Después de un duro día de trabajo Min recogió sus cosas y pensando en todo lo que le había sucedido en tan pocos días se dirigió camino a casa, la verdad es que no tenía fuerzas para nada más, solo deseaba irse a dormir y por un momento poder olvidar aquello que hacía que su alma poco a poco se quemara por dentro. En su rostro no se notaba más que cansancio aunque cuando recordaba el nombre de Jae, su expresión cambiaba completamente llenandose de felicidad. No podía creer que tan solo con unos pocos minutos sintiera todos esos sentimientos que jamás había recordado experimentar. De repente notó una mano en su hombro...
- Hola! – saludó Jae.
- Holaa, y tú ¿que hacés aquí? – respondió Min.
- Te he seguido, bueno, no quiero parecer un acosador jaja, es que te ví mientras me dirigía a casa.
- Yo tambien iba para mi casa, estoy un poquito cansado... bueno, en realidad mucho.
En ese momento vió que la cara de Jae parecía cambiar por el echo de que no iban a poder pasar un rato juntos.
- Pero..., si quieres podemos ir a cenar a un restaurante cerca de aquí, el descanso puede esperar – le dijo Min sonriendo.
No hizo falta que Jae le respondiera, enseguida asintió con la cabeza y se dirigieron hacia el restaurante. Todo era muy extraño para los dos, ya que apesar de que se conocían de apenas un día, sentían como si hubiera estado toda la vida juntos, como si hubieran crecido y madurado el uno con el otro. Quizás por eso era que sentían tanta complicidad y parecían entenderse a la perfección con tan solo mirarse.
Tras una cena tranquila y largas conversaciones, los dos decidieron emprender el camino a casa. De echo aunque no quisieran el restaurante estaba a punto de cerrar así que sin mas remedio tendrían que irse, aunque si por ellos fuera se hubiera quedando allí hablando toda la noche.
- Bueno creo que ya es hora de despedirse, creo que se hizo demasiado tarde y ni nos dimos cuenta – dijo Min.
- Vaya, es verdad – le contestó Jae mientras miraba su reloj – Sinceramente no me había dado cuenta.
Se hizo un pequeño e incómodo silencio y sin poder creer lo que estaba a punto de decir; Min sabía muy bien que se estaba metiendo en un camino que quizás no podría soportar por todo lo que estaba pasando; le pidió a Jae que se vieran al día siguiente.
- Mañana es mi día libre, y bueno, estaba pensando que quizás... – le dijo.
- Si – respondió enseguida Jae.
Decidieron quedar donde se habían visto por primera vez, aquél banco del parque donde Min lloraba sin consuelo la otra noche.
Camino a casa Min seguía dandole vueltas a la cabeza, él sabía muy bien que no era el momento para empezar algo así. Quizás en otro momento no habría otro motivo que le impidiera poder disfrutar de eso, pero era bien sabido que no se encontraba en un buen momento ni mucho menos, porque había días que ni siquiera se sentía con fuerzas para levantarse de la cama. Ya era mucho tiempo conviviendo con esa enfermedad. Con sólo 21 años ya había sufrido más de 5 de dura enfermedad, en la que en ocasiones parecía estar recuperado, pero de alguna manera u otra, sin enteder como, siempre volvía a recaer. Por ese motivo tuvo que dejar todo lo que hasta el momento le había echo feliz. Dejó sus estudios, dejó su posible carrera como deportista y ahora estaba pensando en dejar lo más maravilloso que le había pasado nunca, el amor. Y en ese momento se dió cuenta de una cosa.
- Dios... ¿cómo puedo estar pensando en esto? – se dijo para sí mismo – En mi memória no hay ningún recuerdo de un momento de felicidad así, creo que es hora de dejar que todo pase como tenga que pasar, es hora de vivir de verdad.
Cuando llegó a casa, dejó sus cosas caer sobre el suelo y se miró en el espejo. Era la primera vez en mucho tiempo que podía sonreír frente a él y sabía perfectamente porque motivo era. Simplemente era porque estaba viviendo. Al día seguiente sintió despertarse más feliz que nunca, enseguída fué a arreglarse mientras miraba con impaciencia el reloj y deseaba que llegara la hora de volver a verse con Jae. Estaba tan nervioso que sus manos parecían torpes a la hora de ponerse la camisa. Después de un rato por fín termino de arreglarse y comezó el camino hacía el parque con mucho nerviosismo en sus pasos. Tras 15 minutos llegó a ese lugar especial pero Jae aún no había llegado, la verdad es que Min era bastante exigente en ese aspecto y no le gustaba ni llegar tarde ni que llegaran tarde y con cierta ironía graciosa se lo hizo saber a Jae.
- Llevo como media hora esperandote ehh?? – le dijo.
- Que mentiroso eres, además tu has llegado tarde yo estaba en aquel árbol... espiandote un poquito jejeje – respondió Jae.
- Y yo soy el malo no?, bueno te perdono – sonrió.
- ¿Sabes que? , te ves muy guapo cuando pones esa carita de enfado, ¿por qué no vamos a dar una vuelta?.
- No, quiero quedarme aquí contigo – y en ese momento Min abrazo a Jae – Tan solo quiero abrazarte...
Era como si todo a su alredador se esfumara y solo quedaran ellos dos allí. Durante unos minutos se sintieron el uno al otro de una manera inimaginable, el tiempo parecía estar parado y solo se les apreciaba a ellos. Jae todo sonrojado después de haber sentido el calor de Min de una manera muy espacial solo pudo balbucear unas pocas palabras.
- Esto ha sido lo más bonito que me ha pasado en mucho tiempo, me gustaría quedarme así para siempre.
- Ojalá hubieras aparecido antes, ojalá... – le susurró Min.
En ese momento Jae no entendió lo que había querido decir con esas palabras, pero tampoco se paró a pensar en ello, simplemente siguió los pasos de Min y ambos se perdieron paseando en el horizonte. Todo parecía perfecto, era como si lo que siempre habían soñado se estuviera cumpliendo en ese momento. Los días pasaban y pasaban pero no se cansaban de mirarse, abrazarse y de sentirse uno cerca del otro. Pero como bien se sabe no todo podía ser perfecto.
Tras unos días Min tenía que volver al hospital para recoger los resultados de sus pruebas médicas y lo que le esperaba no era ni mucho menos buenas noticias.
- Min sientese – le dijo el doctor – Verá, la verdad es que no se como decirle esto pero...
- Doctor no se preocupe, ya lo sé, lo noto, lo siento, lo vivo, día a día el alma se me quema por dentro... ahora ya se que no hay camino de vuelta, tan solo... – por un momento deseo no tener que decir y aceptar eso – tan solo queda esperar el final.
- De verdad que lo siento... – le volvió a decir el doctor.
Tras estas palabras Min salió de la consulta y emprendió el camino a casa. Mientras caminaba, paso a paso no hacía más que darle vueltas a la cabeza, no sabía que hacer, no sabía si contarle a Jae lo que pasaba... no quería hacerle daño, sobre todo eso, no quería ver que la sonrisa de Jae se convertia en tristeza por ver el sufrimiento y todo lo que estaba pasando. Durante los días que pasaron juntos Min le había prometido que jamás le haría sufrir, que jamás derramaría una lágrima por su culpa y en ese momento sintió una presión en el pecho, como si no supiera que hacer. ¿Estaría bien ocultarselo?, ¿Quizás debería de alejarse de Jae para no hacerle sufrir?, ¿O debía seguir viviendo su maravillosa historia hasta que el destino quisiera terminarla?. Dudas, en la mente de Min, solo había dudas por no saber que camino tomar, necesitaba pensar y reflexionar, pero siempre había algún detalle que hacía que su mundo volviera a girar.
Al llegar a casa encontró un mensaje en su contestador y como no era la dulce voz de su amado.
“Min, ahhh no estas... bueno, te echo de menos, sentía que tenía que decirtelo... ya sabes que día es dentro de una semana noo??, espero no te hayas olvidado sino te las veras conmigo ehh jajaja, te lo estaré recordando todos los dias para que no te olvides, es broma, ya sabes que te quiero”
Y todas sus dudas se esfumaron por un segundo con ese “te quiero” de Jae. No quería verle sufrir, pero tampoco quería perderle, solo sabía que mientras lo tuviese a su lado nada sería imposible. Deslizo sus dedos para volver a escuchar esas dulces palabras y así una y otra vez, no se cansaba de escuchar su voz. “Estoy deseando que llegue mañana” y con una gran sonrisa se fué a dormir.
Al día siguiente les esperaba una cita en el parque de atracciones. Sin saber como Jae había convencido a Min para ir, la verdad es que para nada le gustaban esos sitios, siempre había demasiada gente y digamos que no era un sitio muy tranquilo para tener una cita con alguien. Sin embargo al cabo de unas horas esa imagen errónea que tenía cambio por completo. Decidieron subir a una gran noria que era uno de los mayores atractivos del parque.
- Creo que has cambiado completamente de idea sobre estos sitios, ¿verdad? – le dijo irónicamente Jae.
- No tiene gracia, ya sabes que soy un poco...
- Si, rarito – le volvió a decir con tono irónico. Aun así te quiero tal y como eres.
- Burlate tooodo lo que quieras.
- Ay pero que tonto eres Min, no te das...
Pero a Jae no le dio tiempo a terminar su frase, Min puso un dedo sobre sus labios...
- Shhh, no hables más... – y se fundieron en un dulce beso.
- Gracias por darme tanta felicidad, jamás cambiaría nada de tí, incluso cuando te burlas de mis cosas, hasta así estas perfecto, todo tu eres perfecto. Mi complemento, mi otra mitad, mi otro ser... jamás dejes de ser así, prométemelo...
- Te lo prometo – le contesto Jae.
Sin saber porqué, mientras se abrazaban Jae sintió como si Min se estuviera despidiendo de el, pero no quería pensar en ello. Aunque intuía lo que pasaba, no quería preguntar por miedo a saber lo que pasaba y que sus miedos se hicieran realidad. En esos momentos solo pensaba en sentir el abrazo de Min y quedarse así para siempre.
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T.T next...
ResponderEliminardanke! ^^
T_T waaaa
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