Hace menos de dos semanas…
Miedo. Era mi sustento, algo que respiraba y residía dentro de mí. Algunas veces podía sentirlo merodeando alrededor, luchando por liberarse. Viajaba conmigo ahora, cuando Junsu y yo andábamos a través de los densos matorrales del Bosque Nacional de Jirisan cerca de la medianoche. Yo no quería que Junsu pensara que había cometido un error cuando me convenció para trabajar como guía del bosque durante el verano. Yo imagine que podría aprender de él algunos trucos para luchar con mis demonios interiores, pues entiende el significado de la palabra aventurarse, a todo un nuevo nivel.
Pero aún así, venir por si solo a un lugar en donde las criaturas salvajes buscan un sabroso aperitivo era totalmente descabellado. Era aún más descabellado el hecho de que no se lo habíamos dicho a nadie. Habíamos guardado silencio, porque salir de las cabañas cuando las luces de afuera ya estaban apagadas era una razón de despido. Y después de sobrevivir una semana de intenso entrenamiento, yo definitivamente no quería ser despedido la noche anterior a mi primera tarea asignada.
Apreté mis dedos alrededor de mi arma, una “Maglite”. Mi papá adoptivo es un policía que me enseñó como cien maneras de matar a un hombre usando una linterna. De acuerdo, soy un poco propenso a exagerar, pero aún así, él me había mostrado algunos movimientos de defensa-personal.
Afuera en el lado donde los árboles y los matorrales eran más densos, oí un crujiente ruido.
―Shh! Espera. ¿Qué fue eso? – susurré con severidad. Junsu pasó su linterna entre los árboles, por la oscuridad, que se debía a las hojas que estaban encima. A pesar que esta noche había luna creciente, su luz no podía penetrar la espesura de los árboles.
― ¿Qué fue qué?
Mi linterna la alumbró mientras yo oscilaba buscando alrededor. Él se encogió y levantó una mano para protegerse los ojos de la estridente luz. Su sedoso cabello parecía algo mágico, me recordaba a una fantástica hada, pero yo sabía que sus delicadas facciones ocultaban una gran fuerza interior. Había aparecido en el periódico local porque había salvado a un niño del ataque de un puma colocándose entre el animal y el niño y gritándole hasta que se alejo.
― Creo que oí algo ― le dije.
― ¿Como qué?
― No lo sé. ― Mi corazón hacia un ruido sordo. Yo eche un vistazo alrededor otra vez. Me encantaba estar al aire libre. Pero esta noche, estar aquí afuera me ponía los pelos de gallina. Yo no podía detener la sensación de que estaba siendo observado.
― ¿Como pasos? ― preguntó.
― No precisamente. No como los de una persona. Son más bien como suaves pasos laboriosos, como caminar con tus calcetines, o en patas, quizás.
Nos conocimos el verano anterior cuando habíamos venido de campamento con mis padres. Junsu había sido uno de nuestros guías, o “sherpas”, como el personal del parque se refería a ellos. Nosotros habíamos conectado y nos comenzamos a hacer rápidamente amigos, manteniéndonos en contacto durante el año escolar.
― No estamos siendo perseguidos ― aseguro. ―Todo el mundo estaba dormido cuando dejamos la cabaña.
― ¿Qué tal si es algún tipo de depredador? ―Este miedo que estaba experimentando no tenía sentido. Pero yo sabía que había oído algo, y que no era para nada amistoso. No podía explicar cómo lo sabía, sólo era un sexto sentido y ese tipo de cosas. La risa cantarina de Junsu hizo eco a través de los árboles. ― Es enserio. ¿Qué tal que sea ese puma que te persiguió el verano anterior? ― pregunté ― ¿Qué tal si está ahí afuera para vengarse?
― Entonces él me comerá a mí, no a ti. A no ser que el sólo este hambriento. Entonces él se comerá a la que corra más lento.
La cual podría ser yo, pensé. Yo no era exactamente un atleta desafiante, pero esto no era un episodio de “Gladiadores Americanos” tampoco.
―Quizás deberíamos regresar.
Estábamos a menos de una milla del pueblo que estaba a la entrada del parque. Junsu y yo compartíamos una pequeña cabaña con Key, que era otro guía. Una vez que las luces se apagaron a las once, se suponía que nadie debía salir de las cabañas.
Junsu imitó el sonido de una gallina:
― ¡Clooc! ¡Clooc! ¡Clooc!
―Muy gracioso. ¿Qué tal si nos despiden? ―pregunté.
―Sólo nos despedirían si nos atrapan. Vamos.
―Exactamente ¿Qué es lo que quieres mostrarme? ― todo lo que él me había dicho era que quería compartir algo intenso conmigo. Eso había sido suficiente para despertar mi curiosidad, pero eso fue cuando estábamos en la seguridad del pueblo.
― Mira, Jaejoong, si tú vas a ser un sherpa, tienes que conectarte con el aventurero que está en tu interior. Confía en mí. Lo que estoy a punto de mostrarte vale la pena el riesgo de perder el trabajo, la vida, o la integridad física.
― Wow. ¿De verdad? ― ¿Estaba eludiendo mi pregunta? Seguro que eso parecía. Eche un vistazo de manera sospechosa. ― ¿Está la especie masculina involucrada? ― porque honestamente, esa era la única cosa que yo consideraba que valía la pena el riesgo.
― Estás desesperado. Vamos.
Ya que no quería quedarme solo, di un paso al lado suyo. En lo que me concernía, mi prudencia era bien merecida. Cuando tenía cinco años, mi mamá y papá fueron asesinados en este mismo bosque. Mis padres adoptivos me trajeron aquí el verano pasado para ayudarme a superar el trauma, lo cual fue probablemente demasiado tarde para que en realidad se lograra algo bueno. Acampamos aquí casi una semana. Había tenido un tiempo asombroso, pero yo no estaba seguro de cuan efectiva sería mi experiencia para ayudarme a superar mis asuntos.
Si, supuestamente yo tenía problemas emocionales. Por eso estuve en terapia, gastando y desperdiciando una hora cada semana con un psiquiatra llamado Dr. Cho, quien declaraba como un Yoda «Enfrentarte a tus miedos debes», irritándome más, en vez de ayudarme. Verdaderamente yo hubiera preferido gastar mi tiempo con un dentista.
Quizás me estaba engañando a mi mismo pensando que era lo suficientemente valiente para enfrentar los elementos de la naturaleza, día tras día. Aunque verdaderamente ¿De qué tenía miedo? Ni siquiera fue un animal lo que había atacado a mis padres.
A ellos les habían disparado dos cazadores totalmente ebrios, que estaban en el bosque ilegalmente, los cuales estúpidamente los confundieron con lobos.
Gracias a esos cazadores, lobos gruñendo habitaban regularmente en mis sueños, dando lugar a muchas noches inquietas y frecuentes episodios de gritos mientras duermo. Por lo tanto, en la terapia para llegar a la raíz de mis pesadillas, el Dr. Cho consideró que era porque mi subconsciente trataba de justificar como dos idiotas pudieron haberle disparado a mis padres y luego, con las caras muy neutras decirle a las autoridades:
―Ellos eran lobos. Juro por Dios, que lo eran. Ellos se iban a comer a ese pequeño niño.
Ese pequeño niño, por supuesto, había sido yo. Todo había sucedido hace mucho tiempo y ya era sólo una imagen. Todo excepto mis padres cayendo muertos en el suelo del bosque. Dios, ¿Cómo pudieron confundir personas con lobos?
Detrás de mí, la leña crujió. El pelo de mi nuca me picó. Deslicé mi mano por debajo de mi cabello negro y froté mi cuello. Un temblor me atravesó y la piel de mis brazos se me puso de gallina. Tuve el presentimiento de que si miraba alrededor, vería cualquier cosa que estuviera ahí. ¿Quería yo enfrentarlo?
― ¿Qué va mal ahora?
― Algo nos está observando ― susurré. ―Puedo sentirlo.
Junsu me prestó atención esta vez. Echó un vistazo alrededor.
― Podría ser una lechuza que está buscando un sabroso bocado, o ya tomó su merienda y se fue rápidamente.
― Quizás, pero se siente más amenazador.
― Crecí por estos caminos, he gastado la mayor parte de mi vida en estos bosques. No hay nada amenazador aquí afuera.
― ¿Qué me dices del puma?
― Eso fue en lo más profundo del bosque. Aquí estamos prácticamente en la civilización. A unas pocas áreas puedes encontrar señal para tu teléfono. Unos cien pasos y estaremos allí.
Le seguí, pero estando alerta. Había algo. Estaba seguro de eso. No era una lechuza o un roedor. No era algo que se encontrara en los árboles, no era algo pequeño. Era algo que acechaba a su presa. Un escalofrió recorrió a través de mi. ¿Presa? ¿Por qué yo había pensado eso? Pero era verdad. Era lo que yo sentía. Algo estaba observando y esperando.
Adelante, una luminosidad a través del follaje captó mi atención.
― ¿Qué es eso?
―Lo que quiero mostrarte.
Caminamos entre los árboles hacia un espacio abierto, iluminado por una fogata. Antes de que pudiera hacer otra pregunta, una docena sherpas saltaron fuera de los árboles.
― ¡Sorpresa! ― gritaron ellos ― ¡Feliz cumpleaños!
Mi corazón estuvo a punto de pararse. Presioné una mano en mi pecho y reí, agradecido de no haber sonado histérico.
― Mi cumpleaños no es hoy.
― ¿Es mañana, verdad? ― preguntó Changmin. Llevaba un reloj con numerosos diales. ― En diez segundos, nueve, ocho…
Los otros disfrutaban la cuenta regresiva. Yo podía verlos a todos claramente al estar al frente del fuego. A una pequeña distancia de Changmin estaba Yoochun, con su liso cabello negro que llegaba a sus hombros y sus ojos café oscuro que estaban bordeados de negro.
―Siete, seis…
Al lado de él, Key se veía casi igual que su mellizo. Él había estado durmiendo cuando nosotros salimos. O fingiéndolo, no me di cuenta. Si, tratando de engañarme. Lo había logrado. ¿Cómo llegó antes que nosotros? Pensé.
Había otros sherpas, unos que había conocido pero con los que verdaderamente no había conectado. De todas formas, significaba mucho para mí que ellos estuvieran aquí para hacer esta noche especial.
―Cinco, cuatro…
En la escuela, siempre me había sentido como un desconocido. El chico que había perdido a sus padres. El adoptado. Kim Bae Yong y So Young me recogieron. Ellos no eran unos malos padrastros ni nada de eso, pero no siempre me entienden. Pero luego, ¿Los padres entienden totalmente a sus hijos?
―Tres, dos, uno. ¡Feliz Cumpleaños!
― ¡No puedo creer que lo recordaran! ― Estaba tan emocionado. Ni siquiera mis pocos amigos en casa nunca me habían hecho una fiesta sorpresa. Nunca había estado dispuesto porque mis padres biológicos habían muerto en mi cumpleaños, por eso siempre tenía sentimientos encontrados este día.
―Los cumpleaños son importantes ― dijo Junsu. ― Especialmente este. Los dulce diecisiete.
Key extendió una bandeja que contenía diecisiete bizcochos glaseados con una velita amarilla chispeante cada uno.
―Adoro los bizcochos. Especialmente los pre-empaquetados, rellenos de crema en el centro.
―Pide un deseo y apágalas.
Tomé un largo respiro y me incliné hacia delante, y ahí fue cuando lo vi. Jung Yunho.
Él estaba inclinado contra un árbol con sus brazos alrededor de su amplio pecho, casi perdido en las sombras como si él no quisiera ser visto. Pero el tenía una presencia tan poderosa que yo estaba sorprendido de que él no se hubiese negado a venir tan pronto le avisaron. Sus ojos resplandecían en la oscuridad. Como siempre, él estaba mirándome intensamente.
Me aterrorizaba. Está bien, eso no era exactamente cierto. Lo que yo sentía por él me asustaba. Era una atracción que yo no podía explicar. Yo había tenido flechazos con chicos antes, pero lo que yo sentía por él iba mucho más allá de un flechazo. Era tan fuerte que era casi abrumador y un poquito embarazoso ya que obviamente él no parecía corresponder el sentimiento. A lo más él solía evitar el contacto directo conmigo.
Yo traté de mantener mis sentimientos enterrados, pero cada vez que lo miraba ellos salían a la superficie y estaba seguro que él vería en mis ojos lo que yo trataba de controlar.
Su cercanía hacia a mi corazón galopar y mi boca se resecaba. Yo quería pasar mis dedos por su cabello. Cuando lo conocí por primera vez, pensé que nunca había visto a alguien como él. Él era muy intenso.
Él había sido uno de nuestros guías el verano pasado, pero rara vez había hablado conmigo. Aún así, muchas veces lo atrapé mirándome. Era como si él estuviera esperando.
―Apaga las velas ¿listo? ―dijo Changmin.
Sus palabras me trajeron de vuelta al momento. Pedí mi deseo sin pensar y luego apagué las chispeantes llamas tomando un gran respiro.
―Aquí tienes ― dijo Key, entregándome un bizcocho.
―Nosotros amamos las sorpresas― comentó Junsu. ―Pero ustedes chicos hubieran podido ser más silenciosos para llegar aquí. Los escucho. Casi se arruina todo.
Yo juguetonamente le di una palmada a Junsu en el brazo.
― ¿Eso es lo que escuché? ― el alivio me envolvió, pero al mismo tiempo, esa no parecía ser la explicación acertada.
― Bueno, sí, ellos tenían que estar en la cama cuando tu y yo salimos, así tu no sospecharías nada, pero se suponía que ellos se apresurarían adelante para tener todas las cosas preparadas. Y estar callados mientras lo hacían.
― Pero yo escuche algo detrás de nosotros justo antes de que llegáramos aquí.
― ¿Como qué? ― Yunho preguntó, dando un paso fuera del árbol.
Su profunda voz envió un temblor de placer a través de mí. Era sólo su voz y sin embargo me había tocado en un nivel que yo nunca había experimentado con nadie más. Mis absurdos sentimientos me hicieron sentir cohibido. Yo no era del tipo que atraía a chicos que fueran misteriosamente atractivos como Yunho.
―Estoy seguro que no fue nada.
―Entonces ¿Por qué lo mencionaste?
― Yo no lo mencioné. Fue Junsu.
―Relájate, Yunho ― dijo Changmin. ―Probablemente fuimos nosotros. Ya sabes cómo es esto. Cuando uno quiere ser silencioso, termina haciendo más ruido.
Pero Yunho se quedó mirando por donde nosotros habíamos venido. Si yo no lo conociera mejor, hubiera pensado que él estaba olfateando el aire. Sus fosas nasales se extendieron y su pecho se expandió con el fuerte respiro que tomó.
― Quizá yo debería echar un vistazo alrededor, sólo para estar seguros.
Yo sabía que él tenía diecinueve años, pero parecía mayor, quizás porque él era uno de los sherpas más experimentados. Estaba a cargo de nuestro pequeño grupo. Si alguno tuviese un problema, él o ella podrían dirigirse a Yunho. Aunque yo probablemente hubiera dejado que un oso salvaje me comiera antes de pedirle ayuda. Ya sea bueno o malo, tenía la sospecha de que él sólo respetaba a aquellos que resolvían sus problemas por ellos mismos.
Yunho fijó su mirada en el camino que nosotros habíamos tomado para llegar aquí. Era extraño pero yo sabía que si algo nos había estado siguiendo, sin importar que hubiera sido, Yunho nos protegería de eso. Él sólo apartó esas vibraciones. Esa probablemente era la razón de que a pesar de ser tan joven, tenía mucha autoridad y responsabilidad. Era tan valiente estando ahí parado que yo no quería apartar la mirada. Pero tampoco quería darle la impresión de que era un niño enfermo de amor.
Troncos de árboles habían sido puestos alrededor de la fogata. Me senté en uno y miré fijamente a Yunho. Era alto y estaba en buena forma. El vestía una camiseta como si fuera una segunda piel que delineaba sus músculos. Tuve esa abrumadora urgencia de recorrer con mis manos esos duros brazos y pasarlas a través de sus hombros. Patético. Yo era patético. Él nunca me había dado ninguna razón para pensar que podría corresponder mi interés.
― ¿Nadie piensa que ese grupo que vamos a llevar afuera mañana es un poco extraño? ― preguntó de pronto Yoochun.
Durante unos minutos esa tarde, todos nosotros habíamos conocido a el Dr. Kim, su hijo y a varios de sus estudiantes graduados. Íbamos a escoltarlos a un lugar predeterminado en el bosque. Luego los dejaríamos por un par de semanas antes de regresar a buscarlos. Ellos habían mencionado que estaban esperanzados en localizar algunos lobos.
― Extraño ¿En qué manera? ― pregunté.
― Dr. Kim es un antropólogo. ¿Por qué quiere él estudiar lobos?
― Los lobos son ciertamente más interesantes que las personas ―dijo Junsu.
― ¿Recuerdas esos cachorros de lobos que encontramos cuando fuiste a casa para las vacaciones de primavera, Yunho?
― Sí.
Él era obviamente un chico de pocas palabras, lo cual sólo lo hacía más intrigante e intimidante al mismo tiempo. Era difícil descifrar sobre qué cosas pensaba él, o qué pensaba de mí.
― Eran los más adorables. ― Junsu continuó, como si nada, por la falta de entusiasmo de Yunho acerca del tema. ―Huérfanos, tres de ellos. Nosotros sólo los adoptamos hasta que estuvieron listos para ir afuera por su cuenta.
Todos los otros sherpas habían estado trabajando en el parque por lo menos un año. Yo debería sentirme como un extraño, pero había algo en este grupo que me hacía sentir como si yo perteneciera a él. Todos eran lo mismo: amantes de la naturaleza apreciando del maravilloso aire libre.
Yunho se apartó de un empujón del árbol.
― Sería mejor que regresáramos.
― Eres todo un aguafiestas ― dijo Junsu.
― Me lo agradecerán en la mañana cuando tengan que estar listos para irnos al amanecer. El grupo de Kim quiere adentrarse en el bosque, a un área en la que nosotros nunca antes hemos estado. El terreno estará áspero y nos esforzaremos hasta el límite.
― No te preocupes ― me dijo Junsu. ―Tú lo harás increíble.
― Planeo dar lo mejor de mí.
Emprendimos la marcha por el sendero hacia la rústica villa en donde todos los campistas comienzan su viaje. Yoochun estaba liderando el camino, con todos los otros sherpas dispersos entre él y yo, excepto uno. Yunho estaba atrás del grupo, justo detrás de mí. Yo tuve la sensación de estar siendo observada otra vez. Un temblor me atravesó.
― ¿Qué va mal? ― preguntó Yunho.
¿Cómo había sabido que algo estaba mal? Le eché un vistazo por encima de mi hombro, sintiéndome tonto por decirlo en voz alta.
― Sólo ese extraño sentimiento de que no estamos solos.
― Sí, lo sentí también ― dijo. Su voz era baja.
― ¿Podrían ser esos lobos que rescataste?
― Lo dudo. La entrada del parque está muy cerca de la civilización. La mayoría de la fauna silvestre está más lejos.
Todos en el grupo estaban callados, escuchando cuidadosamente cuando caminábamos con pesadez. Las linternas servían como espeluznantes faros en la oscuridad. Yo estaba extremadamente consciente de Yunho caminando muy cerca detrás de mí. No porque lo escuchara, sus pasos eran silenciosos. Pero yo sentía su cercanía como si él me estuviera tocando, aún cuando él no lo estaba haciendo. Me sentí nervioso y emocionado. Aunque él nunca me había dado ningún indicio de que en realidad yo le gustara de una manera romántica. O de que estaba interesado en conocerme mejor. Aquí teníamos una oportunidad de hablar, y aún los dos permanecimos en silencio.
Al final del sendero, más luces comenzaron a fluir a través de los árboles. Las luces de la villa, la primera parada de cualquiera que vaya a entrar en el Parque Nacional. Estaba tan agradecido de que todos apresuraran el paso. Finalmente, salimos del bosque y nos adentramos en la villa.
― Por favor díganme sherpas que ustedes no hacen mucho excursionismo de noche.
― Casi nunca ―dijo Yoochun ―Pero yo sentí algo ahí afuera, también.
― Si fuera peligroso, hubiera atacado. Probablemente era sólo un conejo o algo así ― comentó Changmin.
― Cualquier cosa que fuera, ahora se ha ido― dijo Yunho. Changmin y Yoochun se adelantaron a su cabaña. Pero Yunho vaciló. Finalmente él dijo: ―Feliz Cumpleaños Jaejoong.
― Oh, Gracias. ― Sus palabras fueron casi tan sorprendentes como la fiesta.
Él parecía como si quisiera decir algo más. En lugar de eso, metió sus manos en los bolsillos de sus jeans y se marchó. Yo no estaba muy seguro de cómo tomar eso. Junsu, Key y yo fuimos a nuestra cabaña.
― Hey, Jaejoong ¿Qué deseaste? ― susurró Junsu, después de que hubiésemos apagado la luz. Mis mejillas se volvieron cálidas.
― Si lo digo, no se hará realidad.
Yo no estaba muy seguro si quería que se volviera realidad. No sabía qué me había poseído para hacer el deseo que hice. Me encantó ahora, cuando recordé las palabras que deje correr por mi mente con tanta convicción.
«Deseo que Yunho me bese»
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JJ es el mejor deseo ever
ResponderEliminarese y otros mas que incluyen a yunho
va intereseante
k-ede
Waaaa su deseo se hara realidad
ResponderEliminarJaejoong la exploradora
Lobos + YunJae = combinación perfecta XD
ResponderEliminarpffff pero que deseo mas increíble....Bell
Amo la lobos son realmente Hot...gracias
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