LIMITES DE UNA PACIENCIA AGOTADA
12/04/2010
…
…
Al llegar al punto de la paciencia. El cerebro, la actitud, e
incluso los sentimientos. Desarrollados por cada pensamiento en nuestra mente
experimentan un cambio brutal, repleto de impulsividad que opaca la moral y la
conducta concurrente de un individuo.
A eso, se le llama instinto de venganza.
Ocasionalmente cuando miraba los ojos de Yoochun, había un deje de
inalcanzable, que era quizás lo que más llamaba mi atención. Su sonrisa
encantadora, su voz envolvente. Todo su ser, era como mirar un Dios del
antiguo Olimpo.
De esos que podían ser observados y venerados por los mortales.
Pero eran tan inalcanzables como el infinito cielo que existía sobre ellos.
Yoochun era así, con su máscara de perfección bien ajustada a su rostro.
Hasta el día en que en verdad lo miré, su máscara cayó. Y resultó
que Yoochun solamente es alguien lastimado, herido y enamorado. Intentando
escapar de su dolor, tomando una última oportunidad para ser feliz de mi mano.
Es como un niño pequeño al cual deseas abrazar para demostrarle que el mundo no
es tan malo y que tu puedes protegerlo a como de lugar.
Cuando te encuentras en una disyuntiva, generalmente es entre el
bien y el mal. O tu bien o el de alguien más. Siempre es así, no se que pensar,
no sé por que estoy dudando. Quizá por eso estoy en la terraza de mi edificio,
escribiendo en medio del viento y la soledad.
Me faltan razones, sé que están ahí. Solo que aún no las puedo
reconocer.
Me faltan razones para seguir con Yoochun, y me falta valor para
afrontarlo.
…
…
Sostuve el
pequeño ramo de rosas en mis manos.
Yoochun a mi lado
caminaba en silencio, con las manos en sus bolsillos. Mirando por el pasillo
blanco del hospital, concentrado en sus pensamientos. Mirarlo era mi manera de
tratar de entenderlo.
Nunca imaginé que
pudiera ser tan callado. Nunca analicé la posibilidad de que su dolor pudiera
cambiarlo tanto. De que su actitud sociable, cruel, impulsiva y arrogante.
Fuera una armadura contra su debilidad.
—¿Por qué
suspiras, Jae?
Sonreí, tratando
de que Yoochun no lo notara.
—Solo pensaba en
los finales, están cerca y nos graduaremos. Cada uno tomara un camino diferente
en su vida, ¿no te da nostalgia pensar en eso?
—A veces… Pero
también pienso en Junsu y en que con suerte no lo volveré a ver.
Llevé una mano a
mi cabello, había aprendido a enfrentar a Yoochun, tan sinceramente que ahora
él solo me miraba a los ojos y me respondía con la verdad.
—¿Y es eso lo que
quieres, dejar de verlo?
—No se trata de
querer, se trata de que debe ser así.
Él bajo la
mirada, sus palabras no dolían, simplemente desarrollaban un sentimiento de
pena en mí. Cuando llegamos a la puerta de la habitación de Heechul, Yoochun me
tomó del brazo, me detuvo y me miró. Justo de la misma forma sincera en que
Yunho me había mirado unos días atrás.
—Jaejoong
espera…— Hubo duda, miedo y resignación en sus gestos. –Yo… Hace un par de días
besé a Junsu. Y fue… Como antes. Lo siento, creo que debemos terminar. No puedo
intentar tener una relación de esta manera, no quiero usarte, ni que salgas
lastimado. Hasta que no lo saque de mí ser, no puedo…
Sus ojos estaban
apagados, como si en verdad yo le importara. Estaba a punto de pronunciar un
sincero ‘Yo entiendo’ pero Siwon abrió la puerta de pronto. Y nos miró, detectó
la tensión y fingió.
—Oh, han estado
aquí. Heechul está adentro con su mamá. Pueden pasar, yo voy a la cafetería por
un poco de te para Chul.
Yoochun soltó mi
brazo recién. Siwon pasó en medio de nosotros, con miradas disimuladas hacía
nosotros. Yo solo sonreí, extendiéndole el ramo de rosas a Yoochun.
—Te entiendo,
Yoochun. Estás tomando una decisión y yo la acepto. Será mejor que entres y saludes
a Heechul y su mamá. Diles que espero que estén bien. Yo no pertenezco ahí, son
ustedes sus amigos. Cuida de él, ¿si?
Él asintió,
tomando el ramo y suspirando. Justo antes de entrar volvió a girar, con una
pequeña sonrisa en los labios, la más sincera que había visto en él desde que
lo conocí.
—Eres increíble
Jaejoong, de las pocas personas que he conocido y que valen la pena. Que el
resto del mundo este podrido te hace todavía mejor. Yunho tiene mucha suerte,
¿sabes? Siempre la ha tenido el idiota ese, lástima que a veces sea tan lento
para las cosas. Suerte con él.
El
corazón en mi pecho latió acelerado, el traicionero aquel. Asentí, nervioso y
quizá Yoochun lo notó, pero para ese instante yo solo corrí hacía el ascensor
vacío. Las puertas se cerraban cuando comprendí, que a pesar de que si bien ya
no quería a Yoochun de esa forma. Él había sido sin duda algo así como… Un primer amor.
No estoy seguro
si fue la nostalgia, la perdida de Yoochun o la distancia entre Yunho y yo.
Pero mientras el ascensor bajaba, tapé un poco mi boca y cerré los ojos. Y como
un verdadero idiota sollocé en silencio, tratando de retener las lágrimas y el
dolor que en ese momento sentía.
…
…
—Ya llegamos.
Abrí los ojos, el
taxi acababa de estacionarse. Tosí un poco y le extendí los billetes al hombre
quien asintió agradecido, cuando bajé respiré profundo. Solo quería entrar a mi
casa y dormir.
Pero Yunho en
frente del edificio cambió mis planes inmediatos, revisaba su moto. Con una
gran sonrisa, feliz de tenerla una vez más en sus manos. Mis pasos se guiaron
solos, no hablaba con él desde que no me había negado que siguiera sintiendo
cosas por Junsu.
—Vaya… Veo que la
tienes de vuelta.
Yunho levantó la
mirada, un poco sorprendido. Pero me sonrió y asintió.
—Si, ya la
extrañaba. Es como mi hija.
—¿Y Lion?
—Él es como un
hijo, es diferente.
Su voz sonaba
seria, mientras dejaba el casco en la parte trasera de la moto y eso solo me
hizo sonreír. Dudé entre contarle o no que su hermano y yo habíamos terminado.
Pero él giró y suspiró.
—Jae escucha, me
gustaría que al menos de vez en cuando pudiéramos hablar como gente civilizada.
Me agradas, y me gustaría que al menos pudiéramos dejar de lado si sales con
Yoochun, o si me gusta al menos un poco Su…
Eso, fue cruel.
Dejándome sin palabras y Yunho lo notó, por que de inmediato se acercó,
levantando un poco las manos y caminando hacía mí.
—No me
malentiendas… Yo solo… No me quiero alejar de ti.
—¿Y Junsu?
—¿Importa?
—Si te gusta
Junsu, a pesar de todo lo seguirás buscando.
—¡Le pedí que se
alejará de mí! ¿Eso por dónde te da la idea de lo que estoy buscando?
—Por que si te
gusta, solo me usarás como paño de lágrimas. ¡Y ya estoy harto de ser el paño
de lágrimas de los amores que Kim Junsu deja de lado!
De acuerdo, eso
no debió salir de mis labios. Yunho arrugó su entrecejo. Pero estaba tan
enojado que en realidad poco me importó, intenté no mirarlo una sola vez más.
Solo entré en el edificio y comencé a presionar el botón del ascensor, con las
esperanzas de que las puertas se abrieran antes de que Yunho se decidiera por
entrar.
Justo cuando creí
que alguien allá arriba me escuchaba y entré al ascensor, cuando las puertas se
cerraban y yo presionaba el número de mi piso. Yunho abrió las puertas,
permitiéndose el acceso, mirándome igual que noches atrás.
Sus manos frías
estuvieron en mis mejillas, las puertas volvieron a hacer su intentó de
cerrarse y Yunho para ese momento ya me había puesto contra la pared del
ascensor, besando mis labios. Besándome otra vez.
Y fue igual que
la vez pasada, igual que aquella noche cuando intentaba enseñarme a cantar. Fue
la misma aceleración de mi pulso. Fue el mismo suspiro y escalofrío que
recorrió mi cuerpo entero.
Esta vez agarré
su ropa con fuerza, desde su espalda, sin importarme si la arrugaba o no. Fue
como sentir que en realidad en medio de todo ese caos, justo ahí él era lo
único bueno que existía.
Cuando se alejó,
el timbre del ascensor anunciaba que habíamos llegado. Pensé que diría algo, o
que al menos yo diría algo, lo único que pasó fue que antes de que las puertas
se cerraran Yunho estiró su mano y salió del ascensor, esperando por que yo lo
hiciera también.
—Creo que esto de
la amistad y portarnos civilizadamente no va con nosotros.
Yunho rascó su
nuca, con una sonrisa en el rostro y mirando hacía la puerta de su departamento.
¿Qué tan malo podía ser que nos besáramos cada impulso que tuviéramos? Bueno,
podía ser malo si al final Yunho elegía a Junsu.
—Entonces… ¿Ya no
nos hablaremos?
Yunho pareció
reaccionar ante aquello y negó de inmediato.
—No, no me
refería a eso… Bueno, podemos hablar a una prudente distancia. Para evitar
estos impulsos. Ya sabes, hasta que aclaremos nuestra situación.
Oh, si. Yunho no
sabía que todo con Yoochun había terminado. Pero lo del tiempo me pareció buena
idea. Espacio para pensar.
—De acuerdo,
supongo que eso suena un poco mejor.
—¿Amigos
entonces?
—Amigos.
Yunho estiró su
mano, yo la estreché con cuidado. Yunho había sido el de los impulsos. Pensé
que en ese momento, antes de que los besos impulsivos quedaran de lado, sería
mí última oportunidad.
Jalé de su brazo,
con sus ojos mirándome fijamente, los brazos en su cuello y nos volvimos a
besar. Igual que hace un rato, y mientras nos besamos pensé en retractarnos,
mandar todo al diablo y pedirle a Yunho que comenzáramos desde cero. Sin que yo
sintiera algo por Yoochun y él algo por Junsu.
—¡Jaejoong!
Esa, fue la voz
de mi hermana mayor. Ella estaba ahí, con la puerta del departamento abierta y
arrugando el entrecejo.
—Joonhae… No es
lo que crees.
—¿Tú no estás
saliendo con Yoochun? ¡¿El hermano de este muchacho?!
Yunho carraspeó,
un poco nervioso. Joonhae solo arrugó un poco más el entrecejo y me miró con
reprobación. ¡Maldición! ¿Por qué mis impulsos deben tener consecuencias?
—Adentro te
explico.
—Pero…
—Ve adentro.
Logré empujarla
con cuidado de regreso al departamento y le sonreí un poco a Yunho, antes de
asentir y notar como él parecía más bien contrariado. Como si las palabras de
mi hermana le hubiera hecho recordar, que si, Yoochun era su hermano.
…
…
Changmin hablaba,
hablaba y hablaba.
Creo que estaba
demasiado hablador para ser él, pero justo en instante estaba como vacío, como
si ningún pensamiento coherente pudiera atravesar mi mente, sintiendo que el
punto azul en la pared me era más que interesante.
—¡Hyung! Al menos
ten la decencia de asentir de vez en cuando y fingir que me estás escuchando.
EL golpe de
Changmin sobre mi cabeza me hizo recordar que estábamos en el salón de clases y
ya todos habían salido a receso.
—Lo siento, Min.
Es que no estoy muy concentrado últimamente.
—Si, de eso ya me
he dado cuenta. Pero necesitas cambiar eso.
—Lo sé, lo sé…
¿Me decías?
—Que Junsu planea
algo, no estoy seguro de lo que estoy a punto de hacer pero ayer Junsu me contó
que había encontrado en tu…
—¿Changmin?
—¡Es Junsu!
Salté de mi
asiento de inmediato, tomando mi pequeña maleta y tratando de esconderme en
algún lugar que no fuera visible para Junsu. Changmin abrió la puerta del
armario en el salón de baile. Y logró cerrar la puerta en el momento exacto en
que Junsu ingresó al salón y yo apenas me moví incomodo dentro del estrecho
lugar.
—¿Por qué no me
contestabas Min? Llevo rato buscándote, prácticamente desde que sonó la hora de
receso.
—Si, estaba un
poco ocupado.
Escuché pasos,
aparentemente alejándose un poco de la puerta del armario. No estaba seguro de
hasta que punto podría abrir la puerta, ni siquiera de si podía hacerlo,
preferí no arriesgarme. Y respiré profundo.
—¿Ocupado, en
qué?
—Tengo una vida
Junsu, solo por si lo olvidas; Muy lejana a ti.
Hubo un silencio.
No estoy seguro del por que, pero pronto volví a escuchar los pasos de alguien
moviéndose dentro del salón.
—Te necesito para
algo, Min.
—¿De que se
trata?
—Hoy en la
presentación de canto en la que compartimos aula, necesito que te levantes a
cantar y distraigas a todos.
—¿Qué? ¿Y por que
yo?
Junsu bufó,
seguramente a Changmin no le gustó eso.
—Por que necesito
salir del salón, y además hacer algo justo antes de salir. Pero para eso
necesito a todos observándote.
—Sigo sin
entender, ¿por qué no esperas a que cualquiera salga?
—Por que saldrán
los de siempre. Y yo necesito que sea alguien que sorprenda y llamé la atención
de forma que al estar atentos en ti, yo pueda hacer lo que necesito.
—Yo no sé cantar.
Escuché algo
parecido a una pequeña risa por parte de Junsu. Changmin estaba reacio en
acceder a lo que Junsu le pedía, pero seguramente Junsu usó algún truco sucio
por que de pronto la voz de Changmin sonó menos segura.
—No… Junsu… Yo no
sé cantar…
—Te he escuchado,
Min. Tienes buena voz, digna de ser explotada. Anda hazlo por mí.
—Me asusta no
saber de lo que soy capaz de hacer por ti.
—Descúbrelo,
pocas veces te pido algo. Hazlo esta vez y te prometo que te daré lo que me
pidas.
—¿Lo que sea?
—Lo que tú pidas.
Fue la
curiosidad, el no saber por que de pronto la voz de Changmin sonó tan
compenetrada con la de Junsu lo que me hizo abrir la puerta, tan lentamente que
apenas fuera notorio.
Y ahí estaba
Junsu, pegado al cuerpo de Changmin. Con el propósito de devorarle la boca o
algo parecido. Por que Changmin prácticamente se había rendido, y apretaba a
Junsu con fuerza, con una de sus manos paseándose por la espalda de él.
Changmin… ¿De que
lado está en realidad?
Esos
sentimientos, esa pasión… Eso, no se puede fingir.
—¿Cantarás
entonces?
—Ya sabes que si.
Junsu apenas se
había alejado para hablar, Changmin aparentemente no le dio tiempo ni para
respirar, por que tomándolo por el cuello lo volvió a besar, con la misma
pasión y fuerza. ¡¿Se había olvidado que yo estaba aquí o qué?!
—¿Qué canción
quieres que cante?
—La que sea, pero
busca que sea intensa.
—¿Intensa?
—Si cantas algo
romántico, tendrás a las chicas pero necesito que distraigas a todos. Así que
si haces uso adecuado de tu voz puedes capturarlos, tiene que ser algo
complicado y con una música que sea intensa y profunda. Para que todos te
presten atención. Lento y usa recursos de notas altas o algo parecido.
—¿No estás
pidiendo demasiado?
Junsu sonrió de
lado, apoyándose en uno de los asientos y mirando a Changmin tan fijamente que
me sorprendió verlo de esa forma, jamás había visto a Junsu de esa forma. No
actuando de esa manera.
—La atención de
las personas es muy frágil, Changmin. Si buscas entretenerlos toda la canción
debes hacer uso de algo que llame la atención hasta el final, y entre lo
divertido, lo romántico y todos lo etcétera que te puedas imaginar. Lo pasional
siempre va a ganar.
—¿Quieres que me
ponga a bailar o que?
—Sería
interesante, pero no. Solo necesito una gran voz, con notas altas, música lenta
y profunda que haga a todos admirarte, envidiarte y que piensen solo en ti al
menos por esos tres minutos.
Changmin se cruzó
de brazos, respirando profundo y mirando a Junsu, pasó una mano por su cabello
y luego solo bufó.
—Lo intentaré,
pero lo poco que se sobre cantar ha sido por lo que me han enseñado, no por que
realmente lo haya practicado.
—El talento lo
llevas, Min. Solo explótalo.
Junsu palmeó las
mejillas de Changmin y luego tomó su maleta para salir del salón como si nada.
Luego de unos segundos abrí la puerta, Changmin sacudía sus cabellos un poco
frustrado, y al verme pareció recordar que yo estaba ahí.
—¿Qué?
¡¿Olvidabas que estaba ahí?!
—Ya hyung, no
exageres. ¡¿Cómo diablos le voy a hacer para cantar una canción con todas esas
características?!
Rodé los ojos,
sabía que Changmin ya estaba en otro mundo como para que yo le preguntara algo
y él contestara.
—En verdad… A
veces ni yo sé lo que pasa por esa loca cabeza suya…
Changmin tomó su
maleta y salió del salón. Seguramente a uno de los salones de computación para
poder buscar la canción. O al de composición quien sabe. Yo solo tenía
instalada en mi pecho esa espina que me hacía recordar que hace mucho que no
escucho a Changmin hablar de Siwon o Minho.
Después de todo,
ahora que lo notaba Changmin siempre miraba a Minho.
…
…
—¡Hyung!
Minho llegó
corriendo hacía mí. Con la respiración agitada y apenas el celular en las
manos. Como si llevara rato buscándome.
—Dime Minho.
—¿Has visto
Changmin? Llevo días buscándolo, pero pareciera que hasta está huyendo de mí.
Justo en ese
instante noté que Minho rascaba un poco su nuca y lucía suavemente avergonzado.
Me miró, e intenté no perderme en mis pensamientos.
—Dudo que esté
escondiéndose de ti, pero ha estado un poco ocupado.
—En realidad yo
si creo que tiene razones para huir de mí… La última vez que nos vimos, pues
yo… Le dije algo… E hice algo… Que estoy empezando a creer, no debí hacer.
—¡¿Qué?!
Minho rió, al ver
mi rostro descolocado. Bien, no estaba entendiendo nada. Pero él solo rió,
palmeando un poco mi espalda y al parecer un poco más relajado.
—Nada hyung, no
importa. ¿No lo has visto entonces?
—Pues hace un
rato si, pero supongo que ha de estar por los laboratorios o el salón de
música. No estoy seguro la verdad.
—¿El salón de
música?
Minho leyó los
carteles colgados en la parte superior de las puertas y con una sonrisa en el
rostro empezó a buscar. A sabiendas de que el salón estaba cerca, yo solo lo
seguí por instinto. Cuando él se detuvo, supe que algo no muy bueno estaba
pasando, por que la sonrisa en su rostro había desaparecido.
—¿Has encontrado
algo?
Junsu estaba
justo detrás de Changmin, quien sentado en una de las sillas del salón leía un
libro en sus manos. Supongo que la manera en que Junsu apoyaba su quijada en el
hombro de Changmin fue la causa de que Minho de pronto arrugara el entrecejo.
—No sabía que
Junsu hyung y Changmin tuvieran esa cercanía.
—Eh… Si, bueno.
Son buenos amigos y todo eso…
Minho me miró
sabiendo que no había sonado tan confiado como debería, pero necesitaba sacar a
Minho de ahí, por que suponía que lo de Minho y Junsu era un secreto en tanto
el plan de Yoochun se ponía en acción.
—¿Qué tal esta de
aquí?
—¿Estás demente?
Es muy difícil, además la canta una mujer. Sería muy difícil adaptar mi tono de
voz a… ¿Qué haces?
El pequeño jadeo
no había pasado desapercibido para ninguno de los dos. Changmin había cerrado
los ojos en cuanto la boca de Junsu había buscado a su cuello con una
sensualidad que jamás había visto en nadie, fue su sonrisa o su mirada lo que
era aún más sensual que el mismo acto de morder el cuello del menor.
—Cántala para mí…
Supongo que ya
era muy tarde para sacar a Minho de ahí, por que pronto Junsu le quito el libro
de las manos a Changmin y se sentó sobre sus piernas, pasando los brazos
alrededor de su cuello.
—Junsu…
—¿La cantarás?
—…Si.
Junsu entonces
unió su cuerpo al de Changmin y se apegó a él, con un beso que hizo que Minho
girara de inmediato. Y empezara a acelerar el paso mientras apretaba sus puños
con fuerzas, decidí seguirlo. Por que no terminaba de entender su actitud.
—Soy un imbécil…
Eso es lo que soy…
—¡Minho, espera!
¿Qué te sucede?
Logré sostenerlo
del brazo, pero él solo se soltó descuidadamente, con el pecho subiendo y
bajando con fuerza. Estaba molesto. Enfadado, y seguramente sino medía mis
palabras, terminaría siendo su saco para boxear.
—Que soy un
imbécil, eso sucede. Terminé con Joonghyun por él, no por que esperara que algo
pasara entre nosotros por que en ese tiempo salía con mi hermano pero… ¡Agh!
Cuando Siwon me dijo que habían terminado pero que lo habían hecho de buena
manera pensé que él… ¡Pero no! ¡¡Ahí está, quizá Junsu es la razón por la que
le pidió a mi hermano que terminaran!!
Abrí los ojos un
poco más, Minho aún pasaba una mano por su cabeza. Junsu no había sido la razón
por la que Changmin había terminado con Siwon… ¿O sí? Un momento, aún más
importante, ¿a Minho le gustaba Changmin?
—Minho yo…
—Hyung, ¿ellos
están saliendo?
—¿Eh? No… Sé…
¿Qué diablos está pasando?
La sensación
aquella de cuando sientes que todo se sale de tus manos y pierdes el control.
Rodeado por situaciones que no sabías que pasaban es frustrante. Minho terminó
por irse, con el paso apresurado sabrá Dios donde.
Yo solo bufé…
¿Qué tan difícil era pedir una adolescencia normal?
Aunque
supongo, que de una manera u otra. La adolescencia jamás es normal.
…
…
El salón de
música estaba repleto.
La mayoría de los
alumnos de quinto y sexto se encontraban aquí, para la charla que el cata autor
italiano daría ese día en el conservatorio. Desde mi lugar observé a Yunho a
unos asientos de mí, pensando en que no había hablado con él en todo el día.
Yoochun por
supuesto estaba ahí, mirando con atención al hombre parado frente a nosotros,
concentrado en lo que decía. Respiré profundo y pensé que de no ser por que
Changmin iba a cantar y no tenía idea de lo que Junsu planeaba no estaría aquí.
Miré a Junsu
varias veces, pero él solo permanecía en su asiento, con una sonrisa en los
labios y aparentemente atento a lo que el hombre decía. Supuse que eso no
cambiaría hasta que Changmin alzara su mano para intentar cantar algo.
El momento llegó,
tal y como lo había predispuesto Junsu, varias manos se alzaron entre ellas la
de Junsu, cuando el Italiano propuso que alguien cantara algo para medir el
nivel de voz y mostrar unos pequeños consejos.
Cuando la mano de
Changmin se levantó, su expresión inmutable llamó la atención del hombre, quien
lo miró con curiosidad y sonrió.
—Bien, ¿por qué
no vienes y nos cantas algo?
—De acuerdo.
Changmin se
levantó de su asiento. Pude sentir la expectativa por parte de todos. Las
miradas estaban en Changmin, justo como lo había dicho Junsu. Changmin respiró
profundo antes de tomar el micrófono con fuerza, cerrar los ojos y concentrarse
en la música que se dejaba escuchar.
Es como si fueras una droga
Es como si fueras un demonio al
que no puedo enfrentar
Es como si estuviera trabado.
Su voz era
profunda, nunca había escuchado a Changmin cantar, logró distraerme lo
suficiente como para que por un momento perdiera de vista a Junsu y me dejara
hipnotizar igual que los demás por su profunda voz.
Es como si estuviera corriendo
hacía ti todo el tiempo
Y sé que te deje tener todo el
poder
Es como si la única compañía
que busco es al sufrimiento a mí alrededor
Yoochun se
removió incómodo, mirando de soslayo a Junsu. Yoochun tenía esa expresión clara
en el rostro. Cuando odias una canción, y las odias por sentirte terriblemente
identificado. Junsu solo sacudió un poco sus cabellos. Él sabía, sabía que
Yoochun lo miraba y aún así lo ignoró.
Es como si fueras una
sanguijuela, succionando la vida en mí
Es como si no pudiera respirar
sin ti en mí
Y ahora me doy cuenta que a
pesar del tiempo, no voy a dejarte
Para cuando Junsu
finalmente se movió, lo hizo lentamente, tomando la maleta a un lado suyo y
levantándose suavemente, como para no interrumpir el momento de Changmin. Su
mirada viajó hasta mí, yo solo regresé a mirar a Changmin, lo suficientemente
rápido como para que no sospechara que vigilaba sus pasos.
Es como si no pudiera respirar,
es como si no pudiera ver nada más que tu
Soy adicto a ti
Es como si no pudiera pensar,
sin ti interrumpiendo en mis en mis pensamientos, en mis sueños…
Se apodero de mí y es como si
hubiera dejado de ser yo
Él salió del
salón con la voz de Changmin impregnándose con fuerza en el salón. Con el
profesor mirándolo casi maravillado con su voz y expresión corporal. Me debatí
entre seguirlo o no, pero al final tomé mi mochila e hice lo mismo que él.
Todos concentrados como estaban ni siquiera se pudieron dar cuenta.
Es como si estuviera perdido
Es como si me estuviera
rindiendo lentamente
Es como si fueras un fantasma
que continua acechándome
Junsu estaba por
los pasillos, se movía de un lado a otro con velocidad, con unos papeles azules
en las manos, depositándolo dentro de los casilleros, pegándolos en la pared,
arrugué el entrecejo confundido. ¿Qué es lo que Junsu estaba haciendo? La
sonrisa bailarina en los labios lo delataba, no podía ser algo bueno.
Déjame en paz
Sé que estas voces en mi cabeza
son solo mías
Y se que nunca voy a cambiar,
si es que no me rindo ahora.
Avancé cuidadoso,
justo cuando Junsu giró en una esquina y se perdió de mi vista. En el vacío
pasillo en el que me encontraba mi pecho sintió un frío intenso recorrerlo.
Tomé uno de los papeles azules y mis ojos se abrieron con sorpresa.
¡Mi letra! ¡Mis anotaciones!
¡Junsu había
robado mi cuaderno! Y ahí estaba en manos de cualquiera dispersos con mi firma
y fecha cada una de mis apreciaciones hacía ellos. Recordé a Yunho, la forma en
que hablaba de él en un principio, mis planes. Y corrí, lo más rápido que pude
de regreso al salón. ¡No los podía dejar salir!
Soy adicto a ti y necesito una
dosis
Solo una mas y prometo que
podre lidiar con esto un tiempo mas
Voy a manejarlo, voy
abandonarte. Pero te necesito una vez más y será todo
Solo necesito una última dosis
de ti.
Desesperación.
Genuina y preocupante.
Fue lo único que
recorrió a mi cuerpo entero. Todos estaban ahí llenando de felicitaciones a
Changmin, y la campana daba por finalizada la clase especial de ese día.
Changmin pareció buscar a alguien con la mirada.
Y mi estómago se
contrajo de terror. Cerré la puerta de inmediato, sorprendiendo a todos quienes
me miraban extraño. Yo solo intenté no respirar tan agitadamente. Intentando
ordenar mis pensamientos, con la sola idea de retenerlos ahí por lo menos hasta
que lograra sacar todos los papeles que Junsu había regado.
—…¿Qué es eso?
La voz de una de
las muchachas distrajo la atención de todos. Por una de las ventanas se podía
ver como un montón de papeles azules caían desde el piso superior, mis ojos se
abrieron hasta más no poder. ¡Junsu maldito traidor!
No había forma de
que me librara de esta, de todas formas los otros salones también empezarían a
salir. Sentí como si todo a mí alrededor empezara a sacudirse, ¡no podía pensar
claramente!
—Señor Kim sería
tan amable de explicarnos, ¿por qué razón permanece parado en la puerta cuando
todos sus compañeros quieren ir a receso?
—¡Ustedes no
pueden salir!
Mi voz salió en
un grito estrepitoso. Yoochun arrugó el entrecejo. Y Yunho claramente solo rodó
los ojos. Creo que él más que nadie está acostumbrado a mis ataques raros. Pero
cuando Changmin dio un paso, bajando hacía los alumnos. Igual de confundido que
los demás, supe que no los podía retener por más tiempo.
—¿Podrías
quitarte? Salir con Yoochun Oppa no te quita lo extraño.
Fue una de las
muchachas la que me sacó de la puerta para poder abrirla y que todos avanzaran.
Sabía quien era por el tono altanero de su voz, una de las infinitas
admiradoras de Yoochun que ahora me odiaba por estar con él. Oh, bueno… Haber
estado con él.
—¿Qué es todo
esto?
—¿Más de esos
papeles azules?
Las palabras de
los que se amontonaban afuera me hicieron encogerme un poco, sino podía
detenerlos a todos. Al menos lo intentaría con Yunho. Pero cuando levanté la
mirada Yunho buscaba algo en su maleta, tomó un cuaderno y con el entrecejo
arrugado, sacó varios de esos papeles azules de su maleta.
El corazón si
pudiera, se hubiera detenido por un momento.
—¿Hyung?
Changmin puso su
mano en mi hombro. –Estás pálido, ¿qué sucede?
Yunho alzó su
mirada. Molesto y se acercó a mí, por instinto retrocedí, pero su mano agarró
mi brazo con fuerza, acercándome a él. Estaba furioso, me miraba con rabia y
apretaba el agarre en mi brazo demasiado fuerte.
—¿Me puedes
explicar que es toda esta porquería?
Su voz sonó
siseante. Sus ojos fijos en mí. No habían muchas explicaciones que pudiera
darle, por lo menos no que pudieran calmar al menos un poco su instinto asesino
hacía mí en ese instante.
—Yunho yo…
—Jung por favor,
suelte a Kim en este momento.
Los ojos de él me
miraron igual de amenazantes a pesar de la orden del maestro invitado. Con un
bufido, y una sonrisa extraña en el rostro. Yunho finalmente me soltó,
empujándome un poco y saliendo del salón.
Sobé el lugar
algo rojo que Yunho había dejado. Y el profesor se acercó a preguntar si estaba
bien. Me hubiera gustado responder con un sincero ‘no’ pero necesitaba
deshacerme de él, por lo que asentí y al final me quedé solo en el salón.
Changmin llegó
corriendo. Con varios de esos papeles en las manos.
—¡Hyung, todo el
conservatorio está hablando de ti!
Genial… El tacto
que tenía Changmin para las situaciones dramáticas de mi vida es excelso. Le
quité una de las hojas y mi letra plasmada en mi papel me hizo suspirar.
Yunho es extraño.
Tiene una personalidad dispersa. Vive solo y no me confío mucho de
él. Verlo enamorado de alguien sería interesante. Lo necesito para mi
experimento sobre la mente humana, es decir, ¿qué mente más difícil y
complicada que la de un rebelde sin causa con ínfulas de asesino en serie?
Mientras Changmin se siga negando a que lo acerque a Siwon. Yunho
me servirá.
Fragmento del diario de Kim
Jaejoong.
¿Qué opinan?
—¡No es mi
diario!
Apreté el papel
con fuerza y lo arrugué de inmediato. Changmin bajó un poco las cejas y
suspiró.
—No tenía idea de
que haría algo tan cruel como esto, hyung. Lo siento. Pero eso no es lo peor…—
Lo miré con frustración y él desvió la mirada. –No solo ha fotocopiado las
hojas en las que hablas de Yunho, sino también en las que hablas de todos en
algún momento. Justo ahora, no eres el más querido en el conservatorio…
Me apoyé como
pude en la pizarra cuando la figura estilizada de Junsu nos hizo ponernos a la
defensiva. Con una sonrisa plasmada a la perfección en sus labios, los brazos
cruzados, apoyado en el alfeizar de la puerta. Kim Junsu saboreaba su victoria
sobre mí al verme tan miserable.
—Dime ‘hyung’—
Sus palabras sonaron repletas de sarcasmo. —¿De verdad creíste que podías
engañarme? Ustedes podrán ser muy inteligentes, pero entre la inteligencia y la
astucia hay una gran diferencia. Fui yo quien empezó el juego, soy yo quien los
conozco como realmente son. Ustedes apenas y me están conociendo. Yo conozco
sus límites, ustedes no conocen el mío.
Apreté los puños
con fuerza, Changmin a mi lado solo se removió incómodo. Como si hubiera
recordado algo de pronto. Se veía apenado. ¿Ahora que le sucedía?
—La inteligencia
a veces no es suficiente ‘hyung’ a veces no da ventaja, para poder vencerme
necesitan manipular mentir y ustedes lastimosamente son demasiado conscientes,
tienen sentimientos yo no. Siendo así nunca podrán ganarme, mientras Yoochun me
ame nunca podrá destruirme. Así que díganle que para la próxima intente algo
mejor.
Con la misma voz
profunda con la que empezó con su discurso se marchó. Yo solo grité un poco,
gravemente lo suficiente como para que Changmin retrocediera un poco. Estaba
molesto, frustrado, enojado.
Solo quería que
Junsu pagara por lo que estaba haciendo.
…Incluso empezaba
a sentir que lo odiaba. ¡Maldición lo estaba odiando en este preciso instante!
Estaba destruyendo mi vida. Y estaba logrando que Yunho me odiara. Apreté los
puños con más fuerza todavía. No podía dejar a Junsu que siguiera saliéndose
con la suya.
…No más.
…
…
El resto del día
fue un asco.
Quienes no
hablaban a mis espaldas, me miraban mal, o me gritaban cualquier barbaridad.
Sin contar con el montón de veces que pasando a mi lado me empujaron contra
alguna pared o casillero.
Yo solo rogaba
por que la hora de la salida llegara. No faltaba mucho por suerte, y entre el
montón de gente lo vi, Yunho caminaba hacía su moto, aún molesto, con las
personas abriéndose a su paso, mirándolo de reojo y susurrando palabras a su
alrededor.
¡Diablos! Yunho
en serio debe estar fastidiado con todo.
—¡Yunho, espera!
Tomé su brazo y
automáticamente se soltó, haciendo uso de su fuerza y empujándome unos pasos
más atrás.
—¿Ahora que
quieres? ¿Vienes a empeorar más la situación?
—¿Qué? ¡No! Todo
lo que escribí ahí fue antes de conocerte en verdad… Yo no… Yo te… ¡Maldición!
¿No ves que fue Junsu quien hizo todo esto? ¡No lo dejes ganar!
Yunho asintió,
con una expresión de impaciencia en el rostro.
—Si, de acuerdo.
Junsu lo hizo. En realidad ya no sé que pensar de Junsu así que me da igual.
¿Pero fue él quien escribió todo eso sobre mí? ¿Sabes qué? Me importa un
demonio estar en la boca de todo el conservatorio. Que me miren cuanto les de
la gana, que hablen, que me critiquen. Es algo a lo que estoy acostumbrado. Lo
que me molesta es que hayas sido tú quien escribió todas estás… ¡Estupideces!
Sacó varias de
esas hojas azules y las lanzó al suelo con fuerza, me estremecí por un momento.
Y él solo pasó una mano por su cabello.
—¡Hablas de tus
suposiciones sobre mis problemas familiares! ¡¿Cómo puedes hablar tan a la
ligera de alguien que como tú dices hasta ese entonces no conocías?! ¡¡Tú no
sabes nada de mi familia, de mi padre, mucho menos de mi madre!! ¡No tenías
derecho Jaejoong!
Abrí la boca,
pero las palabras se atoraron antes de salir, no tenía argumentos. No estaba
pensando adecuadamente.
—Eso… Fue hace
mucho, lo escribí unos días luego de que te mudaras junto a mí. No te conocía
entonces.
—¿Sabes cuál es
el problemas principal entre nosotros Jaejoong? Que siempre, todo, es demasiado
complicado.
Cuando lo vi
girar para ponerse el casco de la moto, mis manos viajaron solas a su brazo
otra vez. No sabía que decir, como justifícame. Y lo único que pude decir fue
lo único que gritaba mi mente.
—…Te quiero.
Fue patético.
¡Maldición fue demasiado patético! Él guardó silencio. Y se soltó esta vez
suavemente, yo no podía mirarlo a la cara. Y él solo suspiro antes de subirse a
su moto y encenderla.
—De una manera u
otra, tú y yo siempre terminamos lastimándonos. Quizá por que no sabemos como
estar juntos.
Lo único que
escuché después fue su moto alejándose y yo parado como un estúpido en el
estacionamiento. Cuando una mano estuvo sobre mi hombro haciéndome girar con
fuerza, estaba dispuesto a golpear a quien fuera, por que no estaba con ganas
de soportar a nadie.
Pero Yoochun y su
expresión molesta me detuvo.
—¿Qué es esto?—
Yoochun levantó el papel azul en mis manos, y yo solo suspiré cansado. —¿De que
maldito lado estás Jaejoong?
—¡Deja de
presionarme! ¿De acuerdo? ¡Todo ya está lo suficientemente mal como para
soportar otro reclamo! ¡No los conocía cuando escribí eso de ustedes! ¡Junsu es
quien está moviendo las cosas a su favor! ¡¿No lo ves?!
Siwon colocó una
mano sobre el hombro de Yoochun quien me miró preocupado ante mi grito y yo
solo giré para que no viera mi expresión. El rechazo de Yunho aún estaba
latente.
—Vámonos Yoochun,
no vale la pena. Además Heechul ya ha de estar en el hospital, hoy le dan de
alta a su mamá, ¿recuerdas? No quiero dejarlo solo con todo ese ajetreo.
—Si, tienes
razón.
Ellos se fueron,
igual que todos a mí alrededor.
Junsu tiene la
culpa. ¡Él tiene la culpa de todo!
…
…
—¿Se encuentra
Junsu?
—Si, está en su
habitación. Pasa, ¿le dices que salí a comprar unas cosas?
—Si, claro.
Junho me miró
extraño, para ese rato yo solo subí las escaleras lo más rápido que pude y
golpeé la puerta de la habitación de Junsu con fuerza. No abrió, entonces golpeé
mucho más fuerte. Y cuando Junsu quitándose los audífonos me abrió, un poco
adormilado, arrugué el entrecejo.
—¿Junho por que
golpeas la puerta de esa…? Oh, eres tú.
Su voz cambió,
colocó una sonrisa y arregló un poco su cabello. Yo solo entré a la fuerza,
inspeccionando con la mirada su habitación, estirando mi brazo hacía él.
—Devuélveme mi
cuaderno.
Junsu rió,
brevemente, antes de suspirar y dejar su celular sobre la cama.
—¿Por qué lo
haría?
—¡Por que es mío!
—Dime algo
‘hyung’ ¿No te has preguntado por qué no he atacado a Changmin?
Estaba cambiando
de tema, iba a gritar una vez más. Cuando lo vi sacar mi cuaderno de debajo de
su almohada, con una sonrisa aún más amplia en los labios.
—Lee la última
página.
No confiaba en
él, ya ni un poco. Pero después de todo, ya nada perdía. Cuando la letra de
Changmin estuvo ante mis ojos. Lo primero que me pregunté, fue cuando había
escrito aquello, que yo jamás lo había notado.
Hyung, lo siento. No sé si lo que voy a hacer es lo correcto, pero
si voy a traicionar a Junsu necesito deshacerme de lo que pienso. No está bien,
pero estoy harto de todo lo que nos rodea. De las mentiras y las
clasificaciones.
Por que justo en este momento desearía ser como Junsu. No sentir
nada, para que su traición no me afecte. Me necesitas, como Yoochun te necesita
a ti, como un círculo vicioso. En el que ninguno va a ganar.
No estoy convencido y tengo miedo de que Junsu nos pueda vencer.
—¿Lo ves ahora
‘hyung’? Changmin estaba dudando en ese entonces, y ahora está más de mi lado
que del de ustedes. Lo mandaste directo a la boca del lobo. Eres un
inconsciente, un egoísta. Dices ser su amigo y ni siquiera pudiste ver que
quien le gustaba en realidad no era Siwon sino Minho.
Levanté la
mirada. Junsu lucía en esta ocasión serio. Cruzado de brazos otra vez.
—No notaste lo
solitario que se sentía, lo herido que estaba por los comportamientos de Minho,
por tener que resignarse con Siwon. No notaste su debacle de emociones y
confundido lo enviaste hacía mí. ¿No sabías entonces lo peligroso que podía ser
yo para él? Así que ahora no vengas con golpes de pecho a decir que yo soy el
traidor cuando yo he sido quien ha estado ahí para él y le he quitado ese amor
del corazón para que aprenda a vivir de verdad.
—¡Ya cállate!
Impulsivamente le
lancé el cuaderno, difícilmente pudo esquivar el golpe. Luego me miró con
sorpresa. Ni él, ni yo esperábamos algo así.
—¿Ahora con que
me vas a salir Junsu? ¿Con que tú eres el bueno de la historia?
—Eso no, pero al
menos no soy tan egocéntrico. Pensando solo en mi y mis sentimientos, mis
confusiones como para dejar a mis amigos y sus problemas de lado.
—¡Yo no soy así!
—¿Ah, no? ¿Y como
es que no notaste como se sentía Changmin cuando le pediste que se dejara
envolver por mi para luego según ustedes ‘destruirme’? Lo mandaste a terminar
de destruirse.
—¡No es cierto!
—Piénsalo y verás
que tengo razón.
Negué vehementemente,
con la respiración ya un poco agitada. Junsu recogió el cuaderno y tomó mi
mano, a pesar de que intenté que me soltara, él solo aplicó un poco más de
fuerza, y dejó sobre mi mano el cuaderno.
—Ten ‘hyung’ para
que lo leas y recuerdes cuando alguna vez estuviste cerca de Yunho, para que él
sea tu única compañía cuando Yunho y yo estemos en su departamento…
Cerré el puño. No
medí la fuerza que usaba. Tampoco me importó, estrellé mi puño cerrado en su
rostro, vi su cuerpo retroceder y su cara girada escupir un poco de sangre.
Junsu llevo las manos a su rostro, y cuando vi sangre saliendo también de su
nariz. Endurecí mis expresiones.
Eso era lo que
Kim Junsu necesitaba. Alguien que por las malas le enseñara que no siempre
podía ganar y salirse como si nada.
—Eres una basura
Junsu, no, ni siquiera eso. Incluso la basura sirve para algo. No eres nada
Junsu. Solo un maldito manipulador que me va a pagar por todo lo que me ha
hecho. Así me cueste la consciencia que según tú me estorba. Así tenga que convertirme
en alguien tan repugnante como tú… Te juro que vas a llorar arrepentido.
Su mirada llena
de odio se fijó en mi rostro. Parecía un depredador a punto de quitarle la vida
a su presa. Apreté con fuerza el cuaderno en mis manos y con el paso más tranquilo
que encontré abandoné su habitación, su casa, su amistad.
…
…
Lo dejé atrás por completo. Esa mañana de abril, dejé atrás por
completo a uno de mis grandes amigos y dejé también atrás al antiguo Jaejoong
que intentaba hacer las cosas por el lado correcto.
Me cansé, me cansé de ser el estúpido Jaejoong. Lograría. A costa
de lo que fuera, de quien fuera. Que Junsu sufriera al menos un poco lo que él
había hecho sufrir a los demás.
No lo dejaría vencerme, ni arruinarme.
Así este sentimiento de venganza se apoderara de mi ser.
No lo dejaría ganar.
…
…
Publicado por: JeJng—126
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