“Vitalidad”
Todas esas pequeñas cuerdas
Siguen manteniéndonos juntos
Todas esas cosas preciosas
Harán que dure para siempre…
[Strings and Attractors, How to Destroy Angels]
Heechul gimió con fuerza cuando Yunho lo aprisionó por completo contra el tronco de árbol. Lo sintió deslizar su mano por su muslo, cogiendo su pierna derecha y haciéndola encajar contra su cintura; Heechul instintivamente arqueando las caderas contra las suyas, ambos sexos comenzando a despertar en la abrupta fricción de sus cuerpos. Yunho rompió el beso, mordiendo su labio inferior antes de trasladarse a su cuello, las abruptas mordidas de sus dientes arrancando pequeños gemidos y jadeos en Heechul, quien sentía el calor expandiéndose por todo su cuerpo, el fuego de Yunho comenzando a encenderlo, amenazando con quemarlo entero…
“¿Lo sabes, no es así?” Yunho murmuró contra su clavícula, succionando con fuerza para crear una dolorosa marca violácea ante el suspiro jadeante de Heechul.
“Sigues siendo mío y no te irás de aquí…”
“Yun-nie…” Heechul se removió contra el tronco, la fricción de ambos miembros duros comenzando a descontrolarlo. Quería quemar y arder en piel contra piel, su cuerpo le dolía y le reclamaba por el de Yunho; el apego establecido haciendo estragos dentro.
De un sólo movimiento subió a su cintura, el calor y la desesperación llegando a trastornar hasta el último pensamiento racional de su cabeza. Ya no podía pensar en otra cosa, necesitaba sentir a Yunho, la fuerza con la que lo deseaba era completamente avasalladora…
Pero Yunho parecía no tener prisas, saboreando y marcando la piel del cuello de Heechul como si fuese su máximo trofeo, su cuerpo apenas meciéndose contra el suyo en un vaivén provocativo que cada vez desesperaba aún más a su compañero. Heechul enredó los dedos en los mechones de cabello, jalando la cabeza de Yunho hasta su nivel y volviendo a reunirse con sus labios en toda su necesidad.
“A-Apúrate” jadeó cuando pudo separarse de sus labios y hacer contacto con el fuego de sus ojos, la urgencia evidenciándose en el tono jadeante de su trastornada voz.
“Te necesito dentro…a-ahora…”
Yunho observó los jadeos erráticos de Heechul y sus ojos resplandeciendo en la lujuria, en el deseo que se desbordaba por completo de sus cuerpos. No necesitó ninguna palabra más; verlo así era todo lo que necesitaba para continuar y rendirse a la lujuria. Sonrió de medio lado al llevar dos de sus dedos hasta los labios de Heechul, su bajo vientre ardiendo en calor al sentir la aterciopelada lengua enredándose en los dígitos y cubriéndolos con saliva. La mano libre de Yunho deslizó los pantalones de seda de Heechul hasta sus muslos mientras abruptamente deslizaba los suyos hacia abajo y se dirigía a preparar su entrada; los abruptos quejidos y gruñidos de Heechul haciéndose audibles cuando Yunho introdujo dos de sus dedos dentro, impaciente y moviéndolos casi con urgencia…como si no pudiese esperar un segundo más, su necesidad sobrepasándolo por completo. Sus labios volvieron a encontrarse y Heechul instintivamente comenzó a presionarse contra los dígitos, la abrupta incomodidad disipando para ser reemplazada por el voraz deseo por más. Yunho captó el mensaje y sin dejar de pelear contra su lengua retiró los dedos para reemplazarlos con su longitud, nivelando a Heechul hasta su cuerpo para entrar dentro de una sola estocada. Heechul ahogó el grito entre sus labios; sus manos crispadas con fuerza en los hombros de Yunho, clavando las uñas en un atento por apalear el familiar dolor. Yunho apenas se meció contra su cuerpo, sintiendo el calor de Heechul embriagándolo por completo…aquel calor estrecho del cual nunca podrá escapar…sofocándolo, envolviéndolo, e invitándolo a perder el juicio dentro. Heechul respiraba erráticamente, su rostro comprimido en evidente señal de dolor. Yunho se encargó de distraerlo al volver a tentar la sensible piel de su cuello, sus besos repartiéndose por toda las terminaciones sensibles hasta llegar nuevamente a sus labios. Heechul gimoteó; aún le parecía increíble que Yunho pudiese recordar todos sus puntos débiles…ya sabiendo que con tan sólo el roce de sus labios pastoreando la piel sensible de su cuello podía derretirlo en un punto máximo. Gimió cuando Yunho succionó un poco de piel al nivel de su vena yugular y comenzó a ejercer presión contra su erección, suaves movimientos que fueron imitados al instante por su compañero. Yunho optó por seguir el vaivén suave hasta que Heechul tomó las riendas de las cosas; sus manos aferradas con fuerza a la piel de sus hombros mientras comenzaba a montarlo con locura, con desesperación. Poco a poco dejando que sus instintos se liberaran por completo al punto que sólo le importó el deseo, la pasión…y el fuego que Yunho hacia crecer dentro de él. Yunho observó los ojos de Heechul brillar en luces doradas y se quejó cuando sintió sus garras arañando e hiriendo sus hombros y espalda en el despertar de su licantropía. Oh, pero Yunho podía sentirlo también…el gruñido de su bestia interna, que tronaba por sus venas en la más abrumadora de las sinfonías. Si, Yunho quería marcarlo por siempre, como debió haberlo hecho años atrás, y su bestia lo sabía. Heechul se encontró nuevamente atrapado en el fuego de aquella piel canela y esta vez pudo sentir las manos de Yunho acariciando sus muslos, sus yemas encendiéndose en el fuego oscuro y quemando la piel al seguir su sincronía de movimientos y entrar más rápido…pero nada importaba; Heechul ni siquiera percibía el dolor de las quemadas, sólo podía verlo, sentirlo y respirarlo a él…Yunho lo dominaba por completo, en todos los sentidos. Heechul estaba seguro que ya nunca sería el mismo, no después de esto, no después de volver a sentir y a revivir tanto, ambos nunca lo serían…
Y sólo pudo saciarse cuando el ardiente semen de Yunho llegó hasta el fondo de su cuerpo, quemando…ardiendo, marcando todo su cuerpo, su territorio por dentro. Heechul gimió con fuerza, sentía el líquido llenándolo y escurriéndose por sus muslos pero no le importó, sólo pudo refugiar el rostro en la piel del cuello de Yunho, luchando por regularizar su respiración.
Lentamente liberó el amarre que tenía en su cintura y se quejó bajo cuando sintió la pérdida de Yunho dentro de su cuerpo. Él lo atrajo hacia sí, ambas manos cerrándose contra su cintura hasta que ambos cuerpos estuvieron fundidos en el abrazo. Heechul sonrió contra la piel de su pecho; exhausto y satisfecho, sintiendo la propia humedad de su semilla en el abdomen de Yunho. Podía escuchar su pulso acelerado lentamente volviendo a la normalidad, el sonido llegando a ser relajante.
Luego de permanecer un rato envueltos en los brazos del otro, Yunho lentamente rompió el contacto con el gruñido de Heechul ante la pérdida. Le sonrió y prefirió responderle con acciones, transformándose a su enorme forma de lobo. Heechul lanzó un suspiro de cansancio, sonriendo a su vez al sentir la forma de lobo de Yunho acercarse a su cuerpo y lamerle el rostro. Heechul se transformó a su vez, su forma de lobo apareciendo ante la de Yunho, el hocico enterrándose en los níveos mechones de la piel de sus costados. No necesitaron intercambiar palabra. Yunho se recostó en el suelo con la forma de Heechul echada a su vez a su lado, el hocico descansando sobre su lomo y un gruñido bajo de satisfacción escapándosele al estar en tan cómoda posición.
xXx
“Finalmente lo encuentro” Heechul volvió a recuperar la consciencia con una voz femenina sobresaltándolo. Abrió los ojos y alzó la cabeza para ver a una figura resplandeciente revoloteando alrededor suyo. Yunho parecía no haberse despertado aún, quizás demasiado cansado…
“¿Naina?” Heechul preguntó luego de haberla escudriñado, reconociendo al hada del bosque que por años fue su compañera cuando Yunho y él jugaban a las escondidas en el bosque y Heechul se escondía en su santuario.
“Heechul-shi…ha pasado mucho tiempo” Naina se posó sobre el pelaje de Heechul, sonriéndole. “Me alegra mucho que estés cuidando de Yunho”
“Si, bueno…” Heechul realmente no supo qué decirle. ¿Cómo lo explicaría, después de todo? La sola presencia de sus ropajes tirados al lado de sus formas de lobo hablaba por sí sola…así que tan sólo prefirió contestarle con una pregunta.
“¿Estabas buscando a Yunho?”
“Si y me temo que no traigo buenas noticias…” su tono fue apagándose y a Heechul lo invadió un mal presentimiento.
“Habla bajo…Yunho necesita descansar y no quiero que lo despiertes” Heechul miró de reojo la bola de pelos blanca que estaba echada a su lado y suspiró. Quizás cuántas noches Yunho llevaba en vela, durmiendo mal y autodestruyéndose con pensamientos. Quería dejarlo descansar un poco.
“Confío en que le transmitirás mi mensaje” Heechul asintió y la escuchó volver a hablarle.
“Las hadas del mundo de los mortales me han trasmitido la controversia. Dicen que se ha armado una revuelta en las disputas de licántropos. El líder de la comunidad del bosque ha reclutado a la Resistencia, Heechul…y quieren exiliar a Yunho, quieren sacarlo del poder”
“¿La Resistencia?” Heechul tuvo que evitar lanzar un resoplido, no queriendo despertar a Yunho con el ruido. “¿La Resistencia está planeando una pelea?”
“Quieren sacar a Yunho del poder, claramente lo consideran como una amenaza”
“Diablos…” Heechul musitó. Era evidente que ahora las cosas se complicarían a un punto máximo si los lobos de la Resistencia llegaban a las tierras y declaraban la guerra.
“Debes prevenir a Yunho, esos lobos no van a descansar hasta matarlo”
“Lo sé. Muchas gracias Naina, ya veremos qué hacer…”
“Lo más importante de todo es que no dejes que Yunho pierda su fortaleza. Lo que sea que lo perturbe le jugará en contra si llegase a enfrentarse frente a grandes masas. Yunho te necesita ahora, Heechul. Tú sabes que las hadas percibimos la fuerza de los lazos…”
Y tan rápido como había aparecido se esfumó, dejando a Heechul sumido en el torbellino de pensamientos.
“¿H-Heechul?” Yunho preguntó casi en un susurro, abriendo sus ojos y alzando la cabeza de sus patas delanteras, orejas sacudiéndose. Por un momento creyó que todo había sido un sueño…hasta que se percató del suave pelaje de Heechul acariciando el suyo. Él aún se encontraba a su lado…
“¿Hace cuánto que no dormías?” Heechul bufó contra su lomo, levantando la cabeza y dejándola rozar contra la suya, dándole una lamida juguetona.
“Por un momento creí que no despertarías”
“Por un momento creí que te marcharías” Yunho le contrarrestó, acercándose a su vez para dejar rozar su hocico contra el suyo. Heechul lo lamió de vuelta, bufando.
“No” susurró, ojos dorados consumiéndose en ojos igual de resplandecientes.
“¿No?” Yunho ladeó la cabeza, ambas orejas sacudiéndose.
“No…”
“De acuerdo”
Heechul no pudo evitar reír ante la incomodidad del momento, ante lo complicado y desgastante que era enfrentar si realmente estaban de vuelta en una relación o no, en lo tedioso y exhaustivo que era pensar en su futuro, en lo que les esperaba…si las cosas cambiarían o si todo seguiría igual, así que simplemente decidió no pensar en ningún cuestionamiento y sólo concentrarse en el futuro. Era la opción más sana después de todo. Dejó nuevamente descansar la cabeza en el pelaje del lomo de Yunho, su hocico perdiéndose en los níveos mechones antes de susurrarle.
“Esto…es el destino”
Yunho sabía a lo que se estaba refiriendo, y fue casi como si lo hubiese vuelto a leer como un libro. Actualmente…Yunho era un desastre emocional, con una verdadera nebulosa de sentimientos encontrados y guardados, y con el peso de ser lo que la gente estaba rumoreando de él…realmente no quería pensar en absolutamente nada. Heechul estaba a su lado…quizás no para siempre pero lo estaba ahora. Era todo lo que necesitaba.
“No podría estar más de acuerdo” contestó y Heechul sonrió internamente, alzando nuevamente la cabeza de su lomo para buscar el contacto visual.
“Tenías razón” murmuró y Yunho movió las orejas en señal de incomprensión.
“Tú sabias…que no me iba a ir” esta vez fue Yunho el que enterró el hocico en el pelaje de Heechul, bufando contra los cobrizos mechones.
“Intuición” susurró y Heechul lanzó una risita.
“Bueno, ahora que estamos claros…tengo algo que informarte”
“¿Llevas mi cachorro en el vientre?” Yunho bromeó y Heechul gruñó, su cabeza bajando a morder su costado.
“Si, hazte cargo” se rio un poco al ver a Yunho ladear la cabeza. “Necesito seriedad, esto es importante” le dijo al buscar el contacto visual. Yunho asintió y volvió a retomar el contacto con sus ojos.
“De acuerdo, fue tan sólo una broma” Yunho continuó con su tono divertido, esperando a Heechul para que se decidiera a hablar.
“Cuando estabas dormido…recibí una visita. ¿Te acuerdas de Naina?”
“¿Naina?” ambas orejas de Yunho se sacudieron en alerta. “Si, por supuesto…es la hada del santuario. ¿Te visitó aquí?”
“Si, quería hablar contigo…pero te veías tan cansado que preferí dejarte dormir y que no te despertara”
“Bueno…llevó días con poco sueño, supongo que perdí la costumbre de dormir por las noches”
“Me imagino” Heechul suspiró. “De cualquier forma, ella me contó de una situación en el mundo de los mortales. Changmin ha contactado con la Resistencia, y están planeando un contrataque directo a estas tierras. Quieren destruirte Yunho, quieren matarte y sacarte del camino tal como lo hicieron con Akela…”
Yunho se quedó en silencio por un segundo. De seguro se esperaba que Changmin hiciera sus jugadas, pero llegar a pensar en la Resistencia eran cosas de ligas mayores. Bien sabido por toda la licantropía era el poder que recaía en los lobos de la Resistencia; sólo los mejores, más fuertes, y aptos para asesinar a cualquier amenaza podían ser reclutados para formar parte. La Resistencia databa de los siglos de la expansión de la licantropía con Akela, siendo al principio tan sólo un grupo de lobos hasta formar finalmente los miles de reclutas que estaban repartidos por la tierra. Era un asunto de suma gravedad, porque los lobos de la Resistencia no eran lobos comunes y corrientes, y Yunho lo sabía. Si habían logrado eliminar a Akela…perfectamente podrían hacer lo mismo con él. Esto tenía que ser enfrentado con medidas extremas.
“Una guerra de licántropos” Yunho murmuró luego de un rato. “Changmin quiere una revuelta, quiere desafiar a cada lobo que se ha puesto de mi lado y exterminarlo”
“Supongo que vas a convocar a ambas colonias” Heechul inquirió.
“Vamos” Yunho recalcó y esta vez fue el turno de Heechul para sacudir sus orejas.
“¿Yunho?”
“Sabes que no puedo hacerlo solo, Heechul. Necesito que vuelvas a tu colonia y transmitas mi mensaje, tal como yo lo haré en el Norte y en allá abajo, en la tribu; ya es hora de que los híbridos se levanten de la tierra y demuestren su fortaleza. Le vamos a demostrar a la Resistencia por qué nos merecemos el nuevo orden en la tierra”
“Yun…” Heechul susurró, su cabeza volviendo a rozar contra la suya en tan sólo una caricia.
“Sé que ya tienes las decisiones tomadas, pero no puedo dejar de sentir miedo. Yo…temo por ti…”
“Tranquilo, Chul. Creo que mentalmente me estaba preparando para ello y ya es momento de que tenga una confrontación directa con mi antiguo líder. Si nadie le pone freno los enfrentamientos seguirán hasta que un ego venza al otro ego. ¿Acaso es justo perder tantas vidas por ellos? No lo creo. No voy a permitirlo”
“Pelearé a tu lado” Heechul se separó tan sólo un poco, sus ojos dorados volviendo a reencontrarse con los brillantes ojos de Yunho.
“Puede que no sea Jezabel, pero…”
Yunho se rio, volviendo a su forma humana en una abrupta desfiguración. Se abrazó al pelaje de Heechul, escuchándolo suspirar y no tardó en sentir su propio cuerpo desfigurándose hasta que quedó prendido de su torso.
“No necesito que seas Jezabel, ni un híbrido, ni nada. Tan sólo necesito que seas tú”
Heechul suspiró, sus palabras…le habían quitado el aliento; la calidez expandiéndose por su pecho y tan sólo llevó sus manos a enredarse en los cabellos de Yunho, reafirmándole que estaban juntos pese a todo.
xXx
Heechul se paseaba por su madriguera, más tenso y agobiado que fiera enjaulada. Había llegado apenas hace unos minutos a los valles del sur, y el sol se había escondido en el lugar dejándolo con la oscuridad como su única compañera, pero tenía que transmitir el mensaje de Yunho…y hacerle frente a Keiichi a su vez, de lo contrario el veneno de la culpa lo mataría por dentro.
“¿Chul?” la voz de Keiichi lo paró en seco. Había finalizado el entrenamiento con los licántropos que tenía a cargo y se asomaba por la madriguera con aspecto exhausto; el pelo enmarañado y sudado y los ojos apagados.
“Supe que saliste a dar una vuelta… ¿A dónde fuiste?” el evidente tono de desconfianza heló su sangre mientras Keiichi caminaba hasta su lado. Se sentó en uno de los sillones, suspirando y posando los ojos en su figura. Heechul suspiró a su vez y lentamente caminó hasta el otro sillón, sentándose al frente.
“Fui al bosque” comenzó, su voz baja y apenas audible, dándose el coraje para continuar.
“¿Al bosque?” Keiichi lo cuestionó, arqueando una ceja. “Son millas de viaje, Heechul. ¿No crees que es demasiado largo para tan sólo dar un paseo?”
“No fui a dar un paseo, Keiichi” Heechul confesó finalmente, decidido a no dar un paso atrás.
“Fui a verlo…a él” su voz fue tan sólo un susurro y el rostro de Keiichi se desencajó. Empuñó las manos, la naciente furia tronando por su sistema.
“A él…Yunho” masculló, ojos brillando con el ardor de la ira al contemplar a Heechul a la cara. “Sólo quiero saber una cosa Heechul, porque estoy cansado de que me veas la cara de imbécil” el ácido de sus palabras le ardió en la piel, pero Heechul sabía que se lo merecía, se merecía todo su desprecio y sus palabras.
“Dime…qué es lo que sientes por él”
Heechul suspiró, bajando la mirada. Le dolía hacerle daño a Keiichi, sobre todo porque él había permanecido a su lado aun cuando Heechul le bramaba que se alejara y que nunca podría aceptarlo. Lo contuvo y lo esperó…ganándose fragmento por fragmento un lugar en su corazón, pero la verdad lo superaba con creces, desde esa noche en la planicie cuando la sola visión de Yunho le quitó el aliento e hizo que se le acelerara el corazón a un punto máximo. Su corazón jamás latió de esa manera cuando estuvo con Keiichi, su lobo interno jamás clamó su nombre con urgencia y desgarradora desesperación. Heechul sabía, y había sabido siempre…que había caído completa e irrevocablemente enamorado de Yunho desde la primera vez que lo vio, herido y solitario, y su amor tan sólo creció a lo largo de los años y luego llegó a su cúspide la noche en que se entregó a sus brazos, le entregó su cuerpo, su alma y su corazón…y forjó con su bestia un lazo inquebrantable, pasando a ser la Sangre de su sangre. Sólo él…era el dueño de su corazón, sólo él intoxicaba su sistema, y eso…sí que era para siempre.
“Lo amo” admitió finalmente y fue como si le quitaran una enorme coraza, dejando atrás la dura cáscara para emerger nuevamente como nueva persona, renovada.
“Yo…lo sigo amando a pesar de todo. A pesar de la distancia, de que haya sido un híbrido, y de que yo esté unido a ti, pero no estoy realmente unido a ti, Keiichi…supongo que tú ya lo habías percibido. Nuestro lazo…es inestable porque yo sigo siendo la Sangre de su sangre, la Sangre de Yunho. Mi lobo interno sigue enlazado al suyo y eso…no lo puedo cambiar” el veneno había salido por completo de su cuerpo, y la verdad lo había purificado. Ya no daría marcha atrás.
Keiichi suspiró pesadamente, bajando la mirada y pasando una mano por su cabello en un gesto derrotado. Estaba consciente de todo lo que Heechul le confesaba, sabía que había llegado a la colonia arrancado del lado de un amor por obligación, sabía que ya venía con un vínculo en el cuerpo…sólo que jamás pensó que el cruel destino pudiera girar de forma tan brusca y los volviera a juntar. Si era sincero, sintió el presentimiento el mismo día que se lo presentaron: Jung Yunho…y la forma en que los ojos de Heechul brillaron al contemplarlo. Estaba escrito en todo su rostro…
“¿Por qué me pediste otra oportunidad?” subió el rostro nuevamente, escudriñando las facciones de Heechul. “¿Para qué, si sabías que seguías enamorado de él?”
“Porque creí que era lo mejor. Yunho…tenía su unión, aquel vampiro por el que sacrificó tanto, y realmente pensé que se quedaría a su lado. Mi deber y obligación era permanecer a tu lado…pero la unión de Yunho lo repudió y lo abandonó, volviendo a la tierra de los mortales con otro vampiro. Yunho me necesita ahora, yo…no puedo volver a abandonarlo”
“Claro, el vampiro se va y tú inmediatamente corres a su lado para ser su reemplazo” su voz restalló con fuerza, el ácido aún latente.
“No para ser su reemplazo sino para volver a ocupar mi lugar. El lugar que me perteneció siempre” Heechul le contrarrestó con la misma altanería que lo caracterizaba y Keiichi inmediatamente bufó.
“Haz lo que quieras, ya no tiene sentido seguir hablando de esto. Lo supe…siempre lo supe y aún así te acepté, y quise luchar por ti. Corre y ve con él, esta misma noche repudiaré la poca influencia que me queda y cuando hayas llegado ya podrás pertenecerle. Pero ahora que lo pienso…le has pertenecido siempre” su tono amargó fue sentenciante. Keiichi se levantó y le dio la espalda, comenzando a caminar hacia la madriguera.
“Keiichi” la voz de Heechul lo detuvo. Él apenas volteó el rostro para mirarlo. “Lo siento…”
“Nunca me gustó el fuego de todas formas” se marchó, y Heechul sabía que las noticias se esparcirían tan rápido como el vuelo de un pájaro, la ruptura y su nuevo rumbo…pero ya estaba decidido y ahora sí que haría las cosas bien. Se levantó de la silla, transformándose a su forma de lobo para ir en búsqueda del subordinado de Keiichi. El mensaje de Yunho debía ser entregado, y a pesar de que estaba cansado todavía tenía que regresar. ‘Regresar…’ jamás lo pensó posible pero allí estaba, marchando nuevamente a los brazos de hombre que por tantos años luchó por arrancar de su pecho pero que nunca…lo pudo concretar.
xXx
“Así que tú eres el famoso Kim Heechul” Hina le sonrió ampliamente a Heechul, quien desvió la mirada de sus resplandecientes ojos magenta, incómodo. Yunho pudo percibir la perturbación en Heechul, pero tan sólo se mantuvo a su lado en silencio.
“Es un verdadero honor”
“Gracias” Heechul forzó una sonrisa al darle la mano a la mujer maldita. Aún encontraba increíble que Yunho haya podido confiar en una mujer de semejante calaña…pero si ella había logrado ganarse su confianza debió haber sido por algo.
“¿Eres la líder de la tribu?”
Hina estrechó su mano y en ese preciso instante sintió prácticamente una descarga de energía fluir por su cuerpo junto con una serie de imágenes que relampaguearon por su visión en tan sólo un segundo. Eran Yunho y Heechul en distintos momentos de su vida; estaban juntos, unidos…y Hina pudo sentir las energías de Yunho dentro del cuerpo de Heechul…dormidas, latentes y esperando por su despertar. Soltó su mano y le abrió los ojos de par en par. Heechul tan sólo le arqueó una ceja y luego ella inmediatamente volvió a reaccionar.
“Lo era, pero ahora Yunho ha tomado parte en las cosas. Supongo que vendría ejerciendo un papel de alpha, en su jerga” lanzó una risita, tratando de disimular aquel percance y volviendo a hablarle.
“¿Planeas quedarte aquí, con nosotros?” ella sonrió cuando Yunho y Heechul intercambiaron una mirada fugaz, y luego él asintió.
“Si, bueno…con la amenaza creciente de la Resistencia creo que sería más útil aquí que en la colonia del sur” Hina sabía que estaba mintiendo. Heechul estaba unido a Yunho, él era la Sangre de su sangre…oh si sus energías hablaban por sí solas, estaban en sincronía nuevamente. El lazo se sentía aterradoramente fuerte, y ahora finalmente confirmaba sus sospechas: él era el elegido por su lobo interno, y la razón por la que Junsu no pudo adquirir sus energías en el ritual de hibridaje. Ahora estaba tan claro como el agua.
“Eres bienvenido. Madrigueras nos sobran, lo importante es que todos concentremos nuestras fuerzas para el posible enfrentamiento”
Ambos asintieron y luego Yunho se excusó con Hina, aduciendo que Heechul estaba cansado producto de su abrupto viaje a la colonia del sur y necesitaba descansar. Hina los observó abandonar su madriguera y Dakho no tardó en percibir aquella mirada en sus ojos.
“Ya sé que descubriste algo” le dijo cuando ella se sentó en el futón a su lado, suspirando.
“Claro que sí, las energías de Heechul hicieron contacto con las mías y me lo mostraron. Él es la verdadera unión de Yunho, el elegido por su lobo y la Sangre de su sangre. Estuvieron juntos antes…de años atrás aunque no sabría decirte cuándo. Heechul lleva sus energías dentro, están ahí amor, latentes…dormidas y esperando activarse”
“¿Crees que Heechul lo sabe?”
“No, dudo que haya percibido algo porque no lleva la marca de Yunho grabada en su cuerpo pero aún así…el lazo fue lo suficientemente fuerte para realizar el traspaso, y es por eso que Junsu no poseía la energía dentro de su cuerpo. Se quedaron dormidas en la sangre de Heechul”
“¿Qué harás ahora, lo vas a entrenar?” Dakho la miró a los ojos y Hina suspiró.
“Si mis sospechas son ciertas y el lazo tiene semejante fuerza…Heechul podría ser capaz de dominar las energías sin poseer la marca de Yunho sobre el cuerpo y tan sólo con los vínculos de sus lobos. Pero es una teoría que tengo que probar con él, ojalá nos de el tiempo y él acceda”
“Y si fuese así… ¿Tú crees que ese licántropo haya llegado para quedarse?” Hina esbozó una pequeña sonrisa, pensando en lo mucho que había percibido en ambos…
“Yo pienso que…si Junsu no regresa a complicar las cosas va a perder como en la guerra”
xXx
Heechul se removía en la cama de la madriguera, con demasiadas cosas en la cabeza para poder conciliar el sueño. Aun le parecía increíble el giro que había dado su vida...y dónde se encontraba actualmente: durmiendo en una madriguera de la tribu de ojos plateados, tratando de volver a armar los fragmentos del desastre emocional que era su líder...Yunho. De pronto, la visión del Yunho pequeño y solitario volvió a su mente con fuerza...arraigando consigo esas viscerales ansias de protección. Heechul suspiró, pasando una mano por su cabello. Sin duda, todo entre los dos estaba a flor de piel, como en los viejos tiempos. Decidió que no seguiría pensando en cuestionamientos, lo único que sabía era que ahora Yunho lo necesitaba, y esto...quizás era una especie de señal, para hacer las cosas bien de una vez por todas.
Un ruido lo sobresaltó. Heechul escuchó los pasos directo hacia su figura y abrió los ojos de par en par para visualizar aquellos oscuros ojos resplandecientes que eran capaces de robarle hasta el alma.
“¿Insomnio?” Heechul le preguntó, sentándose en la cama para poder observarlo mejor. Yunho se veía cansado...probablemente producto de las largas horas sin poder dormir bien. Lo observó asentir y encogerse de hombros, el suspiro audible escapándose de sus labios.
“No puedo dormir bien en esa madriguera...es sólo que, ya sabes...” Yunho llevó la mano a su cuello, rascándolo en evidente señal de ansiedad y Heechul le sonrió, levantando las cobijas de su cama.
“Entra ya” resopló, tratando de disimular la sonrisa de satisfacción en el rostro. “Pero te advierto que si roncas te voy a empujar”
“Antes no parecías quejarte de mis ruidos...” Yunho lanzó una risita cuando Heechul le pegó un codazo al estar ya tendido a su lado, sonriendo al recordar que a pesar de los años...él seguía siendo el mismo de siempre.
“Imbécil” bufó, pero incapaz de no reírse ante su melodiosa risa, por un segundo estaba de vuelta a cuando ambos eran tan sólo un par de cachorros...y el pensamiento lo hizo acurrucarse a su lado, inhalando aquella mezcla de aroma que era tan particular en él...aquel aroma que lo carcomió por años, y por el cual su lobo le reclamó cada doloroso día que estuvieron separados. Yunho lo estrechó a su cuerpo, cerrando los brazos contra su cintura hasta que sólo pudo percibir el calor corporal de ambos comenzando a ser uno.
“Yunho” la voz de Heechul rompió la abrupta calma y Yunho lo sintió acomodarse.
“¿Mm?” le preguntó, voz algo adormilada al estar tan relajado.
“¿Puedo hacerte una pregunta?” Heechul subió un poco el rostro para mirar las apacibles facciones de Yunho, quien tan sólo le asintió.
“¿Tú...tuviste algún problema para unirte a Junsu?” Yunho abrió los ojos de par en par con la pregunta, porque le trajo recuerdos...recuerdos de toda la controversia con su lobo interno, que se rehusaba a cooperar.
“¿Tú los tuviste también?” Yunho decidió responderle con una pregunta, quería escucharlo hablar.
“Unirme a Keiichi me tomó tiempo porque mi lobo interno se rehusaba a aceptarlo. Él...seguía aullando tu nombre” su voz fue casi un susurro y Yunho pudo sentir las yemas de Heechul rozando la piel de su torso, apenas tocando. Entonces...si había sido lo mismo para ambos. Yunho recordó como su lobo interno nunca estuvo de acuerdo con su unión, e incluso le continuó aullando el nombre de Heechul a puertas de su unión con Junsu.
“Fue lo mismo para mi” dijo, lanzando un suspiro. “También tuve problemas para unirme a Junsu porque mi bestia no lo aceptaba como igual. Te seguía llamando a ti”
Hubo un silencio en el que ninguno de los dos dijo nada y tan sólo se quedaron callados, escuchando el sonido de ambas respiraciones. Yunho sentía la corriente eléctrica erizando su piel ante las yemas de los dedos de Heechul que apenas lo rozaban, el tacto siendo practicamente fantasmal. Maldijo para sus adentros la hiperreactividad que sentía con él, cerrando los ojos para calmar sus ansias y poder dormir un poco. No pasó mucho tiempo hasta que escuchó la voz de Heechul de nuevo.
“Yunho” sus ojos se abrieron nuevamente, pero esta vez Heechul se removió.
“¿Heechul?” bajó el rostro para mirarlo, pero él tan sólo conservaba la enigmática mirada.
“¿Esto...está mal?” Yunho sintió a Heechul moverse, rompiendo el amarre de sus brazos y girando su cuerpo hacia el suyo, subiendo a su figura. Yunho observó sus ojos resplandecientes; el aliento quedando atrapado en su garganta al sentir la abrupta presión de su cuerpo contra el suyo.
“¿Esto?” Yunho le preguntó, queriendo seguirle el juego para ver a dónde quería llegar. Sus manos se aferraron a sus caderas con fuerza, ejerciendo presión contra su cuerpo para que él pudiera sentirlo...
“Mhm...” Heechul dejó escapar un sonido desde el fondo de su garganta, profundo...y pudo sentir la esencia del cuerpo de Yunho tornándose más intensa; su cuerpo reaccionando ante la abrupta proximidad. Se alzó de su cuerpo sólo para encajarse a horcajadas sobre él, demasiado trastornado por el contacto como para poder contenerse. Lo escuchó gruñir bajo con el nuevo contacto, y buscó el fuego de su mirada.
“Aún permanecemos unidos, por lo que esto... ¿Sigue estando mal?” se removió tan sólo un poco contra su cuerpo... ¿Para qué negarlo? Haber tentado a Yunho lo había excitado, y ninguno de los dos podía negar que se deseaban de una manera completamente irracional.
“No, no está mal. Eres Sangre de mi sangre, mío por derecho…” fue su mejor respuesta considerando que aquella sola acción de Heechul había ido directo a su miembro…
“Pues, reclámame entonces” Heechul le susurró antes de bajar a reunirse con sus labios. Si Yunho había sido el agresivo la vez anterior...esta vez era Heechul el que quemaba, mordiendo sus labios con fuerza mientras se agitaba contra su cuerpo en el fuego, en la desesperación. Sus labios separándose de los suyos sólo para iniciar un trayecto de besos, queriendo probar hasta el último centímetro de piel expuesta de Yunho que tenía ante sus ojos, incapaz de acallar todo lo que su bestia y lo que su corazón sentían. La respiración de Yunho se agitó cuando sintió a Heechul delineando su torso con su lengua, rodeando su ombligo hasta bajar a su bajo vientre y luego…su cálido aliento golpeando en aquella sensible zona. Yunho arqueó las caderas cuando Heechul comenzó a repartir besos por la zona de su erección aún cubierta, apenas tentando la cremallera con los dedos…dios, definitivamente estaba aquí para volverlo loco…
“Heechul…” Yunho gruñó bajo, su frustración evidenciable al sentirlo tentarlo de semejante forma. Heechul tan sólo lanzó una risita, concediéndole algo de liberación al desabrochar sus pantalones, jalándolos un poco hacia abajo para continuar tentando su evidente erección pero ésta vez sobre la ropa interior; Heechul lamía y besaba su extensión con los jadeos ahora erráticos de Yunho como música para sus oídos. Yunho llevó una mano hasta sus cabellos, presionándolo hacia abajo en toda su necesidad…y Heechul le sonrió, su tentadora sonrisa incrementándose al bajar lentamente, tan lentamente su ropa interior para liberar su erección de su prisión, y finalmente comenzar a probar su erecta piel. Yunho gimió alto y casi espasmódico, incapaz de contener el sonido al sentir la lengua de Heechul jugando con la cabeza de su miembro, lamiendo la abertura humedecida y luego introduciéndolo dentro de un sólo movimiento, succionando con fuerza y haciéndolo ver estrellas. Yunho se sintió embriagado, completamente perdido en sus atenciones y en llamas, ardiendo por más de su tacto. La corriente de sonidos escapando de su boca siendo totalmente incoherentes, aferrando sus manos a la cabellera de Heechul para buscar el ritmo que tanto necesitaba. Heechul lo lamía con fuerza, tentándolo con sus dientes y lengua…succionando, sorbiendo, y haciendo maravillas con su boca y yemas; tanto que Yunho pudo sentir su clímax creciendo con fuerza, su bajo vientre ardiendo ante las sensuales mociones de su amante que, diablos, parecía no haber olvidado nada acerca de cómo derretirlo…
Jadeó erráticamente cuando sintió la boca de Heechul darle una última lamida, separándose de su erección para volver a alzarse hacia su cuerpo y capturar sus labios. Yunho lo besó con hambre, intoxicado en él, probando su propio sabor en el beso mientras aferraba las manos con fuerza a sus caderas, presionando a Heechul contra su cuerpo; su propia erección chocando contra la suya aún cubierta en una dura fricción.
“D-Dios…tú vas a matarme” Yunho jadeó al morder sus labios con fuerza, sintiéndolo a horcajadas sobre su cuerpo; su erección punzante haciendo presión contra la delicada tela del pantalón.
“Es tú culpa, no puedo dejar de desearte…” Heechul gimió, presionándose contra su erección y fue todo lo que le tomó para romper la última pisca de autocontrol de Yunho. Lo alzó tan sólo un poco de su cuerpo para despojarlo de sus pantalones de seda, y luego volviendo a retomar el contacto, llevando sus dedos hasta la boca de Heechul, quien inmediatamente los lamió con esmero, sus ojos nunca dejando hacer contacto con las oscuras orbes de Yunho que lo consumían en el deseo. Yunho lo alzó nuevamente para introducir dos dedos de abrupto; los quejidos de Heechul comenzando a hacerse audibles hasta que Yunho empezó a empujarlos dentro, los músculos expandiéndose y cediendo de a poco con sus movimientos. Heechul gimió bajo cuando Yunho introdujo un tercer dedo, moviéndolos a un mismo compás y logrando tocar aquel punto que lo desesperaba. Arqueó la cabeza hacia atrás y sacudió las caderas con fuerza al dejar escapar un agudo gemido y fue todo lo que Yunho pudo esperar. Retiró los dedos y fue el mismo Heechul el que se posicionó sobre su hinchado miembro, lentamente comenzando a empalarse en él, mordiendo sus labios para reprimir los quejidos de dolor mientras su cuerpo se adaptaba a Yunho y él se abría paso profundo dentro de su cuerpo, a costa de su dolor. Pero Heechul no tardó mucho en acostumbrarse, su cuerpo ya familiarizado con el tamaño de Yunho, e inmediatamente comenzó a montarlo…los gemidos de Yunho ya siendo audibles al seguir el rápido y fuerte ritmo que Heechul estaba imponiendo con sus caderas. Los agudos gemidos de Heechul transformándose en una verdadera sinfonía que no hizo más que tronar por el torrente de Yunho como verdadero rio de fuego, electrificando su sistema. Heechul lo montaba con fuerza, con fiereza, y en toda su majestad…demostrándole porqué había sido escogido por su bestia para ser su pareja. Yunho tan sólo podía dejarse montar, dejarse dominar por él…estaba completamente intoxicado, embriagado y perdido en el placer. Todos sus sentidos nublados y el fuego quemando, ardiendo y haciendo hervir su piel en toda su necesidad. Nada más importaba, ni siquiera podía pensar en algo más…sólo en el momento, sólo en el cantar de sus bestias, sólo en él…
Y el fuego sólo decreció cuando Yunho volvió a marcar a Heechul por dentro; el orgasmo intenso y voraz, quitándole al aliento al colapsar dentro de su cuerpo. Heechul gimió a su vez al sentir el ardiente líquido escurriéndose dentro, la sensación enviando un vibrante cosquilleo que recorrió toda su espina dorsal. Se alzó del cuerpo de Yunho, quejándose al sentir la pérdida de su miembro, y luego desplomándose a su lado, tratando de regularizar su respiración. Yunho serpenteó un brazo por su cintura y lo atrajo hasta su torso; Heechul enterrando el rostro en la piel de su cuello e inhalando, complacido.
“Deberías marcar territorio más seguido” fue lo que le murmuró contra la piel de su cuello y Yunho lanzó una risita.
“No sabes el incentivo que me has dado para la guerra” le sonrió cuando Heechul alzó el rostro hasta su nivel, rozando sus labios con los suyos en un suave beso.
“Me alegra inspirar a mi líder” le susurró y luego volvió a dejar descansar su cabeza sobre su torso, exhausto.
“Me alegra tenerte a mi lado” Yunho buscó una de sus manos, entrelazando sus dedos en un gesto de pertenencia y suspirando.
“Siempre estuve a tu lado”
Yunho lo sabía y le estaría eternamente agradecido por ello. Porque a estas alturas, con semejante amenaza a puertas suyas y con tanto que lidiar…no habría podido lograr retomar las riendas de su vida si no lo hubiese tenido al lado.
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