SECRETAMENTE,
ÉL AÚN LLEVABA LA CUENTA DE AQUELLOS DÍAS PASADOS.
14/04/2010.
…
…
¿Escribir?
En realidad no tengo muchos
pensamientos que compartir, es siempre más sencillo narrar lo que sucedió.
Es como mejor hablar de lo que pasó,
que de lo que se pudo sentir.
La barrera emocional que he creado con
los años de poco sirvió, por que pronto Junsu la derrumbó, creó una tras de él
para que nadie más ingresara y mis ojos se resignaron a él, y a ese presentimiento
que con los días crecía en mí.
Junsu no creé en los presentimientos de
que algo malo pueda pasar, mi inteligencia me prohíbe incluso pensar en ello.
Pero he dudado de mi tan privilegiada mente tantas veces últimamente, que
empiezo dudar de ella.
Cuando Junsu aclaró que inteligencia no
es lo mismo que astucia, lo comprendí.
Inteligente, es la persona capaz de
aprender, entender con facilidad. La persona capaz de planear y no olvidar. La
gente astuta como Junsu, es capaz de convertir lo que sea, en algo a su favor;
Es capaz de captar lo que sucede a su alrededor con facilidad.
Gracias Junsu recordé que tengo
diecisiete, que soy un año menor a él. Que él se graduara y se marchará, que
tengo años demás para ser inteligente y que privarme en mi juventud de algo que
más adelante no tendré la oportunidad de aprovechar solo por madurar me hizo
reflexionar.
Y entender, que de algún modo… Junsu me
enseñó a necesitarlo.
…
…
No tenía
la menor idea de por que estaba ahí.
Solo sé
que esa tarde, casi noche. Caminé sin un lugar fijo en mente, cuando levanté la
mirada estaba frente a la casa de Junsu. Supongo que él es algo así como un
imán, de esos irreversibles y frustrantes.
—Al
parecer Jaejoong golpea duro.
Coloque
la pequeña bolsa de hielo en la nariz de Junsu, el golpe extraño de Jaejoong
había provocado que Junsu apenas y pudiera pronunciar con dificultad un par de
gruñidos como respuesta.
Cuando
Junsu hubiera abierto la puerta con un pañuelo cubriendo su rostro. La sangre
que se dejaba entrever había provocado un sentimiento de preocupación que me
llevó a ingresar sin pedir permiso, Junsu parecía lo suficiente adolorido y
mareado aún como para negarse.
Las
facciones en su rostro apenas mostraban molestia, más bien se encontraban
relajadas, supongo que Jaejoong dejó su huella y se marchó, como un indicio de
guerra declarada. Junsu se recostó boca arriba en su cama y suspiro.
Levanté
la camisa con un poco de sangre que Junsu se había quitado hace unos minutos y
la llevé hasta el tacho con la demás ropa sucia. Junsu había estado enfermo
hace unos días, y el buzo fino que acababa de colocarse, con el frío que hacía
no lo ayudaría.
—¿Por qué
no me dijiste que habías leído mi nota en el cuaderno de Jaejoong?
—Pensé que
lo suponías luego de que te dije que lo había encontrado.
—En
realidad… Ni siquiera lo recordaba, pero si habías leído eso de mi. ¿Por qué me
pusiste en alerta diciéndome que tenías el cuaderno en tus manos?
—Bueno,
no leí lo que escribiste hasta un día después. Así que digamos que ese fue un
pequeño descuido de mi parte.
Volví a
estar sobre su cama, sentado justo donde él mantenía sus piernas estiradas, él
no hizo gesto alguno por moverse o abrir los ojos. Rodé los ojos y me crucé de
brazos, tratando de enfrentar directamente lo que había venido a preguntar.
—¿Por qué
solo atacaste a Jaejoong?
—Por qué
tú estás más de mi lado, que del de él.
—No te
equivoques Junsu, no estoy del lado de ninguno.
—De una u
otra forma, eso es mejor para mí.
Junsu
entonces se sentó, dejando la bolsa con hielo sobre el velador, pasando una
mano por su rostro y ahora un poco más cercano a mí, una de sus manos viajó a
mi hombro, más como apoyo que insinuación.
—No lo
tomes mal, Changmin. Era Jaejoong o yo, si él no se hubiera entrometido yo
jamás me hubiera metido con él. Hasta ahora no lo había hecho, ¿por qué tenía
que meterse en un asunto que no le pertenece?
—¿Quieres
decir que mientras te deje hacer lo que te de la gana, me salvaré de tu mente
retorcida?
—Solo
propongo que cada uno viva su vida, lejos de lo que haga o no.
Cuando el
suspiro involuntario salió de mis labios, un dolor de cabeza me atacó de
sorpresa, insoportable y molesto. Supongo que el estar tanto tiempo junto a él
ha logrado transmitirme un poco de su gripe.
—Changmin,
¿estás molesto?
—Jaejoong
es mi amigo.
—Que
curiosa amistad la tuya entonces.
—No es
como si hubiera sabido lo que pensabas hacer.
Fue una
pequeña risa lo que precedió al momento en que Junsu se movió, hasta sentarse sobre
mis piernas con las suyas a mí alrededor, con sus brazos por mi cuello y sus
ojos mirando fijamente a los míos.
Diciéndome
a gritos lo seductor que podía llegar a ser.
—¿Me
habrías detenido?
—Lo
habría intentado.
Junsu
sonrió, apoyando la cabeza en mi pecho, con una cercanía lenta y progresiva que
ya era tan familiar para ambos, como si estuviera cansado aún. Como si Jaejoong
le hubiera robado con su golpe un poco de fuerza.
—Changmin…
¿Si mañana te enteraras que planeo hacerle daño a alguien quien tú quieres como
Jaejoong, Minho o quien sea por que se interpone en mi vida? ¿Me dejarías?
—…Si.
Bruscamente,
se movió. Enfocando mis ojos y arrugando el entrecejo.
—Antes o
después, ¿qué diferencia hay? Igual el daño está hecho.
—Pues
resulta que con ese antes de por medio, no pude intervenir. Si sé de tus planes
con anterioridad, y a pesar de que intente intervenir y a ti no te importe en
los más mínimo mi persona y la gente que me importa, entonces no tendría por
que permanecer junto a ti. La gente como tú es dañina.
Fue como
si intentará buscar un deje de broma en mis palabras, él solo bufó, aún
aferrado a mi cuello y lo suficiente cerca como para que su incredulidad traspasara
cada una de mis pocas barreras contra él.
—No
entiendo tú lógica, Changmin. Ya dañé a Jaejoong. Y tú yo sabemos que así
hubieras intervenido yo no me hubiera detenido. Soy dañino, lo sabes desde un
principio.
—En
verdad, ¿así te lo pidiera, no te detendrías?
La
respuesta quedó colgando de un hilo muy fino, Junsu no fue capaz de responder.
De satisfacer la duda que había implantado en su interior, su propio silencio
lo asustó. La duda palpitaba contra su pecho. Asustado, desesperado buscó mis
labios.
Aferró su
cuerpo al mío y trato de evitar que el entendimiento canalizara un punto antes
no tocado por él. Por que sus manos acariciaron mi cuello y su boca se aferró a
la mía. Buscando desesperadamente olvidar que tenía que responder a su
pregunta.
Por que estaba seguro, que su mirada, transmitía claramente el hecho de
que por algún motivo no me podía mentir, pero tampoco podía afrontar la verdad.
Junsu era una maraña de mentiras y confusiones. Él mismo lo sabía y su propia
lógica dictaba, que siendo el malo de la historia nunca sufriría… Otra vez.
Junsu
estaba seguro que venciendo antes de que lograran atacar, Junsu no saldría
lastimado una vez más. Junsu estaba seguro, solo de una cosa en su vida. No
quería, a costa de cualquier precio volver a pasar por esa agonía amorosa por
la que pasó cuando se enamoró de Yoochun.
Finalmente
Junsu era otro niño asustado.
Compartíamos
el mismo dolor de un amor a distancia, de amar y no ser correspondidos, De amar
y equivocarnos. De amar y tener miedo. De amar y resguardar el amor en una caja
fuerte y botar la llave. De lastimar para no salir lastimados.
Dejar el
amor de lado y medio vivir. Sobrevivientes, eso es lo que éramos.
Eso, es
de lo que Junsu me había convencido.
Sus manos
colándose dentro de mi camisa, rozando la piel de mi estómago mientras mordía
mi labio inferior. Junsu no amaba a Yoochun, no se cansaba de repetirme aquello
cuando estábamos a solas, como un mantra como si intentara en el proceso de
convencerme, convencerse así mismo también.
—Changmin…
Deja de pensar… Pareces distraído…
Su voz
algo entrecortada, junto a mis labios solo provocó que una sonrisa apareciera
en mis labios. A Junsu le gustaba el sexo, por la razón de que en esos minutos
podía olvidarse del mundo que allá fuera nos esperaba.
Junsu
está a punto de robarme otro pedazo de alma, y no estoy seguro de permitírselo.
—¿Quién
diablo es?
En el
momento en que Junsu giró, algo molesto mirando hacía la puerta de su
habitación. Seguramente por los golpes en la puerta de su casa. Un suspiro
aliviado salió de mí. Estábamos solos, a Junsu le tocaba bajar a abrir.
Luego de
unos segundos, cuando los golpes no cesaron. Resignado, Junsu decidió bajar.
Pasé las
manos por mi cabello. Sentado en la cama. En un principio solo escuché unas
voces. Que se transformaron de repente en gritos y la voz que acompañaba a la
de Junsu se me hizo conocida, aunque no los pudiera entender.
—¡Yoochun,
espera!
El sonido
de la puerta principal siendo cerrada y los pasos apresurados de seguramente
Yoochun subiendo las escaleras hicieron mi corazón latir desbocadamente. Tomé
mi sueter y abrí las puertas del baño de Junsu cerrándola con cuidado de no
hacer ruido.
—¡¿Quién
te crees para entrar así a mi casa?!
Apenas
pude ver la puerta de la habitación abriéndose ferozmente, el rostro molesto de
Yoochun buscó por la habitación a medias y Junsu unos pasos atrás lo agarró por
los hombros, haciéndolo girar bruscamente.
—¿Estás
ebrio? ¿Yoochun, estás ebrio?— Junsu arrugó el entrecejo apresuradamente,
soltando el brazo de Yoochun e incluso mirándolo con un poco de desprecio.
–Lárgate en este instante de mi casa, no tienes ningún derecho a hacerme este
tipo de escenitas, menos a ver si estoy con alguien o no. Vete antes de que
llame a la policía.
—Es una
sorpresa que estés solo mi querido Junsu. Tú que no sabes tener las manos
quietas es un milagro que no hayas intentando algo con Junho. Tal vez por que
lo odias demasiado.
Fue algo
que no pude prever, especialmente por que Yoochun estaba en desventaja estando
ebrio. Junsu levantó su puño, golpeando la quijada de Park y haciéndolo
retroceder, seguramente desquitándose con él por el incidente con Jaejoong.
Yoochun
solo retrocedió, con una burlona sonrisa en los labios.
—Yo no
odio a mi hermano.
—¿Ah,
no?— Otra risa despectiva y Yoochun limpió la poca sangre que había salido de
su labio inferior. –Es cierto, no lo odias, tú solo le tienes envidia.
Junsu
reprimió otro certero golpe, apretando los puños. No lo había notado aún, pero
Junsu ante mis ojos, antes los ojos de los demás. E incluso cuando fingía ser
dulce, amable, y sociable. Junsu siempre mantenía una actitud fría y calmada.
Yoochun
parecía ser el único capaz de sacarlo de su encasillado papel.
¿Se habría
dado cuenta de eso Yoochun o al menos Junsu?
Quizá por
eso, Junsu insistía en lastimar a Yoochun, tal vez por eso insistía en alejarlo
de su vida. Yoochun era quizá era el único despojo de vida en su corazón que le
decía a gritos que aún no había exterminado por completo a los sentimientos e
impulsividades en su ser.
—Lárgate
Park Yoochun. ¿No entiendes que no te soporto? Tú tiempo ya pasó, no te
necesito más. Ya destruí a Junho, ya logré enamorarte. Ya no me sirves.
Contrario
a lo que esperaba Yoochun solo pasó una mano por su cabello y sonrió. Un poco
más ampliamente a lo que esperaba, Junsu se tensó viendo que Yoochun no hacía
nada por obedecerlo y menos lucir alterado antes sus palabras.
Impredeciblemente
Yoochun agarró a Junsu por el brazo, el quejido de Junsu fue involuntario, por
que se culpó así mismo, su expresión de vergüenza ante el grito fue evidente.
El agarre que tenía Yoochun sobre el brazo de él, debió ser muy fuerte.
Junsu se
retorció un poco en su lugar, negándose a caer de rodillas al suelo, pero si
doblegado ante la fuerza repentina que Yoochun estaba ejerciendo en él. Batallé
contra el hecho de salir, pero en cuanto Junsu vio que moví la puerta para
abrirla, él solo me miró, abriendo los ojos y negando suavemente.
Me estaba
impidiendo intervenir.
—¿Qué
sucede, Junsu? No eres capaz de implorar por un poco menos de dolor.
Las
palabras de Yoochun eran terriblemente amenazantes, dichas en susurros escasos.
Apreté el pomo de la puerta, viendo por las rendijas de la puerta misma. ¿Por
qué Junsu no me dejaba intervenir? ¿Qué pasaba por esa cabeza suya?
Continué
inexistente para Yoochun, y al notar que Junsu no le respondía vi su espalda
estirarse un poco jalando a Junsu en el proceso, haciendo que se irguiera
también.
—¿Has
perdido la razón Yoochun? ¡Déjame en paz!
—No me da
la gana. Estoy harto de ti, de tu instinto de superioridad, de que creas que
siempre puedes ganar. Estoy harto de este repugnante amor por ti.
Volví a
apretar el pomo de la puerta cuando Yoochun jaló a Junsu con fuerza sobre la
cama, empujándolo y haciéndolo estrellarse contra ella. La cama se sacudió un
poco con la abrupta caída de Junsu.
—¿Qué?
¿Ahora es mi culpa que seas tan patético como para seguir enamorado de mí?
—Eres una
basura y lo peor es que lo sé.— Yoochun se colocó sobre él. Junsu
inmediatamente intentó levantarse, pero tomándolo por los brazos, Yoochun lo
volvió a colocar contra la cama. –Pero aquí estoy, como un reverendo imbécil… Contigo.
Junsu
respiró agitado, con su pecho subiendo y bajando bajo el cuerpo de Yoochun, con
una sonrisa mal disimulada de seguridad. Yoochun podía no notarlo por lo ebrio
que estaba, pero los ojos de Junsu… Parecían nerviosos.
—Estás
pasando la línea Yoochun… Quítate de encima de mí…
—¿Yo
estoy pasando la línea? ¿Y que hay de lo que tú haces con los demás? ¡¿Eso no
es traspasar demasiadas líneas también?!
Junsu se
removió, pero Yoochun audazmente lo pegó un poco más a la cama.
—Yo…Yoochun…
Basta… ¡Te dije que basta!
Junsu
intentaba, por todos los medios soltarse, o al menos quitarse de encima a
Yoochun, no debía intervenir. No hasta que Yoochun empezara a ser
verdaderamente peligroso. Sin embargo las reacciones de Junsu empezaban a
preocuparme.
—Necesito
olvidarme de ti, arrancarme el corazón si es necesario. No concibo la idea de
amar a alguien como tú… ¡Dime como! ¡¿Cómo le haces para no amar a nadie?!
—¡Ya
suéltame! ¡¡Estas demente!!
Junsu
gritó, nunca lo había visto perder los estribos de esa manera, su cara
enrojeció y lucho contra las fuertes manos de Yoochun en desventaja. Se
sacudió, pateó lo que pudo y cerró los ojos vehementemente. Junsu estaba
asustado.
Verdaderamente
asustado.
—¡No me
da la gana! ¡Estoy harto de ti! ¡De que creas que nadie puede controlarte! De
que me consideres tan poco cosa como para no estar a tu lado… De que no me
consideres ni siquiera un digno enemigo.
—¡Por que
no lo eres! ¡Por que solo eres una máscara! Finges ser un tipo frío, popular
cuando en verdad has vivido enamorado de mí tres años. Yo al menos soy real,
soy una basura completa y no oculto lo mucho que repudio perder.
—¡¿Real?!
¡Ja! ¡No me hagas reír! Eres lo más falso que he conocido en mi vida, mientes,
engañas, finges. ¡¡Y todo para conseguir lo que quieres!!
—¡Basta
Yoochun! ¡¡Ya suéltame!!
Yoochun
lo apretó con más fuerza y se detuvo. Miró fijamente a Junsu, unos segundos
después finalmente Junsu dejó de moverse, mirando a Yoochun también. Todavía
asustado entre los brazos de Yoochun.
—¿Qué
sucede, Junsu? ¿Me tienes miedo?
—No… Solo
no soporto que me toquen de esta manera.
—¿Cómo?
Oh, ya sé… No soportas no tener el control, ¿verdad?
Junsu
volvió a agitarse, a moverse. Iba a abrir la puerta, cuando Yoochun soltó una
estridente carcajada y Junsu lo miró entre asustado y confundido.
—Lo
mereces, mereces que te haga daño. Pero no soy capaz de caer en algo tan bajo.
Las manos
de Yoochun se fueron alejando de Junsu, lentamente. Solté entonces el pomo de
la puerta. Yoochun sonrió de una manera diferente, como si estuviera a punto de
echarse a llorar y luchara contra ello.
Junsu
seguía inmóvil contra la cama, ni siquiera miraba a Yoochun. Solo miraba hacía
el techo, con su pecho subiendo y bajando agitadamente.
—Incluso
inconsciente te sigo buscando, ¿qué me hiciste, Junsu?
No sabía
cuanto tiempo más podía seguir escondido. El silencio de Junsu reinó, Yoochun
lo miró sobre la cama unos segundos. Luego de eso, con pasos algo torpe salió
de la habitación, y unos pocos segundos más se escuchó la puerta principal
cerrarse.
Yoochun
se había ido.
Cuando
salí Junsu tenía una mano sobre su pecho, respiraba agitado todavía,
seguramente intentaba regular los latidos de su corazón. Su mirada parecía un
poco perdida, hasta que se sentó. Ni siquiera me miró, solo acarició suavemente
sus muñecas rojizas por el fuerte agarre de Yoochun.
—Junsu…
¿Quieres que te traiga algo? ¿Té, agua o…?
—¡No me
toques!
No fueron
ni dos segundos en que mi mano buscó su hombro para darle un poco de apoyo,
cuando Junsu se alejó y me miró con igual miedo. Como si de pronto se hubiera
dado contra la pared y estuviera pensando en lo que pudo haber pasado.
El cuerpo
de Junsu se estremecía, Yoochun había logrado asustarlo demasiado.
…
…
Cuando
salí de la casa de Junsu, cerca de las once de la noche.
Solo
pensaba en lo que mis padres me dirían por llegar a esta hora, en que no los
había llamado. Y que aunque Junsu no había dejado que casi no lo tocara hasta
que se calmó, al menos lo dejé dormido.
Levanté
la mirada cuando un par de gotas cayeron en mi rostro, el cielo oscuro y el
viento que lo acompañaba no era alentador.
De entre
las muchas cosas que Junsu no sabía aún. Lo que más me hacía pensar, era como
decirle a Junsu que aún había un atisbo de amor por Minho en mí. Debilidad, esa
sería la primera palabra que saldría de los labios de Junsu.
Fue lo
primero que pronunció luego de regañarme por mi impulso de hace unos días
cuando fui a buscar a Minho cuando se corrió el chisme de que había vuelto con
Joonghyun.
Siguiendo
su lógica. Si Minho era mi debilidad.
La
debilidad de Junsu era Yoochun, por más que lo tratara de ocultar.
Hoy yo
había presenciado lo que podría ser la posible destrucción de Junsu. Si es que
Yoochun en verdad lograr hacer a un lado a Junsu, sacándolo definitivamente de
su vida. Pensando frío, Yoochun podría destruirlo tan fácilmente que
sorprendería al mismo Junsu.
Por eso
Junsu lo alejaba, parecía despreciarlo. Junsu mejor que nadie conocía su
debilidad. Y aunque me lo negara mil veces. Al fin había descubierto, lo que Jaejoong
me pidió que averiguara.
…
…
Esperaba
una fiebre espantosa que me ahorrara el trabajo de tener que ir a clases al
siguiente día, pero mi suerte me falló. Me levanté apenas con un molesto dolor
en la parte superior de la nariz. Y nada más.
Arreglé
el buzo que llevaba esa mañana, caminando por los pasillos del Conservatorio,
pensando si en realidad Junsu vendría a clases, cuando la imagen de Jaejoong
cerrando su casillero se interpuso en mi camino.
—Mira
nada más… Es el muchacho de las notas locas. ¿Qué te crees mejor que nosotros
por ser disque inteligente?
Uno de
los estudiantes de sexto pasó a su lado, empujándolo contra los casilleros y
Jaejoong cerrando los ojos, seguramente luchando contra su instinto de buscar
problemas. Cuando el tipo paso a mi lado, caminé con más fuerza y lo empujé por
el hombro.
Él solo
me miró de mala manera y se marchó susurrando un par de cosas con su compañero.
Jaejoong arreglaba un poco su ropa y guardaba un libro en la maleta, con el
entrecejo arrugado.
—¿Hyung,
podemos hablar?
—No lo
creo, Min. Justo en este momento estoy muy decepcionado de muchas cosas sobre
mí, sobre ti… Sobre todo el mundo.
Lo tomé
por el brazo antes que diera otro paso y él solo suspiró.
—Me
preguntaba, ¿por qué Junsu me había atacado solamente a mí? Él dijo que estabas
más de su lado que del mío, como si hubiera caído en mi propia trampa. ¿Qué hay
de cierto en eso?
—Yo no
estoy del lado de nadie, hyung.
—Y yo no
sé si eso es bueno o no.
Jaejoong
retomó el paso, y cuando lo vi alejarse, las palabras salieron de mi boca
solas.
—¡Ni
siquiera sabías quien me gustaba en verdad! ¿Cómo quieres que esté de un lado o
de otro? ¿Qué lado me conviene más? El de Junsu, mentiroso, cruel, frío que
intenta enseñarme a vivir la vida sin amor. O del lado de un tipo con el medio
he cruzado palabras y de mi hyung que entre sus problemas nunca se tomó la
molestia de preguntar ‘¿Min, estás bien? Te ves, no sé… Triste’
Él abrió
los ojos sorprendido, al menos había detenido su paso. Bajó la mirada y en este
momento parecía dispuesto a escucharme al menos.
—No es
por reprocharte algo, hyung. Pero es así. No me pidas estar de tu lado, por que
tú estás del lado de Yoochun y yo con Yoochun no he cruzado más de dos frases y
solo por que estaba con Siwon. Además… Tampoco me pidas alejarme de Junsu, por
que de algún modo hemos creado un vínculo más allá de su manipulación o mis
intereses.
—Junsu no
es buena persona.
—¡Pero yo
no me meto en sus asuntos!
—¡Y yo
soy tú amigo! ¡¿Si él me intenta destruir, no son tus asuntos?!
Respiré
profundo y Jaejoong pareció calmarse también.
—Permanecer
junto a Junsu es darme la espalda a mí, Changmin. Digamos que lo del cuaderno
fue un error fortuito, pero mientras sigas a su lado, ¿cómo se yo que no le
dirás por error algo que pueda perjudicarme?
—No es
una batalla campal, hyung.
—Pues tampoco
es una pelea cualquiera entre estudiantes.
Luego de
eso Jaejoong ajustó la maleta a su espalda y se marchó, dejándome a solas en el
pasillo. Hablar no había servido de nada. Sin contar con que Jaejoong se veía
extrañamente frío, tal vez entre tanto golpes y susurros a su espalda el mal
genio se había apoderado de su estado de ánimo ese día.
…
…
El
bolígrafo en mis manos vaciló.
En
realidad no tenía muchas ganas de anotar la clase del día de hoy, y en su
mayoría todos tomaban apuntes de las últimas clases del año. Supongo que al
final toda esta situación me está sobrepasando.
—Señores estudiantes, recuerden que hoy
es el último día de clases. La siguiente semana serán sus vacaciones debido a
las fiestas nacionales. Para los estudiantes de sexto año, estudien mucho. Que
ustedes regresan directo a los exámenes y para los de primero a quinto que aún
tienen dos semanas de clases antes de los exámenes finales aprovechen el tiempo
en algo productivo.
Todos
comenzaron a llenarse de planes y murmullos mientras la voz del director sonaba
seguramente por todo el conservatorio. Cerré el cuaderno, la clase no avanzaría
más, seguramente hasta el profesor se pondría a hablar de sus planes.
—Procuren ponerse al día con todos sus haberes,
tareas pendientes, y para los chicos que participaran en los diferentes
festivales y concursos, mucha suerte y preparación. Recuerden que no solo están
representando a su Conservatorio sino también a sus compañeros.
Y la
charla parecía dar para más, me apoyé con cuidado contra el pupitre. Y cerré
los ojos por unos segundos. Por lo menos mientras la voz del director siguiera
dejándose escuchar.
…
…
Para la
hora del receso bostezaba siquiera cada veinte segundos.
Caminaba
cerca del gimnasio, intentando buscar o por lo menos saber si Junsu había
llegado a clases, la forma curiosa que tiene el ser humano por evadir los
problemas desapareciéndose es algo tan común en las personas de nuestra edad.
Pero en Junsu me sorprendía, quizá por eso se me hacía tan imposible asimilar
que hubiera faltado.
Iba a salir de las canchas, cuando Heechul entró. Hablando por celular,
con una voz tan baja y susurrante. Se escuchaba cálido y amoroso, pronunciado
un suave ‘Mamá’ entre sus palabras. Preguntándole si había
comido, o tomado la medicina.
No sabía
que Kim Heechul pudiera comportarse de aquella manera, cuando cortó la llamada
giró y me miró fijamente, con una mirada extraña que luego se transformó en una
algo molesta mientras guardaba el celular.
—¿Qué
sucede, ahora me espías, Shim?
—Salía de
las canchas, no es mi culpa que no mires donde hablas.
Él solo
rodó los ojos, con un bufido y mirando hacía cualquier parte. Cuando pensé que
por primera vez en mucho tiempo no terminaríamos gritando, la voz de Heechul me
detuvo una vez más.
—Siwon me
comentó que habían terminado.
—Así es.
Heechul
parecía querer argumentar algo con fuerza, pero respiró profundo y luego de eso
solo me volvió a mirar con la misma rabia de siempre.
—¿Eres
estúpido o qué?
Respiré
profundo y crucé mis brazos. Heechul era igual de exasperante que el resto de
estudiantes en este conservatorio.
—Tú eres
el estúpido; ¿No lo ves? Siwon pasó contigo toda la noche, cuidando a tu madre,
esta contigo por que te ama. ¿Por que no puedes cerrar la boca un minuto y
aceptar que lo amas también?
Cuando él
dio un paso hacía atrás, abriendo y cerrando la boca, todavía un poco confuso
ante lo abruptamente sinceras que habían sonado mis palabras, finalmente apretó
sus puños y levantó la voz.
—¡Por que
yo solo arrastro problemas! Por que Siwon solo ha sufrido desde que se enamoro
de mi, por que vive pendiente de mi, de si estoy bien, si sigo con vida, yo
solo quiero regalarle un poco de paz a Siwon… Tú no entiendes, tú crees que el
amor es fácil, que basta con decir: Me gustas, ¿te gusto también? Entonces
salgamos. No es así.
Esto, me
estaba sobrepasando una vez más. Siwon y Heechul tenían la historia de amor más
sencilla del mundo, por lo menos la más sencilla dentro de lo que todo
implicaba.
—¡Tienes
18 años y hablas como un viejo! ¿Y que importa si Siwon se preocupa por ti? Un
día tu vida se acomodara, un día ya no tendrá razones por las que preocuparse,
pero lo seguirá haciendo, ¿sabes por que? Por que cuando amas a alguien, todo
el tiempo quieres que este bien.
Heechul
bajó la cabeza de pronto, desviando la mirada y con su respiración extrañamente
irregular. Di un paso y al ver que no se alejaba, opté por dar uno más.
Necesitaba al menos solucionarle la vida a alguien, quería poder ayudar a
alguien. Que alguien fuera feliz. Necesitaba sacarme de encima esta aura
depresiva que empezaba a apoderarse de mí.
—¿Te
preocupas por el también no? ¿Crees que alejarlo lo hará feliz, feliz por que?
¿Por que no se va a preocupar por ti? No te das cuentas que cuidarte, saber que
estas bien lo hace sentir cercano a ti. Ser el único que puede estar a tu lado
cuando todo va mal es algo que él valora, que puede que sea difícil, pero igual
es capaz de todo por ti, ¿por que tú no puedes hacer lo mismo y ser feliz por
él?
—Por que
mi felicidad está junto a él…
—¡Entonces
quédate junto a él, demonios!
Heechul
hizo de pronto algo que no esperaba, tapó su rostro y se dejó caer al suelo
lentamente, arrimado en la pared tras él. Con unos pequeños sollozos escapando
de sus labios. ¿Qué tan fuerte fui como para que se derrumbara de esa manera?
—Heechul…
—Es como
si el destino se empeñara en no dejarme ser feliz… Al fin ese sujeto salió de
nuestras vidas. Y ahora mi mamá… Ella…
Esta vez
fueron lágrimas, su expresión de dolor me tomó por sorpresa. Se ahogaba con sus
palabras, abrazándose a sus piernas y escondiendo su rostro lleno de llanto. No
sé en que momento logré arrodillarme frente a él, con la cara más estúpida que
tenía, por que no sé como manejar este tipo de situaciones.
—Toda mi
vida he vivido a medias, ¿cómo puedo amar enteramente a Siwon cuando ando
preocupado por otras cosas? Yo no quiero amarlo así, él no merece eso.
—¿Qué
sucedió con tú mamá?
—Le
detectaron un cáncer inoperable, demasiado avanzado. No le quedan más que
meses. Si Siwon se entera… Apenas salí de su casa hace un par de días… Estoy
harto de sentirme así. ¿Por qué no puedo tener una adolescencia normal y estar
junto a él? Mientras mi vida sea un caos, yo no puedo arrastrar conmigo a
Siwon.
Heechul
intentó respirar profundo, con los ojos rojos y limpiando sus lágrimas como
podía, mientras lo veía intentar recuperar un poco de fuerza. Descubrí muchas
cosas que hasta ese momento no había notado.
Que no
solo era una necedad por parte de Heechul, no se trataba de un sentimiento de
no sentirse merecedor de Siwon. Era un instinto de protección, que iba más
allá. Que complementaba a un amor verdadero.
Mientras
lo veía secar sus lágrimas, a pesar de que estas no paraban de salir, descubrí
que Heechul y Siwon, a pesar de que no podían estar juntos. Eran los únicos que
se amaban de verdad.
El que no
pudieran estar juntos, no se interponía entre sus sentimientos. No habían dudas
o falsos sentimientos, peor aún sentimientos negativos. Sus sentimientos eran
reales, solo tenían la oportunidad para vivir ese amor.
Pensé en
lo injusto que eso era.
—Pronto
se van a graduar, ¿no te gustaría experimentar al menos una vez lo que sería
fingir que nada malo pasa a su alrededor?
—No tengo
tiempo ni para eso.
—La
graduación será en un mes. Regálate este mes, Heechul.
Él se
levantó, con una pequeña sonrisa en los labios y secando una vez más esas
lágrimas. Esta confidencia había sido extraña, en especial cuando no hace mucho
nos agarramos a golpes en las escaleras.
—Esto no
lo debe saber Siwon, por favor.
—De todas
formas ya no hablamos como antes.
—Yo aún
te odio.
—A mi
sigues cayendo mal.
Heechul
sonrió, golpeó mi hombro dos veces y terminó por irse, con las manos en los
bolsillos de su pantalón, sin responderme, sin mirarme. Sin decirme si en
realidad haría algo así por Siwon.
Era
extraño ver que al final de todo. Solo ellos dos, en medio de todo lo que nos
rodeaba, habían aprendido a quererse de verdad. Gracias a Heechul, tomé el
valor para enfrentar finalmente a Minho, y trataría de que no doliera tanto
como pensaba.
…
…
Decidido
como estaba caminé por los pasillos.
Y toda
esa valentía desapareció cuando Minho apareció frente a mí, sorprendido también
de encontrarme ahí. Cuando lo vi, fue como la primera vez que lo observé, que
su imagen llegó hasta mí y se plasmó en mis recuerdos… Cuatro años atrás.
Mientras
caminaba hacía él, lo entendí. Finalmente lo entendí. El amor, es algo que
todavía no podía posarse en mí con una prioridad. Por que justo ahora mi vida
se encuentra en una pausa constante, en la que deseo a riesgo de sonar
enamorado de él, ayudar a Junsu, a que sea feliz.
—Hola,
Changmin.
—Minho,
¿tienes unos minutos?
Cuando me
sonrió algo nervioso, rascando su nuca. Supe que sospechaba que quería hablar
del beso de hace unos días. Por lo que nos sentamos en la pequeña banca y él
solo jugó con sus manos por un rato.
—Siempre…
Estuve enamorado de ti.— Pude sentir sus ojos clavándose en mí con sorpresa,
atónito seguramente. –Desde el primer momento en que te vi, cuatro años atrás.
—Changmin…
Yo…
—Sin
embargo no podemos estar juntos.
Finalmente
levanté la mirada, Minho había levantado sus cejas un poco, me miraba
expectante, había decidido no protestar y dejarme hablar. No importaba lo que
Junsu hiciera en mí, si dejaba mella o no en mi alma. Yo nunca podría dejar de
amar a Minho. Mi inteligencia y mi madurez se iban al carajo, y eso lo acababa
de entender mientras miraba sus ojos oscuros.
—Yo no
puedo entregarte felicidad cuando mi vida esta sumida entre tantas mentiras,
preocupaciones, y golpes bajos. Justo ahora todo es un caos a mi alrededor, mi
cabeza está en otra parte, no… No puedo estar en paz hasta que no logre
solucionar todo lo que es parte de mi mundo.
Minho de
pronto encogió los hombros, intentó a hablar, pero decidí adelantarme.
—Comenzar
una relación ahora sería algo irresponsable de mi parte. Por que de una manera
quedarías involucrado en medio de todo esto y eso es lo que menos quiero para
ti. No puedo estar junto a ti, por que en medio de todo esto solo podría amarte
a medias. No podrías ser feliz de verdad. Ni yo podría.
—Amar es
algo más que sentir algo intenso por alguien, no basta con estar juntos.
Necesita el momento adecuado, por que de otra forma la relación podría verse
afectada por problemas externos, ¿es eso lo que me quieres decir?
Acaricié
el rostro de Minho, dolía. Demonios que dolía.
—No
siempre es así, ¿sabes? Solo me tocó un entorno del asco y la suerte que no me
acompaña jamás.
—Apóyate
en mí entonces.
—Mis
problemas no son así de sencillos, Minho. Lo siento, quizá si hubiéramos tenido
una adolescencia más normal te estaría besando en este mismo momento. Pero
quiero salvar a Junsu y arriesgo de sonar a que estoy enamorado de él, aunque
no es así. Justo ahora salvar a Junsu es lo único que me importa por eso me
quedé junto a él.
Minho
pasó una mano por su frente, apretando con su otra mano la mía.
—Salvarlo,
¿de quien? Que problemas puede tener Kim Junsu, todos saben que prácticamente
es el chico perfecto, sociable, agradable, buen deportista, popular, admirado.
—Tengo
que salvarlo de él mismo.
Sabía que
Minho no entendía y que fácilmente podría pensar cualquier cosa de mi relación
con Junsu, por eso me solté suavemente de él. Y me levanté necesitaba ir a
cualquier salón y sentarme en un pupitre cualquiera a sentirme miserable por un
momento antes de fingir que todo estaba bien.
—Espera,
Changmin…
Minho se
paró delante de mí. Con las manos en mis mejillas, acercando sus labios a los
míos en un último momento de conexión. Mi pecho entonces borbotó en emociones
múltiples, y regresaron. Los fuegos artificiales regresaron imponiendo su
presencia en mí.
Nos
habíamos besados tan solo dos veces. Y ya nos estábamos despidiendo. Yo no
había vivido mi historia de amor como los demás. No había habido una unión
inesperada, no habíamos pasado horas hablando, no nos habíamos odiado, ni
siquiera había habido una atracción inexplicable.
Nuestros
sentimientos se habían desarrollado justo como nuestra relación, con tácitos
conocimientos, con una convivencia leja pero fija. Minho se enamoró justo como
yo me enamoré de él, viéndome a distancia, escuchando mis palabras dirigidas a
alguien más.
Cada amor
es diferente, el nuestro había sido a distancia, con una persona siendo nuestra
excusa para poder saber o escuchar un poco más del otro. Injustamente, no
habíamos podido vivir un amor. Seguramente más adelante Minho encontraría un
amor más tranquilo y me olvidaría.
Tal vez
yo lo haría también, tal vez no. Pero justo ahora, solo me importaba no
arrastrarlo a todo este mundo de traiciones y venganzas. No quería verlo
involucrado, prefería mantenerlo lejos, de todas formas nuestra relación
siempre había sido así.
—Si
hubiéramos tenido una adolescencia normal, yo no hubiera descubierto que te amo
con esta intensidad.
Cuando
sus labios se movieron, aún no demasiado lejos de los míos. Mis brazos actuaron
por instinto, abrazando su cuerpo con fuerza, con un último suspiro. Por que a
partir de mañana todo volvería a ser como antes.
—¡Minho,
que bueno que te encuentro!
Joonghyun
llegó corriendo, pero se detuvo de a poco cuando me vio, rascó un poco su nuca,
con una sonrisita nerviosa y visiblemente incomodo. Parecía que su etapa de
molestia había acabado, incluso con Minho.
—Lo
siento, no sabía que interrumpía…
—Está
bien, yo ya me iba. Adiós Minho.
Estoy seguro de que iba a decirme algo, pero calló. Sus ojos fijos en mí. Y giré, tratando de alejarme lo más rápido que podía, con Joonghyun disculpándose por haber arruinado algo. No escuché nuevamente la voz de Minho. Y fue mejor así, no quería regresar a verlo.
Estoy seguro de que iba a decirme algo, pero calló. Sus ojos fijos en mí. Y giré, tratando de alejarme lo más rápido que podía, con Joonghyun disculpándose por haber arruinado algo. No escuché nuevamente la voz de Minho. Y fue mejor así, no quería regresar a verlo.
…
…
No había
visto a Junsu en todo el día.
Existía
la posibilidad de que ni siquiera hubiera venido a clases, pero gasté mi último
recurso en la azotea del edificio principal. Tal vez ya no con la intensión de
hallarlo antes de que el último receso acabara.
Tal vez
lo único que deseaba era estar a solas.
Pero
cuando abrí la puerta, Junsu estaba ahí.
Sentado
en el frío suelo, abrazando sus piernas y mirando fijamente al azul cielo que
se imponía esa mañana. Su rostro estaba desprovisto de alguna emoción, solo
miraba el cielo y permanecía quieto, con el movimiento leve de su respiración.
—No te
había visto en todo el día…
Cerré la
puerta con cuidado y él giró, con una pequeña sonrisa en los labios, antes de
volver a como se encontraba, solo que ahora mirando hacía adelante.
—No tenía
ganas de verte en realidad… Changmin lo de ayer, fue un lapsus brutus. No estoy
seguro por que lo de Yoochun me afectó tanto. Creo que en verdad me asuste.— De
pronto soltó una risa ligera, algo sarcástica. –Creo que, todas esas emociones
entreveradas me tomaron por sorpresa.
—¿Por qué
no me dejaste intervenir? Si me hubieras dejado, nada de eso hubiera pasado.
—Yo lo
sé… Solo quería deshacerme de él por mis propios medios, no pensé que Yoochun
llegaría a ese extremo.
Junsu
suspiró. Por primera vez veía un despojo de debilidad en su ser, volvió a
abrazar a sus piernas y se quedó con sus ojos plasmados en el suelo. Guardando
un silencio extraño en él, pensando, asiduamente en algo que yo ya no alcanzaba
a entender.
Justo en
ese momento Junsu había dejado de ser la mala persona que muestra ante todos,
Junsu no se daba cuenta, pero a medida que pasaba el tiempo, de a poco estaba
dejando caer todas sus barreras ante mí.
Entendí
que quería enseñarle a Junsu el significado de la palabra ‘amor’ de esa palabra
que seguramente James tantas veces había descalificado. Quería llenar su mente,
que es donde se desarrollan las emociones, de algo más que ese vacío que James
dejó a su paso en la vida de Junsu.
¿Cómo
pudo borrar con tanta facilidad el lado bueno de Junsu?
—Me
gustaría cantar, ¿sabes?
—Tienes
una buena voz, Junsu.
—Yoochun
no me dejaría…
De
repente su voz sonó en suspiro, levantando un poco la mirada. Y al parecer
comprendió que no debió haber dicho eso, se levantó velozmente y limpió su
pantalón. Alcancé a tomarlo del brazo y sus ojos estaban todavía sin esa
seguridad que lo caracterizaban.
—¿Qué
dijiste?
—No…No es
como si quisiera cantar con él. Es solo que el ama su lugar como el mejor y
seguramente creería que lo hago por hacerle daño e intentaría bajo todos los
medios destruir mi oportunidad, pero yo quisiera saber si mi voz es buena o no.
—Tampoco
es como si fuera a regalarte confianza después de todo.
—Quiero
tener un talento, como tú y tu inteligencia, como Yunho en el baile, como
Yoochun en el canto, o al menos ser como Jaejoong y su personalidad que no es
fingida. Quiero saber que soy bueno para algo más que los deportes.
—¿Estamos
melancólicos?
Junsu
suspiró, con sus brazos rodeando mi cintura y abrazándose a mí. Estaba extraño,
definitivamente extraño.
—Lo
siento, justo este día siempre me pongo así. No puedo evitarlo, supongo que es
mí único día de debilidad. Y no sé… Si Yoochun lo sabe también y por eso se
puso así.
—¿Qué
tiene este día de especial?
Fue su
cuerpo pegándose un poco más al mío, su rostro hundido en mi pecho, el suspiro
que abandonó a sus labios, pero él se aferró a mí y calló por unos segundos.
Justo antes de que el suspiro formando palabras fuera lo único que se dejara
escuchar.
—…Hoy
hace tres años murió mi amor por Yoochun.
…
…
Avancé
con Junsu por los pasillos, tomados de la mano.
No había
medido el nivel de lo que eso podía significar a los ojos de los demás, y
supongo que Junsu tampoco pensó en eso demasiado. Pero siendo la última hora de
clases, nadie nos vio.
La clase
de arte y expresión terminaría en cualquier momento y al menos a esa debíamos
entrar. De las pocas clases que compartíamos con la mayoría, y el día de ayer
había cantado, supongo que peor no podía ser.
Cuando
abrí la puerta las miradas de todos estuvieron sobre nosotros, Junsu se soltó
discretamente y ambos entramos, el profesor se cruzó de brazos y dejó caer un
poco sus lentes.
—¿Se
puede saber que excusa lo suficientemente válida me tienen?
—Junsu
estaba en la enfermería.
Me
apresuré a hablar, Junsu me miró y por supuesto Yoochun se encontraba junto al
profesor y desde su lugar levantó la mirada como si al oír el nombre de Junsu
de pronto nuestra presencia le interesara. El profesor solo suspiró.
—Esa nos
es la verdad, pero pasen. Ya es la última hora, supongo que han de estar
desesperado por salir de vacaciones.
Junsu
sonrió, jalándome del brazo para que pudiéramos sentarnos en los últimos
lugares. Pude ver a Jaejoong, me miró por un segundo y luego volvió a mirar
hacía al frente, negando levemente. Yunho sin embargo ni siquiera se inmutó. Y
el resto poco me podía importar.
—Bueno
continuemos, ya que es el último día de clases antes de los exámenes finales
para los de sexto; Yoochun me ha pedido los últimos minutos de la clase para
hacer algo así como una despedida. ¿Es para tus compañeros?
Yoochun
se removió incómodo. –No, verá ya no estoy tan seguro, ¿me puedo sentar?
El salón
se llenó de murmullos, y Yoochun se mostraba evidentemente hastiado de eso. Sin
embargo el profesor formuló la pregunto que todos entre susurros se hacían.
—¿Y desde
cuando Park Yoochun es tímido? Vamos, ¿qué canción nos vas a interpretar?
Yoochun
suspiró, rodando un poco los ojos mientras veía al profesor sentarse en su
lugar tras el escritorio.
—No voy a
cantar; Voy a leer un poema que es como una despedida para mí.
—Oh, muy
bien. ¿De quién es el poema?
—Me pesa
su nombre de María Monvel.
—Interesante,
pero si no me equivoco es: Me ‘pesaba’ su nombre.
—Si, lo
modifiqué un poco por quiero adaptarlo a mí. Ya le dije es como una despedida
por que pienso alejar muchas cosas de mí en estas vacaciones.
El
profesor se cruzó de brazos y frunció el ceño. Miré a Junsu y él solo mantenía
un poco baja la cabeza, mirando como podía a Yoochun sin ser muy evidente, con
su rostro vacío de alguna emoción.
Me
pregunté lo mismo que quizá Junsu se preguntaba; ¿Era consciente Yoochun de que
hoy hace tres años, Junsu dejó de amarlo? Eran pocas las posibilidades, pero
Yoochun y sus acciones que al parecer no tomaban en cuenta a que Junsu llegara
en último momento a la clase parecía demostrar que si.
—Pero ‘Me
pesaba su nombre’ es algo que invoca a más bien un ‘te extraño’
—Si, pero
para mí es una despedida, quería expresar estos sentimientos como son, por que
para cuando vuelva ya no será así. Cuando quise expresar algo a esa persona, se
marchó sin terminar de escuchar. Pensé que sería más fácil sin él aquí… Pero
creo que da igual. Si sus ojos me ven o no, si me escucha o no. Por que por más
que lo intente jamás podrá entender lo que siento. Esa persona… No sabe nada
del amor.
Una vez
más los murmullos se dejaron escuchar, las miradas se posaban en Jaejoong,
seguramente por que era con quien Yoochun salía. Él pareció no notarlo, y
continuó mirando a Yoochun. Junsu solo respiró profundo y exhaló el aire
cruzándose de brazos. Sin expresión alguna en el rostro.
Yoochun
levantó su cuaderno y empezó a leer.
Me
pesa su nombre como un grillo de hierro,
me pesa su nombre como férrea cadena,
me pesa su nombre como un fardo en los hombros,
como atada a mi cuello me pesara una piedra.
me pesa su nombre como férrea cadena,
me pesa su nombre como un fardo en los hombros,
como atada a mi cuello me pesara una piedra.
Ya no está junto al mío la injuria de
su nombre,
y…
¡Me pesa!
Me pesan sus celos pendientes de
mis gestos,
me pesan sus celos candentes de tragedia,
me pesan sus celos adustos, implacables,
envolviendo mi cuerpo con obscura sospecha…
me pesan sus celos candentes de tragedia,
me pesan sus celos adustos, implacables,
envolviendo mi cuerpo con obscura sospecha…
Ya no tengo sus celos, su sospecha, su
injuria,
y me pesa…
y me pesa…
Me
pesa su amor ambicioso y mezquino,
me pesa su amor de deseo y de queja,
me pesa su amor que más que amor fue odio,
su dignidad abrupta que más era soberbia.
me pesa su amor de deseo y de queja,
me pesa su amor que más que amor fue odio,
su dignidad abrupta que más era soberbia.
Ya no tengo su amor, su
dignidad, su odio,
y… ¡Dios mío, me pesa!
y… ¡Dios mío, me pesa!
Fue como
un golpe bajo.
Un peso
sobre mi espalda que me hizo respirar profundo antes de que alguien pronunciara
algo más. No conocía a Yoochun, no lo había tratado lo suficiente aún, pero
justo en ese momento, por primera vez, se mostró como es realidad.
Con un
suspiro en los labios, el salón entero guardó silencio. Junsu seguía ahí,
inexpresivo junto a mí. Y Yoochun lo miró por un breve segundo antes de que la
campana alertara a todos. Y se decidieran por moverse.
—Bien,
eso fue estupendo. Me agradó el sentimiento que le pusiste. Un poema puede ser
hermoso, pero puede transmitir más cuando es dicho de la manera adecuada. De
acuerdo, chicos disfruten estas pequeñas vacaciones y, vuelvan renovados para
las últimas semanas de clases.
Todos
empezaron a moverse, con relativa calma. La popularidad de Yoochun incitaba a
que nadie preguntara, y cuando Siwon lo tomó por los hombros con Heechul del
otro lado, los tres en medio de una conversación fue imposible acceder a él.
Yoochun
de pronto sonrió, lucía suelto. Como si en verdad hubiera logrado quitarse un
peso de encima. Junsu solo caminó hacía la salida, miré a Jaejoong que junto a
Yunho del otro lado del salón eran los únicos que quedaban. Ya había hablado
con Jaejoong, y hablar no funcionaba, pero cuando se acercó a Yunho decidí
detenerme un momento.
—Yunho,
espera…
Él estaba
dándole la espalda a Jaejoong, terminó de guardar sus cosas y justo antes de
girar. Respiró profundo, con una expresión serena.
—Jaejoong,
todo lo que te dije ayer… No es, cien por ciento real. Solo estaba un poco
ofuscado, ¿de acuerdo?
—Déjame
explicarte entonces.
—Jaejoong…
—No te
conocía, eras un completo extraño para mí. Es más te tenía un poco de miedo
incluso. Supongo que opacaba mi miedo intentando ver que podías ser un poco
real… Alcanzable para mí.
—De todas
formas la forma en que te dirigiste hacía mí, fue… Cruel. Todo eso me tomó
desprevenido, sentí que no te conocía.
Jaejoong
bajó la mirada, arreglando la maleta en su espalda.
—Lo
siento mucho.
—Necesito
pensar un poco, ¿sabes? Alejarme de todo y dejar de pensar en esto. Pensar en
mi futuro y otras cosas.
—Mmh…
Entiendo, supongo que nos veremos en estos días entonces.
—En
realidad no creo que sea posible. Yoochun y yo viajaremos a París a visitar a
un tío. Y creo que pasaremos todas las vacaciones allá. Bueno Yoochun se
regresará unos días antes para ensayar lo del concurso.
Yunho
sonrió levemente y Jaejoong suspiró.
—¿Ya te
llevas mejor con tú papá entonces?
—No, ni
siquiera lo he vuelto a ver. Él piensa que Yoochun viajará solo.
—¿Y los
gatitos? Si lo deseas yo puedo…
—No,
Yoochun dijo que Siwon y Heechul cuidaría de ellos. Heechul y su mamá se irán a
una casa en la playa con la familia de Siwon. Así que estarán bien.
La
información me tomó por sorpresa, ¿Minho se iría también?
—Yunho…
Luego vendrán los exámenes, luego la graduación y al final, ¿qué?— Jaejoong
apretó la mochila con fuerza y levantó la mirada. —¿Ya no te volveré a ver?
Todos dicen que posiblemente te den una beca internacional.
—¿Sabes
algo Jaejoong? Esa noche cuando me viste llegar con los gatitos, cuando me
sentiste tan accesible. La noche que todo empezó, y te acercaste a mi, dices
que me temías… ¿Qué hubiera pasado si no tenías el valor suficiente y te
hubieras ido?
Un
silencio leve y ahora Jaejoong suspiró. Extrañé estar ahí para él, que
seguramente ya no me buscaría y no tendría en quien apoyarse. Imaginé lo solo
que se sentía Jaejoong, pero Junsu estaba más solo aun. Junsu me necesitaba un
poco más.
—Tal vez
nada de esto hubiera pasado.
—Vivamos
en ese tal vez entonces, Jaejoong.
Yunho
sacudió los cabellos de Jaejoong y él aprovechó para tomar su mano y mirarlo a
los ojos. Cuando se miraron de esa forma, descubrí que no había visto jamás a
Jaejoong de esa forma, y que esa mirada no se comparaba en nada a la forma en
que Yunho miraba a Junsu; Yunho no amaba a Junsu. No, como amaba a Jaejoong.
Y eso, ya
era algo obvio.
—Yo te
quiero.
—Yo
también, Jae.
Jaejoong
estaba con su respiración algo alterada y Yunho sonrió, tal y cual lo hubiera
hecho cuando me despedía de Minho. Fue la misma expresión. Sus ojos se cerraron
y besó a Jaejoong.
Él se
aferró a Yunho por un instante. El instante en que el beso duró. Luego de eso
lo abrazó, y su historia cliché del chico inteligente y el chico malo no había
tomado su rumbo normal.
No había
un final feliz tras ese beso, y ambos lo sabían muy bien.
Finalmente,
Yunho besó la frente de Jaejoong. Y le sonrió.
—Adiós,
Jae.
—Hasta
luego, Yunho.
Me retiré
tranquilamente por que sabía que Yunho no tardaría en salir del salón. Y cuando
me encontré con Junsu en el pasillo, preguntándome por que había demorado en
salir. Decirle lo que había sucedido, lo haría feliz. Había ganado en toda la
extensión de la palabra después de todo.
Pero no
quería ese tipo de felicidad para él, empujé su hombro suavemente y sonreí.
—Nada que
te importe, Su. No seas tan entrometido.
—Moh~
Minnie eres cruel.
—¿Minnie?
¡Que asco! ¡No me vuelvas a llamar así!
—¡Minnie!
¡¡Minnie!! ¡¡MINNIE!!
Y su risa
fue refrescante, Junsu estaba recuperándose de la nostalgia que ese día le
provocaba.
…
…
Cuando
salimos de los edificios el lugar era un caos.
Todos
corrían de un lado a otro, había risas, todos planeando fiesta en algún lado.
Empujones amistosos, abrazos. Euforia total, Junsu incluso sonrió cuando vio a
los demás tan llenos de energía.
Un grupo
de carros en fila. Con la música a todo volumen y pitando a su paso mientras
salían del estacionamiento llamó la atención de todos. Eran los más populares
los que proporcionaban aquella imagen, llenos de alegría y siendo envidia de
los demás que los miraban con admiración.
El auto
de Siwon encabezaba la fila. Yoochun y Heechul estaban atrás con sus mejores
sonrisas y los puños en alto al son de la canción. Heechul se levantó entonces,
lucía tan diferente a como lo vi en la mañana. Recordé entonces que su meta era
que Siwon no supiera nada. Y debía fingir.
Pero
parecía más bien concentrado en disfrutar, y olvidar.
—¡Escuchen!
¡¡Fiesta en casa de Siwon!!
—¡Siete
en punto! Va a ver demasiado de todo. ¡Despidámonos como es debido!
Yoochun
completó la invitación de Heechul. Pasando un brazo por sus hombros y con una
risa pequeña. Siwon solo levantó un brazo pitando un poco más fuerte su auto.
Pronto los carros comenzaron a salir y todos solo empezaron a hablar de la
fiesta.
Junsu me
miró. Y yo solo levanté los hombros, era obvio. No iríamos, no encajábamos ahí.
Cuando me
percaté, el Jeep de Joonghyun iba justo detrás del auto de Siwon. Y en su carro
iban varios chicos, Minho junto a él, riendo por las palabras de uno de los
muchachos tras de él.
En el
instante en que vi a Yunho subirse a su moto, dispuesto a marcharse, comprendí
algo que no había tomado en cuanta antes, todo era exactamente como al
principio, como nunca debió dejar de ser. Ahí iban los populares, acá nos
quedamos nosotros.
—¡Hey,
capitán! ¿No vienes?
Unos de
los carros se estacionó frente a nosotros, eran los compañeros de equipo de
Junsu, pero él solo negó levemente y ellos hicieron un pequeño puchero antes de
marcharse entre la música y el ruido. Seguramente los populares empezarían la
fiesta antes.
Jaejoong
salía de los edificios, viendo el escándalo terminar de irse, me miró apenas y
luego se dispuso a caminar. En resumen, todo había vuelto al principio. Cada
uno en el lugar que le correspondía.
Las
vacaciones se impondrían, para cambiar lo poco quedaba.
…
…
Una
semana después todo pintaba mejor.
Me sentía
relajado, sin problemas. Y por suerte yo no empezaba exámenes aún.
Las
vacaciones con mi familia me sacaron de la ciudad, y por tanto me aleje de todo
y todos. Ajusté la maleta a mi espalda, muy seguramente todos lucían un poco
más sonriente de lo normal. Las vacaciones tienen ese efecto.
El auto
de Siwon se estacionó, a unos metros de mí.
Él bajó
de ahí, jugando con las llaves en sus manos. Y una sonrisa grande en el rostro,
Heechul bajó del lugar del copiloto. Siwon susurró algo a su oído y Heechul
rió. Cuando eso sucedió, Siwon lo besó, en los labios… Como si nada.
¿Qué
había sucedido en las vacaciones?
Yoochun
se estacionó tras ellos, en un costoso auto rojo que al parecer por fin había
logrado sacarle a su papá, con una sonrisa pretenciosa en el rostro, con el
cabello un poco más corto que antes y las gafas puestas.
Siwon
pasó un brazo por los hombros de Heechul y él entrelazó sus manos.
Yoochun
sin embargo, solo se dedicó a hablar sobre algo que ya no escuchaba. Yoochun
lucía distinto. Lucía menos como el despojo de hace una semana atrás. Incluso
volvía a brillar como el chico popular que siempre había sido.
—¡Hey!
Junsu se
lanzó sobre mi espalda, con una risa contagiosa. Y apretándome con fuerza.
—Junsu
pesas…
—¡No es
cierto! Te extrañé, Minnie~
—¡Maldición!
Que dejes de llamarme así.
—¡No!
Sacó su
lengua y rió graciosamente. Junsu lucía resplandeciente, rodé los ojos y cuando
iba a insultarlo para que dejara de llamarme de esa espantosa manera. Yoochun
pasó entre nosotros, empujándonos con algo de fuerza.
Antes de
avanzar, giró y nos miró despreciativamente, bajando apenas un poco las gafas
en su rostro.
—Oh, lo
siento… No sabía que estaban ahí.
Su
sonrisa llena de ironía, marcó el sarcasmo en sus palabras. Luego de eso giró,
orgulloso con las llaves del carro en sus manos y con su andar que llamaba la
atención de los demás.
Siwon y
Heechul pasaron entre nosotros también, pero sin empujones y ambos mirándome
con una pequeña sonrisa y asentimiento a modo de saludo. Los ojos de Siwon
trataban de expresar que lo había conseguido y Heechul, su mirada no podía
definirla.
Pero
importaba, que ambos estaban bien.
Junsu
arregló un poco mejor su ropa y sonrió de esa manera perversa, pasando su brazo
al mío.
—Mira que
es idiota, solo por que tiene auto cree que es mejor.
—Es un
buen auto, hyung.
Él me
miró con reproche y yo solo sonreí.
…
…
Resultaba
que con el concurso internacional de Canto internacional para estudiantes a una
semana de ser realizado. Todos estaban alborotados, aún más por que la final de
soccer se daría en unos días apenas.
Junsu no
paraba de hablar de eso, y por un instante me recordó a Jaejoong. El entrenador
había accedido a que jugara, su pie casi no tenía señas de la lesión, y como
era el capitán entraría al juego dependiendo de si no tenía problemas estos
días, probablemente los noventa minutos.
Luego de
la extensa charla de comunicado por parte del director, caminábamos hacía
nuestros respectivos salones. Habrían estudiantes de otros conservatorio por
ahí, así lo había advertido, haciendo pruebas de sonido para el concurso de
canto.
Incluso
habría estudiantes de otros países.
Yunho
pasó junto a mí, saludándome con una sonrisa pequeña, miró a Junsu y
extrañamente asintió. Y él hizo lo mismo, ¿qué había pasado ahí?
Pero
justo antes de que siquiera pudiera buscar con la mirada a Jaejoong, Junsu se
detuvo abruptamente. Con los ojos muy abiertos, algo pálido tal vez.
—¿Junsu?
No
reaccionó, por lo que levanté la mirada y frente a él estaba Yoochun, pero no
lo miraba a él, por que Yoochun miraba igual de sorprendido hacía adelante. Un
poco más allá en los pasillos.
Venían
tres chicos caminando por el pasillo, con un adulto tras ellos quien revisaba
algo en su celular.
Pero fue
el muchacho rubio del centro, que robaba miradas por parte de todos lo que
llamó mi atención. Ese muchacho miraba fijamente a Yoochun, con una sonrisa
cruel y burlona en el rostro, pero cuando se encontró con Junsu, su sonrisa
cambió.
Por una
seductora, mientras se quitaba las gafas y sus ojos azules provocaron suaves
suspiros alrededor, miré de un lado a otro y noté que si, era definitivamente a
Junsu a quien ese muchacho miraba.
Los ojos de Junsu cambiaron, la sorpresa inicial pasó y entonces esa sonrisa se dibujó en su
rostro. Sus expresiones cambiaron totalmente, por una que jamás había dejado
ver ante todos al menos. Junsu colocó su mejor sonrisa seductora y sus ojos
repasaban con cuidado las facciones del recién llegado.
—I don’t
hoped to see you here, Junsu.
—Well…
You see. It’s a long time no see you, James.
Y ese
nombre resonó con fuerza en mis recuerdos. Junsu amplió un poco más su sonrisa.
¿Se trataba de ese James? El que estaba frente a
nosotros… ¿Era ese James?
…
…
No tengo mucho que decir.
Solo que la llegada de ese sujeto no
puede ser buena, sé que no lo es. Especialmente por la manera en que los ojos
de Junsu parecieron brillar con su aparición.
Pues al parecer James canta, James está
en el concurso internacional. Representando a Estados Unidos. Había vuelto allá
luego de su extraña relación con Junsu. Yo no entendía, ese tipo se había
enamorado de Junsu.
¿Y ahora, lo había olvidado?
El punto es que James, volvía a ser el
enemigo de Yoochun.
Todos no paraban de hablar sobre eso,
sobre el tiempo que Yoochun estuvo tras Junsu a pesar de que no nunca sucedió
algo entre ellos más allá de lo de la fiesta de Siwon tanto tiempo atrás; Y por
supuesto del hecho de que ese James había salido con Junsu hace mucho tiempo.
El resto no sabía más de lo que había visto. Y todos suponían, ya que Yoochun y
Jaejoong habían terminado.
Que James y Yoochun seguramente estaban
destinados para odiarse siempre.
…
…
Publicado por: GMin_sh
Estado: Confused.
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