El chico Nuevo cap 1

Otro colegio, otros conocidos, pero ningún amigo. A lo largo de mi vida estudiantil aprendí que no debía hacer amigos en ningún colegio porque a la larga siempre terminaba sufriendo. El trabajo de mis padres y los continuos cambios ya me tenían harto, generalmente no pasábamos más de dos años en el mismo lugar, y esta vez el lugar escogido era corea.

Llegué a mi nuevo colegio, uniforme nuevo, cuadernos nuevos y nuevos rostros. La misma historia de siempre, y jamás imaginé que esta vez sería diferente.

Ingresé por ordenes del profesor, “Este es un nuevo estudiante, háganlo sentir bien”. Miré a los estudiantes y mis ojos se situaron en una mirada insistente, no me miraba con curiosidad más bien con asombro.

- Soy Jaejoong, un placer conocerlos –dije tratando de poner mi mejor sonrisa.

Me sentaron en una esquina junto a dos chicas que no me quitaron los ojos de encima. Sin embargo, la mirada más molesta era la de aquel chico, tanto así, que sentí calor en mis mejillas indicándome que me había sonrojado, aquello le causó gracia, pero a mí me molestó. Una vez llegado el descanso me vi rodeado por un montón de rostros bombardeándome con preguntas, de dónde era, qué color me gustaba, cuál era mi comida favorita, en fin, ya estaba acostumbrado a eso, las mujeres no eran problema para mí, sin embargo, con ninguna me había relacionado más allá de un beso. Me disculpe con la excusa de ir al baño, porque me tenían mareado con sus insistentes preguntas. Recorrí el colegio, era un buen colegio, con una hermosa infraestructura, pero lo mejor es que tenía disponible una azotea. Me encantaban esos lugares, siempre podía estar solo en aquellos lugares porque la mayoría los evitaban por diferentes razones, la altura, el frío, la humedad, etc. Subí a ella con la esperanza de encontrarla vacía, pero en cuanto abrí la puerta me topé con aquellos ojos que me miraban en la sala. El chico estaba fumando un cigarrillo, me miró de reojo y luego se volteó, tenía un rostro atractivo, facciones fuertes, pero ojos cálidos, una combinación extraña en un chico. Me sentí nervioso por alguna razón que no llegué comprender.

- El chico nuevo –dijo con voz ronca - ¿qué haces aquí? – me preguntó, no apartó su mirada de mí.
- Lo siento, no sabía que este lugar estaba ocupado –dijo decepcionado- ¿sabes que esta prohibido fumar? – me sorprendió mi comentario tanto como a él, qué me importaba si el fumaba o no, eso no era problema mío.
- Es cierto, pero aquí puedo hacer lo que se me antoje –tiró el cigarro al suelo y caminó hacia mí hasta que estuvo a sólo un paso – y tu no le dirás a nadie, ¿verdad? –tocó con su mano mi mejilla en un gestó demasiado tierno, me paralicé y puede sentir que mi rostro se encendió – como lo imaginé, suave como la seda, eres muy lindo –quité su mano de mi rostro bruscamente, a mí no me gustaban los hombres o por lo menos eso pensé en ese momento, sin embargo, me dolió quitar su mano de mí - y enojado te ves mucho más lindo –se río de mí, pero sin ser burlesco – tranquilo no te voy a hacer nada, a mi no me gustan los hombres –paso por mi lado dejando un rastro de viento frío, cerró la puerta de entrada a la azotea sin hacer mucho ruido.

Me quedé parado sin saber que hacer o qué pensar, quién era ese chico y porque me había tratado como si yo fuera una chica y peor aún, por qué me había gustado su forma de tratarme, “¡ESTÚPIDO!”, grité indignado.

Regresé a la sala después del descanso más repuesto, dispuesto a no mirarlo, pero en cuanto ingresé lo vi rodeado por cuatro tres chicos. Debo admitir que eran muy apuestos, como si fueran el grupo de chicos lindos del colegio, no eran ajenos a las chicas, que los miraban y susurraban entre ellas. Al parecer algo les dijo porque los tres se voltearon para mirarme, y asintieron como si estuvieran de acuerdo en algo. El más joven vino hacia mí y me miró de pies a cabeza.

- Junho tiene razón, si eres muy lindo –me dijo estirando su mano en señal de saludo, pero yo volví a paralizarme – soy changmin –reaccioné devolviéndole el saludo.
- Jaejoong –es un placer, dije enojado.
- ¿puedo llamarte Jae? –me preguntó, en realidad el chico changmin era muy ingenuo y no pareció percatarse de mi enojo.
- Claro, así me llaman generalmente –le respondí – discúlpame, voy a mi asiento.
- Por supuesto, yo también debo volver a mi sala. Junsu, Yoochun, es hora de irnos, te veo después Junho –dijo y le lanzó un beso a las chicas que se habían reunido en una esquina para mirarnos.

Junsu y Yoochun, pasaron por mi lado y me saludaron con un movimiento de cabeza, yo les respondí igual. Entonces miré al que se llamaba Junho, me sonrió y luego se puso a hablar con las chicas que parecían fascinadas con él.

Al termino de clases lo único que deseaba era salir de ahí, me sorprendí a mi mismo tantas veces durante la clase mirando a Junho que me daba vergüenza, si él se hubiera percatado habría sido motivo para malos entendidos.

Tomé mis cosas y salí casi corriendo, tanto que tropecé con una de las chicas y para no hacer que ella cayera me fui contra otro compañero que no identifiqué cayendo con él al suelo y entre la confusión terminé con mis labios pegados a los de él. Cuando por fin reaccioné vi frente a mi, el rostro de Junho que me miraba igual de sorprendido, me levanté rápidamente entre miradas confundidas y risas nerviosas.

- Lo siento –dije abriéndome paso a la salida deseando que la tierra me tragara.

Fue el primer día de escuela más terrible de mi vida, me sentí acosado, me sentí como una chica y peor aún, besé a aquel chico por accidente. Me encerré en mi habitación y no quise bajar a cenar. Al siguiente día intenté llegar lo más desapercibido posible, aunque nadie hizo comentario alguno sobre el incidente del día anterior. Junho no me miró, o por lo menos no tan seguido. Al descanso salí disparado a la azotea, me sentía muy incómodo con Junho en la misma sala que yo.

Me recosté en un rincón aprovechando la sombra, y cerré los ojos disfrutando de la brisa. Sentí olor a tabaco, ese sólo hecho me alertó al instante, me senté rápidamente.

- No te asustes –me dijo Junho sentado a mi lado.
- No... no me asusté –le respondí con la intención de pararme e irme.
- Quédate, no te vayas –me dijo mirándome, sentí mi corazón latiendo con fuerzas.
- Junho... lo siento, no quise... –se puso a reír y no me dejó terminar.
- Fue un accidente, y te aseguro de que no me molesto en lo absoluto. Eres el primer hombre que me besa –acercó su mano a mi rostro, yo volví a sentirme débil- y sabes una cosa?, me gustó... –sentí el calor en mis mejillas.
- Déjate de jugar Junho –aparté mi rostro y me levanté, Junho me siguió.
- No estoy jugando Jae, desde que te vi, no he podido dejar de pensar en ti, y te odio por hacerme sentir esto, yo estaba bien, tranquilo ante de que tú aparecieras ayer en la sala –lo miré y no parecía estar mintiendo.
- Dijiste que no te gustaban los chicos, ¿por qué entonces me acosas así? –le pregunté nervioso, qué rayos estaba sucediendo.
- Es tú culpa! –me gritó y arrinconó contra la reja sin dejarme espacio para escapar – tengo novia, pero jamás sentí tanto deseos de tocar a alguien como deseo tocarte a ti.
- Junho apártate, a mi no me gustan los hombres, con suerte los dos olvidaremos esto y talvez podamos ser amigos –dije intentando mantener la calma, pero tenerlo así de cerca me provocó una erección instantánea y rogué para que Junho no lo notara.
- Perdóname –dijo bajando su rostro temeroso de mirarme –pero debo saber qué es lo que siento –y me besó...

Tomó mi rostro con sus manos, aunque hubiera querido no habría podido apartar mis labios de él. Me besó casi con desesperación introduciendo su lengua en mi boca dejándome un sabor amargo a cigarro, y pronto me encontré correspondiendo a su beso, eso lo calmó y su beso fue cada vez más excitante. Pude sentir en aquel gesto toda su confusión y asombro, mis labios le gustaban y mi cuerpo también. Se apretó contra mi tocando mi cintura, pude sentir su excitación entre mis piernas a esa altura él también debió sentir la mía, pero no me importó, algo había cambiado para los dos y lo supimos en el momento en que nuestros ojos se cruzaron la primera vez que nos vimos.

Se apartó de mí completamente, me miraba muy excitado, me deseaba y él lo sintió en todo su cuerpo.

- Es increíble –me dijo con la respiración agitada- eres exquisito, tus labios, tu cuerpo, tu sabor –tocó sus labios, casi parecía que le dolían- Jae, dime que tú también lo sentiste, por favor, o me volveré loco.

Lo miré confundido, Junho me gustaba, eso cambio toda mi forma de ver las cosas que deberían ser normales, me gustaba un hombre, y no cualquiera uno especialmente atractivo y lo más extraño aún, él me correspondía. Sentí mi corazón golpeando con fuerzas mi pecho, si hubiera tenido un espejo probablemente mi rostro estaría demostrando el mismo miedo que me demostraba el rostro de Junho.

- No lo sé, estoy confundido –dije comenzando a caminar- no entiendo nada de lo que acaba de pasar –sentí temor, temor de lo que me estaba pasando, temor de perderlo por mi confusión.
- Jae... perdóname, jamás quise hacerte sentir mal –dijo con pesar – pero no puedo negar que me gustas, y mucho.

Me volteé para mirarlo, quise besarlo nuevamente, pero antes de que pudiera hacer algo, una chica ingresó a la azotea.

- Así que aquí estabas, te estuve buscando mucho rato Amor –dijo besando a Junho en los labios.

La miré y era muy hermosa, sin embargo, cuando la vi abrazando a Junho sentí algo muy extraño, y casi me puse a reír de la impresión, yo estaba celoso de ella, sonreí caminando hacia la salida.

- Iku estaba ocupado con Jae .-le dijo Junho quitándosela de encima- si yo no te fui a buscar era porque no podía estar contigo ahora –Junho estaba molesto por la interrupción.
- Así que éste es el nuevo chico –dijo mirándome de pies a cabeza- todas las chicas de mi curso hablan de ti.
- Soy Jae –le salude dándole mi mano, se acercó y me saludo, no sin antes asegurarse de que Junho nos miraba- no te preocupes yo ya me iba.
- No es cierto –dijo Junho pasando por el lado de Iku caminando tomándome del brazo obligándome a salir de la azotea con él, dejando a Iku con una expresión de incredulidad.
- ¿Qué haces Junho? –dijo tratando seguirle el paso- ella es tu novia, no deberías dejarla hablando sola.
- Ya te dije que lo que me pasa ahora es mucho más fuerte que lo que pude haber sentido por ella .
- Junho suéltame –le pedí –yo puedo caminar por mi mismo, iré dónde tu quieras ir para hablar sobre esto, pero por favor que sea fuera del colegio –la verdad es que eso debería ser lo más sensato dada las circunstancia, si alguien nos veía yo no sabría como actuar.
- De acuerdo –dijo después de meditarlo- dame un momento.

Tomó su teléfono celular, buscó un número, marcó y esperó. “Junsu, soy Junho, necesito que me hagas un favor. Estoy conciente que tus favores tienen precio. Mira el caso es que quiero que me reserves una mesa en el restaurant de tus padres... Si, también estoy conciente de que es casi imposible conseguir una... Junsu no juegues conmigo, qué quieres.... ¿Mi reloj?, Junsu sabes que es importado... Oooo... De acuerdo, tendré que pedir otro. Quiero algo privado... ahí estará bien... No, no te preocupes hoy vine en mi auto, hablamos”. Luego de eso cortó, yo estaba con la boca abierta, restaurant?, reloj importado?, auto?, no lo podía creer, Junho era millonario.

- Nos vamos después de clases, y no trates de escapar –me dijo y se fue corriendo a la sala.

“¿Qué estoy haciendo?”, pensé mientras caminaba hacia la sala, cuando ingresé Junho estaba hablando con Iku, en una discusión bastante acalorada, ni siquiera me miró cuando pasé por su lado. Me senté en mi puesto , dejando que todo mi peso cayera sobre la silla, estaba agotado, confundido y temeroso. La hora pasó más rápido de lo que yo hubiera querido y a penas sonó el timbre de retirada, Junho tomó mis cosas y me obligó a salir de la sala con él. Me fui derrotado, no podía hacer nada para hacer cambiar de idea a Junho, él estaba decidido a dejar pasar lo que tuviera que pasar.

Cuando llegamos a su auto, mis ojos no podían creer lo que veían, un convertible de color azul eléctrico con vidrios polarizados, una belleza de auto. Me iba a abrir la puerta del auto, pero casi lo fulminé con la mirada “No soy una chica”, le recordé, “Ya lo sé”, me respondió.

Durante el camino al restaurant no dijimos nada, y cuando llegamos, otra vez casi me mata la impresión, un lujoso restaurant estaba frente a mí. Nos atendió un garzón que al parecer conocía a Junho.

- El señorito Junsu nos llamó y nos comunicó de su visita, todo va por cuenta de la casa así que espero que disfruten del almuerzo. –dijo mientras nos guiaba hasta una rincón apartado de las demás mesas- ¿Un vino señor Junho?
- Ya sabes cuál me gusta Yori, sírvenos algo que nos sorprenda, tú siempre lo haces –dijo Junho entregándole una propina muy generosa, “Es lo que mi padre me da en mi mesada”, pensé.
- En seguida regreso –dijo el garzón que no pareció sorprendido por la suma de dinero que Junho le dio.
- Junho, ¿qué crees que estás haciendo al traerme aquí? –le pregunté medio molesto.
- Bueno dijiste que querías hablar, y creo que un lugar así es ideal, nadie nos va a molestar o a interrumpir

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