Título: Red lips Paradox
Autora: Rose
Pareja: Jaemin
Género: Lemmon, infidelidad (?)
Extensión: Oneshot
Advertencia: Travestismo. Si por alguna razón les choca la idea de Changmin vestido de mujer no creo que este relato sea para ustedes xD
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[…]
La cálida brisa primaveral entró aleteando a través de las puertas francesas que conectaban al balcón, su recorrido suave arrastró las delgadas cortinas hasta que danzaron silenciosamente y volvieron a su lugar para levantarse de nuevo con otra ráfaga.
La temperatura era calurosa pero no lo suficiente como lo era en el asfixiante verano. El aire contenía un poderoso perfume. Entremezclado con el húmedo olor de la montaña, el sencillo y cálido aroma de las flores, que apenas botaban sus pequeños retoños, rebotaban con el paso calmo de la brisa.
El lugar era pequeño, apenas amoblado, con cajas sin abrir apiladas en una esquina y sabanas sobre los muebles recién comprados. Era uno de esos gastos innecesarios que a la vez eran necesarios. Era un espacio que el dueño había comprado a conciencia para un solo y esporádico uso.
La casa estaba ubicada al norte, lo suficientemente alejada de la ciudad como para que ningún fotógrafo, periodista o fanático pudiera llegar.
El curso del viento pronto se sosegó a medida que la tarde caía. Los pálidos tonos naranjas y purpuras se mezclaban en el cielo acompañando el calmado descenso del sol. Era un día bastante agradable ¿Por ese motivo él estaba sudando y su corazón latía con tanta fuerza?
Su nombre era Jaejoong, un artista de renombre internacional, admirado por muchos, odiado por muchos otros más. Actualmente, cercano a sus 32 años, había vivido todo tipo de aventuras y las mieles de la fama, el dinero y la belleza parecían no querer dejarlo pronto.
Él era el dueño de este lugar pero lo odiaba. Esta casa estaba alejada del bullicio de la ciudad y de lo que el más amaba, el estar acompañado. Pero él venía aquí con un propósito que no incluía estar solo.
Había tomado un baño hace una buena hora y había lavado cada parte de su cuerpo cuidadosamente, pero era demasiado trabajo vestirse de nuevo así que permaneció con una larga toalla atada a su cintura. El lugar en el que el nudo se enlazaba era justo el punto donde la el hueso de su cadera y su pelvis comenzaba.
Con la desaparición tortuosa del sol, un ligero toqueteo se escuchó sobre la madera ahumada del piso a su espalda, de inmediato, el estimulante olor de un perfume perforo sus fosas nasales, incrementándose con la frecuencia del sonido que escuchaba.
Con cuidado retiro sus brazos de la barandilla y se dio la vuelta dejando la lata vacía de cerveza que estaba bebiendo a un lado, el encuentro de una suave piel contra la suya y el entrañable olor de un champú que conocía bien le dieron la bienvenida a un largo juego de risos castaños que cosquillearon en su mano.
La esbelta, larga y sinuosa figura entallada en un pequeño vestido rojo dio a sus ojos una enorme estimulación, acompañada de aquella tersa piel que se froto contra su mejilla. Un par de labios delgados y de color cereza atraparon los suyos y en cuestión de segundos una viscosa lengua se abrió paso en su boca. Era un beso con sabor a brillo labial de frutilla y un ligero toque de alcohol.
Sus dedos pronto derribaron de aquellos amplios hombros el abrigo de color azul profundo, exponiendo la hendidura de los huesos de su clavícula y sus ridículamente fuertes brazos. Con cuidado, sus manos retiraron los enormes lentes de marco ahumado de su rostro revelando el pulcro rostro, apenas cubierto de maquillaje.
Un par de ojos que absorbían el color del atardecer a su espalda y lo reflejaban como un par de espejos, lo observaron. No importa cuántas veces los viera, esos ojos nunca fallaban en robarle el aliento.
El dueño de aquella peligrosa mirada era Shim Changmin, originalmente fueron compañeros de grupo pero eso fue hace casi una década. Ambos habían tomado caminos separados la misma cantidad de tiempo, pero no era tan simple dejar de verse.
Era extraño pensar en la sensualidad que un pequeño y atrevido vestido color carmesí podía darle al delgado y fuerte cuerpo de un hombre, de ese modo, los ojos de Jaejoong no podían apartarse del ruedo de aquel vestido que Changmin usaba, desde el cual un juego de largas piernas colgaban como los péndulos de un reloj.
La mirada de Jaejoong fue hasta el piso donde se percató de las botas color marrón oscuro en los pies de Changmin. Él era lo suficientemente alto como para usar zapatillas y aun así llevar muy bien su papel actual, sin embargo había optado por usar zapatos de tacón, el cual era por qué Jaejoong casi debía elevar todo su cuello para mirar su rostro.
Cuando Jaejoong volvió su rostro hacia Changmin de nuevo, una juguetona sonrisa bailo en los labios del último y sus manos bajaron por su recta y aun así sinuosa figura hasta terminar en el ruedo del pequeño vestido el cual levanto solo un poco con uno de sus dedos. Sus delgados y largos dedos eran hermosos, pero había algo en ellos que ciertamente desencajaba. No era extraño para Changmin llevar las uñas un poco más largas de lo usual porque solía tocar guitarra, lo extraño era el tinte de uñas a juego con el vestido que resaltaba en ellas.
Había algo exquisito y tremendamente perturbador en desnudar a un hombre que llevaba un vestido de mujer con un cierre a su espalda. El sonido crujiente de los pequeños dientes separarse para dar paso a la desnudez era mucho más erótico que cualquier otro sonido.
Había silencio entre ambos, no había palabras porque no eran necesarias, ambos estaban juntos aquí por una razón y motivo, ambos sabían lo que debía pasar, lo único peculiar era la forma como uno de ellos había escogido participar esta vez.
Aunque no era la primera vez, y no es como si Changmin lo encontrara divertido, era algo que debía hacerse cuando las aguas estaban calientes. En momentos como estos no se supone que lo que sucedería entre los dos debería pasar, pero había algo implícito en sus cuerpos, una necesidad que no podía ser callada o extinguida incluso si los sentimientos lo hacían. Algo entre ellos, una conexión invisible, un hilo que los mantenía haciendo este tipo de cosas.
Era una excusa, era la justificación para un pecado, un deseo carnal, sucio pero era algo que ellos sabían desde el primer momento que sus labios se encontraron y que sus manos hicieron contacto con la piel contraria, ambos sabían que era peligroso y adictivo, como una droga, pero era muy tarde para dar vuelta atrás.
El camino hacia la alcoba fue rápido a pesar de ser la primera vez en este lugar para los dos. Para Jaejoong no fue tan impactante ver que debajo de aquel rojo vestido no había nada y por alguna razón sonrió al imaginar cómo sería caminar con aquella parte media colgando libre entre sus muslos apretados por el vestido.
No hubo tiempo para más preludios, lo que pudo haberse ocultado debajo de la delgada y corta capa de tela era hora bastante visible y no paso mucho antes de que su toalla callera al suelo por obra de la gravedad misma.
Eran dos cuerpos desnudos y completamente excitados, no había lugares suaves, solo habían músculos y gruesas capas de vello en algunas partes, no había lugar para pensar en delicadeza, eran dos cuerpos masculinos, hermosos y erectos, listos para encontrarse, chocar, bullir y explotar juntos.
Era la boca de Jaejoong contra una piel caliente y sudorosa, solo había ligeras contracciones y balbuceos, aún era el juego previo y sus labios solo estaban tanteando la punta del iceberg, había aún mucho que besar, muchas partes a las que debía saborear pues el sabor del previo encuentro ya había desaparecido.
Sus dedos habían alcanzado aquel largo cuello cuando sus alturas estuvieron un poco más niveladas al Changmin quitarse sus zapatos, los dedos de Jaejoong halaron de aquella falsa y larga cabellera hasta que hizo ‘thud’ en el piso, lo que quedo después de la peluca fue un brillante y grueso cabello color castaño que caía deliciosamente en la frente de Changmin.
Los rastros de aquel brillo labial color cereza en su boca habían desaparecido y ahora su piel lucia limpia cuando el sudor se había llevado el poco maquillaje. Esta era la forma que le gustaba, el olor suave de su cuerpo había sido reemplazado por el fuerte olor natural de su hombría y se había convertido en todo lo que deseaba.
El descenso de Jaejoong comenzó en el lóbulo de su oreja, los pequeños colgantes en ellas fueron arrojados al piso con todo lo demás. El suave paso de su lengua pronto provoco que aquellas mejillas bronceadas tomaran un ligero color carmesí y no pudo evitar que sus dedos apretaran su propia erección ante aquella vista. Era algo que sucedía sin importar cuantas veces estuvieran en aquella situación, y eso había sido unas cientos de veces ya. Era un milagro casual que sucedía cada vez, pero que no podía evitar admirar como si fuera la primera.
Con sus manos ahora sujetas a las caderas de Changmin, su descenso lento por el costado de su cuerpo comenzó, sus besos eran tiernos y suaves ya que aunque lo deseaba no podía dejar evidencias. Sus besos delinearon la línea de su clavícula que era marcada ahora que Changmin había perdido algo de peso, sus labios pasaron de un hombro a otro dejando un trazo brillante de su saliva, luego, sus labios se ubicaron en su lugar favorito, aquellas redondas marcas oscuras en la parte superior de su pecho, entre su estómago y su cuello, eran pequeñas pero estaban duras y firmes.
Siempre que las besaba y succionaba, los bordecillos de un color más claro tomaban un color rojizo y su tamaño aumentaba cuando estaban lo suficientemente hinchadas, era una tarea que le llevaba varios minutos pero que a su vez cargaba enormes cantidades de placer y dolor entremezclados para ambos.
Solo cuando sus labios estuvieron entumecidos Jaejoong se decidió a soltarlas y sus ojos admiraron su obra con cierta fascinación, se habían enrojecido y brillaban bajo la cálida luz traslucida de su habitación, pero seguían duras porque el juego no había terminado.
Luego de 10 minutos de pie, ambos se deslizaron hacia la cama y sus rígidos cuerpos ardiendo en pasión no tardaron en acoplarse juntos de nuevo. El juego previo siempre era más largo y reconfortante que el coito y a ninguno de los dos le importaba prolongarlo varias horas mientras la sangre siguiera bombeando hacia esa zona una y otra vez.
La boca caliente de Jaejoong siguió descendiendo lentamente hacia la cascada de músculos duros apretinados en el abdomen de Changmin. Siempre le gustaba jugar con sus dientes y apretar hasta dejar una marca que estuviera seguro desaparecería más tarde.
Fue una parada corta hasta que su lengua se hundió en aquel pozo que delimitaba la mitad de su cuerpo y cavó en ella hasta llenar a profundidad, sabiendo que sería de esas partes de su piel que se restaurarían muy rápido.
Finalmente, el santo grial de su deseo estaba a su entera disposición: rosado, caliente y erecto, listo para ser recibido, mojado y succionado.
Sus labios sedosos se abrieron, su boca tanteó y saboreó la resbaladiza y mojada punta, el fuerte e inconfundible sabor impregno sus papilas y sus dientes apretaron ligeramente la corona haciendo que se liberara la primera cuota de jadeos, roncos y altos, desde el fondo de su garganta.
Jaejoong sabia como lograr controlar su boca y hacer presión en los lugares exactos con sus dientes, frotar las venas prominentes con la punta de su lengua hasta que palpitaran, hasta que esa gran masa de carne y nervios carente de huesos temblaba y se hinchaba, hasta que la respiración de Changmin se ralentizaba y aceleraba al mismo tiempo y sus caderas se movían pidiendo más. Su cuerpo erótico se retorcía, y mordía sus labios hasta el punto que sus dientes se marcaban con facilidad, cuando no podía soportarlo se movía de su posición acostada y se sentaba, tomaba la cabeza de Jaejoong en sus manos y lo obligaba a tomarlo hasta el fondo de su garganta.
Era placentero tenerlo reducido y al mismo tiempo tan exigente.
Changmin no era rápido al momento de correrse, por eso el juego previo podía extenderse lo suficiente como para agotar a Jaejoong. Pero hoy, ambos estaban excitados hasta un puto insano.
Esa noche, cuando Changmin se corrió, su espalda se encorvó y sus pies se apretaron hasta arrastrar las colchas de la cama, era la primera vez que se corría con la boca abierta y sin emitir un sonido, también era la primera vez que su cuerpo se enrojecía por completo.
Para Jaejoong era natural recoger su semilla en su boca, aguantarla sin dejarla bajar por su garganta hasta alcanzar el pequeño frasco debajo de su almohada. Su otra mitad sabía lo que seguía, y sin esperar instrucciones, giraba su cuerpo y levantaba sus caderas al aire.
También era común para Jaejoong untar sus dedos por completo con la sustancia en el frasco y que sus manos se encargaran de separar la carne que lo recibiría, con su boca lista y llena, deslizaba la cálida y viscosa sustancia en la cavidad abierta y dejaba que bajara, que tomara su lugar y regresara al interior de su dueño. Sus ojos observaban aquellos pliegues abrirse y cerrarse pausadamente, el acto siguiente era sentenciado como desagradable pero a los dos les agradaba a sobremanera; a su boca le gustaba la sensación cálida y tirante y Changmin gemía y se retorcía recuperando su vigor de nuevo.
Eso era lo que Jaejoong más adoraba de su cuerpo, él podía recuperarse en segundos y estar incluso más activo que antes.
Con la lengua de Jaejoong tanteando e introduciéndose a un ritmo pausado en aquella zona estrecha y arrugada vino la segunda descarga por parte de Changmin, que fue un poco más violenta que la anterior. Jaejoong no sabía que Changmin había estado tocándose por su cuenta y su cuerpo pronto languideció en las sábanas blancas.
Jaejoong se alejó contemplando el cuerpo desnudo y doblado sobre la cama, estaba pensando en parar por un momento aunque todavía no se había corrido la primera vez. Changmin se había corrido dos veces por lo que necesitaba tiempo para recuperarse. Jaejoong se sentó contra el cabezal de la cama y tanteo en su cómoda en busca de un cigarrillo mientras descansaba.
No encontró un cigarrillo, en su lugar, un par de dedos se introdujeron a libertad en su boca.
Entre los dos las acciones hablaban por si solas, su relación en si era demasiado complicada y agregar palabras era enfrascarse en discusiones.
Jaejoong mojó y suavizó los dedos al gusto de su compañero, y poco después Changmin los deslizó fuera tomando el lugar con su boca. Su boca era experta, su lengua feroz y atrevida, sus besos eran intensos y agobiantes, por eso, la mayor parte del tiempo no solía tomar el control.
Sus caderas se movían acorde con sus dedos, dejando en claro lo que deseaba y lo que obtendría, las manos del Jaejoong fueron a sus glúteos, sin dejar de atender sus labios, se unió a la fiesta en la espalda baja de su compañero. El conocía ese lugar mejor que el propio dueño y bajo la propia penetración de sus dedos aquella entrada se relajó mucho más rápido.
Entre ellos el sexo a ratos era duro y doloroso pero otras veces era delicado, todo dependía del humor y este día el humor era especialmente empalagoso. Eso no quería decir que el sexo fuera menos rudo, solo un poco más lento.
Las penetraciones fueron acompasadas y equilibradas entre el empuje de Jaejoong y los movimientos de Changmin. Changmin se mantuvo arriba, sobre los muslos de Jaejoong y tenía el control de hasta donde dejarlo llegar.
Fue una experiencia catártica, no tan lenta para ser exasperante y no tan rápida como para causar dolor. Entre el ritmo de sus caderas y el suave amase de Jaejoong a su masculinidad nuevamente despierta, Changmin comenzó a juguetear con el cuerpo del hombre debajo de sí.
Jaejoong no tenía derecho a marcar, pero Changmin sí que podía y lo hacía. Su marca preferida eran las mordidas, las profundas y dolorosas que podían llegar a sangrar, casualmente eran las que Jaejoong mas disfrutaba. Con deleite, Changmin tomo más velocidad al ritmo de la auto penetración, cabalgando su hendidura con fuerza mientras sus uñas se deslizaban suavemente sobre la sombra de músculos en el abdomen de Jaejoong. En ese instante echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Alejando la mano de Jaejoong que le daba placer se dio a la tarea de complacerse a sí mismo. Seguía mordiendo sus labios mientras lo hacía y con un par de movimientos más pudo sentir la caliente y viscosa textura que lo llenaba desde adentro, deslizándose hasta rodar de regreso y derrapándose en los testículos de Jaejoong.
Changmin pretendía correrse a tiempo con Jaejoong pero sus cálculos fueron imprecisos. Suavemente levanto sus piernas apoyándose en sus rodillas y la sustancia en sus entrañas corrió cuesta abajo hacia la parte interna de sus muslos. Se deslizo hacia arriba hasta quedar debajo de la barbilla de Jaejoong y apunto su erección a su rostro.
Jaejoong no necesitaba palabras para entender lo que su amante quería por lo que de inmediato sus manos tomaron lugar deslizándose por sobre aquellas delgadas piernas, en su camino sus manos recogieron algunos restos de su propio semen, y sus dedos pegajosos se hicieron camino hacia aquella hendidura ya suave y completamente abierta. Cerró los ojos, volviendo a tomar en su boca aquel regalo de los cielos en la parte media del cuerpo de Changmin y acompasó su boca a la intrusión de sus dedos.
No paso mucho tiendo hasta que sintiera la tensión aprensiva de aquel lugar que sus dedos escarbaban y su vigorosidad creció de nuevo.
[…]
Cuando despertó, el cielo estaba teñido del color rojizo del alba y el sol comenzaba su lento ascenso hacia el firmamento. Su cuerpo estaba tenso y exhausto, aun así, se las apaño para abrir los ojos. El lado izquierdo de su cama estaba vacío, solo había un pequeño bolso en forma de maleta abierto. El particular sonido de los tacones contra la madera se escuchó venir de la sala y rápidamente llego hasta la habitación.
El ceñido vestido rojo había sido reemplazado por un par de jeans que marcaban quizás demasiado, sus caderas se notaban aún más ya que había encajado una camisola suelta por debajo del cinto del pantalón. Ya tenía la peluca puesta y estaba colocándose el abrigo cuando ingresó a la habitación. Rápidamente cerró la maleta y cubrió su rostro libre de maquillaje con los lentes ahumados.
—Mi brillo labial esta de tu lado—
Era la primera vez que Changmin dejaba salir algo de su boca que no fueran gemidos desde que había llegado ayer, y Jaejoong no pudo negar que escuchar su alta y masculina voz le estremeció bastante dado su aspecto.
Sin tiempo para rebatir Jaejoong giro su cuerpo y tomó el delgado tubo de color carmesí de la mesa de noche. Changmin apoyo sus brazos y una de sus rodillas en el colchón hasta acercarse al cuerpo aun tendido de Jaejoong.
— ¿Te importaría?— preguntó Changmin.
Jaejoong asintió y se incorporó lentamente para luego girar la tapa del pequeño tubo de brillo labial. El penetrante olor a frutilla llego a su nariz de inmediato. Con delicadeza saco el aplicador del tubo, pero antes de aplicarlo se aseguró de mojar los labios de Changmin con su propia lengua. Después, suavemente deslizo el aplicador sobre los delgados labios de Changmin hasta que estuvieron completamente cubiertos.
Changmin se enderezó, dejando el brillo labial como obsequio para Jaejoong y tomó el bolso sobre el colchón listo para irse.
—La próxima vez no es necesario que hagas esto— esta vez fue Jaejoong quien habló—
—Lo es —Changmin murmuró— No quiero que Yunho lo sepa, y es mejor si el país y él piensan que estas tonteando con alguna linda modelo—
Había cierta burla en su respuesta y también un deje de ironía en su voz. Jaejoong no tenía derecho a rebatir pues era su culpa que ahora estuviera obligado a recibir las migajas cuando alguna vez tuvo el pan entero.
Su corazón no se sentía del todo bien, sin embargo, estaba lleno, estaba latiendo y por eso podía reconfortarse.
Changmin se marchó sin decir otra palabra y Jaejoong se quedó en cama hasta que el sonido de sus pasos dejo de escucharse, luego salió de la cama, tomo una ducha y ni siquiera se molestó en secarse. Con su húmedo cuerpo desnudo goteando volvió a acercarse al balcón, la luz anaranjada del amanecer bañando las montañas era hermosa, y con un cigarrillo en su boca observó el ascenso del sol desde su nacimiento.
Poco después volvió a la habitación y se arrojó sobre la cama, suspiró para luego estirarse y tomar su celular que estaba debajo de la almohada. Inmediatamente lo encendió, el sonido de los mails llegando en cascada uno tras otro casi lo deja sordo. No se molestó en revisar de quien y abrió el primer mail. Era un enlace hacia un artículo de Naver.
"¡Misteriosa mujer es vista entrando durante la noche a la recién comprada residencia de campo del Idol del popular grupo JYJ, Kim Jaejoong!"
El artículo había sido subido antes de la media noche del día anterior ¡Que rápidos! y había ascendido al primer lugar de búsquedas desde entonces, además de un sensacionalista artículo sobre los "amoríos" que le habían sido descubiertos los últimos meses, anexaba una fotografía de una elegante mujer bajando de un auto deportivo frente al portón de la casa.
Jaejoong suspiró y arrojo el teléfono a un lado. “demonios, apenas la compre hace una semana y ya tengo que deshacerme de ella”.
Con parsimonia Jaejoong se levantó de la cama para vestirse y salir de ese lugar, seguramente ya había fotos de Changmin o bien, su novia, saliendo de la casa circulando por la red justo ahora, y lo más probable es que hubiera una montaña de paparazis frente a la casa en ese momento.
Jaejoong volvió a suspirar cansado, pero antes que preocuparse por lo que los paparazi y nietizens dijeran, debía pensar en qué lugar debía comprar ahora antes de la llegada del próximo mes.
Con ello en mente se vistió rápidamente y se aseguró de que todo estuviera en su lugar antes de salir. Justo cuando estaba por irse, avistó el tubo de brillo labial olvidado en las sabanas. El objeto le hizo sonreír por algún motivo y antes de cerrar la puerta, destapó el tubo y aplicó una pequeña cantidad del contenido en sus labios, lo difuminó con los dedos, dejando una delgada capa rojiza apenas perceptible, luego metió el labial en su bolsillo.
Muchas cosas pasaron por su cabeza mientras el flash de las luces lo cegaban en el porche y entraba a la camioneta que Cjes había enviado. La primera era tratar de explicarse sin arruinar el lanzamiento de su próximo álbum, pero la más importante, pedirle a Changmin que intentara con una cabellera rubia la próxima vez.
FIN
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