¿Estás ahí?
—¿Yunho?
Namin habló
suave, con la voz pegada a la melancolía, suavemente arrimada en la pequeña
pared que había detrás. Movía sutilmente su pie y esperaba, como cada noche por
él.
—Namin lo
siento— Pero él sonaba
diferente –Esta noche tengo un asunto que resolver, cenamos juntos otro día
¿sí?
—Claro— Mintió,
porque sus miedos debían aprender a ser controlados –Me iré a casa entonces.
—Ve con
cuidado— Murmuró Jung, en
medio de un silencio vago que no parecía terminar su estado de despedida –Te
tengo que dejar, ya voy a conducir. Hasta mañana.
—Yunho— Lo llamó
–Cuídate tú también.
Pero solo recibió
un pequeño murmuro en consideración, sus manos apretaban el celular, el viento
movía su cabello todavía y quizá esta noche, el camino a su departamento se le
haría más largo de lo normal.
Mordía sus labios
y mataba la desesperación.
Yunho no mentía,
no le mentía a ella jamás, su razón le pedía confiar en él una vez más.
…
…
Cuando llegó, sus
pasos todavía dudaban, eran lentos y parsimoniosos, su estómago estaba revuelto
y no tenía la menor intención de comer, era como si todo en su interior se
hubiera empezado a congelar, aunque dentro el lugar estuviera repleto de paz y
tranquilidad.
Asi que cuando
llegó, Jaejoong ya estaba ahí, sentado en una de las mesas mientras el mesero
lo guiaba y Jaejoong parecía entretenido en observar el pequeño cuadro junto a
él, si lo veía un poco más, podía ver el paso de la adolescencia en ese rostro,
transformado en una asombrosa adultez.
Interiormente, de
repente Yunho tuvo una contradicción. Quería huir y sin embargo algo atorado en
su garganta le impedía moverse de ahí. Como si pudiera correr a sus brazos y
olvidar cinco años fantasmas que nunca debieron pasar.
Sin embargo Jung
había aprendido a derrumbarse por dentro y controlar, lo que deseaba vieran los
demás.
—Llegas tarde.
—Ni siquiera
debería estar aquí.
La mirada que
Jaejoong le envío fue severa, pero Yunho se escondió tras la excusa de leer la
carta en sus manos, mirando sin importancia lo que había para comer.
—La especialidad
de la casa es el filete.
—En realidad no
tengo mucha hambre.
Jaejoong apretó
sus puños suavemente, Yunho estaba reacio a mantener una conversación al menos
civilizada y el mundo fuera de ahí no le daba otra oportunidad.
—No tiene
sentido…— Murmuró de repente —¿Por qué has venido si solo pareces empeñado en
despreciarme? ¿No has madurado ni un poco Yunho?
—¿Qué es madurar
para ti Jaejoong?— Se burló el otro, bajando de una vez por todas la carta y
mirándolo a los ojos —¿Fingir que somos antiguos compañeros de instituto que
por coincidencia se han encontrado y pueden salir a cenar como si nada?— Sonrió
–No esperes eso de mí. No soy tan hipócrita.
—Lo siento— Soltó
de repente, consciente de que Yunho lo miraba ahora entre la sorpresa y el
desconcierto –Todo lo que pasó, las formas en que pudieron repercutir mis
acciones sobre ti y Namin. Todo eso, lo lamento mucho en verdad. Pero tienes
que admitir que ambos reaccionamos por igual.
—Yo contesté cada
uno de tus ataques.
—Pero también me
lastimaste.
Yunho pasó una
mano por su rostro, lucía incómodo, dispuesto a marcharse si tenía la
oportunidad.
—¿Sabes que
estaba a punto de decirte el día de la graduación?— Jaejoong bajó la mirada y
el silencio de pronto fue abrumador —¿Lo sabes, verdad?— Yunho interpretó ese
silencio, no necesitó continuar porque Kim de pronto había fijado su mirada en
la mesa y él prefirió beber solo un poco de agua.
—Éramos demasiado
jóvenes. Yoona y yo no…
—Yoona ni
siquiera me importa ya— En medio de ese cúmulo de emociones, Yunho finalmente
suspiró –Supongo que tienes una buena vida ahora ¿no?
El cambio brusco
de conversación sorprendió a Jaejoong, la sonrisa de Yunho era tan amigable que
sintió ese retorcijón otra vez.
—No hagas esto.
—¿Hacer qué?
—¡Maldición!— Las
manos de Jaejoong golpearon en la mesa –No hagas como si nada estuviera
pasando.
—¿No es eso lo
que quieres Jaejoong?
—No— Sacudió sus
cabellos –No sé— Suspiró cuando sintió que estaba en una encrucijada, con la
mirada de Yunho taladrando sus pensamientos sin sentido –Quiero verte, quiero
que salgamos a comer, quiero conocerte de verdad.
—No quieres eso.
—Tú no eres quien
decide lo que quiero o no.
Yunho desvió la
mirada entonces, porque la mirada de Jaejoong era intensa y parecía dispuesta a
derrumbarlo si tenía la oportunidad.
—¿Por qué saliste
con Yoona?
—Porque…—
Jaejoong decidió ser el primero en tragarse el orgullo esta vez –Tenía miedo de
lo que me hacías sentir, quería destruirte porque era joven e idiota, aún no sé
porque no te quedaste atrás, no sé porque no te quedaste con el resto de
estudiantes, debería estar cerrando el círculo, darle punto a final a esto y lo
único que hago es… avergonzarme a mí mismo.
No lo miró, en
ningún momento, su pecho acelerado no le daba lugar. Y el silencio de Jung
caló, tan dentro que empezó a desear jamás haber salido de su departamento
aquella tarde.
—Deberíamos pedir
algo para cenar.
Yunho volvió
a bajar la mirada, a pegarla en la carta como si la expresión de Jaejoong
no fuera a atravesarlo en algún momento. Le dolía el estómago aún, y las
palabras de Jaejoong solo habían logrado que su estómago se cerrara un poco
más.
…
…
—Mañana saldré
del país.
Comentó de pronto
Jaejoong, luego de minutos extraños de incomodidad en el que ninguno hizo el
amago de hablar y la comida quedó apenas diferente a cómo había llegado, con el
abrigo sobre sus hombros, saliendo finalmente del lugar.
—¿Por trabajo?
—Si— Murmuró de
repente –¿Pensaste en lo que te dije?
Yunho se ajustó
el abrigo un poco mejor —¿El qué?
—Lo de
conocernos.
Era como sentir
un peso extraño sobre los hombros, la mirada de Jaejoong y su presencia ajena a
unos pasos de él, caminando ambos hacia el garaje.
—Te tienes que
ir. Mejor veamos que pasa luego.
—Yunho— Ocurrió
antes de que él lo pudiera medir, Jaejoong lo agarró por el brazo y sonrió
–Dame tú número.
No lo necesitaba.
No necesitaba de Jaejoong ni un contacto igual que el anterior, debía huir, lo
mejor que pudiera antes de que todo se volviera un desastre otra vez, pero solo
lo alejó, sacudiendo un poco su cabeza.
—No lo creo.
Pero Jaejoong
sonrió, mirando el bolsillo de su camisa, fue demasiado rápido la mano de Kim
tomó el celular y se alejó velozmente marcando un número veloz, las manos de
Yunho intentaron quitárselo pero pronto el celular de Jaejoong empezó a sonar y
con su sonrisa triunfante le devolvió el celular.
—Listo, así
cuando esté lejos de aquí, te podré escribir.
Jaejoong apenas
empezó a retroceder, mordiendo su labio inferior, y sonriendo en medio de aquel
gesto, jugueteaba con su propio celular antes de finalmente darle la espalda y
marcharse de ahí, hacía el lugar donde su celular se podría encontrar.
Yunho solo
observó las llamadas recientes, donde aquel número no registrado permanecía
grabado y suspiró. No era tan fácil como Jaejoong lo hacía parecer, le faltaba
vida para comprender, que su vida no era así de fácil como Jaejoong le
pretendía hacer creer.
…
…
Está a punto de empezar a llover
Tal vez, ¿debería comenzar a
huir?
Se seguiran tratando? Imposible el que no lo hagan, ambos no se han olvidado.
ResponderEliminarGracias!!!
porque yunho quiere hacer ver culpable de todo a jae? quien fue que expuso a jae frente a todo el alumnado?
ResponderEliminaryunho es patetico