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Arualthings

La vida de un asesino cap 3

Advertencia: muerte de personaje, no se preocupen por el hetero (la chica esta muerta)- hay Yoosu y crossover con T-ara y Supernova


Volví a mi departamento con la imagen y el perfume de aquella maldita flor. Sobre la solapa del traje, incluso en mis manos, su perfume dulce aun permanecía. Era la primera vez que sentía su perfume, pero no era la primera vez que sentía ese perfume en cuestión. Siempre que estuve cerca de aquella rara flor, la había visto enfrascada por lo que jamás había sentido aquel perfume. Si hubiera sabido que aquel aroma sería así, jamás habría roto el maldito frasco.

Había algo de agridulce en sentir aquel aroma, porque se parecía tanto a su olor, al perfume que se liberaba cuando la brisa agitaba su cabello, que no podía evitar querer sentirlo devuelta. Pero al mismo tiempo, odiaba tener que sentirlo, tener que embriagarme en ese aroma cuando sabía que ella no estaba aquí. Lo odiaba y lo amaba a la vez, me reconfortaba y me destrozaba… ah, una noche agridulce…



Capítulo: La flor que florece en medianoche

_ Cualquier cosa que estés planeando debes dejarlo ahora- dijo Eunjung intersectándome en la puerta.

_ Estoy aquí de guardaespaldas- le contesté. Tener a la policía involucrada era lo peor que podía pasar en ese momento.

_ Todos sabemos que tu tienes bastante poco de eso- agregó Sungje llegando desde atrás. En es momento pensé si ellos jamás se iban a dar por vencidos.

_ No puedes probar nada.

_ Eso esta por verse…- se acercó a la puerta y la abrió para mí.

Pase por entremedio de ellos y entre a la habitación. Había mucha gente ahí, pero eso no pudo distraerme de lo que quería ver. Solitaria y pensativa en un mar de murmuros y corridas estaba ella, mirando algo sin mirar nada, en absoluto silencio. Oyendo sin oír las cosas que Qri le contaba.

_ Julieth.

Ella torció y me miro tranquilamente esbozando una dulce sonrisa.

_ Jaejoong- susurro su voz exquisitamente.

Su voz, su sonrisa, su mirada calma, el perfume que emanaba su piel, todo podía causar en mi la más profunda impresión de regocijo.

Di un paso hacia adelante para acercarme pero mi mirada se nublo.

_ Julieth…

_ ¿Jaejoong?- su voz sonaba tan lejana, como perdiéndose y yo no podía verla. La luz blanca había cegado mi vista.

_ ¡Julieth!- grité, entonces desperté en el sofá de mi sala. Ya era de día pero aquel sol no era capaz de dar calidez a la imagen en la que estaba inmerso.


Solo, revoloteando en mi miseria, lamentándome por despertar. Arrepintiéndome de existir en este ahora. Si tan solo el tiempo pudiera volver atrás. Al momento en el que estábamos juntos, volvería y detendría el tiempo ahí, para siempre.

Me levante y fui a la cocina a prepararme un té, cuando abrí la alacena recordé que no tenía té. Con cuanta simpleza vuelven a uno los recuerdos triste sin que uno los busque. Como si esperarán al acecho cuando atacar.

Apoyé mis manos en la mesada y me quedé mirando la nada con la mirada gacha. No había té… tampoco Hyun Joong estaba más…- en lugar, tenía una taza vacía, un mal recuerdo, una culpa y una venganza. Que lamentable se había vuelto mi vida de repente. Realmente no quedaba nada bueno en esta vida para mí ya.

Pensé en ir a visitar su tumba, al menos podía purgar la culpa hoy. Lo demás quedaría para después.

No se porque no tenía deseos de manejar, tal vez me sentiría cansado. La cuestión es que pedí un taxi y así emprendí mi viaje al cementerio. Era una hora de viaje, así que tuve mucho tiempo para perderme en mis pensamientos otra vez.

La mañana estaba muy hermosa, realmente, el sol podía calentar la piel que la brisa refrescaba, dejando tan solo el aroma de los pinos cuando el viento agitaba sus copas ¿Había aroma a pinos? Tan solo lo imaginaba. Confundía mis recuerdos con esta fría realidad. No había sol en este cielo, no había perfume a pinos, solo el frío del pavimento y olor a gas quemado. Era solo yo, imaginando el pasado. Pero aquella calidez que emanaba mis recuerdos me adormecía contra la ventanilla del taxi. Dejándome soñar una vez más con esos lugares a los que no puedes volver más.

_ Dime ¿Qué te gusta más?

_ ¿Qué me gusta más? ¿Por qué me lo preguntas?

_ Mi hermano una vez me lo pregunto ¿Qué me gusta más? Los zapatos, los vestidos o los chocolates.

_ ¿Qué le contestaste?

_ Que me gusta que él me los regale… no importa lo que sea, mientras venga de él.

La mire mientras miraba hacia lo lejos con la frente fruncida en una graciosa mueca por el sol que reflejaba sus ojos. El viento revoloteaba sus cabellos y su vestido de seda blanca mientras estaba sentada en la fuente de piedra.

_ ¿Qué me gusta más?- repetí.

Me miro con una sonrisa.

_ Me gusta cualquier cosa que venga de Julieth.

Ella se hecho a reír.

_ No vale emularme.

_ He sido honesto- dije con una sonrisa.

_ Quiero regalarte algo, pero tengo poca imaginación para los regalos.

_ Si es así, quiero que adivines lo que quiero- le dije.

Sonrió intrigada.

_ Me daría vergüenza pedir algo- me reí.

Ella me miro y se largo a reír conmigo.

Caminamos por el campo sin decir nada, ella iba unos pasos adelante jugando con una flor que había cortado de las hierbas. Tenía un vestido holgado, ajustado a la cintura con un lazo, de mangas cortas color blanco, sencillo pero ella no necesitaba más para lucir hermosa. Su pelo lo llevaba suelto, con dos finas trenzas hacia atrás de la nuca. Verla paseando por el campo era como ver un hada. La gente de alrededor tenía razón en contar historias sobre la princesa de poética belleza.

De repente se detuvo y me miro con una sonrisa triunfante. Su graciosa expresión me hizo sonreír.

_ ¿Qué sucede?

_ Ya sé.

_ ¿Qué sabes?

_ Como preguntarte.

_ ¿Todavía piensas en como preguntarme en lugar de adivinar que quiero?

_ Se una forma de preguntar sin parecer desinteresada.

_ ¿Cómo?

_ Mi hermano me escribió dos semanas anticipadas a mi último cumpleaños una carta, que decía: con motivo de tu último cumpleaños, me gustaría saber que te hace ilusión ¿no suena encantador?

_ ¿Me escribirás una carta?- reí.

_ No, te preguntaré ahora…- tiró la flor y se acercó a mí- Jaejoong… ¿Qué te hace ilusión?

Su cálida y radiante mirada me atrapó dejándome embeber por su dulce voz.

_ Me ilusiona Julieth… - susurré.

Ella me quedó mirando.

Entonces me di cuenta que había sido más honesto de lo que había querido ser. Torcí una sonrisa y mi mirada no pudo evitar entristecerse.

Ella notó mi cambio de humor y me miro consternada. Yo lleve mi mano hacia mi boca tratando de disimular.

Entonces soltó una carcajada y me miro de reojo.

_ Te estas burlando de mí- dijo riendo, recogió la flor y siguió caminando.

En ese momento me sentí muy frustrado, en mi garganta se hizo un nudo mientras la veía alejándose. Pero no había nada que hacer, aquello que me hace ilusión es solo eso una ilusión, nada más.


_ Señor, ya llegamos…

Abrí mis ojos de golpe y me encontré de nuevo en el auto… había sido solo un sueño, devuelta.

Camine por el cementerio hasta llegar la cuadra donde estaba Hyun Joong. Lo que encontré ahí me dejo helado.

Él volteó cuando me sintió llegar pensando ver a un desconocido; cuando me vio estaba tan sorprendido como yo. Ninguno de los dos retrocedería, así que era algo que tenía que suceder.

Vestía de traje, bastante formal, algo que no era muy habitual en Yunho.

_ No pensé que estarías aquí- dije con tono severo.

_ Lo mismo digo.

_ ¿Qué harás respecto a esto?- dije con severidad.

_ He venido a dar mis respectos, solo eso- comenzó a alejarse.

_ Dile al niño nuevo que pronto nos volveremos a ver.

Torció y me miro.

_ ¿De quien hablas?

_ Del asesino que mandaron a matarme y que mato a Hyun Joong.

_ Yo no se nada de eso.

_ Tú nunca sabes.

_ Te has vuelto imposible- rehuyó la mirada de mí con frustración.

_ Eso coméntaselo a tu jefe, dile que esto no terminara tan rápido como quiere. Yo siempre termino mis trabajos.

Arrugó el ceño clavándome una mirada severa y se abalanzó sobre mí tomándome de la ropa con fuerza.

_ ¡Tu!- exclamó como queriendo empezar algo pero sin lograrlo acabar- Tú…

_ ¿Yo?- le miré con la misma inclemencia.

_ ¡Tú no sabes nada!- me soltó y se alejó rápidamente.

Le mire mientras se alejaba. En mi corazón un extraño dolor ardía agridulcemente. La desolación que dejaba su partida, ahora, siempre viéndole partir ¿Era yo el único que siempre permanecería? En un mundo en fuga, solo y abandonado. Como quise en aquel momento haber podido decir algo distinto, pero nada vino a mi mente, tal vez porque nada quedaba para decir.

Pero sobre mi soledad y abandono no quedaba nada para decir o hacer. Esa era mi realidad y en ella había muerto mi anhelo. Ahora me alzaría de mi insuficiencia para combatir a los fantasmas que no me dejaban dormir. Para irme lejos de esta vida primero debía arreglar las cuentas pendientes.

Sobre el paraje desolado de la tierra de los muertos, frente a la tumba de aquel al que ame y aquel a quien enterré; detengo mi fuga y vuelvo. Yo, el hombre olvidado por Dios, devolveré a esta vida maldita hasta la última abofeteada que me dio.

Seguiré hasta el final y no me detendré, el tiempo de saldar las cuentas pendientes esta cerca.

Mientras el taxi me llevaba de regreso, ya cuando la noche había caído, mi mente se esforzaba por evitar recordar aquellos recuerdos que nos habían unido. Pero siempre había sido un fracaso ordenándole a mis recuerdos callar, especialmente ahora que eran ordenados desde mi corazón.

Mi fatal verdad; mordí mis labios, no lo quería saber ¿corazón puedes regalarme un momento de silencio? A estas horas no entendía porque debía estar lamentándome por él. Ese él no era él que yo amaba y al que le había confiado tanto. Pero lucía igual a él, hasta se oía igual a él ¿Por qué? Maldito clon, no puedes simplemente desaparecer. Vete lejos de aquí y abandona mi mente, no me puedes hacer cambiar.

_ ¿Por qué?- preguntó entrando detrás de mí.

_ Porque no me puedes hacer cambiar- contesté.

_ Esto no es necesario.

_ Lo es.

_ Jaejoong ¿Cuánto más?

_ Cuanto sea necesario.

_ Ya no es tu problema.

_ Es mi problema.

_ ¿Sabes hasta donde estas yendo?

_ Lo sé.

_ No, no sabes nada.


Me pregunté porque de repente recordaba aquella discusión. Tal vez, porque desde entonces nuestras posiciones no han cambiado.

Fue hace tres años ya, pareciera que hubiese sido hace mucho más, pareciera que mil años me separan de aquel día que cambio mi vida; el día cuando me fue asignado el trabajo de encontrar y asesinar a la persona que amenazaba la vida de la Archiduquesa de Austria, Julieth Von Habsburgo. Pero parece mucho más lejano aún, mucho más distante todavía el día en que la vi desaparecer en el frío de una tumba… Si, yo Kim Jaejoong, un asesino de elite miembro de La Asamblea de los Mayores parte del grupo más temible de la agencia SM, nombre en código DBSK había fracasado en protegerla… Pero mi misión había sido darle muerte al asesino y seguiría en pie hasta que fuese llevado a cabo. Porque las ordenes son absolutas y se cumplen hasta el final… Por eso perdí a mis compañeros, mis amigos, mis hermanos, pero cumplir misiones es lo único que se hacer, para lo que fui entrenado y jamás lo dejaré… No, hasta que se halla acabado.

Si algo lamentaba era haberme tenido que alejar de Yunho y Changmin, pero la vida nos traicionó a todos, no nos queda nada que hacer respecto al pasado que no cambiará jamás.

Necesitaba dormir, dormir mucho, pero temía soñar. No quería soñar con nada, tan sólo quería caer inconsciente y despejar mi mente de todo. Pensé en que un buen té me ayudaría. Antes de subir a mi piso compre en la tienda un té negro. No era nada especial, pero desde que el chico del oso panda había arruinado mi tienda no podía aspirar a algo mejor hasta encontrar una nueva tienda.

Cuando llegué a la puerta sentí murmúros detrás, saque mi arma de mi saco y entre rápidamente en forma de asalto.

En el sillón vi a Junsu forcejeándole el celular a Yoochun en medio de risas. Mi postura de asombro y desconformidad quedo petrificada en la entrada a la sala mientras apuntaba mi arma.

_ ¿Por qué no me lo quieres mostrar?- decía Junsu entre risas juguetonas.

Yoochun apartaba su celular con una sonrisa misteriosa y graciosa.

_ Te llame después de eso ¿recuerdas? Llamé a Jaejoong y luego a ti.

_ ¿Por qué me meten en eso y porque están en mi casa?- dije mientras guardaba la pistola.

Junsu volteó a verme e instantáneamente soltó una carcajada.

_ Te vinimos a ver hyung, pensamos que necesitarías apoyo.

_ Tu sabes que estamos cuando lo necesites, lo que ha pasado a sido muy triste para todos- continuo Yoochun.

_ Pero podrían haber avisado, les podría haber disparado.

_ No estabas cuando llegamos, no te íbamos a esperar afuera con el frío. Aquí estamos más calentitos- dijo abrazando el brazo de Yoochun y acobijándose a su lado.

Me senté frente de ellos y les mire con media sonrisa mientras ellos continuaban jugueteando con el celular. En un momento Yoochun se detuvo y a mirarme, al momento Junsu también lo hizo.

_ ¿Has comido bien?- me preguntó.

_ Nosotros no hemos comido- dijo echándose a reír, Junsu.

Sonreí conteniendo una risa.

_ Ambos tenemos mucha hambre, Jaejoong hyuni- el hyuni no venía por usar un honorifico conmigo, era más bien un juego, cuando querían que yo hiciera algo por ellos.

Los dos sabían cuanto me había gustado siempre cocinar para comer juntos. Era esa su manera de darme consuelo, y de alguna manera lo lograban porque yo me sentía más ligero cuando ellos estaban cerca. Me sentía agradecido de haber podido conservar su amistad. Sentía que podía ser un poco como era antes, antes de convertirme en esto.

Pensé que dirían algo durante la cena, pero solo hablaron de cosas sin importancia sin tocar ningún tema que pudiera hacer densa la atmósfera. Yo tampoco dije nada, ni siquiera que había visto a Yunho.

Yoochun lavo los platos por mí, mientras Junsu encendió la televisión casi ornamental de mi sala para ver un partido, yo me senté con el a tomar cerveza después de un baño, pero realmente no miraba el juego.

_ ¿Dónde dormiremos hyuni?- pregunto Yoochun desde la cocina.

Lo mire mientras me empinaba la botella.

Junsu se volteó a verme, esperando.

_ ¿No tienen sus casas?- pregunté desenfadadamente.

_ ¡Hyung!- exclamó Junsu quejosamente mientras se hundía en el sofá- no voy a conducir a estas horas a mi casa.

_ Danos la cama y duerme en el sofá- dijo Yoochun conteniendo una risa burlona.

_ ¿Estas loco? ¿Por qué tengo que dormir en el sofá?

_ Duerme con nosotros- dijo Junsu recostándose en el sofá y poniendo su cabeza en mis piernas.

_ Te toca al centro- dijo Yoochun largándose a reír.

_ Bueno- murmuro desembarazadamente.

Lo mire y largue a reír, y Yoochun conmigo.

Junsu esbozó una sonrisa mientras miraba su partido.

_ Yo quería al medio- agregué y todos rompimos en carcajadas.

Aunque esa noche dormí bien, no pude dormir todo lo que me hubiese gustado. Apenas se aclaraba la mañana cuando no pude conciliar de nuevo el sueño.

Miraba largamente el horizonte desde mi ventana mientras veía aclarar, apoyando mi cabeza en el pecho de Yoochun quien descansaba boca arriba y abrazaba con su brazo derecho mi cabeza. La expansión y contracción de su tórax a medida que respiraba era para mí como un movimiento que me acunaba y me tranquilizaba. A pesar de que ya no podía dormirme no tenía ganas de levantarme. Abrazado a mi cintura estaba Junsu, apoyando su cabeza en mi espalda. Su tacto se sentía muy cálido, pero sólo cubría mi cintura, mi espalda estaba fría y pronto sentí tiritones.

_ Estas helado- murmuro Junsu entre dormido, mientras se llevaba la cobija a la cabeza y se acomodaba en la cama para abrazarme y cubrirme con su cuerpo.

La calidez de su cuerpo entrelazado al mío me adormeció, sentí gratamente como la conciencia me iba dejando e iba cayendo en un profundo sueño. Mientras mi cuerpo reposaba tranquilo seguro entre lo brazos de mis dos buenos amigos, mi mente descansaba.

Entonces alguien golpeó la puerta, me revolví molesto y pase por encima de Yoochun para salir de la cama quien se reacomodó abrazando a Junsu quien continuaba dormido sin inmutarse.

Me coloqué un sudadera y fui a la puerta y miré hacia fuera. La sorpresa que me llevé fue mas desagradable que el haberme tenido que levantar.

_ Abre la puerta, sabemos que estas ahí- dijo Qri- sólo venimos a hablar.

_ Espera un momento- murmuré desde adentro y fui al armario y me vestí rápidamente: un pantalón de gabardina negro y una campera blanca con capucha y cierre bronce.

Les abrí la puerta y vi, con más desagrado aún que Jihyuk y Kwansung también la acompañaban, a ella y Eunjung que entró al final.

_ ¿Llegamos en un momento inoportuno?- preguntó con sarcasmo Jihyuk.

_ Ustedes siempre son inoportunos ¿todavía no te das cuenta?- respondí.

_ Esa es mi afición, disculparás- sonrió.

_ ¿Sabes a que venimos verdad?- pregunto Eunjung.

_ No soy tu secretario Eunjung, así que vas a tener que informarme.

_ Hablas muy distendido con la policía- dijo Kwansung.

_ No están de servicio ahora- dije observando que iban vestidos como civiles.

_ Un policía es policía 24/7.

_ Lo voy a tener en mente…

Nos quedamos mirando.

_ En fin ¿a que han venido?

_ A visitar a un viejo amigo- contestó Jihyuk- muy temprano a la mañana para ser consistentes.

_ ¿Amigo?

_ Después de un tiempo hasta los enemigos se vuelven amigos, digo, por lo cercano y el tiempo juntos.

_ Hay cosas que no deberían cambiar nunca.

_ ¿Lo dices tú?- Eunjung me clavo una mirada, sabía a que se refería- Es verdad… las cosas no cambian, lo que somos tampoco.

_ ¿Van a dejar de dar vueltas?- exigí enfadado.

_ Es lo mismo para ti- dijo Qri- puedes dejar de hacerte el desentendido. Estamos aquí por Hyun Joong. Parece que ustedes olvidan que el asesinato de un asesino, por más criminal que sea, sigue siendo un asesinato y sigue siendo asunto de la policía. Aunque nos interese muy poco proteger a gente como ustedes o darles justicia cuando sus miserables vidas hayan abandonado este mundo por la fuerza. Sigue siendo nuestro trabajo como detectives de criminalística, brigada de homicidios violentos.

_ Veo tu compromiso con tu oficio- le respondí molesto. No podía soportar que hablaran así de la muerte de Hyun Joong, tampoco la hipocresía de sus palabras, sabía que esta conversación terminaría mal- pero tu oficio no deja de ser tan miserable como el mío, ustedes no han salvado jamás a nadie.

_ Tú tampoco- contestó Eunjung.

_ ¡Al menos yo sí lo he intentado!- replique fuera de mí.

_ ¡No te justifiques con ella!- exclamó enfadada Qri- ¡El río de sangre que sembraste aquella vez no salvo a nadie!

_ ¡Ustedes no hicieron nada para impedirlo! ¡La grandiosa policía no pudo salvar ni una vida! ¡Fallaron!

_ Tu también fallaste, Jaejoong, tu también fallaste- me dijo Eunjung mientras me sostenía la mirada.

En ese momento un nudo en mi garganta me impidió contestarle. Tal vez eso, o tal vez no tenía nada para decir, nada para excusarme.

_ Te levantas muy temprano para arruinarle el día al prójimo, Eunjung- dijo Yoochun que llegaba desde el pasillo que daba a la habitación.

Jihyuk lo miro a él y a Junsu que llegaba detrás de él con una postura firme y sonrió.

_ Interrumpíamos después de todo.

_ No vinimos aquí a hablar de eso, sino de Hyun Joong. No pueden decir que no saben nada- dijo Eunjung.

_ Nosotros también le estamos buscando, fue muy repentino así que no sabemos aún que paso- le dije.

_ No puedes esperar que te crea eso.

_ No tengo nada para decirte, excepto que te salgas de esto, tómalo como un consejo, de viejos amigos…

_ ¿Tendré que pedir tu orden de captura? ¿La orden de captura de los tres?

_ Haz lo que quieras… pero debes saber que hay cosas que nunca cambian, el que la policía no pueda llevar justicia a ciertos sectores también.

_ Si tu crees que vale la pena arriesgar tu vida en esto, eso una decisión que va por tu cuenta. Pero estamos en lugares contrarios y no podemos colaborar- agregó Yoochun.

_ Hace un tiempo tenías mejores disposiciones para colaborar…- me dijo Qri- ese caso todavía no esta cerrado. No para mí.

_ Para mí tampoco.

_ Veo que fue inútil venir- dijo Kwansung mientras se levantaba- la próxima vez nos aseguraremos de traer las placas para que no te confundas.

Los cuatro fueron abandonando el lugar uno por uno, la última fue Qri quien me dedicó una última mirada antes de irse.

_ Tienes el pelo muy largo- le dijo Qri, mientras sostenía una mecha de su cabello- deberías dejarlo suelto, se luciría más- tomo dos mecha de su cabello del frente lo torció y lo sostuvo en la nuca con un broche con una pequeña flor- vez, luces muy hermosa- dijo mientras le pasaba la mano por el resto del cabello que caía en su espalda.

_ Se ve bien, gracias- le dijo mientras levantaba su mirada para verse en el espejo y así estuvo por unos segundos.

Me extraño verla perdida en el reflejo del espejo, ella solía mirarse apenas fugazmente en él. Esos segundos me parecieron larguísimos. Hasta que me di cuenta que no miraba su reflejo, sino el mío, parado detrás de ella junto a la ventana. Cuando nuestras miradas se encontraron en el mismo punto del reflejo ella sonrió y agachó la mirada.

_ ¿Ya elegiste que vas a ponerte hoy?- interrumpió Qri tratando de atraer la atención para ella nuevamente.

_ Cualquier cosa esta bien.

_ Déjame ver- fue hasta el armario y comenzó a revolver lo que había ahí. De esa manera más que la agente designada a vigilarla parecía su nana.

_ Te ves cansado ¿te sientes bien?- me preguntó.

_ Estoy bien, no te preocupes- le sonreí.

_ Este trabajo debe estar agotándote.

La mire y pensé en cuanto se equivocaba, por primera vez disfrutaba un trabajo. Cuidarla se había transformado en mi razón de vivir, anhelaba verla todos lo días ¿Cómo podía sentirme cansado? No había nada más placentero que verla sonreírme de vez en cuando, charlar un rato, escucharla tocar el clave e incluso dar paseos. En aquellas simples cosas yo encontraba mi felicidad diaria. A conservar aquellas pequeñas cosas le dedicaba mi vida, sólo a eso, solo eso me hacía feliz, no necesitaba nada más.

Qri la tomo del brazo y se la llevo a la otra habitación para que se cambiase de ropa. Entonces me di cuenta que no le había respondido, que ella seguiría pensando que aquello era tedioso para mí. Nuevamente me sentí frustrado, de no poder expresar lo que sentía. Pero quizás tenía que ser así, después de todo en aquella ilusión de todos lo días estaba yo solo. Ella siempre estaría fuera de mi alcance, lejana y distante, y el amor sería para siempre tan sólo mi ilusión.


Mientras recordaba aquello sentado casi inmóvil en mi sofá, pensé por primera vez en lo que había sentido Qri cuando todo acabo. Realmente esta era la primera vez que sus sentimientos significaban algo para mí, tal vez porque se parecían mucho a los míos, y su dolor al mío.

De repente una imagen se volcó de mi mente violentamente, transportándome a aquel momento que deseaba borrar de mi memoria.

Corrí tan rápido como pude, jamás había corrido tanto en mi vida, sentía que mis piernas casi rozaban el suelo, el viento que golpeaba en mi enfriaba mi pecho, pero el ardor de mi alma mantenía mi ritmo y buscaba desesperado ir mas deprisa, sí tan solo pudiera volar

Cerca de la vereda del lago la vi tirada junto a un árbol, esforzando desconsideradamente a su cuerpo a moverse con su rostro cubierto en sangre y lágrimas.

_ ¡Qri!- exclamé cuando llegué.

_ ¡No puede ser! ¡Hoy era el último día de guardia! ¡Se suponía que todo había acabado! ¡No sé que paso! ¡No sé!- exclamaba entre lagrimas- ¡Vinieron de repente, era muchos! ¡No se de donde salieron! ¡Yo solo me detuve para hablar por teléfono y de pronto la perdí de vista!

_ ¿A dónde se fue?

_ Hacia allá- señalo con la mano hacia el norte- estaba paseando.

Corrí varios cientos de metros sin poder verla, si ella estaba paseando debería poder verla cerca. De pronto desvíe mi mirada hacia la escalinata del hotel y la vi. Alois la abrazaba con fuerza mientras temblaba sentado en el suelo con su cuerpo sobre sus rodillas. Todo acabo ahí, para mí.


Me revolví en mi lugar cuando conseguí salir de mi abstracción, mi pecho dolía mucho y un mar parecía ahogarme sin dejarme respirar.

_ Jaejoong- dijo Yoochun mientras se acercaba a tranquilizarme.

Afuera se oyó un derrape de autos y unos disparos. Junsu se acercó a la ventana a ver, de inmediato fue por su arma y se dispuso a bajar. Yoochun hizo lo mismo y yo los seguí más lentamente. El fuerte dolor en mi pecho apenas me dejaba respirar, al tiempo que las lagrimas empapaban mis ojos y no me dejaban ver.

Cuando logré salir a la vereda la confusión ya había pasado y pude ver a todos alrededor del cuerpo de Qri que descansaba en el suelo con un agujero en el pecho.

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