¿Y si te vas…?
Yunho no había
tenido la oportunidad, sus pasos eran lentos por el lugar, sus ojos fingían no
estar curiosos, pero había gente de un lado para otro, otros con tantos papeles
entre las manos que se asemejaban al ajetreo de la oficina.
Pero entonces
pasaban las personas en paralelo, con ropas entre los brazos, pequeñas cajas
repletas de maquillaje y las cámaras andaban de aquí para allá, era un lugar
ajeno a su quietud, pero Junsu se movía con habilidad, preguntaba sin problemas
y piso tras piso parecían cada vez más cerca de su objetivo.
—Es bueno llevar
buenas noticias— Comentó de repente Kim, y Yunho se vio obligado a prestarle
atención, dentro del ascensor solo estaban los dos, por lo que Jung asintió,
con una pequeña expresión de resignación que hizo al otro sonreír –Últimamente
no estás durmiendo bien, hyung.
No podía llegar a
entender los límites de Junsu, su sonrisa extraña que parecía descubrirlo todo
frente a él y la manera en que ahora miraba las puertas cerradas del ascensor.
—¿Lo dices por
las ojeras?
—Lo digo por tu
actitud, luces cansado, ido. ¿O más bien atormentado?
Yunho entonces se
removió en su lugar, no había música molesta dentro del lugar, pero el aire le
estaba faltando, Junsu podía leerlo con tanta facilidad que temió por sus
secretos más íntimos juntos a él.
—¿Qué pasa Yunho
hyung?
Esos ojos lo
atravesaron y él suspiró.
—Solo sigo
dudando sobre Namin.
—¿Lo de la boda o
su relación?
—Nunca he dudado
sobre nuestra relación.
Parecía seguro de
sus palabras, incluso estas salieron autómatas de su boca, como una lección
bien aprendida y Junsu amplió su sonrisa un poco más.
—Es tu novia de
secundaria, seguramente un gran amor, pero es el único amor que conoces, antes
de dar el gran paso ¿no deberías pensarlo bien?
—Tuve una novia
antes que ella.
—No me refiero a
eso— Junsu suspiró, con la mirada cerca de sus pies –Sino al sentimiento.
Las puertas se
abrieron justo ahí, cuando Yunho fijó sus ojos en él, su piel blanca y sus ojos
que se volvieron a alzar cuando sus pasos empezaron a andar, era como una
sombra detrás de él, que se abría paso entre las personas y Yunho lo siguió,
porque el hilo de sus pensamientos lo llevaba a otro lugar.
Namin era lo
cercano a su primer amor. Yoona era ese amor que había dolido.
Y Jaejoong…
Seguía sin tener definición en su vida.
Era cuestión de
un imán que lo anclaba a el mayor, a su voz y sus ojos seguros, que a pesar de
los años no habían podido cambiar. Pero aquella tarde, días atrás, cuando vio
las llamadas de Jaejoong tarde en la noche, se arrepintió.
Jaejoong no llamó
más.
No escribió y
pareció desaparecer tan pronto como había regresado en su vida.
No supo más de su
existencia y como idiota recurrió a la televisión, él que rara vez posaba su
mirada en el televisor se descubrió ansioso una noche, lo contempló a lo largo
de la hora en que la imagen de Kim aparecía y reaparecía como uno de los
protagonistas de la popular serie.
Jaejoong estaba
ahí, disfrazado con una máscara nada particular, actuando sin lugar a dudas
como se le daba tan bien que ni siquiera dudo en cada palabra que salía de su
boca. Su sonrisa, su presencia y Yunho se sintió prisionero otra vez.
¿Cuántos años
tenía que lo volvía a ver con esos ojos que querían acapararlo todo por igual?
¿Cuántos años
tenía que no había aprendido la lección?
—Llegamos.
Junsu lo puso en
alerta y sus ojos se alzaron dispuestos a ser maravillados, el set de grabación
era inmenso, simulaba un salón de recepciones en algún hotel costoso y
presuntuoso, pero dentro del alboroto que había, las cámaras se movían y
enfocaban al gran número de actores mientras el directo vigilaba cada
movimiento.
Se escurrió junto
a Junsu con cuidado, por los laterales hasta el lugar donde estaba el
manager, observando directamente la filmación, pero los ojos de Yunho lo
capturaron de inmediato, Yoochun parecía estar entre el público, Jaejoong en
cambio sobre la pequeña tarima junto a la banda refinada y detrás del
micrófono.
Su cabello lacio
caía por las mejillas y su ropa sofisticada lo hacía destacarse. Jaejoong
estaba con sus manos sobre el micrófono, apoyado y moviendo sus labios, al
compás de la música que hacía eco en el lugar, esos ojos que brillaban y
resplandecían como pocos.
—¿Entonces todo
se ha solucionado?
—El fiscal ante
las pruebas que remitimos creyó innecesario un juicio, no hay nada que valga la
pena ser alargado ante las pruebas de que nada ocurrió por culpa de ellos, a
menos de que quieran apelar en base a injurias.
—No, es mejor
así.
Terminó por
alejar su mirada de él, porque sentía el vaivén de sus emociones
contradictorias otra vez. Se acercó de modo que internarse en la conversación
fuera fácil. De modo que darle la espalda a él y su mundo, fuera su obligación
pendiente.
…
…
—¿Entonces acabó
todo?
Yoochun miró los
papeles con parsimonia, su rostro serio mientras Jaejoong de piernas cruzadas,
permanecía sentado unos pasos más atrás. Las cosas empezaban a ser levantadas
de poco y Yunho evitaba que sus miradas se cruzaran bajo cualquier
circunstancia.
—Así es, el
hombre no tiene más razones por las que seguir intentando algo.
—Es una buena
noticia— Habló Jaejoong de repente –Al menos toda esta locura se acabó.
Junsu asintió
tranquilo y el manager en verdad parecía complacido, tanto que cuando propuso
un almuerzo para salir a celebrar, Yunho intentó hallar la excusa perfecta que
lo sacara de ahí, porque si no huía a tiempo, no habría vuelta atrás.
Tan poca fuerza
de voluntad…
—Pues yo no tengo
problema— De pronto la voz de Junsu se alzó y Yunho volvió a concentrarse en la
conversación mientras los demás lo miraban esperando —¿Tú que dices hyung?
—Bueno…— El
celular en su bolsillo sonó inoportuno, sus ojos se entrecerraron un poco antes
de pedir permiso y alejarse de ahí, con su atención total en la llamada
repentina de su jefe a esas horas.
—Supongo que
podemos tomar eso como un sí.
Yoochun bromeó
discreto, tomando sus pocas cosas antes de empezar a salir mientras veía a Jung
de espaldas concentrado en su conversación. Junsu sin embargo solo se quedó
dispuesto a esperar, pero la mano de Jaejoong sobre sus hombros lo hizo
desistir.
—Yo lo espero— Le
sonrió el mayor –Tengo que recoger un par de cosas y de ahí los alcanzo. Ve con
Yoochun y el manager.
—De acuerdo.
Junsu accedió,
porque sus ojos no miraron mala intención en esos ojos amables de Kim, en su
tono suave y amigable. Sus pies lo alejaron y Jaejoong se quedó ahí, apoyado
contra la pared del discreto camerino en el que se habían encerrado
anteriormente los cinco y se cruzó de brazos dispuesto a esperar.
—De acuerdo,
entonces le reenviaré el correo en la noche— Pero Yunho demoró más de lo
esperado y paciencia volvió a desesperar –Hasta luego.
Cuando esos ojos
de Yunho lo encontraron, su expresión valió la pena, entre sorprendido y serio
por aquella soledad en la que ambos parecían estar. Sonrió porque aún no
lograba convencerse de dejar las cosas morir ahí.
Porque seguía
siendo terco todavía.
—¿Y los demás?
—Se adelantaron—
No se movió, porque conocía bien a Jung –No fuiste, al aeropuerto aunque te lo
pedí.
—No lo pediste—
Le corrigió de pronto –Tú nunca pides Jaejoong, siempre exiges y yo no tengo
porque estar siempre a disposición de tus requerimientos.
Calló porque no
sabía cómo determinarlo desde ahí. Esos ojos de Yunho que no parecían
amenazantes ni molestos, solo permanecía frente a él, acostumbrado a esos
movimientos tan suyos.
—Puse de mi
parte— Susurró –Porque hay algo entre tú y yo que quedó pendiente.
—Nada quedó
pendiente.
Era brusco, como
en antaño. Anclado a esos pensamientos convencionales que hacían a Jaejoong
rabiar de indignación.
—¿En serio crees
eso Yunho?
—El pasado ya no
importa y ahora si me dejas ir…
—Cierra la
maldita boca— Jaejoong frunció el ceño por primera vez, lejos de esa expresión
tan suya, tan hermosa y relajada —¿No lo crees? ¿En serio nunca te has detenido
pensar en que hubiera pasado si Yoona no hubiera llegado?
—Pero llegó— Le
reprochó, herido todavía. Su voz lo delataba –Y tú la llevaste.
—No puedes dar
por terminado algo que aún duele.
Yunho sacudió su
cabeza de inmediato, negándose rotundamente.
Jaejoong bufó.
—Has lo que te la
gana entonces, no pienso rogar nada— Soltó su propio veneno sin reparo –Y que
te vaya bien, Yunho. Sigue así, que en medio de todo ese modus operandi tuyo de
tragarte tanto el dolor como el amor, algún día también encuentres otra
alma igual de podrida que tú.
El sarcasmo vibró
con fuerza, la rabia y el coraje daba vueltas contra su cabeza cuando tomó el
pomo de la puerta y esta se volvió a cerrar, descubrió la mano de Yunho sobre
ella, el brazo junto a su cabeza y el aliento de él tan cerca de su cuello, que
su cuerpo entero se erizó.
Esperó, con los
ojos abiertos de par en par, sin mover un solo músculo porque de pronto era
peligroso, y la respiración de Yunho, tan cerca, tan cálida, hacía su pecho
saltar inconvenientemente.
Pero Yunho no se
movió más y Jaejoong cerró los ojos de pronto, respirando profundo y cerrando
los puños, Yunho era como un niño pequeño al fin y al cabo, uno que necesitaba
ser empujado continuamente para que pudiera ser libre aunque fuera a la fuerza.
Así que cuando
giró y sus ojos se encontraron directamente, se percató de lo cerca que estaba
su rostro, que esos labios finos no habían cambiado demasiado, y que el rostro
masculino de Yunho tan solo se había acentuado un poco más.
No iba a rogar…
Nunca estuvo
seguro de cuánto tiempo pasó, no se movió más. Porque Yunho continuó bajo la
misma posición y su pequeña diferencia de altura le dio la ventaja de estar un
poco por encima de él.
Pero cuando el
momento llegó, Jaejoong perdió el aliento, esos labios otra vez contra su boca,
ni siquiera se movió a tiempo, solo recibió esa boca y ese beso que no parecía
desesperado sino más bien ansioso. Y cuando se alejó, fue como volver el tiempo
hacía atrás.
Así que la
segunda vez fue mutuo. Sus manos subieron por ese cuello y Yunho lo apresó
contra la puerta, esa boca se cerró sobre la suya muy bien, y era como si lo
estuviera descubriendo otra vez, sabía a victoria, a una dulce y amarga por
igual.
Porque sus manos
cansadas y su pecho agotado, celebraban internamente, la algarabía y la
adrenalina distribuidas por igual.
…
…
Sabía
que no era correcto cuando accedí
Si el amor hablara, sería cruel, porque lo volví a traicionar, y
creí otra vez en ti
…
Ni modo Namin, lo que es de Jae es de.Jae.
ResponderEliminarGracias!!!