Ninguno de los dos estaba tan seguro del plan, pues ¿Cómo se podía olvidar algo? Sería la pregunta adecuada, pero ¿Quién tiene esa respuesta? ¿Quién es la persona que sabe como se lograr olvidar? Nadie consigue olvidar de modo sencillo, y el plan de Yoochun parecía tan sencillo como poco eficaz.
Pero aquel insensato plan se había comenzado a realizar día a día, y Yoochun tramaba un recorrido sencillo que le llevaba del estudio (en el que trabaja en su nuevo papel) directo al teatro. Y cuando ese recorrido no podía realizarse (pues no todos los días Junsu se encontraba trabajando) cambiaba la ruta para directamente ir al apartamento de Junsu, a pesar de que eso era completamente innecesario, pero tal era la perseverancia de Yoochun que ni un solo día quería dejar de lado el poder hablar o simplemente estar con Junsu.
Aquella constancia no le molestaba a Junsu, pero sentía que aún actuando con entera normalidad, los recuerdos no podían borrarse de su memoria, y más con la repetida presencia de Yoochun, como nunca antes había pasado. De verse en contadas y ocasionales momentos, a verse de manera constante. Yoochun le trataba de una manera inusual, afectuosa y amable, aunque Yoochun siempre había sido una persona bastante atenta con él, pero Junsu no recordaba que lo fuese excesivamente como lo era ahora.
"¿Estás bien Junsu?" , "¿Cómo te fue hoy?" , "¿Te gusta esto así? Lo puedo cambiar si quieres", "¿Estás cómodo?", "¿Te compro algo? Dime que es lo que te apetece".
Todas aquellas frases volvían loco a Junsu, y sin duda aquello era lo mas confuso que había experimentado esos días. Aún así, Junsu sintió que algo había mejorado fuertemente entre ellos y su amistad, pero no podía evitarse preguntar ¿Qué sentido tenia todo aquello, si solo actuaba así por una estúpida pesadilla?, y la misma pregunta: "¿Que hubiese sucedido si no lo hubiese detenido?", volvía a aparecer en su mente.
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"Valoro esto, y todos los momentos que pueda vivir a partir de estos días. Siento lo afortunado que soy,
pues ojala que todo el mundo que pierde a una persona tuviese la misma oportunidad que he recibido yo,
pero, aún no sé por que he recibido este gran fenómeno, simplemente me mantuve fuerte, y después llore derrumbado.
Eso no tiene nada de especial.
Pero no lo hago por ser egoísta, pues pienso en los demás cuando me preocupo
en que no le suceda nada a él, pienso en el dolor que las demás personas sufrieron.
Y siento, que teniendo la capacidad de saberlo con antelación, soy capaz de borrar ese destino.
Junsu ..., pasar tanto tiempo con él ahora, es tan diferente a antes. Me recuerda a otra época,
él era realmente joven, tanto como inquieto, y en aquellos momentos pasábamos gran tiempo juntos,
pero en un momento aquello cambio <<. ya no podemos pasar tanto tiempo como antes .>>,
pensaba de ese modo, pero ahora me arrepiento de haber pensado de esa forma.
Pues estos días me di cuenta de lo mucho que extrañaba esos momentos.
Junsu es la persona más ... "
Yoochun iba a terminar de escribir aquella última frase en su pequeño “bloc de confidencias”, pero como si aquel maldito papel tuviese un poder mágico, siempre que se sentaba sobre su escritorio y comenzaba a escribir, algo le lograba distrae e interrumpir.
Yoochun dejo de lado la escritura, se puso de pie, y camino descalzo hacia la puerta de entrada.
Alguien tocaba al timbre incesantemente, y por el poco tiempo que tenia de estar relajado, aquello era mas que molesto, pero, su rostro cambio por completo al ver que aquella molesta visita se trataba de la grata presencia de Junsu.
— Junsu ..., es extraño ... últimamente soy yo el que aparecer por tu casa ... — comento Yoochun sorprendido. Soltó aquella frase incluso antes de decir un "Hola".
Junsu entro y se descalzo, dejando sus zapatos masculinos acabados en punta en la entrada — Lo sé — contesto.
Yoochun no había dejado de hacer esa ruta de su plan, en la que le llevaba directamente a su casa, incluso se quedaba un tiempo en esta, para charlar de cosas que ya eran irrelevantes.
— ¿Por qué has venido? ¿Te ha sucedido algo? — le pregunto Yoochun dejando ver su atención en el menor, preguntando con insistencia, preocupado por la repentina visita sin aviso de Junsu.
— Esto mismo me sucede — le contesto Junsu, refiriéndose a esa situación — Yoochun, no te comportes así conmigo ...— le exigió en tono débil.
— ¿Así? ¿Cómo? — pregunto confuso.
— Tan ... diferente. — Junsu iba directo a hablar como si en su mente no pudiera resistir mas aquellas palabras, y visitara al mayor con todas las intenciones de soltarlas como si no hubiese un mañana:
— Sé que fui yo el que sugirió en un principio pasar mas tiempo juntos, y tú quien después organizo este plan, y vernos seguido. Pero ya te confesé que soy incapaz de olvidar lo sucedido, actuar con normalidad es más complicado de lo que pareció al comienzo. Y tu contestación sobre que hubiera sucedido, no me ayudo a deducir que hubiera ocurrido si no te hubiese detenido aquel día, esa respuesta que me diste ... solo me hace pensar más. — Junsu se llevo la mano a sus sienes cansado y continuo:
— Me tratas de este modo, y haces que me sienta especial, una persona única, y esa sensación, me hace sentirme confundido estos días. — Yoochun intento seguir sus palabras, pero salían demasiado atropelladas de su boca ... — Dijiste que tú impulso aquel día no tenia una finalidad, dijiste que hubieses continuado acariciándome pero ¿Cómo? ¿De qué manera? Lo he intentado por mi mismo, pero no logro tener esa sensación —
Yoochun abrió sus ojos sorprendido cuando escucho aquella última, pero Junsu prosiguió antes de que pudiese decir algo:
— Quede tan asustado en aquel momento en que me tocaste, tan asustado que fui incapaz de percibir, hasta pasado un tiempo, lo que aquello me había echo sentir — sus manos fueron directas a su rostro, tapándolo por la vergüenza — Me besaste de una manera tan fuerte, que no lo logro borrarlo por mas que me niego a pensarlo — Junsu se quito al fin las manos del rostro y miro al atento y silencioso hombre de enfrente
— Yoochun, la curiosidad me esta angustiando, me esta matando — le revelo, y Yoochun sintió su pecho arder al escuchar aquella suplicante y dolorosa frase — es tan horrible la curiosidad, el "que hubiese pasado si ..." suena espantoso en mi mente. — y de pronto el silencio apareció tras aquella frase.
Junsu parecía tan perdido por aquel extraño momento, que Yoochun, quien se había mantenido en silencio, no pudo evitar hacer un movimiento y tomarlo entre sus brazos amistosamente, en un abrazo que intentaba apaciguar a Junsu, quien de ese modo se sintió más calmado.
Agradecido por aquel gesto, Junsu alzo un poco su rostro lo suficiente como para mirar a Yoochun inquisitivo.
— ¿Tengo que poner fin a tu curiosidad? — le pregunto Yoochun, y su voz subió a un nivel grave, como si le hubiese sido costoso sacar la voz.
— ¡Oh! es vergonzoso incluso responder a eso. — Junsu lazo una exclamación infantil, se sentía apenado de él mismo, de la manera en la que se comportaba ahora.
— Junsu ... en ese momento, tú estabas cantando — recordó, le miro con unos ojos negros, despejados, limpios, tan inmóviles como exigentes:— Canta — le ordeno.
Junsu trago saliva, y se humedecio la garganta nervioso. De su ahogada voz apareció al azar una pequeña frase musical, que salio de sus labios de una manera temblorosa. Era una canción casi identificable por el pequeño hilo de voz con la que canto. Yoochun, como ya hiciera en aquel día, detuvo la voz de Junsu con sus feroces y fugaces labios, como si aquel acto de cantar solo fuese una simple acción para facilitar la introducción de su sagaz beso.
Junsu le aparto, y tosió ahogado, cuando solo paso unos segundos de aquel beso.
La inocencia no era una de las virtudes mas destacables de Junsu, por mas que su voz o sus ojos (en algunos momentos infantiles) pudieran decir de él; ya que de un modo descarado, se incorporo de aquella tos y sin pensar demasiado (más bien, manteniendo su mente en blanco) devolvió aquel beso.
Yoochun no podía negar los curiosos besos de Junsu, los que nunca antes había saboreado de aquel correspondido modo. Y de nuevo estaba descubriendo cosas nuevas del menor que nunca habría podido descubrir si no hubiese sido por esa "segunda oportunidad" del extraño destino.
Así, dispuesto a descubrir mas cosas de su bondadoso compañero, Yoochun dirigió el cuerpo de Junsu (de manera atropellada) hacia la estancia contigua, pasando precipitadamente por la puerta de la habitación.
La cama hizo un sonido sordo cuando el cuerpo de Junsu se estrello sobre ella, quedando tumbado en esta. Su corazón ya tenia vida propia, y poco podía hacer por calmarlo cuando se vio envuelto en tan desvergonzada situación, impensable para ambos, pero sucediendo en ese instante. Tal y como aquel extraño día, pero en diferente estancia, sobre un diferente sitio y con una completa semi-cordura.
Junsu deseaba que le volviera a besar, o hiciese cualquier cosa, debido a que en ese transito de tiempo en el que Yoochun se incorporaba encima suya, se sentía inseguro de resolver cualquier curiosidad.
Manteniendo en el aire su parte superior del cuerpo apoyando una de sus manos sobre su cama, y la parte inferior sobre sus rodillas hincadas sobre la misma, a cada lado del cuerpo de un Junsu de ojos centelleantes, cuerpo inerme y mirada de pronto pavorosa. Yoochun volvió a realizar la misma acción del pasado, y con su mano libre deslizo cada botón de su ojal. Desabotonando aquella camisa del menor, sin ningún comentario, y llevando su mano a la ahora descubierta piel.
Al sentirse acariciado, tal y como si su celebro tuviese un dispositivo, Junsu sintió que su mente de pronto estaba sobrevolado su cabeza, desapareciendo por unos segundos de su cuerpo, dejandole en un estado similar a la otra vez (inmóvil, latidos pronunciados y fogoso calor), aquel estado en el que no lograba estar cuando se acariciaba las mismas simples zonas por si mismo.
De igual modo Yoochun, acaricio con manos, ásperas y largas, los salientes rosados y pequeños del pecho de Junsu, quien sintió un escalofrió por todo su aún estático cuerpo, soprendiendose a su vez (apenado) que sólo por aquello, y nada mas que por aquellas manos y labios inesperados sobre su pecho, su entrepierna había quedado tumefacta bajo su ropa, y el silencio de aquel momento no era una ayuda para su desconsolado pudor por aquel hinchazón.
— Ya te lo dije, solo voy a acariciarte. — por primera vez la voz de Yoochun sonó, de manera tranquilizadora — Por lo que no debes estar tan rígido, por que si no, no podre contener la risa — dijo sin evitar sonreír al añadir: — Pareces una especie de cachorro al que nunca han acariciado, tiemblas como uno y tienes la misma cara que uno —
Junsu iba a quejarse, pero sus labios quedaron sellados de nuevo por aquellos ajenos, los cuales esta vez los correspondió, prolongándolo de manera extraña.
— No quiero que te vayas — suspiro Yoochun al terminar aquel contacto.
Siempre se sentía perturbado al observar atentamente el rostro de su vivo amigo, y ahora, que sostenía una de sus mejillas sobre su mano libre (pues la otra aún permanecía apoyada sobre la cama para mantener su cuerpo sobre el menor) sintió que era realmente afortunado como nunca antes lo hubiera pensado o imaginado.
Su mano acaricio su mejilla de una forma tan agradable, que de forma extraña estimulo mucho mas que cualquier otra tórrida.
— Esta vez no me iré — dijo un inocente Junsu, pensado que aquella última frase del mayor se refería a irse como aquella otra vez (cuando asustado se marcho de su casa sin una despedida, ni una palabra).
— Eso espero ... — pidió Yoochun aún sumergido en su propia conversación, deseando que de verdad no se marchase nunca ...
Y tras sus ultimas palabras, con disimulo a la vez que habilidad, despego su mano de aquella candente mejilla y la colo entre ambos cuerpos, deslizándola hacia abajo hasta introducirse, por debajo de los pantalones de mezclilla tras desabotonarlos, esos de los que aún Junsu no se había desprendido a pesar de lo ajustados, inservibles e insoportables que le estaban pareciendo en esos momentos.
Yoochun acaricio su miembro en el apretado interior, con la única misión de observar el cambiante rostro de Junsu, tan novedoso antes sus ojos como sugestivo. Y Junsu tal y como se había imaginado en su cavilaciones, afirmo que efectivamente aquella era la continuación que había detenido y ahora había dejado que sucediese.
Ahora era consciente de porque lo detuvo aquella otra vez, ya que sus mejillas estaban coloradas, no solo por el calor que aquella presión le provocaba, si no también por la vergüenza que suponía ser tocado por él y tener que emitir sonoras respiraciones que no quería dejar escapar entre sus apretados labios.
— ¡Yoochun-ah! — mas que gritar, lo chillo alarmado, mientras con sus manos alcanzaba aquella zona con el propósito de quitar la mano de Yoochun de allá, siendo incapaz de incorporarse y continuando tumbado sobre aquella cama — N-no puedo — sus ojos estaban vidriosos, sus jadeos eran exagerados como siempre era su escandalosa voz, a veces ahogada en unos envolventes besos. Y sus manos poco pudieron hacer por detener la mano que le aferraba íntimamente, y con la que finalmente se estremeció en un adelantado final, al cabo de solo un tiempo más de aquellas desdichadas caricias.
Había quedado incómodamente manchado, pero al fin, todo había acabado.
No había sido ni de lejos una situación intima especial o fabulosa, si no, la situación mas extraña y la experiencia mas insólita que Junsu había vivido hasta el momento, siendo una masturbación bastante ordinaria. Junsu presentaba unos irresistibles labios gruesos con su contorno rosado, incluso llegando ese fantástico color a su redonda nariz, dando aquella clara sensación de haber sido besado con ahincó, y sus ojos rasgados se volvieron redondos e inmóviles mirando a Yoochun, como si ahora entendiera gran parte de algo que antes no entendía.
— Es una locura, un disparate, algo insensato, pero ... me gusta Yoochun — confeso con aquella misma mirada, para después reírse con su singular sonido, como si aquella confesión suya pareciese una broma incluso para sus oídos.
Yoochun, sin decir ni una sola palabra, limpio descuidadamente su mano, se levanto del lecho, se acomodo la holgada ropa (algo desordenada pero en su sitio), y se dirigió a su escritorio, donde una vez sentado frente a el volvió a leer aquello último que había escrito en su pequeño bloc, antes de ser interrumpido: "Junsu es la persona más ... ". Tomo en sus manos el bolígrafo dispuesto a concluirla:
"Junsu es la persona más ... maravillosa que he conocido"
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oh esta genial!!! continua por favor!!
ResponderEliminaromg EL FICO ESTA GENIAL OSEA EL YOOSU ESTA CONSIGUIENDO UNA SEGUNDA LA OPORTUNIDAD PARA CONOCER ESE AMOR QUE TENIAN ESCONDIDO Y QUE NUCA LLEGARON A LIBERAR *O* ESTO DEBE CAMBIAR EL DESTINO DE ALGUNA FORMA . GRACIAS POR EL FICO LA VERDAD HACE UN BUEN TIEMPO QUE NO ME PASABA POR EL BLOG n_n PERO AHORA LO HARÉ MAS SEGUIDO PARA VER TU ACTUIALIZACION. NOS VEMOS
ResponderEliminarAhhh me encanto!! €ame este capitulo!! Junsu no muerassss
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