Darkness
Un escalofrío recorrió su espina dorsal al ver como las puertas de aquel hospital exclusivo se abrían automáticamente.
Caminó hasta la recepción intentando que su paso pareciese seguro, y no como su corazón agitado. De repente aquella chaqueta y gorro le empezaban a molestar.
-Buenas tardes.- Saludó por inercia sin quitarse las gafas de sol. Una joven de no mas de veinte años le sonrió amable.
-Buenas tardes, en que le puedo ayudar?- Y esa sonrisa no se borraba, él solo pudo envidiarla.
-Quiero ver a Shim Changmin, en qué habitación está?-
La joven le observó algo sorprendida y con una sonrisa nerviosa negó suavemente con la cabeza.
-Lo lamento, no puede pasar a verle. Solo familiares y aparte...-
-Eh venido desde Estados Unidos a ver a Changmin- Retiró sus gafas de sol tras interrumpir a la joven. -No permito un no como respuesta, señorita.-
Y ella pareció entender a quien le hablaba tras ver esos ojos profundos.
Un rubor apareció en sus mejillas y se golpeó mentalmente al no haberle reconocido.
¿Quien diablos no reconocía a Park Yoochun?
Suspiró con nerviosismo y vio el reloj de su muñeca.
-Lo lamento, joven. Su psicólogo esta con él y aún faltan diez minutos.-
-No interrumpiré, solo dame el numero de la maldita habitación.- Y aquella fuerza que implicó en su voz solo logró ponerla mas nerviosa.
Ella giró su cabeza hasta su compañera que parecía mas concentrada en unos papeles que en lo que a ella le pasaba, regresó su mirada hasta Yoochun y tembló al verle con el ceño más fruncido.
-Tercer piso, habitación ciento tres.- Murmuró bajo mientras dirigía su mirada al monitor de la computadora para verificar la dirección.
Yoochun caminó hasta las escaleras y cuando las empezó a subir su estómago se estrujo de tal manera que le dolió, su quijada empezó a temblar y sus manos sudaron, sabía que no estaba del todo preparado y que probablemente sería demasiado para él pero solo pensaba en verle, en saber si estaba bien.
Recordó como Junsu le había llamado llorando hasta Estados Unidos, gritando entre sollozos que le habían encontrado y que no era ninguna falsa alarma, que esta vez si era Changmin. Y aun que se moría por correr y tomar el primer vuelo que fuera posible hacia Corea del Sur no hizo mas que llorar y gritar desesperado lo injusta que era la vida. Porque él había creído que Changmin estaba muerto hacia meses y había sido tan difícil intentar superarlo, incluso al llegar a Estados Unidos no se levantó de la cama por dos semanas consecutivas pero siempre tenía en mente que Changmin le odiaría al verlo así, tan hundido y dependiendo de lo que al parecer era un recuerdo; Pero de repente, de la nada llaman a su casa gritando que Changmin estaba vivo, no era justo.
Y tras intentar calmarse y comprender que Changmin lo necesitaba tomó el primer vuelo hacia Corea sin ni siquiera decirselo a su hermano y mamá. Ni si quiera estaba seguro que Junsu, Jaejoong y Yunho lo supieran, pero eso que más daba?
Lo importante era que ahora podía verlo
Podía abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado
Lo mucho que lo había necesitado y lo mucho que había sufrido por su ausencia
Y sonrió a sus adentros porque nunca había perdido la esperanza de verle de nuevo.
De ver la sonrisa de la persona que tanto quería, su Changmin.
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Con sus dedos tocó la venda que cubría sus ojos ahora. Los doctores decían que no podía ver la luz por mas de una semana, por que sus ojos estaban demasiado dañados por haber pasado tanto tiempo en la obscuridad.
Sus dedos descendieron hasta sus labios y palpó las heridas que estos tenían. Un escalofrío sacudió su cuerpo al recordar la vez que habían intentado abusar de él. Y es que todo ese tiempo había sido tan doloroso, pensó que estaría ahí por el resto de su vida y por las cosas que le hacían él solo deseaba morirse y dejar de sentir esa humillación.
Porque aun que ahora era libre esos recuerdos nunca se irían, esos recuerdos que eran tan propios de él que ni siquiera se podía decir al psicólogo que solo intentaba ayudarle desde hacia tres días. Pero sabía que a nadie se lo podría contar, no sin antes llorar y gritar lo injustas que eran las cosas, porqué el nunca le había hecho mal a nadie ¿Con qué derecho se lo hacían a él?
Y nuevamente se echó a llorar en la habitación del hospital que le era tan ajena.
Porque nadie comprendería lo solo que se sentía, nadie comprendería el dolor que llevaría siempre con él.
Intentó normalizar su respiración al escuchar la puerta abrirse y cerrarse casi al mismo tiempo.
Un silencio se formó en la habitación que para él era oscura. Y eso no hizo mas que aterrarle.
-¿Doctor?- Murmuró esperanzado, pero al no obtener respuesta su frente empezó a sudar frío.
Su corazón se aceleró como loco al ver como una sombra tras los vendajes de sus ojos se movía.
Sabía que afuera había seguridad y que no debía asustarse, pero las cosas en sus pesadillas podían hacerse realidad y nadie podía evitarlo.
-¿Quién está ahí?- Se sentó en la cama sin bajar los pies de esta y busco con la palma de su mano aquél botón que usaba por alguna emergencia. -Llamaré a...-
Pero su voz calló cuando escuchó unos sollozos cargados de angustia y soltó aquél botón por inercia cuando la sombra se acerco más y pronto unos delgados brazos lo rodeaban con aferre. Y cuando olió esa colonia su mente no hizo mas que nublarse.
-¿Yoochun...?- Murmuró tan bajito que ni él estuvo seguro de haberse escuchado. -¿Yoochun eres tú?-
Con sus dedos palpó el rostro de aquella persona y después fue él quien estaba en un mar de lágrimas.
-Yoochun...-
Changmin se aferró a Yoochun con fuerza mientras lloraba desconsolado. Pensaba que no lo vería hasta salir del hospital, habían pasado ya tres días y ya habían ido sus padres y hermanas, a sus amigos; a Jaejoong, Yunho y Junsu, e incluso a sus amigos más cercanos de la universidad. Pero Yoochun, simplemente le habían dicho que era casi nula la idea de que lo viera antes de salir del hospital.
-Te extrañé tanto, te juro que nunca perdí la esperanza. Changmin, por Dios...-
Ahogó su rostro en el cuello de Yoochun y se sintió tan protegido al olerle y escuchar aquella palabras de aliento desde sus labios. Porque Yoochun siempre había tenido ese poder sobre él, calmarle aunque la situación fuera tan mala como la de esos momentos.
Yoochun acostó bien a Changmin en la camilla mientras le acariciaba la cabeza y le murmuraba palabras de aliento. Acarició sus mejillas y observó con tristeza el estado en el que se encontraba Changmin. Tenía heridas en todo el rostro al igual que sus brazos, y agradeció no poder verle las piernas, que tal vez estaban peor.
-Me han dicho que te acaban de medicar, mejor descansa...- Intentó sonar convincente sin poder evitar que una sonrisa se situara en sus labios con amargura.
-¿Puedes... quedarte conmigo?- Murmuró Changmin mientras giraba su cabeza hacia el lado en el que Yoochun se encontraba.
-Estaré aquí.- Habló firme sin que aquella sonrisa se borrara.
Changmin guardó silencio un momento mientras que sentía como las lágrimas volvían a amenazar por salir, esta vez agradeciendo que Yoochun estuviese ahí a su lado.
Sintió como Yoochun le tomaba de la mano y después sintió unos labios cálidos sobre ella.
-Cuando no puedas más, toma mi mano.-
Y esas palabras bastaron para sentirse completamente protegido y amado.
ayy! que lindoo!
ResponderEliminarestoy en un momento...mmm no se raro haha
pro el punto es qu el final casi me hace llorar T.T!!!
Conti contii!
"cuando no puedas más,toma mi mano"
ResponderEliminaraaah...
*suspirando*
(chicas deberian de dar premios a los fics,por categorias,ejemplo:la frase más linda,la historia más dramatica,etc)yo no mas digoo...
waaa.. muy buneo muy buenooo ^^ó
ResponderEliminarconti conti..
es que solod e pensar en como lo torturaron da mucha pena pobre mi niño porfa continua la historia ¡es increible
ResponderEliminarOh! tan melodramático, sin palabras, se siente la emoción de la escena...
ResponderEliminaresta pareja se esta ganando un lugar muy importante entre el Jaemin y el Homin que tanto me gustan!!!