He aprendido tan pocas cosas del amor.
Donghae esa
mañana se encontraba más atareado de lo normal, tenía sus manos puestas en
demasiadas cosas como para poder centrarse en una sola tarea, y la aparición
del hijo mayor del funcionario público solo había logrado revolucionarlo todo.
Hace mucho que no
sabía de Heechul, porque la investigación por su parte con él ya había
terminado, y Siwon ya no creía necesario seguir sus rastros, pero esa mañana en
particular resultaba inquietantemente ligera, tanto que Donghae solo pudo
suspirar resignado en un par de ocasiones.
Aún tenía esas
emociones extrañas galopando entre la angustia y la desesperación porque no
tenía noticias de esa persona que hace más de año y medio había desaparecido en
una misión que él consideraba exageradamente riesgosa, pero que a su mejor
amigo parecía sacudirlo todo y brindarle la oportunidad que tanto requería.
Pensaba en él y
en lo mucho que lo extrañaba cuando salió de una de las oficinas y se encontró
con aquel muchacho que tantas veces había visto salir con Heechul, su rostro
fino y su piel blanca, su expresión vacía y las manchas de sangre en su ropa,
acompañado por ese rostro con evidencias de llanto.
—Qué bueno que
apareces— Una de las mujeres se acercó sutilmente hacía él, con voz baja y
profunda —Ese muchacho necesita hablar con alguien de un rango superior. Es muy
extraño, pero parece estar en estado de shock.
Donghae analizó
cada facción de Lee Sungmin en ese instante, sin adivinar todavía lo que lo
traía por un lugar como la jefatura de policía, ni mucho menos comprendía por
qué repentinamente tuvo otro de esos presentimientos fuera de lugar.
…
…
—En verdad me
sorprendió tu llamada— Siwon dejó lentamente las llaves sobre el pequeño mesón
a la entrada de su departamento, Minho solamente cargaba sus maletas y las
dejaba cerca del sillón, con ese inusual silencio alrededor de él —Ni tampoco
esperaba que ese amigo al que querías que ayudara se tratara de Shim Changmin.
—Creo que ni
siquiera yo pude medir la importancia de todo eso.
Minho tenía ese
tipo de expresión en el rostro, lucía abatido y cansado mientras se dejaba caer
en el sillón y suspiraba largamente. Siwon tenía tantos problemas en la cabeza
como para regalar algunos de ellos y poder así aligerar sus penas, sin embargo
Minho estaba absorto en algo, tan profundo y preocupante que solo pudo sentarse
junto a él y mirar, el mismo exacto punto vacío que el menor contemplaba.
—Te extrañé mucho
Minho.
No solía ser un
hombre de muchas palabras, pero en ese instante parecieron ser las adecuadas
cuando Minho tomó su mano fuertemente y luego asintió mordiendo sus labios, y
con otro de esos suspiros nada reparadores.
Minho y él habían
crecido prácticamente solos, sus padres con una temprana muerte habían dejado a
Siwon a cargo de un muchacho joven y aventurero que gustaba vivir de los
placeres de la vida a cargo propio, no pudo detenerlo cuando decidió abandonar
Seúl algunos años atrás dejando atrás estudios, amigos y por supuesto a él.
Siwon no quiso
detenerlo, Minho era tan libre y diferente a él, que regirlo era imponerle
sentencias. Habían crecido solos a cargo de varios familiares, pero solos al
fin y al cabo, pero aun así, sabían tan poco del otro que era gratificante
descubrirlo todavía a pesar de los años.
Siwon siempre
supo, que su hermano menor era como un libro abierto, por eso brindó apoyo y
buscó apoyo por igual, abrazándolo suavemente al principio, dejando que Minho
escondiera el rostro en su pecho y luego suspirara de nuevo.
Cansado y abatido
igual que él.
…
…
—Bebe un poco de
té.
Yoochun apenas
tomó el pequeño recipiente entre sus manos, luego de que la prensa se marchara
y la familia entera se reuniera en el salón. Sus ojos miraban fijamente la
imagen de Changmin frente a él, casi etérea, casi como un alma.
Podía haberse
golpeado en la cabeza y alucinar tan fuertemente, tan cruelmente que sus
instintos podían bloquearlo todo por igual, sin embargo todos parecían ver lo
mismo que él y podía notar que Changmin empezaba a incomodarse.
—Deja de verme
así— Habló por fin y se levantó de su lugar, Changmin se movió de un lado a
otro, exhalando con fuerza y luego regresando junto a él —En verdad eres tú—
Yoochun vio sus ojos, la manera en que las manos de Changmin tocaron su rostro,
reconociéndolo de nuevo —En verdad te veía… Mi mente es impresionante.
Yoochun sonrió
sin poder evitarlo, esa esencia de Changmin tan presente que solo podía creer
que se estaba volviendo loco, o quizá ya lo estaba y solo estaba sumido en sus
desvaríos personales sin poder ser rescatado.
Pero, si era así
¿qué importaba?
Changmin estaba
ahí, presente, justo frente a él, tocándolo, probándole que era real.
Si había perdido
la razón, sinceramente ya no le importaba.
—¿Qué te pasó?—
Susurró sus palabras lentamente, tomando una a una las manos de Changmin,
sentir su calor y su piel algo suave entre sus manos —¿Por qué desapareciste
así? ¿Dónde estuviste?— Sin embargo la mirada de Changmin lució débil, gacha
mientras movía un poco la boca y finalmente dejaba a un lado el valor para
hablar.
—Es complicado…
Yoochun sintió
que incluso empezaba a dolerle la cabeza. Quizá eran demasiadas cosas al mismo
tiempo, pero el punto final a esa angustia dolorosa lo calmaba todo, era como
si estuviera embelesado por el rostro de Changmin y su presencia, no quería
siquiera cerrar los ojos y que luego la imagen de Shim se marchara, justo como
en algunas de sus pesadillas.
—Luego tendrán
tiempo de hablar— Choihang finalmente levantó la voz, tan suave y hermosa que
Yoochun apenas pudo levantar el rostro y asentir, no le importaban las
explicaciones en ese momento, si Changmin era real y podía permanecer con él
—Será mejor que ambos descansen.
En verdad para
Yoochun no existían las incomodidades con Changmin, siempre fue un gesto mutuo
entre ambos y los ojos de Shim lo observaron plenamente, esperaban algo de él
que Yoochun reconoció y se atrevió a intentar.
—¿Podríamos…?—
Incluso se sentía inseguro —Ya sabe, quiero hablar con él, necesitamos hacerlo.
Miró a la mujer
con suplica, como si fuera un adolescente pidiendo un permiso difícil,
apretando la mano de Changmin con fuerza, y se sentía tan unido a él, cuando
sintió al menor retribuyéndole casi con la misma fuerza el agarre. En la
distancia, Mir apenas sonrió en silencio, reviviendo escenas viejas que ya
habían sido contadas mientras su madre sus piraba y cedía como en cada ocasión
ante ellos.
—Vayan, pero
tómense las cosas con calma.
Yoochun llevaba
la batuta en esa situación, parecía ser la mano líder que los guiaba, incluso
en el momento en que asintió velozmente y caminó de la mano con Changmin,
subiendo unas escaleras que el menor ya se sabía de memoria mientras
desaparecían entre esos pequeños y suaves pasos en la residencia de ellos.
Hangsook suspiró
sentado junto a él una vez su esposa estuvo a su lado, sonriendo un poco
mientras ella parecía más bien conmovida por todo lo que estaba ocurriendo,
todo tan pronto, tan rápido que él únicamente tenía espacio en sus emociones
para sentirse agradecido, porque aunque los ojos de Changmin siguieran
mirándolo con algo de vacío.
Era su Changmin
al fin y al cabo, el que volvería en su totalidad en el momento indicado.
…
…
—Tienes visita.
Jaejoong en
verdad tuvo la esperanza de que fuera era él.
—Hola Jaejoong—
Pero sus ojos se alzaron al reconocer esa voz gruesa, que lastimaba a sus
recuerdos mientras lo veía y su mundo entero se sacudía, confundido entre su
pasado y el presente que había estado viviendo sin sus recuerdos —Mira que encontrarte
vivo es una gran sorpresa.
Pero Jaejoong
frunció el ceño, apretando con fuerza los barrotes entre sus manos, mirando a
Leesang con desprecio mientras este sonreía abiertamente e incluso se permitía
esconder las manos en los bolsillos de su pantalón, con esa expresión orgullosa
y repleta de vanidad.
El mundo para él
seguía dando vueltas, esa ingenuidad casi delatora con la que había logrado
acercarse a Yunho, olvidando ese pasado que había hecho mella en el carácter
compuesto por las manos de Leesang. Sin embargo seguían ahí, cada uno de sus
sentimientos por Jung, pero también estaba ahí el Jaejoong que Leesang había
moldeado.
Confabulaban
ambos dentro de su cabeza.
¿Cómo exactamente
debería comportarse ahora?
—¿No piensas
hablarme?— Leesang parecía conmovido, con su rostro cerca, y Jaejoong solo
pensaba, ¿realmente qué responderle? Pero el hombre solo suspiró y lo miró
—¿Acaso perdiste la lengua?
No había
compasión en Leesang por ninguna parte eso Jaejoong lo sabía tan bien que era
incluso ridículo pensar que podía solo olvidarlo. Así que terminó por reír, a
carcajadas completas, como no lo había hecho probablemente en años, apretó las
manos contra su estómago e incluso se encogió un poco.
La mirada del
mayor, repleta de espasmos y rechazo mientras lo miraba volverse loco en su
misma inmundicia. Pero Jaejoong solo rio, una y otra vez como si las carcajadas
fueran una necesidad igual que respirar para sus pulmones.
—Estás loco…
El deprecio de
Leesang tan palpable que Jaejoong únicamente sonrió y lo miró marcharse, tan
aturdido como confundido por igual y de algún modo extraño sintió internamente
que estaba haciendo un buen trabajo.
No lo quería
volver a ver. No quería nada de su pasado en su vida ahora.
No se quería así
mismo… Ocho meses atrás.
…
…
Rain había tenido
una de esas mañanas por demás contrariadas, su trabajo exigía tantas cosas en
su vida que sentirse así de confundido y estresado era algo que definitivamente
no iba con él, pero mientras Siwon parecía sumergido por situaciones ajenas a
él y que prefería desconocer, supo que tomar el mando era lo adecuado.
Sin embargo Yunho
parecía ser intencionalmente alejado de hablar con Jaejoong, a cada momento
surgía algo que lo mantenía entre papeleos o visitas importantes que requerían
de su atención mientras Shindong lo relacionaba con diferentes casos atrás.
Jihoon sabía
poco, pero sentía la necesidad de Yunho por hablar con Kim.
Necesidad que
hasta ahora había sido vetada por sus necesidades en el trabajo.
—Permiso— Dos
toques en su puerta anticiparon la entrada de Cheolyong que parecía incluso un
poco pasivo mientras ingresaba en la pequeña oficina llena de cajas con
demasiados papeles a su parecer —¿Estás ocupado?
Y negarse a esos
ojos fue un poco más que imposible.
Había aprendido
con el paso del tiempo que Mir era diferente a las demás personas para él, y
cosas como esas, un adulto como él solamente las debía resguardar sin quedar
demasiado en evidencia. Por eso accedió a tomar un poco de café, aquel que
vendían en la cafetería aledaña a la estación de policía y que parecía ser uno
de los negocios más acertados en el lugar.
El frío era
invasor e incluso pudo contemplar a Mir cerrando mejor su abrigo mientras se
cubría y caminaba junto a él casi sin parecer demasiado apurado.
—¿Qué querías
decirme?
—Es sobre los
últimos días— Mir se escondía en ese abrigo, y parecía incluso más pequeño
—Lamento haberme comportado de esa manera. Pero… todo era extraño, eran
demasiadas cosas, todas pasando al mismo tiempo.
—Está bien—
Sonrió —He tenido casos de familiares en peores situaciones.
Entraron en la
cafetería casi al mismo tiempo y Jihoon pudo notar la pequeña sonrisa de Mir
incluso a pesar de únicamente poder divisar su perfil, apenas un poco más bajo
que él.
—Mi familia y yo
estamos muy agradecidos por todo.
—En realidad no…
—Padre dijo que
les enviara un presente.
—No es necesario—
Su negativa absoluta hizo al otro levantar el rostro desconcertado —En verdad
nada de eso es necesario.
Así que Cheolyong
volvió a sonreír mientras buscaba la billetera en su abrigo y respiraba
hondamente, como agarrando el valor necesario.
—Entonces al
menos déjame invitarte un café.
Mir ni siquiera
esperó una respuesta de su parte. Rain solo lo vio hacer fila mientras esperaba
para poder hacer su orden y lo contempló tan poco tiempo, que la llegada brusca
de Donghae lo tomó desprevenido y con los ojos abiertos de par en par al notar
su rostro agitado y su respiración contrariada.
—¡Al fin te
encuentro!— Lee parecía exasperado, casi rayando los límites de su propia
tranquilidad mientras lo sostenía del brazo y Jihoon sentía la mirada de Mir en
ambos en aquel instante —Ocurrió algo, es severamente importante.
—¿Tiene que ver
con el caso principal?
—Totalmente—
Donghae se permitió respirar hondo otra vez —Debemos movernos rápido, te
necesitamos en la oficina ahora.
Rain asintió casi
sin problemas, sin dudarlo un solo segundo —Ve, yo te sigo— La mirada de
Donghae se resbaló delicadamente hacía el muchacho que continuaba a su lado y
Rain solo movió un poco su cabeza, obligándolo a Donghae a obedecer mientras
abandonaba la cafetería y él se encontraba con la mirada expectante de
Cheolyong.
—Ya oíste— Se
excusó —Debo irme, queda pendiente lo del café.
—De acuerdo.
Ni siquiera se
molestó en más formalidades entre ambos y de pronto mientras caminaba de
regreso a la estación de policía le resultó extraña la pequeña convivencia de
ambos, compartiendo espacio y tiempo, de un momento a otro. Tan cercanos, que
incluso el mismo Rain sintió escalofríos.
…
…
Yoochun empezaba
a sentir que exageraba cada una de sus miradas, y sus actitudes, tan alejado de
su realidad que incluso aunque lo pensaba y lo sentía así, prefería ignorar las
voces y continuar, con su mano cerca del rostro de Changmin, recostado en la
cama frente a él, ambos contemplándose, con palabras cortas y frases pequeñas.
—¿En verdad lo
olvidaste todo?
Era más fácil si
tocaba suave el tema, aunque su estómago quemara y se sintiera incluso
decepcionado al verlo tan vacío a ratos.
—No todo en
realidad— La voz de Changmin no había cambiado, era su tono algo previsivo que
Park reconocía como el tono que el menor usaba antes de que fueron amigos —Hay
cosas, que me venían a la cabeza todo el tiempo.
—¿Cosas como qué?
Hablaban casi en
susurros, dentro de la habitación de Changmin, como si el lugar les perteneciera
desde hace tanto.
—Te recordaba,
todo el tiempo— La sinceridad de Shim lo atacó brutalmente, lo suficiente como
para dejarlo paralizado —Primero era tu voz, y hasta hace unas semanas al fin
pude ver tu rostro. Identificarte de entre todas las manchas borrosas que se me
aparecían entre sueños— Tan pequeño frente a él, que llorar hubiera sido tan
patético, estaba abrigado por la sensación más maravillosa de todas.
Changmin seguía
en medio de su propia ignominia buscándolo, recordándolo a él, Changmin
continuaba en el fondo, con sentimientos fuertemente arraigados y los brazos de
Yoochun se movieron suaves hasta la camisa de Shim, apretando la tela entre sus
puños y respirando muy cerca de su cuello.
Era un poco menos
patético si lloraba lejos de la mirada de él.
Y con suerte
Changmin ni lo notara.
Pero el letargo
breve de ese abrazo complicado lo hizo permanecer así demasiados minutos, con
tantas cosas en la cabeza que cuando se pudo dar cuenta, la respiración de
Changmin había sido calmada, tan lenta y pausada que cuando se alejó, se
encontró con su rostro adormecido, bajo la misma tranquilidad de su rostro
apacible y portando toda esa belleza que siempre le pudo ofrecer.
Yoochun no creía
haber sido tan bueno en esa vida.
Pero estaba
infinitamente agradecido, tanto, que podría fácilmente dudar de su cordura de
vez en cuando. Aunque Changmin fuera más real de lo que pudiera aceptar.
…
…
Minho sabía que
Siwon había pedido ese día para estar con él, y aunque no se había atrevido a
hablar más allá de lo debido, poco había conversado con él sobre Changmin, pero
cuando el teléfono sonó, su mirada lo siguió en cada paso, y miró con un mal
presentimiento en todo el cuerpo la manera en que el mayor bajaba la voz y se
movía inquieto.
Notó la manera en
que apretaba su puño, su voz aún más disminuida y pensó seriamente en decirle
que no saliera, porque era como leer cada una de sus expresiones, en los
próximos segundos lo único que sabría de él era que tendría que salir, y quería
pedirle que no fuera, que se quedara.
Pero luego se
arrepintió.
No era un niño
llevado por impulsos.
—Minho, me tengo
que ir— Demasiado veloz para su gusto, Siwon ya había agarrado una chaqueta y
la ponía sobre sus hombros.
—¿Es necesario?—
Intentó detenerlo sutilmente, sin hallar las excusas necesarias —Porque…
—Son cosas del
trabajo, en verdad debo ir.
—Siwon— Lo detuvo
justo antes de que tomara las llaves y miró sus ojos, fijamente durante varios
segundos, de pronto se vio así mismo como un niño pequeño corriendo hacia él
por cualquier tontería —Por favor ten cuidado.
Embebido por esos
recuerdos, que parecieron también tocar a Siwon, Minho se permitió suspirar un
poco y dejarlo marchar tranquilo, con una pequeña sonrisa en los labios.
—Ve a acostarte
temprano.
—Te voy a
esperar.
Siwon se negó de
inmediato.
—Es un operativo,
probablemente no regrese hasta mañana— Con un gesto que no tenía desde hace
años, Siwon se acercó y besó su frente, dejándolo impávido con los ojos
abiertos de par en par —Descansa.
Minho solo pudo
asentir, viendo su espalda ancha abandonar el departamento y esos hincones en
su pecho, persistiendo como nunca antes.
…
…
Sungmin caminó
despacio y lento.
La habitación
sola y blanca apenas iluminada, llegó con su rostro cansado, sin haber
conciliado el sueño en tantas horas que solo pudo arrastrarse sin vida de
regreso al hospital, luego de intensas horas de interrogatorio y miedos que ya
no tenía.
Como si estuviera
vacío otra vez.
Solo pudo verlo
ahí, con esa palidez exagerada y todavía durmiendo, con la sangre cayendo en
cuentagotas hacía su cuerpo, sintió su cuerpo temblar un rato, y terminó
devastado otra vez, sentado en aquel sillón y con las piernas flexionadas como
si fuera un niño pequeño y asustado.
Lloró de nuevo y
hundió su rostro lo mejor que pudo, asustado y cansado por igual, tapando su
boca para evitar el ruido, Heechul dormido a unos pasos de él, salvado por un
milagro que él no entendía, pero que agradecía.
Convencido de
haber hecho lo correcto, lloró un poco más. Era hora de terminar con todo, no
importaba si Heechul lo odiaba luego, él solo lo quería ver en paz, lejos de
él, aunque su traición fuera suicidio, y aunque por sobre todo ahora su
invisible existencia por fin hubiera servido de algo.
Al menos como
vía, de salvamiento para los demás.
…
…
—Este muchacho
nos proporcionó toda la información necesaria, cosas que incluso nuestro
contacto desconocía todavía, cosas de Leesang que solo Heechul le había contado
a él, podemos ponerle fin a todo esto, y tenemos que hacerlo de una vez.
Leesang está muy confiado, incluso se apareció por aquí, es ahora o nunca,
porque seguramente luego de haber visto a Jaejoong se pondrá mucho más en
alerta.
Yunho apretó los
puños descuidadamente, lastimándose en el camino, a pesar de la mirada de
discreta de Jihoon sobre él por un par de segundos, Siwon sin embargo
permanecía con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—¿Por qué ese
repentino cambio? ¿Por qué el amigo de Heechul hablaría así de fácil?
—Luego hablaremos
de eso, por ahora vayan a prepararse, ya he arreglado los equipos necesarios y
la gente. Salimos en un par de horas. Este es quizá nuestro último intento.
Choi asintió,
mirando de soslayo a Yunho que seguía inmóvil frente a Rain.
—Siwon sigue por
favor, necesito hablar con Yunho.
Recién entonces
Jung levantó la mirada y cuando la puerta se abrió Rain suspiró, rodeando el
escritorio para poder sentarse en el borde de este y mirarlo fijamente. Yunho no
supo atinar a las cosas que pasaban por la cabeza del mayor.
—Si necesitas
verlo antes de ir, te concedo exactamente veinte minutos. Luego necesito que te
empieces a preparar.
No pudo acotar
algo más, ni siquiera estuvo muy seguro de que decir algo fuera lo más
adecuado, así que solo asintió y caminó fuera de ahí, lo más despacio que pudo
mientras acariciaba sus manos y caminaba inseguro hasta el lugar donde no se
había atrevido a verlo.
Pero el lugar a
oscuras, y el libre paso que le dieron a pesar de las horas le hizo saber que
Rain lo conocía incluso mejor que él mismo. Se acercó despacio, y lo encontró
dormido, apenas tapado por la pequeña manta en su poder.
Quiso tanto poder
hablar con él, más que sea un par de palabra, ver sus ojos y pedirle perdón por
tantas cosas que pasaban por su cabeza. Pedir perdón por cosas que ni siquiera
sabía que debía pedir perdón. Sin embargo otra vez no tuvo el valor.
Más bien se
conformó con verlo un rato más, contemplar su imagen aunque fuera lejanamente.
Jaejoong seguía sin hablar, no quería hablar con nadie y Yunho se prometió, que
si salía con vida de aquella última carta que estaban a punto de jugarse con
Leesang, entonces volvería con él, culpable o no, a rehacer una vida a su lado.
Una promesa muda
entre su mirada alicaída y el silencio de esa noche.
Yunho luego se
marchó, tratando de hacer el menor ruido posible, sin notar siquiera la forma
en que Jaejoong desde su lugar fruncía el ceño y apretaba con fuerza la manta,
arrugándola tanto, arrepintiéndose por no haber hablado cuando tuvo la
oportunidad.
…
…
Junsu no
recordaba muchas cosas de Corea.
Tenía años sin
pisar su país natal, sin embargo sus instintos lo habían llevado sin problemas
a un bar cualquiera y entonces había bebido todo lo que podía. No solía beber,
no solía comportarse así, y ahora se encontraba en la peor de las situaciones.
Relegado tan
cruelmente que solo pudo sentirse tan equivocado.
Aunque desde el
inicio fue así, nunca debió esperanzarse, nunca debió pero lo hizo.
Así que llegar al
hotel fue fácil, en cuanto se subió al taxi y le entregó la tarjeta del hotel,
fueron apenas diez minutos de viaje, con todo dándole vueltas alrededor, recordaba
haberle insistido a Yoochun por dejarlo hospedarse en un hotel mientras tanto.
Y al menos, por
eso se felicitaba, porque aunque fuera temporal, esa noche tenía un lugar al
que regresar. No quería pensar en Park, en su desconsiderada desatención, en su
llanto, o en su felicidad extraña.
Por Changmin…
Estaba perdiendo
tanto, que solo pudo llegar con dificultad a la habitación y dejarse caer en la
cama, abatido y mareado, sin ánimos de perder lágrimas innecesarias, únicamente
esperanzado con que el sola pareciera pronto, se compadeciera de él y le
demostrara que todo había sido parte de una gran pesadilla.
…
…
Mir despertó esa
mañana de lunes de estupendo buen humor, su padre leía el diario y su madre
desayunaba tranquila, mientras la ausencia de Yoochun y Changmin era evidente,
ni siquiera se tomó la molestia de preguntar por quienes seguramente
continuaban dormidos, agotados no solo física sino también mentalmente.
Cuando entró en
la cocina, tenían encendido el pequeño televisor, varias empleadas bastante
atentas a las noticias de esa mañana, pero Cheolyong solo agarró una manzana y
la limpió, proporcionándole una mordida pequeña antes de acercarse curioso a
aquello que tenía a todos tan pendientes.
—Y en los últimos
reportes recibidos: el gran allanamiento realizado durante la madrugada de hoy
ha terminado con muchas muertes y varios heridos que aún no han podido ser
contabilizados, la información todavía es reservada. Pero el lugar ha quedado
prácticamente en escombros, es asombroso lo poco que ha podido capturar nuestra
cámara en el terreno y los destrozos causados por lo que parece ser una bomba
pueden ser vistos desde nuestra cámara área. Los moradores a varios metros de
distancia pronunciaron que todo habría comenzado alrededor de las…
Mir abrió los
ojos en demasía, era ese muchacho, sin miedo a equivocarse, era el mismo que
había entrado por Rain en la cafetería la mañana anterior. Ahora la televisora
mostraba imágenes de la entrada del hospital donde estaban las ambulancias
metiendo a los heridos que podían.
Lo vio entrar en
el hospital, cojeaba un poco y estaba completamente sucio. Tan velozmente y aun
así lo reconoció. Lo supo como si hubiera visto al mismo Rain en el peor de los
estados. Y no pudo resistir un instante más ahí, salió de su hogar casi sin
despedirse, con sus pasos apresurados hacía el auto y con el corazón latiendo
acelerado.
…
…
Minho despertó
relativamente temprano, y lo primero que pudo hacer fue ir hasta la habitación
de Siwon y decaerse en cuanto la descubrió vacía, caminó todavía preocupado,
con esa molesta sensación en el pecho que no lo había dejado dormir tranquilo.
Caminó hasta la
cocina con el apetito nulo y apretó la toalla de cocina sobre el mesón. Algo
malo estaba pasando, lo podía presentir casi con cada entraña que tenía y
cuando el celular en la mesa de centro sonó, sus ojos preocupados se
levantaron directos hacía él.
Observando
asustado de contestar.
Con ese malestar
incrementando tan velozmente que incluso sintió nauseas en ese mismo lugar.
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