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Arualthings

Crónicas de un Tonto Mejor Amigo - Cap. 11

 Tus recuerdos en mi cabeza, auspiciados por un vino barato.

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—Eso se ve feo…

Boa había alzado su mano, con cuidado y presta a no tocar demasiado la zona hinchada en la frente de Yoochun, aún así Park se quejó poco y retrajo en el momento que la fina mano de ella solapo la distancia vital que debía tener en su espacio.

—Bueno, al menos Rain no me golpeó en serio.
—No entiendo por que accedí a seguirte en toda esta tontería.

—Por que soy tu amigo, y te fascina la idea pervertida de vernos a Yunho y a mi juntos.

Inmediatamente las mejillas de Boa se colorearon. —¡Idiota!

Yoochun trató de palmear la zona hinchada sobre su cabeza, ajeno a la mirada preocupada de Boa, que sentada frente a él en aquel café solo levantaba una ceja y parecía francamente consternada.

—¿Qué sucede?
—El plan era hacerle creer a Yunho que tú y yo salíamos para darle celos, ¿cómo diablos terminamos de esta manera?

Yoochun sonrió, olvidando el dolor en su frente casi de inmediato.

—Bueno si lo ves desde otro punto de vista, el que tu esposo fuera un entrometido, escuchara nuestra conversación y la malentendiera fue un punto a mi favor, ahora Yunho y yo tenemos que fingir que estamos saliendo y eso solo me da ventaja.

Boa entonces se cruzó de brazos. —¿Piensas meterle mano en pro engañar a Rain de la supuesta relación que tú y yo tenemos?
—Bueno, si se deja si.

Yoochun siempre había sido medio inconsciente, medio estúpido también. Sin embargo Boa pensaba que estaba empezando a escalar sus propios límites y en momentos como esos, solo podía bufar indignada y rodar los ojos, Yoochun en cambio parecía volver a preocuparse por el chichón en su cabeza.

—Ayer en la noche Rain casi te mata, y tú fuiste muy patético Yoochun, no sé como alguien como tú puede ser amigo de alguien como Yunho.

—¡Hey!— Yoochun la miró con reproche –Fue tu esposo el que me agarró del tobillo para darme de espaldazos en la frente.
—Más bien tú le diste de cabezazos en la espalda.

Boa rió, con su risa suavemente amortiguada por sus manos ante la presencia de tanta gente en la cafetería ese día.

—Como sea…— retomó el aliento —¿Cómo esperas avanzar algo con Yunho en medio de tantas mentiras?
—Yo sé como.

Kwon Boa no era de esas mujeres crédulas, frunció su ceño y cruzó sus brazos una vez más.

—Si supieras cómo, no estarías inventando tanta tontería en vez de decirle de frente a Yunho lo que sientes.
—Es diferente— Aclaró Yoochun –Apenas tenemos un día con el plan ¿y ya te estás echando para atrás? 

—No es eso…— Boa jugó con el pequeño café entre las manos —…Solo que todo esto me parece complicado. Y tú, Yoochun no puedes con las cosas complicadas.

Yoochun entonces solo sacudió su mano, despreocupado y sonriente de repente.

—¿Lo notaste Boa?— Los ojos de Yoochun por un momento parecieron brillar y ella solo negó sutilmente –Yunho llegó casi de inmediato cuando lo llamé, como si hubiera venido corriendo en cuanto le dije que Rain quería matarme.— La voz de Yoochun reflejaba entusiasmo, un poco controlado y sin embargo sus ojos lo traicionaban, al igual que su cuerpo que se movía constantemente ante la mención del mayor.

Boa entonces rodó los ojos. –Yoochun estás siendo demasiado gay.

Fue como un auto reflejo, Yoochun abrió mucho los ojos y tosió discretamente, tapando un poco su boca y desviando la mirada. Acomodado sobre su pequeño asiento y fingiendo que eso no había sucedido. A pesar de que Boa rió divertida y él solo logró sonrojarse como un niño pequeño.

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—¡Otra botella de vino!

Yoochun levantó el brazo, con su mirada turbada y el peso tambaleante de su cuerpo sobre aquel asiento frente al mesón del bar, y el hombre que atendía lo miró de nuevo con inseguridad, pero Yoochun volvió a reclamar por vino y el otro solo agachó la cabeza y accedió a darle otra de esas botellas.

Park sentía en el sabor agridulce de ese licor recorriendo su sentido del gusto, los recuerdos se atiborraban en su cabeza como un trago amargo que lo inducia a sentirse peor cada instante, como si nunca hubiera tenido la oportunidad que tanto había maquinado y que el día de hoy gracias a Rain, el  motor de su inesperada mentira, hubiera caído.

Recordaba al vino como el motivo inicial en que aquella noche había sentido la piel de Yunho impregnándose a la suya como un matiz de colores que pretendía convertirse en otro, entre el calor y los quejidos ahogados de esa noche en medio de aquella finca. El vino le recordaba a Yunho, su elegancia, su apasionado sabor y los recuerdos que se levantaban ante su tacto. Como un recuerdo efímero que empezaba a dudar que en verdad hubiera sucedido.

—Yoochun deja de ser patético— La voz de Changmin sonó a su alrededor, y sin embargo Yoochun decidió ignorarla mientras se servía otro vaso a costilla del que fuera que terminara pagando su despecho y borrachera –Al menos si quieres emborracharte, hazlo con licor de verdad. Whisky, vodka, tequila… ¡Que se yo!

De todas formas, el quejido del menor hizo a Park levantar la mirada, observar a Junsu parado junto al más alto que se quejaba aún del golpe mientras susurraban cosas entre ambos y lo confundían –Changmin no digas esas cosas— Había alcanzado a escuchar de los labios de Junsu –No deberías incitarlo a emborracharse más.

—Ustedes no entienden— Susurró con cuidado, torpe y mareado mientras se abrazaba a la botella –El vino es especial para mí.

Junsu sintió pena, una amarga y consolidada por la costumbre de siempre haber visto al mayor junto a su jefe. Ambos de un lado para otro, en una relación que todo el mundo sabría se daría con el tiempo y que sin embargo Yoochun había apresurado. Changmin en cambio tenía una mueca en su rostro, una de fastidio y aburrimiento que Junsu nuevamente corrigió un codazo en su estómago.

—¡Auch! ¿Por qué me pegas?
—Para que dejes de ser tan insensible.

Cruzaron sus miradas, por que de repente parecían ajenos a la realidad de Yoochun que seguía murmurando cosas sin sentido sobre la barra, siendo aún demasiado temprano como para que se emborrachara de esa manera y de todas formas, Changmin notó de repente como los ojos de Junsu se abrieron demasiado, con su mirada puesta en algún punto fijo dentro del bar.

—¿Qué miras?

Giró sin la más mínima cautela, con un tino impresionante al ubicar de inmediato la razón por la que Junsu se había entretenido un segundo, Minho se encontraba sentado en una de las mesas, con una vaso entre las manos y mirando constantemente la hora en su reloj.

Recordó cosas que se revolvieron en su estómago y a pesar de todo suspiró. –Es Minho— Dijo de repente. Capturando la mirada de Junsu y movió su pierna incómodo –Seguramente espera a Taemin— Recordó la cita de hace unos días cuando los cuatro hubieran ido al cine, y Junsu insistiera en que aún sentía cosas por Choi.

—Lo sé… Pero no creo que alguien como Taemin pueda entrar a estos bares, ¿cuántos años tenía?
—Y yo que voy a saber, medio lo presento y entramos al cine. Luego nos fuimos— Changmin sonrió ante el recuerdo –Y tampoco me interesa.
—Pues se veía muy joven.

Changmin levantó un poco sus hombros, en verdad no le interesaba en lo más mínimo hablar sobre aquello. Pensó entonces, que quizá Junsu tenía un poco de razón y tal vez si, todavía sintiera cosas por él, por mínimas que estás fueran, o a lo mejor era por su antigua relación que no podía jamás sentirse cómodo con las nuevas parejas que Minho tendría.

—Pues ese no es Taemin.

El comentario de Junsu lo hizo regresar su mirada aquella mesa, el lugar en el que Minho se levantaba con una sonrisa enorme en el rostro y los ojos que parecían haber abierto ante la disposición que sentía por ver al otro ahí. El otro un poco más bajo y con su cabello lacio y algo largo mientras al parecer se disculpaba por llegar tarde.

—Puede que sean amigos— Lo dijo casi sin pensarlo y Junsu asintió.
—Si, eso debe ser.

Pero un sentimiento amargo, en la boca del estómago al notar las miradas, y la risa abierta del otro que había llegado mientras Minho agitaba un poco sus manos en medio de una conversa con un entusiasmo que él no había visto tenía con Taemin.

—¡Oigan!— Yoochun se enganchó del brazo de Changmin, casi apoyado en él, recordándoles que seguía ahí, ebrio y en el peor de sus estados —¿Me están escuchando?
Junsu se acercó de inmediato –Ten cuidado, te puedes caer.

Yoochun sintió las manos de Junsu tomándolo con cuidado para que pudiera sentarse adecuadamente, y sonrió, agradecido y enternecido por el rostro preocupado del más bajo.

—Muchas gracias Junsu lindo.
—¿Junsu lindo?— Repitió indignado Changmin. A pesar de que fuera ignorado.

—Eres igual de amable que Yunho— Y el abrazo de Yoochun llegó de repente, ajustando a Junsu a su cuerpo mientras Changmin empezaba a intentar separarlos, gritando cosas como que no le metiera mano y se alejara de él, Junsu en cambio, incómodo como nunca antes solo susurraba palabras de aliento para no ser brusco y que lo soltaras –Eres un buen amigo, Junsu lindo.

—¡Que ya lo dejes, maldición!

Changmin lo empujó, Yoochun trastabilló como pudo en cuanto perdiera el equilibrio y tuviera que levantarse del asiento alto, mirando de repente el vino y volviendo a sentirse abatido.

—Es el vino, ¡todo es culpa del vino!— Yoochun gritó, señalando con descaro la botella sobre el mesón. Y Changmin miró asustado de un lado a otro, muerto de vergüenza ante el espectáculo que Yoochun estaba protagonizando, con Junsu a su lado tomando a Park de los brazos para que se calmara —¡Es que es injusto! ¡Borracho yo me le entregue en cuerpo y alma!— Las manos de Yoochun se sacudieron –Bueno, más cuerpo que alma, pero ese no es el punto.

—Oh, ¡por amor a lo que sea!— Changmin esta vez parecía indignado —¿Alguien tiene cinta aislante  para taparle la boca a esta desgraciado.
—¡Desgraciado! ¡Si, eso soy yo!— Yoochun golpeó su pecho –Lo único que hago es caer en desgracia tras desgracias.

Vergüenza ajena, Changmin no podía pensar en otra cosa, y sin embargo Junsu continuaba en su ardua tarea de intentar calmar a Park y por su puesto que este bajara la voz al menos.

—Yoochun creo que lo mejor es ir a tu departamento.
—¡No quiero!

Las mejillas de Yoochun se hincharon como un niño berrinchudo, volviendo a sentarse en su lugar y ante un agitado Junsu, que ya se encontraba despeinado y miraba con apremio a Changmin. —¿Y ahora que hacemos?
—Llevarlo a la fuerza si es necesario.

—¿Para que haga más escándalo?
—Bueno entonces no sé, al lo mejor…— Su mirada había estado viajando constantemente hacía él, hacía Minho a pesar de que Yoochun protagonizara su escándalo y lo pusiera en vergüenza —¿Minho?

Así que cuando Choi repentinamente se hubiera movido en su asiento, directo hacia el otro muchacho que lo acompañaba, besándolo como si existiera una costumbre entre ambos, entre sus bocas que parecían adaptarse sin miramientos entre ellas, Changmin solo pudo quedarse callado. Mirar a Junsu y que entre ambos quedara un voto de silencio contrariado antes de que Yoochun insistiera una vez más en levantarse.

—Yoochun será mejor ir a casa.
—Pero…
—Vamos ¿si? Luego hablarás de Yunho todo lo que quieras.

Junsu trataba de sonar conciliador, con su cabeza alrededor de ese muchacho que acompañaba a Minho y que evidentemente no era Taemin, Changmin estaba distraído, parecía haber volcado su atención en aquella situación que ambos habían observado a la distancia y que solo ponía pieza tras pieza un momento de incomodidad que no parecía subsanar con facilidad.






—Entonces ¿desde el principio todo fue una confusión?

Boa se encogió sobre su asiento, con las manos juntas y mordiendo su labio inferior –El plan inicial era darle celos a Yunho— miró  su amigo, sentando en el otro sillón contiguo a Jaejoong, mientras las manos de Rain tomaban las suyas con poca fuerza –Y de algún modo todo se transformó en un plan para engañarte— Dijo mirando a Rain –Por que tú habías mal entendido una conversación nuestra sobre la supuesta relación a escondidas que teníamos. Todo se hizo tan grande que… Se nos salió de las manos.

Era el momento exacto para decir algo y sin embargo Yunho parecía más concentrado en sus pensamientos que en exteriorizarlos mientras la mirada penetrante de Jaejoong lo abstraía, casi como si no existiera realmente. Yoochun lo había mirado de frente en cuanto los descubriera a todos ahí, había pronunciado su nombre y luego una disculpa torpe antes de huir de ahí con toda la calma que hubiera podido reunir.

Pero Yunho había sentido ese cúmulo de revelaciones como una cachetada certera en su mejilla, como si sus preocupaciones y confusiones fueran mínimas de repente, por que en realidad eran innecesarias. Yoochun no había tenido nada con Boa, por tanto ese hijo era inequívoco de Rain y los sentimientos de ambos pululaban desde un inicio alrededor de ambos. Aturdiéndolo y confundiéndolo ante la información que había caído como un yunque en su cabeza.

Changmin lo había mirado con reproche, esperando que fuera tras Yoochun y sin embargo se había quedado estático, mirando a Junsu y  a Changmin salir corriendo tras Park en un lugar que seguramente le tocaba ocupar a él, cuando regresó, Boa susurraba disculpas a Rain mientras se encogía todavía más y los brazos y fuertes del mayor la apresaban diciendo que no había por qué disculparse.

Y sin embargo las mentiras y el engaño lo mantenían a él como en un letargo que parecía ser fácilmente apreciado por Jaejoong que a su lado no había hecho más que mirarlo, tratando de adivinar sus pensamientos.

—Creo que lo mejor es irnos, ustedes tienen cosas que hablar y yo por lo menos, estoy sobrando— Las palabras de Jaejoong habían tenido ese tinte apagado que Yunho hasta ahora no había presenciado y aún así se levantó junto a él del sillón, a pesar de las miradas confusas de Boa y Rain –Con permiso.

—Yunho…

Boa lo miró, no dijo nada más y entonces Jung suspiró –Hablamos luego Boa, por el momento es mejor que descanses.

Trató de ser amables, por que no debía darle más preocupaciones de las necesarias a su amiga, no ahora que se encontraba embarazada y debía mantener la calma. Salió con sus pasos lentos y acompasados, viendo a Jaejoong buscar un taxi que lo sacara de ese lugar.

—Si gustas puedo llevarte— Habló bajo –Yo te traje y…
—No, tranquilo— Se apresuró en decir el mayor –Tienes muchas cosas en qué pensar.

La sonrisa que Jaejoong le regaló antes de subirse a un taxi fue conciliadora, Yunho pudo apreciar como el auto se alejaba y él apenas jugaba con las llaves de su propio carro, a expensas todavía de encontrar un lugar callado y tranquilo donde nadie pudiera molestarlo ni encontrarlo.






—Es un cobarde.— Changmin habló con displicencia, sus ojos posados sobre la espalda de Yoochun que se encontraba a la vista mientras su cuerpo reposaba sobre la cama, casi inerte ante todo el licor que había ingerido esa tarde, y Yunho sin embargo tenía una hora sin dar señales de vida –Al menos debería llamarlo.

—¿Tú crees conveniente?— Junsu se había apoyado un poco en la cama, mirando a Yoochun con pena y un suspiro en los labios –Yo de Yunho hyung estaría muy asustado.
—¿Asustado?

—Si, bueno han sido amigos. Y Yunho hyung aunque no lo dijera estaba muy afectado con todo esto de tener una relación con su mejor amigo, por más que a nuestros ojos hubiera sido una relación real. Para él era una mentira y sin duda la presencia de Jaejoong solo lograba confundirlo más.

Yoochun se movió un poco sobre la cama, abrazando la almohada y murmurando cosas poco entendibles.

—Oye, Changmin…— La voz de Junsu llegó como un susurro –Tu amigo Minho ¿no estaba saliendo con ese chico que llevo al cine el día que salimos? ¿El tal Taemin?
Changmin se movió incómodo –Si, bueno… Eso creo.— Entonces respiró hondo –Es tarde, lo mejor será regresar al trabajo.

Los ojos de Junsu analizaron a Changmin esa incomodidad que iba más allá del haber visto algo que no parecía conveniente y que asimilaba afectarlo de otra manera más profunda. Lo miró discretamente incluso de camino al trabajo, Changmin observaba su celular y parecía querer escribir o llamar a alguien y sin embargo lo volvía a guardar como si nada pasara.

Junsu sabía pocas cosas de Changmin, y las otras las había ido aprendiendo gracias a la convivencia, pero Changmin parecía más que incómodo, dolido, y era en esos instantes cuando Junsu se preguntaba ¿por qué aquello le importaba más allá de lo necesario?






Cuando Jaejoong llegó a su pequeña y alquilada habitación, un olor a comida casera lo atrapó y de todas formas creyó que se trataba de otra habitación que había logrado dejar que su aroma se escapara y llegara hasta él, se quitó los zapatos sin mucho cuidado y con el humor por los suelos, cansado y con tantos pensamientos en la cabeza que solo deseaba echarse a la cama y dormir.

—Ya está la comida.

Cerró los ojos cuando reconoció la voz y ni siquiera le sorprendió que Hyun Joong estuviera ahí, con su estupenda sonrisa en el rostro y un cucharón entre las manos que evidenciaban su arduo trabajo en la estufa.

—¿Se puede saber que haces aquí?
—Bueno, imaginé que llagarías agotado del trabajo, no sueles comer a menos que te tenga la comida lista y…

—Tú y yo ya no tenemos una relación.
—Y yo te dije que iba a llevarte de regreso a Estados Unidos.

Hyun Joong le sonrió, como si fuera un niño pequeño afrontando las verdades sin el más mínimo problema y a pesar de todo Jaejoong no lucía su usual rostro repleto de exasperación, en cambio lucía cansado y abatido.

—Jae…
—¿Mmh?

Cuando Jaejoong levantó la cabeza, fue demasiado tarde para sus sentidos, reaccionar no estuvo entre sus opciones por que únicamente sintió los labios del otro sobre su boca, en un beso ligero y sin problemas que amenazaba con robarle algo más que el aire, fue entonces cuando Jaejoong recién reparó en lo que sucedía, lo empujó y se levantó.

—¡¿Qué crees que haces?!
—Estabas triste— Sacó a relucir sin problemas –Así que te di un beso para que ya no lo estuvieras.

Fue un cambio de emociones bruscos que pasó por el sonrojo en Jaejoong para luego un impredecible enojo cuando levantó la mano y golpeó en la cabeza al otro, que solo alcanzó a quejarse sonoramente.

—¡Idiota! ¡¿Quién te dio permiso para andarme besando?!

Hyun Joong levantó la mirada en el momento en que Jaejoong giró indignado y caminó hasta su habitación, cerrando la puerta con un sonoro portazo y su entrecejo arrugado, con pasos agigantados que sonaban por toda la estancia, robándole una divertida sonrisa a él.

—Bueno…— Suspiró –Al menos ya no pareces triste.






Yunho había querido escapar de todo y de todos en un lugar donde no lo pudieran encontrar con facilidad, un lugar silencioso donde pudiera pasar horas y dedicarse solo a lo que deseaba hacer. Pensar y dejar ese extraño sentimiento de lado que lo impulsiva a seguir huyendo.

Miraba entre los estantes de aquella callada librería, todos los tomos que se posaban ante sus ojos, pretendía coger cualquiera irse a sentar en uno de los sillones mientras fingía leer y en verdad lograba absorberse por aquel nombre que daba vueltas una y otra vez en su cabeza.

¿Por qué no podía ser tan malo?

No le molestaban las mentiras, ni las trampas. Ni el estúpido plan de Yoochun que había evolucionado tanto que era casi hasta impredecible, lo que lo tomaba por sorpresa eran esos sentimientos inoportunos suyos que Yoochun parecía corresponder desde  mucho antes que él los desarrollara.

Y lo azotaba el temor, a pesar de haber fingido por un tiempo que salían, hacerlo ahora en serio, acostumbrarse a verlo y a besarlo, a tomarlo de la mano sin que todo fuera parte de una prueba, Yunho estaba dejando de lado los estúpidos planes de Yoochun que por algún motivo Boa había decidido seguir, y se fijaba ahora, más bien en todo lo que Yoochun representaría si seguía sus impulsos y se decidía a comerle la boca, ahora sin mentiras de por medio.

—¡Cuidado!

La advertencia llegó tarde, Yunho quitó el libro y varios de ellos cayeron en el piso como un juego de rompecabezas desordenado mientras el silencio era interrumpido por su torpeza y el muchacho, que vestía un chaleco azul con el nombre de la librería se acercaba sonriente y amable a ayudarlo.

—Tranquilo, a mí me pasa también algunas veces.

Tomó los libros, unos pocos en comparación a los que el muchacho había tomado vigilando que en realidad no les hubiera pasado nada. Yunho suspiró, este definitivamente no era su día.

—Al parecer no les pasó nada— Murmuró el muchacho –No se preocupe.
—Lo lamento mucho.

El otro sacudió un poco su mano. –Está bien, de todas formas acabo de llegar, se me pasó la hora del almuerzo por salir a comer y me pusieron a arreglar un montón de inventario. Recién salgo y ya mismo es mi salida— Sonrió divertido –Serías el primer cliente que atiendo ¿buscas algún libro en particular?

—En realidad no— Dijo, con el libro en sus manos y sentándose en el pequeño sillón rojo tras él –Solo buscaba un espacio tranquilo para pensar.
—Pues este es un buen lugar— Admitió el muchacho, dejando los libros sobre una pequeña estantería y sirviendo un oloroso café recién preparado –Siempre es bueno pensar con un poco de café en el organismo.

Yunho aceptó la pequeña taza, con una sonrisa diminuta en los labios. –Gracias, soy Jung Yunho.
—Lee Jinki, pero todos me dicen Onew.

El muchacho se sentó junto a él, y Yunho se encontró repentinamente contándole media vida al que se había sentado dispuesto a escucharlo, y mientras hablaba y el otro escuchaba, comentando de vez en cuando, Yunho se percato recién, que aquello era lo que realmente le había hecho falta.

Necesitaba hablar con alguien y decir todo lo que pensaba y lo que sentía, exteriorizar todo eso que de la nada parecía tan dispuesto a salir de su boca, habiendo estado tanto tiempo apresado entre su pecho y su garganta, llegando a conclusiones inesperadas sin que el mismo Jinki dijera demasiado, concluyendo, como cuando era pequeño, de la forma más básica posible.

—…Quiero decir, me gusta— Aclaró de repente, como si hiciera falta hacerlo –Pero es un idiota.

Y Onew entonces rió divertido.






Yoochun había despertado con todo el mundo dándole vueltas, con el lico por las venas y un malestar pésimo en el estómago que lo obligaba a sentarse de inmediato apenas fuera medio consciente, pero entonces recordaba a Yunho quedándose quieto como el reverendo imbécil que era y su coraje aumentaba a medida que se percataba que no tenia media idea de cómo había llegado hasta su departamento.

Buscó su celular, derrumbando un montón de cosas en el camino y desarreglando su cama más allá de lo adecuado, el número de Yunho siempre estaba entre los últimos discados, y con la mirada entre confusa y perdida, a pesar de eso no fue difícil marcar llamar y esperar por que el otro le contestara.

Aunque su voz sonara un poco tensa y él solo pudiera pensar en gritarle.

—¿Yoochun?
—¡Yunho idiota!— Apremió sin reparo en cuanto escuchara su voz —¡¿Se puede saber por qué tengo que ser yo el que te llame?! ¡Deberías estar preocupado por mí!

—¿Has estado bebiendo?

Yoochun no tenía la menor idea de cómo sonaba la voz de Yunho en esos momentos, si estaba preocupado o desinteresado y aún así, logró sentarse en la cama y apretar con fuerza el celular.

—Debiste ir tras de mí.
—¿Como en una película rosa y cursi?

—No sé… Tal vez—  Hablaba en susurros y ahora ya podía sentir la voz de Yunho, ese acto suave y desprendido de molestia con el que siempre lo consentía a la hora de perdonarlo —¿Estás molesto?
—No, solo confundido.

—Yo estoy muy borracho— Se rió –Pruébalo, es efectivo, aunque luego te entra la depresión.
—Entonces no es tan efectivo como parece.

Yoochun rió, con un suspiro grande al final de sus labios mientras una idea surcaba por su cabeza y arrugaba el entrecejo.

—No estás con Jaejoong ¿cierto?
—No, Yoochun. No estoy con él.

Hubo un suspiró, Yoochun no estuvo muy seguro si por parte de él o de Yunho.

—Apresúrate…— Susurró –Toma una decisión rápido por que si amanece y no me has dicho una respuesta, olvídate de mí.
—¿Cómo quieres que te de una respuesta cuando ni siquiera has hecho una pregunta?

Yoochun bufó. –¿En verdad quieres que te explique los hechos?— Sonrió un poco, apretando el celular otra vez –Estoy enamorado de ti, como desde la secundaria— Pausó un momento –Y no me atrevía a decírtelo por que odio esa palabra por estar tremendamente desgastada y ser horriblemente cursi, pero…  si, creo que eso es lo que siento por ti. Estos sentimientos que tengo son igual que su receptor, idiotas, retrasados y cursis.

—¡¿Me estás diciendo retrasado, idiota y cursi?!

Yoochun rió —¿Cómo así la cogiste tan rápido?— Finalmente se levantó de la cama, con el estómago revuelto y el cuerpo encogido –Bueno y ahora con toda la dignidad que me queda voy a terminar la llamada por que necesito ir a vomitar. Adiós.

Medió cerró la llamada cuando lanzó el celular a la cama y se encerró en el baño, con las nauseas más insistentes que antes y su poca comida evacuando de su organismo.






—¿Era él?

Yunho todavía miraba el celular en sus manos, con una mueca extraña en el rostro y sacudiendo la cabeza en señal de negativa. –Es un idiota— Murmuró a pesar suyo, guardando el celular en el bolsillo –Mira que insultarme y de paso ponerme un ultimátum. No voy a hacer lo que él quiere toda la vida.

Onew sonrió, mirando atentamente al otro que parecía hablar consigo mismo mientras fruncía el ceño.

—Puede que sea un idiota, como dices— Analizó Jinki mientras se levantaba de su asiento y terminaba de acomodar los libros que habían quedado en reposo –Pero es un idiota que te gusta.— Yunho lo observó terminar de colocar los libros en su lugar y suspiró.

Quizá tenía razón y él solo estaba complicando las cosas más allá de lo debido.

—¡Hyung!

El brazo de Onew fue tomado por un muchacho más joven y rostro reluciente mientras lo jalaba un poco y parecía entusiasmado con la salida.

—Ya, Taemin. Casi termino mi turno ¿no puedes esperar un poco?
—No, prometiste que iríamos de compras. Y soy tu hermano menor deberías consentirme todo el tiempo.
—No es cierto— Reclamó Jinki –Solo eres el niño engreído de mamá y papá.

Taemin pareció hacer un puchero mientras tanto y Jinki se dedicó a hacer lo que le faltaba mientras el otro esperaba. Yunho suspiró, tal vez era hora de ir a casa y solucionar sus propios asuntos.

—Adiós, Jinki. Espero que te vaya bien.
—Igualmente Yunho— Onew le sonrió amable –Sé directo y soluciona tus cosas con Yoochun, sin tantas vueltas de por medio.

Asintió como si pretendiera obedecerlo mientras salía de ahí y caminaba hasta su auto, con la mirada curiosa de Taemin sobre su espalda.

—¿Quién era él hyung?
—Un amigo que acabo de conocer.






—¿Todo bien profesor?

Kibum era de esos tipos populares, de mirada penetrante y una actitud tan efervescente que solo pocos podían controlar y conllevar y  a Rain siempre le había parecido particular la idea de que el muchacho le coqueteara tan descaradamente cuando le tocó dictarles su primera clase, y aunque le hubiera costado asegurarle que era plenamente heterosexual, aún le costaba asimilar que el muchacho tuviera ahora una sana preocupación por él.

—Si, solo ha sido un día extraño. Es todo.
—De acuerdo— Admitió Key, con su mirada dilatada y apretando los libros contra su costado —¿La revisión de la tutoría es mañana?

—Si, Kibum. Y sin aplazamientos y eso va para ti, Minho y Jonghyun.

Kibum ni siquiera se tomó la molestia de ocultar la forma en que había rodado los ojos.

—Ya sé… Nos vemos mañana profesor, que descanse.
—Gracias, igualmente.

Rain se quedó todavía recogiendo un par de cosas y Kibum optó por salir del salón hacía los pasillos donde Jonghyun andaba en su celular y Minho hablaba con él como si al otro realmente le importara.

—Así que hoy salimos de nuevo, nos vimos en un bar. Es increíble, tan inteligente y…
—¿Y de qué demonios habla contigo entonces?

Minho lo miró de inmediato como si quisiera golpearlo, y Key rió divertido, logrando que Jonghyun de una vez por todas alejara la mirada del dichoso aparato.

—Vamos, Key. No seas tan ingenuo— Sonrió Jonghyun –Estoy seguro que ese sujeto no busca precisamente hablar con Minho.
—¡Hyung no es así!

Minho prácticamente saltó ante la insinuación de Jonghyun y se mordió la lengua para no decir algo tan estúpido como ‘Yo le gusto de verdad’ Solo por que no quería caer en ridículo con esos dos. Así que prefirió cruzarse de brazos y desviar la mirada.

—Si, si… Como sea ¿vamos por algo de comer? Las clases me tienen agotado.

El celular de Jonghyun volvió a sonar y una sonrisa alumbró en sus labios.

—Yo  no puedo— Reconoció mientras guardaba el celular –Tengo una cita.

Kibum alzó los hombros mientras lo veía marcharse y decidía en ese momento empezar a convencer a Minho por que lo acompañara, a pesar de lo indignado que se encontraba.






Ha sido un día pesado en el local, Junsu estuvo repleto de trabajo y Changmin al no tener clases ese día decidió quedarse un rato más mientras los otros trabajadores parecían tan o más atareados de la normal. Fue cerca de las ocho de la noche, cuando finalmente las cosas se relajaron y Junsu pudo pararse junto a él en la entrada de local.

—¿Cansado?
—Un poco— Admitió Junsu –Pero supongo que eso es bueno.

Changmin ni siquiera se percató del momento en que dejó de mirar a Junsu para recaer en el hecho de los nuevos clientes que estaban a punto de entrar en la tienda y que venían conversando de lo más tranquilos. Changmin incluso sintió su cuerpo entero tensarse y Junsu fue el único entre los dos capaz de reaccionar a tiempo.

—Bienvenidos.
—Oh…— El muchacho más joven pareció reparar en su presencia —¿Eres Junsu, no?

Los ojos de Taemin parecieron entusiasmados y Junsu sonrió extrañamente.

—Si, hola de nuevo.
—Oh, y tú eres Changmin. Hyung mira, te presento a unos amigos de Minho que conocí hace unos días.— Jaló del brazo al otro y su mirada se posó despreocupada en ambos –El es mi hermano mayor, Onew.

Entonces la tensión creció, el mayor se agachó en modo de saludo y tanto Junsu como Changmin cruzaron miradas, confundidos y lo suficientemente incómodos como para querer salir huyendo de ahí, por que ahí estaba Taemin, la pareja de Minho y Onew, era el chico con el que habían visto a Minho besarse en el bar esa tarde.

—Un momento ¿dijiste que son hermanos?

Y los ojos de Changmin se abrieron un poco más cuando Taemin asintió y él sintió, que Minho había cambiando demasiado en el corto tiempo que habían dejado de verse. Todo tan complicado y molesto que Shim solo sentía ganas de salir huyendo, y golpear al estúpido de su amigo.






Si se pegaba un tiro, sería muy dramático.

Así que seguía sin posibilidades lo suficientemente óptimas mientras secaba su cabello luego de una reparadora ducha y horas de descanso en que su malestar por el licor fue menor. Así que pensándolo concienzudamente, volverse un ermitaño y nunca más salir de ahí, parecía ser la opción más viable.

Yoochun sencillamente no veía otra solución.

El timbre de su departamento sonó inoportuno, así que camino pesadamente, no tenía ánimos de ver a nadie, no después de su ridícula mentira cayéndose a pedazos y su patética llamada confesándole a Yunho cosas que jamás debieron salir de su boca. Oh, por los cielos, ¿por qué no se abría la tierra y se lo llevaban al inframundo?

Respiró hondo y abrió la puerta, notó su cabello y luego su ropa.
Vergüenza y ganas de cerrarle la puerta en la cara fue lo primero que sintió.

Pero Yunho lo miró y entonces a Yoochun se le volvió a remover el estómago, Yunho continuaba igual que cómo lo había visto temprano en la tarde, y ahora estaba ahí, mirándolo de una forma en la que Yoochun fácilmente podía empezar a zapatear con tal de que la tierra se abriera de una vez por todas y se lo llevara.

Pero eso no sucedió, y sus ojos grandes solo miraron a Yunho y esa expresión de idiota que tenía, mientras Yoochun recordaba que estaba apenas con un pantalón y una toalla en la cabeza.

—¿Qué haces aquí?
—Me amenazaste con que no me acercara a ti sino te daba una respuesta hoy mismo ¿no?

—Bueno si…— Retrocedió, soltando un poco la puerta –Pero no debiste tomarme muy enserio ¿sabes?

Esta vez Yunho fue directo, pasó una mano por su costado, directo a su espalda mientras sus labios volvían a estar en contacto con los suyos y el cabello mojado se le pegaba a la frente, dejándolo como idiota sin intenciones de responder, nada más por el hecho de que ese beso era igual al primero. Volvía a tomarlo por sorpresa, volvía a desestabilizarlo y él volvía a agarrarse de la ropa del otro como si fuera débil y sumiso.

—Se siente igual.
—¿Igual?
—Igual que la primera vez que te besé.

Yoochun sonrió y esta vez fue él quien tomó al otro por las mejillas antes de juntar sus bocas de nuevo y sentir ese vaivén de emociones que subían y bajaban de su pecho ante la sensación de las manos de Yunho sobre su espalda desnuda. Como el sabor más delicioso de esos recuerdos perdidos por el vino.

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