¿Detendrías el
tiempo por mí?
—Te ves horrible—
Murmuró Junsu, arreglando mejor su ropa, con un sutil deje de complacencia a lo
que Yunho respondió, apenas moviéndose en su lugar, con la luz de la tarde
entrando por el ventanal de aquel restaurante.
—Llegué a Seúl
apenas hace tres horas, fue un viaje cansado ¿qué esperabas?
Por un momento
las palabras de Yunho, secas y adormecidos resultaron hasta adorables, pero
Junsu suspiró, y lo miró, lo mejor que pudo antes de que su voz saliera baja y
restrictiva.
—¿Lo hiciste?
—¿El qué?
—No te hagas el
idiota.
Esta vez Junsu
frunció el ceño y Yunho se movió incómodo en su lugar.
—Buenas tardes—
Fue demasiado pronto para que lo pudiera analizar, la imagen del hombre mayor
frente a él dejó de importar, a su costado estaban aquellos dos más jóvenes,
envueltos en ropa costosa y gafas oscuras.
Sentía su esencia
por todo el lugar, eran los mismos rasgos masculinos que había alcanzado a
delimitar, aquel rostro que miró durante segundos días atrás, como si sus
facciones solo se hubieran endurecido un poco más.
—Lamento la
demora, pero tuvieron un par de entrevistas que dar.
Yunho asintió por
cortesía, dejó que el carisma de Junsu controlara la situación, que se
explayara en los puntos de la situación que él apenas conocía, pero Jaejoong se
sentó frente a él, sin una mirada ni un aliciente de reconocerlo al menos.
Esos ojos vacíos
y fríos se presentaban ante él, con la misma soltura, con la desfachatez de
ignorarlo a conciencia, arrugando su corazón, haciéndolo sentir un adolescente
otra vez.
—Entonces ¿es
posible detener esto antes de que se haga más grande?
Yunho asintió –Si,
y trataré que eso sea lo más rápido posible— Intentaba que Jaejoong
desapareciera de su vida lo más pronto, antes que en verdad se dignara a
reconocerlo.
—Contamos con
ustedes entonces.
—Pero necesitamos
todos los datos sobre el accidente.
—Por supuesto—
Aclaró el manager –Para eso nos hemos reunido hoy ¿no?
El hombre parecía
tranquilo, de un impredecible mejor humor, Junsu preguntaba y delimitaba, se
hacía cargo de todo. Park lucía indignado con la situación todavía, levantaba
la voz pocas veces, y jalaba a Jaejoong para ser testigos de sus palabras.
Yunho solo lo
podía ver ahí, tan indiferente que le entraban ganas de gritar.
Sería mejor
volver, haberse quedado con Namin y su fin de semana de ensueño, alejado de
todos esos problemas que tenía ahora, la vida con ella siempre pintaba más
bonita, más tranquila. Junto a Namin no le pesaba el corazón.
—¿Yunho estás
bien?— La conversación parecía haberse detenido por él –Estás pálido.
—Es el viaje—
Sonrió –Creo que no me sentó bien.
—Yunho acaba de
llegar de Jeju hace poco— Aclaró Junsu, tratando de aliviar la tensión en la
reunión de negocios que había preparado.
—Oh, ya veo—
Habló el mayor —¿Viaje de placer o de negocios, señor Jung?
—Solo fue el fin
de semana— Dijo sin problema –Un viaje ligero la verdad.
—Ya veo…
¿Deberíamos pedirle a algún mesero que le traiga alguna pastilla para el
malestar?
—No, estoy bien—
Yunho prefirió que el malestar en la garganta permaneciera ahí –Solo
continuemos con lo que Junsu estaba diciendo, es bastante importante para el
caso.
Yoochun pareció
asentir conforme, volviendo a prestar atención a lo que Kim tenía por decir,
pero Yunho sintió que un gran malestar se esparcía en su interior, como un
veneno que lo carcomía lentamente.
…
…
—¿Namin?
Ella levantó la
mirada de inmediato, reconociendo la voz del hombre de inmediato, guardando el
celular en uno de sus bolsillos, olvidando la imagen de Yunho y de ella que
contemplaba hace un minuto atrás.
—Goongsu ¿qué
haces aquí?
Él en cambio
levantó un poco los hombros –Me asignaron a este hospital.
—Ya veo…—
Susurró, con una leve sonrisa entre los labios —¿Ya conociste al doctor de
planta?
—Sí, es amigo de
mi tutora, con suerte me irá bien.
Namin solo
asintió.
—Goongsu… Yunho
¿ha hablado contigo sobre él?
—¿Él?— La mirada
significativa de Namin lo hizo entender –Oh, no— Habló de inmediato —¿Por qué
habría de hacerlo? Eso pasó hace bastante tiempo.
Ella asintió,
apretando el celular entre sus manos.
—Si te habla de
él… ¿me lo podrías decir?
—¿Namin que está
pasando?
—Nada… Es solo
que ando un poco paranoica, es todo— Susurró de nuevo, bajando la mirada y
dejando un suspiro salir —¿Me lo dirías?
Goongsu tragó
despacio –Yunho no tendría por qué pensar en él, estate tranquila.
Mentiras…
Namin sabía que
eran todas mentiras. Que el tiempo no iba a importar, se volvió a sentir
indefensa otra vez, débil y ajena a él.
—Sí, tienes
razón— Mintió, con una pequeña sonrisa falsa que pretendía tranquilizar al
mayor –Mejor no me hagas caso.
—¿Por qué de
repente hablas de él?
—No lo sé…—
Masculló –Creo que estoy pensando de más.
…
…
—De acuerdo,
estamos en contacto entonces.
—Así es, apenas
tenga algo de información me comunicaré con usted.
Yunho estrechó
las manos de los tres por igual, decidió fingir que el tacto de Jaejoong fue
igual que los otros dos, prefirió no buscar sus ojos otra vez, no quería
perseguirlo y mirarlo como si deseara una respuesta de su parte porque en el
fondo no era así.
Su espalda se
alejó entre los comensales, se perdió entre la última imagen de Yoochun pasando
su brazos por encima de los hombros de él, hablando sobre algo que sus oídos ya
no lograron escuchar, ajenos al resto del mundo en ese lugar.
—¿Qué te pasó
hoy?— Junsu lo miró fijamente –Parecías ido.
—No se lo dije—
Bajó la cabeza, apretando sus puños, como si apenas reflexionara la razón –No
le pedí matrimonio a Namin.
—¿Lo dices en
serio?— Esta vez la voz de Junsu se regularizó, lenta y baja —¿Qué pasó?
—No lo sé…
…
…
—Lo bueno es que
luego de la entrevista de las dos, no tenemos que grabar hasta mañana.
Yoochun se
estiró, con sus brazos en alto y mirando el auto frente a ellos que ya era
abordado por el manager, Jaejoong sin embargo se había detenido de repente,
parado frente a él.
—¿Jae?
—¿Tienes un papel
y un bolígrafo?
—Sí, ¿para qué
los quieres?
—Solo dámelos.
Fue cuestión de
segundos para que Jaejoong estirara su mano exigiendo los artículos, Yoochun
sacó un papel cualquiera que tenía y el bolígrafo de su bolsillo, observando extrañado
cómo el mayor regresaba corriendo al restaurante.
…
…
—Quizá fue lo
mejor.
—¿Estás loco?—
Yunho parecía estresado de repente –Es mi novia de cinco años, tenemos carreras
estables y una relación sin problemas. ES el momento adecuado.
—Pues el señor de
aquí— Pronunció Junsu, señalando el lugar que ocupaba su corazón –No parece
pensar igual— Yunho solo apartó su mano, con un bufido de por medio antes de
sentir como lo agarraba del brazo con urgencia, casi sin medir la fuerza.
Pero no fueron
los ojos de Junsu con los que se encontró –Dame un minuto— La voz de Jaejoong
llegó a sus oídos de repente, cómo si esos cinco años hubieran sido inservible
para él, y su voz sonara exactamente igual.
—Yo…— Junsu, que
no entendía la situación, solo levantó un poco su ceja y agarró el celular
–Creo que iré a llamar a un amigo de la comisión de tránsito mientras tanto. Ya
saben, para el caso.
Apartó la mano de
Jaejoong de su brazo, con una lentitud casi pasmosa, esos ojos de repente no
parecían un mundo lejano, se habían postrado ante él y su boca se había secado
sin que pudiera hablar otra vez.
—Tengo una
entrevista en una hora, pero tengo que hablar contigo hoy.
Jaejoong dirigió
un pequeño papel escrito al bolsillo de su leva, en la más mínima de las
confidencias, exigiendo una aproximación que se suponía ya no tenían.
—Llega a las
cinco, te estaré esperando ahí.
—¿Por qué crees
que deberías ir?
—Porque ahora
estoy completamente seguro que si eras tú el del hospital— Jaejoong se acercó,
violó su espacio personal –Y te quedaste ahí, por más de quince minutos
aprestaste mi mano junto a ti.
Yunho se alejó,
la gente empezaba a mirar.
—No iré.
—Ahí tienes la
dirección, ni se te ocurra faltar.
Volvió a ser
igual, la espalda de Jaejoong alejándose tan repentinamente que Yunho empezaba
a pensar que todo eso había sido producto de su imaginación, pero el papel
pequeño, doblado en su leva, estaba ahí, con la caligrafía de él, apretando su
corazón, refugiándolo de ese sacudón extraño que se alojaba en la razón.
…
…
A veces las cosas más
pequeñas me hacían llorar
No pude decir que te amaba, y
fue asi que nuestro joven amor tambaleó
No que no se conocian y hablaban, algo imposible en ellos.
ResponderEliminarGracias!!!