Un profundo silencio impregnó el bosque. Árboles gigantes rodeándonos. Sus crujientes hojas susurraron advertencias en la cálida brisa de la noche de verano. Pero las ignoramos. Sólo nos preocupábamos el uno por el otro.
Él era más alto que yo, y tenía que inclinar mi cabeza hacia atrás para mirar fijamente sus chocolatados ojos. Eran hipnóticos, y a pesar de que deberían haber calmado mi apresurado corazón, sólo lo hicieron acelerarse más. O quizá fue la cercanía de sus labios lo que hizo que mi corazón latiera a un ritmo caótico.
Él dio un paso más cerca y yo me retiré, pero un árbol me detuvo impidiéndome ir tan lejos como yo quería. ¿Estaba preparado para esto? ¿Estaba preparado para un beso que cambiaría mi vida? Yo sabía que si él me besaba jamás sería la misma otra vez. Que nosotros nunca seriamos los mismos. Que nuestra relación cambiaría.
Mi mente vaciló con la grandeza de esa simple palabra. Cambiar. Eso significaba más para mí ahora, ahora que lo había entendido.
Yunho estaba de repente más cerca. Yo no había visto el movimiento. Estaba justo allí. Él podía moverse tan rápidamente. Mis rodillas se volvieron más y más débiles, y estuve agradecido de que hubiera un árbol resistente para apoyarme. Él levanto su brazo y presionó su antebrazo contra la corteza del árbol justo encima de mi cabeza, como si él también necesitara un poco de apoyo. La acción lo trajo aún más cerca. Sentí el acogedor calor de su cuerpo extenderse a lo largo del mío. Bajo circunstancias normales él hubiera tirado de mí para darme un reconfortante abrazo, pero nada respecto a esta noche era normal.
Él era hermoso en la luz de la luna. Maravilloso, de verdad. Su poblado cabello liso - una mezcla de colores castaños y negros, con un poco de marrón torneado en una buena medida- cayendo hasta sus hombros. Tuve esa imprudente urgencia de tocar, de tocarlo a él.
Pero yo sabía que cualquier movimiento de mi parte sería una señal para él, una señal de que ya estaba preparado. Y yo no lo estaba. No quería lo que él me estaba ofreciendo. No esta noche. Quizá nunca.
¿De qué tenía miedo?, era sólo un beso. Yo había besado a otros chicos. Había besado a Yunho.
Entonces ¿Por qué la idea de un beso de Yunho esta noche me atemorizaba? La respuesta era simple: yo sabía que ese beso nos uniría para siempre.
wooooooooooooo
ResponderEliminarse lee bueno
este libro de hombres lobo
no lo conosco
gracias por adaptar
k-ede
Un beso q los unira?, ezo es diferente esta vez
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