Los pasos cada vez se escuchan más cercanos y veloces, el eco de los pasillos resuena con el caminar de un hombre con apuro. Gira la perilla y del otro lado de la puerta observa un gran escritorio barnizado, limpio y pulido, tras el, una figura emerge de las sombras, sus ojos oscurecidos parpadean en espera de algo.
“Señor” El otro hombre normaliza su respiración “Tengo malas noticias” Le extiende un folder sin nombre. Se lo arrebatan de las manos con ansiedad.
Su rostro se vuelve más siniestro, el ceño fruncido y su mano empuñada hacen evidente su molestia.
“Sus acciones están bajando cada vez más” Un sonido estridente sobre el escritorio hace que de un pequeño brinco de sorpresa. Su puño se había estrellado contra la superficie de madera.
“Quiero razones” Demanda con su voz autoritaria.
El empleado se acerca hacia su jefe, con su dedo índice señala uno de los documentos impresos. Un nombre.
“Corporación Enoju…” Coloca su mano en su barbilla pensando en alguna posible solución. “¿Quién es su dueño?”
“Kim Jaesuk señor” Responde esperando órdenes, sin embargo éstas aun no llegan.
“¿Kim Jaesuk huh?…” Un tercer hombre coloca un periódico frente a sus ojos. El líder lo toma y lo observa cauteloso. Una fotografía con el nombre del susodicho despierta su curiosidad, era un hombre no mayor de cuarenta años y bien parecido con una cabellera potencialmente larga. El encabezado llamó su atención ‘Hijo del empresario Kim Jaesuk hace público su compromiso’. Ve una segunda imagen en donde se encuentran dos jóvenes, bajo ellos sus respectivos nombres. Su boca forma una sonrisa, pequeña pero que esconde un sentimiento malicioso. “Kim Jaejoong…”
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Tres jóvenes pasaban felices, disfrutando de su sola compañía camino a su hogar. Si ninguno de los tres se parecía en rasgos, los sentimientos eran parecidos y el alma fraternal los acercaba aun más. Platicaban sobre cualquier cosa mientras transitaba la acera, desde chicas, autos, deportes y demás. Era un poco tarde, el sol se había ocultado hacía un par de horas y las luces de la ciudad junto con los autos adornaban la vista.
Sin embargo una de las luces no parecía seguir a las demás, tomaron un camino diferente y lo que parecían ser unas luces perdidas, resultó ser un auto descontrolado, sin siquiera dar tiempo de reaccionar, uno de los jóvenes fue arrastrado por el enorme artefacto, el más joven.
Todo se volvió oscuridad…
"¡¡¡CHANGMIN!!!"
El sudor recorre su cuerpo, casi como cada mañana desde entonces, desde el día en que casi le arrebatan la vida a su hermano menor. La impotencia volvía a carcomerle el alma. Si tan solo hubiera sido mas precavido, no, no era su culpa y no pudo haber echo nada entonces, y a pesar de eso no podía evitar el sentir de otro modo. Con sus manos retira las gotas de agua salda de su frente y luego las pasa entre sus cabellos en un intento de ordenarlos.
“Hyung…” En el marco de la puerta ve a su hermano, el de en medio, ese que también necesita consuelo y que no se quiebre ante sus ojos. Lo necesita completo, se dice, y rápidamente cambia su rostro a uno mas contento, o al menos parece serlo.
“Junsu-ah” Le dice en forma de saludo matutino. El otro solo lo mira con la preocupación brotando de sus ojos, y aun así no dice nada. “¿Estás listo?”
El menor asiente con la cabeza y se retira de su vista, dándole espacio para dejarlo tomar una ducha y despejar su mente, sabiendo que sus pesadillas aun no han desaparecido.
Una vez listo y arreglado, Junsu le extiende un abrigo, pero su hermano lo rechaza con gentileza. Minutos después ambos salen rumbo al lugar que visitaban primeramente cada mañana antes de partir hacia la escuela y trabajo.
En el camino ninguno de los dos dice nada, el silencio no es incómodo y el pensamiento es mutuo. Ninguno de los dos quiere pensar en un ‘que tal si’, así que mejor esperaban llegar a verlo con sus propios ojos.
El hospital cada vez les agrada menos y el doctor los recibe como cada día, sin embargo no tienen más remedio que esperar pacientemente hasta que abra los ojos. Dos infernales semanas habían pasado con demasiada lentitud y temían que debieran esperar aun más.
Los dos hermanos toman asiento y Yunho deposita un beso en la frente de su hermano menor. “Changmin-ah” Dice casi en susurro. Y solo esto bastó para quebrar al mediano de los Jung.
“Su-ah, no llores. Changmin despertará, yo lo sé” Acaricia sus cabellos como el hermano protector que siempre ha sido.
“Yun...ho… h-hyung” Comienza a hablar entre sollozos “Quisiera… ayu-darte a… pagar las cuentas”
“Junsu… ni siquiera pienses en dejar la escuela” Le dice con su voz firme.
“P-pero”
“Sin peros. Con mi trabajo estoy seguro de que podemos seguir pagando por lo menos una semanas mas el hospital”
“Yunho hyung…” El mayor lo interrumpe.
“Ahora lo que necesito es tener a mis hermanos juntos. ¿Entiendes Su?” Junsu asiente y con las manos limpia sus lágrimas.
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El señor de cabellera larga lee su periódico como lo hace cada mañana junto con su desayuno, en eso, su hijo baja las escaleras apresuradamente.
“Omo! Jaejoong-ah! Qué haces despierto tan temprano? Que milagro hijo” Dice Jaesuk feliz.
“Aún tengo que ir a arreglar unas cosas de la boda, Yoochun pasará por mi” dice Jaejoong tomando uno de los panes que estaban sobre la mesa y colocándolo en su boca mientras terminaba de colocarse su saco.
“Ngg… hijo… estas… ¿estás seguro que te quieres casar?” Pregunta con seriedad en su rostro, su único hijo, le dolía saber que tendría que irse de su lado, pero lo apoyaba como padre.
“¡Claro appa!... ya tengo 3 años de relación con Yoochun, ya es hora de formalizar nuestro noviazgo y pasar al siguiente nivel… además sabes que lo amo…” Su rostro era muy parecido al de la mujer en la fotografía de la estancia, su madre, sus facciones eran masculinas, pero embellecidas con delicadeza un tanto femenina. Su cabello negro azabache resaltaba su blanquecina piel y le daba un aire de exquisitez. En otras palabras, Kim Jaejoong era hermoso.
“Si, yo lo se… y si te hace feliz casarte con el… adelante entonces, sabes que no me opongo. Además, creo que Yoochun es un buen muchacho, tiene muchas cualidades, se que el se puede hacer cargo de ti… y quien sabe, en un futuro cuando yo ya no esté, el se podría encargar de la compañía al 100%!” Responde felizmente
“¡Aigoo appa no digas eso!” Jae le hace un puchero a su papá. Después de perder a su madre, bueno, aun cuando nunca la conoció, no le quedaban ganas de pensar en que algún día su padre también debería irse. Pero eso era algo para lo que faltaba mucho tiempo, mucho.
“¿Qué? … todos nos tenemos que morir algún día” contesta de lo más natural.
“Disculpen…” Interrumpe una chica de la servidumbre “El joven Park Yoochun acaba de llegar, lo esta esperando en la puerta señor Jaejoong, ¿quiere que lo haga pasar?”
“Si, por favor…” dice Jaejoong sonriéndole a la chica.
Después de unos segundos Yoochun aparece por la puerta del gran comedor de los Kim, que a pesar de que solamente vivían 2 personas en la casa, tenían una gran mesa ya que a Jaesuk le encantaba invitar gente a comer o cenar cada que podía.
“Hola amor…” Dice Yoochun besando la mejilla de su pareja “Señor Kim” le hace una reverencia al padre de su prometido.
“Hola Yoochun” Lo saluda el señor Kim “Bueno chicos… tengo que irme, tengo muchos papeles que firmar” dice el señor “Hasta luego… Mucha suerte cariño…” Le da a Jaejoong un pequeño beso en la frente “Adiós Yoochun” se despide y Yoochun le contesta con una reverencia.
“Bueno, ¿estás listo?” Le pregunta Yoochun a su prometido.
Jaejoong asiente y lo toma del brazo para salir de la casa para terminar con sus asuntos.
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Yunho vuelve a la monotonía de su vida, el trabajo, de nuevo atender gente que muy de vez en cuando se dignaba a dejarle una buena propina o tan siquiera decirle “gracias”.
Estaba que reventaba de la desesperación, tenía que estarle sonriendo a todas las personas y ser atento cuando no podía ni respirar sin pensar en su pequeño hermano que estaba sufriendo en el hospital. Aun así eso le daba ánimos de seguir trabajando, para juntar dinero y pagar todos sus gastos, era el mayor así que su deber era proteger a sus 2 hermanos.
“Yunho… necesito hablar contigo” Le dice su jefe, muy serio, raro de el ya que siempre estaba sonriendo, hasta cierto punto el jefe le recordaba a Junsu. Una persona demasiado alegre, a pesar de lo que pasara el siempre tenía una sonrisa que dar… aunque en estos últimos días había visto sonreír pocas veces a su hermano y muchas de ellas eran falsas.
“Si claro… cuando termine de atender esta mesa” Responde Yunho optimista deteniendo unos cuantos platillos en sus brazos.
Después de unos minutos Yunho se dirige a una mesa en donde se encontraba sentado su jefe.
“¿Quería hablar conmigo?...” Pregunta Yunho. Algo no andaba bien…
“Si, por favor, toma asiento…” le dice el jefe “Yunho, siento que lo que te voy a decir son malas noticias… pero… el negocio no está yendo muy bien, y me veré en la necesidad de cerrarlo…” la cara de Yunho se tensó y no pudo articular ni una sola palabra “Se que en estos momentos es la peor noticia que te puedo dar, un joven tan brillante como tú y que está a punto de terminar su carrera en negocios, debería tener un trabajo decente, más tú que tienes que mantener a tus 2 hermanos y ahora que Changmin…” El jefe hizo una pausa “Lamento tener que quitarte el empleo decente que tienes… en verdad lo lamento… pero no te preocupes, te daré un bono por ser buen empleado…” Le dijo el señor con una sonrisa dulce.
“No… no se preocupe, yo más que ningún empleado de aquí entiende lo que está pasando con el negocio ahorita… no se preocupe por mi ya veré que encuentro…” dice Yunho, pensando en que haría ahora que se quedaría sin trabajo, que haría para pagar las cuentas del hospital de Changmin. Imágenes de sus padres comienzan a flotar en su mente, y la promesa de protegerlos se desvanece.
“Yunho Hyung…”
Yunho voltea al reconocer esa voz… ve a su hermano Junsu parado a unos pocos metros de el. Tiene los ojos vidriosos a punto de llorar, Yunho da por entendido que el pequeño escuchó la plática que tuvo con su jefe.
“¡Junsu-ya!...” Yunho se levanta de la mesa, va junto a Junsu y lo abraza “No te preocupes… esto se solucionará ¿está bien?” dice tratando de que su voz no tiemble. Tenía que ser fuerte cual fuera la situación.
Yunho atendió unas mesas más y en un par de horas salió de trabajar, Junsu se quedó con él todo el rato, no tenía sentido que se fuera a casa, sabía que se pondría peor si se marchaba, estaría pensando en su hermanito a cada segundo.
Ambos tenían planeado irse al hospital y pasar la noche allá, así que caminaron hasta su casa para recoger un poco de ropa.
Sin darse cuenta, en el camino terminaron sentados en un parque, uno donde no había niños, ni risas, ni diversión. Era de noche, por supuesto, ¿que niños estrían jugando a estas horas?, y eso hacía al lugar mas vació y solitario para pensar.
“Yun… ven a despedirte, appa y yo tenemos que irnos” Se escuchan los gritos de una mujer desde la otra casa.
El pequeño corre a más no poder con una sonrisa plasmada en sus labios y se refugia en los brazos de la mujer, su madre. Y junto a ella otros tres hombres le sonríen. Sus hermanos y su padre. Se despiden y sus hermanos se alejan hacia el auto con su madre.
Su padre lo toma de los hombros suavemente, mirando hacia abajo debido a su altura.
“Yunho, cuida bien de tus hermanos, intentaremos volver lo mas pronto posible, hasta entonces protégelos” El hombre lo abraza y le revuelve el cabello juguetonamente.
“Nee appa”
Después de eso, las noticias se esparcieron rápidamente. Una tragedia. Los tres hermanos fueron llevados con la familia de su madre, aun eran muy jóvenes para entender y soportar lo que en un abrir y cerrar de ojos fue su vida. Y las cosas empeoraron cuando el dinero junto con las acciones que su padre con tanto esfuerzo fundó, se desvanecieron.
Al pasar los años, su tío murió también, y fue entonces cuando decidieron marcharse y empezar por su cuenta, juntos, como los hermanos unidos que siempre habían sido, dependientes de los otros dos.
Lograron salir adelante, continuaron estudiando, no vivían en una gran mansión como en su infancia, pero el pequeño departamento era suficiente, tenían esperanzas de mejorar su futuro, eso, hasta el momento en que a un hombre inconciente se le hizo fácil llevarse con su vehículo a Changmin. Ahora solo tenían la esperanza de recuperarlo.
El aire golpea sus rostros, un poco frío, pero agradable, y al girar su cabeza observa como las lagrimas recorren las mejillas de Junsu quien solo continua mirando hacia el infinito.
“Su-ah” Quiere darle palabras de coraje, pero estas no salen al instante, no podía dárselas cuando también era él quien las necesitaba.
“Es mi culpa…” dijo casi en un murmullo “Si no les hubiera insistido salir esa noche… no...”
“No lo es” ni siquiera lo dejó continuar “No vuelvas a decirlo”
“Yo puedo ayudarles” Surgió una voz extraña tras ellos. Un frío recorrió sus cuerpos, pensaban que estaban solos, pero al parecer se equivocaron. Giraron sus cabezas para saber de donde vino la voz.
Un hombre se acercó hacia ellos, vestía un traje negro al parecer de una tela muy fina, joven, probablemente en sus veintes pero mayor que ellos. Sus ojos expresaban dureza y frialdad y a sus lados lo acompañaban dos personas más.
“Si me ayudan también” les dijo antes de extenderle la mano al mayor de los Jung.
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waooo se ve interesante espero continuacion
ResponderEliminarOMG!!~
ResponderEliminarquiero contii
Min por que!!!!snif
nuuu por que tas en el hospital snif....
contii!!~ quero conti conti conti!~
me voee besitos
CONTIII
este es el mejor Yunjae que he leido, o al menos uno de ellos xD
ResponderEliminares de lo mejor, no se lo pierdan
lastima que no esta terminado
pero lo siguen!
Pues abrá que verlo...ya kiero saber que pasa en el siguiente con lo que has dicho Nina ^^...
ResponderEliminarA ver que pasa ahora...no se por que pero veo que Siwon hace el papel de malo..conlo que me gusta el chico T^T