NO
SIEMPRE ES OLVIDAR, SINO PERDONAR.
2/05/2010
…
…
¿Sabes algo, lector?
¿Cuándo fue la última vez que abrazaste
a alguien y te perdiste en el aroma de su cabello, en la calidez de su cuerpo y
en esa emoción reflejada en los latidos de tu corazón, eso que te provoca
cerrar los ojos y suspirar?
¿Hace cuanto no abrazas a una persona
de esa forma?
Ese sentimiento, esa calidez que sufre
el alma. Puede venir derivado del amor, de la amistad. Puede provocarlo un
amigo, un nuevo amor, un viejo amor, un hermano, incluso los padres. Es ese
sentimiento de saber que eres débil, permitírtelo serlo por unos segundos, solo
por aferrarte a esa persona.
Ese efímero momento, las personas
pueden contarlos con los dedos de una sola mano.
Un abrazo, es más significativo que un
beso.
Así que… Llevo aferrado a ti Jaejoong,
¿desde cuando?
¿Desde aquella vez cuando recién me
mudé y nos encontramos en la entrada del edificio?
¿O desde ese momento en el que sentí
que te extrañaba?
Llevo aferrado a ti, ya tanto tiempo.
Que un beso, aunque necesario, es opacado cuando puedo abrazarte. Llevo aferrado
a ti, ya tanto tiempo. Que el momento exacto en que me miras y puedo saber lo
que piensas.
Llevo aferrado a ti, ya tanto tiempo…
Que ponerle nombre a lo que siento es innecesario.
Etiquetarte es insuficiente.
Entonces…
¿Bastaría con decirte que lo único que
espero de la vida es nunca alejarme de ti?
…
…
Resultaba
que el sillón en mi departamento no era tan grande.
Por eso
me había colocado en un lado y Jaejoong semi recostado sobre mi, entre mis
piernas, con la mirada en el televisor, en aquel programa de concursos en el
cual Jaejoong contestaba por inercia cada pregunta, correctamente.
Me hacía
pensar que de concursar, Jaejoong sin duda se llevaría el primer premio. Pero
él siempre alegaba que las cámaras, el público podrían ponerlo nervioso y
entonces fallaría.
Jaejoong
tenías sus teorías, yo las mías.
Y en las
mías, Jaejoong indudablemente ganaría.
El olor
de su cabello recién duchado llegaba hasta mí, cada que pasaba una mano por
entre las hebras de su cabello o se movía desesperado cuando alguien erraba en
alguna pregunta.
Infestado
por su fragancia, y el entusiasmo que tenía aquella tarde de domingo, suspiré.
Y él giró
de inmediato hacía mí.
—¿Qué
sucede?
—Solo
estoy un poco cansado.
Él tomó
mi mano y terminó por levantarse, arrodillarse frente a mí, y pasar una mano
por el rostro. Era extraño, antes solía gritarle que se alejara, que parara de
hablar, que mantuviera la distancia.
Y ahora su tacto me era tan necesario…
—¿Ya
estudiaste para el examen?
—Algo
así…
—¿Cómo
que algo así?
—Ya me sé
las preguntas, me faltan las respuestas.
Sentí su
mano en mi brazo, con una fuerza extraña que me sorprendió. Me miró enojado y
luego rodó los ojos.
—Debes
estudiar.
—Lo haré
en la noche, ahora solo quiero estar así.
—¿Así,
cómo?
—Así…
Mis
brazos se estiraron hacía él. Rodearon su espalda con cuidado y lo atraje hacía
mí, con su cuerpo sobre el mío y su rostro contra mi pecho. Las manos de él se
deslizaron por mi cintura, completando el abrazo. Con un silencio asombroso. Y
una comodidad intacta.
Era
extraño también que antes, apenas y solía hablarle, y de repente ahora lo
abrazaba, lo besaba, y no habían palabras tácitas entre nosotros, o un comienzo
propiamente dicho. Él se adaptaba a mí, y yo me había adaptado a él.
¿Estaba
eso mal?
—Yunho…
—¿Mmh?
Una de
sus manos se cerró con fuerza sobre mi camisa, jalando un poco de ella, sin
levantar la mirada aún.
—Yo…
bueno… ya sabes.
—Si,
Jaejoong, yo también.
Él
levantó un poco el rostro. Con una de esas sonrisas espléndidas y besó mis
labios. Luego volvió a quedarse abrazado a mí y suspiró. Solo por un rato más.
¿Lo ven?
Es así de
implícito, así de incomprensible, así de sencillo.
Él no
necesita decirlo, ni yo tampoco necesito expresarlo.
Pero ese
sentimiento está ahí. Tatuado en nuestras almas con intensidad.
…
…
—¡Jaejoong!
Ese era
el grito de una mujer, acompañado por fuertes golpes a mi puerta.
Jaejoong
se removió sobre mi cuerpo, restregando sus ojos, visiblemente adolorido por la
mala posición en la que nos habíamos quedado dormidos. Cuando intenté
levantarme, me dolía la espalda y el cuello también.
—¡Yunho, Jaejoong! ¡Abran la puerta!
—¡Es mi
hermana!
Justo en
ese momento el cuerpo de Jaejoong saltó desde el sillón hasta el piso con
velocidad, medio arreglando su cabello y viendo con desesperación la puerta. Yo
apenas pude notar que estaba muy oscuro.
¿Qué hora
podía ser?
Sin
embargo, antes de que pudiera preguntárselo a él, Jaejoong corrió hacía la
puerta y la cara de Namin, sumamente molesta fue lo primero que medio vi, por
qué aún estaba más dormido que despierto en realidad.
—¿Has
perdido la cabeza, Kim JaeJoong? Saliste todo apresurado de la casa luego del
almuerzo para acá. Son más de las once de la noche y no dabas señas de vida,
¿qué han estado haciendo?
—Namin,
te prometo que nada malo. Solo nos quedamos dormidos viendo televisión.
—Auch…
Cuando me
levanté del sillón fue peor de lo que imaginé. El dolor en mi espalda se
intensificó y tuve que levantarme y moverme con cuidado. Semi agachado por la
mala posición y Jaejoong con una mano en su cuello adolorido no ayudaba.
—Ya en
verdad, ¿qué han estado haciendo ustedes dos?
Y la
sonrisa burlona en el rostro de Namin nos hizo abrir los ojos en sobre manera.
Por impulso, más que por otra razón. Me erguí inmediatamente, y eso solo causó
un latigazo de dolor en toda mi espalda.
—¡Maldición!
Volví a
agacharme, con una mano en mi espalda. Y Namin enarcó una ceja.
—Jaejoong…
Si que tienes agotado al pobre Yunho.
—¡¡Namin!!
Jaejoong
abrió sus ojos con fuerza, negando vehementemente mientras empezaba a empujar a
su hermana fuera del departamento.
—Yunho,
lo siento. Hablamos mañana camino al conservatorio.— Yo solo asentí, escuchando
las risitas de la mujer y los quejidos de Jaejoong por que se callara, sin
embargo, antes de cerrar la puerta, él se volvió a asomar. —¡Y no te olvides de
estudiar!
Me señaló
y miró fijamente, entrecerrando sus ojos antes de regalarme una sonrisa y
termina de salir. Cuando la puerta se cerró, me pude lanzar contra el sillón
boca abajo, con un quejido leve en mis labios.
Y ese
dolor insoportable en la espalda.
Era
definitivamente, la última vez que me dormía en el sillón.
…
…
—Y se
atrevió a insinuar que Yunho y yo estábamos en… ¡eso!
Yoochun
rió a carcajadas, dejando caer sus manos sobre las teclas del piano en un ruido
estrepitoso. Jaejoong había tomado una muy mala costumbre de contarle todo a
Yoochun. Y eso implicaba que nuestra no relación estaba de por medio en sus
platicas.
Y por
tanto yo tenía a Yoochun disfrutando a carcajadas de todas las tonterías que
nos pasaban en primera fila.
Debía
convencer a Jaejoong de no contarle absolutamente todo a Yoochun.
O al
menos convencer a Yoochun de fingir que no sabía nada sobre mí.
La
primera hora de examen no había estado tan mal, si, había estudiado. Y cuando
menos estaba seguro de no haber salido tan mal. Bostecé una vez más, desde mi
asiento dentro del auditórium, mientras Yoochun y Jaejoong sobre el escenario
seguían conversando.
—¡Oigan!
¿No deberían practicar ya?
—Tranquilo,
Yunho. Esa canción está más que ensayada. ¿Verdad Jae?
—Así es,
Yoochun escribió una canción hermosa. Además nos presentamos el jueves.
—Ahora,
deja que Jae me siga contando como NO hicieron ‘eso’
La risita
de Yoochun volvió a molestarme, en especial cuando me miraba de esa forma.
Aunque Jaejoong lo golpeó en la espalda, de mucho no sirvió, así que solo me
tocó suspirar.
—¿Se
puede saber por qué le tienes que contar todo Jae?
—Oh, es
que tú sabes que Yoochun y yo de alguna forma extraña descubrimos que estamos
mejor como amigos y aún así creamos una conexión muy fuerte.
Yoochun
asintió, tomando la mano de Jaejoong.
—Digamos
que somos algo así, como almas gemelas.
—¿Las
almas gemelas no es la persona que amas?
—No,
necesariamente Yunho. Una alma gemela es como tu complemento. Esa persona con
la que sentirte cómodo no es difícil. A quien le puedes contar todo y ser tu
apoyo. NO es necesario profesarle amor a esa persona. Así que por eso, Jae y yo
somos almas gemelas.
La
verdad, escuché el discurso. Y supongo que como mi mirada no se había despegado
de esas manos unidas, fue por eso que Yoochun retiró su mano y Jaejoong fingió
que nada pasaba. Cuando levanté la mirada, Yoochun solo bufaba divertido.
—Que
posesivo resultaste, Yunho.
—Bueno, bueno… Ya vamos a ensayar.
—Bueno, bueno… Ya vamos a ensayar.
Jaejoong
se levantó de su lugar junto a Yoochun y arregló el cuello de su camisa. Así
que a Yoochun no le quedó más que empezar a tocar las notas el piano. Cerrando
los ojos y concentrándose en la canción que había escrito y compuesto.
No
importaba cuantas veces escuchara esa canción.
Ese era
el último grito de amor de Yoochun a Junsu.
Y moría
en sus labios, cruelmente.
Por que
Junsu tal vez nunca la escucharía.
Pensé en
visitar a Junsu en estos días, contarle que sería lindo que fuera al concurso.
Luego pensé que era una reverenda estupidez. Si bien Junsu estaba en un proceso
de reconocimiento. Eso no quería decir que de repente se aparecería frente a
Yoochun, en uno de sus momentos más importantes.
A
compartir una canción con él.
Así que
mientras tanto, solo me quedaba escuchar aquella canción, que salía del alma de
Yoochun y era trasmitido por las voces de él y Jaejoong.
…
…
—¡Hyung!
Minho de
pronto me empujó suavemente.
Caminando
a mi lado con una sonrisa en los labios, y de un estupendo estado de ánimo.
—No te
veía desde el viernes, Minho.
—He
estado ocupado el fin de semana. Además ya se vienen mis exámenes, ¿cómo te ha
ido con los tuyos?
—Me
graduaré que es lo importante. Al menos yo los termino el miércoles.
—Escuché
que vendrá para el concurso de canto, un proveedor de becas de París, que
distribuye a los mejores estudiantes por distintos países, ¿es verdad?
Las
palabras de Minho me trajeron a la realidad. De pronto estaba ahí, parado en
medio del pasillo, con un escalofrío que recorría mi espalda y me recordaba un
pedazo de mi vida que creía olvidado.
Rain era ese proveedor de becas de
París.
—¿Hyung?
—Lo siento,
si. Es verdad. Su nombre es Jung Jihoon. Y no solo viene por los de canto,
también viene por talentos en baile, composición, escritura y las mejores
calificaciones del conservatorio.
—¡Oh, eso
es grandioso! Fácilmente podrían becarte Yunho. Sin duda eres el mejor en
baile.
—Si… tal
vez.
Minho me
miró fijamente, podía sentir su mirada. Pero justo en ese momento recordé que
había ido por una botella con agua. Y que debía volver al auditórium.
—Minho,
me tengo que ir. Hablamos después, ¿de acuerdo?
—Si,
supongo…
—Por
cierto, esto de las becas. No se lo menciones a nadie más.
—Pero…
—Es algo
que debe mantenerse en bajo perfil.
Minho
entonces asintió. Caminé de regreso al auditórium, mientras los demás alumnos
se encontraban en clases. No estaba seguro de la razón por la que Minho andaba
por los pasillos, pero justo ahora eso no importó.
Cuando
llegué la puerta estaba entre abierta.
Las voces
de Jaejoong y Yoochun estaban en su máximo esplendor. Con unas notas tan
excelsas que serían la envidia de cualquiera, que les daría el primer lugar sin
duda. La manera en la que Yoochun había moldeado la voz de Jaejoong era
asombrosa.
Cuando
sostuve el pomo de la puerta suspiré.
Sus voces
eran una sola, y el talento de Jaejoong brillaba como nunca antes.
—Si fuera por mí, haría que tu corazón
se sienta cálido otra vez, llenándolo de una infinita ternura~
Ahí
estaba, ese dolor compungido por la impotencia. Lo había olvidado.
¿Cómo lo
había olvidado así de fácil?
El piano
terminaba con sus últimas notas.
Era
extraño… Por que Jaejoong lograba que me olvidara de mis cosas importantes.
Y
entonces, perdía el rumbo de mi futuro.
…
…
Jaejoong
sabía que estaba extraño.
Que de
pronto volví a comportarme frío y lejano.
Por eso
se ha sentado junto a mí, luego de que su práctica terminara y Yoochun
decidiera marcharse a su casa. No ha preguntado, no se ha movido demasiado,
apenas ha colocado su mano sobre la mía.
Y me
intriga saber los minutos que resistirá sin decirme algo.
—Yunho…
¿No piensas hablarme?
—Lo
siento, Jaejoong. Es solo que tengo muchas cosas en la cabeza ahora.
—¿Cómo
qué?
—¿Has
pensado en lo que harás luego de graduarte?
Él movió
ligeramente su cabeza. Claro que lo había pensado. Jaejoong es demasiado
inteligente como para dejar ese tipo de temas de lado, solo por un amor de
juventud, apretó su mano sobre la mía y suspiró.
¿Qué tan
fuerte era ese amor que sientes por mí, Jaejoong?
¿Amor?
¿Dije amor? ¿En verdad pensé en el amor?
—Bueno…
tengo planes, como cualquiera.
—¿Qué
planes son esos?
El agarre
sobre mi mano se tensó, Jaejoong bajó la mirada y cerró con fuerza los ojos. Yo
lo sabía, lo sabía desde aquel día cuando llamé a Rain, solicitando me fuera
considerado para una beca en París.
Tengo mis
sueños, mi futuro. Y no puedo sentirme mal por intentar hacer todo lo posible
por llegar hasta ellos. Jaejoong tiene sus sueños, sus metas y no puedo
retenerlo a mí, por ello.
—Eso es
lo malo de las relaciones durante la vida estudiantil.
Sonreí y
Jaejoong me miró. Sorprendido por mis palabras.
—Es un
amor contra reloj.
Él solo
volvió a suspirar. De pronto aquel auditórium parecía tan inmenso, tan
solitario. Que la mano de Jaejoong sobre la mía provocaba un peso innecesario.
—¿Cuáles
son tus sueños Jaejoong?
—No lo
sé, ya ni estoy seguro de eso. De pronto Yoochun viene y me muestra que puedo
ser muy bueno cantando. Y me gusta, me encanta esto que siento cuando estoy
sobre un escenario y elevo mi voz.
Sonreí,
con una mano sobre su cabello.
—¿Quieres
estudiar música entonces?
—Quisiera…
pero mamá y mis hermanas dirán que es un desperdicio para mi cerebro.
—Repito,
¿quieres dedicarte a la música?
—No lo
sé…
Removí mi
mano debajo de la suya y abracé su cuerpo una vez más. Él suspiró entre mis
brazos. Apoyando la quijada en mi hombro. No era el momento. No aún. Jaejoong
primero debía aclarar sus prioridades, y antes que eso, enfocarse en el
concurso de canto.
Luego
vendría el eclipse de nuestra historia de amor juvenil.
Después
vendrían las estadísticas absurdas y las preguntas baratas.
De
cuantas posibilidades hay de que una historia de adolescentes, en la vida real,
tenga un final feliz, tenga un por siempre entre líneas. De al menos una
posible estabilidad, o una promesa intermedia que opaque al eufemismo apagado
de la desazón.
…
…
Al
siguiente día miré con nostalgia a los cuatro gatitos dentro de la pequeña
canasta que Jaejoong había conseguido y que reposaba sobre el sillón en mi
departamento. Ellos eran la representación de un inicio. La razón principal por
la que de pronto Jaejoong y yo nos acercamos tanto.
…Y que
una tarde de lluvia, en medio de la carretera conocí a Junsu.
Cuando
Lion maulló desde el piso. Yo solo lo acaricié un poco.
—Tranquilo,
pequeño. Tú te quedas conmigo.
Lion
movió su cabeza con entusiasmo ante la caricia, en realidad dudaba que pudiera
entenderme, pero sabía que de esa forma estaba todo bien. Y la sonrisa en mi
rostro vaciló.
—¿Listo?
Jaejoong
entró a mi departamento, ya sin el uniforme y con un pequeño bolso cruzando su
cuerpo.
—Claro.
Me
levanté de mi asiento y caminamos hasta la salida.
Si bien,
luego del incidente en el auditórium no habíamos tocado más el tema. Jaejoong
si había recordado que hoy era el día en que debíamos regalar a los gatitos,
por que no podrían quedarse conmigo para siempre, y tampoco podía dejarlos
crecer más a mi lado o sufrirían más adelante al estar acostumbrados a mí.
La moto
ese día no era una opción. Jaejoong sonrió de una manera extraña.
Yo no
había querido soltar la canasta por nada del mundo mientras nos dirigíamos a la
casa de Minho, así que supongo que aquello le causaba, por más repugnante que
eso me parecería.
Pero, tan
solo… No quería soltar a los gatitos, al menos, no por el momento.
…
…
—¡No!
Espera, no toques aún el timbre.
Jaejoong
me miró extraño, y yo no pude evitarlo.
Tomé al
gatito marrón entre mis manos, dejando la canasta en manos de Jaejoong.
—Escucha
bien pequeño, te vas a portar bien. Minho es un buen muchacho y cuando se le
olvidé darte de comer por estar en sus entrenamientos, siéntete en la libertad
de arañarlo, ¿de acuerdo?
El gatito
maulló y se removió incómodo por la posición en que lo sostenía. Y Jaejoong
aunque intentó ocultarlo rió. Toqué el timbre y luego de unos segundos Minho
asomó la cabeza por una de las ventanas.
—Yunho,
ya bajo…
—¿Era mi
impresión o Minho estaba muy despeinado?
—¿Cómo te
das cuenta de esas cosas Jaejoong?
Él solo
levantó un poco los hombros y cuando Minho abrió la puerta, arreglaba un poco
la camisa y peinaba su cabello con una mano.
—Lo
siento, había olvidado que hoy vendrías.
—No te
preocupes.
—¿Él es?
Los ojos
de Minho parecieron brillar al ver al gatito en mis manos, y casi de inmediato
lo tomó entre sus brazos, jugando con él, acariciándolo divertido.
—Cuida
bien de él, ¿de acuerdo? No te olvides de darle de comer, y demuéstrale cariño,
eso es importante para ellos, o al menos eso dicen los libros que Jaejoong una
vez me llevó.
—¿Los
leíste?
—Para
algo me los diste, ¿no?
Minho
sonrió ante lo sorprendido que parecía Jaejoong. Y cuando vi a Changmin bajara
las escaleras, con los pies descalzos y despeinado también, entendía por que
Minho había olvidado que hoy iría a su casa.
—Hola.
—¡Min!
¿Qué haces por acá?
—¿Tú que
crees Jaejoong?
Changmin
se cruzó de brazos y Minho negó levemente con la cabeza, jugando aún con el
gato en sus manos. Me sorprende que Jaejoong a veces noté unas cosas y otras
no. Changmin enarcó una ceja y Jaejoong abrió la boca.
—¿Ustedes
dos? ¿Ya están juntos? ¿Por fin? ¿Ya?
—Si, por
fin… Ya.
Minho
sonrió. Y Jaejoong rodó los ojos.
—Bueno,
tenemos que ir a un par de casas más. Y tú cuida bien de este mocoso.
—Ya te
dije que si, hyung.
—No te
hablaba a ti Minho.
Choi
levantó la mirada y se dio cuenta que a quien le había hablado era a Changmin,
por lo que solo suspiró y jugó con las patitas del gato.
—Supongo
que haré lo posible.
—Y tú,
Minho. Cuídate de él.
Jaejoong
dijo sus últimas palabras con algo de burla, unos minutos después abandonamos la
casa de Minho. Y Jaejoong se dedicó a cuestionar lo extrañamente tranquilo que
se veía Changmin cada que lo veía junto a Minho.
…
…
Cuando le
pregunté a Yoochun por si quería tener un gato.
Él solo
contesto que no era a él, a quien le correspondía uno de ellos, cuando desde un
inicio me había aconsejado que me deshiciera de ellos. Supuse que Yoochun no
era muy adepto a cuidar de animales, en realidad por que nunca los había
tenido.
Pero luego
me recomendó dos estupendas opciones, y accedí.
Cuando
estuvimos frente a la casa de Heechul, el lugar era un caos, había cajas por
todas partes, Jaejoong y yo compartimos una mirada sin terminar de entender lo
que sucedía.
Lo
curioso es que, tenía entendido que ahora Heechul vivía solo con su mamá, y sin
embargo las personas que empacaban a más de la mamá de Heechul, y una pareja de
la misma edad que ella.
—¿Ustedes
son los amigos de Heechul?
Un
muchacho de cabellos castaños se puso delante de nosotros, quitándose los
audífonos y con una mirada muy profunda.
—Si,
¿sabes dónde esta?
—En el
piso de arriba, con sus amigos.
Luego de
eso, el muchacho caminó hasta la cocina por un poco de agua. Jaejoong solo
volvió a levantar los hombros y subimos las escaleras, la verdad es que no
entendía muy bien la razón por la cual Yoochun me había recomendado a Heechul
pero cuando subí y Siwon salía de una de las habitaciones, él nos sonrió.
—Pensé
que no llegarían.— Siwon abrió un poco más la puerta y giró hacía el interior
de la habitación. –Yoochun ya están aquí.
Yoochun
apareció frente a nosotros en un corto lapso de tiempo y pronto nos encontramos
todos en la habitación de Heechul, que se encontraba también con un par de
cosas ya guardadas en cajas y supuse por la expresión en el rostro de Siwon que
no se trataba de una mudanza dentro de la ciudad.
—Heechul
va a viajar a Japón dentro de poco. En realidad apenas terminé los exámenes
este viernes viajará junto a su mamá a un residencia cercana a la de su padre,
y su nueva familia.
Jaejoong
movió un poco su mano y mordió su labio inferior.
—¿Entonces
ese muchacho de abajo?
—Es
Donghae, mi hermanastro, por decirlo de algún modo.
Heechul
no parecía muy cómodo con hablar de eso, por lo que Siwon tomó su mano y
sonrió.
—Un
momento, ¿quiere decir que no estarás para la graduación?
—Creo que
no.
Heechul
me miró por un momento y luego volvió a sonreír, con su mano y la de Siwon entrelazadas
aún.
—El punto
es quería darle algo a Heechul antes de su viaje, algo por lo que olvidarnos le
resultara difícil. Entonces, ¿qué mas que un ser vivo que le recuerde cada día
que existe y debe cuidar y alimentarlo? Por ende, nos recordará siempre.
Siwon
sonrió ante la lógica expresada por Yoochun y movió su cabeza un poco.
—Están
locos, si creen que me voy a olvidar de ustedes.
Heechul
se encargó de darle un pequeño golpe en el hombro a Yoochun y luego arrimó su
cabeza sobre el hombro de Siwon. Había un deje de nostalgia en el ambiente, que
me recordó a nuestra conversación en el auditórium.
Comprendí
esa separación a la que Heechul y Siwon se debían someter.
Yoochun
me había comentado días atrás lo de la enfermedad de la mamá de Heechul.
Era
necesario, era algo que debía suceder. Y en este caso el amor no estaba
involucrado, por que Heechul debía marcharse y a Siwon solo le quedaba
apoyarlo. Así que con cierta empatía recorriendo mi sistema, tomé al gatito
gris en mis manos, lo miré por un largo rato y susurré las mismas palabras que
le hubiera dicho al anterior.
Cuando
giré hacía ellos, sin que me hubieran escuchado, le extendí el pequeño gatito a
Heechul y él sonrió, soltando la mano de Siwon.
—Gracias.
—Cuídate
mucho en Japón.
Heechul
me regaló una sonrisa y se entretuvo junto a Siwon con el pequeño gato. Yoochun
los observaba con cierto anhelo entre los ojos. Y Jaejoong solo se removió un
poco en su lugar.
—¿Irás
donde él ahora?
—Si.
Yoochun
mordió su labio inferior, planeaba decirme algo más, pero al final prefirió
callar. Parte de esta historia la comprendía Junsu y sin él, estos gatitos no
estarían hoy en mis manos, Yoochun había tenido razón.
Así que
cuando salimos de la casa de Heechul, Jaejoong se puso inevitablemente tenso.
…
…
Jaejoong
había dicho que me esperaría en el departamento.
Que el
último gato lo entregaríamos mañana luego de la primera ronda en la competencia
de canto. Por que James se presentaba en la primera ronda del miércoles y ellos
en la del jueves. Así que con una sonrisa débil en el rostro Jaejoong regresó
al edificio.
En cuanto
estuve frente a la puerta de la casa de Junsu. Respiré hondo.
Tenía el
pequeño gato en mis manos, imaginé que no sería una buena idea llegar con él en
mis manos como si nada. Pero ya era tarde para arrepentimientos. Ya estaba ahí,
y precisamente Junsu abría la puerta.
—¿Yunho?
—¿Tienes
algo de tiempo?
Junsu
miró el gatito en mis manos, sus cejas se levantaron un poco, como si un montón
recuerdos y nostalgias lo invadieran vertiginosamente y chocaran con fuerza
entre las paredes de su mente y alma.
El gato
en mis manos maulló. Y Junsu con eso pareció despertar de su letargo
momentáneo.
—Claro,
pasa.
Justo en
ese momento Junho bajaba las escaleras, con un montón de folletos en las manos.
Y al verme asintió un poco y sonrió.
—Aquí
está lo que me pediste.
—¿Se las
das a mamá, por favor? Voy a hablar con Yunho un momento.
Junho
pareció no sentirse muy seguro de mi presencia ahí, sin embargo pareció confiar
en Junsu y asintió. Caminando por uno de los pasillos de la casa, seguramente
donde su mamá se encontraba.
—Entonces,
¿de qué quieres hablarme?
—Antes
que nada, respecto a lo que paso en el partido. No puedo decirte que lo siento,
pero si espero que al menos eso… Te quiero mucho, Junsu. Te aprecio demasiado.
Desarrollé por ti una gran amistad y no sabía como salvarte. Solamente tomé la
única oportunidad que encontré, antes de perderte por completo.
No estaba
seguro de muchas cosas, en especial, esa mirada seria en Junsu, sus expresiones
y sus brazos cruzados. Él estaba ahí, respirando hondo y al final de todo con
una exhalación que parecía más bien un suspiro.
—Es un
tema… En que no puedo decir ‘Hyung, está bien. Te entiendo, sé que lo hacías
por mi bien’ por qué me robaron una de las cosas más importantes en mi vida.
Aún así, yo tampoco he hecho las cosas bien. La peor de todas, que fue robarle
a mi hermano a la persona que le gustaba. Y aún así, Junho ha decidido
apoyarme, seguir junto a mí.
Junsu
mordió su labio inferior, con la mirada alicaída y una sonrisa vacilante en sus
labios. Como si buscara las palabras adecuadas para no sonar tan afectado.
—No
sabría decirte si yo podría hacer algo como eso, pero esperó hacerlo después.
—¿Después?
—Pues voy
a buscar ayuda. Ya sabes para eliminar todas estas emociones negativas y tratar
de ver el mundo de otra forma.
—¿Hablas
de un psicólogo?
Junsu
asintió. Y yo solo suspiré, con el pequeño gato entre mis mano removiéndose. Le
extendí al gatito y Junsu me miró confundido.
—Tú eres
parte de este todo. Te corresponde cuidar de uno de ellos. Sin ti yo ni
siquiera hubiera sospechado que esa gata a la que el carro atropelló murió
buscando alimento para sus bebés, sin ti no los hubiera encontrado. Tienes una
parte de mi, desde que te conocí, Junsu.
Fue una
total incredulidad la que se reflejaron en sus ojos, sus manos temblorosas
tomaron con cuidado al minino, nuestras manos se rozaron y hubo un momento en
el que se alejó, pero luego ese mínimo movimiento quedó en el olvido cuando
tuvo al gato completamente entre sus brazos.
—Nuestra
relación está sumamente deteriorada, Junsu. Pero espero que te recuperes,
quiero conocer a ese Junsu de antes, del que mi hermano se enamoró.
—El Junsu
que conociste ese día bajo la lluvia, el que luchó por buscar a estos gatitos,
ese es el más cercano al real.
Sonreí, y
no pude evitarlo. Lo abracé, abracé a Junsu con una fuerza que temí que el gato
terminara asfixiado, no lo abrazaba desde hace tanto. Desde que mis emociones
por él se confundieron y perdí el rumbo de mi vida.
—¿Por qué
razón te gustaba?
Junsu no
pareció tensarse demasiado, solo suspiró y habló muy cerca de mi oído debido al
abrazo.
—Por que
me brindabas la sensación de quererme por quien soy. Por que solo junto a ti,
era lo más cercano a lo que fui antes.
—¿Y
Yoochun?
—Yoochun
conocía a este Junsu transformado por el odio, el rencor, la envidia. Tú
despertabas en mí, esa sensación de volver a ser yo. Como si de pronto todo lo
malo que hubiera hecho para lograr lo que quería ya no existiera. Y Changmin…
él es mi realidad, el que conoce ambos lados en mi, mi escape, el único que me
salva de no hundirme más.
Lo abracé
un poco más.
Unos
minutos después abandoné su casa, él me prometió que nos volveríamos a ver y
eso solo me confundió, como si de pronto se estuviera despidiendo de mí. A unos
pasos de alejarme por completo regresé mi mirada hacía su casa.
Me
hubiera gustado hacerle la misma promesa, nos volveremos a ver pronto, algún
día tal vez, dudé en regresar a hacerle aquella promesa, pero desistí cuando
llegué a la conclusión de que con sus palabras bastaba.
…
…
Cuando
llegué al edificio y toqué la puerta del departamento de Jaejoong, él me abrió
casi de inmediato. Con la mirada de sus hermanas atrás, que habían estado
mirando televisión.
Rápidamente
Jaejoong, salió y dejó la puerta entre abierta, con una sonrisa extraña en el
rostro.
—Se han
vuelto muy pendientes de lo que tú y yo tenemos.
—¿Lo que
tu y yo tenemos?
—Bueno…
ya sabes Yunho, ‘eso’
Volví a
sonreír. —¿Me traes al gato, por favor?
—Oh, si…
Jaejoong
salió un rato después entre risas de sus hermanas y madre y con las mejillas un
sonrojadas, aunque tenía el entrecejo arrugado.
—Ten. Se
portó muy bien, nunca me dijiste a quien se lo ibas a regalar.
—Si, te
digo en un rato. Espérame aquí, ¿vale?
No sé si
habrá intentando responderme, pero fui velozmente a mi departamento por todo lo
que necesitaba, coloqué el collar en el cuello del pequeño gato entre mis
manos. Lion dormía profundamente en su lugar, coloqué la nota escrita desde
hace día en el collar.
Y volví a
tomar aire.
Cuando
salí Jaejoong estaba arrimado en una de las paredes, mirando sus pies y con la
puerta de su departamento completamente cerrada. Inhalé profundamente y le
extendí al pequeño gatito una vez más.
—¿Me lo
vas a dar a mi?
Una
sonrisa en sus labios y yo solo asentí. Sentía un hueco en el estómago y un
nudo en la garganta. Jaejoong vio extrañado la nota que había en el collar del
gatito y la desdobló con cuidado, leyendo mi letra plasmada ahí.
“Dile
a Jaejoong lo que yo no me atrevo a decirle”
Cuando me
miró confuso. Señalé mi pecho y él dedujo rápidamente que se trataba del collar
del gato, así que giró la placa, y leyó el reverso del collar.
“Te
amo…”
Esta vez
era como un frío…
Establecido
en la boca de mi estómago, extendido por todo mi pecho. Esperando por una
reacción de su parte. Una que no llegó velozmente, pero que luego se transformó
en algo parecido a una sonrisa, por que mordió su labio inferior y exhaló con
fuerza.
—Yo
también, Yunho… Mucho.
Él dejó
al pequeño gato en el piso, y sus labios volvieron a besarme como días atrás.
Como tiempo atrás. Con ese sentimiento rebosante de alegría, con tintes de
final feliz, que engañaban al corazón y te hacían sentir ganador.
El amor
tiene esa desventaja, te hace creer en promesas sin fundamentos. Te hace
elevarte sin importare la caída. Y justo ese beso sabía a gloria. Al momento
definitivo de no estar por estar, de estar como debe ser, con palabras
implícitas de por medio.
Cuando
nos separamos sonrió, y me abrazó.
—¿Está
implícito, verdad Yunho?
—Si,
Jaejoong. Estamos saliendo de verdad.
Otro de
esos abrazos llegó, de esos que te roban el alma, y te acaparan el corazón.
De esos
ingenuos que creen en fantasías y realidades anheladas.
…
…
El último
de mis pequeños se había quedado con Jaejoong.
Daban
siquiera las once de la noche, cuando estudiaba algo de composiciones. Lion ya
se había trepado junto a mí en la cama, y dormía abrigado bajo una de las
almohadas. La luz parecía no molestarle y aunque se había mostrado algo pasivo
toda la tarde por la ausencia de sus hermanos.
Al menos
no estaba tan triste y supuse que sería cuestión de que se acostumbrara a la
ausencia de los demás. Acaricie su pelaje un rato y suspiré. Por que por ese
día no podía continuar, al menos no con esa materia. Y por suerte mañana serían
los últimos exámenes.
Así que
cerré el libro y miré el techo de la habitación con un bostezo en los labios y
un suspiró largo. Había una incomodidad en mi pecho parecida a un mal
presentimiento. Cuando tocaron la puerta, me levanté algo asustado, de que ese
presentimiento llegara a cumplirse.
Y no
estaba seguro de hasta que punto era malo. Cuando abrí la puerta y Rain y Boa
estaban ahí, con una sonrisa en el rostro. Boa me abrazó de inmediato, como si
los años hicieran mella de repente.
—¡Yunho!
Estás hecho todo un adulto.
—Boa…
Rain, ¿qué hacen por aquí?
—Bueno,
creo que vinimos directo desde el aeropuerto. Boa moría por verte de inmediato.
Pero es un secreto de estado con eso de que tu padre no debe saberlo.
Rain
colocó una mano sobre mi hombro y sonrió, seguido de un abrazo fuerte.
—Te
tenemos una noticia estupenda, Yunnie.
—¿Yunnie?
Boa, por favor, solo me decías así cuando tenía doce años. Al menos dime que
apenas veas a Yoochun le dirás, ‘Chunie’
Boa rió,
asintiendo rápidamente y dejando que Rain continuara.
—Te
dieron la beca, Yunho. Completa en París, para toda la carrera.
No pude
evitarlo, levanté mi puño con fuerza y volví a abrazarlos de inmediato. Era
como esa meta cumplida al fin. Y solo en eso pensé en ese instante. En que
podría tener a los mejores maestros, la mejor educación. En que había
conseguido lo que quería desde hace tanto.
En que
tendría la independencia de estar fuera del yugo de mi padre.
Y por fin
podría encaminarme solo, hacía lo que quería.
…
…
¿Cómo
decírselo?
¿Cómo
decirle a Jaejoong lo de la beca, sin sonar tan devastadoramente cruel y
desinteresado?
Aunque no
era el momento adecuado. Los exámenes habían terminado y todos se encontraban
en el auditórium para la primera presentación. La gran mayoría de los
internacionales de América se presentarían hoy, y el resto al día siguiente.
Era
difícil, cuando Jaejoong estaba a mi lado, y Yoochun al suyo, cuando de mi lado
estaba Minho, y a su lado Changmin. Peor, cuando Siwon y Heechul llegaron,
colocándose a un lado de Yoochun.
El
momento exacto en el que mi círculo de amigos se había agrandado de cero a
esto. Era algo inexplicable por el momento. Rain estaba sentado en la primera
fila. Con su pose elegante, observando a cada uno de los participantes como el
invitado especial. Y el jurado en primera instancia hacía sus respectivas
anotaciones.
Cuando se
anunció la presentación de James, y su compañera Sarah. Hubo un corto silencio
mientras los representantes hacían su entrada y todos observaban expectantes a
unos de los favoritos para la competencia.
Sin
embargo cuando las puertas se abrieron y Junsu ingresó, con un andar tranquilo,
hasta quedarse apoyado en una de las paredes, con los brazos cruzados a falta
de asientos. Con su expresión seria, y fingiendo que en realidad no había
llamado tanto la atención.
Contrario
a lo que esperaba, Yoochun solo giró, lo miró, y luego regresó su mirada hacía
el escenario, por lo menos en lo que yo vi. No regresó a ver a Junsu más. Y
James se paró tras el micrófono, hubo otro silencio y la música empezó.
Has
permanecido en mis pensamientos y me encariñe día con día
Me
perdí en el tiempo pensando en tu rostro
Solo
Dios sabes cuanto tiempo me ha costado dejar mis dudas
Eres
lo único que quiero
Y su voz
destacó asombrosamente.
Con gráciles
movimientos de su cuerpo, con su mano destinada hacía la rubia junto a él, que
esperaba su momento para cantar, fue inevitable. Jaejoong por primera vez entre
todas las presentaciones abrió mucho los ojos, sorprendido de ese talento.
Entonces, sostuve su mano y él sonrió.
No
sé por que estoy tan asustada, he estado aquí antes
Cada
pensamiento, cada palabra. Lo he imaginado todo
Nunca
sabrás sino lo intentas
Olvida
tu pasado, y sencillamente se mío.
Cuando
ella cantó, fue majestuoso.
Cada
palabra y sentimiento expresado. Fue más por instinto. Giré hacía Junsu y él
estaba ahí, con una expresión tranquila en esta ocasión, observaba a James
fijamente y cuando regresé por Yoochun, él observaba a los representantes
norteamericanos.
Te reto
a que me dejes ser la única,
Prometo
que merezco que me estreches entre tus brazos
Así
que vamos, dame una oportunidad para demostrarte que soy esa persona que puede
recorrer esa milla hacia ti
Ese
presentimiento se apoderó de mi otra vez.
Solté la
mano de Jaejoong con cuidado y rasqué un poco mi nuca. El teléfono comenzó a
sonar, era el número de mamá. Miré a Yoochun, notando que era extraño que me
llamara directamente.
Así que
decidí levantarme inmediatamente y salir de ahí.
Si
he permanecido en tu mente te quedas colgado en cada palabra que digo
Te
pierdes en el tiempo cuando escuchas mi nombre
¿Sabré
alguna vez como es sentirte cerca, y que me digas que cualquier camino que
escoja me seguirás?
Cuando
las puertas del auditórium se cerraron tras de mí.
Pude
finalmente contestar.
—¿Si?
—¡Yunho! ¿Dónde estás?
—En el
conservatorio, ¿qué sucede?
—Tu padre contrató a un detective, ya
sabe dónde vives. Ten mucho cuidado, recuerda que aún eres menor de edad.
Pasé una
mano por el rostro.
—¿Qué
tiene planeado?
—Te quiere sacar del país. No estoy segura de que
quiere.
—De
acuerdo, quédate tranquila. Veré como soluciono esto.
Y esa fue
la peor de mis mentiras, no tenía la seguridad de absolutamente nada y menos de
que pudiera mantenerlo lo suficientemente alejado. Así que cuando Jaejoong
salió, notó inmediatamente que algo no andaba bien.
—¿Por qué
saliste de esa forma?
—Una
llamada importante.
—¿Qué
tanto?
—Mi papá
ya sabe donde vivo. Quiere mandarme fuera del país.
Los ojos
de Jaejoong se abrieron con sorpresa, borrando la preocupación en su rostro por
uno de angustia. Tenía que decir la verdad, o Jaejoong no entendería.
—¿Quiere
sacarte fuera del país definitivamente?
—Aunque
quisiera no podría, mi cumpleaños está cerca y seré mayor de edad. Aún así
necesito estar aquí para este viernes.
—¿Por qué
hasta el viernes?
—Tengo
una beca completa para París, el viernes será la entrega de las becas en el
conservatorio, y si no me presento puedo meterme en problemas.
Hubo ese
espacio de tiempo, esperando por una respuesta o reacción.
Jaejoong
pasó una mano por su rostro. Y suspiró.
—¿Tienes
una beca dónde, por qué no me habías dicho?
—Recién
me dieron la noticia ayer.
—¡¿Por
qué ni siquiera me dijiste que habías aplicado para una beca?!
Iba a
responder, todas y cada una de las dudas que tenía. Pero el perfil de mi padre,
con dos de los guardias de seguridad. Me detuvo, Jaejoong giró hacía él y
arrugó el entrecejo. Seguramente recordando el golpe, que contaba como su
primer encuentro.
—Solo una
cosa, Yunho. ¿Por qué no quiere que recibas esa beca?
—No
quiere que baile. No sé por que extraña razón, pero creo que le recuerda a mi
madre y bueno… Ya sabes toda su historia.
Instintivamente
Jaejoong retrocedió un paso. Mi padre empezaba a acercarse y yo ni empezaba a
moverme.
—De
acuerdo, entonces te prometo algo Jung Yunho. Lejos de todos los problemas que
esto me va a acarrear con mi familia. Te prometo que como sea estaremos el
viernes aquí.
—¿Estaremos?
—Si,
tengo un plan.
—¿Qué
plan?
Jaejoong
sonrió, y sostuvo mi mano con fuerza.
—Desaparecer
hasta el viernes para que recibas tu beca y tu padre ya no pueda hacer nada.
—Un
momento, ¡¿qué?!
Justo
antes de que mi padre siquiera lo percibiera Jaejoong empezó a correr y me jaló
junto a él.
—¡Jae!
—¡Tú solo
corre!
Escuché
las pisadas fuertes de aquellos hombres seguramente persiguiéndonos, Jaejoong
corrió tan rápido que me sorprendió no estando acostumbrado a eso. Su mano
apretaba la mía con fuerza, y yo poco a poco empecé a escuchar los pasos de
esos sujetos más lejos.
—¡Yunho
detente ahí!
Cuando
escuché el grito de mi padre apresuramos el paso. Por los pasillos hasta llegar
directamente al estacionamiento. Jaejoong se adelantó y yo busqué las llaves,
cuando me senté, Jaejoong colocó uno de los cascos sobre mi cabeza, y el otro
sobre la suya.
—¡¡YUNHO!!
Volví a
escucharlo, pero para ese momento Jaejoong se aferraba a mi cuerpo y yo
arrancaba a toda velocidad en la moto.
¡¿Qué
diablos estaba haciendo?!
…
…
De acuerdo, dos kilómetros después.
Luego de las risas y los comentarios
extraños.
Cuando en el camino se me ocurrió
preguntarle a Jaejoong por su plan. Y él solo respondió con que solo planeaba
escapar hasta el viernes y escondernos mientras tanto, empecé a dudar de esa
supuesta inteligencia.
Aunque la idea resultaba interesante,
pero también estaba lo del concurso de canto y su participación al día
siguiente. Lastimosamente Jaejoong dijo algo que era muy cierto. Seguramente
también lo estaban buscando a él ahora.
Así que presentarse en el concurso no
era una opción.
Oh, Dios… Ahora que lo analizaba…
¡Yoochun iba a matarme!
Pero de un modo u otro. Jaejoong
acababa de dejar todo, ¿absolutamente todo?
Sin contar con los problemas con su
familia que aquella acción acarrearía.
…
…
Publicado por: Yoonho_kts
Estado: One and Only.
Escuchando: Adele.
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