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Arualthings

Seventh Heaven cap 6

El tacto de un dios


Los irremediables celos que sintió JaeJoong en esos momentos, lo cegaron completamente. Cruzó todo el jardín del spa, caminando lo más rápido que sus piernas le permitieron, gritando mentalmente un millón de groserías hacia la descarada escolar que se atrevía a mirar a YunHo de esa forma. De alguna forma, Kim se sentía vilmente engañado por ese masajista, sentía de pronto que tenía derecho a pedir explicaciones. Tal vez le causaría gracia si supiera que el castaño sintió lo mismo la tarde en la que lo vio besándose con KiBum.

Llegó rápidamente hasta donde se encontraban los hermanos. YooRi ya había soltado a su hermano y ambos conversaban felices sobre algo que Joongie no escuchaba, pero del solo hecho de verles la cara, ya lo ponía de nervios.

- ¡JUNG!- gritó imperante en el momento en que llegó a su lado. Ambos Jung voltearon para ver quien los llamaba, pero la mano de JaeJoong que tomó fuertemente el brazo del masajista fue más rápido. Lo giró violentamente hacia él, sorprendiendo no sólo a su hermana, si no también al mismo YunHo

- J… JaeJoong hy…-

- ¿¡¡QUÉ DEMONIOS SE SUPONE QUE ESTÁS HACIENDO!!?- estaba molesto. Muy molesto. Su cara desencajada de rabia daba miedo. YooRi estaba paralizada frente a su hermano.

- Yo… yo sólo…-

- ¡Aquí no se viene a juguetear con los clientes, Jung! ¡Se viene a trabajar!- claro que no era cierto. Si de hecho, el darle un poco de esperanzas a sus fans era parte de su trabajo. ¿Pero que importaba cuando esa mocosa se colgaba del cuello de el hombre que quería para él?, ¿Y desde cuando lo quería para él? Poco importaba reflexionar en esos momentos, no había tiempo de pensar mucho, sólo podía gritar.

- Hyung, te equivocas- YunHo se veía algo nervioso, pues su hermana era una persona extremadamente sensible y sabía que en cualquier momento lloraría

- ¿¡¡Crees que soy idiota!!? No soy tan inocente como para no darme cuenta las intenciones que…-

- Es mi hermana, JaeJoong-

- ¿¡Me quieres ver la cara!? Cómo va a ser tu…- cortó sus griteríos a la mitad, tratando de digerir lo que YunHo había dicho. Se quedó con la boca abierta unos segundos, aún con el seño fruncido y mirando directo a los ojos de YunHo, pestañando con un poco de lentitud, como si el castaño le hubiera hablado en chino.

-¿C… Cómo?- YunHo sonrió de la manera más dulce que JaeJoong haya visto en una persona.

- Ella es mi hermana, mi única familia. Jung YooRi- la cara del rubio se expandió, liberando la rabia contenida. Miró de reojo a YooRi, mientras retumbaba “única familia” en su cabeza. Recordaba perfectamente que su padre se lo había comentado cuando preparaban el contrato del alto. YunHo no mentía.

Y él aún no cerraba la boca.


- Buenas tardes JaeJoong oppa- saludó cortésmente la chica. Era tan hermosa, amable, dulce y respetuosa como su hermano. Tenía los mismos labios, la misma sonrisa. Era aún más hermosa de lo que JunSu había dicho. Una sorpresa tras otra, no permitía que JaeJoong cerrara la boca y permanecía con esa expresión de persona con problemas mentales.

- Tu hermana…- dijo de pronto, mirando al masajista nuevamente. Éste volvió su sonrisa más amplia y asintió. –… tu hermana…- esta vez miró a la chica quien también le sonrió.

Al fin hiló la situación que vivía en esos momentos con el escándalo que había hecho al llegar. Dejó salir de su boca abierta la risa más estúpida de la historia, contagiando también a los otros dos.

- YooRi, él es de quien te hablé ayer…- el rubio le sonrió a la chica un poco sonrojado – JaeJoong hyung, mi supervisor directo- y ahí estaba otra vez, ese maldito “hyung”. Ahora entendía por que odiaba tanto que lo llamara de esa forma, hacía parecer que estaban muy lejos de su alcance.

- YunHo, es la última vez que te lo digo. No me llames hyung- giró hacia la chica - ¡Hola! Soy Kim JaeJoong, pero puedes decirme Joongie- su personalidad cambió completamente, dando paso a ese JaeJoong que se solía ver más en casa que en el spa, ese JaeJoong de mirada limpia, profunda, sin miedos ni preocupaciones.

- Mucho gusto oppa. Me alegra conocerte-

Dicen que las personas suelen relacionarse con los demás por simple conveniencia, porque saben que obtendrán algún tipo de ganancia de ello. Tal vez fue eso lo que impulso al rubio a comportarse como lo hacía, porque lo que ganaría al ser extremadamente agradable con la chica se llamaba Jung YunHo. Fue por eso también que le preguntó millones de cosas con una sonrisa estampada en los labios, ignorando olímpicamente al castaño, para llevársela luego sin siquiera despedirse, asegurando que el la cuidaría y que se aseguraría de mantenerla entretenida hasta el final de su turno.

Y así fue como YunHo quedó nuevamente solo y admirado de la atracción que causaba su pequeña hermana en los demás.



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El bullicio de las fans, los teléfonos que sonaban incesantemente y las constantes ordenes de YooChun, ChangMin y JaeJoong cada vez que pasaban por la recepción, provocaron una terrible jaqueca en SiWon. Aún así, no podía gritarles a las jóvenes que al fin y al cabo hacían su sueldo, ni desobedecer a sus jefes, ni mucho menos dejar de atender los teléfonos.

- Recepción de Seventh Heaven. Buenas tardes…-

- Si… ¿SiWon oppa…?- la fina voz de una chica al otro lado.

- Si, soy yo-

- ¡¡¡¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!- los tímpanos del moreno retumbaron al punto de tener que alejar el auricular de su oídos – ¡¡MinJi, ven!!, ¡¡Es Choi SiWon oppa!!- otro grito agudo por parte de otra chica y SiWon cortó la llamada, molesto. Sabía que debía soportar los gritos ensordecedores de sus fans que lo visitaban, pero contestar teléfonos para dejarlo sordo era algo que simplemente no podía soportar.

Y nuevamente otro teléfono que sonaba. Tomó uno de los teléfonos.

- Recepción de Seventh Heaven. Buenas tardes…- pero nadie respondió. Levantó entonces otro auricular - Recepción de Seventh Heaven. Buenas tardes…- nada. Otro… - Recepción de Seventh Heaven. Buenas tardes…-

- SiWon, es tu teléfono móvil…- le gritó KiBum que también se veía de mal humor. SiWon se apresuro en contestar antes de que colgaran.

- Recepción de Seventh Heaven. Bu…- sacudió la cabeza para desactivar la grabadora que tenía en el cerebro – ¿Diga?- sus ojos se abrieron de sorpresa al escuchar la voz al otro lado de la línea. – Hola… muy bien, gracias… ¿Cómo?... no lo sabía… no te preocupes Li Yin, iré…- al escuchar ese nombre, KiBum giró la cabeza hacia su compañero -… hoy, si… está bien…- de pronto su expresión cambió, pasando de sorpresa a incomodidad. Apretó los ojos forzando sus palabras - … yo también… Adiós.- el más bajo negó con la cabeza. – KiBum… tengo que irme hora…-

- ¿Qué?, ¿Ahora?- preguntó sorprendido. El alto asintió sin muchas ganas, bajando la mirada.

- Tengo que ir a China…- esa frase siempre explicaba completamente las ausencias de Choi

- SiWon… ¿Hasta cuándo seguirás con esa mentira?- el alto no dijo nada, simplemente hizo un reverencia hacia su amigo y salió de la recepción rumbo a la oficina de JaeJoong.



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- HeeChul oppa, date prisa-

- Lo se linda, lo se…- HeeChul corrió hasta la silla donde se encontraba la chica que lo llamaba insistentemente – Y…. ¡Listo!- la giró hacia el espejo mostrándole su hermoso corte.

- ¡Muchas gracias oppa!- una clientes más que se iba enormemente, una clienta menos que atender.

- HeeChul oppa, es mi turno-

- Ya voy pequeña. Estoy solo hoy, a si que ten paciencia por favor…- el cansancio podía notarse en el rostro del pelirrojo que había tenido que soportar el triple de trabajo del que normalmente le tocaba, debido a la ausencia de su primo y su amigo.

La cantidad increíble de trabajo que había tenido ese día, hizo que extrañara aún más a sus compañeros de trabajo. Se preguntaba constantemente cómo estaban y perdía concentración en ello. Y aunque parecieran tediosas, sus clientas habían podido subirle un poco los ánimos diciéndole que pronto se recuperarían del “accidente” que habían sufrido. El pelirrojo agradecía la preocupación de sus fans y les hacía hermosos cortes y peinados que las dejaban satisfechas.

Poco a poco, el lugar se fue vaciando. El trabajo ajetreado lo había dejado agotadísimo, pero logró destensarlo del momento que vivía.

- Oppa, haz tenido un largo día hoy. Que bueno que soy la única, ¿Verdad?- el pelirrojo miró a su alrededor. Sin darse cuenta, había atendido a una cantidad enorme de chicas y en la sala ya sólo quedaba una última y la amiga que la esperaba.

- Si… que bueno…- contestó a la chica, pero por dentro se sintió decaído por ello.

La situación actual en la familia de HeeChul no pintaba muy bien para él. Se llevaba bien con sus ocupados padres en el diario vivir, pero nunca confió lo suficiente en ellos. La única vez que habló seriamente con ellos, fue para hacerles saber sobre su opción sexual. Su madre lo apoyó desde el primer momento y su padre no le habló por dos meses, pero poco a poco lo asimiló, aceptándolo luego completamente. No podía quejarse por los padres que le habían tocado, pero aún así jamás les hablaba de su intimidad. La única persona de su casa en la que confiaba ciegamente era su abuela, quien había fallecido hace cuatro meses atrás. Fue un golpe muy duro para él el perder a la persona que más quería y admiraba, recordando en cada rincón de su mansión todos los momentos que pasó junto a esa sabia y jovial mujer. Ahora más que nunca se sentía muy solo; sin confidente, sin amigos, sin nadie.

- Adiós oppa. Cuídate mucho-

- Adiós florecillas. Vengan a visitarme cuando gusten-

- Oppa- la amiga de su clienta llamó su atención – Por favor entrégale esto a KangIn oppa de mi parte- el pelirrojo sonrió

- Claro, no te preocupes- las chicas se despidieron y salieron de la sala, dejando a HeeChul bajo un silencio sepulcral.

Para no deprimirse más, decidió dar un paseo por el spa. Caminó lentamente por los pasillos y jardines, paseando su mirada por las pinturas, los paisajes, las clientas que deambulaban por el lugar. Llegó a punto en el que su mirada se perdió por entre los lugares, sumiéndose en lo más profundo de su conciente, planteándose tantas preguntas, tantos recuerdos. Avanzó sin fijarse donde, dejando que sus pies lo llevaran donde quisieran, que el camino decidiera su destino. Y su destino fue lo que menos esperó.

- HeeChul, ¿Ya terminaste?- KiBum lo miraba curioso. El susodicho levanto la vista y miró a su alrededor.

- Si. Veo que tu también- se acerco hasta el mesón de la recepción y se afirmó en éste.

- Si. Hoy fue un día horrible. SiWon me dejó trabajando sólo y tuve que atender el doble de clientes y de llamadas que lo normal-

- ¿Cómo puedes quejarte sólo por el doble? Yo trabaje el triple y no me costó nada…- el recepcionista sonrió y movió la cabeza, volviendo a concentrarse en la carpeta roja que tenía entre las manos. – Oye…-

- ¿Mmh?-

- Y…- un breve silencio reinó - … ¿Dónde fue tu amigo?- Kim levantó la cabeza instantáneamente. Alzó las cejas esperando algo más.

- ¿SiWon?-

- Si…- KiBum ladeó la vista hacia un lado. Había prometido no meterse entre ellos, pero la tentadora pregunta de su mejor amigo lo estaba haciendo caer. Buscaba su mirada, pero el pelirrojo lo esquivaba, como si hubiese preguntado la hora.

- Fue a China- respondió de golpe, observando atentamente la reacción del otro. HeeChul lo miró con los ojos muy abiertos.

- ¿¡A China!? ¿Se… se fue? ¿No va a volver?- el moreno no pudo evitar reírse.

- Claro que va a volver, tonto. Fue por los negocios de su padre solamente-

- Ah…- HeeChul asintió repetidas veces para hacerle saber que entendía.

- ¿Por qué la pregunta Chul?- el pelirrojo se encogió de hombros

- No lo se. Me cayó bien el chico…-

- Ya… - de pronto recordó algo que debía entregarle – Chul, espera…- fue rápidamente hacia una pequeña sala donde se guardaban implementos y salio con un dragón chino color verde de felpa. – Toma- apenas lo vio, a HeeChul se le iluminaron los ojos.

- ¡¡Que lindo, muchas gracias Bumie!! – recibió el regalo entre sus brazos y lo apretó con fuerza – Me encanta~-

De pronto, un grupo enorme de chicas entró al recinto, todas con celulares en las manos, seguramente enviando mensajes a sus amigas. Dos de ellas fueron directo hacia KiBum

- ¡KiBum oppa! ¿Es verdad que llegó un nuevo masajista al spa, que es hétero y está como quiere?- los dos amigos se miraron extrañados

- Supongo…- respondió el recepcionista. Las chicas chillaron de emoción y continuaron su camino hacia el interior del spa. - ¿Qué está pasando allá adentro?- preguntó al pelirrojo una vez que las jóvenes se habían marchado. HeeChul tenía su vista clavada en el pasillo por donde se habían perdido las clientas.

- No lo se, pero no me aguanto…- sin esperar más, salió a toda velocidad detrás de las chicas. KiBum siguió con la vista al mayor hasta que su cuello no dio más. La verdad es que él también quería ir a ver qué pasaba, ero no podía moverse. Suspiro resignado y volvió su vista al frente nuevamente.

- ¡HOLA!-

- ¡¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!- KiBum quedó sentado en el suelo de la pura impresión. Al darse cuenta quien era, rápidamente se puso de pie y lo miró con el seño fruncido - ¡Yah! ¿¡Quieres matarme verdad!? Es que no puedes comportarte como un ser normal…- la persona enfrente de él no respondió, sólo estaba ahí de pie, con una adorable sonrisa y su mirada cristalina.

- ¿Por qué tan solito? ¿Y tu novio súper odioso? ¿Y mi amigo SiWi?- miró hacia los lados buscando a los mencionados.

- Ya te dije que JaeJoong no es mi novio y debe estar trabajando. SiWon no es tu amigo, es MI amigo y tuvo unos asuntos que atender hoy- buscó algo que hacer para evitar a ese fan que tenía encima. No encontró nada y el chico seguía ahí.

- Oye, ¿Crees que tu novio se enoje si te saco a pasear por ahí?- ese hombre realmente lo exasperaba. KiBum se consideraba una persona con mucha paciencia, pero increíblemente, su fan lo llevaba a límites inimaginables.

- ¿¡PUEDES DEJAR DE MOLESTAR!? YA TE LO DIJE, JAE YA NO ES MI NOVIO- se sorprendió de sus propias palabras, tal vez más de lo que se sorprendió el chico. Ese “ya” cambiaba completamente el sentido a la frase, poniendo al descubierto lo que el pensaba de su extinta relación con el rubio.

- … ¿Terminaron?- preguntó el hombre aún sorprendido. El moreno bufó y le dio la espalda – Lo siento KiBum… - KiBum bajo la mirada, triste. Le había gritado más por la rabia acumulada que lo que ese chico molestaba. En realidad no era tan malo… - … lo siento, pero yo te lo dije ¿Recuerdas? Te dije que JaeJoong sólo juega con las personas. Yo fui su compañero desde los 16 hasta que nos graduamos, debiste haberme hecho caso. Pero eres tan terco, nunca me escuchas…- habla tan rápido y tantas estupideces, que rápidamente le colmó la paciencia. Se dio media vuelta para encararlo y matarlo si era necesario para que se callara un segundo, pero tuvo que comerse toda su rabia al ver un pastel hermoso y un tierno osito de felpa. – Debes tener hambre-

Era increíblemente insólito, pero era así. La facilidad de su fan por hacerlo enojar de esa manera, era casi igual a la facilidad que tenía para hacerlo feliz cuando pensaba que ya nada lo haría. Aunque no lo admitía ante nadie, era con el único con quien podía sonreír abiertamente.

- Gracias- le dijo con una enorme sonrisa al recibir los regalos.



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EunHyuk era muy feliz por la relación que llevaban sus dos mejores amigos y odiaba verlos peleados, aunque pasara siempre. En cada pelea de la pareja, el pelinaranjo buscaba la forma de hacerlos entrar en razón, de arreglarlos como fuera, sólo para ver esa sonrisa en sus rostros cuando todo iba bien. Pero todo lo que tiene pros, también tiene contras, y su contra era el que ambos se pusieran de acuerdo para molestarlo.

- ¿Ah si?- le pregunto el ratón a su novio en voz alta, para que el mono lo escuchara. - ¿Estaba con una chica en el jardín? Eso es más raro que un pescado con hombros- ambos reían a carcajadas. EunHyuk estaba ordenando los regalos de JunSu en el mesón, cuando en realidad lo único que deseaba, era lanzarle todas esas cosas al par para que se callara de una vez por todas.

- Seguramente estaba tratando de ligársela, pero era tan obvio que la chica ni caso le hacía- más y más risas. Así, una tras otra, fueron cayendo las bromas pesadas de los miembros del spa. Pensó que resistiendo los ácidos comentarios de ChangMin había superado la prueba de fuego, pero no había caído en la cuenta que el YooSu unido jamás era vencido.

- ¿Y la chica era muy bonita?-

- ¡Si, era muy muy muuuy linda Chunnie! Tenía una carita así toda cute. Era tan adorable- con gestos, el delfín le daba énfasis a su relato, mientras que su novio actuaba como si estuviera muy interesado, mientras miraba de vez en cuando al mono que estaba de espaldas.

- Esta es la sala que te dije YooRi… ¿Ves? Es muy linda- al escuchar la voz de JaeJoong, Kim prestó atención a la entrada de la sala. Al escuchar el nombre de la adolescente, EunHyuk y YooChun lo siguieron. – Micky tacando al delfín de nuevo…- comentó el rubio al ver a su amigo. Detrás de él, apareció la pequeña Jung, caminando tímidamente y mirando todo a su alrededor.

- ¡Chunnie, ella es!- al escuchar la frase de su novio, Micky abrió los ojos sorprendido. A la vez, la adolescente se dio cuenta de la presencia de ambos, mirando primero a JunSu y luego a YooChun.

- ¿YooChun oppa?- preguntó tímida - ¡YooChun oppa!- exclamó esta vez, estando segura de la identidad de ese hombre. Corrió hacia él y lo abrazó muy fuerte, dejando perplejo a los otros tres. – Oppa, no sabía que estabas aquí. Me alegra verte- Micky sintió la mirada acusadora de su novio. Le regaló una sonrisa bastante nerviosa y giro a Jung hacia él

- YooRi, el es mi novio JunSu. Su, ella es la hermana pequeña de YunHo, ¿Recuerdas que te hablé de él?-

- Ah ¿Él es tu novio? ¡Tiene una carita así toda cute! Mucho gusto, JunSu oppa- de un instante a otro, JunSu paso de odiarla con toda su alma, a amarle y hacerle un altar en su mente.

- ¡Tu también eres muy linda! Mucho gusto YooRi – los dos hicieron una reverencia al mismo tiempo golpeándose la frente. Se levantaron sonrojados y tocándose su respectiva zona afecta.

- YooRi- interrumpió JaeJoong – Él es HyukJae. Compañero de JunSu- en todo el tiempo que la chica estuvo ahí, había ignorado completamente al pelinaranjo, logrando que este se sintiera realmente mal, por lo que su respuesta fue algo fría

- Ya nos conocemos JaeJoong- y no sólo era la actitud de la chica, si no también lo horrible que le caía el rubio. YooRi en cambio, no había reparado en su existencia hasta ese momento, sorprendiéndose al verle justamente ahí.

- ¡Oh! Lo siento mucho, no te había visto- EunHyuk giró hacia el mesón volviendo a su labor. Al no obtener respuesta, la chica se acercó – Me alegra saber donde trabajas… ¿Qué es eso?- preguntó apuntando unos chocolates.

- Regalos de las fans…- definitivamente, YooRi era de esas personas que no se podían odiar, EunHyuk lo notó en ese instante

- ¿Y puedo traer uno también?- el mono la miró sorprendido. – Yo se hacer unos dulces caseros, ¿Te gustan los dulces oppa?- sin quererlo, la sonrisa se escapó y volvió a concentrarse en ordenar, aunque esta vez estaba algo más sonrojado.

- … Me gustan los dulces…- dijo con una voz casi inaudible. Mientras no la tuvo cerca, el mono no comprendía como había estado junto a esa pequeña sin tratar de ligársela, pero ahora que la tenía nuevamente encima, su mente veía todo muy claro.

Tan claro que le daba miedo.



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En el aeropuerto de China, SiWon pasó del avión a un helicóptero enviado por el amigo de su padre. Llegó hasta una residencia enorme, llena de césped verde y luego una enorme y hermosa mansión. SiWon bajó del helicóptero y camino hasta la residencia. Al entrar, se encontró con su padre, el dueño de casa, su esposa y la hija de ambos.

- Bienvenido SiWon- habló en chino el dueño de casa.

- Gracias por invitarme- el alto hizo una leve reverencia hacia el magnate

- SiWon, ¿Tuviste un viaje pesado?- la chica sonreía con ternura, expectante.

- No LiYin, fue muy agradable-

Él y la chica habían sido amigos desde pequeños. Ella no podía tener muy buenos amigos ya que sus padres le prohibían entablar amistad con gente que no estuviera a su altura. Fue educada en su casa y se le dio todo cuanto quiso. La vida que llevaba desde hace 20 años la habían convertido en una mujer extremadamente caprichosa y egoísta, que no admitía un no por respuesta. De los pocos amigos que fue teniendo, terminó por quedarse sólo con el heredero de los Choi, quien era educado con ella, le sonreía siempre y le hacía caso en todo sin chistar. Esa humildad mezclada con elegancia, convirtió al moreno en el mejor amigo de la china y en la mano derecha de su padre a la hora de hacer negocios con la familia.

La comida terminó sin mayores contratiempos, con conversaciones triviales y aburridísimas para el alto. Luego de eso, los cinco fueron hasta los jardines de la mansión para continuar la plática. La muchacha no le soltó el brazo en ningún momento.

- SiWon, había mucho ruido cuando hablamos, ¿Dónde estabas?- el susodicho miró de soslayo a su padre, quien le hizo un gesto disimulado.

- Estaba…- le costaba mentir, pero siempre su padre lo arrinconaba a ello – en una… ¡Muestra! Si… una muestra de…- esta vez para salvarle el negocio, HeeChul apareció en su mente nuevamente - … reliquias milenarias- y no es que el extravagante Kim fuera una reliquia, no. Su relación con el tema era, más bien, la interesante historia contada por KiBum.

SiWon y KiBum buscaban entre las vitrinas el regalo que el primero buscaba para su madre que pronto estaría de cumpleaños. Entraron a una tienda muy colorida, lleno de cosas hermosas por ver y comprar. Pasearon un rato por ahí, hasta que el más alto encontró lo que buscaba. Se encaminó a la caja para pagarlo, cuando llegó casi corriendo KiBum con algo entre las manos

- ¡SiWon, espera! Pasa esto también, luego te lo pago- entre sus manos traía un dragón chino de peluche. SiWon miro el artículo muy curioso

- ¿Y esto?- preguntó luego de inspeccionar el objeto. KiBum dejo escapar una sonrisa pícara.

- Es para HeeChul- inmediatamente pudo notar como el moreno se sonrojaba

- He… ¿HeeChul?- su amigo asintió - ¿Le gustan los peluches?-

- Le gustan los dragones. Colecciona dragones de todos tipos. Si alguna vez visitas su casa, pídele que te muestre su colección, es grandiosa. HeeChul dice que los dragones son seres milenarios realmente fantásticos-


- SiWon…- la china sacó al joven de sus pensamientos – ¿Te gustan las reliquias?- Choi asintió - ¡A mi también! Tenemos tanto en común…-

- ¿Si?- la chica asintió - ¿Te gustan esas cosas LiYin? No lo sabía…-

- Si, me gustan mucho. De hecho, hoy habrá un evento de beneficencia en casa de un amigo de mi padre. Dicen que hay un articulo grandioso, ¿Quieres acompañarme?- SiWon tenía pensado volver ese mismo día a Seúl, pero cuando se trataba de ella, no tenía más remedio que obedecer. Asintió.

- Debo comprar ropa primero…-

- ¡¡Compras!!- la morena tiró de Choi, haciéndolo retroceder unos pasos – Vamos ahora. ¡Papá, voy de compras!- gritó la joven a su padre en lo que se alejaba – Luego iremos a comer y después iremos a la subasta, ¡Adiós!-

Esta vez, se trasladaron en un jet privado hasta el aeropuerto de Hong Kong. Desde allí fueron en una limusina hasta el más exclusivo centro comercial. Una vez allí, se adentraron y pasearon mirando las vitrinas de las tiendas. Por supuesto, la muchacha fue quien escogió toda la ropa que SiWon compró. El chico podía resistir sin problemas la exigente rutina de compras de LiYin, abalado por años de práctica con la hija del magnate.

Tal y como ella había dicho, luego de las comprar, pasaron a un lujosos lugar a cenar. La china habló durante toda la cena, hasta que llegó el momento de prender rumbo a su última parada.

Llegaron en poco tiempo, pues quedaba cerca. SiWon pidió permiso y entro a una de las salas a cambiarse mientras llegaba el resto de los invitados. Para cuando terminó, ya todos estaban presentes y listos para dar comienzo a la subasta. El primer artículo era una famosa pintura llamada “Atemporal”, la cual llamó mucho la atención de Choi, incluso le pareció que se asemejaba a alguien que conocía, pero prefirió mantenerse al margen. Seguido de ese, otros dos artículos pasaron, sin llamar mucho la atención del alto. Después el anuncio de un nuevo artículo fue anunciado.

- Ese es…- susurró la chica en el oído de SiWon. Al verlo, él también quedó maravillado, no solo por su esplendorosa forma, si no también por la importancia que figuras como esas habían tomado para él. Se hizo la descripción del objeto:

“Llamada por los acreedores de su época “La Fortuna”, este dragón de oro era uno de los objetos más buscados para la guerra. Se creía que quien lo tuviera en su poder, obtendría el éxito”

SiWon no pudo escuchar nada más, hasta que comenzaron las ofertas. Sin pensarlo siquiera, levantaba una y otra vez la mano, decidido a quedarse con aquello que le había arrebatado la mirada.

- Sesenta mil a la una, sesenta mil a las dos… ¡Subastado en 55.000 RMB al joven!- una suma bastante grande por el objeto, que provocó la atención de todos los presentes quienes, luego de terminada la actividad, se acercaban a Choi para saber quien era.

Esa adquisición había venido consigo varios beneficios, entre ellos el haber hecho conocido su apellido y su empresa entre esos estirados y también el haberle dado algo de esperanza con el pelirrojo. SiWon no dudaba que ese dragón, era el Gran Dragón de la Suerte.



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Luego de entrar a la sala de los dermatólogos, sintió que sobraba. YooChun y JunSu habían empezado nuevamente con sus arrumacos, mientras YooRi y EunHyuk comenzaron una animada conversación de la nada. JaeJoong salió por un rato con la excusa de ir a comprar refrescos. Camino desganado por los pasillos del spa, tratando de hacer que el tiempo pase rápido, cuando se dio cuenta de la presencia de muchas chicas en uno de esos pasillos. Llevado por la curiosidad, siguió la densidad de la masa hasta toparse con una enorme sorpresa.

- Pero demon…- la sala donde, se supone, estaba trabajando YunHo, esta hasta al tope de chicas que se empinaban para mirar hacia adentro. Entre tantas cabezas, logró ver a una extremadamente distintiva. – Chul ah, ¿Qué pasa?- el rubio se acercó a su primo, apoyando la mano en su hombro y empinándose también.

- No lo se. Al parecer el sexy masajista se hizo fama más rápido de lo que todos imaginamos- como pudo, JaeJoong se hizo paso entre la gente hasta llegar a la zona más reservada del lugar, donde se llevaba a cabo el masaje. Justamente, en esos momentos Jung atendía a una mujer que ocultaba su cara entre sus brazos doblados, tenía una pequeña toalla que cubría su trasero, dejando todo lo demás al descubierto de las manos expertas del castaño.

- ¿YunHo?- lo llamó al darse cuenta lo concentrado que estaba - ¿Qué pasa aquí?- el aludido levantó la vista.

- Oh, JaeJoong ah. Al parecer ya me hice famoso- se veía bastante alegre y eso tranquilizó un poco los nervios de Kim – No quiero ser descortés, pero debes salir. La dama puede sentirse mal…- justo en ese momento, la mujer levanto la cabeza con el cabello algo revuelto y los ojos cerrados y algo arrugados por el contacto con la luz.

- Si hijo, hazle caso a YunHo ssi y espera afuera…- el rubio no podía creer lo que veía. Abrió los ojos a más no poder.

- ¿¡Eomma!?- efectivamente, era su santa madre quien estaba prácticamente desnuda y entregada completamente al masajista.

- Hijo, que modales son esos… compórtate.- la madre de JaeJoong volvió a su posición inicial. YunHo detuvo su masaje y miró curioso a la mujer

- ¿Es la madre de JaeJoong?- preguntó de forma algo inocente. La mujer volvió a levantar la cabeza, esta vez con una sonrisa, para dirigirse al castaño.

- La que viste y calza. Ay, por favor no pares… ibas tan bien…-

- Lo siento…- sin más, YunHo continuó con su labor y JaeJoong salió cien veces más pálido de lo que era, aunque no le preocupaba, ya luego recuperaría los colores de tanto gritarle a su madre.



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Horrible era la palabra que describía exactamente la semana de SungMin. Realmente estaba cansado de tener que convivir con ese tipo que se hacía llamar amigo de su querido Wookie, cuando él sabía perfectamente cómo lo miraba y le hablaba. Era tan falso y tan odioso y tan todas las cosas horribles que se le ocurrieran. Porque si, el podía verlo en sus ojos, ese KyuPyu o KyuKyu o como se llame, no era un niño de bien, no; no era un hombre de buenas intenciones, no. El sólo quería “eso” de Wookie… sólo “eso”. En su desesperación por tratar de liberar a su pobre amigo Wookie de ese lobo con piel de oveja, había intentado meter por los ojos de su pobre amigo Wookie al mismísimo señor del terror de las camas, al mismísimo YeSung.

El estilista no era un santo, eso estaba claro; pero más valía diablo conocido que diablo por conocer… y YeSung era un diablo muy diablo, pero bien bien conocido. No había nadie en el spa que no conociese su fama de casanova, bueno excepto ese que había llegado hace poco en el spa… ¿Cómo se llamaba? Bueno, pero no importaba mucho porque también le cayó horrible, tanto que ni siquiera se tomó la molestia de saludarlo cuando pasó junto a él esa mañana. Y tenía motivos, uno en particular que era muy importante: todos, absolutamente todos los que se veían calladitos y decentitos, eran horribles.

Pero no su pobre amigo Wookie, no. El era un ser puro de verdad, de esos que ya no hay; eran todos los demás los falsos. Y él, como real amigo que era, debía protegerlo ante todo y todos aquellos que quisieran hacerle daño. Sabía que no debí decirle nada si quería que su plan funcionaria, si quería que su Wookie fue realmente feliz.

- ¡Ya te dije que no es eso! Vete ya, puede llegar alguien…- la voz de su amigo lo paralizó delante de la puerta de la sala de maquillaje. Seguramente estaba hablando con ese KyuTiong, ¡Uy! Pero ya se las vería con él.

- Que… ¿Tienes miedo que llegue alguno de tus amiguitos salvadores?- esa no era la voz de Kyu-algo. Era la voz del diablo más diablo y más conocido por todos. – Mira, ya me cansé. Si quisiste meterte conmigo sabías exactamente para qué. Odio los jueguitos de niño…- SungMin acercó su oreja a la puerta para escuchar mejor – No te lo volveré a repetir. Tienes hasta 10 para llegar, ¿Entendido?- el conejito sintió que YeSung se aceraba con intensiones de salir y se apresuró en buscar un escondite. Justamente, YeSung salió algo enojado de la sala, para perderse luego por el pasillo.

SungMin miró la puerta entre abierta de su lugar de trabajo. ¿En qué líos se había metido su pobre amigo Wookie? Tal vez intentó algo con el pelinegro, aunque realmente lo dudaba. Pero algo en su corazón le decía que algo, alguna cosa en esa relación, no pintaba bien.


Pobre… pobre de su amigo Wookie…



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Un nuevo día llegaba a Hong Kong y Choi SiWon ya estaba pegado la puerta, desesperado por irse. Jamás pensó que extrañaría tanto ese spa lleno de niñas chillonas, de homosexuales públicamente declarados, y en general, lleno de gente completamente desquiciada. À pesar de todo, realmente le hacía falta estar escuchando gritos y chismes todo el día. Sin darse cuenta, no sólo sus ansias por ver a aquel hermosos ser que le robó el corazón eran el motor que lo llevaba al recinto de lunes a viernes, ahora también eran esa pequeñas grandes cosas, que hacia de su día a día una gran historia para contar.

Sentado ya en el asiento del avión rumbo a Corea, jugaba con el dragón de oro que tenía entre sus manos. La hora de entregar el objeto estaba cada vez más cerca, haciéndolo sentir inseguro. Recordaba el número infinito de veces en que sus amigos le aconsejaban que debía tratar de acercarse al pelirrojo. Ahora, por una acumulación de fuerzas de todas esas veces, había dado el primer paso para hacerlo, pero, ¿Qué decía? Tal vez HeeChul podía sentirse ofendido o muy comprometido con el regalo, pero era sólo un regalo. Sacudió su cabeza para tratar de ahuyentar esas ideas de su cabeza. Lo había decidido desde el momento en que vio ese hermoso dragón: no importa el resultado, ese tenía que ser el recuerdo inolvidable de Choi SiWon para Cinderella. Su Cinderella.

Luego de viajes y más viajes, llegó finalmente a su destino. No se preocupó de saludar a nadie, ni tampoco de ver a nadie. Caminó directo hasta la sala de trabajo de su tormentoso pecado y golpeó levemente la puerta para después poner sus manos con el regalo a sus espaldas.

HeeChul abrió la puerta con la duda marcando su rostro. Primero porque no era hora de atender clientes y segundo porque sus amigos jamás tocaban la puerta antes de entrar. Pero al abrir la puerta, se encontró con la respuesta. Siempre tan rojo y sonriente, Choi SiWon lo saludó.

- ¡Vaya! ¿Tan rápido volviste?- se hizo a un lado para que el alto pasara.

- ¿Sabías que me había ido?- preguntó curioso. En ese momento, HeeChul se puso nervioso.

- S… Si. Es que… ayer no te vi y le pregunte a KiBum. Él me lo dijo- si Choi había tenido dudas en el pasado con respecto al regalo, éstas se habían disipado completamente. Kim HeeChul, el mismo que le robaba el sueño, había preguntado por él en su ausencia.

- Ah, ya veo…- respiro profundamente y continuó – Yo… KiBum me dijo… durante el viaje – no podía expresarse bien y eso se podía notar en la cara del pelirrojo, e incluso en la propia. Era como si de pronto había olvidado hablar coreano. Inspiro todo lo que pudo.

- No entiendo lo que…-

- Toma- lo dijo de forma casi imperante, cuando súbitamente le extendió una caja negra y muy elegante al mayor – Es para ti. Espero que te guste-

HeeChul abrió lentamente la caja, esperando encontrar cualquier cosa. Bueno, todo menos lo que vio.

- KiBum me dijo que te gustaba coleccionarlos. Creo que es una buena adquisición-

No podía hablar, la emoción lo había llenado por completo, robándole el habla. No podía pestañar, pensaba que si lo había rompería en llanto. Pero por más que trató, nada pudo evitar lo inevitable. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos de forma silencio, pasando desapercibidas por el menor hasta que el pelirrojo comenzó sollozar.

De todas las cosas que tenía, era precisamente aquella pieza la que había soñado día y noche tener. Era un sueño heredado de su abuela, aquella persona tan importante que había fallecido hace poco. Ella soñó toda la vida con ese hermoso dragón chino de oro, reliquia de una guerra cruda que acabó con la vida de su marido, abuelo de HeeChul. Cuando era pequeño, su abuela siempre le hablaba de aquella reliquia que algún día encontraría

“HeeChul, tu eres como ese dragón. Eres un ser único, valioso y especial, pero no por el valor monetario, sino por el espiritual. Igual que el Gran Dragón de la Suerte, llegará el día en que una persona te valorará por lo que realmente eres, no por los beneficios que puedas entregar. Si alguna vez encuentras al dragón de oro, atesóralo como lo más preciado”

Gracias a ello, HeeChul había tomado un gran aprecio por cualquier cosa que tuviese forma de dragón, sin dejar de lado claro, su búsqueda incesante de esa bella reliquia histórica.

SiWon, por su parte, no sabia que hacer. No sabía si tratar de consolarlo o salir corriendo por ser el tipo más idiota del mundo. Él, solo él podía hacer llorar a HeeChul de esa forma con un simple regalo. Sin embargo, su corazón se paralizó al escuchar esa palabra que salio de los finos labios de su Cinderella.

- Gracias…- le dijo, mientras las lágrimas seguían cayendo por su pálida piel. – Choi SiWon, gracias- lo miró directo a los ojos y el moreno creía estar en el cielo.

Pero, como si esto no fuera suficiente para el corazón de SiWon que ya saltaba como loco dentro de su pecho. HeeChul le extendió el dragón para que lo sujetara unos segundos. Al hacerlo, el pelirrojo tomo el colorado rostro de SiWon entre sus manos y lo besó


… Si. Lo besó…


Apretó sus labios contra los del más alto, hasta ponerse de puntillas. Impresión es una palabra pequeña para lo que Choi sintió en ese momento. Sentía que fuegos artificiales explotaban por todo su cuerpo y que a la vez, miles de cosas incomprensibles pasaban por su cabeza. Sólo atinó a cerrar los ojos, convencido que esto tenía que ser verdad.

HeeChul no se detuvo ahí, y movió un poco sus labios, atrapando el labio inferior del moreno. Se quedó así unos segundos y luego se alejó, sin mirarlo, y volvió a tomar la figura entre sus manos. Suspiro, ya sin llanto, con la sonrisa más sincera de toda su vida.



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JunSu iba rumbo a su trabajo en Seventh Heaven. Cantaba aquella canción que su novio siempre cantaba contra sus labios. Pensaba en esa persona, ese ratón coqueto que lo tenía así de enamorado. Jamás creyó que una persona podía contener tanto sentimiento dentro. Creía incluso que si acumulaba tanto amor explotaría, aunque luego se reía al hacer la imagen mental en su cabeza.

Ciertamente, su humor y personalidad cambiaban radicalmente cuando estaba bien con YooChun. Y es que cuando Chunnie era para él, todo en el mundo lo era. No había tristeza ni maldad en ningún lado, el mundo vivía en paz y todos, al igual que él, eran inmensamente felices.

De pronto, un auto negro de vidrios polarizados comenzó a avanzar junto a él. JunSu se asustó al principio, imaginando que tal vez eran unos gángsters que querían sacarle dinero a la familia de YooChun y que querían usarlo a él como señuelo; o que tal vez era el presidente que por fin había descubierto al hombre más capacitado de su país para aceptar una misión ultra secreta de alto riesgo, y el andaba en una facha horrible y sin gafas ni nada. Pero no era nada de eso, de hecho, era algo bastante más desagradable.

- Kim JunSu- el nombrado se detuvo y saludo con una reverencia

- Tanto tiempo sin verle señor…-

- Sube. Tenemos que hablar-

- Si señor Park-



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YunHo había hablado el día anterior con su superior para llegar algo más tarde al spa. YooRi le había dicho que debía ir a su instituto para llenar unos formularios y firmar unos papeles como apoderado de su hermana menor.

Ya había terminado con todo eso, y ahora entraba al spa lleno de energías para hacer lo segundo que más amaba en la vida: dar masajes. Entro de prisa por la puerta principal de Seventh Heaven, dándose cuenta de inmediato que SiWon aún no había llegado y que sólo estaba KiBum. Sintió lástima del joven al pensar en la cantidad de personas que tendría que atender sólo ese día. Frente a él y de espaldas a la entrada, había un hombre con una chaqueta negra, jeans y una mochila que había dejado tirada en el piso, conversando con el recepcionista que no le ponía muy buena cara.

Al pasar mas o menos a su altura, el moreno de dio cuenta que YunHo venía llegando al spa y asintió levemente con la cabeza a manera de saludo. El castaño lo imitó pero con una amable sonrisa. Iba a continuar su camino cuando alguien lo llamó

- ¿¡YunHo!?- esa voz le sonó familiar, pero pudo adivinar quien era. Al dar la media vuelta, pudo apreciar de frente la identidad de ese chico - ¿Jung YunHo?-

El masajista no lo podía creer. De todos los lugares que habían en Seúl lo fue a encontrar justo ahí, en el Séptimo Cielo.

- ¿DongHae?-


5 Comentarios:

  1. Anónimo6/27/2009

    waooooooo de veras se me cierran los ojos pero esta de lo mas interesante es gracisoso pero como describes a junho es ocmo lo imagino educado serio y comprometido con los suyos sigelo pronto y saludos desde canarias

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  2. Anónimo6/28/2009

    wow..me ha gustado.. sigue subiendolo...esta genial..!!

    bueno m voy cuidate...!!

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  3. yun-yun6/28/2009

    wooo *_*
    lo dejaste demasiado interesante T___T
    me kede con ganas de mas

    espero que subas pronto la continuacion>_<
    sigue asiii~~

    v(^-^)

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  4. Anónimo8/16/2009

    hahaha joongie casi de desgreña a la pobre hermana de yunho

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  5. H1MB33R37/04/2010

    Hahahahahahaha tnes idea de cuantas veces nos ha pasado eso a mi hermano y a mi hahahahaha (bno n l momentho no s nada diverthido pero vistho dsd esthe puntho si) jajajajajajaja lo mas gracioso s q los novios simpre hacen lo mismo x los dos lados (las novias d mi hermano y mis novios) tipico "t vi con un/a xav@ qn era¿? m estas poniendo las cuernos" "era mi herma@" "tu herman@¿?" "si mi herman@" "ah thu herman@" " si ya te lo he dixo como 3 veces" "ajaja (risa nerviosa"

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