No comprenderá.
…
…
Heechul levantó
apenas su mano, pocos centímetros delante del rostro de Sungmin, impidiéndole
continuar, y no es como si Lee de repente obedeciera a ciegas y bajara la
cabeza, pero él sabía bien que cuando se trataba de Jaejoong poco lo podía
contradecir.
Entró sin
cuidado, abriendo la puerta sin miramientos, con su barbilla en alto y sus
pasos sonando en el lugar, con las personas inclinándose ante él, pero Jaejoong
estaba un poco lejos aún, apuntaba directo a un blanco lejano e imposible para
él, pero Jaejoong parecía tan capaz que únicamente lo observó.
Pronto los ojos
de Kim estuvieron lejos de su objetivo, mirándolo con desdén y algo parecido a
la hipocresía —¿Qué te trae por aquí?
—¿Es cierto?
Ni siquiera tomó
en cuenta a las demás personas, se acercó un poco más y Jaejoong solo guardó su
arma otra vez.
—¿El qué?
—Leesang te
dejará ir luego de esto, luego de la misión que te ha encomendado. ¿Por qué
hacerlo? ¿Por qué irte?
—Hablas como si
me fueras a extrañar— Jaejoong jugó con su voz burlona, y sus pasos directos a
la imagen contrariada de Heechul, a esos ojos abiertos de par en par que más
bien parecían desesperados —Aunque en realidad es frustración ¿verdad?—
Acarició el cabello de Heechul, con su ironía plasmada en cada gesto —Voy a ser
libre y tú no. La linda muñeca de porcelana Kim Heechul se quedará atrapada por
siempre en este horrendo lugar. Es eso lo que te ha traído hasta acá ¿no?
De repente la
risa de Jaejoong se escuchó por todas partes, alta y desalmada mientras Heechul
había tomado su brazo y había logrado doblar su cuerpo.
—Leesang jamás te
dejará ir— Susurró el mayor, con resentimiento y desprecio a la vez —Lo sabes
bien.
—Tengo un plan.
—Nunca podrás
escapar de él.
—Al menos mis
posibilidades son mayores a las tuyas, tú única libertad es la muerte Heechul.
¿Nunca has pensado en intentarlo?
Jaejoong
contrario a quejarse, volvió a reír, inclusive cuando Heechul apretó más el
agarre y su piel resentida quedaba roja ante el agarre.
—Jódete.
Las manos del
mayor dejaron de apresarlo y Jaejoong no demoró mucho en recuperar el
equilibrio, y rozar despacio el lugar donde Heechul había apretado. Sonrió solo
un poco más y miró la expresión molesta del otro.
—No nos veremos
nunca más, deberías estar feliz.— Jaejoong volvió a caminar, con sus pasos
cercanos a él —Estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de terminar con todo
esto. Solo es una vida más. ¿Serías tú capaz de eso Heechul? Una vida, por
otra.
—¿Matar a un tipo
te dará la libertad?
—No es cualquier
tipo— Jaejoong sonrió —Es hijo de un ejecutivo y hombre del gobierno, su vida
me dará la libertad. Shim Changmin me dará algo que nunca podrás tener, algo en
lo que nunca me podrás ganar.
…
…
Heechul pocas
veces dejaba su cuerpo reposar en la tina de baño más tiempo del necesario.
Solo cerraba su cuerpo y dejaba sus recuerdos aparecer, que la sombra de
Jaejoong no lo hiciera sentirse culpable por haberlo lanzado a la boca del
lobo.
Las heridas de su
piel seguían martirizando cada espacio de su vida y la cabeza le dolía solo de
pensar, de recordar, al ser consciente que Leesang fácilmente podía regresar.
Su cuerpo ligero se lamentaba y las manos húmedas subían a su rostro mojándolo
a ratos su piel seca y su cabello largo.
Bastaba un
pequeño gesto, un pequeño resbalón algo que pudiera no parecer intencional.
Dejó entonces que su cuerpo cayera despacio por el agua, que cada parte que
pudo de su humanidad quedara bajo el agua, que su cabello se alzara en medio de
él y que su cuerpo quisiera elevarse por instinto.
Pero apretar los
labios no era suficiente, los instintos luchaban por ese aire que no le
llegaba, y sin embargo Heechul no los dejaba, cerraba sus ojos y apretaba los
puños.
—Hyung…
Escuchó a
Sungmin, a pesar del agua en sus oídos, su voz distorsionada para él.
—Hyung ¿está todo
bien?
Pero de pronto se
vio débil, y asustado, emergió su cara con impaciencia e inseguridad, tosiendo
bajito para no ser escuchado, alejando el cabello de su rostro y llevando una
mano a su pecho, recuperando el aire como el sentimiento más gratificante en ese
día.
Y respiró, varias
veces antes de poder hablar.
—¡Hyung!
—Estoy bien
Sungmin…— Su voz seca y dañada fue lo único que dejó salir —Me estaba quedando
dormido.
Sungmin demoró en
hablar, pareció pensarlo mucho antes de volver a hablar.
—Está bien… Pero
ten cuidado, por favor.
Un sonido pequeño
salió de él, Sungmin pareció entenderlo porque sus pasos se escucharon dentro
del departamento otra vez. El olor a comida recién preparada le regaló un halo
de esperanza y suspiró.
—Cobarde…—
Masculló despreciativamente. Apretando con fuerza el borde de la bañera y
hundiendo sus dedos ahí —…Tan cobarde Kim Heechul.
…
…
—¡¿Qué diablos
significa esto?!— La voz de Mir se esparció con fuerza, sus puños cerrados
golpearon la pared que era el pecho de Rain mientras el menor se sacudía con
violencia con sus ojos repletos de lágrimas y frustración —¡¿Por qué se
encuentra él libre?! ¿Por qué no está pagando lo que le hizo a mi hermano?
De pronto Jihoon
sintió las manos de Cheolyong aferrándose a su camisa, con tanta fuerza, que
los ojos llenos de incomprensión no pudieron aguantar más, se cerraron bajo la
presión, y Jihoon colocó sus manos en alto, presionó despacio su espalda y
trató de buscar las palabras, que ese llanto amargo no nublara su objetividad.
—No es justo… Él
nos hizo tanto daño— Cheolyong sollozaba despacio, lejos de toda esa gente en
el restaurante a quien Mirah les había pedido marcharse, dentro de ese pequeño
espacio de recuerdos donde Changmin y él habían crecido hace tanto, con su voz
sonando en cada espacio y su risa martillando a la cordura —¿No lo entienden?
Ese asesino anda suelto… él desbarató nuestra vida. ¿Por qué?
Rain lo encontró
tan pequeño entre sus brazos, rogando por una justicia que parecía no tocar a
su puerta, repentinamente Mir pareció no soportar más, su cuerpo débil se dejó
caer y Rain prefirió caer a su lado, con sus piernas apenas cruzadas mientras
el menor hundía el rostro en su pecho. Lloraba como el primer día, sus ojos
pequeños rojos por completo, su sollozo como la primera vez que lo vio.
Tan vacío, tan
dolido, tan herido.
—¿Por qué nadie
puede entender?
—Lo siento mucho—
Se encontró acariciando su cabello de repente, con una lágrima saliendo de sus
ojos hasta aquel caballo castaño —Haré que la justicia haga su trabajo. Ya no
estará libre, suceda lo que suceda, me encargaré de que el culpable no siga
suelto más.
Pero si Cheolyong
lo escuchó siquiera será un misterio, porque el menor solo ocultó su rostro y
lloró. Mirah entonces se arrodilló frente a él, acariciando su rostro despacio,
con una inestable culpabilidad acusándola sin haberse dado cuenta.
…
…
Yunho no
comprendió muchas cosas cuando finalmente llegaron al departamento de Jaejoong,
Kim se había mantenido bajo el más absoluto de los silencios. Con pasos
descoordinados, a consciencia que Yunho y Siwon caminaban tras él. Pero Jung lo
observó, cada segundo esperando una respuesta por parte de él. Un indicio por
mínimo que este fuera.
—¿Es cierto?
Dentro del
pequeño lugar los pasos al fin se habían detenido, y la expresión devastada de
Jaejoong parecía jugar a contrastar con esos colores que subían por todas
partes en sus paredes, había estado llenando el lugar de recuerdos, de cada
cosa que había significado algo para él.
—Jaejoong será
mejor que te sientes.
Trató de tomarlo
del brazo, pero su tacto fue rechazado al instante, esos ojos abiertos de par
en par lo miraban con temor y Siwon solo había pasado una mano por su rostro,
cansado, sentado sobre el sillón. Yunho levantó sus manos en ese instante,
pidiéndole sentarse otra vez.
—Cuando ocurrió
el accidente, quedaron muchos cabos sueltos. No sabemos bien lo que sucedió—
Trató de ser leve, que Jaejoong se calmara al menos en la intención —Le
dispararon a Shim Changmin, el hermano mayor del muchacho con el que tuviste el
altercado. Y según lo que la policía está sospechando la bala fue disparada por
ti. Aunque no sabemos qué pasó con Changmin, ni por qué razón caíste al agua
también.
—¿Yo le disparé?—
Jaejoong sintió esa horrible sensación en su estómago nuevamente, la misma
sensación de sus pesadillas —¿Fui yo?
—Es lo que
tratamos de averiguar.
Jaejoong abrió
sus ojos demasiado —¿Tratamos?
Siwon miró a
Yunho, el error que había cometido y la poca solución que se le veía a ese
camino mientras Jaejoong continuara estoico y arremetiéndose contra sus propias
emociones, finalmente Choi suspiró. Yunho inmóvil no parecía muy dispuesto a
continuar.
—Yunho y yo somos
detectives, estamos a cargo de este caso y…
—¿Me mentiste?
El cuerpo de
Jaejoong se levantó abruptamente.
—¡¿Soy un asesino
y ni siquiera eso fuiste capaz de decirme?!
—Jaejoong por
favor…
Jaejoong se
volvió alejar en cuanto notó la intención de Yunho por acercarse.
—¿Por qué creen
que soy yo?
—Existe la
posibilidad… De que hubiera sido un trabajo encomendado por alguien más.
De pronto el pequeño
mundo de Jaejoong dio vueltas agresivamente, presa de esa inestabilidad que lo
acongojaba mientras daba pasos torpes hacía atrás. Nublado ante la idea,
ofuscado bajó la cabeza y negó. Forzó su mente, sus recuerdos, buscaba su
señal, esa que lo anclara a negarlo todo, a gritarles que lo dejaran solo.
—Jaejoong…
—Déjenme solo.
No se tomó la
molestia de decir algo más. Sus pasos descoordinados de nuevo lo llevaron hasta
su habitación, cerró la puerta con fuerza y Yunho lo vio esconderse tras la
madera la puerta, sus cejas juntas miraban con preocupación el espacio que
había dejado a su rastro y luego sus sollozos y las cosas rompiéndose dentro de
la habitación lo hicieron estremecerse. Apretó los puños y bajó la cabeza.
Jaejoong gritaba
a ratos, se hundía en un infierno propio al cual no tenía permitido acceder y
de pronto la presencia de Siwon lo trajo de vuelta a la realidad, la voz de
Choi pidiendo doble custodia con Jaejoong una que ya ni siquiera necesitaba ser
disimulada, porque el mundo entero desconfiaba de Jaejoong y Yunho creía
sentirse perdido otra vez.
…
…
Fueron pocos
días, demasiados cortos en comparación de Minho antes que se encontraran
viajando hasta Seúl y que sus pasos algo desorientados lo llevaran por una
ciudad que parecía deslumbrar a Changmin. Era como un miedo propio a que
cualquier cosa le recordara su pasado al mayor, y entonces Minho se asfixiaba
con su egoísmo y el miedo a quedarse solo.
A veces, cuando
lo miraba por un largo rato Changmin le sonreía, con la más grande de sus
sonrisas, preguntándole si algo sucedía, pero Minho solo negaba sutilmente y
luego caminaba. Estaba anclando por todos los lugares, retrasando lo más que
podía ver a su hermano mayor ese día, pero Changmin parecía no parar de contar
los minutos.
Y Minho se sentía
devastado.
—Parece que en
verdad eres de aquí— Comentó repentinamente, llamando la atención de Changmin
quien giró hasta él y luego suspiró.
—Quien sabe, a lo
mejor soy de otro lado, pero la sola idea de saber que pertenezco a algún lado
es lo que me tiene así de eufórico.
—Quizá… ¿No hay
algo? ¿No has visto algo?
—No, solo me
gusta esta ciudad. Solo eso…
Las palabras de
Shim parecían perderse un rato mientras observaba los lugares y parecía
mirarlos con cuidado, analizarlos para ver una sola posibilidad que lo hiciera
quedarse por un buen motivo, sin embargo Minho lo veía bajo el mismo proceso
entonces, Shim suspiraba, continuaba con su camino y luego volvía a su lado.
Minho creía que
si el final de este viaje improvisado a Seúl, terminara del mismo modo sería
ideal, luego regresaba a la realidad y caía en cuenta de que Siwon, eficiente
como él solo, encontraría a Changmin, encontraría su mundo y su familia.
Encontraría incluso al tal Yoochun…
Y cuando pensaba
en eso, caminaba más lento.
…
…
—¿Sucede algo?
Junsu se cercó
por atrás, con sus manos levemente rodeando el cuello de Yoochun, logrando
borrar un poco de esa mirada atareada en Park, mientras dejaba la laptop a un
lado y luego solo peinaba un poco su cabello. Yoochun últimamente lucía
estresado y cansado. Alejado de cualquier emoción bonita que antes le hubiera
enseñado.
—Creo que debo
regresar a Seúl— Los instantes en que Junsu se tomó el tiempo para asimilar las
palabras del otro fueron cortos, apenas parpadeó y miró con desconfianza al
mayor, intentando entender porque primero decidía quedarse y luego
sencillamente planeaba marcharse —Están ocurriendo cosas…
De pronto las
manos de Yoochun tocaron inconsciente ese collar que colgaba de su cuello y que
rara vez no llevaba con él, ese con la inscripción de Changmin y Yoochun como
el más valioso de los recuerdos. Junsu ya no se sintió cómodo a su lado.
—¿Respecto al
caso?
—Sí, la mamá de
Changmin me acaba de escribir, al parecer le han dado orden de arresto al
sospechoso principal, se encuentran en eso en este momento.
Junsu movió sus
manos un poco, sentándose frente a él.
—Debes regresar.
Sonaba como una
orden mal influenciada mientras bajaba la mirada y mordía su labio. Yoochun
guardaba silencio, agotado y confundido todavía.
—Ven conmigo— Esas
manos de Yoochun tomaron las suyas, Junsu apenas tuvo tiempo de levantar la
mirada, recordó el beso que les hacía falta, el que nunca había llegado en
cuanto notó a Park moverse hacía su boca en un pequeño movimiento —Vente
conmigo por favor. Te necesito ahí, junto a mí.
Sonaba
inverosímil, Yoochun susurraba despacio muy cerca de su boca, decía cosas que
no debería mientras cerraba sus ojos y lo hacía Junsu creer en lo que no
debería. Fue como sellar una promesa, sintió los labios finos del otro sobre su
boca y la mezcla de emociones vertiendo en su garganta.
Había algo
incompleto en medio de ese beso, pero Junsu no le hizo caso a sus instintos,
presionó ligeramente los brazos de Yoochun y asintió.
—Está bien, estoy
en medio de mis vacaciones supongo…
Yoochun sonrió,
tan expresivamente que Junsu se trató de convencer. De confiarse por estar
haciendo lo correcto, aún más cuando sintió el abrazo del otro. Yoochun estaba
a punto de cerrar la página más importante de su vida. Junsu quería estar ahí
para él, quería ser el apoyo que había sido todo este tiempo. Una vez más.
…
…
Yunho había
llegado a trabajar un día más sin dormir lo necesario. Jaejoong había puesto
una barrera dos días atrás cuando todo se descubriera, no contestaba sus
llamadas, no le abría la puerta, ni siquiera salía del departamento. Lo único
que había dado indicios de que continuaba con vida era su voz pidiéndole que lo
dejara en paz.
Estaba en un
limbo, no insistía más. No sabía cómo insistir.
Creer en él, era
entregar su placa. Creer en Jaejoong cuando el mismo Jaejoong no creía en sí
mismo era estar ciego ante el mundo.
Pero esa mañana
fue diferente. Los padres de Changmin pasaron a su lado, y su consciencia
batalló de nuevo entre lo correcto y el sufrimiento de esa familia. Miró de
soslayo a los adultos que pasaron con sus rostros ciegos y aletargados por el
tiempo.
Sin embargo
dentro era todo un caos, Mir se encontraba de brazos cruzados en una de las
sillas esperando por algo y la gente caminaba de un lugar a otro.
—Al fin llegas—
Siwon caminó junto a él, impulsándolo a acelerar el paso —Apareció un testigo,
habló con Rain hace un par de horas. Kim lo hizo, tiene incluso una grabación.
Esta vez fue
diferente, Yunho solo se paralizó y sintió todo su cuerpo sacudido por una
corriente eléctrica mientras los ojos de Choi lo miraban confuso e impacientes.
—¿Qué sucede?—
Preguntó y Yunho solo pudo sacudir su cabeza —Vamos, que Rain está dando unas
indicaciones importantes.
Siwon abrió la
puerta del despacho y Yunho era como un muñeco siendo movido a su antojo.
—Comprueben con
Shindong su ubicación y luego simplemente ingresen. No se nos puede escapar por
ningún motivo. Traten de que no haya ningún tipo de inconvenientes. Nada de
cateo por el momento, únicamente queremos encargarnos de él.
—¿Ya hay una
orden?
Su voz baja y
suave llamó la atención de Rain que terminaba de colocarse su chaleco, mientras
fruncía el ceño y asentía. —Sí, acabo de firmarla. Encárgate junto a Siwon de
comprobar que todo vaya en orden con los del departamento técnico que se
encuentran revisando la veracidad del video.
—¿El testigo es
confiable?
Volvió a hablar,
ganándose la mirada escrutiñadora de Siwon y los pasos fuertes de Jihoon
directo hasta él.
—Céntrate Yunho.
Ve a hacer lo que les pedí.
La voz de Rain
sonó tan demandante que Yunho solo pudo asentir mientras su mente trabajaba
demasiado pronto, la imagen de Jaejoong siendo apresado atormentándolo tan
destructivamente que solo pudo apretar los puños y desear el valor que le hacía
falta para ir por él y sacarlo de ahí.
Pero luego
reflexionaba, no era valor lo que le hacía falta.
Era egoísmo, era
el llanto desesperado de una familia que solo pedía lo justo.
Porque si fuera
otra persona, si tan solo se tratara de otra persona, probablemente Yunho no
estuviera atormentándose cada noche con sus propios fantasmas.
…
…
Volvió a sentir
el tacto de su mano, tan diferente a la última vez que su cuerpo propio
reaccionó retrocediendo y encogiéndose un poco, la mirada de Leesang en sus
heridas mientras acariciaba su rostro despacio y parecía solo contemplarlo.
—Las heridas han
cicatrizado rápido— Lo examinaba, y susurraba sus palabras como si no hablara
con él realmente —¿Duelen?
—…No.
Apenas se escuchó
asi mismo pero Leesang asintió. Suspirando mientras se acomodaba a su lado en
el mueble y las alertas de Heechul se mantenían en alto. Miraba al hombre con
algo de preocupación por su mutismo y esas ojeras visibles que antes no tenía.
—Encontramos a
Jaejoong— El cuerpo entero de Heechul se estremeció ante la noticia —Pero mis
hombres ya se encuentran arreglándolo todo.
—¿Van a matarlo?
—Mejor que eso.
Leesang sonrió.
Acariciando su rostro de nuevo, Heechul únicamente bajó la cabeza y apretó sus
puños, las uñas de sus dedos lastimando sus manos.
—Tú no te
preocupes, Heechul. Eso tiene que tenerte sin cuidado.
Era como un
animal pequeño e indefenso frente a él. Atemorizado por una vida que no
retenía, mientras el otro pretendía cerrar los ojos y fingir que nada había
ocurrido. Heechul se sentía tan pequeño entonces, que esa vida, era incluso
peor que la muerte.
…
…
Mir había
decidido esperar a que el sujeto ese entrara por esa puerta, sus padres en
cambio habían odiado la idea. Ver al tal Jaejoong entrar esposado y con su
expresión vacía era el peor de los estados, especialmente para su madre, pero
Cheolyong solo quería corroborarlo, saber que ese infierno terminaría al fin.
Esperó quince
minutos más, su impaciencia haciendo eco por todas partes mientras miraba la
hora y sacaba su celular.
—¿Seguro que es
aquí?
—Sí, he venido un
par de veces. Déjame preguntar por él.
Mir había
escuchado, fuerte y claro esa voz que tanto se parecía a la de su hermano, pero
su pecho se contrajo y Mir se obligó a cerrar los ojos y apretar el celular
entre sus manos. Era su propia mente jugándole malas bromas, como siempre, como
cuando soñaba con él, o le parecía verlo en todos lados.
Luego un pequeño
objeto rodó hasta sus pies, proveniente de la pequeña bolsa de regalos que
había caído en el suelo y lo hizo finalmente levantar la mirada y capturar la
imagen de aquel hombre alto frente a él que recogía el par de cosas que se
habían salido de la funda de papel.
Sus ojos fueron
fieles testigos mientras los abría en demasía y su cuerpo perdía la fuerza,
soltando el celular entre sus manos y mirándolo con desconfianza a la vez.
—¿Changmin?
Pero su voz dicha
en susurros no llegó hasta el más alto, su imagen figuraba exacta y Mir solo
pensó en lanzársele a los brazos, incluso si se estaba equivocando.
—Dicen que si
está, pero se encuentra un poco ocupado.
Minho logró hacer
un pequeño puchero, mientras Changmin asentía comprensible, sus manos sostenían
todavía la bolsa de regalo y de pronto su cuerpo se vio sacudido por el
muchacho que lo había agarrado del brazo y lo miraba directo a los ojos como si
buscara algo perdido en medio de ellos.
—¿Changmin?
Repitió el menor
y los ojos del más alto en esta ocasión parpadearon confundidos, absortos en
los ojos débiles y desconfiados de aquel muchacho que parecía temblar
repentinamente frente a él.
…
…
—¿Y estás seguro?
Hyun Joong miró a
Junsu arreglar un par de cosas en la maleta, las pocas cosas que recogía
mientras murmuraba palabras y de vez en cuando saltaba recordando algo que
parecía ser importante.
Tuvo esa
sensación extraña en el estómago y suspiró, sin saber cómo abarcar el tema
todavía.
—Me pidió que lo
acompañara, creo estar haciendo lo correcto— Junsu respondió confiado, lo más
confiado que podía —Sé que va a ser un poco complicado e incluso doloroso para
mí. Changmin fue tantas cosas en la vida de Yoochun que… Sé que va a ser
difícil, pero es importante.
—¿Cuándo viajan?
—Esta misma
tarde. Yoochun se está encargando de los pasajes.
Hyun Joong
asintió. Doblando un pequeño suéter del menor y suspiró despacio mientras
mordía un poco su labio inferior.
—Tienes que saber
a qué vas a enfrentarte. Changmin no solo fue muchas cosas en la vida de
Yoochun. Fue prácticamente la vida de Yoochun. Ellos se querían de una manera
que a veces no me parecía la correcta porque se necesitaban mucho el uno del
otro, pero extrañamente parecían funcionar bien así. Junsu… Antes de viajar
tienes que haber entendido que Changmin nunca desaparecerá vivirá siempre a
través de Yoochun, así él no lo pretenda. Solo, no apresuren las cosas ¿de
acuerdo?
Junsu asintió,
caminando despacio hasta sentarse junto al mayor en la cama.
—Lo sé, pero
quiero intentarlo. No quiero arrepentirme de no haberme dado la oportunidad con
Yoochun cuando todo me dice que él es el indicado.
—De acuerdo, y
recuerda que puedes llamarme cuando quieras.
Hyun Joong alzó
su mano y Junsu solo sonrió, abrazándolo con fuerza, con toda esa fuerza que
necesitara antes de empezar la decisión más difícil que había tomado.
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