Cielo de Amor cap 1

La nieve cae lentamente, llenando el paisaje de un blanco puro. Hace frío… mucho frío, pero aquí estoy de nuevo, tal como lo prometimos hace muchos años. Prometimos que vendríamos juntos cada año, pero no lo cumplimos ni una sola vez.
Es increíble lo poco que ha cambiado éste parque después de tanto tiempo. Se ve exactamente igual que hace 7 años, cuando todo comenzó. En este lugar es donde empezó nuestra historia, donde comenzó de verdad. Suspiro, mientras pienso en lo que pudo ser. En lo que nunca será.
Lentamente me pongo de rodillas frente a ese pequeño jardín, que ahora está completamente vacío, excepto por la nieve que sigue cayendo sin cesar. Con mucho cuidado dejo sobre la base de concreto esos guantes pequeñitos de estambre que ya son tradición, y un ramo de Baby's Breath.

Hago exactamente lo mismo que hicimos cuando la perdimos. A ella. A quien con tantas ansias, sueños e ilusiones, esperábamos. Antes de que comenzaras a evitarme, a aislarte. Aún ahora que sé la verdad, me pregunto si me culpabas por lo que pasó. Si me llegaste a odiar aunque sea un poco por no haber podido protegerla.

Puede parecer raro, ¿no? Para cualquier persona que me viera en este momento. ¿Qué hace un hombre de mi edad, solo, a mitad de la noche del 24 de diciembre en un parque, en vez de estar ese día con mi familia?
Bueno, les diría, ésa es una larga historia.

Mi nombre es Junsu. Kim Junsu. Tengo 23 años, y ésta es la historia de mi primer amor.
Escuché una vez que el primer amor jamás se olvida… creo que eso es verdad. Porque yo… no puedo olvidarte.

Creo que si ese día no te hubiera conocido, no habría conocido lo que es el dolor, el sufrimiento, la impotencia, la tristeza… Pero tampoco habría conocido la alegría, la calidez, el amor, y esa sensación de felicidad absoluta…

Aún recuerdo todo como si sólo hubiera pasado un día… Aunque quiera, no puedo evitar que mi mente reproduzca una y otra vez nuestros momentos juntos. Tu imagen invade totalmente mis pensamientos.

¿Cómo estarás ahora?

///

La primavera podía adivinarse en el ambiente. No hacía demasiado calor, aunque el sol brillaba en un despejado cielo azul. El aroma de las flores frescas flotaba en el aire. Era exactamente el tipo de clima que le gustaba a Kim Junsu.

Éste era su primer año de preparatoria y estaba un poco nervioso. Llevaban apenas dos semanas de clases y ya podía sentir que sería totalmente diferente a la secundaria. Pero ni siquiera eso podía derrotar su ánimo.

Junsu estaba sentado en su pupitre esperando a Hyukjae, su mejor amigo, que había ido a quién sabe dónde. Últimamente parecía hacerse costumbre en ese chico de dejarlo solo. Como sea, mientras esperaba, dejaba su mente volar, viendo el hermoso cielo azul.

—¿En quién piensas tanto, eh? —escuchó la voz de Hyukjae justo a un lado de él, lo que lo sobresaltó un poco.

—¡No seas bruto, me asustaste! —dijo—. Además no pienso en nadie… todavía. Pero la verdad, si quiero enamorarme —confesó, enrojeciendo un poco.

—Aaaww, nuestro Junsu está creciendo… Qué tierno —bromeó Hyukjae, ganándose un leve golpe en el brazo, que lo hizo reír—. Sólo bromeo… De hecho… a mí me gusta alguien —terminó en un susurro.

—¡¿Qué?! —gritó Junsu, quien era un poco escandaloso, cabe mencionar—. ¿Y por qué no me habías dicho nada? ¡Eres el peor mejor amigo de la historia!... ¿Por eso te me escapas últimamente, verdad? Ya decía yo que eso era medio raro. ¿Quién es? ¿Va en nuestro grupo? ¿Es de esta escuela? ¿Cuántos años tiene? ¿Le gustan los deportes? Porque a ti te gustan los deportes, sobre todo el fútbol, igual que a mí, y además…

—Junsu… cálmate, respira —interrumpió Hyukjae, tomándolo por los hombros—. ¿Cómo quieres que te conteste si no me das tiempo ni de hablar?

—Perdona… Es que me emocioné. Ya sabes cómo soy.

—Sí, lo sé… Pero bueno, si quieres saber quién es, acompáñame cuando termine la clase, ¿sí?

—¡De acuerdo!

///

Junsu espiaba el pasillo inquietamente, ansioso por ver a la persona que había logrado flechar al solterón empedernido que era Hyukjae. Seguro tenía que ser una chica muy hermosa, o un chico muy atlético, porque de ese tipo le gustaban las personas.

Hyukjae estaba a su lado, pero comparado con Junsu, estaba mucho más tranquilo. Pero Junsu lo conocía muy bien, y podía decir que eso no era nada más que una pose. Lo que quería decir que esa persona le gustaba de veras.

—Ahí viene —dijo Hyuk en un susurro, mordiéndose los labios mientras sus mejillas se ponían un poco rojas.

Junsu siguió la vista de su amigo, y pudo ver a dos chicos que caminaban tranquilamente por el pasillo. Los dos eran altos y muy guapos, pero totalmente diferentes uno del otro.

En ese momento no sabía que ahí era donde mi destino giraba bruscamente. No sabía que ese momento era decisivo para mi futuro. Es increíble cómo, a veces, cosas tan pequeñas nos cambian para siempre.

Uno tenía el uniforme todo mal colocado, la corbata floja, el cabello acomodado de una forma extraña, y caminaba con un aire de superioridad enorme. Parecía un pandillero cualquiera. El otro era todo lo contrario, el cabello perfectamente peinado, el uniforme colocado con escrupulosa perfección, llevaba un par de gafas que le lucían increíblemente bien. Parecía un príncipe.

¿Cómo dos personas tan diferentes podían ser amigos? Porque era evidente que venían juntos. Y absolutamente ninguno de ellos era el tipo de Hyukjae. ¿Estaría viendo a las personas equivocadas?

—¿Quién es? —preguntó para asegurarse.

—El más alto, por supuesto… Changmin —le contestó Hyuk con una sonrisa.

«El príncipe» pensó Junsu.

Los chicos se detuvieron unos pasos delante de Junsu y Hyukjae, y se pusieron a conversar animadamente. De pronto, el chico más alto se giró y vio a Junsu. Sonriendo se acercó a él hasta que estuvieron frente a frente.

—¡Hola! —dijo todavía sonriendo, mientras sacaba su celular—. Me llamo Shim Changmin, de la clase 103. ¿Puedo tener tu número?

—Yo… no… —balbuceó Junsu retrocediendo unos pasos.

—¡Yo te daré el mío! —interrumpió Hyukjae, poniéndose entre ellos.

Ambos chicos comenzaron a conversar, dándole a Junsu la oportunidad de hacer una salida estratégica sin ser visto. Con cuidado, y dando media vuelta, se puso detrás de Changmin y comenzó a caminar de espaldas, por si alguno de ellos volteaba.

Cuando creyó que escaparía sin que lo notaran, su espalda golpeó contra otra persona. Inmediatamente se giró para pedir disculpas, y se dio cuenta de que se trataba del pandillero ese, amigo de Changmin.

El chico sólo lo miró fijamente sin decir nada, pero con una cara de pocos amigos. Y la verdad sea dicha, a Junsu siempre le han aterrado los pandilleros, así que con una leve y rápida reverencia, y murmurando un apenas audible “perdón”, salió corriendo hasta su salón de clases, sin notar que el otro lo seguía con la vista.

Hyukjae llegó al poco rato, sonriendo estúpidamente. Caminaba como si flotara, y su mirada brillaba. Junsu solo rodó los ojos.

—¿Te fue bien? —preguntó cuando Hyuk se sentó a su lado.

—Sí. ¡Ya tengo el número de Changmin! Pero él quería el tuyo —terminó con un puchero.

—¡Yah! —dijo Junsu volviéndolo a golpear en el brazo.

—Prométeme una cosa —dijo Hyuk mirando a Junsu a los ojos—. Prométeme que nunca te interesarás en Changmin.

—Lo prometo —respondió Junsu totalmente serio—. No lo haré ni aunque me den diez millones de won —ambos comenzaron a reír, abrazados.

No puedo evitar sonreír ante esos recuerdos. Eran buenos tiempos, antes de que todo pasara. Antes de que sufriera. Antes de que viviera.

///

Un par de días después, Junsu buscaba frenéticamente en su mochila, dejando escapar sonidos de frustración. Luego comenzó a buscar en todos los pupitres y los libreros del salón.

—¿Cómo se me fue a perder el celular? —dijo, irritado.

—¿Quieres que llame de nuevo? —le preguntó Hyukjae, pero no esperó respuesta y comenzó a marcar—. Está sonando.

Junsu se quedó quieto, pero no podía escuchar ningún sonido que le indicara dónde podría estar su celular. De pronto una idea cruzó por su mente.

—¡Ah! Tal vez lo dejé en la biblioteca —y ni bien lo dijo, salió corriendo del salón.

Cuando llegó a la biblioteca la bibliotecaria no estaba ahí, así que Junsu comenzó a buscar debajo de las mesas más cercanas, yendo invariablemente hacia la mesa donde había estado estudiando antes.

Llegó a dicha mesa, pero su celular no estaba. Junsu suspiró cansadamente. De pronto, no lo suficientemente cerca como para estar seguro, pero no lo suficientemente lejos como para ignorarlo, Junsu escuchó una tonada que sonaba muy parecido al timbre de su celular.

Ladeando un poco la cabeza para agudizar el oído, Junsu comenzó a caminar hacia donde el sonido venía. El tono se hacía cada vez más fuerte, indicándole que iba por el camino correcto. Llegó hasta una estantería, y entre dos libros estaba su celular. Parecía que había sido colocado ahí a propósito. Junsu lo tomó y contestó la llamada.

—¡Lo encontré! Gracias Hyukjae —dijo en cuanto contestó.

—Me alegro —le respondió una voz que definitivamente no era la de su amigo. Era más profunda, y Junsu sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda.

—¿Quién eres? —preguntó con cierto temor. La persona al otro lado de la línea dejó escapar una leve risilla.

—Es un secreto —susurró. Junsu ni siquiera pudo contestar—. Nos vemos, Junsu-yah —dijo antes de colgar.

Junsu quedó desconcertado con eso. Revisó su celular, y se dio cuenta de que tanto los números de su agenda como los mensajes que había recibido y enviado, habían sido borrados. Inmediatamente llamó al único número registrado en las llamadas recibidas.

—¿Sí? —contestó la misma voz profunda.

—Hum, soy el dueño del celular que encontraste.

—Lo sé. Guardé tu número.

—Esto… Los números de mi agenda no están… —dijo Junsu, yendo al punto de las cosas.

—Yo los borré —le dijo la voz, con cierto aire de arrogancia.

—¡¿Eh?! ¡¿Por qué?! —dijo. No le gustó el tono en que le habló, pero había algo en la voz de esa persona que de verdad le intrigaba.

—¿Qué? ¿Te molesta tanto haberlos perdido? —preguntó cuando Junsu no contestó—. Si alguien quisiera de verdad hablar contigo, te llamaría, ¿no crees?

Así comenzó todo. Con algo tan sencillo como una llamada o un celular perdido. Ése fue el comienzo de nuestra relación… El comienzo de nuestra historia… El comienzo de nuestra vida.

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