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Arualthings

Blogger - Cap. 14

SECRETAMENTE, ÉL AÚN LLEVABA LA CUENTA DE AQUELLOS DÍAS PASADOS.
14/04/2010.
 
 ¿Escribir?

En realidad no tengo muchos pensamientos que compartir, es siempre más sencillo narrar lo que sucedió.

Es como mejor hablar de lo que pasó, que de lo que se pudo sentir.

La barrera emocional que he creado con los años de poco sirvió, por que pronto Junsu la derrumbó, creó una tras de él para que nadie más ingresara y mis ojos se resignaron a él, y a ese presentimiento que con los días crecía en mí.

Junsu no creé en los presentimientos de que algo malo pueda pasar, mi inteligencia me prohíbe incluso pensar en ello. Pero he dudado de mi tan privilegiada mente tantas veces últimamente, que empiezo dudar de ella.

Cuando Junsu aclaró que inteligencia no es lo mismo que astucia, lo comprendí.

Inteligente, es la persona capaz de aprender, entender con facilidad. La persona capaz de planear y no olvidar. La gente astuta como Junsu, es capaz de convertir lo que sea, en algo a su favor; Es capaz de captar lo que sucede a su alrededor con facilidad.

Gracias Junsu recordé que tengo diecisiete, que soy un año menor a él. Que él se graduara y se marchará, que tengo años demás para ser inteligente y que privarme en mi juventud de algo que más adelante no tendré la oportunidad de aprovechar solo por madurar me hizo reflexionar.

Y entender, que de algún modo… Junsu me enseñó a necesitarlo.





No tenía la menor idea de por que estaba ahí.

Solo sé que esa tarde, casi noche. Caminé sin un lugar fijo en mente, cuando levanté la mirada estaba frente a la casa de Junsu. Supongo que él es algo así como un imán, de esos irreversibles y frustrantes.

—Al parecer Jaejoong golpea duro.

Coloque la pequeña bolsa de hielo en la nariz de Junsu, el golpe extraño de Jaejoong había provocado que Junsu apenas y pudiera pronunciar con dificultad un par de gruñidos como respuesta.

Cuando Junsu hubiera abierto la puerta con un pañuelo cubriendo su rostro. La sangre que se dejaba entrever había provocado un sentimiento de preocupación que me llevó a ingresar sin pedir permiso, Junsu parecía lo suficiente adolorido y mareado aún como para negarse.

Las facciones en su rostro apenas mostraban molestia, más bien se encontraban relajadas, supongo que Jaejoong dejó su huella y se marchó, como un indicio de guerra declarada. Junsu se recostó boca arriba en su cama y suspiro.

Levanté la camisa con un poco de sangre que Junsu se había quitado hace unos minutos y la llevé hasta el tacho con la demás ropa sucia. Junsu había estado enfermo hace unos días, y el buzo fino que acababa de colocarse, con el frío que hacía no lo ayudaría.

—¿Por qué no me dijiste que habías leído mi nota en el cuaderno de Jaejoong?
—Pensé que lo suponías luego de que te dije que lo había encontrado.

—En realidad… Ni siquiera lo recordaba, pero si habías leído eso de mi. ¿Por qué me pusiste en alerta diciéndome que tenías el cuaderno en tus manos?
—Bueno, no leí lo que escribiste hasta un día después. Así que digamos que ese fue un pequeño descuido de mi parte.

Volví a estar sobre su cama, sentado justo donde él mantenía sus piernas estiradas, él no hizo gesto alguno por moverse o abrir los ojos. Rodé los ojos y me crucé de brazos, tratando de enfrentar directamente lo que había venido a preguntar.

—¿Por qué solo atacaste a Jaejoong?
—Por qué tú estás más de mi lado, que del de él.

—No te equivoques Junsu, no estoy del lado de ninguno.
—De una u otra forma, eso es mejor para mí.

Junsu entonces se sentó, dejando la bolsa con hielo sobre el velador, pasando una mano por su rostro y ahora un poco más cercano a mí, una de sus manos viajó a mi hombro, más como apoyo que insinuación.

—No lo tomes mal, Changmin. Era Jaejoong o yo, si él no se hubiera entrometido yo jamás me hubiera metido con él. Hasta ahora no lo había hecho, ¿por qué tenía que meterse en un asunto que no le pertenece?

—¿Quieres decir que mientras te deje hacer lo que te de la gana, me salvaré de tu mente retorcida?
—Solo propongo que cada uno viva su vida, lejos de lo que haga o no.

Cuando el suspiro involuntario salió de mis labios, un dolor de cabeza me atacó de sorpresa, insoportable y molesto. Supongo que el estar tanto tiempo junto a él ha logrado transmitirme un poco de su gripe.

—Changmin, ¿estás molesto?
—Jaejoong es mi amigo.

—Que curiosa amistad la tuya entonces.
—No es como si hubiera sabido lo que pensabas hacer.

Fue una pequeña risa lo que precedió al momento en que Junsu se movió, hasta sentarse sobre mis piernas con las suyas a mí alrededor, con sus brazos por mi cuello y sus ojos mirando fijamente a los míos.

Diciéndome a gritos lo seductor que podía llegar a ser.

—¿Me habrías detenido?
—Lo habría intentado.

Junsu sonrió, apoyando la cabeza en mi pecho, con una cercanía lenta y progresiva que ya era tan familiar para ambos, como si estuviera cansado aún. Como si Jaejoong le hubiera robado con su golpe un poco de fuerza.

—Changmin… ¿Si mañana te enteraras que planeo hacerle daño a alguien quien tú quieres como Jaejoong, Minho o quien sea por que se interpone en mi vida? ¿Me dejarías?
—…Si.

Bruscamente, se movió. Enfocando mis ojos y arrugando el entrecejo.

—Antes o después, ¿qué diferencia hay? Igual el daño está hecho.

—Pues resulta que con ese antes de por medio, no pude intervenir. Si sé de tus planes con anterioridad, y a pesar de que intente intervenir y a ti no te importe en los más mínimo mi persona y la gente que me importa, entonces no tendría por que permanecer junto a ti. La gente como tú es dañina.

Fue como si intentará buscar un deje de broma en mis palabras, él solo bufó, aún aferrado a mi cuello y lo suficiente cerca como para que su incredulidad traspasara cada una de mis pocas barreras contra él.

—No entiendo tú lógica, Changmin. Ya dañé a Jaejoong. Y tú yo sabemos que así hubieras intervenido yo no me hubiera detenido. Soy dañino, lo sabes desde un principio.
—En verdad, ¿así te lo pidiera, no te detendrías?

La respuesta quedó colgando de un hilo muy fino, Junsu no fue capaz de responder. De satisfacer la duda que había implantado en su interior, su propio silencio lo asustó. La duda palpitaba contra su pecho. Asustado, desesperado buscó mis labios.

Aferró su cuerpo al mío y trato de evitar que el entendimiento canalizara un punto antes no tocado por él. Por que sus manos acariciaron mi cuello y su boca se aferró a la mía. Buscando desesperadamente olvidar que tenía que responder a su pregunta.

Por que estaba seguro, que su mirada, transmitía claramente el hecho de que por algún motivo no me podía mentir, pero tampoco podía afrontar la verdad. Junsu era una maraña de mentiras y confusiones. Él mismo lo sabía y su propia lógica dictaba, que siendo el malo de la historia nunca sufriría… Otra vez.

Junsu estaba seguro que venciendo antes de que lograran atacar, Junsu no saldría lastimado una vez más. Junsu estaba seguro, solo de una cosa en su vida. No quería, a costa de cualquier precio volver a pasar por esa agonía amorosa por la que pasó cuando se enamoró de Yoochun.

Finalmente Junsu era otro niño asustado.

Compartíamos el mismo dolor de un amor a distancia, de amar y no ser correspondidos, De amar y equivocarnos. De amar y tener miedo. De amar y resguardar el amor en una caja fuerte y botar la llave. De lastimar para no salir lastimados.

Dejar el amor de lado y medio vivir. Sobrevivientes, eso es lo que éramos.

Eso, es de lo que Junsu me había convencido.

Sus manos colándose dentro de mi camisa, rozando la piel de mi estómago mientras mordía mi labio inferior. Junsu no amaba a Yoochun, no se cansaba de repetirme aquello cuando estábamos a solas, como un mantra como si intentara en el proceso de convencerme, convencerse así mismo también.

—Changmin… Deja de pensar… Pareces distraído…

Su voz algo entrecortada, junto a mis labios solo provocó que una sonrisa apareciera en mis labios. A Junsu le gustaba el sexo, por la razón de que en esos minutos podía olvidarse del mundo que allá fuera nos esperaba.

Junsu está a punto de robarme otro pedazo de alma, y no estoy seguro de permitírselo.

—¿Quién diablo es?

En el momento en que Junsu giró, algo molesto mirando hacía la puerta de su habitación. Seguramente por los golpes en la puerta de su casa. Un suspiro aliviado salió de mí. Estábamos solos, a Junsu le tocaba bajar a abrir.

Luego de unos segundos, cuando los golpes no cesaron. Resignado, Junsu decidió bajar.

Pasé las manos por mi cabello. Sentado en la cama. En un principio solo escuché unas voces. Que se transformaron de repente en gritos y la voz que acompañaba a la de Junsu se me hizo conocida, aunque no los pudiera entender.

—¡Yoochun, espera!

El sonido de la puerta principal siendo cerrada y los pasos apresurados de seguramente Yoochun subiendo las escaleras hicieron mi corazón latir desbocadamente. Tomé mi sueter y abrí las puertas del baño de Junsu cerrándola con cuidado de no hacer ruido.

—¡¿Quién te crees para entrar así a mi casa?!

Apenas pude ver la puerta de la habitación abriéndose ferozmente, el rostro molesto de Yoochun buscó por la habitación a medias y Junsu unos pasos atrás lo agarró por los hombros, haciéndolo girar bruscamente.

—¿Estás ebrio? ¿Yoochun, estás ebrio?— Junsu arrugó el entrecejo apresuradamente, soltando el brazo de Yoochun e incluso mirándolo con un poco de desprecio. –Lárgate en este instante de mi casa, no tienes ningún derecho a hacerme este tipo de escenitas, menos a ver si estoy con alguien o no. Vete antes de que llame a la policía.

—Es una sorpresa que estés solo mi querido Junsu. Tú que no sabes tener las manos quietas es un milagro que no hayas intentando algo con Junho. Tal vez por que lo odias demasiado.

Fue algo que no pude prever, especialmente por que Yoochun estaba en desventaja estando ebrio. Junsu levantó su puño, golpeando la quijada de Park y haciéndolo retroceder, seguramente desquitándose con él por el incidente con Jaejoong.

Yoochun solo retrocedió, con una burlona sonrisa en los labios.

—Yo no odio a mi hermano.
—¿Ah, no?— Otra risa despectiva y Yoochun limpió la poca sangre que había salido de su labio inferior. –Es cierto, no lo odias, tú solo le tienes envidia.

Junsu reprimió otro certero golpe, apretando los puños. No lo había notado aún, pero Junsu ante mis ojos, antes los ojos de los demás. E incluso cuando fingía ser dulce, amable, y sociable. Junsu siempre mantenía una actitud fría y calmada.

Yoochun parecía ser el único capaz de sacarlo de su encasillado papel.

¿Se habría dado cuenta de eso Yoochun o al menos Junsu?

Quizá por eso, Junsu insistía en lastimar a Yoochun, tal vez por eso insistía en alejarlo de su vida. Yoochun era quizá era el único despojo de vida en su corazón que le decía a gritos que aún no había exterminado por completo a los sentimientos e impulsividades en su ser.

—Lárgate Park Yoochun. ¿No entiendes que no te soporto? Tú tiempo ya pasó, no te necesito más. Ya destruí a Junho, ya logré enamorarte. Ya no me sirves.

Contrario a lo que esperaba Yoochun solo pasó una mano por su cabello y sonrió. Un poco más ampliamente a lo que esperaba, Junsu se tensó viendo que Yoochun no hacía nada por obedecerlo y menos lucir alterado antes sus palabras.

Impredeciblemente Yoochun agarró a Junsu por el brazo, el quejido de Junsu fue involuntario, por que se culpó así mismo, su expresión de vergüenza ante el grito fue evidente. El agarre que tenía Yoochun sobre el brazo de él, debió ser muy fuerte.

Junsu se retorció un poco en su lugar, negándose a caer de rodillas al suelo, pero si doblegado ante la fuerza repentina que Yoochun estaba ejerciendo en él. Batallé contra el hecho de salir, pero en cuanto Junsu vio que moví la puerta para abrirla, él solo me miró, abriendo los ojos y negando suavemente.

Me estaba impidiendo intervenir.

—¿Qué sucede, Junsu? No eres capaz de implorar por un poco menos de dolor.

Las palabras de Yoochun eran terriblemente amenazantes, dichas en susurros escasos. Apreté el pomo de la puerta, viendo por las rendijas de la puerta misma. ¿Por qué Junsu no me dejaba intervenir? ¿Qué pasaba por esa cabeza suya?

Continué inexistente para Yoochun, y al notar que Junsu no le respondía vi su espalda estirarse un poco jalando a Junsu en el proceso, haciendo que se irguiera también.

—¿Has perdido la razón Yoochun? ¡Déjame en paz!
—No me da la gana. Estoy harto de ti, de tu instinto de superioridad, de que creas que siempre puedes ganar. Estoy harto de este repugnante amor por ti.

Volví a apretar el pomo de la puerta cuando Yoochun jaló a Junsu con fuerza sobre la cama, empujándolo y haciéndolo estrellarse contra ella. La cama se sacudió un poco con la abrupta caída de Junsu.

—¿Qué? ¿Ahora es mi culpa que seas tan patético como para seguir enamorado de mí?

—Eres una basura y lo peor es que lo sé.— Yoochun se colocó sobre él. Junsu inmediatamente intentó levantarse, pero tomándolo por los brazos, Yoochun lo volvió a colocar contra la cama. –Pero aquí estoy, como un reverendo imbécil… Contigo.

Junsu respiró agitado, con su pecho subiendo y bajando bajo el cuerpo de Yoochun, con una sonrisa mal disimulada de seguridad. Yoochun podía no notarlo por lo ebrio que estaba, pero los ojos de Junsu… Parecían nerviosos.

—Estás pasando la línea Yoochun… Quítate de encima de mí…
—¿Yo estoy pasando la línea? ¿Y que hay de lo que tú haces con los demás? ¡¿Eso no es traspasar demasiadas líneas también?!

Junsu se removió, pero Yoochun audazmente lo pegó un poco más a la cama.

—Yo…Yoochun… Basta… ¡Te dije que basta!

Junsu intentaba, por todos los medios soltarse, o al menos quitarse de encima a Yoochun, no debía intervenir. No hasta que Yoochun empezara a ser verdaderamente peligroso. Sin embargo las reacciones de Junsu empezaban a preocuparme.

—Necesito olvidarme de ti, arrancarme el corazón si es necesario. No concibo la idea de amar a alguien como tú… ¡Dime como! ¡¿Cómo le haces para no amar a nadie?!
—¡Ya suéltame! ¡¡Estas demente!!

Junsu gritó, nunca lo había visto perder los estribos de esa manera, su cara enrojeció y lucho contra las fuertes manos de Yoochun en desventaja. Se sacudió, pateó lo que pudo y cerró los ojos vehementemente. Junsu estaba asustado.

Verdaderamente asustado.

—¡No me da la gana! ¡Estoy harto de ti! ¡De que creas que nadie puede controlarte! De que me consideres tan poco cosa como para no estar a tu lado… De que no me consideres ni siquiera un digno enemigo.

—¡Por que no lo eres! ¡Por que solo eres una máscara! Finges ser un tipo frío, popular cuando en verdad has vivido enamorado de mí tres años. Yo al menos soy real, soy una basura completa y no oculto lo mucho que repudio perder.

—¡¿Real?! ¡Ja! ¡No me hagas reír! Eres lo más falso que he conocido en mi vida, mientes, engañas, finges. ¡¡Y todo para conseguir lo que quieres!!
—¡Basta Yoochun! ¡¡Ya suéltame!!

Yoochun lo apretó con más fuerza y se detuvo. Miró fijamente a Junsu, unos segundos después finalmente Junsu dejó de moverse, mirando a Yoochun también. Todavía asustado entre los brazos de Yoochun.

—¿Qué sucede, Junsu? ¿Me tienes miedo?
—No… Solo no soporto que me toquen de esta manera.

—¿Cómo? Oh, ya sé… No soportas no tener el control, ¿verdad?

Junsu volvió a agitarse, a moverse. Iba a abrir la puerta, cuando Yoochun soltó una estridente carcajada y Junsu lo miró entre asustado y confundido.

—Lo mereces, mereces que te haga daño. Pero no soy capaz de caer en algo tan bajo.

Las manos de Yoochun se fueron alejando de Junsu, lentamente. Solté entonces el pomo de la puerta. Yoochun sonrió de una manera diferente, como si estuviera a punto de echarse a llorar y luchara contra ello.

Junsu seguía inmóvil contra la cama, ni siquiera miraba a Yoochun. Solo miraba hacía el techo, con su pecho subiendo y bajando agitadamente.

—Incluso inconsciente te sigo buscando, ¿qué me hiciste, Junsu?

No sabía cuanto tiempo más podía seguir escondido. El silencio de Junsu reinó, Yoochun lo miró sobre la cama unos segundos. Luego de eso, con pasos algo torpe salió de la habitación, y unos pocos segundos más se escuchó la puerta principal cerrarse.

Yoochun se había ido.

Cuando salí Junsu tenía una mano sobre su pecho, respiraba agitado todavía, seguramente intentaba regular los latidos de su corazón. Su mirada parecía un poco perdida, hasta que se sentó. Ni siquiera me miró, solo acarició suavemente sus muñecas rojizas por el fuerte agarre de Yoochun.

—Junsu… ¿Quieres que te traiga algo? ¿Té, agua o…?
—¡No me toques!

No fueron ni dos segundos en que mi mano buscó su hombro para darle un poco de apoyo, cuando Junsu se alejó y me miró con igual miedo. Como si de pronto se hubiera dado contra la pared y estuviera pensando en lo que pudo haber pasado.

El cuerpo de Junsu se estremecía, Yoochun había logrado asustarlo demasiado.




Cuando salí de la casa de Junsu, cerca de las once de la noche.

Solo pensaba en lo que mis padres me dirían por llegar a esta hora, en que no los había llamado. Y que aunque Junsu no había dejado que casi no lo tocara hasta que se calmó, al menos lo dejé dormido.

Levanté la mirada cuando un par de gotas cayeron en mi rostro, el cielo oscuro y el viento que lo acompañaba no era alentador.

De entre las muchas cosas que Junsu no sabía aún. Lo que más me hacía pensar, era como decirle a Junsu que aún había un atisbo de amor por Minho en mí. Debilidad, esa sería la primera palabra que saldría de los labios de Junsu.

Fue lo primero que pronunció luego de regañarme por mi impulso de hace unos días cuando fui a buscar a Minho cuando se corrió el chisme de que había vuelto con Joonghyun.

Siguiendo su lógica. Si Minho era mi debilidad.

La debilidad de Junsu era Yoochun, por más que lo tratara de ocultar.

Hoy yo había presenciado lo que podría ser la posible destrucción de Junsu. Si es que Yoochun en verdad lograr hacer a un lado a Junsu, sacándolo definitivamente de su vida. Pensando frío, Yoochun podría destruirlo tan fácilmente que sorprendería al mismo Junsu.

Por eso Junsu lo alejaba, parecía despreciarlo. Junsu mejor que nadie conocía su debilidad. Y aunque me lo negara mil veces. Al fin había descubierto, lo que Jaejoong me pidió que averiguara.




Esperaba una fiebre espantosa que me ahorrara el trabajo de tener que ir a clases al siguiente día, pero mi suerte me falló. Me levanté apenas con un molesto dolor en la parte superior de la nariz. Y nada más.

Arreglé el buzo que llevaba esa mañana, caminando por los pasillos del Conservatorio, pensando si en realidad Junsu vendría a clases, cuando la imagen de Jaejoong cerrando su casillero se interpuso en mi camino.

—Mira nada más… Es el muchacho de las notas locas. ¿Qué te crees mejor que nosotros por ser disque inteligente?

Uno de los estudiantes de sexto pasó a su lado, empujándolo contra los casilleros y Jaejoong cerrando los ojos, seguramente luchando contra su instinto de buscar problemas. Cuando el tipo paso a mi lado, caminé con más fuerza y lo empujé por el hombro.

Él solo me miró de mala manera y se marchó susurrando un par de cosas con su compañero. Jaejoong arreglaba un poco su ropa y guardaba un libro en la maleta, con el entrecejo arrugado.

—¿Hyung, podemos hablar?
—No lo creo, Min. Justo en este momento estoy muy decepcionado de muchas cosas sobre mí, sobre ti… Sobre todo el mundo.

Lo tomé por el brazo antes que diera otro paso y él solo suspiró.

—Me preguntaba, ¿por qué Junsu me había atacado solamente a mí? Él dijo que estabas más de su lado que del mío, como si hubiera caído en mi propia trampa. ¿Qué hay de cierto en eso?

—Yo no estoy del lado de nadie, hyung.
—Y yo no sé si eso es bueno o no.

Jaejoong retomó el paso, y cuando lo vi alejarse, las palabras salieron de mi boca solas.

—¡Ni siquiera sabías quien me gustaba en verdad! ¿Cómo quieres que esté de un lado o de otro? ¿Qué lado me conviene más? El de Junsu, mentiroso, cruel, frío que intenta enseñarme a vivir la vida sin amor. O del lado de un tipo con el medio he cruzado palabras y de mi hyung que entre sus problemas nunca se tomó la molestia de preguntar ‘¿Min, estás bien? Te ves, no sé… Triste’

Él abrió los ojos sorprendido, al menos había detenido su paso. Bajó la mirada y en este momento parecía dispuesto a escucharme al menos.

—No es por reprocharte algo, hyung. Pero es así. No me pidas estar de tu lado, por que tú estás del lado de Yoochun y yo con Yoochun no he cruzado más de dos frases y solo por que estaba con Siwon. Además… Tampoco me pidas alejarme de Junsu, por que de algún modo hemos creado un vínculo más allá de su manipulación o mis intereses.

—Junsu no es buena persona.
—¡Pero yo no me meto en sus asuntos!
—¡Y yo soy tú amigo! ¡¿Si él me intenta destruir, no son tus asuntos?!

Respiré profundo y Jaejoong pareció calmarse también.

—Permanecer junto a Junsu es darme la espalda a mí, Changmin. Digamos que lo del cuaderno fue un error fortuito, pero mientras sigas a su lado, ¿cómo se yo que no le dirás por error algo que pueda perjudicarme?

—No es una batalla campal, hyung.
—Pues tampoco es una pelea cualquiera entre estudiantes.

Luego de eso Jaejoong ajustó la maleta a su espalda y se marchó, dejándome a solas en el pasillo. Hablar no había servido de nada. Sin contar con que Jaejoong se veía extrañamente frío, tal vez entre tanto golpes y susurros a su espalda el mal genio se había apoderado de su estado de ánimo ese día.



El bolígrafo en mis manos vaciló.

En realidad no tenía muchas ganas de anotar la clase del día de hoy, y en su mayoría todos tomaban apuntes de las últimas clases del año. Supongo que al final toda esta situación me está sobrepasando.

—Señores estudiantes, recuerden que hoy es el último día de clases. La siguiente semana serán sus vacaciones debido a las fiestas nacionales. Para los estudiantes de sexto año, estudien mucho. Que ustedes regresan directo a los exámenes y para los de primero a quinto que aún tienen dos semanas de clases antes de los exámenes finales aprovechen el tiempo en algo productivo.

Todos comenzaron a llenarse de planes y murmullos mientras la voz del director sonaba seguramente por todo el conservatorio. Cerré el cuaderno, la clase no avanzaría más, seguramente hasta el profesor se pondría a hablar de sus planes.

Procuren ponerse al día con todos sus haberes, tareas pendientes, y para los chicos que participaran en los diferentes festivales y concursos, mucha suerte y preparación. Recuerden que no solo están representando a su Conservatorio sino también a sus compañeros.

Y la charla parecía dar para más, me apoyé con cuidado contra el pupitre. Y cerré los ojos por unos segundos. Por lo menos mientras la voz del director siguiera dejándose escuchar.



Para la hora del receso bostezaba siquiera cada veinte segundos.

Caminaba cerca del gimnasio, intentando buscar o por lo menos saber si Junsu había llegado a clases, la forma curiosa que tiene el ser humano por evadir los problemas desapareciéndose es algo tan común en las personas de nuestra edad. Pero en Junsu me sorprendía, quizá por eso se me hacía tan imposible asimilar que hubiera faltado.

Iba a salir de las canchas, cuando Heechul entró. Hablando por celular, con una voz tan baja y susurrante. Se escuchaba cálido y amoroso, pronunciado un suave ‘Mamá’ entre sus palabras. Preguntándole si había comido, o tomado la medicina.

No sabía que Kim Heechul pudiera comportarse de aquella manera, cuando cortó la llamada giró y me miró fijamente, con una mirada extraña que luego se transformó en una algo molesta mientras guardaba el celular.

—¿Qué sucede, ahora me espías, Shim?
—Salía de las canchas, no es mi culpa que no mires donde hablas.

Él solo rodó los ojos, con un bufido y mirando hacía cualquier parte. Cuando pensé que por primera vez en mucho tiempo no terminaríamos gritando, la voz de Heechul me detuvo una vez más.

—Siwon me comentó que habían terminado.
—Así es.

Heechul parecía querer argumentar algo con fuerza, pero respiró profundo y luego de eso solo me volvió a mirar con la misma rabia de siempre.

—¿Eres estúpido o qué?

Respiré profundo y crucé mis brazos. Heechul era igual de exasperante que el resto de estudiantes en este conservatorio.

—Tú eres el estúpido; ¿No lo ves? Siwon pasó contigo toda la noche, cuidando a tu madre, esta contigo por que te ama. ¿Por que no puedes cerrar la boca un minuto y aceptar que lo amas también?

Cuando él dio un paso hacía atrás, abriendo y cerrando la boca, todavía un poco confuso ante lo abruptamente sinceras que habían sonado mis palabras, finalmente apretó sus puños y levantó la voz.

—¡Por que yo solo arrastro problemas! Por que Siwon solo ha sufrido desde que se enamoro de mi, por que vive pendiente de mi, de si estoy bien, si sigo con vida, yo solo quiero regalarle un poco de paz a Siwon… Tú no entiendes, tú crees que el amor es fácil, que basta con decir: Me gustas, ¿te gusto también? Entonces salgamos. No es así.

Esto, me estaba sobrepasando una vez más. Siwon y Heechul tenían la historia de amor más sencilla del mundo, por lo menos la más sencilla dentro de lo que todo implicaba.

—¡Tienes 18 años y hablas como un viejo! ¿Y que importa si Siwon se preocupa por ti? Un día tu vida se acomodara, un día ya no tendrá razones por las que preocuparse, pero lo seguirá haciendo, ¿sabes por que? Por que cuando amas a alguien, todo el tiempo quieres que este bien.

Heechul bajó la cabeza de pronto, desviando la mirada y con su respiración extrañamente irregular. Di un paso y al ver que no se alejaba, opté por dar uno más. Necesitaba al menos solucionarle la vida a alguien, quería poder ayudar a alguien. Que alguien fuera feliz. Necesitaba sacarme de encima esta aura depresiva que empezaba a apoderarse de mí.

—¿Te preocupas por el también no? ¿Crees que alejarlo lo hará feliz, feliz por que? ¿Por que no se va a preocupar por ti? No te das cuentas que cuidarte, saber que estas bien lo hace sentir cercano a ti. Ser el único que puede estar a tu lado cuando todo va mal es algo que él valora, que puede que sea difícil, pero igual es capaz de todo por ti, ¿por que tú no puedes hacer lo mismo y ser feliz por él?

—Por que mi felicidad está junto a él…
—¡Entonces quédate junto a él, demonios!

Heechul hizo de pronto algo que no esperaba, tapó su rostro y se dejó caer al suelo lentamente, arrimado en la pared tras él. Con unos pequeños sollozos escapando de sus labios. ¿Qué tan fuerte fui como para que se derrumbara de esa manera?

—Heechul…
—Es como si el destino se empeñara en no dejarme ser feliz… Al fin ese sujeto salió de nuestras vidas. Y ahora mi mamá… Ella…

Esta vez fueron lágrimas, su expresión de dolor me tomó por sorpresa. Se ahogaba con sus palabras, abrazándose a sus piernas y escondiendo su rostro lleno de llanto. No sé en que momento logré arrodillarme frente a él, con la cara más estúpida que tenía, por que no sé como manejar este tipo de situaciones.

—Toda mi vida he vivido a medias, ¿cómo puedo amar enteramente a Siwon cuando ando preocupado por otras cosas? Yo no quiero amarlo así, él no merece eso.
—¿Qué sucedió con tú mamá?

—Le detectaron un cáncer inoperable, demasiado avanzado. No le quedan más que meses. Si Siwon se entera… Apenas salí de su casa hace un par de días… Estoy harto de sentirme así. ¿Por qué no puedo tener una adolescencia normal y estar junto a él? Mientras mi vida sea un caos, yo no puedo arrastrar conmigo a Siwon.

Heechul intentó respirar profundo, con los ojos rojos y limpiando sus lágrimas como podía, mientras lo veía intentar recuperar un poco de fuerza. Descubrí muchas cosas que hasta ese momento no había notado.

Que no solo era una necedad por parte de Heechul, no se trataba de un sentimiento de no sentirse merecedor de Siwon. Era un instinto de protección, que iba más allá. Que complementaba a un amor verdadero.

Mientras lo veía secar sus lágrimas, a pesar de que estas no paraban de salir, descubrí que Heechul y Siwon, a pesar de que no podían estar juntos. Eran los únicos que se amaban de verdad.

El que no pudieran estar juntos, no se interponía entre sus sentimientos. No habían dudas o falsos sentimientos, peor aún sentimientos negativos. Sus sentimientos eran reales, solo tenían la oportunidad para vivir ese amor.

Pensé en lo injusto que eso era.

—Pronto se van a graduar, ¿no te gustaría experimentar al menos una vez lo que sería fingir que nada malo pasa a su alrededor?
—No tengo tiempo ni para eso.

—La graduación será en un mes. Regálate este mes, Heechul.

Él se levantó, con una pequeña sonrisa en los labios y secando una vez más esas lágrimas. Esta confidencia había sido extraña, en especial cuando no hace mucho nos agarramos a golpes en las escaleras.

—Esto no lo debe saber Siwon, por favor.
—De todas formas ya no hablamos como antes.

—Yo aún te odio.
—A mi sigues cayendo mal.

Heechul sonrió, golpeó mi hombro dos veces y terminó por irse, con las manos en los bolsillos de su pantalón, sin responderme, sin mirarme. Sin decirme si en realidad haría algo así por Siwon.

Era extraño ver que al final de todo. Solo ellos dos, en medio de todo lo que nos rodeaba, habían aprendido a quererse de verdad. Gracias a Heechul, tomé el valor para enfrentar finalmente a Minho, y trataría de que no doliera tanto como pensaba.




Decidido como estaba caminé por los pasillos.

Y toda esa valentía desapareció cuando Minho apareció frente a mí, sorprendido también de encontrarme ahí. Cuando lo vi, fue como la primera vez que lo observé, que su imagen llegó hasta mí y se plasmó en mis recuerdos… Cuatro años atrás.

Mientras caminaba hacía él, lo entendí. Finalmente lo entendí. El amor, es algo que todavía no podía posarse en mí con una prioridad. Por que justo ahora mi vida se encuentra en una pausa constante, en la que deseo a riesgo de sonar enamorado de él, ayudar a Junsu, a que sea feliz.

—Hola, Changmin.
—Minho, ¿tienes unos minutos?

Cuando me sonrió algo nervioso, rascando su nuca. Supe que sospechaba que quería hablar del beso de hace unos días. Por lo que nos sentamos en la pequeña banca y él solo jugó con sus manos por un rato.

—Siempre… Estuve enamorado de ti.— Pude sentir sus ojos clavándose en mí con sorpresa, atónito seguramente. –Desde el primer momento en que te vi, cuatro años atrás.
—Changmin… Yo…

—Sin embargo no podemos estar juntos.

Finalmente levanté la mirada, Minho había levantado sus cejas un poco, me miraba expectante, había decidido no protestar y dejarme hablar. No importaba lo que Junsu hiciera en mí, si dejaba mella o no en mi alma. Yo nunca podría dejar de amar a Minho. Mi inteligencia y mi madurez se iban al carajo, y eso lo acababa de entender mientras miraba sus ojos oscuros.

—Yo no puedo entregarte felicidad cuando mi vida esta sumida entre tantas mentiras, preocupaciones, y golpes bajos. Justo ahora todo es un caos a mi alrededor, mi cabeza está en otra parte, no… No puedo estar en paz hasta que no logre solucionar todo lo que es parte de mi mundo.

Minho de pronto encogió los hombros, intentó a hablar, pero decidí adelantarme.

—Comenzar una relación ahora sería algo irresponsable de mi parte. Por que de una manera quedarías involucrado en medio de todo esto y eso es lo que menos quiero para ti. No puedo estar junto a ti, por que en medio de todo esto solo podría amarte a medias. No podrías ser feliz de verdad. Ni yo podría.

—Amar es algo más que sentir algo intenso por alguien, no basta con estar juntos. Necesita el momento adecuado, por que de otra forma la relación podría verse afectada por problemas externos, ¿es eso lo que me quieres decir?

Acaricié el rostro de Minho, dolía. Demonios que dolía.

—No siempre es así, ¿sabes? Solo me tocó un entorno del asco y la suerte que no me acompaña jamás.
—Apóyate en mí entonces.

—Mis problemas no son así de sencillos, Minho. Lo siento, quizá si hubiéramos tenido una adolescencia más normal te estaría besando en este mismo momento. Pero quiero salvar a Junsu y arriesgo de sonar a que estoy enamorado de él, aunque no es así. Justo ahora salvar a Junsu es lo único que me importa por eso me quedé junto a él.

Minho pasó una mano por su frente, apretando con su otra mano la mía.

—Salvarlo, ¿de quien? Que problemas puede tener Kim Junsu, todos saben que prácticamente es el chico perfecto, sociable, agradable, buen deportista, popular, admirado.
—Tengo que salvarlo de él mismo.

Sabía que Minho no entendía y que fácilmente podría pensar cualquier cosa de mi relación con Junsu, por eso me solté suavemente de él. Y me levanté necesitaba ir a cualquier salón y sentarme en un pupitre cualquiera a sentirme miserable por un momento antes de fingir que todo estaba bien.

—Espera, Changmin…

Minho se paró delante de mí. Con las manos en mis mejillas, acercando sus labios a los míos en un último momento de conexión. Mi pecho entonces borbotó en emociones múltiples, y regresaron. Los fuegos artificiales regresaron imponiendo su presencia en mí.

Nos habíamos besados tan solo dos veces. Y ya nos estábamos despidiendo. Yo no había vivido mi historia de amor como los demás. No había habido una unión inesperada, no habíamos pasado horas hablando, no nos habíamos odiado, ni siquiera había habido una atracción inexplicable.

Nuestros sentimientos se habían desarrollado justo como nuestra relación, con tácitos conocimientos, con una convivencia leja pero fija. Minho se enamoró justo como yo me enamoré de él, viéndome a distancia, escuchando mis palabras dirigidas a alguien más.

Cada amor es diferente, el nuestro había sido a distancia, con una persona siendo nuestra excusa para poder saber o escuchar un poco más del otro. Injustamente, no habíamos podido vivir un amor. Seguramente más adelante Minho encontraría un amor más tranquilo y me olvidaría.

Tal vez yo lo haría también, tal vez no. Pero justo ahora, solo me importaba no arrastrarlo a todo este mundo de traiciones y venganzas. No quería verlo involucrado, prefería mantenerlo lejos, de todas formas nuestra relación siempre había sido así.

—Si hubiéramos tenido una adolescencia normal, yo no hubiera descubierto que te amo con esta intensidad.

Cuando sus labios se movieron, aún no demasiado lejos de los míos. Mis brazos actuaron por instinto, abrazando su cuerpo con fuerza, con un último suspiro. Por que a partir de mañana todo volvería a ser como antes.

—¡Minho, que bueno que te encuentro!

Joonghyun llegó corriendo, pero se detuvo de a poco cuando me vio, rascó un poco su nuca, con una sonrisita nerviosa y visiblemente incomodo. Parecía que su etapa de molestia había acabado, incluso con Minho.

—Lo siento, no sabía que interrumpía…
—Está bien, yo ya me iba. Adiós Minho.
Estoy seguro de que iba a decirme algo, pero calló. Sus ojos fijos en mí. Y giré, tratando de alejarme lo más rápido que podía, con Joonghyun disculpándose por haber arruinado algo. No escuché nuevamente la voz de Minho. Y fue mejor así, no quería regresar a verlo.




No había visto a Junsu en todo el día.

Existía la posibilidad de que ni siquiera hubiera venido a clases, pero gasté mi último recurso en la azotea del edificio principal. Tal vez ya no con la intensión de hallarlo antes de que el último receso acabara.

Tal vez lo único que deseaba era estar a solas.

Pero cuando abrí la puerta, Junsu estaba ahí.

Sentado en el frío suelo, abrazando sus piernas y mirando fijamente al azul cielo que se imponía esa mañana. Su rostro estaba desprovisto de alguna emoción, solo miraba el cielo y permanecía quieto, con el movimiento leve de su respiración.

—No te había visto en todo el día…

Cerré la puerta con cuidado y él giró, con una pequeña sonrisa en los labios, antes de volver a como se encontraba, solo que ahora mirando hacía adelante.

—No tenía ganas de verte en realidad… Changmin lo de ayer, fue un lapsus brutus. No estoy seguro por que lo de Yoochun me afectó tanto. Creo que en verdad me asuste.— De pronto soltó una risa ligera, algo sarcástica. –Creo que, todas esas emociones entreveradas me tomaron por sorpresa.

—¿Por qué no me dejaste intervenir? Si me hubieras dejado, nada de eso hubiera pasado.
—Yo lo sé… Solo quería deshacerme de él por mis propios medios, no pensé que Yoochun llegaría a ese extremo.

Junsu suspiró. Por primera vez veía un despojo de debilidad en su ser, volvió a abrazar a sus piernas y se quedó con sus ojos plasmados en el suelo. Guardando un silencio extraño en él, pensando, asiduamente en algo que yo ya no alcanzaba a entender.

Justo en ese momento Junsu había dejado de ser la mala persona que muestra ante todos, Junsu no se daba cuenta, pero a medida que pasaba el tiempo, de a poco estaba dejando caer todas sus barreras ante mí.

Entendí que quería enseñarle a Junsu el significado de la palabra ‘amor’ de esa palabra que seguramente James tantas veces había descalificado. Quería llenar su mente, que es donde se desarrollan las emociones, de algo más que ese vacío que James dejó a su paso en la vida de Junsu.

¿Cómo pudo borrar con tanta facilidad el lado bueno de Junsu?

—Me gustaría cantar, ¿sabes?
—Tienes una buena voz, Junsu.
—Yoochun no me dejaría…

De repente su voz sonó en suspiro, levantando un poco la mirada. Y al parecer comprendió que no debió haber dicho eso, se levantó velozmente y limpió su pantalón. Alcancé a tomarlo del brazo y sus ojos estaban todavía sin esa seguridad que lo caracterizaban.

—¿Qué dijiste?

—No…No es como si quisiera cantar con él. Es solo que el ama su lugar como el mejor y seguramente creería que lo hago por hacerle daño e intentaría bajo todos los medios destruir mi oportunidad, pero yo quisiera saber si mi voz es buena o no.

—Tampoco es como si fuera a regalarte confianza después de todo.

—Quiero tener un talento, como tú y tu inteligencia, como Yunho en el baile, como Yoochun en el canto, o al menos ser como Jaejoong y su personalidad que no es fingida. Quiero saber que soy bueno para algo más que los deportes.

—¿Estamos melancólicos?

Junsu suspiró, con sus brazos rodeando mi cintura y abrazándose a mí. Estaba extraño, definitivamente extraño.

—Lo siento, justo este día siempre me pongo así. No puedo evitarlo, supongo que es mí único día de debilidad. Y no sé… Si Yoochun lo sabe también y por eso se puso así.
—¿Qué tiene este día de especial?

Fue su cuerpo pegándose un poco más al mío, su rostro hundido en mi pecho, el suspiro que abandonó a sus labios, pero él se aferró a mí y calló por unos segundos. Justo antes de que el suspiro formando palabras fuera lo único que se dejara escuchar.

—…Hoy hace tres años murió mi amor por Yoochun.



Avancé con Junsu por los pasillos, tomados de la mano.

No había medido el nivel de lo que eso podía significar a los ojos de los demás, y supongo que Junsu tampoco pensó en eso demasiado. Pero siendo la última hora de clases, nadie nos vio.

La clase de arte y expresión terminaría en cualquier momento y al menos a esa debíamos entrar. De las pocas clases que compartíamos con la mayoría, y el día de ayer había cantado, supongo que peor no podía ser.

Cuando abrí la puerta las miradas de todos estuvieron sobre nosotros, Junsu se soltó discretamente y ambos entramos, el profesor se cruzó de brazos y dejó caer un poco sus lentes.

—¿Se puede saber que excusa lo suficientemente válida me tienen?
—Junsu estaba en la enfermería.

Me apresuré a hablar, Junsu me miró y por supuesto Yoochun se encontraba junto al profesor y desde su lugar levantó la mirada como si al oír el nombre de Junsu de pronto nuestra presencia le interesara. El profesor solo suspiró.

—Esa nos es la verdad, pero pasen. Ya es la última hora, supongo que han de estar desesperado por salir de vacaciones.

Junsu sonrió, jalándome del brazo para que pudiéramos sentarnos en los últimos lugares. Pude ver a Jaejoong, me miró por un segundo y luego volvió a mirar hacía al frente, negando levemente. Yunho sin embargo ni siquiera se inmutó. Y el resto poco me podía importar.

—Bueno continuemos, ya que es el último día de clases antes de los exámenes finales para los de sexto; Yoochun me ha pedido los últimos minutos de la clase para hacer algo así como una despedida. ¿Es para tus compañeros?

Yoochun se removió incómodo. –No, verá ya no estoy tan seguro, ¿me puedo sentar?

El salón se llenó de murmullos, y Yoochun se mostraba evidentemente hastiado de eso. Sin embargo el profesor formuló la pregunto que todos entre susurros se hacían.

—¿Y desde cuando Park Yoochun es tímido? Vamos, ¿qué canción nos vas a interpretar?

Yoochun suspiró, rodando un poco los ojos mientras veía al profesor sentarse en su lugar tras el escritorio.

—No voy a cantar; Voy a leer un poema que es como una despedida para mí.
—Oh, muy bien. ¿De quién es el poema?
—Me pesa su nombre de María Monvel.

—Interesante, pero si no me equivoco es: Me ‘pesaba’ su nombre.
—Si, lo modifiqué un poco por quiero adaptarlo a mí. Ya le dije es como una despedida por que pienso alejar muchas cosas de mí en estas vacaciones.

El profesor se cruzó de brazos y frunció el ceño. Miré a Junsu y él solo mantenía un poco baja la cabeza, mirando como podía a Yoochun sin ser muy evidente, con su rostro vacío de alguna emoción.

Me pregunté lo mismo que quizá Junsu se preguntaba; ¿Era consciente Yoochun de que hoy hace tres años, Junsu dejó de amarlo? Eran pocas las posibilidades, pero Yoochun y sus acciones que al parecer no tomaban en cuenta a que Junsu llegara en último momento a la clase parecía demostrar que si.

—Pero ‘Me pesaba su nombre’ es algo que invoca a más bien un ‘te extraño’

—Si, pero para mí es una despedida, quería expresar estos sentimientos como son, por que para cuando vuelva ya no será así. Cuando quise expresar algo a esa persona, se marchó sin terminar de escuchar. Pensé que sería más fácil sin él aquí… Pero creo que da igual. Si sus ojos me ven o no, si me escucha o no. Por que por más que lo intente jamás podrá entender lo que siento. Esa persona… No sabe nada del amor.

Una vez más los murmullos se dejaron escuchar, las miradas se posaban en Jaejoong, seguramente por que era con quien Yoochun salía. Él pareció no notarlo, y continuó mirando a Yoochun. Junsu solo respiró profundo y exhaló el aire cruzándose de brazos. Sin expresión alguna en el rostro.

Yoochun levantó su cuaderno y empezó a leer.

Me pesa su nombre como un grillo de hierro,
me pesa su nombre como férrea cadena,
me pesa su nombre como un fardo en los hombros,
como atada a mi cuello me pesara una piedra.
Ya no está junto al mío la injuria de su nombre,
y… ¡Me pesa!
Me pesan sus celos pendientes de mis gestos,
me pesan sus celos candentes de tragedia,
me pesan sus celos adustos, implacables,
envolviendo mi cuerpo con obscura sospecha…
Ya no tengo sus celos, su sospecha, su injuria,
y me pesa…

Me pesa su amor ambicioso y mezquino,
me pesa su amor de deseo y de queja,
me pesa su amor que más que amor fue odio,
su dignidad abrupta que más era soberbia.
Ya no tengo su amor, su dignidad, su odio,
y… ¡Dios mío, me pesa!
Fue como un golpe bajo.

Un peso sobre mi espalda que me hizo respirar profundo antes de que alguien pronunciara algo más. No conocía a Yoochun, no lo había tratado lo suficiente aún, pero justo en ese momento, por primera vez, se mostró como es realidad.

Con un suspiro en los labios, el salón entero guardó silencio. Junsu seguía ahí, inexpresivo junto a mí. Y Yoochun lo miró por un breve segundo antes de que la campana alertara a todos. Y se decidieran por moverse.

—Bien, eso fue estupendo. Me agradó el sentimiento que le pusiste. Un poema puede ser hermoso, pero puede transmitir más cuando es dicho de la manera adecuada. De acuerdo, chicos disfruten estas pequeñas vacaciones y, vuelvan renovados para las últimas semanas de clases.

Todos empezaron a moverse, con relativa calma. La popularidad de Yoochun incitaba a que nadie preguntara, y cuando Siwon lo tomó por los hombros con Heechul del otro lado, los tres en medio de una conversación fue imposible acceder a él.

Yoochun de pronto sonrió, lucía suelto. Como si en verdad hubiera logrado quitarse un peso de encima. Junsu solo caminó hacía la salida, miré a Jaejoong que junto a Yunho del otro lado del salón eran los únicos que quedaban. Ya había hablado con Jaejoong, y hablar no funcionaba, pero cuando se acercó a Yunho decidí detenerme un momento.

—Yunho, espera…

Él estaba dándole la espalda a Jaejoong, terminó de guardar sus cosas y justo antes de girar. Respiró profundo, con una expresión serena.

—Jaejoong, todo lo que te dije ayer… No es, cien por ciento real. Solo estaba un poco ofuscado, ¿de acuerdo?
—Déjame explicarte entonces.

—Jaejoong…

—No te conocía, eras un completo extraño para mí. Es más te tenía un poco de miedo incluso. Supongo que opacaba mi miedo intentando ver que podías ser un poco real… Alcanzable para mí.

—De todas formas la forma en que te dirigiste hacía mí, fue… Cruel. Todo eso me tomó desprevenido, sentí que no te conocía.

Jaejoong bajó la mirada, arreglando la maleta en su espalda.

—Lo siento mucho.
—Necesito pensar un poco, ¿sabes? Alejarme de todo y dejar de pensar en esto. Pensar en mi futuro y otras cosas.

—Mmh… Entiendo, supongo que nos veremos en estos días entonces.

—En realidad no creo que sea posible. Yoochun y yo viajaremos a París a visitar a un tío. Y creo que pasaremos todas las vacaciones allá. Bueno Yoochun se regresará unos días antes para ensayar lo del concurso.

Yunho sonrió levemente y Jaejoong suspiró.

—¿Ya te llevas mejor con tú papá entonces?
—No, ni siquiera lo he vuelto a ver. Él piensa que Yoochun viajará solo.

—¿Y los gatitos? Si lo deseas yo puedo…
—No, Yoochun dijo que Siwon y Heechul cuidaría de ellos. Heechul y su mamá se irán a una casa en la playa con la familia de Siwon. Así que estarán bien.

La información me tomó por sorpresa, ¿Minho se iría también?

—Yunho… Luego vendrán los exámenes, luego la graduación y al final, ¿qué?— Jaejoong apretó la mochila con fuerza y levantó la mirada. —¿Ya no te volveré a ver? Todos dicen que posiblemente te den una beca internacional.

—¿Sabes algo Jaejoong? Esa noche cuando me viste llegar con los gatitos, cuando me sentiste tan accesible. La noche que todo empezó, y te acercaste a mi, dices que me temías… ¿Qué hubiera pasado si no tenías el valor suficiente y te hubieras ido?

Un silencio leve y ahora Jaejoong suspiró. Extrañé estar ahí para él, que seguramente ya no me buscaría y no tendría en quien apoyarse. Imaginé lo solo que se sentía Jaejoong, pero Junsu estaba más solo aun. Junsu me necesitaba un poco más.

—Tal vez nada de esto hubiera pasado.
—Vivamos en ese tal vez entonces, Jaejoong.

Yunho sacudió los cabellos de Jaejoong y él aprovechó para tomar su mano y mirarlo a los ojos. Cuando se miraron de esa forma, descubrí que no había visto jamás a Jaejoong de esa forma, y que esa mirada no se comparaba en nada a la forma en que Yunho miraba a Junsu; Yunho no amaba a Junsu. No, como amaba a Jaejoong.

Y eso, ya era algo obvio.

—Yo te quiero.
—Yo también, Jae.

Jaejoong estaba con su respiración algo alterada y Yunho sonrió, tal y cual lo hubiera hecho cuando me despedía de Minho. Fue la misma expresión. Sus ojos se cerraron y besó a Jaejoong.

Él se aferró a Yunho por un instante. El instante en que el beso duró. Luego de eso lo abrazó, y su historia cliché del chico inteligente y el chico malo no había tomado su rumbo normal.

No había un final feliz tras ese beso, y ambos lo sabían muy bien.

Finalmente, Yunho besó la frente de Jaejoong. Y le sonrió.

—Adiós, Jae.
—Hasta  luego, Yunho.

Me retiré tranquilamente por que sabía que Yunho no tardaría en salir del salón. Y cuando me encontré con Junsu en el pasillo, preguntándome por que había demorado en salir. Decirle lo que había sucedido, lo haría feliz. Había ganado en toda la extensión de la palabra después de todo.

Pero no quería ese tipo de felicidad para él, empujé su hombro suavemente y sonreí.

—Nada que te importe, Su. No seas tan entrometido.
—Moh~ Minnie eres cruel.

—¿Minnie? ¡Que asco! ¡No me vuelvas a llamar así!
—¡Minnie! ¡¡Minnie!! ¡¡MINNIE!!

Y su risa fue refrescante, Junsu estaba recuperándose de la nostalgia que ese día le provocaba.




Cuando salimos de los edificios el lugar era un caos.

Todos corrían de un lado a otro, había risas, todos planeando fiesta en algún lado. Empujones amistosos, abrazos. Euforia total, Junsu incluso sonrió cuando vio a los demás tan llenos de energía.

Un grupo de carros en fila. Con la música a todo volumen y pitando a su paso mientras salían del estacionamiento llamó la atención de todos. Eran los más populares los que proporcionaban aquella imagen, llenos de alegría y siendo envidia de los demás que los miraban con admiración.

El auto de Siwon encabezaba la fila. Yoochun y Heechul estaban atrás con sus mejores sonrisas y los puños en alto al son de la canción. Heechul se levantó entonces, lucía tan diferente a como lo vi en la mañana. Recordé entonces que su meta era que Siwon no supiera nada. Y debía fingir.

Pero parecía más bien concentrado en disfrutar, y olvidar.

—¡Escuchen! ¡¡Fiesta en casa de Siwon!!
—¡Siete en punto! Va a ver demasiado de todo. ¡Despidámonos como es debido!

Yoochun completó la invitación de Heechul. Pasando un brazo por sus hombros y con una risa pequeña. Siwon solo levantó un brazo pitando un poco más fuerte su auto. Pronto los carros comenzaron a salir y todos solo empezaron a hablar de la fiesta.

Junsu me miró. Y yo solo levanté los hombros, era obvio. No iríamos, no encajábamos ahí.

Cuando me percaté, el Jeep de Joonghyun iba justo detrás del auto de Siwon. Y en su carro iban varios chicos, Minho junto a él, riendo por las palabras de uno de los muchachos tras de él.

En el instante en que vi a Yunho subirse a su moto, dispuesto a marcharse, comprendí algo que no había tomado en cuanta antes, todo era exactamente como al principio, como nunca debió dejar de ser. Ahí iban los populares, acá nos quedamos nosotros.

—¡Hey, capitán! ¿No vienes?

Unos de los carros se estacionó frente a nosotros, eran los compañeros de equipo de Junsu, pero él solo negó levemente y ellos hicieron un pequeño puchero antes de marcharse entre la música y el ruido. Seguramente los populares empezarían la fiesta antes.

Jaejoong salía de los edificios, viendo el escándalo terminar de irse, me miró apenas y luego se dispuso a caminar. En resumen, todo había vuelto al principio. Cada uno en el lugar que le correspondía.

Las vacaciones se impondrían, para cambiar lo poco quedaba.




Una semana después todo pintaba mejor.

Me sentía relajado, sin problemas. Y por suerte yo no empezaba exámenes aún.

Las vacaciones con mi familia me sacaron de la ciudad, y por tanto me aleje de todo y todos. Ajusté la maleta a mi espalda, muy seguramente todos lucían un poco más sonriente de lo normal. Las vacaciones tienen ese efecto.

El auto de Siwon se estacionó, a unos metros de mí.

Él bajó de ahí, jugando con las llaves en sus manos. Y una sonrisa grande en el rostro, Heechul bajó del lugar del copiloto. Siwon susurró algo a su oído y Heechul rió. Cuando eso sucedió, Siwon lo besó, en los labios… Como si nada.

¿Qué había sucedido en las vacaciones?

Yoochun se estacionó tras ellos, en un costoso auto rojo que al parecer por fin había logrado sacarle a su papá, con una sonrisa pretenciosa en el rostro, con el cabello un poco más corto que antes y las gafas puestas.

Siwon pasó un brazo por los hombros de Heechul y él entrelazó sus manos.

Yoochun sin embargo, solo se dedicó a hablar sobre algo que ya no escuchaba. Yoochun lucía distinto. Lucía menos como el despojo de hace una semana atrás. Incluso volvía a brillar como el chico popular que siempre había sido.

—¡Hey!

Junsu se lanzó sobre mi espalda, con una risa contagiosa. Y apretándome con fuerza.

—Junsu pesas…
—¡No es cierto! Te extrañé, Minnie~

—¡Maldición! Que dejes de llamarme así.
—¡No!

Sacó su lengua y rió graciosamente. Junsu lucía resplandeciente, rodé los ojos y cuando iba a insultarlo para que dejara de llamarme de esa espantosa manera. Yoochun pasó entre nosotros, empujándonos con algo de fuerza.

Antes de avanzar, giró y nos miró despreciativamente, bajando apenas un poco las gafas en su rostro.

—Oh, lo siento… No sabía que estaban ahí.

Su sonrisa llena de ironía, marcó el sarcasmo en sus palabras. Luego de eso giró, orgulloso con las llaves del carro en sus manos y con su andar que llamaba la atención de los demás.

Siwon y Heechul pasaron entre nosotros también, pero sin empujones y ambos mirándome con una pequeña sonrisa y asentimiento a modo de saludo. Los ojos de Siwon trataban de expresar que lo había conseguido y Heechul, su mirada no podía definirla.

Pero importaba, que ambos estaban bien.

Junsu arregló un poco mejor su ropa y sonrió de esa manera perversa, pasando su brazo al mío.

—Mira que es idiota, solo por que tiene auto cree que es mejor.
—Es un buen auto, hyung.

Él me miró con reproche y yo solo sonreí.




Resultaba que con el concurso internacional de Canto internacional para estudiantes a una semana de ser realizado. Todos estaban alborotados, aún más por que la final de soccer se daría en unos días apenas.

Junsu no paraba de hablar de eso, y por un instante me recordó a Jaejoong. El entrenador había accedido a que jugara, su pie casi no tenía señas de la lesión, y como era el capitán entraría al juego dependiendo de si no tenía problemas estos días, probablemente los noventa minutos.

Luego de la extensa charla de comunicado por parte del director, caminábamos hacía nuestros respectivos salones. Habrían estudiantes de otros conservatorio por ahí, así lo había advertido, haciendo pruebas de sonido para el concurso de canto.

Incluso habría estudiantes de otros países.

Yunho pasó junto a mí, saludándome con una sonrisa pequeña, miró a Junsu y extrañamente asintió. Y él hizo lo mismo, ¿qué había pasado ahí?

Pero justo antes de que siquiera pudiera buscar con la mirada a Jaejoong, Junsu se detuvo abruptamente. Con los ojos muy abiertos, algo pálido tal vez.

—¿Junsu?

No reaccionó, por lo que levanté la mirada y frente a él estaba Yoochun, pero no lo miraba a él, por que Yoochun miraba igual de sorprendido hacía adelante. Un poco más allá en los pasillos.

Venían tres chicos caminando por el pasillo, con un adulto tras ellos quien revisaba algo en su celular.

Pero fue el muchacho rubio del centro, que robaba miradas por parte de todos lo que llamó mi atención. Ese muchacho miraba fijamente a Yoochun, con una sonrisa cruel y burlona en el rostro, pero cuando se encontró con Junsu, su sonrisa cambió.

Por una seductora, mientras se quitaba las gafas y sus ojos azules provocaron suaves suspiros alrededor, miré de un lado a otro y noté que si, era definitivamente a Junsu a quien ese muchacho miraba.

Los ojos de Junsu cambiaron, la sorpresa inicial pasó y entonces esa sonrisa se dibujó en su rostro. Sus expresiones cambiaron totalmente, por una que jamás había dejado ver ante todos al menos. Junsu colocó su mejor sonrisa seductora y sus ojos repasaban con cuidado las facciones del recién llegado.

—I don’t hoped to see you here, Junsu.
—Well… You see. It’s a long time no see you, James.

Y ese nombre resonó con fuerza en mis recuerdos. Junsu amplió un poco más su sonrisa.

¿Se trataba de ese James? El que estaba frente a nosotros… ¿Era ese James?




No tengo mucho que decir.

Solo que la llegada de ese sujeto no puede ser buena, sé que no lo es. Especialmente por la manera en que los ojos de Junsu parecieron brillar con su aparición.

Pues al parecer James canta, James está en el concurso internacional. Representando a Estados Unidos. Había vuelto allá luego de su extraña relación con Junsu. Yo no entendía, ese tipo se había enamorado de Junsu.

¿Y ahora, lo había olvidado?

El punto es que James, volvía a ser el enemigo de Yoochun.

Todos no paraban de hablar sobre eso, sobre el tiempo que Yoochun estuvo tras Junsu a pesar de que no nunca sucedió algo entre ellos más allá de lo de la fiesta de Siwon tanto tiempo atrás; Y por supuesto del hecho de que ese James había salido con Junsu hace mucho tiempo. El resto no sabía más de lo que había visto. Y todos suponían, ya que Yoochun y Jaejoong habían terminado.

Que James y Yoochun seguramente estaban destinados para odiarse siempre.


Publicado por: GMin_sh
Estado: Confused.

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