Xiahtic Cap. 2: I (i)

2. I (i)

-¿Quieres desayunar?- le preguntó Jaejoong a Junsu.
-Claro hyung. Gracias – asintió Junsu y se sentó frente a la mesa, bostezando. Aún estaba en pijama. Pronto una persona más se unió al desayuno: Changmin. Ya traía el uniforme puesto, de la misma escuela a la que iría Junsu. Se sentó frente a él y Jaejoong les sirvió el desayuno a los dos. Junsu se terminó el plato cuando Changmin estaba a la mitad del segundo y aún pidió un tercero.

-Minnie, debes dejar espacio para tu almuerzo, recuerda – sonrió Jaejoong.
-Si, hyung, gracias. ¿Me preparaste lo que más me gusta?
-Por supuesto – respondió.
¿Lo que más le gustaba? Pensó Junsu. Quizás Changmin fuera el chico más joven del departamento, pero se comportaba como el príncipe del lugar y, lo peor del caso, los otros tres parecían de acuerdo con su actitud arrogante.
-Debes decirme cuál es tu comida favorita, Junsu.shi – le sonrió el mayor, tomándolo por sorpresa.
-¿Eh?
-Jaejoong hyung nos cocina a todos – explicó Changmin, dándole un trago a su vaso de leche. Por la mente de Junsu pasó la imagen de todos, Yoochun, Yunho, Changmin y él con botargas de panque, pizza, arroz y helado mientras Jaejoong aparecía ataviado con un uniforme de chef.

-Cocina delicioso y mejor que todos – continuó Changmin.
-No tanto, Changmin. Por eso estoy tomando un curso de cocina- explicó con orgullo el de cabello negro. Changmin negó con la cabeza, -¿no qué, Min?
-Ambos sabemos que no entraste a ese taller para mejorar tus habilidades culinarias, eso es una excusa.
-Calla o te quito la ración de Jjajjanmyong.

Changmin se encogió de hombros, se levantó y se fue a su habitación. Junsu solo los escuchaba mientras desayunaba. Estaba hambriento, el trabajo de anoche lo había dejado exhausto y había dormido apenas las 6 horas reglamentarias. Bostezó y un sonido de ballena escapó de sus labios. Al escucharlo Jaejoong se echó a reír.
-¡Eres un chico muy gracioso, Su-shi!
Junsu se sonrojó y rió. Miró a Changmin frente a él y encontró una expresión totalmente opuesta a la de su hyung: su donsaeng, por el contrario, lo miraba con fastidio e incluso había dejado la cuchara a medio camino de llegar a su boca, paralizada.
-¿Pasa algo? – le preguntó con inocencia. Changmin giró los ojos y volvió a comer. Junsu se encogió de hombros y siguió comiendo, despacio. Poco después Changmin se levantó, tomó su mochila y su saco y se dirigió a la salida. Toda su despedida hacia sus hyung consistió en un “Me voy” alzando el brazo derecho.

-¿Le pasa algo?
-Así es siempre.
-Ah, eso mismo me dijo Yoochun hyung. ¿Jaejoong hyung, qué hora es?
Jae miró el reloj de la cocina.
-Quince para las ocho.
-¡¿Tan tarde?!- Junsu se levantó de golpe, casi tirando los vasos de la mesa, - perdón, hyung, mañana si recojo mis platos, tengo que irme. Gracias.
Salió corriendo. Jaejoong lo vio salir mientras recogía la mesa.
-Al menos es agradecido, no como el otro…

***
Changmin estaba en la parada del autobús, esperando que llegara para irse a la escuela mientras jugaba con su pie, haciendo círculos en el piso. Era un idiota el nuevo roomie, estaba seguro. No lo soportaba. Siempre sonriendo y con esos ojos de idiota. Peor aún, su risa y sus bostezos le parecían anormales. Bueno, al menos sólo lo tendría que soportar en el departamento.

-¡Changmin ah!
Volteó. Ahí venía él. Y con el mismo uniforme que Changmin llevaba. No podía ser posible. Simplemente lo barrió con la mirada, como a todos los que no soportaba, y miró a la calle.

-¡Qué bueno que te alcancé! – dijo Junsu una vez llegó a la parada, - parece que iremos a la misma escuela, ¿no es increíble?
“No tienes idea…” pensó el menor, aún mirando a la calle.
-Y recordé que no sé cómo llegar hasta la escuela.
“¡Qué bien! ¡Piérdete en el camino!”.
-¿Puedo acompañarte?

En ese momento llegó el camión. Changmin subió y Junsu lo siguió. El más alto alcanzó a sentarse, pero Junsu tuvo que irse de pie, sujetándose del tubo. El camión se llenó de gente a los pocos minutos. A Junsu se le cerraban los ojos. De repente, en una parada, Changmin tocó un botón, el autobús frenó y él bajó a la calle. Junsu despertó cuando frenó de golpe y se dio cuenta de que Min había bajado. Apenas consiguió bajar tras él. “¿Por qué no me avisó de la parada?”Su donsaeng caminaba delante de él, dando grandes zancadas. Poco más adelante se veía la escuela. Llegaron justo a tiempo, la reja se cerró tras ellos.

Changmin caminó hacia su salón y Junsu lo siguió. Harto de escuchar los pasos detrás de él, volteó.

-¿Por qué sigues detrás de mí, hyung? ¿Hice algo que te obligara a seguirme?
-No. Es que no sé dónde es el salón 306.
-Al lado del 305 y el 307 – dijo fríamente antes de seguir caminando. Junsu prefirió no seguirlo más.

-Mejor busco la dirección y pregunto- dijo para sí y así lo hizo. El director se portó muy amable con él y le pidió al profesor de educación física que estaba ahí que acompañara al chico nuevo a su salón. Excelente, Junsu pudo hablar con el profesor sobre su afición a los deportes, sobre todo al futbol, y pareció agradarle mientras caminaban por los pasillos. Al fin llegó a su salón. El maestro entró primero a avisar al titular de 3° C que el alumno nuevo había llegado mientras Junsu esperaba afuera, acomodándose la corbata azul mil veces, nervioso. El maestro de educación física volvió afuera y le indicó que pasara a su salón. Junsu entró, se paró frente a los pupitres y se presentó.

-Hola, soy Kim Junsu. Por favor, trátenme bien –inclinó la cabeza y luego miró al frente. Ningún conocido. O eso creyó. Parecía que ninguno de sus nuevos compañeros le había prestado mucha atención a su llegada excepto uno, sentado al frente, en la segunda banca desde la ventana: Changmin. Lo miraba igual que durante el desayuno, sólo que esta vez su boca estaba ligeramente abierta y su mano derecha congelada como si aún trajera un lápiz, el cual había caído al piso. Junsu le sonrió amistosamente, a modo de saludo, pero Min retomó su gesto arrogante y miró hacia la ventana.

-Siéntate junto a Shim, Kim – dijo el profesor, señalando el pupitre vacía justo al lado del de Changmin. Grandioso. Mismo departamento, misma escuela, mismo salón y hasta lo tendría sentado al lado. ¿Acaso Shim Changmin había hecho algo para que el destino lo castigara y se burlara así de él?

Junsu se sentó a su lado y Changmin quería vomitar. “Vamos, Changmin, concéntrate en las clases, ignora al idiota que tienes junto, siempre lo haces con el resto del salón”, pensó. Procurando mirar sólo al pizarrón o a su libreta intentó imaginar que Junsu no estaba ahí y que el asiento seguía vacío. Todo iba bien hasta que se le cayó su bolígrafo justo debajo de la silla de su hyung. Se paralizó, no podía voltear porque si lo hacía lo vería y tendría que hacerse a la idea de su presencia. ¿Exageraba?

Junsu vio caer el bolígrafo y se inclinó a recogerlo, luego se lo tendió.
-Aquí tienes, Changmin, se te cayó – sonrió. Changmin tomó el bolígrafo aprisa, sin siquiera voltear a verlo ni molestarse en agradecer.
-De nada – murmuró Junsu.

Las clases continuaron. El menor rogaba por que el reloj caminara más aprisa. Cuando terminó la última clase guardó sus cosas tan rápido como pudo y salió casi corriendo del salón. Junsu salió tras él, no recordaba con exactitud el camino al departamento pues había hecho el recorrido de ida casi dormido. Tuvo que correr para alcanzar a Changmin y para subirse al camión antes de que el conductor cerrara las puertas. Afortunadamente iba casi vacío y pudo sentarse al lado de su donsaeng. Molesto, Changmin se levantó, saltó las piernas de Junsu y fue a sentarse hasta atrás. Bajaron a dos calles del edificio en el que vivían y otra vez Changmin iba dando grandes zancadas, como si lo estuvieran persiguiendo. “Tengo que hablar con él. Si hice algo mal necesito saberlo para llevarnos bien, seremos compañeros de clase y de departamento, tenemos que hablar”, pensó Junsu y aceleró el paso para alcanzarlo antes de entrar al departamento.

-¡Changmin, espera! ¿Por qué me evitas así?
Changmin volteó a verlo después de entrar al departamento.
-Perdón, ¿me hablaste?- fingió no haberlo notado en todo el camino.
-Tengo la impresión de que no te agrado, y no sé por qué. Me gustaría saberlo para disculparme y que empecemos de nuevo, ¿sí?-sugirió Junsu, entrando también al departamento.
Changmin sonrió de lado, mirándolo con hastío después de quitarse los zapatos.
-¿Perdonarte qué? Simplemente no te soporto, desde que llegaste ayer me caíste mal. A las personas así sigo odiándolas porque siguen siendo igual de odiosas. Odio que invadan mi espacio y que me sigan y me aturdan. ¡Así que deja de seguirme, niño ballena estúpido!

Min colgó su saco de su hombro, sobre una de las azas de su mochila, y se fue a encerrar a su habitación. Junsu se quedó en el umbral, rascándose la nuca, confundido. ¿Qué había hecho mal para parecerle odioso a Changmin? Se encogió de hombros. “Supongo que es de ésas personas difíciles que se amargan por todo. Qué triste, es más joven que yo…”. Se quitó los zapatos y cerró la puerta tras él. Iba a entrar a su habitación cuando alguien más llegó detrás de él.

-¡Junsu yah!-era Yunho hyung, - Bienvenido de regreso. ¿Cómo te fue?
-Hyung. Bastante bien, la mayoría de mis maestros me agradan, igual mis compañeros. Y le agrado al profesor de educación física, dice que tengo potencial para el futbol, mi deporte favorito.
-Qué bueno. ¿Pero por qué no estás tan contento? Suenas triste.
-No es nada hyung.
Yunho lo miró inquisitivamente, quitándose los lentes. Parecía leer sus pensamientos.
-Creo que no le agrado a Changmin –confesó Junsu.
-Ah. ¿Eso? No te preocupes, Junsu – pasó un brazo por los hombros de su donsaeng, caminando hacia la sala - Changmin es buen chico, algo difícil de carácter, pero no es malo. A veces puede parecer un poco cruel, pero lo hace sin querer.
-Vaya que sí…

-No le hagas mucho caso, Junsu-shi. Mejor concéntrate en la escuela, sal con alguien más. Por ejemplo conmigo, con Jaejoong hyung o con Yoochun. Es más, deberíamos de salir todos juntos un día, para llevarnos mejor como roomies.
-Suena bien, hyung.
-Perfecto. Sólo hay que esperar que todos regresen para irnos juntos. Será una noche increíble.

¿Noche?

-¿Iremos en la noche, hyung?
-Sí, en la noche. Será divertido.
Junsu no podía ir, tenía que trabajar y eso era precisamente en la noche.
-No puedo, hyung- bajó la cabeza.
-¿Eh? ¿Cómo que no? ¿Por qué no?
-Es que…el plan es ir a algún antro y beber, ¿verdad?
-Dah. Y conocer chicas, Junsu.

O chicos. ¿No dijo eso Yoochun? Sin embargo, cuando Junsu hablaba así con Yunho no lo podía ver como otra cosa que un hermano mayor inteligente, líder y hombre. Muy hombre. No dudaba que sería divertido salir con él, con Jaejoong y Yoochun, pero no podía faltar al trabajo. Además, el plan era que todos los roomies fueran, y eso incluía a Changmin, que lo odiaba. Debía encontrar una salida, un pretexto, un plan B, algo…

-No me gusta ir a esos lugares, hyung – improvisó.
-¿Cómo? ¿Por qué?
Junsu no supo que contestar más que:
-No me gusta beber y…
¿Y qué más? Podía ir y no beber, ésa no era excusa.
-Supongo has tenido malas experiencias antes, ¿eh? – Yunho le dio palmadas amistosas en la espalda, - te entiendo y te respeto. Como es tu celebración, haremos otra cosa más tranquila si quieres.
-Gracias, hyung –sonrió Junsu con sinceridad.
-Con la condición de que un día salgas con nosotros. Y si alguien te molesta, me lo dices y yo resuelvo, ¿entendido? –le guiñó un ojo. Junsu no supo si clasificarlo como camaradería o coquetería. Optó por la primera.
-Lo haré hyung.
-Muy bien, entonces planearé todo para que salgamos el sábado. ¿Qué te gusta, la feria, un parque, el cine?
-Cualquiera de ésas está bien, hyung.
-Bueno, entonces nos reuniremos el sábado temprano con todos para decidir a dónde ir. ¿Te parece?
Junsu sonrió y asintió.
-Ahora si me disculpas, tengo que ir a recoger unas cosas. Te veo luego – Yunho se acomodó los lentes y salió.

Junsu suspiró, aliviado. Al menos había salvado las noches de trabajo y conservaba su secreto intacto. Eran las tres y media, tenía seis horas y media antes de salir a trabajar. El día anterior ya había llegado tarde y la jefa lo había regañado como si hubiera cometido sacrilegio. Hoy tenía que llegar temprano. De cualquier manera tenía tiempo de sobra y no tenía caso irse desde ahora a esperar que su lugar de trabajo abriera a las 11. Y tenía tarea. Y tenía que comer. Ue kyang kyang, se entretendría en ambas cosas.

Fue a su habitación y dejó su mochila sobre la cama. Se quitó el uniforme y se puso unos pants. Estaba mucho más cómodo así, la tela del pantalón y el saco escolares le raspaban la piel de las piernas y los brazos y no dejaba circular el aire, aumentando el calor que de por sí ya hacía durante el día. Luego se ocupó en barrer un poco el cuarto, sacudir el librero y acomodar algunos libros que había sacado para la escuela. Entonces recordó que aún no los compraba todos. Iría a buscarlos después de comer. Fue a su mochila y sacó las listas de libros y la revisó mientras salía de su cuarto y se dirigía a buscar algo de comer en la cocina. Estaba parado frente al refrigerador con la lista en la mano cuando otra voz, que empezaba a hacerse familiar, sonó detrás de él.

-¡Junsu!
-Hola, Yoochun hyung.
-¿Ya regresaste de clases? ¿Qué tal el primer día en tu nueva escuela?
-Bastante bien, hyung. ¿Tú?
-Ah, igual que todos los jueves. Aburrido, jeje. En fin, ¿ya comiste?
Junsu negó.
-Eso iba a hacer. Y después tengo que buscar unos libros.
-¿En serio? Igual yo. Ven conmigo, te invito a comer y después vamos a buscar los libros juntos, ¿qué tal? –le sonrió. Era una sonrisa encantadora que Junsu encontró de un hermano.
-Me agrada el plan. ¿Nos vamos?
-Vámonos.
Junsu fue por su mochila y salió con Yoochun. Changmin iba camino al comedor cuando los vio salir juntos, bromeando, jugando. Ahora odiaba más a Junsu, si eso era posible.

***
Regresaron como a las siete y media al departamento. Había sido divertido, sobre todo la búsqueda de los libros. Yoochun podía ser muy alocado y Junsu se divertía mucho bromeando con él, haciendo tonterías, imitando portadas de libros o leyendo el párrafo de algún libro serio como “Hamlet” sin ninguna seriedad. Luego Yoochun le había invitado un café. Hablaron mucho, encontraron muchas cosas en común. Junsu estaba fascinado con esa doble personalidad de su hyung, divertida y cómica a la vez que seria y sensible. Yoochun, por su parte, encontraba en Junsu a un chico sensible, auténtico y disparatado, inocente como un niño. Le daban unas increíbles ganas de protegerlo cada vez que alguna dependienta bromeaba con él de manera algo sugestiva, y sobre todo cuando otros chicos en la calle lo veían con intensión de molestarlo. Era un sentimiento que sólo recordaba haber tenido no hace mucho con otro donsaeng. Lástima que ése donsaeng había resultado menos inocente de lo que aparentaba y que al final lo había desechado como basura. Junsu era inocente y de buen corazón, gentil y apasionado. Y físicamente también era atractivo. Pero Yoochun no podía simplemente dar el paso y acorralarlo contra la pared, no funcionaría así. Tenía que esperar.

Llegaron al departamento riendo y cada uno se fue a su cuarto a hacer su tarea. O esa era su intención. Yoochun estaba a punto de entrar a su cuarto, después de que Junsu había entrado al suyo, cuando notó a Changmin mirándolo desde el umbral de su habitación.
-¿Qué pretendes ahora, Yoochun?
-No sé de qué hablas, Changmin.

El menor no respondió y volvió a encerrarse en su cuarto. Yoochun se encogió de hombros y entró al suyo. ¿Qué le pasaba a Changmin? ¿Le estaba armando una escenita de celos? ¿Ahora? Él lo había cortado, dando a entender que Yoochun ya no significaba nada para él. Que se aguantara su berrinche ahora.

Pasaron las horas. Junsu terminó su tarea y alcanzó a dormir un poco antes de levantarse a las nueve para bañarse y alistarse. Se puso la camisa blanca y el pantalón debajo de los pants, guardó el saco blanco, las cadenas y los guantes plateados en su mochila, se puso su gorra y salió con sigilo. El departamento estaba en silencio, eran las 10 y cuarto de la noche. Camino de puntillas hasta la puerta, la abrió procurando no hacer sonido alguno ni al girar la perilla ni al abrirla, sacó su cuerpo del departamento y cerró con cuidado. Afuera se puso los tenis blancos y echó a correr. No sabía que dos ojos, cafés pero oscurecidos casi a negros por la noche, lo observaban desde la cocina. Changmin se había levantado a comer un aperitivo nocturno y lo vio salir. ¿A dónde con tanto sigilo? Lo averiguaría.

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