Título: Yo le llamaba Max.
Autor(a): Ally. (http://benereth.blogspot.com/)
Extensión: Terminado, one shot.
Pareja: Jaejoong/Changmin one sided (Por parte de Jaejoong). Menciones de: Yoochun/Jimin, Yoochun/Jun, Junsu/Yunho, Junho/Yoohwan, Jaejoong/Casi todos los anteriores y Sooyoung (Ya entenderán), Changmin/Seohyun.
Género: Angst, drama.
Nota: “Pero no era mi Max, nunca era mi Max.”
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Doblar una esquina nunca fue un problema para mí, era un acto sencillo, si, quizás me crean un loco por hablar estas estupideces, pero aún no saben lo que les contaré.
Era mediados de enero y el viento helado de aquel día invernal se agolpaba entre mis manos, los dedos me dolían, me dolían mucho de hecho. Mis guantes habían quedado en alguna parte del café que acababa de abandonar hacía una media hora y recién comenzaba a extrañarles. Al volver por ellos me dijeron que alguien ya les había tomado poco después de que yo me fuese. Bastaba decir que el frío y el obvio hurto de mi par favorito de guantes, regalo de mi fallecida abuela, no me tenían precisamente de buen humor.
-Hijo de puta, te encuentro y te mato.
Estaba oscureciendo, la noche se precipitaba sobre mí y la vaga ansiedad que tuve al levantarme en la mañana, esa de querer salir y reventarme la espalda en una fiesta ya me había abandonado, no deseaba más, solo volver a casa, tomar un chocolate caliente y clamar por no tener una noche de insomnio que me obligase a ver algún extraño programa porno hasta altas horas de la madrugada buscando alivio y algo de sopor.
Sin embargo lo hice, doblé la puta esquina. Lo que encontré del otro lado fue aquel incorpóreo ángel de cabello castaño y mirada penetrante, su ropa desgarbada y roída, el pelo ennegrecido por la suciedad, las manos cubiertas por mis guantes, aquellos que había tejido con tanto amor mi abuelita antes de morir.
-Donde encontraste esos guan—
Sentí ganas de golpearle, sentí ganas de arrancarle de las manos lo que era mío por derecho, más sin embargo, él tenía otros planes para aquella noche. Se levantó con la mirada desafiante de un pirujo salido directamente de la cárcel, aquel aire desfachatado de infractor fortuito y claros indicios de busca problemas.
Fue la primera vez que le vi.
Fue la primera vez que alguien me dejó literalmente sin aire y es que el chico en cuestión dio un respingo y me mandó a otro plano con una sencilla patada en mi parte inferior, tan certero, que pude sentir morir de a poco mis esperanzas de ser padre.
-Estás en mi camino.
Espetó con saña, jamás nadie me había tratado así. Campante, como si no fuese él quien estuviese en falta, me abandonó en el lugar, solo pude agradecer al frío y la poca gente que pasaba por este maldiciendo su presencia y el momento en que me le crucé.
-Serás hijo de puta…
Desde ese día, la imagen prepotente de aquel muchacho acompañó buenas y malas noches. Buenas y malas, porque a menudo soñaba con aquel ser dándome senda paliza antes de literalmente violarme hasta el amanecer, sentía miedo, miedo de él, miedo de encontrármele, miedo de aquel sentimiento que comenzaba a nacer.
“Deseo.”
Todas las semanas caminaba por la misma calle, temeroso de voltear la esquina, sin saber si esto era por el hecho de encontrarle y que lograse darme comunión con mi dios, o por el ver nuevamente la vereda vacía y triste frente a mí.
-Nuevamente no estás.
Es suspiro en mis labios que no quería aceptar. No conocía su nombre y fue por eso que en mis locas fantasías nocturnas nació aquel por el cual le recordaría el resto de mi vida, Max… el salvaje Max que cada noche hacía de mí su esclavo. Aquellas manos lascivas recorriendo mi cuerpo lento, tan lento que me torturaban, esa lengua caliente sobre mi piel dentro más dentro de mí. Repulsivo eso era: ¡YO! ¡El macho más macho de entre mis amigos, aquel que había desvirgado hasta sus primas lejanas y no tenía miedo a coger profesoras en pro de un cambio de fecha para el examen!
Si bien no era un cerdo sudoroso era más que seguro el que más había cogido de entre todos ellos, pero allí estaba yo cuestionando mi propia sexualidad. La verdad es que cada semana sagradamente volvía al lugar. Max nunca estaba allí.
El tiempo fue pasando y yo aceptando lo innegable, era Gay o más bien bisexual y ahora debía afrontarlo. Conocí a mucha gente, hombres y mujeres y entre ellos… ‘Conocí’ a Yesung, un amigo que nunca fue tan amigo y que la verdad cuando éramos más pequeños pasaba horas concentrado en mi trasero mientras hacíamos deportes. Si, lo conocí… y con ello me refiero a que lo apuntalé durante toda una noche en el baño de mi mejor amigo, mientras la ruidosa fiesta que se efectuaba arrasaba literalmente con la casa.
-Más… más… Jaejoong… más.
Yesung fue un buen amante, con la voz de un demonio cuando gemía contra mi piel, siempre dispuesto a ‘un rapidín’ y lo mejor de todo, no se embarazaba. Disfruté mi tiempo en esta relación extraña que habíamos creado, pero pronto pidió más y yo seguía obsesionado con ‘cierto’, no pude darle lo que deseaba y me dejó. Era lo mejor, Yesung era una buena persona después de todo.
-Solo una vez…
-Está bien, después de todo no pierdo nada.
Estaba Junsu, un chico hiperactivo que probaba su ‘gaydad’, porque solo a Yunho había amado y deseaba saber si realmente iba contra el señor y todo el antiguo testamento como solían decir sus padres cuando le veían con alguna ropa ajustada y bastante ‘BASTANTE’ metrosexual, después de mí… jamás se volvió a meter con nadie más que el otro chico, fue declarado oficialmente ‘Yunho-Sexual’, sus padres tan solo tuvieron que aceptarles. Eran buenos chicos, pero no eran mi Max.
-¿En qué piensas?
-En que quiero que me des.
También estuvo Yoochun, ese daba no recibía, tenía una novia muy bonita y adorable, tanto que a ratos empalagaba su dulzura. A Yoochun la verdad no le importaba nada mientras hubiese algo en que meter su amiguito, ¿Si me entienden verdad? No funcionó, pero no fue mi culpa… su novia le encontró mientras tenía una sesión rutinaria con su compañero de apartamento, un tal Jun o algo ¿Su pasatiempo favorito? Tomarle fotos en posiciones poco santas. Hizo un escándalo, le destruyó la mitad de la vajilla y dignamente se retiró del lugar con el vestido medio desgarbado y los ojos saltones por la ira ante la mirada aterrada de ambos. Yoochun estabilizó las cosas y comenzó una relación con él una semana más tarde, aun sintiendo remordimiento por no ser lo que ella quería fuese.
Sobra decir… que su novia pasó luego también por mis manos ¿Cierto? Jimin era hermosa, sonreía como un ángel y a mí me gustaban los ángeles.
-Hazme olvidar.
-Cuanto gustes bonita.
Pero el despecho no es buena compañía y ella poco después enfiló rumbo y con un abrazo me dijo adiós, un abrazo de amigos de esos sentidos, ahh… sí que era un ángel, pero no era mi Max.
-¿No quieres dar gracia a tu vida?
-¿No quieres que les ‘meta’ gracia a las suyas?
Estuvieron Junho y Yoohwan, solo una vez caí con ellos… ambos, al tiempo. Después de media hora de “luego te toca a ti, primero nosotros luego contigo”, me aburrí, encendí un cigarrillo y desde la terraza pensé en Max, el único que parecía lograr sacar algo más que placer de mi cuerpo desgarbado. Me fui de la habitación mientras escuchaba el concierto que daban fijos el uno en el otro, supongo que ni siquiera notaron mi ausencia.
-¿Te encuentras bien?
-Si… Solo es una estupidez.
-Si estás así no puede ser una estupidez.
-No te preocupes linda y mejor… dime tu nombre.
La última fue Sooyoung, era hermosa, reluciente y su sonrisa podía hacer caer a los hombres cuando estos montaban bicicleta y descuidadamente le quedaban mirando. Sooyoung era encantadora, a ella la toqué con calma, con gracia, con suavidad, pero no era mi Max, nunca era mi Max y Sooyoung tampoco deseaba convertirse en él, era una princesa, mi princesa. Terminamos en buen término, ella comprendió, me dio un abrazo y dijo que necesitaba un tiempo, solo un par de meses para olvidar y luego podíamos seguir siendo mi amiga, porque sabía que a futuro me haría falta una, sonreí… Sooyoung continúa tomando un café cada sábado temprano sin chistar conversando estupideces y el mundo a nuestro alrededor pasando de lado.
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-Eres un imbécil hijo de puta ¡Animal! ¿Crees que es gracioso? ¡No es gracioso y nunca lo fue!
Mientras gritaba improperios para quien había destruido mi vida a las orillas del rio Han, sabía que estaba perdido. No había caso… al igual que Junsu yo era un “Max-Sexual”, no me importaba más. Todas las semanas iba religiosamente, encendía un cigarrillo por quince minutos y veía a las personas pasar buscando entre ellas un rostro, pasaron los días… y estos se transformaron en meses y estos, a su vez, en años. Toda mi adolescencia pasó, Max aún no aparecía por la aquella calle, comencé a pensar que tan solo la rutina era lo que me impulsaba a continuar.
-¿Algún día pretendes dejar de hacerte daño?
Sooyoung me miraba con seriedad, la tasa de café humeando como cada semana.
-Me haría más daño el perder la esperanza.
Mi vida transcurrió, saque mi título y con 25 años me encontraba listo para el mercado laboral, mi vida por fin tenía un sentido. Fue entonces que le vi… Max, mi Max, recién afeitado, con aquel pantalón de tela ceñido a su cintura y la corbata negra reluciente sobre la camisa y bajo el suéter.
-Changmin no le malcríes sabes que no puede comer helado con este frío.
Mi Max era ahora un hombre de bien, un hombre feliz, un hombre que robaba el aliento mientras su cuerpo se balanceaba y sus ojos cerraban en un gesto disímil de felicidad. Mi Max… un hombre casado.
Vi con nostalgia las manos de aquel pequeño niño de cabello castaño que se aferraba a su cuello, mientras la mano de mi Max tomaba la de esa mujer, tan hermosa, tan hermosa como Sooyoung, como Jimin, como él merecía. Mis guantes… aquellos que mi abuela había tejido para mí, aquellos con borreguitos en una parte que podía ocultar bajo el abrigo para no sentir vergüenza, en manos del pequeño.
-Uno no le hará nada Seo.
-Eres imposible.
Quise llorar, pero no pude, el invierno me caló los huesos, ocho años habían pasado y yo seguía parado, en la misma esquina… esperando a alguien que jamás llegó. Mi Max… tan solo mi Max.
Fin.
WOW! O.O
ResponderEliminarEl final fue bastante impredecible...
pero me gusto :)
Muy buena redacción, y excelente historia...
Gracias por escribirlo :)
Un deleite para leer como todas tus historias. De verdad que el sarcasmo y los comentarios de Changmin no tienen igual, me encanta leerlos, es divertido e interesante pensar en ellos.
ResponderEliminarEl final se me clavó en el estómago de una manera demasiado vívida. Tortura en letras u.u
Gracias por compartirlo