EL OCASO
DE ESA BURBUJA LLAMADA APARIENCIAS.
28/04/2010
…
…
Escuchaba las voces a mí alrededor, los
murmullos, los malos comentarios, los desprecios. Todos con con el nombre de
Junsu involucrado en el medio.
Malditos hipócritas de mierda.
Que hablaban como si tuvieran la verdad
en sus manos, como si tuvieran el derecho de criticarlo o juzgarlo, como si
pudieran hacerlo, como si al menos lo conocieran de verdad.
Como si tuvieran la calidad moral para
hacerlo…
Me había abierto paso entre la gente
que seguía acumulada frente a la tarima de premiación. No importó notar que
varios ponían mala cara cuando los empujaba, en realidad sino fuera por que
tenía que buscar a Junsu, hubiera golpeado a varios.
¡Estaba molesto, indignado!
¿Por que todos ellos pensaban que en
realidad podían señalarlo y acusarlo?
Cuando en el fondo sabían que ellos
podían ser incluso peores seres humanos.
La secretaria, amante del director,
conversaba en voz baja con la esposa del director, mirando reprobatoriamente a
la familia de Junsu. ¿Qué cara tenia esa mujer para juzgar las equivocaciones
de la familia Kim?
El profesor aquel que cobraba por pasar
a los alumnos en los exámenes, ¿qué calidad moral puede tener para negar con la
cabeza y decir que Junsu era un mal hijo que no merecía ni siquiera graduarse
con sus compañeros por la ofensa a su familia?
Ese que engaña a su novia con la mejor
amiga, ¿por qué se atreve a armar una revuelta para ignorar a Junsu lo que
resta del año escolar?
¡¿Qué demonios tienen en la cabeza para
comportarse como Dios y juzgar?!
Si Junsu es o no una mala persona, es
su problema, el mío como su amigo, el de su familia. No el de ellos, no el de
nadie más. Todos ellos deberían cerrar su maldita boca y verse en un espejo.
…
…
El sonido
cortante de un vidrio hizo que mi búsqueda llegara a su fin.
Junsu
estaba dentro del depósito, con su cara roja por la furia que seguramente lo
recorría en ese instante. Empujaba todo lo que estaba a su paso, lo lanzaba
contra el piso y soltaba gritos enfurecidos.
—¡¡Malditos!!
Su voz
estaba siendo compungida por el dolor, alterado, molesto, rabioso en medio de
todo ese desorden que estaba ocasionando cada que tiraba algo al suelo, si
alguien lo descubría aquí, lo sancionarían increíblemente.
Mis pasos
fueron lentos y suaves.
—Junsu…
Él solo
giró, estaba a la defensiva. Con su respiración agitada y los ojos rojos.
Junsu estaba llorando.
—¿Qué
haces aquí?
El tono
agresivo en su voz, su cabello despeinado me hizo temer por que en realidad
pudiera desquitar toda en su rabia en mí. Pero sinceramente entre tanto
problema y confusión la verdad lo hubiera preferido, por que también necesitaba
golpear a alguien.
Necesitaba
descargar mi furia propia también, pero opte por lo sensato y caminar un poco
más hasta él. Con un paso seguro y las expresiones serias en mi rostro.
—Vámonos
de aquí, si alguien se entera que hiciste todo esto te puedes meter en
problemas.
—¿Más?
Un
resoplido repleto de indignación fue lo único que salió de sus labios, antes de
que girara, dándome la espalda.
—Vete
Changmin.
—Estás
pensando con la cabeza caliente Junsu no puedes…
—¡¡Necesito
estar así!! ¡Necesito esta rabia para poder acabar con Yoochun y su séquito de
imbéciles! ¡¡No se lo voy a perdonar!! ¡JAMÁS! ¡¿Me oyes?! ¡Todos! ¡Tanto
Yunho, como Jaejoong, Yoochun, Siwon, Heechul! ¡¡EL MISMO DOBLE CARA DE JAMES
ME LAS VAN A PAGAR!! ¡No me interesa cómo solo sé que no voy a descansar hasta
verlos arrodillados pidiéndome perdón!
Su voz
resonaba con fuerza en el lugar, apretaba sus puños con fuerza, cometí el
primer erro cuando posé una mano en su hombro y él solo giró agresivo alejando
mi brazo y estirando su puño hasta mi cara.
Impactándolo
con una fuerza bestial que me tomó desprevenido, por qué perdí el equilibrio,
cayendo en el piso, ante la respiración agitada de Junsu que parecía
sorprendido de lo que acaba de hacerme.
El hilo
de sangre que salía de mi nariz y que pude ver desde mi mano, lo hizo ablandar
su mirada, pero no iba a disculparse, solo sonreí. Esa, era la gota de mi
paciencia.
—¡Me
tienes harto con toda esta porquería!
Cuando
reaccioné, lo tenía contra una de las paredes, sosteniéndolo con fuerza por la
camisa y levantando un poco su cuerpo, sus ojos me miraban desafiantes.
—¡Entonces
aléjate de mí y el destructivo ser que soy!
—¡¿Necesitas
esto, verdad?! ¡Necesitas descárgate con alguien! ¡Perfecto hazlo, pero yo no
me voy a quedar quieto aguantando tus golpes!
Cuando mi
puño se estrelló con fuerza en su estómago, él solo exteriorizo un gemido
ahogado, doblándose ante el dolor de mi cuerpo, empujándome lejos con la poca
fuerza que le quedaba, tosiendo a veces.
—Eres… Un
maldito.
Y ese fue
el inicio de todo. Junsu se lanzó contra mi cuerpo, repleto de una furia casi
asombrosa, golpeando mi rostro y estómago, aprovechando la fuerza de sus piernas
cada que tenía la oportunidad.
Yo
produje en él varios moretones en su rostro, sangre que salía de su boca, ambos
en un deplorable estado en medio de aquel depósito algo abandonado, envueltos
en golpes, empujones y patadas que en cierta forma liberaban todo ese estrés,
rabia, indignación y coraje que últimamente habían empezado a sobrepasarme.
Los
golpes de Junsu dolían, y los quejidos de Junsu me demostraban que los míos
también tenían en el mismo efecto. Unos quince minutos después, ambos
cojeábamos, con el cuerpo encorvado, con la sangre en nuestros rostros y los
labios partidos.
El último
movimiento de ambos fue exactamente el mismo, Junsu se lanzó en mi cuerpo, con
sus manos en mis mejillas, prácticamente lanzándome al suelo con el peso de su
cuerpo y sus labios estrellados contra los míos.
Era
demandante, pasional y agresivo. Yo apenas agarré los cabellos de Junsu
jalándolos un poco y besándolo con la misma fuerza e intensidad. Como si la
pelea hubiera comenzado con nuestros puños y terminara en nuestras bocas.
No era
amor, no era cariño.
Era
sencillamente otra forma de pelear sin seguir haciéndonos daños.
Mi mano
apretó el cuello de Junsu y él soltó un gemido, moviéndose inadecuadamente
sobre mi cuerpo. Sacudiendo internamente todo mí ser, con aquel simple
movimiento. La adrenalina a nuestro alrededor era demasiada. Y Junsu pareció
entenderlo también.
Por que
se alejó con nuestras bocas anhelando un poco de contacto más, recuperando el
poco aire. Y mirándonos a los ojos. Pero fue Junsu el primero en alejarse, se
bajó de mi cuerpo y se sentó en el suelo, con una mano pasándola por su rostro.
—Maldición…
Tenemos que dejar esta mala costumbre.
Su voz
sonó un poco más pasiva, con sus piernas flexionadas y los codos apoyados en
sus rodillas, mirando hacía la nada. Como si los golpes no le dolieran y al
contrario lo hubieran calmado.
Estábamos
cerca, casi frente a frente, y en esta ocasión cuando puse mi mano sobre su
hombro el contacto no fue rechazado, él solo cerró los ojos y suspiró.
—Ya es
hora de que acabes con esto, Junsu. Termina con esta cadena de odio, por favor.
Solo terminaras haciéndote más daño.
—¡No! Tú
no entiendes… Yoochun…
—¡¿Y que
mierda importa Yoochun?! ¡Dices no amarlo y tú mundo, tus acciones siguen
girando en torno a él!
Junsu
levantó su mirada, sorprendido.
—…Tienes
que empezar a vivir TÚ vida Junsu, lejos de la sombra de Junho, de la conducta
inadecuada de tus padres, de la presencia de Yoochun. Necesitas vivir y para
eso necesitas ayuda. Por que ese odio desmedido no es sano.
Poco a
poco, Junsu se fue derrumbando frente a mis ojos, sus expresiones cambiaron,
comenzó a agachar la cabeza, con las lágrimas cayendo de sus ojos tan
fluidamente que parecía mentira que en verdad hubiera intentando retenerlas.
—…Es…
muy… difícil.
Sollozaba,
apretando sus puños y sin dejarme ver su cara, lo único que podía ver era sus
lágrimas. Una a una cayendo contra el piso. No estoy seguramente de en que
momento, pero mis brazos lo rodearon y él se aferró a mi cuerpo con fuerza.
Respirando con dificultad cerca de mí oído.
—Pero no
es imposible, Su. Si de algo te ha servido todo esto es para ser fuerte.
Cuentas conmigo, yo jamás te voy a dejar solo, pero necesitas ayuda. Necesitas
olvidarte de todo esto. Necesitas continuar y salvarte… No quiero que termines
autodestruyéndote.
Junsu no
volvió a contestarme solo me abrazó con fuerza y siguió llorando sobre mi
hombro, de espaldas a la entrada del depósito. Ahí donde descubrí a Yunho y
Yoochun, parados en la entrada, mirándonos con sorpresa. Como si tuvieran largo
rato ahí.
No desvíe
la mirada en ningún momento. Yo nunca dije que estaría de su lado. Y me
importaba un rábano si habían visto nuestra pelea o el beso. Por que ellos no
entendían. Así que solo abracé con más fuerza a Junsu y suspiré.
Yoochun
fue el primero en cortar el contacto visual, marchándose con un paso rápido y
la mirada en el suelo. Yunho lo siguió casi de inmediato. No podía imaginar lo
que pasaba por sus cabezas. Pero no tenía tiempo para ellos ahora.
Junsu en
mis brazos era lo único que me preocupaba.
Este
sentimiento tan fuerte de amistad, que muchos podían confundir con amor.
Este
sentimiento de amistad que nadie más entendía, por que nunca habían amado, por
que nunca habían sido amigos de verdad.
…
…
Justo esa
noche tenía a Junsu en mi cama, abrazándome con fuerza, justo como siempre lo
hacía. Como si yo fuera su tabla de salvación. Lo único real a lo cual
aferrarse. Había tocado mentir, decirle a mis padres que nos habían intentando
asaltar para cubrir lo de nuestros golpes.
Había
curado sus heridas, y él había curado las mías.
Con una
delicadeza que no conocía en él. Y que estuvo a punto de hacerlo llorar una vez
más. Nunca había visto a Junsu llorar y ahora parecía no poder soportar verlo
así de débil.
Pero
sabía lo que pasaba por su cabeza, a pesar de que no me lo dijera. El dolor de
perderlo todo, de que el momento más feliz de su vida, el que tanto anhelaba se
le hubiera escapado de las manos.
Puede que
para muchos no significara gran cosa aquella copa, pero cada cosa, cada
sentimiento tenía un significado diferente para cada uno. A muchos podían no
importarle una copa, a otros podía no importarle un diploma de mejor
estudiante, a otros podía no importarle ganar una beca.
Pero para
cada uno, un logro. Era representativo y Junsu había visto su objeto más
importante escapársele de las manos. Gracias a la persona por la que quizá
podría sentir amor.
Estaba
solo, perdido. Sin el cariño de Junho, aunque fingiera no importarle. Sé muy
bien que Junho era la única persona que confiaba ciegamente en él. Ese golpe de
su hermano a Junsu le había dolido más en el alma que en el rostro.
Por que
mucho que gritara que lo odiaba, no era así. Junsu lo sabía, sus padres lo
habían enfocado todo en él. Pero Junsu no podía odiar a ese ser que se
preocupaba por él y lo amaba incondicionalmente. Haberlo perdido, aplacaba a
Junsu en esa alma sin vida que ahora estaba abrazado a mí.
Y sus
padres… Seguían siéndolo. Seguía sintiendo esa necesidad de un niño pequeño por
ser aceptado, por tener una muestra de aprobación. Por ser el más importante al
menos una vez.
El hecho
de no tener que preocuparse por llamar a casa, avisando que se quedaría conmigo
esta noche lo hería profundamente. Tal vez más allá del hecho de saber que no
estaba siendo buscado por nadie.
—…No
quiero ir al examen de mañana.
Relajadamente,
su voz había sonado cerca de mi pecho. Hundiendo su rostro sobre mi torso.
—No
puedes faltar, son tus exámenes finales. Después no podrás graduarte.
—No
quiero, Min. Todos serán unos imbéciles y no tengo ganas de soportarlos.
—¿Y desde
cuando te importa lo que otros digan?— Junsu entonces me miró. –Escucha, yo aún
estoy en clases. Nosotros empezamos exámenes dos semanas después que los de
tercero. Así que si quieres mañana no voy a clases, espero a que termines de
dar el examen y nos regresamos a casa.
Junsu
volvió a reposar su cabeza sobre mi pecho, abrazado a mí, con menos fuerza que
antes.
—No
tienes por qué hacerlo.
—Quiero
hacerlo, ¿bien? Así que duérmete rápido, que te voy a levantar a las cuatro de
la mañana para que estudies al menos algo.
No volvió
a contestarme, solo se movió un poco y aparentemente durmió. Yo miré el techo
de mi habitación durante varios minutos más. Colapsado al igual que Junsu,
ordenando mi mente ante todo lo que había estado sucediendo.
…
…
Luego de
las varias horas que Junsu había estado estudiando.
Finalmente
habíamos llegado al instituto. Y tal y como lo había predicho Junsu, la gran
mayoría se comportaba como verdaderos imbéciles, mirándolo de mala manera,
susurrando a sus espaldas, algunos gritando verdaderas idioteces.
Pero ahí
estaba Junsu, caminando a mi lado, con el paso firme y la barbilla en alto
Mostrando todo su coraje y fuerza. Abriéndose paso entre los idiotas que se
paraban enfrente de nosotros intentando provocarlo.
Y esas
risas mal intencionadas eran como patadas directas en el hígado, pero aún así
Junsu no se detuvo a prestarles mucha atención. Cuando llegamos a su salón,
Yoochun y Jaejoong estaban en la entrada. Todos habían guardado silencio.
Pero Junsu solo siguió su camino directo hasta la entrada, susurrándome
apenas un ‘Saldré lo más pronto que pueda’ Ignorando a Jaejoong,
haciendo como si Yoochun no existiera para él, a pesar de la mirada repleta de
anhelo que Yoochun le dedicó a su paso.
Con la
llegada del profesor las cosas parecieron calmarse. Todos tomaron asiento, por
lo menos de su salón, mantenían cierto respeto por Junsu, sin burlas ni
comentarios mal intencionados. Lo que se resumía a que esos imbéciles que
molestaban a Junsu eran aquellos que siempre le tuvieron envidia. Y que cómo
grandes cobardes se aprovechaban de su momento de debilidad.
Mientras
el examen duraba tuve la mala idea de pasar por el salón de Minho. De asomarme
apenas un poco y verlo prestar atención a clases, atento a la explicación de
cálculo. Anotando de vez en cuando. Recordándome que ahora menos que nunca
teníamos un tiempo para compartir.
Por que
la batalla de Junsu apenas había comenzado.
Luego de
unos minutos suspiré y regrese al pasillo donde se estaban tomando los exámenes
finales a los de sexto, y casi una hora después, el primero en salir fue Siwon,
con la maleta en su espalda, dudó en acercarse, pero finalmente se paró
enfrente de mí y sonrió.
—¿No
deberías estar en clases?
—Me he
tomado un pequeño día de descanso.
Hábilmente
ninguno de los dos mencionó el factor Junsu. Y así estuvimos bien, durante unos
segundos, antes de que Siwon suspirara, agachando un poco la cabeza y con su
sonrisa menos amplia que al principio.
—¿Sucede
algo?
—Te
extraño.
La
repentina confesión me tomó desprevenido, lo relajado que me encontraba varió
por mi cuerpo un poco más rígido. Odiaba estas situaciones que me dejaban sin
palabras. Particularmente Siwon era el único capaz de lograrlo.
—Supongo…
Que yo también.
—¿Supones?
Siwon
sonrió divertido y yo solo rasqué mi nuca, levantando los hombros
despreocupadamente.
—Como
sea, no es eso. ¿Verdad?
—No… En
realidad es Heechul.
Siwon
volvió a suspirar, apoyándose en la pared junto a mí. Yo recordé de inmediato
la situación de su madre, ¿aún no se lo contaba Heechul?
—¿Qué
sucede con él?
—No lo
sé… Está extraño. Aunque tal vez estoy exagerando. Quizá no estoy acostumbrado
a que todo esté bien entre nosotros.
Agachó la
cabeza otra vez, con esa odiosa sonrisa de resignación en el rostro.
—Tal vez
deberías decirle exactamente lo que acabas de decirme.
—Si… Tal
vez.— Un último suspiro y Siwon ajustó la maleta a su espalda. –Nos vemos
luego, hoy no tengo muchas ganas de nada. Creo que me iré directamente a casa.
—De
acuerdo.
Siwon
palmeó mi espalda un par de veces y luego se empezó a marchar. Esa corta y
extraña conversación, había sido realmente confortante. Recordándome aquellos
momentos cuando estábamos juntos y todo parecía estar un poco mejor.
Heechul
salió unos segundos después, con el celular en la mano. Hablando por teléfono,
avisando que llegaría de inmediato. Cuando pasó frente a mí, apenas asintió. En
un pacto mutuo y silencio de tolerancia que habíamos adquirido.
Minutos
después el resto de estudiantes empezó a salir.
—¿Y qué
tal?
—Un asco,
pero tengo buenas notas. Así que aspiro a lo suficiente como para pasar.
Junsu
rascó un poco su nuca. Se veía contrariado, pero no lo suficientemente
preocupado, así que con una sonrisa me pidió que esperara mientras iba al baño.
Y como si Jaejoong hubiera esperado a que Junsu se alejara, entonces se acercó.
—Min…
¿Podemos hablar?
Yoochun
estaba a su lado, por un momento me extraño no ver a Yunho por ninguna parte.
Tal vez no tenía ese examen a esta hora.
—Habla
hyung, nadie te lo impide.
—Quería
agradecerte por no haber impedido que… Ya sabes, Junsu descubriera todo antes
de tiempo.
—En
realidad no lo hice por ti o por que creyera en su plan. Fue por que Junsu lo
necesitaba. Necesitaba que la vida lo cachetear para que reaccionara, para que
viera en lo que se estaba convirtiendo su vida. Que necesita ayuda. Y de
verdad, si no quieres hablarme por seguir junto a él, te entiendo.
Inesperadamente
Jaejoong negó, con sus cabellos agitándose un poco, mordiendo su labio inferior
y sosteniendo la maleta en su espalda.
—No… Yo
de alguna manera te entiendo. No lo puedo ayudar, es mi amigo también, pero él
no me va a permitir acercarme. Hay mucho odio y sentimiento de venganza de por
medio. Curar las heridas que nos hemos provocado entre todos tomara mucho
tiempo, pero tengo la esperanza de que algún día todos podamos mirarnos a la
cara sin sentimiento negativos de por medio.
Y ahí
estaba, el Jaejoong que yo conocía, ese que no estaba cegado por la venganza,
ese que no pensaba tan fríamente, que no se dejaba llevar por todo este
asqueroso mundo y que se aferraba a su verdadera personalidad.
—Yo
también espero eso, hyung.
—Solo
cuida bien de él, cuídate tú. Y no olvides que sigues siendo mi amigo, ¿vale?
En cuanto
asentí, él me abrazo con fuerza, en un abrazo que duró varios segundos, con su
cuerpo muy cerca al mío. Casi como si se tratara de una despedida. Que no
terminaba de entender.
Jaejoong
se alejó, y luego posó una mano en el brazo de Yoochun, diciéndole que lo
esperaría en el auditórium, seguramente para ensayar para la final de canto.
Yoochun permaneció en silencio varios segundos. Antes de exhalar con fuerza y
meter las manos en sus bolsillos.
Cuando
reaccioné, me percaté que Junsu llevaba demasiado tiempo en los baños. Iba a
mirar en dirección a la puerta, cuando la voz de Junsu volvió a llamar mi
atención.
—¿Cómo…
está él?
Su voz no
estaba repleta de esa confianza que lo caracterizaba, así que suspire y decidí
dejarle las cosas claras, para que empezara a sufrir menos de ahora en
adelante.
—Escucha
Yoochun, lo mejor es que ya te olvides de una buena vez por todas de Junsu.
—Yo los
escuché ayer. Lo escuché de la voz del propio Junsu cuando fue a mi casa. Él
aún me ama, yo lo amo con la misma intensidad… Así que no me pidas eso.
Pasé una
mano por mi rostro. ¿Cómo hacerle entender, que a veces el amor no bastaba?
—Sigue
adelante, Yoochun. Sigue adelante con tu vida y tus planes. Por que Junsu ahora
menos que nunca tiene cabeza para el amor. Ustedes pueden estarse amando
demasiado, pero tal vez este no es el tiempo ni el momento para su amor. Él
primero tiene que estar bien consigo mismo para poder amarte por completo. Un
amor a medias no es justo para ninguno de los dos.
—Pero
quiero estar junto a él.
—Eso es
imposible cuando tú eres su pasado. Cuando tu estás involucrado en medio de
todos esos sentimientos destructivos que se apoderaron de Junsu. Tú eres tanto
su solución como su mal. Y mientras sea así, es mejor que cada uno continué con
su vida. Hasta que los dos se perdonen mutuamente y se perdonen así mismo
también.
Yoochun
calló.
Con un
poco de aire saliendo de sus labios, fueron varios segundos hasta que
finalmente se marchó. En el mismo silencio en el que se había mantenido, me
pregunto ¿de verdad habrá entendido el significado de mis palabras?
Esperaba
que sí.
Una
agitación extraña, carcajadas dentro del baño me hicieron no seguir esperando y
entrar. Ahí donde varios estudiantes insultaban a Junsu, pero él solo se lavaba
las manos, pretendiendo ignorarlos por completo.
—¿Qué
sucede, oh gran capitán? ¿No eras toda perfección? ¡Ja! No eres más que basura,
mira que envidiar a tú hermano de esa forma. Que enfermo…
Junsu
apretó su puño y yo estaba a punto de lanzarme contra el tipo ese, cuando Junsu
me sostuvo del brazo con fuerza, con demasiada tal vez, por que mis músculos se
tensaron. Junsu sin embargo, solo giró y miró al sujeto ese desdeñosamente.
—¿En
serio? Pues te tengo una noticia, Hyoon. Aún así sigo siendo mejor que tú.
El
castaño enfurecido golpeó a Junsu en el rostro y él por ende sonrió. Junsu
buscaba que aquel muchacho diera el primer golpe. Por que pronto Junsu lo
agarró por la camisa estrellándolo contra la puerta de los baños y golpeándolo
con una fuerza que incluso asustó a los compañeros de Hyoon.
La pelea
no duró demasiado, los inspectores llegaron de inmediato. Nos mandaron a todos
con una advertencia. Pero Junsu se marchó con una sonrisa, una grande de
victoria que obviamente disgustó a Hyoon.
Supongo
que Junsu necesitaba aquello para no tener que romperle la cara a todo cuanto
se atrevía a insultarlo o mirarlo de mala manera, así que lo dejé ser.
…
…
—Habrá
que curarte bien esa herida.
Toqué la
mejilla de Junsu y él solo arrugó un poco la nariz, aparentemente le dolía
mucho, así que suspiré. Y Junsu no se quejó demasiado cuando le quité la
pequeña maleta de las manos para continuar caminando hasta mi casa.
Sin
embargo Junsu se detuvo abruptamente frente a mi casa, con los ojos muy
abiertos. Viendo un auto negro que yo desconocía, y cuando el conductor bajó
del auto supe por que Junsu había reaccionado así.
Junho
estaba frente a nosotros, con una expresión parca en el rostro. Que le
provocaría escalofríos a cualquiera. Colocaba el seguro a su carro, cuando miré
a Junsu, y su expresión de sorpresa había cambiado por una de seriedad.
Extraña y
fría en su rostro.
…
…
Ese
silencio dentro de la sala de estar, fue incómodo.
Junsu
apenas tocaba su mejilla de vez en cuando, y sus otros golpes no daban una
buena imagen de lo que sucedía. Junho estaba sentado frente a nosotros, con la
misma expresión vacía en su rostro, jugando con las gafas en sus manos.
—Nuestros
padres mandan a preguntar si no piensas volver a casa.
—A ellos
en realidad poco les importa todo esto, ¿verdad?— Junho levantó la mirada y
Junsu se cruzó de brazos, con una sonrisa en el rostro. –Prefieren castigarme
que sobrellevar la idea de que de algún modo son culpables de todo lo que hice.
—No
confundas las cosas, Junsu. Tú eres el responsable de tus actos.
—¡¿Y
ellos qué?! ¡Me ignoran, me subestiman! ¡¿Y yo aún debo seguir venerándolos por
que son mis padres?! ¡Por favor, yo no creo en esa porquería!
Junho
entonces se levantó de su asiento, con el entrecejo arrugado.
—¡Ya
basta Junsu!
Y como si
se tratara de un desafío, Junsu se levantó también.
—¡NO, YA
BASTA NADA! ¡VE y diles esto si te da la gana! ¡Pero yo no creo en toda esa
porquería de amarlos por que son mis padres! ¡Lo que nos une es una línea
sanguínea! ¡Y la sangre no siente, no duele, no genera emociones, es solo un
medio de vida! ¡¡Es como decir que los sentimientos vienen del corazón, cuando
solo es un órgano!! ¡Yo valoro y amo a las personas por quienes son, como se
comportan, su forma de pensar y ver la vida! …Yo no amo, solo por que me tocó
amarlos, o tenerlos en mi familia.
En cada
palabra Junsu golpeó el pecho de Junho, mirando fijamente aquel lugar que la
punta de sus dedos tocaba, la imagen sería y fría de Junho tambaleó. Quise
intervenir, pero no me correspondía a mí. Por que Junsu y Junho tenían esa
conversación que la vida les debía. La que nunca habían tenido.
—¿Entonces
a quien ama Kim Junsu?
Fue un
susurro débil. Junsu mordió su labio inferior y pareció debilitarse una vez
más. Junho esperó por su respuesta, pero Junsu sencillamente apretó la camisa
de su hermano y apoyó la frente en él.
—Amo a
tan pocas personas… Soy muy contradictorio… Por que tú me robaste tantas cosas
a veces sin intención… Pero al mismo tiempo te admiro… Te amo… Eres el mejor
hermano que pudo haberme tocado… Pero al mismo tiempo, esta envidia y
preferencia de nuestros padres me carcome por dentro…
Junsu se
encargó de esconder muy bien su llanto, por que Junho desde su lugar apenas
podía ver el cabello de su hermano, no lloraba. Solo había soltado un par de
lágrimas y Junho aunque intentó tocarlo, en el último momento desistió.
—¿Me
odias Junsu?
—No…
Decirlo no es lo mismo que sentirlo, pero no te odio Junho. Solo estoy muy
confundido, muy… mal.
Junsu
respiró profundo, con su espalda levantándose un poco. Hasta que finalmente
estuvo frente a Junho y él solo suspiró. Con el silencio de por medio, Junsu
volvió a hablar.
—¿Tú me
odias Junho?
En esta
ocasión no hubo mucho tiempo de espera, Junho movió la cabeza en señal de que
lo negaba. Pasando también una mano por su cabellos.
—No, no
te odio. Solo estoy muy herido y decepcionado y sinceramente cada vez que te
veo me dan ganas de echarme a llorar como un imbécil por que no se en que
momento perdí a mi hermano, por que este que tengo enfrente no puede ser mi
Junsu, mi hermano. Demonios yo seria capaz de cualquier cosas por ti Junsu, por
que te amo… pero tú solo estas lleno de sentimientos negativos… me tienes
envidiar, rencor…
Junho
terminó por sentarse, tapando su rostro y Junsu, contrario a lo que esperaba ni
siquiera se movió, solo miró a Junho debilitarse ante sus ojos.
—Y de
alguna manera… También me odio a mi mismo, por no darme cuenta de lo que
sucedía contigo. De decir que te amaba de la boca para afuera, de decir que
quería saber lo que pasaba y me conformaba sencillamente con un ‘nada’ de tu
parte. No me preocupé lo suficiente por ti.
—No
tenías por que hacerlo, Junho. No lo merecía.
—¡Lo
merecieras o no! Es algo que debí hacer, eres mi hermano menor. Debí haberme
percatado, debí intentar sub sanar esto antes de que… termináramos así.
—Supongo
que vivir en la perfección es demasiado agradable.
—Ay,
Junsu… Por favor. No soy perfecto. Solo me sobre esfuerzo demasiado. Solo busco
complacer a mis padres, solo quiero lo mejor de todo.
Junsu
soltó una pequeña risa. Alborotando sus propios cabellos en el proceso.
—Quizá en
eso nos parecemos mucho. Tan solo que usamos diferentes métodos.
Junho
pareció no hacerle mucho caso a Junsu, solo siguió sentado, con la mirada en el
suelo. Y sus manos ahora entrelazadas. Junsu entonces se arrodilló frente a él,
colocando sus manos sobre las suyas.
—Lo
siento mucho, Junho.
Los dos
se miraron largamente a los ojos, quise marcharme supe que era lo indicado,
pero antes de hacerlo. Junho abrazó a Junsu, con fuerza, en la posición
incómoda en la que se encontraban.
Pero,
luego sencillamente se levantó.
—No puedo
perdonarte, Junsu. No al menos hasta que tus disculpas sean sinceras.
Luego de
eso, Junho y se levantó y se marchó, discreta y rápidamente. Tan apresurado que
Junsu siguió arrodillado frente aquel sillón vacío aún sorprendido por las
palabras de su hermano. Cuando Junsu se giró. Y me miró, solo estaba atónito.
—¿Qué
sucede? ¿No eran sinceras tus disculpas?
—…Aún no,
¿cómo lo supo?
—¿Entonces
todo ese discurso de…?
—Todo eso
fue real, es solo que aún no me arrepiento de todo lo que hice. Por que
sentirme superior a Junho, cuando le quité a Yoochun, es algo que me sigue…
Gustando. Lo que no sé es como se percató de eso.
Suspiré,
levantándome de mi asiento y abrazándolo con fuerza, con su barbilla en mi
hombro y acariciando sus cabellos.
—Lo que
pasa es que ahora él sabe a que atenerse contigo, ahora puede mirarte a los
ojos y verte en realidad.
—¿Me pone
eso en desventaja?
—Tal vez…
Pero recuerda que ya no estás luchando.
Junsu
entonces recordó, y suspiró.
…
…
Esa tarde
Junsu se quedó estudiando en mi habitación.
Convencí
a mis padres de que sus padres habían viajado y por lo exámenes él había tenido
que quedarse en la ciudad. La veracidad con la que sonaron mis palabras
sorprendió a Junsu, me sorprendió a mí. Estaba mintiendo demasiado bien.
La
situación era que necesitaba salir de mi casa. Ir hasta la de Heechul, que no
fue tan difícil de averiguar cuando Jaejoong me aseveró que seguíamos siendo
amigos. Esto de ser el buen samaritano se me está haciendo costumbre y debo
erradicarlo, al menos gradualmente.
Aunque
bueno, Siwon viene siendo un caso especial.
Finalmente
no hacía tanto frío como había esperado, toqué el timbre y esperé. Por un
momento me pregunté si el padrastro de Heechul había desaparecido o ya lo
habían atrapado, pero supongo que no somos tan amigos ni nunca lo seremos como
para tocar ese tipo de escenas.
Divagando,
vi la puerta abrirse y a Heechul con una sonrisa en el rostro.
—Changmin,
¿qué haces aquí?
No fue
desagradable, más bien sorprendido. Y algo confundido.
—Quiero
hablar contigo, ¿tienes unos minutos?
Él
regreso su mirada hacía atrás unos segundos, pero finalmente soltó un alto.
‘Vuelvo en un momento’ y salió, cerrando la puerta tras él.
—Tú
dirás.
—Que
hospitalario que eres.
—Oh, no
quieres entrar en este momento. Mi padre está… Algo sensible con la noticia de
mamá. Y está llorando y todo eso, después de todo no se divorciaron en malos
términos. Se siguen apreciando y esas cosas.
Heechul
se cruzó de brazos, con un suspiro cansado en los labios. Apoyando
deliberadamente la espalda en la puerta. La imagen era clara, seguramente su
madre apoyaba al que alguna vez fue su esposo. Ella ya hecha a la idea y más
pacífica. Y Heechul parecía ya más sereno con la situación.
—Entonces,
creo que no vine en un buen momento.
—En
realidad, en el momento ideal. Creo que necesitaban un momento a solas, para
ellos mismos. Hace muchos años que no se ven, y lo necesitaban. No sabía con
que excusa salir de ahí.
Rasqué un
poco mi cabeza. Con una idea no tan clara de lo que debía hablar con él, cuando
no me correspondía, pero con Siwon de por medio, supongo que a ambos de alguna
manera nos corresponde.
—Heechul…
¿Has hablado con Siwon?
—Claro,
todos los días.
—¿Seguro?
Por qué esta mañana hablé con él y se veía muy…
—¿Ahora
te has vuelto su guardaespaldas que tienes que vigilar que él nunca se sienta
mal o llore?
Su voz no
sonó llena de sarcasmo, aún así, sus palabras no me gustaron.
—Sabes
que no es por eso. Es solo que…
—Es algo
a lo que debió atenerse, yo siempre le dije que mi vida era así. Un asco, y
tarde o temprano terminaría…
Debí
golpearlo, pero mi mano solo se levantó en una cachetada. Que lo dejó estático
por un largo rato, con los ojos muy abiertos. Quizá era el sentido de respeto.
De que lo que pasaba entre nosotros, se quedara aquí. Que no entrara con un
morado en la mejilla frente a sus padres.
Heechul
solo sonrió, volviendo a mirarme. Con una mano en su mejilla roja.
—¿Por qué
me has pegado? Me intriga.
—Por que
te estás mintiendo incluso a ti mismo, por que planeas terminar con Siwon,
aunque te mata hacer eso.
—¡¿Cómo
diablos puedes saber eso de mi?!
—Por que
mientras todos están más ocupados en sus propios problemas, todos parecen
ajenos a la pareja que parece más estable. Eres tan obvio, pero todos están
demasiado sumidos en lo suyo como para notarlo.
Heechul
bufó, y entonces cerró los ojos por un segundo.
—¿Qué es
lo que quieres de mí?
—Que no
dejes a Siwon solo por qué tu vida es un caos. Que al menos le digas la verdad.
—¿No
deberías aplicar tu consejo para lo tuyo con Minho?
—Pero lo
tuyo ha esperado por demasiado tiempo.
Una vez
más, las expresiones de Heechul cambiaron, rodando los ojos y mostrándose
resignado.
—Bien,
hablaré con él, le diré lo que pasa con mi mamá.
—Hay algo
más, ¿cierto?
—Si… Mi
padre, su actual esposa y su hijastro son coreanos. Pero por cuestión de
trabajo hace muchos años se mudaron a Japón y viven establemente ahí. Papá ha
dicho que no planea dejarme trabajar, ni que trabe mis estudios, que cuide de
mi mamá, pero sin abandonar mis estudios. Quiere apoyarnos.
—¿Piensas
irte a Japón?
—Está
planeando buscarnos un apartamento, cerca de su casa. Para que cuando las cosas
se pongan complicadas su esposa y él puedan ayudarnos. Al parecer ella está de
acuerdo en que vayamos a Japón, también quiere apoyarnos por que es un momento
difícil para todos. Pero con toda su buena voluntad y eso… No lo sé la verdad.
Heechul
pasó una mano por su cabello, con la mirada alicaída.
—Ellos
ahora son su familia, y su hijastro ni siquiera lo conozco. No quisiera
importunarlos aunque ella ayer me llamó y trato de que nos conociéramos,
decirme que no habíamos tenido la oportunidad, pero ella no era una mala mujer,
sería incapaz de acaparar a papá en un momento así. Que no me sintiera mal, que
ella nos ayudaría en todo. Hasta que mamá… Bueno y más adelante si yo quería
podía vivir con ellos tres. La cosa es que mamá, en el estado que se encuentra
se sentiría muy incómoda en su casa, pero yo en verdad aún tengo mis dudas…
tenemos que pensarlo muy bien.
Yo solo
suspiré, lo más lógico es que Heechul aceptara la propuesta de su padre,
seguridad económica y ayuda inmediata cuando la enfermedad de su madre
avanzara. Era lo que necesitaba. Lógicamente, Heechul debía aceptar.
Pero
aceptar, implicaba dejar atrás a Siwon.
Y
probablemente eso era lo que más le asustaba.
—¿Y qué
piensas hacer entonces?
—Mamá me
ha pedido que hable con Siwon. Él es importante y ha sido una ayuda
impresionante, pero tampoco quiere que nuestra relación se vea afectada.
Heechul rió
suavemente.
—A veces
pareciera que todos excepto yo, se preocupan excesivamente por nuestra
relación.
—Al
final, es tu decisión, ¿lo sabes, verdad? Siwon jamás sería…
—…Tan
egoísta como para pedirme que me quede, lo sé.
—¿Te
irás, verdad?
Fue un breve
momento, Heechul me abrazó y suspiró, antes de empezar a abrir la puerta y
sonreír débilmente.
—Quizá…
Tampoco es nuestro momento. Y debamos esperar a que las cosas entre nosotros se
calmen. Tal vez me apresuré a intentar tener una relación con él. Pero… No me
arrepiento.
Él agitó
su mano un poco y luego cerró la puerta, que bueno que no tenía exámenes hasta
dentro de dos semanas, por qué de este modo no podría estudiar. Ni siquiera
entendía como ellos podían estudiar.
…
…
Cuando
llegué a casa, era la hora de la cena.
El
delicioso aroma de la comida, mientras mi madre permanecía en la cocina. Mi
padre seguramente aún no llegaba y Junsu estaría estudiando en la habitación.
Sin embargo cuando saludé a mi madre y bebí un poco de agua.
La imagen
de Junsu y James en el patio me perturbó.
—¿Qué
hace él aquí?
Mi madre
solo levantó un poco la mirada y continuó picando la zanahoria.
—Vino a
buscar a Junsu, dijo que era su amigo. Tienen un largo rato hablando ahí. Pero
se ve que es extranjero. Me pregunto de donde se conocen…
La voz de
mi madre no fue lo suficiente fuerte, por que el resto ya no lo pude escuchar,
dejé el vaso sobre el mesón, y me asomé desde el alfeizar de la puerta que
conducía al patio. James sostenía las manos de Junsu y buscaba su mirada, pero
Junsu solo evitaba mirarlo.
—Junsu
entiéndeme…
—No
puedo.
—La
llamada de ese Jaejoong, me cayó como anillo al dedo. Por que necesitaba
ubicarte, necesitaba sacarte de este mundo en el que yo mismo te metí. Debía
terminar con lo que ya había empezado.
Junsu
finalmente levantó la mirada, decidí permanecer en la entrada. A una prudente
distancia de los dos.
—¿Y
tenías que ayudarlos en medio de todo esto?
—Cuando
me enamoré de ti, la pasé muy mal Junsu. Te habías convertido en exactamente lo
que yo era, incapaz de sentir amor por alguien más. Yoochun había sido antes de
mi, por eso a él todavía lo amabas. Mi forma de ver la vida… Todo lo que te
enseñé, todo estaba mal. Y la única manera de hacerte reaccionar, era que
perdieras. El ganador nunca aprende, es el que pierde, él que se llevaba
lecciones valiosas. Perdí frente a ti, y me di cuenta de que había muchas cosas
malas en mí.
—Entonces,
siguiendo tú lógica. Si yo terminaba dichoso y feliz ayer…
—Jamás
hubieras reaccionado. Odiar, sentir rencor. Tantos sentimientos negativos solo
te dañan a ti. Estás muy herido por dentro Junsu y estás arrastrando a más
gente en ese dolor.
Junsu por
primera vez pareció reaccionar, apretó las manos de James. Y sonrió, como si se
batiera por no demostrar que en realidad quería llorar.
—¿Te
costó mucho aprender todo eso?
—Me costó
lágrimas y confesiones que nadie más sabía, mi tía es psicóloga… Ella me ayudó
mucho.
—¡No
estoy loco!
Fácilmente
Junsu se soltó, aterrado con la idea.
—¡No lo
estamos! Un psicólogo no es para locos, es para cualquier persona que necesita
ayuda en general. Un psiquiatra es distinto. Pero un psicólogo ayuda a las
personas que pasan por una perdida, un momento difícil o que sencillamente no
pueden dormir. ¿Qué pasó con esa mente tan cerrada?
Junsu aún
parecía no muy convencido, por lo que James pasó una mano por su rostro.
—Necesitas
ayuda, alguien que te ubique una vez más en tu lugar en el mundo. Que saque lo
malo de ti, y te encaminé. ¿Creíste que un día te ibas a levantar deseando ya
no tener todo eso negativo en ti y ya? Lo de tus padres, tus sentimientos por
Junho, por Yoochun. Necesitas sentarte a hablar y pensar. A superarlo, y
aceptar ayuda, tomar la mano de alguien más que pueda ser tu soporte, no está
mal.
Junsu
miró la expresión de Junsu y sonrió suavemente, acariciando el rostro de él con
cuidado. Apresando una vez más una de sus manos. Junsu suspiró, cerrando los
ojos ante la caricia.
—¿Tomas
mi mano una vez más Junsu?
Si era un
error o no. James estaba ahí. Tratando de resarcir sus errores. Tratando de
terminar con lo que había comenzado. Y Junsu aparentemente decidió confiar una
vez más en él. Por que tomó su mano y suspiró.
No estoy
muy seguro de lo que todas esas palabras involucraban. Pero decidí no
intervenir y subir a mi habitación. Él claramente podía hacer por Junsu muchas
más cosas de las que yo podía.
Esa
noche, James se marchó muy tarde. Y Junsu me abrazó muy fuerte a la hora de
dormir. Con un susurro que él pretendía yo no escuchara.
—Siento ser tan egoísta. Has olvidado
tú vida por culpa mía, Min… Lo siento.
Y eso fue
lo más sincero que he escuchado de sus labios. En años.
…
…
Esa
mañana tampoco fui a clases.
Si mi
madre se entera, me cuelga del primer árbol que encuentre.
Pero
explicarle la situación de Junsu era algo tan imposible, como intentar
explicarle al mismo tiempo que no hago todo esto por que esté enamorado de él.
Pero miraba mi reloj esperando por que Junsu saliera de su examen, cuando una
mano en mi espalda me tomó por sorpresa.
—¿Por qué
tan solo? ¿No deberías estar en clase?
—¡Hyung!
Yunho
sonrió, acomodando la maleta a su espalda y parándose junto a mí.
—No me
has contestado.
—Hoy…
quedé en acompañar a Junsu a su casa. Así que…
—Ya veo,
¿cómo está él?
Yunho no
parecía muy interesado en involucrarse en situaciones tan personales para Junsu
y eso fue un alivio. Supuse que de algún modo las cosas volvían a su cause.
—Mejorando,
aprendiendo… Sentando cabeza al fin.
—Changmin…
Minho te extraña mucho, ¿lo sabes?
Y eso fue
como un golpe bajo, asentí simplemente mirando a los alumnos de tercero salir
de sus respectivos salones conversando o revisando sus notas. Suponía que Yunho
había sido uno de los primeros en salir.
Hoy no
había visto a Minho, ni siquiera por error.
—Le diré
que tú también lo extrañas.
Yunho ni
siquiera me dejó advertirle que no lo hiciera por que era muy vergonzoso. Solo
salió corriendo hacia el estacionamiento. Luego supuse que en el fondo sería
bueno que Minho lo supiera.
Cuando lo
vi llegar a su moto, sonreí. Jaejoong estaba ahí, mirando de un lado a otro,
seguramente buscándolo con la mirada. Cuando Yunho llegó, le ofreció uno de los
cascos. Compartieron miradas y finalmente ambos subieron en la moto.
Marchándose de ahí.
La
situación de ese par seguía intrigándome.
—¿Nos
vamos?
Junsu de
pronto apareció, sosteniéndose de mi brazo, camino a la salida del
conservatorio. James nos esperaba fuera. Sinceramente no estaba muy seguro de
que los debamos intervenir. Pero Junsu nos quería ahí. Y no podíamos negarnos.
Lo bueno
de ese día estuvo frente a mí, unos pasos antes de salir por completo.
Cerca de
la entrada. Heechul estaba con Siwon, presentándole a él a un hombre algo
mayor. Ambos estrecharon sus manos y Siwon parecía incluso nervioso. Era el
padre de Heechul.
Cuando
nuestras miradas se encontraron, Heechul sonrió un poco y asintió a modo de
saludo. Imité su gesto y seguí caminando junto a Junsu. Por que Heechul había
cumplido con su palabra. Planeaba arreglar las cosas con Siwon desde el inicio.
Y el
primer paso había sido que llegaran hasta su padre.
…
…
De
acuerdo, la situación no había sido llanto y arrepentimiento.
Eso ya me
lo venía suponiendo. Había habido gritos de por medio, yo solo me hundía en el
sillón cada que el padre de Junsu levantaba la voz y Junsu lo contradecía con
el mismo tono. James a ratos colocaba una mano en el hombro de Junsu pidiéndole
que se calmara, pero eso no servía de mucho.
La madre
de Junsu estaba al borde del llanto y eso no es algo que mejore precisamente la
situación. Junho intervenía, con su voz seria y madura. Pidiéndoles que se
calmaran. Que trataran de entenderse, pero no fue hasta que Junsu terminó por
explotar que todo se calmó.
—¡Esto es
inútil! Nunca vas a admitir que te has equivocado, ¿verdad padre? Pues mientras
sea así, enfocándote en que el de los errores soy yo esto es absurdo…
Junsu
golpeaba su pecho, con una rabia increíble en su rostro, con lágrimas ya
escapándosele de los ojos. Su padre por fin había callado. Y Junho se había
puesto junto a Junsu, con sus brazos alrededor de los hombros de Junsu.
—…No sé
si es odio, pero es un sentimiento parecido… Por que ustedes me arrastraron a
esto. Con sus malditas preferencias, con su desinterés con todo lo que me
involucraba. Por su culpa me he convertido en esto… Odio que siempre me traten
así… Y este odio me está consumiendo por dentro…
Finalmente
Junsu se dejó caer. Junho apenas lo pudo sostener. De rodillas Junsu tapó su
rostro, inmediatamente la mamá de Junsu estalló en llanto al ver a su hijo menor
así. La cara del padre de Junsu parecía estar en un constante desacuerdo,
cayendo sentado en el mueble, con una mano por su rostro.
—Ya
basta. No importa cuanto intenten negarlo, saben que Junsu tiene razón, él no
ha hecho bien pero ustedes han sido la base del problema e indirectamente yo
también. Es hora de ser una familia de verdad y no solo de la casa para afuera.
Tenemos que corregir muchas cosas no solo en Junsu, sino en nosotros también.
Junho
abrazó a Junsu con más fuerza, y las palabras de Junho me hicieron volver a
respirar, James me miró y me sonrió un poco. Yo apenas pude corresponder a su
sonrisa. Apretando mis labios cuando vi a la madre de Junsu en el suelo,
abrazando a sus dos hijos pidiendo perdón.
Pero
cuando el estoico señor Kim, tapó su rostro, con sollozos suaves. Fue una
mezcla de emociones, por qué ese era el final del camino para Junsu. Era su
verdad en su máxima expresión.
Era el
momento de curar y cicatrizar las heridas de su corazón.
Junsu al
fin estaba a punto de empezar.
Y me
sentí tan parte de eso. Que tuve que respirar profundo, para no olvidar que al
menos en algo, lo había podido ayudar.
…
…
Cuando
salimos de la residencia Kim, eran apropiadamente las seis de la tarde.
James
tenía las manos en los bolsillos del pantalón. Mirando hacía el cielo, con una
expresión pacífica en el rostro. Supongo que las pocas cosas que le quedaban
por hacer, era el concurso de canto y luego regresaría a Estados Unidos.
—¿Lo que
dijiste adentro es verdad, James?
—¿Lo de
mí tía?— Asentí y él solo sonrió. –Se los propuse, pero es su decisión.
Supongo
que ha sido una tarde cansada, y que por el momento no hay nada más que debamos
hacer, estábamos a punto de marcharnos, cuando la puerta de la casa de Junsu se
abrió. Y su rostro algo tranquilo nos llamó.
—¿Puedan
darme unos segundos antes de irse?
Junsu cerró la puerta tras él y abrazó a James, con un suelto ‘Gracias’ de sus labios, repitiendo
el mismo proceso en mí. Solo que en esta ocasión, se prendió de mis manos y las
apretó con fuerza, mirando nuestras manos unidas y suspirando.
—Changmin…
me va a tomar mucho tiempo volver a una vida normal. Incluso puede tratarse de
años, no lo sé. Eres… Demasiado increíble, has hecho por mí lo que nadie más se
ha atrevido. Has permanecido a mi lado a pesar de todo. Y sé que no te vas a
marchar a menos que te lo pida.
—Junsu…
—Este
camino que se me viene… Lo quiero recorrer solo, con mi familia si es que me
quieren acompañar. Pero es importante que recuerdes que hay una persona
esperando por ti. Que aún te queda un año en el conservatorio, y que al menso
ustedes merecen vivir un año normal, este año que les queda, tú y Minho
deberían vivirlos como unos adolescentes normales. Se lo merecen. Despreocúpate
por mí, por que cuando esté bien voy a buscarte, ¿bien?
Él me
abrazo otra vez, con fuerza, aferrándose a mí. Subí mis manos a su espalda y él
suspiró. Por que esto era una despedida. No quedaban muchas semanas para que
los de sexto terminaran por completo con el conservatorio y se graduaran.
Entonces
lo que pasaría con Junsu, era incierto para mí.
—Cuida de
ahora en delante de ti, ¿si?
—Lo haré,
hyung.
Arreglé
un mechón de su cabello y él me sonrió. Antes de darme un último beso en los
labios, corto y necesario. Sentí un hueco en el estómago, especialmente cuando
se dirigió a James, evitando que yo lo escuchara.
—James…
¿Puedo pedirte un último favor?
—Claro.
—¿Tienes
una forma de contactarte con Choi Siwon?
Y el
resto decidí no terminar de escuchar, por que quería confiar en él. Y llegar a
mi casa cuanto antes.
…
…
Tomar el
bus no fue buena idea.
Había
demorado demasiado en llegar, y de paso había empezado a lloviznar.
Lo único
bueno, fue cuando vi a Minho, en su moto recién reparada, estacionarse frente a
mi casa bruscamente. Se sacó el casco con algo de rapidez, seguramente tratando
de ubicar mi casa, puesto que nunca había llegado hasta ahí.
Entre
avisarle de mi llegada, o caminar lento hasta ver que hacía, opté por lo
segundo. Lo miré, con una sonrisa en el rostro, mientras revisaba el celular y
buscaba mi casa. Cuando estaba a punto de tocar el timbre me miró.
Sus ojos
se abrieron un poco más, soltó el casco y corrió hasta mí. Abrazándome con
fuerza. Definitivamente, parecía que me había perdido la mitad de la historia.
—¡Changmin!
¡¿Qué sucedió?! ¿Estás bien? Siwon me mandó un mensaje, dijo que me
necesitabas, ahora más que nunca. ¿Qué sucedió?
—¿Qué yo,
qué?
Él se
alejó, yo arrugué el entrecejo y Minho parecía todavía esperar una respuesta de
mi parte. Sacudí mi cabeza y no fue tan difícil deducir que Junsu y James
estaban implicados en esto.
Mira, que
no me dejan tomarme las cosas a mi ritmo.
—¡Changmin!
—¡No pasa
nada! Yo ni siquiera he hablado con Siwon…
—Pero…
Él…
Me enseñó
en celular, ahí donde en un par de líneas Siwon narraba lo que Minho ya me
había dicho.
—Digamos
que es su manera retorcida de intentar que volvamos… Un momento tú y yo nunca
estuvimos juntos. Así que sería algo así como…
—Changmin.
Minho me
agarró por los hombros, con una sonrisa intentando traicionar su expresión
seria. Interrumpiendo mis palabras. Recién entonces me percaté, que lo único
que me alejaba es mi intención de ayudar a Junsu.
Pero
ahora…
—¿Todo
terminó?
Su voz
fue un susurro, uno muy cerca de mis labios. Que me hizo reaccionar.
Sus ojos
fijos en mí. Y comprendí, lo que pasaba por su cabeza. Esta guerra absurda
había terminado. El tiempo que le pedí para acomodar nuestras vidas había
concluido. Así que no me tomó mucho tiempo. Acortar esa pequeña distancia.
Como si
no hubiera pensado que fuera necesario o vital. Pero cuando lo volví a besar,
recordé cuando nos despedimos. Su cuerpo pegándose al mío. Con sus manos en mí.
Con un estremecimiento mutuo que me hizo recordar que entre todo por fin había
un poco de paz.
Fue como
fuegos artificiales esparciéndose en mí, otra vez.
—…Ya
terminó, Minho. Ya todo terminó. ¿Me dejas quedarme junto a ti?
Un abrazo
fue su respuesta, uno de esos que te quitan el aire y apretujan el corazón. Que
agita tus sentidos, y te hace pensar. Que justo ahora. Ya nada podría estar
mejor.
…
…
Y bueno, lo romántico acabó cuando mi
padre llegó y me descubrió besando a Minho contra la puerta de entrada. Supongo
que fue un pequeño shock al que deberá acostumbrarse, y lo tomó bien… O eso
creo.
Por que seguramente la charla incómoda
vendrá en estos días. Pero lo más extraño de todo es que Minho y yo siempre
quisimos mantenerlo todo a paso lento, y ahora resulta que el mismo día que
empezamos a salir. Termina cenando con mis padres, en una presentación
extrañamente formal.
Siwon morirá de risa cuando se entere…
Oh, maldita suerte la mía.
La nuestra… ¡Ó como sea!
Justo en este instante Minho provoca en
mí, lo mismo que sentí cuando lo vi por primera vez, fuegos artificiales que
explotan cada tanto. Minho es como los fuegos artificiales, imposibles de
ignorar cuando los ves por error, cuando los escuchas.
…Y terminas inevitablemente embelesado
a él.
…
…
Publicado por: GMin_sh
Estado: ———
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