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Cuando Dices Annyeong: Cap 16

La brisa cálida que salia de aquella boca rodeaba por completo su cuello, y cuando despertó sintió bajo sus yemas una tórrida piel que hicieron que sus ojos se abriesen al momento. Su visión se debía acostumbrar a la infinita oscuridad que ahora le envolvía. Yoochun se sentía rodeado por unos brazos que le cubría las desnudas caderas bajo las sabanas. Quizás había sido aquel roce de su cuerpo con aquella cálida piel lo que le había despertado en mitad de la oscura noche, recordando de inmediato lo que hacia un tiempo había sucedido en aquella cama en la que ahora se encontraba.

Junsu estaba muy cerca de su rostro, entre sus brazos, por lo que supuso que en un momento de inconsciencia habían adquirido aquella extraña y cariñosa posición, donde ahora sus dedos tocaban su espalda.

Movió un poco su cuerpo sobre la cama, pero parecía que Junsu no reaccionaba a nada. A pesar de estar prácticamente entre sus brazos se encontraba tan adormecido que el mayor podía escuchar y sentir su respiración relajada cerca de su cuello.

— Junsu, creo que no puedo dormir — le comunico en voz baja, mientras que sus ojos sólo pudieron observar el inmóvil perfil de Junsu en la oscuridad, y no importaba cuán oscura podría estar aquella noche, esa figura la reconocería en la mas absoluta negrura.

Tentado rozo con sus dedos el contorno de la nariz hasta bajar a sus labios, que entre las sombras tenían forma de flor rosada.

El rostro de Junsu hizo un pequeña mueca al sentir aquellos dedos sobre su rostro:
— ... Yoochun ...— suspiró en su ensoñación, a la vez en la que aún dormido se apartaba y volteaba su cuerpo, dándole la espalada a Yoochun, siendo este último completamente ignorado.
— ...  eres horrible y cruel — bromeó pasando sus dedos por la nuca del menor,  extrañamente feliz de que este hubiera susurrado su nombre, conociéndole en su adormilada conciencia.

Yoochun sabia que no había modo de despertar a Junsu, y menos para abrumarle con sus preocupaciones nocturnas. Parecía que la noche había sido creada para atormentar a aquellas personas que algo les inquietaba , y sin duda él tenia motivos para sentirse intranquilo ... ya que la mañana que se aproximaba podría tratarse del final de aquel perfecto y paranormal destino que le había dado la oportunidad de mantener ahora a Junsu entre sus delgados brazos. Aún sentía que aquello que había sucedido entre ambos era sin duda extraño.

Yoochun se incorporo, ya que si continuaba rozando la piel desnuda de Junsu con sus piernas, y con sus manos acariciaba su fino, corto y oscuro cabello sólo conseguiría que sus ojos se abriesen más de lo que ahora estaban. Se dispuso a vestirse, aunque solo fuese con la debida ropa de dormir.
Una vez vestido, Yoochun se acerco al escritorio y encendió el reflector que iluminaba únicamente la zona del escritorio con una potente luz blanca.
Cuando echo un vistazo a la cama, ahora iluminada de manera mas clara, observo el cuerpo inmóvil sobre ella y que parecía no haberse movido ni un ápice. Desde la posición del mayor solo lograba ver el hueco que había dejado libre y la espalda del menor moviéndose al son del sueño.

— Sé que lo prometiste, y te quedaras aquí ..., pero no puedo dejar de estar preocupado por el mañana — comenzó a hablar a Junsu como si este fuese capaz de escucharle. Yoochun se sentó sobre la silla frente al escritorio y tomo un cercano paquete de cigarrillos que estaba sobre la mesa, del cual saco uno que llevarse entre los labios  — Ojala fuese capaz de saber que va a suceder — el humo rodeo la luz, y su suplica fue incapaz de ser escuchada. Nada le haría ver el futuro.

Acerco aquel pequeño diario que aún se encontraba sobre el escritorio, y recordó el primer momento en que lo tomo sobre sus manos nervioso y exaltado por aquel acontecimiento de reencontrarse de nuevo con Junsu. Ese fue sin duda el momento mas extraño y feliz de toda su existencia.

Tomando entre sus manos aquel cuaderno, pudo observar entre sus paginas unas anotaciones sentimentales de su propia letra que le hicieron embozar una sonrisa en la silenciosa habitación. Pensó que seria increíble leer aquello que él mismo había escrito cuando el día finalizase de forma prospera, seria divertido leer todo aquello junto a Junsu también, aunque este se burlaría por su "imaginación".

No podía evitar estar ansioso por ello, aferro el bolígrafo el cual desplazo directamente a una de las paginas en blanco del cuaderno.

"Solo unas horas más para aquel momento que solamente yo sé,
pero ahora sé que no he perdido tanto el tiempo en este extraño periodo. Quizás incluso entiendo por que soy yo el que está de nuevo en este momento y tiempo ... "

Escribo un "discurso" con el que expulso su conciencia, ya que no podía ser escuchado por otra persona.
Yoochun termino su fino cigarrillo hasta extinguirlo al fin, a la vez en la que cerraba el pequeño diario y apagaba la luz sobre el escritorio.
Se dirigió de nuevo a la cama, donde Junsu seguía dormido, él parecía incapaz de despertar hasta que la mañana apareciese ...


~~~~~~~


Cuando sus parpados se abrieron de nuevo, el día ya había inundado la habitación por completo.
A pesar de la impaciencia, Yoochun había logrado dormir sosegado abrazando inconscientemente a Junsu, al que nada mas despertar no sintió entre sus brazos.
La mano de Yoochun se deslizo por la cama mientras aún sus ojos se encontraban adormilados. Daba igual cuanto tiempo su mano rastreara aquella ancha cama, pues a su lado no había absolutamente nadie ....

Sus ojos se abrieron de par en par, y se incorporo enseguida de la cama, quedando sentado sobre esta.
Yoochun dio un vistazo rápido y desesperado a su alrededor, todo se encontraba silencioso en aquella habitación donde sólo estaba él  ...
Intentó no perder la calma aunque su cuerpo había comenzado a desembocar un mal presentimiento, imaginando que Junsu había sido incapaz de mantener la promesa del día anterior y finalmente se había marchado.

Yoochun miró rápidamente el reloj cercano a la cama, sus agujas apuntaban el alba, era realmente temprano, quizás el menor sólo se encontraba en otra parte de la casa. Yoochun no tenia por que alterar su corazón tan precipitadamente llegando a sus propias conclusiones, pero en ese día (siempre señalado) la alteración era inevitable para él.

Se levanto de la desecha cama y se dirigió al aseo (el primer sitio donde imaginaba que Junsu estaría en la madrugada). Cuando al entrar al aseo observo la desierta escena, su razón quedo eclipsada por algo similar al pánico. Miró el impecable y solitario aseo, donde el interior se encontraba húmedo, incluso podía sentir un calor causado por el vapor.
No había ninguna duda, alguien se había duchado allá. Toda la ducha se encontraba atestada de pequeñas gotas que perdían forma, y los grandes espejos del aseo se mantenían cubiertos por un leve vaho. Yoochun no debía ser detective para deducir que Junsu se había duchado recientemente.

Tras salir de aquel aseo, se dirigió con paso rápido a las demás habitaciones de su apartamento, aún con su pelo desordenado y su ropa de dormir. Incluso en un último recurso intento llamar a Junsu levantando la voz. Pero aquello no era más que una perdida de tiempo, su mente ya había sido golpeada con la realidad. La promesa rota de Junsu no suponía el problema, pues la promesa a oídos ajenos seria realmente una "tontería", pero para Yoochun era la seguridad de que nada le sucedería al menor.
Ahora aquello se había derrumbado, se arrepentía de no haber realizado el plan de encerrarle, aunque sonara una idea absurda y demencial. Ahora que le había perdido de vista, sintió mas que nunca el peso del destino, quizás era incapaz de cambiar los hechos ....


Volvió a la habitación para apurarse, vestirse y alcanzar a Junsu si aun estaba esa opción.  Sin duda el menor era un hombre escurridizo, aunque le encontrara no lograría retenerlo, pero entretenerle era mas que suficiente.

Yoochun iba abotonándose la camisa velozmente cuando observo una nota sobre el escritorio que el día anterior no había.
Se acerco curioso y observo la clara letra de Junsu:

"¡Yoochun, lee! Siento no avisar que me marchaba, por favor que no me busques por toda la casa."
<<. Demasiado tarde para eso ... .>> pensó Yoochun con ironía, mientras continuaba leyendo aquella nota detenidamente:

"Sabia que entrarías en cólera o quizás me hubieses impedido marchar, ya que ese era tu cometido. Cada día eres más extraño ¿Lo sabias?.
Sé que te prometí que me quedaría toda la mañana, pero, te hable de mi trabajo ¿cierto? No puedo dejar pasar mis obligaciones por mas que lo desee, no podría estar tranquilo sabiendo que no he realizado lo que debo hacer. Tampoco puedo estar sosegado sabiendo que rompí la promesa de Yoochun, pero sé que eso tiene solución. Yoochun-ah me perdonara, él sabe que el trabajo es realmente esencial ¿verdad?.
No me he marchado por lo sucedido ayer .... Ni me siento avergonzado por ello. Fue divertido, pero senti que todo fue rápido. También resulto extraño despertar de esta formaㅋㅋㅋㅋ pero me gustaría amanecer mas veces de este modo. Despertar junto a alguien es muy diferente a despertar solo, y despertar contigo fue realmente agradable. Espero una próxima vez. (es vergonzoso escribir esto, rompe este papel cuando termines de leerlo, y no bromees sobre ello). Nos vemos después.
PD: Tome una ducha, espero que no te moleste. También robe tu cuaderno que estaba aquí mismo en el escritorio, me venció la curiosidad tras lo hablado ayer. Prometo devolvértelo. - Junsu"

<<. Además robas mis cosas... .>> —  ¿Desde que practicas el papel de la muerte te gusta jugar con ella? o ¿qué diablos te pasa Junsu? — dejo aquella nota en su bolsillo, mientras comenzaba a aferrarse al teléfono, ahora entre sus manos.
¿Realmente Junsu pensaba que una nota de disculpa le haría desistir? Junsu era un ignorante de sus propios peligros, y viendo que el tiempo corría, a Yoochun ya no le parecía tan mala idea comunicarle parte de la verdad.

Cuando marco el numero en su teléfono y el sonido comunicando lleno sus oídos, maldijo en voz baja.

Todo lo esperado hasta aquel momento parecía estar derrumbándose en solo un instante, y entonces dedujo que toda espera tiene un final, sin excepciones.

Dirigirse corriendo al exterior e introducirse  en su automóvil  tan rápidamente que parecía de manera mágica, era la única locura que Yoochun pudo hacer tras no recibir contestación en su llamada. Todo parecía estar sucediendo tal y como aquel día, Junsu marcharía con su vehículo y seguramente desaparecería con este.

~~~~~~~

Aunque había regresado a casa, cuando el taxi le había trasladado hasta allí, Junsu no podía dejar de pensar en lo sucedido con Yoochun el día anterior. Seguía firmemente convencido de que no debía sentirse avergonzado, incluso en algún momento su impura mente deseaba tener esa extraña relación con él desde que Yoochun le había tocado de improvisto aquella primera vez, que ahora recordaba bastante confusa.

Pero su mente seguía con remordimientos. Había salido de casa del mayor de ambos rompiendo la promesa que le había realizado el día anterior. Pero, seguía siendo una promesa inútil en los pensamientos de Junsu, aun así él era incapaz de sentirse tranquilo cuando era desleal.

Toco ligeramente el bolsillo de su pantalón y suspiro al sentir aquel pequeño cuaderno en su interior. Él había sido capaz de llevarse aquel diario <<. Oh, Yoochun se va a enfadar conmigo .>> sin evitar sonreír al pensar en ello. Después le echaría su debido vistazo a aquellas paginas ....

Ahora que había regresado a casa, tomo definitivamente su automóvil, y se dirigía sin mas preámbulos a su trabajo programado para aquella mañana. Junsu estaba extremadamente estimulado, podía ser que aquel nuevo sentimiento había logrado acaparar todos sus sentidos sin darse cuenta, y se sentía bien por aquella correspondida sensación, mas incluso de lo que podía imaginar antes. Ahora era él quien quería pasar mas tiempo junto a Yoochun, muy a pesar de todo lo sucedido, aquellos últimos días habían pasado agradables momentos.


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Las miradas eran múltiples, como si los ojos no pudiesen evitar desplazarse hacia ese luminoso, vistoso y provocativo vehículo que circulaba sobre las alargadas y transitadas carreteras.
Manejar por allí solo hacían que Junsu se sintiese observado. Utilizar un auto sin techo no era una buena idea en aquel instante en donde todas las pupilas se clavaban en él. Intento acelerar un poco más cuando el semáforo que le mantenía incómodamente parado se lo permitió.

Mientras tomaba en sus manos el volante, y manejaba con cautela, escucho claramente el estrepitoso sonido de su teléfono, que se mantenía justo a su lado. No iba a dejar de conducir ni un instante, pues si  dejaba pasar más tiempo no llegaría puntual, pero no pudo evitar echar un vistazo a su celular.
Junsu lo tomo entre una de sus manos, mientras la otra seguía firmemente puesta sobre el volante, sólo alejo sus ojos del frente para ver la inmensa y plana pantalla del celular, donde se leía un "YOOCHUN" como llamada entrante.

— ¿Cómo? — preguntó sin evitar sonreír de manera amplia y cómica. Él sabia que no estaba bien atender la llamada mientras conducía ... pero se trataba de Yoochun, seguro que preocupado por su "escapada matutina"  — ¿Vas a regañarme? — le preguntó al teléfono como si se tratase de Yoochun.

Debía de que reconocer que perdió durante un instante toda atención de su alrededor, incluso perdió cierto cuidado del volante cuando intento aceptar la llamada. Junsu sintió un extraño movimiento que altero por completo sus sentidos, por culpa de aquel desliz su corazón frenéticamente si aterrorizo dejando de lado el teléfono cuando observo que se había desviado ligeramente. Respirando tranquilo cuando volvió a tomar con ambas manos el volante.


~~~~~~~

— Junsu, ¿Por qué no coges mis llamadas? Tus promesas son sin duda un fraude ... Si escuchas mi mensaje de voz ¡Contestame! y mantente quieto donde estés ... ¿Está bien? Hazme caso ... —
Tras terminar de hablar con el contestador, Yoochun resoplo ahogado. Ya estaba conduciendo con cierto nerviosismo y sin saber muy bien que camino tomar.
No era un experto en los recorridos de las diferentes carreteras, y mucho menos era consciente de que camino había optado Junsu en realizar, pero sabia donde terminaría su camino, lo recordaba perfectamente, aquel sitio que había escuchado parecía ser tan imborrable como el duelo.

Bien, su plan ahora se había reducido a encontrar a Junsu por aquel recorrido antes de que el menor encontrase ese desenlace en el lugar de la nefasta catástrofe. Una persona puede sufrir por algo una vez, pero padecer lo mismo dos veces era lo mas complicado que Yoochun podría imaginar, y más cuando aún sentía sobre su cuello el dulce aliento arrullador del menor anoche. Quizás si le hubiese abrazado más fuerte en la oscuridad no se habría escapado de entre sus dedos.

Pero su plan actual era desalentador ... parecía imposible. Doblaba una de las calles y manejaba con mas empeño por la carretera, sin dejar de mirar todo a su alrededor desde el interior de su automóvil, manteniendo el celular cerca de él. Era una insensatez ir a casa de Junsu, sabia que allá ya no estaría. Lo mejor seria hacer el recorrido para llegar a Incheon, con suerte podría encontrarse con él por el camino ...


~~~~~~~

Era tan lujoso, el auto mas suntuoso y soberbio que había en aquella calzada, y en su interior el hombre mas llamativo y singular que podía montarlo. No había duda que el aura era única e inconfundible, e incluso su nuca oscura era reconocible, Yoochun debía estar ciego para no verle a unos pocos metros delante de él.

Su cuerpo al verle sintió tal escalofrió que su sangre parecía por un instante correr vertiginosamente por su interior. Quizás la suerte estaba de su lado.

Esa sensación casi le logra dejar inmovilizado en el interior de su vehículo, donde claramente podía ver a Junsu, pues el semáforo ahora se encontraba en rojo, por lo que todos los vehículos estaban paralizados.
En el carril de al lado, a unos metros mas adelante, observa como estaba parado el automóvil inconfundible de Junsu, con él en el interior, aguardando a que de nuevo el semáforo le diera paso,  indiferente a que más atrás a una corta distancia se encontraba Yoochun.
Pero ¿Cómo iba a intuir que Yoochun podrían incluso buscarle desesperado? Junsu simplemente aguardaba inconsciente a que el semáforo parpadeara de nuevo, cosa que en poco tiempo sucedido, para infortunio del mayor, quien podía haber sido incapaz de sacar su boca por la ventanilla y gritar su nombre (si eso hiciese falta para llamar su atención).

Cuando aquello se puso de un parpadeante color verde, nunca antes en su vida Yoochun había conducido tan temerariamente. Manejaba con gran rapidez y sus manos parecían estar adheridas al volante, el cual desplazaba sin mayor problema. Era consciente de que si perdía de vista el vehículo del menor podría estar en un problema, en cambio, si la suerte le sonría de nuevo quizás Junsu detuviera de nuevo su vehículo, en ese instante Yoochun no pensaría ni un segundo en salir del suyo y detenerle antes de que las cosas sucediesen tal y como al comienzo de toda aquella extravagante locura.

— ¿Cómo voy a pararte, si pareces incapaz de escucharme? — Yoochun miro hacia el asiento de copiloto durante un segundo, donde pudo observar como con la prisa en subir al auto había caído de su bolsillo  aquella nota que había recibido de Junsu aquella mañana. Recordó las frases escrita en ella, y como había mencionado aquel pasado día. Yoochun aún podía sentir los labios de Junsu entre los suyos, y su ardiente y sofocante interior. Querer volver a repetir todo aquello era mucho pedir en aquel momento, en el que por mas que aceleraba era incapaz de poder alcanzarle.

¿Era correcto verle morir a solo unos metros de distancia? Parecía ser peor que el modo en el que murió inicialmente. Pero si Yoochun dejaba que finalizara aquel recorrido presentía que así acabaría aquel prolongado tiempo.

<<. Esta bien ... Vamos al plan B .>> pesó Yoochun rendido mientras realizaba un definitivo movimiento en el que se introdujo en otra calle cambiando de dirección,  perdiendo de vista el visible vehículo de Junsu (que había estado frente a él).

Sabia que se estaba precipitando, pero lo mejor era lograr una desviación para conseguir atajar camino, y de algún modo, adelantar a Junsu cuando apareciera la mas mínima posibilidad. Una vez adelantado pensaría seriamente en como detenerle.

— ¡Ah!, estoy demasiado cerca — murmuro Yoochun entrado en cólera cuando observo la pantalla de la que disponía su vehículo, que le guiaba en los caminos y carreteras en la que se encontraba. Ahora, estaba mas cerca que nunca del incidente. Seria un error saber el lugar del accidente y no hacer nada para detenerlo. Pero, ¿Cómo iba a parar el vehículo de Junsu en tan poco tiempo? Era imposible.

Las piernas sentadas de Yoochun comenzaron a temblar y movió sus manos indeciso a la vez en la que, convencido de haberle adelantado, se detuvo y salio del vehículo.
— Perfecto. Esto es perfecto —  volvió a musitar completamente enfadado, una vez fuera del vehículo. <<. Voy a detenerte Junsu .>> pensó definitivamente.


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Mientras continuaba manejando por aquel recorrido, que estaba apunto de finalizar, susurró:— Oh, realmente falta poco —
Aquello fue lo que comentó Junsu en voz alta para animarse, ya que tampoco era divertido para él conducir tanto trayecto, y aunque se sentía bien siempre pensó que era a Yoochun al que le gustaba manejar. Ahora que de nuevo pensaba en Yoochun se sentía mucho mas extraño que antes.... Sus mejillas se calentaron e intento aumentar la velocidad pisando ligeramente el acelerador bajo su pie.
Por un momento, su imaginación parecía querer jugar con su mente, pues tan pronto como había pensado en Yoochun este había aparecido frente a él en un movimiento veloz, y a pesar de parecer todo aquello una broma creada por algún tipo de espejismo, Junsu no tardo en darse cuenta de que realmente alguien había cruzado aquella carretera y como una rápida luz se había posicionado frente a su vehículo sin ninguna opción a reaccionar, salvo pisar con fuerza el freno con su pie.

El viento que envolvía todo a su alrededor parecía haber parado de pronto, y aunque su vehículo era descubierto en aquel crudo y rápido instante parecía cerrado y pequeño, logrando que el corazón de Junsu se oprimiera hasta tal punto de dejar de latir durante unos segundos. Todo quedo en un estado "pause", donde sólo fue capaz de escuchar el sonido de las ruedas.

Para Junsu, nunca antes había tenido un accidente semejante, y mucho menos había involucrado a una persona en ello, como ahora acababa de suceder ... Había sido incapaz de esquivar o detenerse a tiempo, y aquella figura, tan similar a Yoochun,  petrificada e inmóvil, tal y como una estatua que había aparecido casi de la nada posicionándose en mitad del camino, con las palmas de sus manos extendidas al frente implorando que se detuviese, había sido derrumbada.

El cuerpo había chocado ferozmente con la parte delantera del vehículo, impulsando su cuerpo en el aire, lo suficiente para estrellarse de forma sonora e impactante en el lujoso capó, siendo después hundido en cristal perteneciente al parabrisas, que por último marco su rostro en el antes de caer de forma retrocedida, rodando hasta el gris asfalto, quedando tendido frente al automóvil que al fin había sido detenido.

Junsu murmuro cientos de palabras que ni él mismo podía reconocer, su cuerpo temblaba y gran parte de su piel se había tornado literalmente blanca. Se deshizo del cinturón de seguridad que presionaba su pecho y salio del automóvil tan rápido como le fue posible. Aun no estaba seguro de si aquella persona que había visto frente a él se trataba de Yoochun... Era complicado, pues Yoochun fue en lo último que había pensado antes del impacto, por lo que pensó que había sido parte de una mala visión influida por su imaginación, ya que todo pasó en un momento tan rápido como confuso.
Pero cuando Junsu fue rápidamente a socorrer a aquella desafortunada persona cuyos actos fueron suicidas, halló aquel cuerpo de retorcida posición extendido en el suelo, en una posición tan irreal como un gigantesco títere cuyo rostro mantenía en lo alto, dejando ver sus exquisitas y ahora negrecidas fracciones.
— ¡Yoochun! — gritó Junsu en un desgarrador y sonoro alarido a la vez en la que se arrodillaba, raspando sus cubiertas rodillas en aquella carretera.

No podía pensar o imaginar el por qué Yoochun estaba allí, el por qué estaba tumbado allí con sus rasgados ojos cerrados. Sus gruesos labios rojos se habían marchitado y habían obtenido un color cano y deslucido, estaba visiblemente magullado en pequeños moretones que formaban un rostro oscuro y débil.
— Yoochun, escuchame ... — sus palabras se lanzaban a la par que las pequeñas gotas de lagrimas, que incapaces de permanecer en sus ojos  fueron expulsadas de una forma arrolladora hasta bajar por su mentón.

Los caminantes que se encontraban cerca y que habían presenciado la acción arriesgada de Yoochun, se acercaban de forma casi masiva, mientras alguien a viva voz hablaba por teléfono, llamando a lo que parecía ser urgencias. Esto parecía tranquilizar un poco a Junsu, quien con el corazón desbocado toco con sus dedos el rostro herido de Yoochun.
Intento poner su cuerpo en una correcta posición. Su ropa se veía como harapos en un figura inerte. Era incapaz de saber si respiraba por aquella peculiar y perfecta nariz que ahora se encontraba impregnada en sangre color granate.
Junsu tomo con sus manos la cabeza, la cual intento alzar: — Yoochun no te preocupes ... — intento tranquilizarle, sin saber si era escuchado — vendrán a auxiliarte, y no sucederá nada — su mano toco la parte posterior de la cabeza, donde logro sujetarle cerca de la nuca para intentar alzarle, hasta que se vio detenido cuando sintió la palma de su mano empaparse.
Cuando Junsu dejo de lado los oscuros cabellos del mayor, observo su mano ensangrentada. Aquel color rojo parecía inundar sus dedos de un pavoroso liquido templado, que por un momento parecía colorear su mano de tono bermellón. Aquella sensible parte había sido colisionada  no solo en el vehículo, si no también en el suelo, manchando gran parte de este.

La imagen era algo mas que desoladora.

Los labios de Junsu sólo pudieron susurra un leve "¿por qué?" que acompaño con su mirada húmeda y llorosa que marcaba y resaltaba sus ojos rojos y sus labios arrebolados como el cielo.
Personas se acercaron temerosas, y el sonido de la ambulancia parecía comenzar a sonar en la lejanía.

Tembloroso tomo su mano entre la suya: — Yoochun ... — resopló en un sollozo, observando atento como el húmedo, corto y negro cabello de Yoochun enmarcaban aquellos ojos incapaces de abrirse  ...


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