‘Tan sólo quiero abrazarte’, esas palabras que estremecían su alma..., - ¿Por Qué...? ¿Por qué ha tenido que ocurrir así? – Susurraba Jae mientras de sus ojos caían lágrimas contemplando el brillante cielo azul.
Tan solo podía caminar mientras observaba todos los recuerdos que tenía de cada sitio que habían visitado, cada momento que habían vivido juntos. Todas las experiencias que jamás pensó sentir se aferraban en su mente mientras en su mano sostenía el regalo más especial que había recibido de su persona amada. Un bonito amuleto que tenía grabado ‘sólo tú’, y que había recibido en la primera noche que pudieron disfrutar de su amor a solas. De repente vió que delante de sus ojos estaba el lugar más especial en el que los dos habían estado y recordo las palabras que en su día le hicieron sentir que jamás estaría solo:
- ‘Recuerda que pase lo que lo que pase yo siempre voy a estar contigo, con cada suspiro y cada paso que des, no importa donde me encuentre yo... te voy a acompañar y a amar para siempre’. – Mientras Jae se aferraba con sus brazos a su sitio amado y contemplaba el precioso mar azul susurró:
- Te Quiero...
Y con lágrimas cayendo por sus mejillas, imaginó... una vez más que su querido Min le volvía a abrazar y los recuerdo se apoderaron de él...
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Era un día lluvioso donde Jae corría para llegar pronto a casa para no mojarse (aunque en realidad estaba empapado) y mientras corría jadeando de repente se paró al contemplar a un chico que estaba sentado en un banco llorando sin consuelo...
- Ey! ¿Te pasa algo? – le dijo.
- No, no te preocupes ya se me pasó..., vaya estas tan empapado como yo!
- Si, iba para casa pero te encontre aquí... así, y...
- Tranquilo no es nada – el chico se levantó, empezó a andar pero antes de irse le dijo. – Me llamo Min, gracias por preocuparte – y este le sonrió.
Esa sonrisa hizo a Jae estremecerse. Jamás en su recuerdo había sentido que le pasara algo así con nadie y para sus adentro murmuró su nombre... Min.
Mientras tanto Min llegó a su casa, dejó su chaqueta mojada, se sentó en su solitario sofá y mientras miraba al suelo vió caer gotas de sangre sobre el suelo... sonrío para sí mismo y se dijo
- Otra vez... otra vez... y después de eso se durmió.
A la mañana siguiente se preparó para ir a trabajar, su cara se veía pálida en parte por las lágrimas de la pasada noche y en parte por el cansancio que tenía acumulado de pensar que otra vez iba a vivir lo mismo y no veía solución final. Mientras se dirigía a su trabajo pasó por delante de su antigua escuela, la cuál tuvo que dejar para poder costearse los gastos de su tratamiento y a lo lejos vió al chico que la pasada noche se preocupó por el. Miró su reloj y observo que llegaba tarde, pero no le importó, poco a poco se acerco al lugar donde estaba su chico misterioso.
- Hola! – le dijo Min con una sonrisa.
- Ey! Hola, como estas? – Jae lo observo durante unos instantes y noto que la cara de Min estaba mal a pesar de su sonrisa.
- Bien, me dirigia a mi trabajo, esta a dos manzanas de aquí...
- Esta cerca de aquí, te acompaño, es mi hora libre.
Jae se despidió de sus compañeros y junto a Min empezó a caminar.
- Oye – Min se paró de repente y cogió la mano de Jae – Gracias por lo de anoche...
- Tranquilo, hice lo que debía, de verdad. Por cierto, me llamo Jae, no me diste tiempo a decirtelo – y este le sonrió.
- Es un nombre precioso, Jae..., jamás lo olvidaré... ahora tengo que irme, creo que ya llego demasiado tarde, pero no importa, merecio la pena.
Con una sonrisa se despidió del chico más bondadoso, a su parecer, que jamás habría podido conocer. Y mientras estaba cerca de su lugar de trabajo se dijo para si mismo. ‘No me puedo creer esto, Min no puede ser, esto no debe de pasar, así no...’. Pero la realidad era que deseaba estar cada segundo y cada momento de sus días junto a ese maravilloso chico, que tan solo con una sonrisa le había echo el hombre más feliz del mundo.
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ay gosh!! no quiero que muera min ...pero ya murio ¬¬ *se va llorando a ver el prox cap*
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