Él ya se fue… — le comunicó, dando un ultimo vistazo a su alrededor envuelto de tabaco — Levántate — le ordenó. Junsu pareció dudar, pero definitivamente salió.

— Casualidad — dijo de pronto al incorporarse en el asiento, frente a Yoochun.

— ¿Eh? —

Junsu miró a su alrededor preocupado y continuó: — Estaba conduciendo, llegue a este bar de carretera y apareciste tú, con el mismo problema inverso. Yo rechace, tú rechazado —

Yoochun movió su cabeza a la vez en la que sonreía: — Es verdad, quien diría que tú serias el que rechazas, seria más normal al revés, tú serias sin duda el rechazado —

— ¿Estás bromeando? — y de nuevo estaba sonriendo entre el humo del lugar.

— No. Y tampoco bromeo cuando digo que no tengo modo de volver a casa — Yoochun movió sus dedos sobre la mesa, preocupado — Ella se marchó y obviamente se llevó consigo mi automóvil. No eres el único que tiene problemas —

— Insinúas que quieres utilizarme de taxi, creo que será impo…— (fue interrumpido).

— He sido abandonado, ¿Dónde esta tu hospitalidad? — ¿era tristeza lo que reflejaba aquella cara? Junsu se sintió de nuevo culpable. — Tengo mi corazón roto — exageró, y perdió cierta credibilidad.

— Actor — murmuró Junsu, pues sin duda eso era lo que debía de ser Yoochun — Esta bien, pero… no sé hasta donde llegaremos… te dije que no tiene apenas combustible — le recordó.

— No importa — Yoochun pareció decidido, miró hacia el exterior y añadió: — Ahora que la lluvia ha amainado, podríamos salir — Se levantó seguido por Junsu, y este último pago definitivamente la consumición. 


De ese modo ambos salieron al nublado exterior. Junsu intentó resguardarse tras los pasos de Yoochun, alerta por si aquel enfurecido hombre continuaba en el exterior.

— Él no está, Junsu — le tranquilizo leyendo su mente, y era cierto, allí fuera solo se encontraban ellos dos, la fortaleza de vehículos estacionados y el desértico paraje de una carretera vacía. La lluvia había dejado un grisáceo ambiente, y ahora el exterior de aquel bar de carretera parecía más deprimente que antes. 

Yoochun pareció echar un vistazo alrededor, confirmando que su auto no estaba allí, de ese modo Junsu comenzó a guiarle hacia su vehículo. Yoochun miró aquel extraordinario auto, y después miró incrédulo a Junsu.

— No sé si esta bien eso de subirme en el automóvil de un desconocido — bromeó cuando observo a Junsu introduciéndose en el interior, aguardando a que él hiciese lo mismo.

— No sé si esta bien llevar a un desconocido en mi automóvil — le rebatió. 

Yoochun finalmente se introdujo y posiciono en el asiento de copiloto. El ambiente en el interior era muy diferente, incluso se sintió extraño de estar allá sentado. Junsu se veía extremadamente bondadoso, pero igualmente parecía desconocido.

— No te sientes extraño. Viniste hasta aquí solo, pero ahora no lo estás — le dijo

Junsu pareció asombrado al darse cuenta de eso. Quedó en silencio unos segundos a la vez en la que ponía sus manos sobre el volante antes de hablar: — Es verdad. Y es mejor que marcharse solo. — ¿Por qué Yoochun le era tan familiar? Sentía que había visto antes a aquel hombre de cabello corto y pequeñas bolsas bajo sus ojos. Le era fácil conectar con él.

— Cuando empecé el trayecto, no sabia que en mitad del camino me quedaría solo. — Yoochun pareció reflexionar, y bajo su mirada. De pronto el interior del auto parecía más sombrío que el bar — Quizás, pensándolo ahora más detenidamente, siento que hice muchas cosas mal, y por eso acabo todo de este modo. — parecía recordar lo que hacia un momento había pasado en el interior de aquel lugar, aquella discusión que Junsu había visto... 

Junsu le miraba preocupado, soltó sus manos del volante (del detenido vehículo) y las acerco al rostro de Yoochun. No sabía por qué lo estaba haciendo, pero sus manos estaban rozando aquellas mejillas por si solas, quizás intentando consolar aquel triste rostro... 

Los rojizos labios de Yoochun, parecidos a una flor de forma de trompeta, sobresalían de su perfil como un puchero adulto. Junsu, entristecido al verle, se aproximó a él, y tentado de forma casi sobrenatural por aquella boca, acercó sus cerrados labios y le besó sutilmente. 

De forma inmediata, Yoochun se alejó un poco, quedando arrinconado en el auto y con el asombro reflejado en sus dos ojos abiertos, sin decir ni una sola palabra. 

Junsu tenía su cara envuelta en un color carmesí que se extendió por sus mejillas: — Lo de recién… fue muy extraño — titubeó llevándose la mano a los labios. Parecía tan asombrado por su propio acto como lo estaba su acompañante.

Yoochun quedó inmóvil observando el rostro sonrojado de Junsu, quien pareció extremadamente inseguro de lo que acababa de hacer, aún con su mano sobre la boca. ¿Estaba loco o quizás había sido contagiado por aquel mismo sentimiento al ver aquella insoportable expresión quebrada en la cara de Junsu?

Alcanzó la mano de Junsu y la retiró de los labios, se acercó de modo automático y le devolvió aquel beso de forma simple. No fue un beso normal, era lo más extraño que les había sucedido a ambos, pero a su vez era lo que mas habían necesitado en aquel momento.

Junsu abrió su boca encima de aquellos labios, y sin modestia abalanzó su lengua sobre aquel ardiente interior expuesto ante él. Fue un pasional beso que duró otros calientes segundos, antes de que Junsu se detuviese de nuevo para confesar:

— Yo había huido…, y como bien te dije antes, “rechace”, pero… porque también me sentía solo… No sabes cuanto… — su boca todavía ardía, y no existía una justificación para lo que había hecho (sólo la de “dejarse llevar”) — Así que yo sé muy bien que es sentirse solo en el camino. Y me molesta ver como ahora te deprimes, y allá dentro — señaló el bar que se veía tras la ventanilla — querías fingir olvidar la discusión que tuviste. Pues… olvídala de verdad, ¡ya! —

Junsu habló tan atropelladamente que Yoochun tuvo que seguir sus labios al hablar. Su escandaloso discurso hizo que el mayor impactara en el momento. No sólo era un chico vivaz y simpático, también tenia una pasión escondida y un dolor que dejo escapar en su frase. Yoochun fascinado y quizás subyugado por ello, besó de nuevo a Junsu en el interior de aquel auto, siendo correspondido con una oculta sagacidad del risueño chico (que cuando su rostro se mostraba sobrio se veía extrañamente sensual y diferente a cuando sonreía ampliamente). 

Besó sus gruesos labios hasta consumir la fuerza de ellos, para después rozar agotado su mandíbula. 
Le abrazó y ahora todo estaba más tranquilo que antes, su corazón parecía menos pesado que hacia unos minutos. Yoochun no podía entender cómo Junsu ejercía en él aquella extraña sensación de tranquilidad y olvido que pocas personas provocaban en uno mismo, e incluso había conseguido que unas cosquillas removieran su bajo vientre excitándole, e intuía que sino se alejaba a tiempo terminaría desnudo, y probablemente haciendo el amor desesperadamente con aquel inconsciente e insensato ‘chico risueño’ que había conocido.

Junsu sí se retiró a tiempo con un último pequeño beso que deposito cerca de los labios: — Gracias por abrazarme, Yoochun — ¿Desde cuando se agradecía esas cosas? De todos modos, Junsu dijo aquello mientras se alejaba con hermosos ojos.

— Junsu-ah — le llamó con voz ronca, intentando sobreponerse.

— ¿Qué? — Junsu retomó su posición en el asiento del piloto.

— ¿Quieres quedar en este bar de carretera de nuevo, una vez más? — le preguntó directo.

Junsu le miró con una sonrisa, pues no era un sitio especial, ni siquiera agradable, pero… se había transformando en un sitio natural, incluso especial.

— Sí — contestó e intento arrancar el automóvil — ¡Oh! — exclamó, mirando el contador — No queda combustible — comunicó preocupado.

Yoochun se llevó la mano a la frente — Idiota — susurró. — ¿Ahora que vamos a hacer? —
Junsu sin desearlo contestó con una revoltosa sonrisa que contestaba sin necesidad de hablar ...


- FIN -


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