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Blogger - Especial 3

IRREFUTABLEMENTE INEVITABLE









Shim Changmin no era como los demás muchachos de su salón.



A pesar de estar en segundo año, de que la mayoría prefiriera pasársela con juegos absurdos y comentarios sin chiste alguno. Changmin solo los miraba con recelo y se alejaba, sencillamente él encontraba divertido otras cosas.



Con una mente que al parecer no iba de acuerdo a su edad, Changmin oscilaba entre en un buen libro o sentarse a comer a solas, disfrutando de esa apacible soledad que lo rodeaba y le encantaba.



Fue una tarde, del primer día de clases. Los alumnos entraban y él se encontraba sentado en una banca frente al estacionamiento, comiendo una manzana que su madre le había empacado. Ella era la que insistía en toda esta tontería del conservatorio de arte, deporte y cultura.



Changmin sentía que hubiera estado mejor en un Instituto cualquiera. Pero nunca se le había dado bien llevarle la contraria a sus padres y por tanto, solo había dicho que ‘si’ mientras su madre emocionada llenaba la ficha de inscripción.



Y este era ya su segundo año en el Conservatorio, ya lo conocía y cuando menos no todo sería tan abrumadoramente complejo, entre los niños con una afinación espantosa por los pasillos y los torpes bailes que ideaban.



Pero una cosa era segura, todos, absolutamente todos salían de ahí con algún tipo de talento. Para eso los educaban, no había forma de que algún estudiante pudiera tener el nivel de un niño de primero. Y Changmin no lo demostraba, pero le gustaba su voz.



Su talento cuidadosamente oculto, por que prefería a su cerebro.



Fue cuando el auto de uno de los chicos de tercero se estacionó, específicamente de los populares. Que Changmin olvidó que se encontraba comiendo aquella deliciosa manzana verde.



Por que esa mañana, Choi Siwon bajó del auto de su familia, con la misma presencia de siempre. Pero tras de él, bajaba un muchacho menor a él, con el cabello un poco largo y los ojos negros mirando a todas lados, emocionado.



Fue como un eco en su interior, de esos que producen un hueco en el estómago, que te recorre el cuello, atraviesa tus pensamientos y explota como fuegos artificiales en tu pecho.



Tenía apenas trece años en ese entonces, se asustó por la idea y bajó la mirada. Sacudió sus cabellos y la manzana en sus manos resbaló inapropiadamente, inconsciente de que la primera vez que su corazón daba ese tipo de saltos e incluso perdía el apetito.



Ese niño, que luego de unas semanas descubriría se llamaba Minho, nunca lo miró, continuó con su paso seguro a un lado de su hermano, por el Conservatorio que los miraba ingresar y que apuntaba directamente a Minho como otro muchacho popular más.



Confundió sus sentimientos de muchas formas diferentes, Changmin es un hombre de inteligencia privilegiada después de todo. Primero desarrolló la teoría de que su belleza lo había impresionado. Aunque hubiera chicos y chicas igual de apuestos y ninguno hubiera logrado lo que él le causó.



Fuegos artificiales… Eso es lo que él había sentido al verlo.



Luego investigó y se aferró a los libros, buscando una explicación al comportamiento por demás extraño de su cuerpo, a las reacciones y a la aceleración inexplicable de su corazón. Incluso molestó a su mamá hasta el cansancio para que lo llevara a un cardiólogo que lo pudiera revisar y dar un diagnostico adecuado.



“Tranquilo muchacho, tienes una salud envidiable. Esa aceleración que tienes, ¿es cuando ves a una linda chica de tu salón?”



Había un sinfín de lugares por donde Changmin podría empezar a corregir al doctor, pero su madre estaba a un lado y por ella prefirió callar, chico, chica… ¿Qué importaba? El punto era que se le aceleraba el corazón cuando veía a alguien y eso no podía ser normal.



Con un leve asentimiento y las mejillas rojas por la vergüenza, asintió. El cardiólogo frente a él, solo había sonreído levemente y sacudido sus cabellos.



“Entonces no hay de que preocuparse, podría tratarse de amor.”



¿Amor?



Sinceramente Changmin había esperado un diagnostico más inteligente que ese. Pero en base a todo lo que había sucedido, y que su madre riera bajito sumiéndolo un poco más en su estado de vergüenza. Changmin decidió cortar por lo sano y agachar la cabeza un poco más.



Se sentía verdaderamente estúpido.













Lo más sano fue alejarse, ocuparse en algo más y dejar que el tiempo pasara.



Para mediados de ese año, Minho ya gozaba de una popularidad excelsa, propia de ser el hermano menor de uno de los chicos más populares, la diferencia radicaba en que de vez en cuando tanta atención, a Minho parecía fastidiarle.



—Odio que seas un año menor a mi, Changmin. De otra forma tendríamos clases juntos.



Fue la voz de Jaejoong quien logró que despegue sus ojos de la pared vacía frente a él y girara para ver a su amigo, quien rodeado por varios libros anotaba un par de cosas en su cuaderno. Al parecer muy concentrado en su trabajo.



—Ya llegará ese momento, hyung. Según tengo entendido a partir de cuarto año se pueden tomar materias extras independiente del año.

—Pero yo estoy en tercero, tú apenas en segundo. Aún así faltarían dos años.



Changmin sonrió, mirando el libro abierto que tenía en su poder y tratando de enfocarse en su investigación. Miró el reloj en su muñequera, y una sonrisa se posó en sus labios cuando notó que daban las tres y media en punto.



Justo en ese instante Minho ingresaba, con su mochila en la espalda y saludando a la bibliotecaria con una de sus lindas y amables sonrisas. Y como cada día, ocupaba la mesa más alejada y se sentaba con varios a libros abiertos a su alrededor a dormir.



Changmin suponía que esa era su forma de relajarse, cuando todos aprovechaban el tiempo en alguna actividad, o en ir a la casa de alguien a hacer escándalo. Minho dormía en la biblioteca del conservatorio.



Seguramente alejándose de sus amigos y de su hermano y sus amigos populares.



Si, Changmin se había alejado un poco, había optado por dejar de observarlo y todo. Pero no era su culpa que Minho buscara relajarse en aquel lugar donde él acudía todos los días a realizar su tarea. Se le escapaba de las manos.



Aunque verlo dormir tan plácidamente fuera confortante.













El siguiente año, fue poco más que tormentoso.



Jaejoong ya no estaba, y Changmin no era precisamente sociable, sus pensamientos y miradas se deslizaban con más facilidad hacía Minho y su estúpida sonrisa que había empezado a odiar.



Si, había entrado en la etapa inmadura del odio/amor.



Por primera vez despreció el hecho de que dividieran el conservatorio en dos bloques. Jaejoong ya se había mezclado con los mayores y a él todavía le quedaba un año en ese bloque para los tres primeros años. Esclavo de la presencia constante de Minho.



Fue un año tormentoso, por que ya tenía catorce, casi quince y las cosas no cambiaban, seguía sintiendo esos fastidiosos fuegos artificiales en su pecho. Y concentrarse en los estudios no funcionaba, aunque hubiera resultado beneficioso para su promedio.



—Entonces, ¿qué piensas hacer para los finales de música?

—Baile, Siwon dice que tengo algo de talento así que tal vez debería explotarlo.



Apretó los libros al nivel de su pecho y optó por seguir caminando, fingiendo que no notaba su presencia, ni su voz, ni las de sus amigos alrededor. Resultaba patético el hecho de que él se preocupara tanto por no encontrarse con Minho, cuando el menor ni siquiera lo ubicaba.



Ese fue definitivamente fue su año más largo y tormentoso de todos. Repleto de fuegos artificiales.













—He escuchado que Yoochun estuvo saliendo con alguien y las cosas al parecer terminaron muy mal.



Changmin solo sonrió, como pocas veces lo hacía mientras buscaba uno de sus cuadernos en los casilleros, Jaejoong suspiraba cada tanto mientras le hablaba del dichoso rumor entre los muchos que eran el justificativo a la nueva actitud del muchacho más popular de todo el conservatorio.



Pero su sonrisa tenía un justificativo. Y ese, era Choi Minho.



¡Ya no lo veía!



Ya no evitarlo por todas partes.



Ya no fingir que no le importaba.



Y lo más importante de todo… ¡Ya no más fuegos artificiales!



Si… Su vida era definitivamente buena en estos precisos instantes, a pesar del molesto parloteo de Jaejoong que incluía a Park Yoochun cada dos palabras. Pero eso lo tenía sin cuidado mientras su paz estuviera adecuadamente resguardada.



Pero esa paz, acabo dos meses después.



Cuando un día cualquiera lo vio, por uno de los pasillos que deberían estar desprovisto de Minho. Él apareció de la nada, y Changmin se paralizó, observándolo entrar como si nada y mirar de un lado a otro como si buscara a alguien.



El mundo entero se ralentizó. Mirando el paso tranquilo de Minho mientras pasaba a su lado, ignorante de su existencia. Con una sonrisa confiada en los labios. Provocándole a Changmin un cruel escalofrío en todo el cuerpo en cuanto paso a su lado y dejó rastros de su aroma.



Fue como si todos de pronto descubrieran al muchacho. Minho brillaba y todos lo habían notado. Ese día, Minho no buscaba a su hermano. Ese día, Choi Minho soñaba con ser un buen bailarín, ese día Minho buscaba al mejor de todos. Buscaba a Jung Yunho.



Y el tormento de Changmin volvió a empezar, su paz duró demasiado poco.



Por que lo volvió a ver, cada día iba Minho en busca de Yunho. Y Jung no parecía querer dejarse convencer. Changmin sufrió, se sintió estúpido, débil, patético. Por que amar siendo invisible dolía. Eso, lo descubrió en su cuarto año en el conservatorio.



Y sabía, desde ese instante. Que debía hacer algo por cambiar las cosas.













—Hola, disculpa. ¿Eres… Shim Changmin?



Fue una voz diferente, de esas que te provocan una primera impresión que estremece todo tu ser. Eso, fue lo que Changmin sintió cuando escuchó por primera vez la voz de Junsu, era innegable que ese chico de cabellos negros poseía una voz que era imposible de no identificar.



—Si, ¿tú eres Kim JunSu?

—Si, mucho gusto.



La sonrisa, estrechar las manos. Fue un gesto como cualquier otro. Changmin nunca fue muy sociable, pero de repente el tal Junsu se hizo su amigo, se volvió cercano a él, a pesar de que fuera jugador del equipo de fútbol, que fuera uno de los mejores. Que fuera contra las reglas al ser un popular y atreverse a ser su amigo.



A Changmin siempre le costó entablar amistades profundas, serias, duraderas con las personas. Era siempre más sencillo cuando las personas se hacían tus amigos, confiaban en ti, hacerlo primero no era algo a lo que estuviera acostumbrado.



—¡Oh! ¿No eres un año menor a mí? ¿Cómo vas a ser mi tutor?

—Bueno, si la materia se te hace difícil, necesitas si o si un tutor. ¿El año que estoy cursando es importante?



Junsu pareció facilitarle las cosas con una sonrisa, asistiendo día a día a sus clases. Trayéndole comida de vez en cuando, en los momentos en que se atrasaba por los entrenamientos.



Junsu fue amable, fue sincero. Fue un amigo de verdad.



Y Changmin lo dejó entrar en su vida, confiando ciegamente en él.



Y un día decidió, que sería buena idea que Junsu y Jaejoong se conocieran. Que los tres fueran amigos. Con la llegada de Junsu en su vida, por unos momentos Changmin sentía el peso de Minho ligero.













—¡Agh! ¡Maldición soy un asco con esto de los videojuegos!



Jaejoong puso un puchero gracioso en los labios. Soltando la palanca del video juego que acababa de perder contra Junsu quien reía victorioso frente al televisor. Changmin bebió un poco de agua y se sentó en el lugar de Jaejoong.



—Veamos que tan bueno eres Kim Junsu.

—Solo te diré una cosa, Min. Yo jamás pierdo.



Cuando los dos menores se vieron fijamente, Jaejoong rodó los ojos. Curioso de sentir que por primera vez no encajaba con Changmin en algo, los observó jugar por un momento y cuando se aburrió de mirar la pantalla se recostó en la cama de Changmin.



Con la cabeza colgando sin todavía tocar el suelo y sus cabellos rozando el piso, mirando de cabeza como sus amigos incluso se empujaba mientras jugaban, entre risas que no eran tan comunes en Changmin.



Justo en ese momento una idea cruzó por su cabeza.



¿Por qué Junsu podía lograr en Changmin esas reacciones que difícilmente él lograba en Changmin?



La interacción, los temas de conversación que no salían entre ellos. El hecho de que mantuvieran la misma amistad, pero, que a la vez fuera diferente. La mente humana que clasificaba inequívocamente.



Jaejoong entonces se sentó, mirando a sus amigos.



La manera en que Junsu le dio un manotón a Changmin y él rió a carcajadas disfrutando de su victoria. Fue como si una idea llegara, brillante y emocionante. La mente humana capaz de elaborar, clasificar, permitir y descartar.



Jaejoong se creyó en ese momento capaz de lograr lo que quisiera si aprendía a mover las piezas de la mente humana adecuadamente. Todo era predisposición de lo que el cerebro maquinara, entonces lograr controlar desde ahí, y Jaejoong tendría en sus manos, la vida, emoción, sentimientos. Absolutamente todo de quien quisiera.



Decidió entonces, que mañana a primera hora iría a la librería, compraría cuantos libros pudiera de psicología y empezaría a estudiar todo ese asunto. Tenía un plan de vida, quería revolucionar la psiquiatría actual.













Changmin ha comenzado a sospechar que tiene un asco de suerte.



Por que el año que ha empezado Minho su estancia en el bloque de los alumnos mayores, y ha llegado entre risas con su aparente mejor amigo. Joonghyun, conocido por todos por ser otro de los chicos populares, sociables, y más decididos del lugar.



Si bien Minho, siempre había mantenido al margen a las personas, con Joonghyun todo parecía ser diferente. Joonghyun pasaba sus brazos por los hombros de Minho y él sonreía, era como cuestión de tiempo.



Era una carrera contra reloj, para que Joonghyun dijera las palabras adecuadas y Minho sonriera rompiéndole el corazón a él. Cuando los vio pasar por los pasillos, Changmin endureció un poco sus gestos y tomó una decisión.



No importaba lo mucho que Minho le gustara, incluso hasta demasiado. No sería algo que compartiera con los demás. No sería algo que demostrara. No sería un estúpido una vez más. Giró entonces, con la cabeza en alto, comprendiendo que los populares iban con los populares, como un estilo de vida que recaía en sus futuros cuando fueran exitosos y otros no.



Que Junsu fuera una excepción, no quería decir que los demás también lo fueran.



En cuanto se empezó a alejar, concentrado en su decisión. Junsu se permitió salir de atrás de los casilleros, mirando fijamente la manera en que Changmin se alejaba. Sabiendo a consciencia que esa mirada la conocía de memoria.



Por que finalmente Changmin y él habían resultado más parecidos de lo que parecía.













—Te odio…

—Lo sé.



Junsu sonrió, con los brazos estirados. Esperando por que Yunho encendiera la música, Changmin cerró los ojos, concentrado en las primeras notas que se empezaban a escuchar. Moviendo su pecho al compás de Junsu, ambos a pasos iguales.



Odiaba a Junsu por arrastrarlo a que fuera su compañero de baile para la estúpida tarea que tenía. Yunho los había entrenado bien, pero aún así no se sentía completamente seguro, peor aún cuando Junsu se desenvolvía con facilidad y a él todavía le costaba.



Sentía la fija mirada de Yunho, analizando cada uno de sus pasos. Le frustraba que Jung no dijera algo. Siempre callaba, hasta el final cuando apagaba la música y relataba cada uno de sus errores, sin olvidar alguno. Como si tuviera una memoria privilegiada.



Aunque bueno, eso le aseguraba no desconcentrarse en plena coreografía y estar deteniendo la canción a momento sin lograr terminarla. Cuando Junsu se agachó. Changmin puso las manos en sus hombros, dio el salto que Yunho le había indicado, giró y cayó junto a Junsu de cunclillas.



Con el corazón acelerado y una sonrisa grande, Changmin supo que eso había salido demasiado bien. La música terminó y Junsu le dio un par de palmadas en la espalda con una sonrisa igual de grande.



—¡Wow! Changmin, eso fue demasiado. No tenía idea de que habías mejorado a esa velocidad. Definitivamente Yunho es un excelente maestro.



Minho cerró la puerta tras su ingreso, con la maleta a su espalda, y Changmin borró un poco la sonrisa. Si, el destino es un asco. Justo cuando decide alejarse de Minho, Junsu insiste con lo del baile, y su instinto a podido más. Necesitaba hablarle al menos una vez.



Y ahora tenían algo así como una amistad.



—Me robaste las palabras, Minho. En serio, Changmin has mejorado demasiado.



Yunho puso una mano en su hombro, Changmin asintió, orgulloso de al fin recibir un halago y ninguna corrección. Junsu solo bebió agua. Con una sonrisa extraña en los labios.



Junsu no movía sus piezas solo por que si, necesitaba a Changmin como su pareja de baile, no por que le interesara su calificación, sino por que necesitaba a Changmin cerca de Minho. Lo necesitaba débil y contrariado.



Para que cuando decidiera ponerlo de su parte, Changmin no tuviera tantas barreras con las que defenderse. Changmin podía ser un aliado demasiado útil.













Junsu sintió sus planes tambalear un poco, cuando Siwon tuvo la ‘brillante’ idea de aliarse a Changmin, y juntos intentar olvidar a sus respectivos amores no correspondidos.



¡Maldición!



Entre él y Yoochun con sus incesantes intentos por meterlo en su cama para demostrarse a si mismo que lo había olvidado lo tenían harto. Junsu no era tan idiota como para no sospechar que Yoochun en realidad lo que quería era humillarlo para demostrarle que lo había ‘olvidado’



Por supuesto, Junsu no le daría esa paz.



Arrastro los pasos hacía la cancha de entrenamiento, Junsu suspiró. Intentando hallar la forma en que Changmin volviera a estar débil, con la imagen de Minho impregnada en sus ojos. Siwon era un soporte, y así. Changmin jamás se dejaría guiar por su mano.













—Min… ¿En que piensas?



Jaejoong de pronto estuvo sentado a su lado, Changmin salió de sus divagaciones. Y suspiró, rayando el cuaderno sobre su asiento, como si dudara aún en compartir o no sus pensamientos.



—¿Te has peleado con Siwon?



Changmin quiso reír en ese momento. Jamás desde que había accedido a salir con Siwon habían peleado. Jaejoong parecía preocupado pero Changmin supuso que no era el momento de compartir sus dudas.



—Nada hyung, solo pensaba en los exámenes.

—¿Seguro? ¿U otra vez estás con la duda de Junsu?



Un suspiro salió de sus labios, en unos días todo parecía girar en torno a Junsu, de una manera no muy adecuada. Pero nadie parecía estar dispuesto a decir algo. Todos parecían incluso guardar un gran secreto, todos inmersos en una promesa muda.



—Es solo que… Yo sé que algo raro pasa con Junsu, pero no se que.

—Pues estamos iguales. Parecemos ser los únicos que no saben nada.



Jaejoong se apoyó en él un poco, con la mirada un poco distraída y melancólica que en estos días parecía ser una costumbre extraña en él.



—Ayer Yoochun me pidió que saliéramos este sábado, ¿qué opinas?



—No lo sé… Últimamente ni siquiera estoy muy seguro de si Yoochun es tan despiadado como parece, últimamente en realidad no sé nada. Pero si quieres ir, ve. Nada pierdes con salir con quien desde siempre te ha gustado hyung.



Jaejoong se alejó, levemente sonrojado y sorprendido por las palabras del menor.



—¿No me vas a decir que en verdad pensabas que yo ni sospechaba lo que sentías por Yoochun?

—No, yo solo… ¿Tú también piensas que Yoochun puede pedirme algo extraño?



—¿Cómo que salgan juntos? Pues no lo sé, es raro que de pronto te hablé. Pero para cosas extrañas, mira mi relación con Siwon que no debería ser, pero es. Todo se está desubicando hyung.



—O sencillamente todo se está mostrando como es, y somos nosotros quienes hemos visto solo una pantalla que los demás nos han mostrado.



Changmin en ese momento miró a Jaejoong, un poco confundido por esas palabras. Inconsciente de que en verdad, algún día eso sería real.













Junsu escribía en su cuaderno.



Con una estupenda sonrisa en los labios, por que Minho hace unos días se había alejado de Changmin. Gracias a la imprudencia de Jaejoong, los había escuchado. Con el supuesto de plan de Jaejoong para que Changmin se acercara a Minho para llegar hasta Siwon.



Y para mejorar la situación, estaba como siempre Heechul en el medio. Atormentando la seguridad de Changmin. Junsu sabía que ese era el momento. Sintió la mirada de Changmin sobre él. Puso punto final en el párrafo que escribía y sonrió, sin mirar al menor.



—¿Sucede algo Min?



Changmin se removió incómodo en su asiento, seguramente sorprendido de que lo hubiera descubierto. Sacudió un poco su cabeza y miró por la ventana de su habitación.



—Es que… He estado pensando, hyung. ¿Qué te traes con los chicos populares? No lo comprendo. El otro día Heechul mencionó algo de que tú y Yoochun tuvieron su historia. ¿Por qué nunca nos los habías dicho?



Junsu miró al menor, inseguro de cuando se había enterado Changmin de eso. Sin contar con que esa cercanía que ahora Changmin compartía con Siwon, podía llevarlo de alguna manera hasta Yoochun, y eso no le convenía, no aún.



—No sabía que debía comunicarles de mi pasado.



Changmin abrió sus ojos sorprendido, Junsu entendió que había escogido las palabras inadecuadas, respiró hondo y giró hacía Shim. Era el momento de dar el primer paso o luego ya sería demasiado tarde.



—Escucha Min, Yoochun y yo tuvimos una relación hace mucho. Sin sentimientos, celos u obligaciones. Solo por diversión, de ambas partes. Le empecé a gustar a Yoochun y por lo sano decidí terminar lo nuestro antes de que saliera lastimado, pero él igualmente me odió.



De pronto Changmin pareciera no respirar, de pronto sacudió su cabeza y parpadeó seguido antes de poder formular una frase en su cabeza.



—Espera, ¿estás diciéndome que a ti te gustan esas relaciones sin sentimientos de por medio?

—¿Y a ti no? ¿O por que razón sales con Choi Siwon?



Fue como una cachetada a su dignidad, Changmin se volvió a mover incómodo. Mientras Junsu sonreía y lo miraba como si disfrutara de sus emociones demasiado notorias.



—¿Has pensando en que puedo estar enamorado de él?

—Eso es imposible, a ti te gusta Minho.



Changmin se sintió desnudo de alma ante Junsu, como si él supiera todo de él, cuando Changmin ni siquiera sabía lo que debía de él.



—Yo… ¿Cómo lo sabes?

—Por que reconozco ese tipo de miradas. La forma en que vez a Minho. Esas miradas; No me gustan, por que no creo en el amor.



Un hueco en el estómago, diferente al que sintió cuando vio a Minho por primera vez, la sonrisa en los labios de Junsu fue nueva. Hubo una revolución en su interior,como fuegos artificiales una vez más.



Por que Junsu podía tener en sus manos la razón para que él pudiera deshacerse de esos sentimientos por Minho que solo lo atascaban y lo hacían sentirse tan idiota. Desprovisto de su valorada inteligencia.



—¿No crees en el amor? Todos amamos a alguien.

—Creo en el apego o en el hecho de desarrollar afecto en las personas.

—¿Cómo la familia?



—Exacto, por ejemplo. Odio cuando alguien dice ‘Yo lo amo, por que es mi padre’ o algo por el estilo. Eso es tan patético, y dime, ¿si no fuera tu padre, lo amarías igual? Amar bajo condición es patético. Por eso no me gusta el amor, crea dependencia, debilidad.



Changmin entrecerró los ojos, notando ese tono áspero en las palabras del menor.



—¿No tienes una buena relación con tu familia, verdad?

—La gente cree que si, eso es lo que importa.



—¿Las apariencias?

—Me da igual lo que el resto piense. Bien o mal, me tiene sin cuidado. Mientras sea yo quien tenga el mando sobre mi vida, todo está bien.



Sintió demasiada información en su cerebro, como si estuviera de pronto conociendo al verdadero Junsu y sus sentidos gritaran que huyera.



—¿Nunca te has enamorado, hyung?

—Una vez, a primera vista.



Los ojos de Junsu perdieron fuerza, viajando al suelo, con una sonrisa apagada en los labios.



—Minho me gustó así, de lejos. A primera vista, hace mucho tiempo.

—Yo lo quise mucho, era increíble. Pero eso no funcionó, conocí a James y todo cambió.



—¿James?

—Un amigo de mi antiguo instituto. Él me enseñó a vivir sin ataduras y a conseguir todo lo que quería. Sin limitaciones.



Fue una insinuación, Changmin lo percibió en el ambiente. Junsu estaba dispuesto a dejarlo entrar en su mundo. Y Changmin dudó si debía dejarse guiar o no. Entre Minho odiándolo, y Siwon pendiente todo el tiempo de Heechul. Changmin no estaba seguro de tomar una buena decisión.



—¿Y… De esa forma lo olvidaste?

—Lo arranqué de mí ser para siempre.



Junsu se levantó, caminando hacía él, con los ojos fijos en los suyos. Changmin sintió su corazón acelerarse. Apenas se había besado con Siwon, y cuando lo besó no le importó tanto la experiencia que pudiera tener, pero con Junsu. Su cuerpo entero se estremeció.



—¿Quieres olvidarte de Minho?— Los labios de Junsu rozaron los suyos. El aliento caliente del contrario, sus ojos se cerraron. Y solo escuchaba el palpitar de su corazón que resonaba molesto en sus oídos. –Yo puedo ayudarte…



Cuando sus labios percibieron a los de Junsu, cálidos y suaves. Lo volvió a sentir.



Fuegos artificiales, borbotando en su pecho, repercutiendo en su cuerpo. Estremeciendo su ser.



¿Por qué los besos de Siwon no se sentían igual?



Changmin pensó, que tal vez por que desde siempre Junsu fue y estuvo junto a él, por que compartían demasiado. Por que en el fondo, desde que lo vio le gustó un poco. Desde que escuchó su tonta risa y se acostumbró a él.



La mano de Junsu se posó en su cuello, alejándose de él con una pequeña sonrisa.



—Piénsalo.



Estupefacto ante el beso que acababa de recibir, Changmin lo observó recoger sus cosas antes de que lo dejará solo en su habitación. Y era el sentimiento reinante de deshacerse de ese amor que no lo llevaba a ningún lado cuando Minho lo odiaba y de paso salía con Joonghyun.



Changmin llevó una mano a su pecho y respiró, como si lo hubiera dejado de hacer desde hace mucho.













Le dolía la cabeza, eran como las ocho de la noche y no se le pasaba.



Unos minutos después de que Junsu se marchara, Changmin se percató que había admitido abiertamente ante alguien que Minho le gustaba, cuando con Siwon, había optado por desviar el tema.



Oh~ En serio que le dolía la cabeza.



El celular en su bolsillo vibró, Changmin lo sacó con un poco de fastidio por que en realidad no le placía hablar con alguien.



—¡Changmin! Abre la puerta, estoy afuera de tu casa.



Era extraño, Jaejoong jamás lo visitaba sin avisar, abrió la puerta y su amigo entró con el rostro preocupado, pasando las manos por su rostro. Abriendo y cerrando la boca constantemente, como si no se atreviera a formular una frase.



—¿Jaejoong que sucede?

—Es Junsu… Él… Nos mintió, todo el tiempo.













Se veía demacrado, todo el fin de semana fue así.



La ventaja de no tener clases, es que nadie más lo notó. Caminó por las calles aledañas a su casa, con el buzo encima y la capucha cubriendo sus cabellos, pensando una vez más en Jaejoong, en Junsu, incluso hasta en Yunho y Yoochun.



Contradictoriamente ni siquiera tuvo tiempo para su asunto personal: Minho/Siwon/Heechul.





“Yo sé que Yoochun no me miente, lo que él planeó, la manera en que utilizó a Yoochun, como nos usó a nosotros. Lo que posiblemente busca con Yunho. Necesita que lo ayudemos a ver que está mal, y por las buenas él no va entender.”





Jaejoong le había contado una historia sacada de alguna novela fantasiosa donde Yoochun era el pobre muchacho herido y Junsu el malo escondido bajo una máscara. Mentiras, engaños, envidias.



Sabía que Junsu no tenía mucho apego con Junho, pero de ahí a quitarle a Yoochun de su lado era tan inverosímil. Y lo que lo llenaba de dudas aún, es la razón por la cual Yoochun le había contado toda su historia a Jaejoong, aunque lo más seguro es que era por que necesitaba de su ayuda.



Changmin tenía esa sensación de que no le debía nada a nadie, no tenía por que ayudar a Yoochun. No tenía por que hundir a Junsu cuando le parecía tan bien su punto de vista con la vida con respecto a vivir lejos del amor.



No podía confiar tan ciegamente como Jaejoong en las palabras de Yoochun.



Y aún así, su instinto mantenía la duda viva en su interior.



Ya no había fuegos artificiales.













Unos días después, Changmin visitó a Jaejoong, Yoochun estaba ahí.



Contándole una vez más su historia, la cual había escuchado a través de Jaejoong. Changmin no conocía a Yoochun, al menos no lo suficiente. Pero de alguna manera esos ojos no le estaban hablando con rencor u odio, lo miraba y Changmin veía que aún estaba lastimado.



—Yo sé que no tengo pruebas, para demostrarte que lo que digo es verdad. Que Junsu es su amigo, y pedir que lo traicionen es demasiado. Pero él los está utilizando, ¿o por qué un muchacho como él se acercaría a ustedes? ¿Nunca te los has preguntado?



Yoochun atacó en el lugar indicado. Como si las dudas se despejaron, sin contar con que eso encajaría en todas las piezas indicadas y en que aún no podía evitar creer que todo era demasiado difícil para su gusto.



Quiso apoyarse en la idea de Jaejoong, no destruir a Junsu, ayudarlo a darse cuenta de que estaba mal. Pero aún así todo le seguía sonando a traición. Por que era obvio Jaejoong más allá de ayudar a Yoochun, deseaba más que nada, que Yunho no saliera lastimado como una vez lo estuvo Yoochun.



—Creo que me tengo que ir.

—Te acompaño.



Cuando Yoochun y Jaejoong se levantaron, saliendo de la habitación. Changmin suspiró. Se levantó de su lugar y miró la habitación de su amigo. Con un molesto dolor en el estómago producto de la decepción que lo rodeaba en ese momento.



Recordó el cuaderno de rojo de Jaejoong, ese que tan secretamente guardaba. Lo sacó de su escondite y abrió la página final. Tomando un lápiz entre sus manos y deseando escribir un poco, algo que aplacara sus emociones.





Hyung, lo siento. No sé si lo que voy a hacer es lo correcto, pero si voy a traicionar a Junsu necesito deshacerme de lo que pienso. No está bien, pero estoy harto de todo lo que nos rodea. De las mentiras y las clasificaciones.

-

Por que justo en este momento desearía ser como Junsu. No sentir nada, para que su traición no me afecte. Me necesitas, como Yoochun te necesita a ti, como un círculo vicioso. En el que ninguno va a ganar.

-

No estoy convencido y tengo miedo de que Junsu nos pueda vencer.





Cerró el cuaderno y suspiró. Cuando lo iba a poner de vuelta en su lugar, el teléfono vibró. Era una llamada de Junsu. Mordió su labio inferior y suspiró, llevando el teléfono a su oído. Y dejando el cuaderno sobre un par de libros que ahí había.



Min, ¿estás ocupado?

—No, creo que no. ¿Por?



¿Puedes venir a mi casa?

—Si… Claro. Llego en unos minutos.



Cortó, inseguro, mirando el teléfono y pensando seriamente en lo que iba a hacer, por que cuando saliera por esa puerta y viera a los ojos a Junsu, estaría declarándole la guerra a él y poniéndose de parte de Yoochun.



Aunque en el fondo, muy en el fondo, deseara besarlo una vez. Una sola vez más.



Y aunque aún lo siguiera viendo como un amigo. ¿Dónde había quedado toda su inteligencia que no podía dejar de pensar en él como un amigo? Junsu sabía muy como apropiarse del alma de las personas.



—¿Min, quieres algo de comer?

—No, hyung. Voy a salir un rato. Nos vemos mañana.



Jaejoong asintió, Changmin se preguntó seriamente por qué no le contó a su amigo que iría por Junsu. Pero omitió los pensamientos y caminó hasta la puerta, impidiendo que Jaejoong lo acompañara.



Una vez que Changmin se hubiera marchado, Jaejoong rascó un poco su brazo, inseguro de cómo ayudar a Yoochun, por que lo único que había pedido es que Changmin se acercara a Junsu lo suficiente como para ver su verdadera cara.



Se apoyó en la estantería de libros, y uno de psicología cayó sobre sus manos, Jaejoong la retiró de inmediato provocando que unos pocos se amontonaran sobre los libros que tenía ahí.



Los sostuvo con habilidad antes de que todos cayeran al piso, pero cansado como estaba no acomodo nada. Sencillamente los dejó ahí, hasta más adelante cuando tuviera cabeza para ser ordenado.



Se lanzó contra la cama y suspiró, no muy cómodo en sus pensamientos de querer ayudar a Yoochun.













Junsu sintió la mano de Changmin sobre la suya y levantó la mirada.



—Acepto hyung.



Sus ojos mostraron una clara duda en un inició, pero Changmin se veía lo suficientemente contrariado, complicado, frío. Como para hacerle ver a Junsu que hablaba en serio.



—Pero necesito que antes me demuestres algo.

—¿El que?

—Que puedes tener en tus manos a los dos hermanos Choi, ¿puedes?



Changmin estaba harto, harto de todo. Decidió tomar la mano de Junsu y dejarse guiar. No quería estar de parte de nadie, quería estar de parte de él mismo. Quería olvidarse del amor, de todo. Sonrió de lado y atrapó a Junsu por el cuello.



Besando sus labios con una pasión recién descubierta.



Junsu gimió bajito, apresando su cuerpo con fuerza, estrellando el cuerpo de Changmin contra una pared y acorándolo con fuerza. Changmin estaba descubriendo lo que era la pasión. Lo que era tocar fondo, a través de la decepción y entregarse al abandono.



No quería saber más… No lo debía nada a Yoochun…



Changmin no sabía de que lado estaba, solo quería los labios de Junsu se impregnaran en él. Quería sentirse siempre como justo ahora. Con la pasión recorriendo sus sentidos, elevándolo al punto de olvidarse del asco de situación que estaba viviendo.



Quería olvidar el momento en el que perdió el horizonte, quería olvidar las mentiras, engaños, amores no correspondidos. Y solo en los labios de Junsu, en sus manos tocando su piel, parecía encontrar ese bálsamo de inconsciencia.



Changmin empezaba a entender a Yoochun.



Junsu es intoxicante… Justo como una droga.

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