"Capitulo 2(INTERMEDIO)"
(N/A: Lo siento mucho por los errores en el Capitulo 1 ¡Ya han sido editados!)
Qué difícil resultaba olvidarse de todo... Y Changmin tenía razones para querer hacerlo…
Siendo un reputado periodista, Shim Changmin debería agregar a su historial profesional: “articulista y estúpido”.
¿Se puede derrumbar todo en unos minutos? Sin duda la respuesta es: SÍ.
Y él sentía que aquella noche se había derrumbado parte de su vida.
En resumen; Changmin tenía un compromiso con JunHee, una hermosa mujer, y estaban viviendo un tiempo de ocio y romanticismo en un increíble Hotel en forma de ‘rascacielos’ situado en una zona suntuosa de Seúl, en Corea del Sur.
Y ahora, su prometida se encontraba “desaparecida” de forma repentina.
Para más decepción en su inverosímil historia, Changmin acababa de ser ‘apaleado’ con el descubrimiento de la infidelidad de ésta.
Changmin estaba completamente frustrado, y desengañado. Por suerte, destino… u otra cosa, encontró a un detective privado, o eso decía ser… Se trataba de Jung Yunho, también enigmático y elegante huésped del lujoso Hotel. Era el hombre que había rascado y desmantelado el asunto lo suficiente como para dejar al descubierto la verdad sobre Shim JunHee (la prometida), pero aún sin descubrir su paradero...
Ambos habían pasado parte de aquella noche buscando indicios, pero sólo llegaron a la incomoda conclusión de la vida paralela de Shim JunHee.
“— Changmin, escúchame. Quiero seguir esta investigación. Quiero saber dónde esta ella, si eso te calma —” le había dicho Yunho en el pasillo, con su reconfortante voz “— Pero no voy a poder encargarme de eso mañana. ¿Lo entiendes?. Tengo otros compromisos. Nos encargaremos a la noche. ¿Está bien? —” le dijo por último.
Changmin recordaba aquella enigmática frase de Yunho, pero también podía memorizar sus propias palabras: “— Ahora no me importa —”, y actualmente cumplía su amenaza de ‘beber para olvidar’ aquel golpe que removió su masculino orgullo. Aunque no era una de sus habituales aficiones, Changmin lo hizo para retomar un sueño imposible.
Ahora estaba solo, sobre la cama conyugal de la suite, con aquella botella del selecto whisky japonés, idéntico al escocés, al que le había dado un par de sorbos. No se había quitado el traje oscuro y la mañana con su sol no tardaría en hacer su aparición por los inmensos ventanales de la habitación. Pero, aún así, Changmin quedó ebriamente dormido sobre las sabanas de la cama...
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Por supuesto que Yunho estaba preocupado.
Aunque sólo fuese durante unos segundos.
Había dejado solo al abatido y derrumbado Changmin durante todo aquel nuevo día, pero eso ya no importaba…, la noche ya había vuelto a surgir de nuevo, y ahora Yunho podía divisar al alto chico cabizbajo, sentado frente a la mesa de juego de la sala sombría y legal del Hotel. (Aquella misma en la que habían estado la noche anterior).
Changmin, con aquellas cartas rojas y negras, se sobresaltó al sentir una mano sobre su hombro. Dio un pequeño brinco en la silla, y se giró de inmediato, observando al reaparecido Yunho tras de él.
Jung Yunho, tan elegante como la noche anterior. De nuevo volvía aparecer por detrás de forma repentina. Su traje, ahora añil, parecía hacerle más mayor de lo que era.
— ¡Qué susto! — exclamó volviendo a dirigir su mirada al tapiz del juego, donde las fichas se habían apilado entre los seis jugadores de la mesa. — Creí que ya te habías olvidado de este asunto — Changmin habló en voz baja y ronca debido a la bebida de la noche anterior — Reconozco que fui en tu búsqueda y pregunté en recepción, esta misma tarde, para informarme del numero de tu habitación… Pero por más que tocaba a la puerta, no obtenía respuesta —
Yunho observó que la cara infantil de Chamgin estaba rígida, y también pudo descubrir al instante que no se había afeitado por la mañana, y unas pequeñas y leves ‘pelusas’(dando forma de bigote) habían crecido a ambos labios de sus alargados labios.
Se trataba de un Changmin desaliñado. ¿Por qué no había utilizado el servicio de tintorería del Hotel para quitar alguna de esas manchas que presentaba su mismo traje de ayer?
— Te dije que tenia otros asuntos que tratar, y no podría aparecer hasta la noche — contestó Yunho, admirando en pie la jugada de Changmin.
— No me importa, Yunho. — soltó rápidamente —En realidad, ni siquiera se que hago todavía en este lugar. No lo sé. — intentó no desmoralizarse en la mesa de juego— Después de la conversación con ese ‘mujeriego’, yo no quería seguir con esto, pero algo me retuvo aquí… —
Yunho le miró desde arriba, aunque Changmin no le prestaba atención.
— Pero tú realmente deseas saber dónde esta ella. — afirmó Yunho con seguridad — Apareció el testimonio de Kim Jaejoong, pero él no sabía nada de dónde se encuentra ella. Y su amigo, Kim Junsu — añadió — tampoco sabe más, o al menos eso nos hace creer. — toda la noche anterior se redujo a aquellos testigos. — Pero, ¿Qué es eso que te retuvo aquí? — le preguntó Yunho inclinándose hacia él.
— Descubrí algo hoy — Changmin le dirigió una mirada rápida y de nuevo miró sus cartas — Pero, ¿Cómo sabias que estaría aquí? —
— Lo intuí — Yunho sonrió — No eres difícil de intuir. — sus rasgados ojos miraron toda la mesa — ¿Cuánto has perdido? — le preguntó, refiriéndose obviamente al dinero. (Si había algo infinitamente peor que olvidar las desgracias bebiendo, era jugando descontroladamente).
Changmin se negó a contestar.
— Ahora tengo ‘Escalera de color’. Así que mejor aparta, no me des mala suerte.... — dijo sin más, agitando su mano para que el mayor se apartase. Cosa que no hizo.
El repartidor de la jugada dijo con voz elevada:
— Royal flush — cuando todas las cartas fueron descubiertas.
El afortunado ganador con aquella ‘Escalera real’ dejó a Changmin hundido en la mesa.
— ¿Seguro que sabes jugar al póquer? — le preguntó Yunho, observando su reciente mala jugada. —No deberías hacer otra ‘mano’. Levántate — le ordenó Yunho ayudando a Changmin a incorporarse.
Oh, Changmin... No sólo tenia el aspecto de haber pasado un mal sueño, sino que además mostraba las mismas ropas que la noche anterior...
— Dímelo, ¿A que te refieres con eso de ‘descubrir algo’? — le recordó su frase anterior.
Changmin intentó acomodar su americana — Yunho, hoy he visto a alguien. — confesó — Una persona que tendría razones suficiente para odiarme —
Una sensación similar a la intriga se hizo acopio de toda la sala, aunque solo ambos sentían aquel presentimiento misterioso y curioso; los demás estaban absortos en sus jugadas.
— Cuénteme — Yunho no pudo evitar su entusiasmo, aunque se mostraba serio.
— Tengo hambre — Changmin no pensaba hablar sin llevarse algo al estomago.
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El restaurante principal del Hotel, ¡cuán elegante era! Se trataba de aquel mismo al que habían acudido la noche anterior para hablar con el maître, Kim Junsu (al que no habían tenido ocasión de ver ahora...)
Por la noche, en aquel lugar de mesas pulidas y asientos cómodos como ‘nubes’, se podían sentir acogidos con las blancas luces celestiales pero intimas.
Changmin y Yunho tomaron asiento.
Yunho quedó impresionado cuando Changmin, con sus ojos fijos en el menú, pidió una gran cantidad de platos que le sirvieron poco a poco:
— Vas ha contármelo ¿cierto? — preguntó el mayor, haciendo caso omiso al menú.
— Por supuesto — le contestó pausadamente.
Ahora que Changmin tenía frente a él un apetitoso trozo vacuno con una condimentada salsa, no podía negarse. Tal y como se abría su boca para comer, se abría para hablar.
El menor señalo su propio plato, mientras masticaba con cuidado, y después señalo a Yunho, frente a él. Parecía una pregunta con señas, como si dijese “¿No vas a comer?”.
— Obviamente cene antes de encontrarme contigo. — se apresuró a contestar Yunho, mientras observaba como aquel hombre desilusionado no había perdido apetito a pesar de todo…
— ¡Inteligente! — exclamó mirando a Yunho sorprendido. Con un trozo de tela se limpio los labios antes de hablar de nuevo: — No voy a negar que anoche mis ánimos no era precisamente buenos. Te confesare, que cuando me dejaste en la puerta de la suite, al entrar no pude hacer más que tumbarme y beber sobre la cama. — suspiró — Me quede dormido, a pesar de que ya estaba amaneciendo. Cuando desperté, ya era mediodía. Ni siquiera me moleste en cambiarme, e incluso me dormir con los zapatos puestos. Soñé con JunHee, pero no era un sueño agradable… no después de escuchar las palabras de Kim Jaejoong. Quizás por eso mismo me dirigí a la recepción, quería saber el número de tu habitación. Se trata de la Nº149, ahora lo sé. — le informó comiendo de nuevo — Me dirigí allá.., y no quería recordar tus palabras de que estarías ocupado. Cuando toque a tu puerta por enésima vez, me rendí. Como ya te comente antes, no tenia un motivo para continuar aquí. No después de lo descubierto la noche anterior. Incluso por muy egoísta que suene, ya no me importaba la suerte que había corrido mi prometida... — no dudo en confesarlo — Pero, igualmente recorrí de nuevo las salas del Hotel. No me preguntes por qué lo hice. Simplemente lo hice. Soy incorregible, lo sé. Quizás pensé que la vería de nuevo. Y no sé que sería capaz de hacer si la viera de nuevo... ¿alegrarme? Oh, estaría demasiado afligido como para sostenerla entre mis brazos como si nada… Tenía curiosidad, pero ella no apareció… —
Changmin encogió sus hombros envueltos en aquel masculino traje. Sus labios largos descendieron, realzando una tristeza que por un momento sobrecogió a Yunho.
— Pero, como te estaba contando, Yunho. Yo recorrí poco a poco este gran Hotel, aunque sólo tenga un edificio. Y deje de hacerlo cuando me encontré con un personaje al que creí, o desee, no volverme a encontrar… —
Changmin tomó la copa de agua cristalina y bebió para hidratar su boca seca de hablar.
— ¿De quien se trataba? —
La curiosidad era una de las sensaciones que mantenían a Yunho firme.
Cuando la curiosidad le inundaba, su estomago sentía un hormigueo similar a cualquier éxtasis. Y aquellas palabras de Changmin le dejaron aquella agradable sensación que nadie apreciaba...
— Había llegado al lounge del Hotel, en realidad, ese salón no es muy diferente a la sala de juegos, sólo que no tiene esos adultos entretenimientos de azar, y tiene mucha más luz, por lo que era muy sencillo verle, y ¡allá estaba! — exclamó, como si al relatarlo le viera de nuevo — ¡Park Yoochun! —
— ¿Park Yoochun? — musitó Yunho.
— Se trata de un ex-actor— aclaró Changmin.
— Sé quien es Park Yoochun — cruzó sus piernas y brazos bajo la mesa.
Park Yoochun era un conocido actor nacional, pero hacia unos largos meses que su carrera había sido gradualmente reducida, incluso ‘acabada’, y ahora se le había atribuido el ‘ex-actor’.
— ¿Sabes por qué delante de actor se encuentra el ‘ex’? — le preguntó Changmin, y Yunho le miró con pequeños ojos inquietos. —Oh, es más interesante y breve de lo que parece. — Changmin volvió a sorber agua (estaba arto del alcohol), y comenzó a relatar con ojos infantiles:
— Realice una crítica sobre una de sus últimas actuaciones. La publicaron en bastantes periódicos y sitios online, aunque yo simplemente lo escribí para el ‘The Korea Herald’, pero creo que causo mucha popularidad, mis palabras y redacción... No es que este alardeando de ello, pero fue un buen artículo. — por un momento Changmin se sintió orgulloso — Desgraciadamente eso fue bastante destructivo para Yoochun. Desde entonces su profesión fue en descenso. Gran parte fue culpa suya, pero debo admitir que mi critica cultural hicieron mucho más difícil su remontada. Todos absolvieron mis palabras. La gente es muy sugestionable ¿sabes? Él me odiaba por ello. Incluso me lo hizo saber en más de una ocasión, pues él sabía que yo era el periodista que había escrito tales palabras de su actuación, y eso le dolió aún más. Desde siempre Yoochun me ha guardado cierto rencor. —Changmin tragó saliva preocupado, y continuó:
— No sé si es una casualidad o no, el hecho de que él este aquí.... Pero cuando le vi, mi desconfianza se fijó en él. Oh, creo que estoy paranoico desde que no está JunHee — se llevó las manos a su cabellera castaña.
— Es comprensible que tu desconfianza aumente al verle. Eres un periodista muy cruel, Changmin. Debí suponerlo… ‘Tienes cara’ de realizar criticas sarcásticas — Yunho suspiró y el menor frunció el ceño — Él te odia, como me relataste. Crees que él… tiene algo que ver con la supuesta desaparición de Shim JunHee —
— Ahora no sé qué creer… — Changmin agitó la cabeza desesperado — Todo en lo que creía se ha disuelto. — añadió con severidad, a la vez en la que se llevaba el ultimo trozo de comida a la boca, y después se limpiaba los labios de nuevo.
— Hablemos con él. Interroguémosle. Sería un buen sospechoso — Yunho se levantó despacio a cada palabra que pronunciaba, hasta quedar en pie.
— ¿Ahora? — Changmin miró el gran reloj de muñeca. Era tarde...— Podemos posponerlo para mañana — agregó señalando las agujas diminutas de su minutero.
Yunho le dirigió una mirada como respuesta: “No”, con sus cejas pobladas, y sus labios cerrados que después abrió: — ¿Dónde esta tu entusiasmo, ese empeño de anoche? — le preguntó — No dejaremos nada para mañana, Changmin —
De nuevo parecía dispuesto para ello, al igual que la noche anterior.
<<. ¿Acaso a éste detective le entusiasma esto? .>> pensó.
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En la recepción del vestíbulo del hotel, un recepcionista multilingüe se había apresurado a atenderles porque la mujer de la pasada noche tembló con la presencia de Changmin (aún podía recordar los reclamos e insistencia del cliente enfurecido por la ‘desaparición’ de su pareja).
Yunho y Changmin, se encontraban allí dispuestos a saber el paradero actual de Park Yoochun en el Hotel, ya que era improbable que continuara en el lounge.
Aquella idea de informarse en el vestíbulo era mil veces mejor que recorrer todo aquel maldito lugar en busca de una sola persona... o eso parecía.
El recepcionista les comunicó enseguida el número de habitación.
— … pero me temo que no le encontraran allá — añadió dando un vistazo al ordenador que ocultaba el mostrador — El huésped al que están buscando se encuentra en una de las salas de reuniones del Hotel. No podría comunicarles en cuál de las dieciocho que disponemos se encuentra. Lo sentimos. —
Ambos se dirigieron una mirada desalentadora. Yunho agarró de pronto el ante brazo del menor y le obligó a caminar, para que se apurará a buscar junto a él...
<<. Definitivamente, le entusiasma esto .>>
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“Sala de Reuniones 18”
Aquel dorado letrero era conciso.
Ambos habían llegado a la última sala de reuniones disponibles del Hotel en el que se encontraban. Yunho Y Changmin habían hecho un inútil recorrido, en el que encontraron algunas de las salas vacías, y otras tantas repletas de trajeados hombres, pero sin rastro de Park Yoochun en alguna de ellas... Juntos habían perdido mucho tiempo.
Changmin movió su pie de arriba abajo impacientado, realizando un ruido en el piso con sus masculinos zapatos, como el sonido de un insoportable reloj.
Él esperaba a que Yunho echase un vistazo en aquella última sala de reuniones. Para hacerlo, tenia el absurdo plan de abrir la puerta unos centímetros y mirar con disimulo por la rendija de ésta, como dos míseros espías…, cosa que abochornaba al menor...
Aun así, Changmin debía de admitir que observar a un hombre como Yunho espiar tras la puerta a hurtadillas como un niño, era divertido, incluso singular. ¡Aquel detective era un desvergonzado! Y en algún momento perdía la seriedad que parecía tener su rostro...
Después de observar detenidamente el interior de la sala, cerró la puerta con mucho cuidado.
Yunho se giró y negó con su cabeza al mirar a Changmin. Ahí tampoco estaba.
— ¿Seguro que se trataba de Park Yoochun? — le preguntó desconfiado.
Changmin abrió sus ojos — ¡Por supuesto! — aseguró — Volvamos al lounge —
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Aquel salón era sobrecogedor, elegancia y novedad por doquier.
Con colores vivos e íntima estancia. Los grandes ventanales dejaban a la vista una preciosa imagen de luces, edificios unidos al oscuro río, y los parpadeantes brillos de los innumerables vehículos en la lejana autovía. El lounge era el mejor lugar del Hotel, incluso mejor que la piscina cubierta o la sala de masajes. Y las vistas eran mejores que las habitaciones.
Aquella estancia era relajante y atractiva. Podías beber sobre uno de aquellos asientos casi de terciopelo, y si quedabas dormido allá, tampoco importaba. Aunque no era una buena imagen.
Y el bar iluminado era infinitamente mejor que el de la sala de juegos en la que habían estado tiempo atrás, donde habían hablado con el imborrable Kim Jaejoong.
Cuando ambos entraron, Yunho dejó escapar una exclamación de sorpresa.
Su rostro fuerte y marcado parecía más sombrío con aquellas luces, su sonrisa de dientes blancos relucía más que nada, y sus ojos oscuros se agrandaron.
— Me gusta más las salas de entretenimiento, esas en las que realizan espectáculos, como aquella en la que te observe con tu prometida el pasado día — le comentó — Pero este lugar es también increíble. — su boca era incapaz de cerrarse.
Pero Changmin se encontraba estático y silencioso junto a él.
Hacia largo tiempo que sus ojos estaban clavados sobre una parte de la gran estancia.
Señaló con su dedo índice a la vez en la que exclamaba en voz baja: — ¡Está aquí! —
Se refería a Park Yoochun.
Al parecer éste había vuelto a aquel salón, seguramente uno de sus favoritos del Hotel.
Yunho rodó sus ojos cansado: — ¿Hemos recorrido todas las salas de reuniones para nada? — preguntó indignado, caminó decido hacia aquel hombre de camisa de cuello alto.
Park Yoochun, era un hombre audaz, o aquello daba a entender su aspecto despreocupado. Su cabello corto y negro como las brasas de carbón, que combinaba con sus ojos y sus ropas iguales de oscuras. Sus labios eran gruesos, rojos y sus ojos eran rasgados y fuertes. Él había sido lo suficiente astuto y temerario como para fumar en el lounge despreocupadamente, de la forma más elegante en la que podía fumar un hombre. Era atractivo, no podía negarse aquello. Incluso por un momento, entre aquellas luces, daba la sensación de ser igual de sensual que el ‘mujeriego’ de la noche anterior.
El rostro de Yoochun cambió crecientemente a medida que observaba como ambos hombres de acercaban a él. Sin duda su rostro se enfureció con la presencia inesperada del esbelto Changmin, quien caminaba junto al ancho Yunho.
Changmin sitió que aquellos ojos, con aquella mirada, le iban a despedazar vivo...
— ¿Park Yoochun? — le preguntó Yunho al detenerse frente a él.
Yoochun miró a uno y después al otro con desdén: — ¿Qué diablos haces aquí? — le preguntó directamente a Changmin, ignorando a Yunho durante un instante.
Changmin se mantuvo en silencio. Cada vez era mayor su desconfianza con éste.
Yunho no debía ser un gran detective para deducir toda aquella desconfianza que se había generado en aquel espacio:
— Sentimos interrumpirle, Park Yoochun. — comenzó a hablar — Yo soy Jung Yunho, y estoy al cargo de la investigación de la desaparición de la prometida de Shim Changmin, la señorita Shim JunHee — utilizó la misma técnica que anteriores ‘interrogatorios’, y mintió con convicción.
Yoochun no parecía sorprendido por aquello:
— Oh, ¿Crees que tengo algo que ver con eso? — preguntó con arrogancia. De sus exquisitos labios gruesos salió una humareda blanquecina, mientras observaba a Changmin con rencor — ¿Desaparición? Si hubiese querido hacer desaparecer a alguien, sin duda hubiese empezado con el individuo que arruino mi profesión — gruño ofuscado, acercó su fino cigarrillo a una de las mullidas mejillas del menor, y quemó su piel con indiferencia.
Changmin se apartó aullando. Un redondel rojizo y perfecto se creó sobre su pómulo.
Yunho intento separarles. <<. ¡Ah! Realmente se llevaban mal.>> pensó.
Guardar rencor, era como acumular un sinfín de odio hacia una persona. Y Yoochun odiaba a Changmin. ¿Lo suficiente como para hacer ‘algo’ a su prometida?
Quizás esa era la pregunta más importante para Changmin en aquel instante…
— Deteneros, por favor — suplicó Yunho, posicionándose entre ambos hombres.
Changmin se llevó sus dedos a aquel leve quemado rojizo y aún ardiente de su rostro, mientras miraba a Yoochun con rabia (éste último hizo lo mismo).
Cada vez estaba más convencido de que él estaba tras todo lo acontecido.
— Detesto a Changmin, más de lo que soy capaz de detestar a otra persona — se justificó el hombre de cabellos negros— Por culpa de sus crudas palabras mal intencionadas, destruyó todo aquello por lo que había luchado… —
Yoochun tenía una mirada particularmente dura, con sus labios crispados mostrándose serio e impasible en aquel moderno salón...
— Pero, yo no tengo nada que ver con la desaparición de nadie…— negó finalmente.
— ¿Estás diciendo que no sabe nada acerca de Shim JunHee? — preguntó Yunho.
Changmin dejó escapar un pequeño ruido, como al borde de una risotada incrédula.
— Exacto… — contestó Yoochun sin más, incluso hizo el intento de marcharse, pero la voz de Yunho con una nueva pregunta, le hizo aguardar unos segundos más:
— ¿Podría decirme que estaba haciendo en ese entonces? La pasada noche… —
Yoochun aspiró exasperado. Miró a Changmin evadiendo, durante un momento, la anterior pregunta: — ¿Quieres convertir esto en una estúpida historia para tus mediocres artículos? Sería fantástico hundirme más, ¿verdad?— Yoochun parecía indignado — ¿Nunca tienes suficiente, Changmin-ah? —
El nombrado quedó enmudecido, no por falta de valentía (cosa que no escatimaba en Changmin) sino por la falta de animo para reprocharle.
— No me interesa contestar que hice esa noche, ese día, ni siquiera voy a perder mi tiempo comentándoos que hago aquí… — dijo Yoochun mirando fijamente al enigmático ‘detective’. Y de nuevo retomó su camino para marcharse definitivamente.
— ¡Dime dónde está JunHee! — exclamó Changmin.
Y Yunho se apresuro a cubrirle la boca con la palma de la mano.
Yoochun volteó su rostro, mirando sobre su hombro el tiempo suficiente como para dejar ver una sonrisa tenebrosa en sus labios, con su mirada risueña de ojos negro y pestañas largas.
Un escalofrió invadió a Changmin, y cuando Yunho destapó su boca comenzó a bramar: — ¡No hagas más eso! No cubras más mi boca. ¡Siempre lo haces! —
— Estamos en un lugar público, Changmin... Hago lo que creo que es conveniente —
— ¿Conveniente? Me da absolutamente igual. ¿No es bastante transparente para ti? ¡Es obvio que Yoochun tiene algo que ver con todo esto!… — Changmin le miró en busca de ‘apoyo’.
— Realmente él esta en la punta de la pirámide. Pero… — Yunho hizo una pequeña pausa, pensante: — Él te odia, puede hacer todo esto de ahora con la única razón de hacerte estallar. —
— Y lo está consiguiendo… — Changmin pasó su mano por la escarlata mejilla.
— Yo estaba en lo cierto… — comentó Yunho convencido — Sigues preocupado por ella —
El menor le miro con redondos ojos, y dejó escapar un suspiro revelador.
Parecía dolerle responder a aquello, o quizás la mirada que Yunho le dirigía le hacia sentirse aún más débil y vulnerable. Pero, era verdad…
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Sobre el escritorio de su suite comenzó a garabatear un esquema detallado con su pluma estilográfica de punta fina y tinta color océano que empaño el papel en blanco con unas innumerables frases, nombres, horas, y datos ‘relevantes’ que Yunho le había obligado a escribir antes de que terminara aquella noche.
Entre los nombres de Kim Junsu, Kim Jaejoong y Park Yoochun, se encontraba todo lo que habían comentado éstos, y datos que Yunho deseaba recordar. Changmin aún no sabía porque estaba haciendo tal estupidez, pero continuó escribiendo sin oponerse.
Se puso unas enormes lentes de montura negra que cubrían de forma distinguida sus infantiles ojos, y acabó de escribir un pequeño texto referente a Park Yoochun.
— Yoochun no comentó, ni reveló algo, ¡absolutamente nada! — dijo Changmin observando como Yunho, frente al ventanal, parecía envuelto en sus propias cavilaciones.
Era un hombre bastante simplón a la vista de cualquier otro hombre, pero a su vez era lo suficiente enigmático y atractivo como para preguntarse muchas cosas acerca de él. Y Changmin no paraba de hacerse preguntas sobre Jung Yunho, preguntas que no se atrevía a formular... Como por ejemplo el por qué ahora estaba junto a él.
— Cierto. Él no reveló nada... —
La habitación que ocupaba Changmin (la misma que, hacia relativamente poco, compartía junto con otra persona) estaba ahora iluminada solamente por una tenue luz procedente del escritorio, sumada a las de la ciudad exterior.
— Tampoco creo que sea importante añadir a Kim Junsu. — Changmin miró aquel papel y señalo el nombre del chillón y peculiar trabajador — Él no se encuentra entre mis sospechosos, incluso dudo que él este informado de algo de esto... —
— ¡Ah! No sabes nada, Changmin… — Yunho retuvo una pequeña risa — Incluso sería capaz de subrayar que en mi mente Kim Junsu es el más importante de todo esto. — confesó acercándose al escritorio con calma — No sólo nos reveló algo de lo que tú no eras consciente, sino que además es el mejor amigo de tu prometida. Si alguien sabe algo, debe ser él… ¿verdad?—
Changmin volvió a dirigir su mirada a aquel papel lleno de letras.
— Park Yoochun es el más importante en mis pensamientos. Sin dejar atrás a otro maldito... — haciendo referencia a Kim Jaejoong, el cual era incapaz de olvidar. — Se me hace difícil creer que todos estén implicados en esto. Yo solamente quiero saber que le sucedió a ella… Qué ha pasado… —
— Siguen las cosas de ella aquí, en esta habitación ¿verdad? — Changmin asintió a la pregunta de Yunho <<.Todas sus cosas .>> — ¿Alguna foto de ella? —
El menor se mostró confundido por la pregunta.
Se levantó de la silla frente al escritorio y se dirigió a la cómoda de donde saco su cartillero. En el interior de éste se encontraba una pequeña imagen de ella.
Yunho recibió en sus manos aquella imagen. Shim JunHee era hermosa. Tal y como la podía recordar. Su pelo ondulado y castaño de aspecto sedoso, parecía salir de la foto, como una imagen de efecto tridimensional.
— He presenciado un gran numero de situaciones diversas en mi trabajo, que no es tan apasionante como aprioris se puede imaginar... En realidad ese tipo de investigaciones privadas, encargos de otras personas, no son apasionantes. Ah, pero ella parecía tener todo lo que deseaba, incluido a ti. — dijo mirando la foto, antes de volver a dirigir la mirada a Changmin — Pero siempre aparece una razón por la que una persona decide irse... —
— Nunca he pensado que ella se fuese por voluntad propia, como ya te reitere. Pero… es cierto que las dudas vuelven a mí; o sólo quizás cuando ves las cosas de otro modo, todo comienza a cambiar. Y ella cambió para mí cuando parte de la verdad apareció…Y ahora, no sé que debó creer —
Changmin se quitó aquellas lentes y frotó sus dedos sobre los entristecidos ojos.
Al observar aquel desesperado gesto, Yunho se aproximó con pasos lentos a Changmin, e inesperadamente le rodeo con sus brazos en el centro de la habitación.
Changmin estaba sorprendido. Él era un poco más alto que Yunho, y no podía sentirse tan reconfortado como al ser abrazado por alguien de una estatura mayor (salvo que éste fuese una mujer, obvio). Pero Changmin pudo sentir algo de desasosiego en aquel abrazo fraternal, incluso sin darse apenas cuenta dejó caer su barbilla sobre aquel ancho hombro.
Sí, necesitaba aquello, aunque nunca pensó que realmente lo necesitaría...
Yunho le imitó, y sostuvo su mandíbula sobre el hombro contrario del menor, olisqueando su fuerte aroma con el que quedó absorbido al instante. ¡Hasta su olor era admirable! inclusive estando tan desaliñado como lo había estado aquella noche.
El cuello era largo y más fino que el suyo (Yunho tenia un cuello un poco grueso y masculino), con el que Yunho se dilecto en un abrazo visualmente casto.
Súbitamente el moreno sacó su blando y húmedo órgano de la oscura boca, y con éste rozó el cuello de Changmin, desde abajo ascendiendo hacia arriba, formando una línea viscosa de saliva, como la que dejaría el recorrido de una especie de caracol o babosa.
Su astuta lengua llegó a la gran oreja del menor sin detenimientos, y desprendió todo su cálido aliento en ella.
Changmin sintió que sus mejillas ardían, y su asustado corazón había detenido sus funciones durante unos angustiosos segundos. Quería apartarse, pero el moreno aspiró de nuevo su aroma con su afilada nariz antes de finalmente desprenderse.
Resultaba difícil hablar de nuevo: — No necesito tu compasión, Yunho. — comenzó, tocando el ‘humillado’ cuello — Ya haces suficiente por mí ayudándome en esto sin recibir nada a cambio... — la sensación ahora era exquisitamente extraña — En realidad, me hubiese sentido solo sin ti. Pero esto suena demasiado vergonzoso, y los abrazos son innecesarios. — aunque habían aliviado una oculta parte de él. No sabía que más debía decir...
— Mi intención no era incomodarte. — los ojos de Yunho habían cambiado gradualmente en el interior de la suite. Eran tan fiables como la mayoría de veces, pero también estaban increíblemente más dilatados y sus pupilas negras habían rozado el límite del iris, siendo éstas lo único visible de sus ojos — Y tampoco quiero mostrarte compasión por lo sucedido. Sólo deseaba abrazarte, no es algo tan horrible… — parecía hablarlo con absoluta normalidad… pero algo había cambiado en él
— Es tarde, y puede llegar el amanecer en estas paredes. — continuó — Quizás debamos descansar, mañana podemos continuar con todo esto. Por la noche… — añadió.
— ¿Otra vez? — Changmin comenzó a reír moviendo todo su cuerpo al son, como reiría uno de primaria. — No puedo trasnochar más. Las bolsas bajo mis ojos son cada vez más gruesas. Debe ser en el día. Debemos seguir todas estas ideas y conjeturas de día… o ¿también estarás ocupado? —
Yunho afirmó aquella última pregunta sin decir nada más, y con pasos rápidos se dirigió a la puerta principal de la inmensa habitación que Changmin ocupaba.
Extraño. Changmin apenas fue capaz de detener sus decididos pasos, ni tan siquiera capaz de lanzar algunas palabras finales. Yunho desapareció de la habitación sin nada más….
Ahora que estaba completamente solo, nuevamente llevó su mano al cuello, que aún continuaba con aquel líquido tranparente y cálido que ahora mojó sus dedos...
Changmin arrugó su perfeccionada nariz, mostrando disgusto al observar aquella saliva.
Estaba frustrado al recordar aquello y no haber actuado como era debido. ¿Por qué no le había espetado, o simplemente empujado? Pero se sintió aún más impotente al recordar lo misterioso que era su nuevo ‘compañero’ y lo insoportable que eso podía llegar a ser...
Changmin se acercó de nuevo al escritorio, donde le esperaba su estilográfica y aquel papel cubierto de letras. Tomó aquella pluma firmemente con sus dedos y escribió, entre los nombres de todos aquellos sospechosos personajes, el nombre de: Jung Yunho.
Lo tenía bastante idealizado en su mente: a la mañana siguiente aparecería en la habitación de Jung Yunho. No debía ni había tiempo que perder...
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