-Joven Hoshida, ¿Se encuentra bien? Parece que ha visto un fantasma o algo similar-.
Reacciono al escuchar aquella voz, esa voz que nunca creí tener el horrible placer de volverla a escuchar.
-No, disculpe-. Dije secamente
-Muy bien, entonces comencemos-.
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Tuve que fingir todo el tiempo que permanecí allí, me reí de sus malas bromas y me trague todo mi orgullo y fui amable y respetuoso. Parece que la vida quiere burlarse de mí, que incluso puso a la persona que causo mi infierno enfrente de mí.
Tenía tantas ganas de romperle la cara y causarle dolor hasta destrozarlo lentamente, como lo hizo con mis padres y los de Changmin, pero solo me quede ahí, sentado viéndolo, sigo siendo el mismo niño cobarde de aquel entonces.
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Veo pasar las luces de los autos, escucho los ruidos estridentes provenientes de una concurrida cuidad. Necesito silencio, silencio para meditar que es lo haré.
Hace algún tiempo me plantee la idea que si volvía a ver al hijo de puta ese, no le haría nada. Desde que murieron mis padres, solo he vivido por y para lograr la felicidad de Changmin. Incluso me vi en la horrible necesidad de que borraran su memoria, para que esos recuerdos espantosos no fueran un detenimiento para que cumpliera sus sueños y que volviera a sonreír como un chico normal.
Pero ahora que lo tuve en frente, todas esas ideas se fueron al caño, solo quiero hacer que pague y que sufra como el vil cerdo que es. Quiero que pague por arrebatarme el pedazo de vida que se llevo cuando mis padres murieron, por hacer que Changmin pasara de un niño feliz a un niño que aunque sonría sus ojos siempre reflejan una infinita tristeza.
Así que yo Kim Jaejoong, me vengaré. Lo juro por lo más sagrado que tengo, lo juro por lo único bueno en mi vida que es el amor hacía Changmin. Song Jungjoo pagará…
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Es cierto que el clima de Seul, es de locos. El sol esta brillando en su máximo esplendor, pero tengo tanto frío. Quizás solo yo me siento así, mi estado de ánimo no es muy bueno que digamos. Estoy tan jodidamente nervioso, hoy… hoy me entregan los resultados del examen. Me siento tan mal que incluso no he comido nada en 72 horas, eso es un record para mi… y eso que Jaejoong hizo pastel de chocolate, que es de mis favoritos, estoy seguro que colapsare.
El tiempo pasa y el cartero no llega con ningún sobre, ni con nada y yo estoy aquí con los nervios de punta, espiándolo y abrazando a mi oso de peluche. Parezco un chiquillo de 6 años cuando están a punto de inyectarlo, que estúpido eres Oshima Changmin. Justo ahora ni cortarme calmara todo lo que siento, quiero que todo acabe ya.
-¡Changminnie! ¡El sobre con los resultados ha llegado!-. Escucho a Jaejoong decir desde lejos.
Mierda, ahora solo quiero enterrar mi cabeza en la tierra como la avestruz que soy.
-Changmin, el sobre no se va a abrir solo, estas retrasando lo inevitable, lo que tenga que ser, será-.
Jaejoong me abraza por la espalda, agradezco que sea tal dulce y comprensivo conmigo, pero a veces tanta cercanía me agobia. Si yo fuera él, ya me hubiera dado un par de cachetadas para que entendiera, porque si no quedo no es el fin del mundo, ¿o sí?
-Tengo miedo-. Susurró tímidamente
-Lo sé, pero yo confío en tu potencial y en tu persona. Todo saldrá como mejor convenga-.
Me sonríe y le devuelvo la sonrisa.
-Vayamos adentro a abrir el sobre-. Me toma de la mano para entrar a la sala.
-Aquí estamos, vamos ábrelo-.
-No quiero hacerlo-.
-Ya Changmin, no seas cobarde, ¡hazlo!-.
-Cállate bobo, me presionas-.
Sostengo el sobre, estoy temblando como si hubiera bajado la temperatura a -20 grados en un instante. Corto la envoltura, saco la carta y leo lo que dice.
-Changminnie… me estas asustando, te estás poniendo azul, ¡dime qué diablos dice!-.
-J-jae… Jae-ejoo-ng-. El aire no pasa por mis pulmones, no puedo hablar
-Qué demonios pasa, ¡DIME!-.
-¡Jae, Quede!-.
Las lágrimas empiezan a desfilar por mi rostro, de verdad no puedo creerlo. La sonrisa de Jaejoong brilla y de pronto corre a abrazarme y me carga dándome vueltas por el aire. Realmente estoy feliz, Jae me baja y entonces él… él me planta un beso en la mejilla. Lo único que hago es darle una patada.
-No vuelvas a hacer eso, jamás en la vida-.
Salgo corriendo hacía mi habitación, voy directo al baño a lavarme la cara, ¿Por qué diablos hizo eso? No me gusta la sensación de sus labios en mi piel, odio como se siente. Empiezo a sentirme muy ansioso, por más que lavo mi cara no puedo sacar de mi cabeza como se sienten los labios de Jaejoong y así nuevamente termino flagelándome, se me está haciendo costumbre.
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-Changmin, ya han pasado dos semanas, ¿No vas a volver a mirarme ni a hablarme?-.
No recibo respuesta nuevamente, el susodicho termina de comer y se dirige a su habitación.
-Oshima Changmin, detente ahí. Ya dije mil veces que lo sentía, ¿Qué más quieres?-.
Se detiene, me mira con una de esas miradas asesinas típicas de él. Baja las escaleras y camina hacía mi.
-Lo siento, me comporte mal. Pero aún así no lo vuelvas a hacer, si no un día de estos terminarás sin labios-.
Si Changmin quiero terminar sin labios, pero quiero que tú te los acabes sin dejar rastro de ellos. Cada vez estoy más loco, ya no puedo más con estos sentimientos reprimidos, necesito que me ame, necesito su amor ahora.
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Un mes después…
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Primer día de clases y como siempre tarde, genial.
Malditas pesadillas, solo logro concebir el sueño después de las 3:00 am, justo ahora soy un zombie, de seguro espantaré a mis nuevos compañeros con las enormes bolsas negras debajo de mis ojos.
-¡Chaaangmiin! ¡Ya es tarde, apurate!-.
-Si Jaejoong, ya lo sé. Bajo de inmediato-.
Tomo unos jeans oscuros, un poco desgastados, una playera blanca pegada al cuerpo y para variar un poco, una sudadera color gris… Jae sugirió que comparamos un nuevo guardarropa, inmediatamente me negué. Primero porque no tengo confianza en mostrar mi cuerpo a los demás; segundo entre menos llamativa sea la ropa que lleve, más pasare desapercibido. Y finalmente por las diversas marcas que tengo alrededor, tengo miedo que Jaejoong me descubra y que piense que estoy loco. Suficiente trauma debe tener al verme platicar con un ser inanimado todo el tiempo ó verme llorar tanto, que incluso ha tenido que quedarse a consolarme en mi cuarto, ya no quiero causarle tantas molestias.
-Jae, vámonos ya-.
-Ten, toma tu almuerzo, lo hice especialmente para… ti-. Un color carmesí adorna sus mejillas, últimamente Jaejoong hace este tipo de cosas, cosas que no logro comprender.
Todo el camino me la paso en silencio, quiero hablar con Jae de lo que pasa con él. Quiero que me explique el por qué de sus continuos sonrojos y de sus miradas extrañas… pero al final no logro decir nada.
-Changmin, hoy te dan tu horario, ¿No?-.
Asentí.
-No dudes en avisarme a qué hora saldrás, no quiero que te pierdas de regreso a casa ¿Eh?-.
Volví a asentir. Llegamos a la escuela y salí del auto.
-Mucha suerte pequeño. Diviértete en tu primer día como universitario-.
Sonríe, ahora su mirada se torna triste. Demonios, no me gusta verlo así, daría lo que fuera por verlo feliz siempre, pero creo que yo soy el causante de su tristeza, joder, no se qué hacer.
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- Park Yoochun, no pensé que te presentarías. Justo ahora ideaba la manera de ir a sacarte de tu madriguera-.
Mi buen amigo alardea mientras se acerca para saludarme.
-Incluso te recogiste completamente esos horribles rizos-. Sonríe-. –Y te has puesto un traje, ¡Oh Dios Mío! Debe ser el fin-.
-Eres un exagerado-. Digo mientras lo abrazo
-Debes querer impresionar a tus nuevos alumnos-.
-Justamente, eso es lo que no quiero-. Caminamos juntos para entrar a la escuela
-¡Mírate! Te has puesto pálido, debes estar muy nervioso-. Dice Yunho preocupado
-Como quieres que no me ponga así, esos pequeños pre-adultos estarán juzgándome y como no tengo pinta de maestro ni nada parecido, me da miedo que atenten contra mí-. Yunho se empieza a reír como loco.
-Mejor no lo pudiste haber dicho, justo ahora pareces una chica con traje-.
-¿Por qué lo dices?-. Pregunto curioso
-Mírate. Piel blanca, pestañas curvilíneas, cabello negro y rizado, labios carnosos color cereza, si tuvieras pecho te pediría que salieras conmigo-. Cuando termina de decir esas estupideces, lo empujo y lo golpeo.
-Cállate idiota-.
Comienzo a acelerar el paso y me adelanto fingiendo molestia. Se me acerca y me abraza, lo miro y juntos empezamos a reír. Creo que mis nervios se han ido, siempre dice esa clase de cosas para calmarme, se lo agradezco profundamente, es un gran amigo.
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Me acerque tímidamente a preguntar cuál era el edificio de la carrera “Arquitectura y Diseño”. Un tipo, no sé si era docente o algo así, me dijo amablemente que mi edificio era el “E”.
Di varias vueltas por la escuela buscando el dichoso edificio y nada. Yo y mi severo problema de ubicación en lugares grandes. Vi el reloj, 7:20 am, fantástico.
-¿Necesitas ayuda?-. Dijo una voz que se me hizo muy peculiar, ¿Acaso conocía al tipo que me hablaba?
Volteo, “No puede ser” digo internamente. Otra vez él. Por qué el primer día de clases me lo tengo que encontrar a él.
-No me responderás, ¿verdad?-. Volvió a dirigirse a mí
-Supongo que el ratón te comió la lengua, ¿no?-. Sonrío estúpidamente
Empieza a mirarme de pies a cabeza, no lo soporto más y le grito.
-¡¿Eres la policía o qué?! ¿Por qué demonios te interesa lo que haga? ¡Deja de acosarme idiota!-.
No sé como fui capaz de decirle eso, Dios ¿Qué me pasa? El bajo la cabeza y empieza a… a reírse.
-Eres de nuevo ingreso ¿no? Si no me equivoco presentaste para Arquitectura y Diseño. El edificio que buscas, está justo enfrente de ti. Tu salón es el 32, segundo piso-. Sonríe y se da la vuelta
-Ah, una cosa más-. Inhala aire. –Deja de ser tan testarudo, tienes un lindo rostro y cuando te enfadas se vuelve feo-. Vuelve a sonreír y se aleja completamente.
Qué demonios fue eso… mi cerebro no logra reaccionar. Lo único bueno de esa extraña conversación es que ya sé donde estoy, ya no me encuentro perdido.
Al llegar al salón ya estaban ahí todos mis nuevos compañeros, nuevamente soy el ultimo en llegar y la comidilla de los demás, qué más puedo pedir. Realmente me sorprendí que solo estuvieran 19 chicos a parte de mí, pensé que sería un salón de clases absolutamente lleno como en la preparatoria. Me sentí aliviado porque me toco uno de los últimos asientos al final del aula y además porque no tenía personas tan cerca de mí. Los 20 lugares estaban muy bien distribuidos, por fin tenía espacio para mí, esta escuela es genial.
Los profesores fueron presentándose uno a uno, siempre repetían las mismas cosas: “Jóvenes, ustedes son afortunados de estar aquí, muchos se quedaron en el intento, así que aprovechen el lugar que se les brinda”, “Esta universidad es una de las más prestigiosas del país, así que honren el lugar que se les dio y háganos sentir orgullosos”. Bla, bla, bla, todos decían prácticamente lo mismo.
Una chica paso y nos repartió el horario, lo observe. Lunes a Jueves de 7:00 am a 3:00 pm y Viernes de 8:00 am a 5:00 pm, con un descanso de 10 minutos entre cada materia. Me gustaba porque así tendría menos tiempo de convivir con las personas.
Y así transcurrió mi primer día de clases. 2:58 pm, ya es tiempo de salir. Estaba por demás contento, nada podía hacerme cambiar de opinión, definitivamente quedar en esta escuela fue de las mejores cosas que me pudo haber pasado.
-Chicos, tendrán que quedarse unos minutos más. Los decanos de cada carrera quieren conocerlos y darles la bienvenida-. Dijo uno de los profesores, antes de salir
Solo esto me faltaba, justo ahora que mi mente solo piensa en comida, me dicen que me tengo que quedar más tiempo. Los demás compañeros empiezan a cuchichear, de pronto entraron 3 personas de traje negro seguidamente.
-Buenas tardes jóvenes, felicidades por haber entrado a la Universidad de Seul, en especifico a la facultad de Arquitectura y Diseño-. Dijo el más viejo de los 3
-Cada año, recibimos miles de propuestas para futuros alumnos, pero como saben, solo seleccionamos lo mejor de lo mejor, por eso confiamos en su talento-. Dijo ahora, la única mujer entre ellos.
-En esta escuela la educación es especializada, nos enfocamos en formar plenamente a cada uno de nuestros alumnos, por eso solo recibimos 60 alumnos por carrera cada año-. Dijo el más joven de los tres-.
-Perdón por interrumpir-.
Oh no, qué hace él aquí, no me digan que él… él, no mi suerte no puede ser tan nefasta.
-Park qué bueno que llegas, le explicábamos a los muchachos la importancia de la educación especializada, así que continua-. Dijo el mayor, ahora de los cuatro ahí
-Por supuesto, como ya les dijeron, nos basamos en una educación especializada. Cada alumno tiene una manera de aprender diferente de los demás, nosotros queremos que todos los egresados se lleven de aquí los conocimientos necesarios para sobresalir afuera, por eso tanto los maestros, jefes de carrera, decanos y directivos trabajamos en conjunto para brindarles el apoyo que se merecen y también les ayudamos a resolver cualquier duda que se les presente. Al ser solo 20 alumnos en cada salón nos facilita la tarea demasiado-. Sonríe y se le forman hoyuelos en las mejillas cuando lo hace, eso lo hace ver más estúpido
-Muy bien, ahora nos presentaremos como es debido-. Dice la mujer
Ruego a todo lo divino que exista, que él no sea el encargado de mi carrera, no puedo tener una suerte tan mala ¿o sí?
-Mi nombre es Choi Woojin, decano de la carrera Ingeniería en Arquitectura-. Hace una reverencia y todos aplauden
-Mi nombre es Moon Eunshin-. Dice ahora la mujer. –Soy decano de la carrera de Diseño Industrial-. Más aplausos
-Mucho gusto, soy Jung Yunho, decano de…-.
Siento como miles de pequeñas hormigas apuñalan mi cuerpo, las gotas de sudor corren por mi frente, esto se llama presión absoluta.
-Decano de la carrera de Licenciatura en Arquitectura-. Sonríe y hace una reverencia
No puede ser, el no puede ser. De verdad la vida me odia… tal vez solo es una confusión y ese estúpido solo se metió al salón por equivocación, tal vez solo sea el intendente. Si eso debe ser, el tiene ese tipo de cara…
-¡Hola! Creo que ya es obvio ¿no?-. Sonríe. –Soy Park Yoochun decano de la carrera Arquitectura y Diseño-.
Hace una reverencia, alza su cuerpo y vuelve a hacer que esos estúpidos hoyuelos adornen sus mejillas. Las chicas gritan y se emocionan, los chicos solo aplauden… y luego estoy yo, que en este momento quiero tener pastillas para encogerme y así poder pasar desapercibido.
No me puede estar pasando esto a mí. Justo hace unas horas acabo de llamar “idiota” a mi decano de carrera. Tienes la mejor de las suertes Changmin.
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Esos dos me matan jodida la cosa me gustaria q chun ayude a min q vuelva a cantar para el
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