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Arualthings

Can I Love You? cap 1


A los 18 años, JaeJoong se había convertido en un muchacho muy atractivo, tanto para hombres como para mujeres. Su belleza, con rasgos algo femeninos, le hacía ganar mucho terreno en su clientela masculina, y sus nunas no perdían la oportunidad de ayudarle, con un poco de maquillaje, a resaltar su encanto natural.

Con dos años de experiencia en el mundo de la prostitución, y las charlas con sus nunas –ese puñado de chicas que lo habían visto llegar con 9 años a la casa, y que lo habían visto crecer- le habían enseñado muchas cosas, al punto de considerarse casi un experto en ese ámbito. Conocía a sus clientes habituales como la palma de su mano. Sabia con quienes debía gritar, con quienes gemir suavemente, con quienes cerrar los ojos o no, o con quienes hablar sucio... conocía todos esos pequeños detalles que le concedían el aprecio de sus clientes, y un dinero extra, además del que ya pagaban por poseerlo 60 minutos.

Por supuesto, poco después de haber empezado este trabajo, JaeJoong se había dado cuenta de que tener sexo con los hombres que lo compraban no era nada comparado con su primera vez con JongHyun, pues a pesar de que esa vez ambos estaban nerviosos, y había sido especialmente doloroso para él, JongHyun había sido gentil y cariñoso con él; le había hecho sentir como si realmente lo amara y se lo estuviera demostrando en cada toque, en cada beso...

“¡Joongie-yah, vamos a hacer la cena!” Le gritó su nuna preferida, BoRa.

“¡Ya voy!” Dejando el espejo con el que se había estado mirando, JaeJoong se levantó del piso y corrió a encontrarse con la chica, quien lo esperaba ya en la puerta de la humilde cocina.

“En qué te tardaste tanto, ¿eh?” La muchacha, apenas dos años mayor que Jae, le sonrió maliciosamente. “¡Apuesto a que ya te estabas mirando en el espejo! ¿Qué no te cansas?”

“¡Ustedes me malcriaron de esta forma! Ahora aténganse a las consecuencias” JaeJoong le sonrió de la misma forma, entrando a la cocina para empezar a preparar la cena para todos en la casa.

Antes de empezar con la labor, JaeJoong siempre se aseguraba de tomarse el cabello en una coleta, y ponerse un delantal sobre la ropa. No podía permitirse ensuciar la poca ropa con la que contaba, ni tampoco que algo le pasara a su cabello, que le llegaba casi hasta el codo. A sus clientes les encantaba su largo cabello oscuro, al igual que sus demás rasgos delicados. Por eso es que llegada la noche se ponía su mejor hanbok, se peinaba cuidadosamente y dejaba que le aplicaran algo de maquillaje. A sus clientes les gustaba verlo vestido de chica, y a él realmente no le molestaba. Por 60 minutos podían pretender que era quien se les diera la gana, con tal de que después le pagaran la suma convenida...

“JaeJoong-ah... ¿Ya estas mejor de tu hombro?”

El mencionado llevó una mano al lugar que la chica indicaba, a pesar de que no le dolía. “Sí, no paso nada grave. Ese tipo no me hizo daño...”

“Si vuelvo a verlo aquí, lo golpeare con este sartén!” BoRa hizo un gesto amenazador con el utensilio de cocina, antes de ponerlo al fuego.

“Ya te dije que no te preocupes, nuna. Además, no era uno de mis clientes habituales, así que no creo volver a verlo aquí. De todas formas, si vuelve, no creo que mama lo deje entrar”

“Tienes razón. Tiene bastantes años, pero recuperó toda su vitalidad cuando hablaba de que si volvía a ver al tipo ese, lo mataría por haber dañado a su bebé”

“No soy un bebé...” el pelinegro hizo un puchero, terminando de saltear unos vegetales.

“Es verdad... ya eres todo un hombre...”

BoRa se quedó mirándolo un momento, con algo de melancolía por ese muchachito de 9 años, asustado y enfermizo, que se escondía tras de su falda cada vez que veía a un extraño. Ahora ese muchachito era un apuesto joven que hacía lo mismo que ella, luchar para ganarse la vida.

Cuando la cena estuvo lista y servida en la gran e improvisada mesa, la cual apenas alcanzaba para todas las personas que allí vivían, JaeJoong tomó su porción, y la porción de su mama, y la llevó a la habitación de la anciana mujer.

Mama, como todos la llamaban en la casa, era una de esas mujeres con mucha edad, pero jóvenes en espíritu, y con un inmenso corazón. Para ella, todos los que trabajaban en su casa eran su familia, y los cuidaba como tal. Constantemente llegaban chicas nuevas a trabajar, algunas muy jóvenes, con no más de 15 años; algunas incluso parecían de familias pudientes, que habían sido rechazadas por sus padres por algún embarazo no deseado, o alguna otra mancha en su historial. De todas formas, mama las acogía y les daba un sitio donde dormir y comida, a cambio de que trabajaran para ella. Por sobre todo, mama nunca les ofrecía el trabajo de prostitutas, sino que les pedía que ayudaran en la casa, pero las chicas siempre terminaban, al igual que JaeJoong, seducidas por una manera al parecer fácil de ganar dinero.

Sea como fuere, mama los cuidaba, a todos, y con la parte del dinero que ganaba de las chicas, conseguía buena comida y atención médica para quien necesitara.

“Mama, ¿Puedo pasar?” El joven tocó suavemente la puerta, y cuando escuchó la débil respuesta, entró a la habitación, con ambas porciones de comida en las manos. “Te traje comida”

“Gracias, mi niño...” la anciana mujer sonrió con los dientes que le quedaban, y le indicó que se sentara a su lado en su improvisada cama en el piso. “Escuché que el señor Seo se fue de viaje a China... así que hoy tendrás un cliente menos...”

“Así parece...” JaeJoong dejó de lado su comida para ayudarle a su mama a comer. “Es increíble como, aunque estás enferma y encerrada en estas cuatro paredes, buscas la manera de enterarte de todo.”

“Nosotras las viejas tenemos nuestros trucos...”

Ambos permanecieron en un cómodo silencio, mientras el joven alimentaba a la anciana, con un cariño y devoción que solo podían ser causa del inmenso agradecimiento que JaeJoong tenia por esta mujer, que lo había recogido y amado como a un hijo.

“Ya tengo que irme” dijo el joven de pronto, mirando con dulzura a su madre postiza. La señora hizo una mueca de desagrado, pero se aseguró de sonreírle también a su JaeJoong, a pesar de que lo que más le gustaría es poder mantenerlo lejos de los hombres que lo único que buscaban era abusar de su cuerpo; a pesar de que pagaban grandes cantidades de dinero, la mujer pensaba que nunca sería suficiente por el daño que le hacían a su niño. “No pongas esa cara… No te preocupes, es mi opción”

“Lo sé, Joongie. Mejor ve, antes de que se te haga tarde” el chico depositó un beso en su mejilla, y luego se llevó consigo los platos vacíos.

---



Luego de revisar su apariencia por enésima vez en el pequeño espejo ubicado en una esquina de la habitación, decidió que estaba listo para empezar otra noche.

Su largo cabello negro lo llevaba suelto, con un pequeño adorno en forma de mariposa en un costado. Con un poco de maquillaje en los ojos, para que sus pestañas se vieran mas largas, y un poco de lápiz labial levemente rojizo, lograba mantener la imagen femenina que a sus clientes tanto les excitaba.

Para vestir, llevaba su usual hanbok, de color rojo y blanco. Era la única vestimenta decente que poseía, y la atesoraba con todo su ser. Aunque con cada cliente no le duraba puesto ni 10 minutos, pero debía lucir bien para ellos, sin importar que la prenda terminara tirada en un rincón en cosa de minutos.

Como era habitual, JongHyun se encontraba en la entrada de la casa, para recibir a los clientes. Ese era su pequeño aporte al negocio, además de ayudar a limpiar la casa. Él era como el primogénito de mama, y como tal se había propuesto a sí mismo cuidar a su mama y a las chicas que con ella trabajaban. Por supuesto en eso también incluía a JaeJoong, a pesar de que este dijera poder cuidarse solo.

A las 10 en punto los clientes comenzaron a llegar, y de a uno se iban con cada una de las chicas. Cuando alguien llegaba a pedir a alguna en específico, y ésta ya estaba tomada, JongHyun le indicaba que volvieran mas tarde y dejaba su nombre anotado en un coreano impecable. La madre de JongHyun sólo había sido una prostituta sin recursos, pero de todas formas éste se había empeñado en aprender a leer escribir por su cuenta; en un vano intento había tratado de que Jae se le uniera en el estudio, pero el mayor nunca había dado importancia a ese aspecto. Y de hecho, como siempre argumentaba: para su trabajo no necesitaba ni leer ni escribir.

Ya pasada media hora, JaeJoong aún esperaba algún cliente. Generalmente el primero en venir siempre era el señor Seo, y como ahora se encontraba de viaje... no le quedaba otra que acompañar a JongHyun y charlar un rato con el chico que consideraba su hermano.

“¿Así que hoy no estas solicitado?” Dijo el menor, con un dejo de amargura en la voz, algo que pasó desapercibido para el pelilargo.

“Mmm... no importa, ya llegara alguien. Además dime que no disfrutas de mi compañía, Hyun.”

“Mejor solo que mal acompañado... tonto” en un tierno gesto le desordeno el cabello, sabiendo lo mucho que al mayor le molestaba eso.

“¡Aish! ¡No!” JaeJoong recogió el adorno de mariposa del suelo, e intentó adecentarse ante las carcajadas de su amigo.

Unos fuertes toques en la puerta se hicieron escuchar, y Jae corrió a su habitación – la cual no quedaba muy lejos de la entrada- a peinarse, luego de la bromita de JongHyun. Odiaba tener el cabello desordenado, y el menor parecía disfrutar haciéndolo.

Luego de unos minutos, Jae escuchó lo que parecía una discusión en la entrada, y se apresuró a ver que pasaba.

Allí vio a un joven no mucho mayor que él mismo, ataviado en un elegante traje negro, balbuceando en voz alta mientras se apoyaba firmemente en la pared. A juzgar por su estado, JaeJoong habría jurado que se había tomado más de 6 botellas de soju.

“Señor, es mejor que se vaya...” JongHyun trataba de convencerlo, pero el joven insistía en que pagaría lo que fuera, pero que necesitaba a alguien. Desafortunadamente todas las chicas estaban ocupadas en ese momento, así que JaeJoong se acercó, tímidamente, y se detuvo al lado del menor.

“Yo me haré cargo, Hyun” le dijo seguro de sí mismo, pero éste se negó rotundamente. No podía permitir que alguien en ese estado se metiera con su Joongie. Ya era suficientemente doloroso verlo con todos esos viejos adinerados y pervertidos. No podía dejar que un muchacho, por más adinerado que fuera, se acercara a Jae con ese nivel de alcohol en la sangre. Quizás qué podría pasar.

“JongHyun, es trabajo. Y si digo que yo me haré cargo, es porque puedo” su tono fue tan duro e implacable que lo único que JongHyun pudo hacer fue mirar como su hyung llevaba casi a rastras al ebrio joven a su habitación.

Joongie-yah... cuando vas a ver que lo único que quiero es tu seguridad, si algo malo te pasara, me moriría...

---


Una vez que hubo dejado al joven sobre su futón, se sentó en el suelo a su lado, para observarlo. Por sus rasgos, supuso que debía tener unos años mas que él, aunque sus facciones parecían mucho mas maduras que las suyas. El elegante traje que llevaba estaba algo sucio, probablemente manchas de soju, y llevaba la camisa a medio abrochar, revelando una deliciosa porción de piel bronceada. JaeJoong nunca había visto una piel tan deseable como esa, ni unas facciones tan masculinas y atractivas al mismo tiempo.

Por casi media hora, el joven permaneció recostado como un bulto en el futón de JaeJoong, respirando pacíficamente mientras el menor lo observaba sin terminar de explicarse el porqué ese chico le causaba tanta curiosidad. Cierto que no tenía la oportunidad de ver a jóvenes de su edad muy seguido, excepto por JongHyun; sus clientes eran señores ya mayores, y en la casa estaba rodeado de sólo mujeres. Sin embargo había algo más en sus facciones que le cautivaba, ese aire de elegancia y distinción, a pesar de encontrarse tirado en el suelo y ebrio hasta perder la conciencia. Nadie que JaeJoong conociera podía lucir tan bien en condiciones tan degradantes.

Un leve movimiento de parte del chico alertó a JaeJoong, y se apresuró a buscar un paño húmedo para limpiar su rostro y refrescarlo un poco. No era su obligación, pero sentía que debía hacer algo por ese chico.

“Hmmm…” se quejó el que estaba tirado en el suelo, masajeándose la sien con una mano, y mostrando una expresión bastante perdida. Cuando se dio cuenta de la presencia del otro, pestañeó varias veces antes de volver a recargar la cabeza en las cómodas mantas, dejando que JaeJoong limpiara suavemente su rostro con el paño húmedo. La mirada del chico no se apartó de su rostro durante todo el proceso, lo que ponía inmensamente nervioso al menor.

“¿Te sientes mejor?” a juzgar por su estado, JaeJoong juraría que el mareo causado por el alcohol aún no se iba de su cuerpo, pero tenía que preguntarle algo, a ver si así lograba distraer su atención y hacer que dejara de mirarlo tan fijamente...

“…” por un momento, el joven se quedó en silencio, sólo observando, y luego, con una mirada bastante afectada por el exceso de alcohol en su sangre, se dirigió a JaeJoong en un tono grave. “¿Cómo te llamas?”

Ciertamente el menor no esperaba esto. Preguntas como ‘¿Dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Qué pasó? Podrían haber surgido de la boca del más alto, sin causar ninguna sorpresa en Jae, pero no se esperaba que lo primero que dijera fuera preguntarle su nombre.

“J-Jaejoong…”por un momento dudó, pero luego decidió que tenía el derecho de preguntarle lo mismo. “¿Y tu nombre cuál es?”

“YunHo. Jung YunHo…”su voz se perdió en un exhalado suspiro, y luego cerrando los ojos completamente, llevó una mano a su estómago y, ante la incrédula mirada del menor, la introdujo en sus pantalones para comenzar a masajear su miembro.

El rostro de JaeJoong fue del crema pálido a un tinte rosado en las mejillas. Había visto a muchos hombres hacer eso, ¡incluso él lo hacía! Masturbarse no era nada del otro mundo para él, pero ver a ese chico hacerlo, como si no le importara ser observado, le provocaba algo. Sobretodo, le perturbaba. De algún modo se sentía un invasor de su privacidad, como si estuviera de espectador en un lugar en donde no debía estar.

“Uh… JaeJoong” el rubor se intensificó cuando su cerebro terminó de procesar las palabras emitidas por el otro chico, YunHo, y darse cuenta de que en ningún modo había dicho su nombre para llamar su atención. Muy por el contrario, YunHo aún permanecía con los ojos cerrados, su mano aún masajeando el bulto en su entrepierna. Se estaba masturbando mientras gemía su nombre.

A cada minuto que pasaba, JaeJoong sentía que esa voz, esa grave vibración de sus cuerdas vocales llegaba profundo en él, haciendo que su corazón latiera fuerte. No podía ignorar lo que pasaba frente a sus ojos; lo que más le sorprendía era que ese chico, teniéndolo ahí, en lugar de aprovecharse de eso, sólo prefería tocarse pensando en él. Definitivamente eso era nuevo para JaeJoong.

“Mmmh....” el calor que emitía su cuerpo era tan sofocante, que JaeJoong comenzó a sentir su propia piel arder. Era un fuego que nacía en su interior, que se expandía por su ser y finalmente terminaba en su bajo vientre. Y era la primera vez que alguien lograba excitarlo sin siquiera ponerle una mano encima...

Aún tenía la mirada fija en el rostro del chico, cuando éste abrió repentinamente los ojos, y los fijó en el ahora ruborizado rostro del menor. Sin darle tiempo para reaccionar siquiera, YunHo estiró un brazo y atrajo el cuerpo del pelilargo al suyo, quedando sentado con el pecho de Jae pegado al suyo, su respiración chocando contra su pálido cuello.

JaeJoong dejó escapar un gemido tímido ante el contacto, pero se quedó quieto, inmóvil, sin saber que hacer ni que decir; sólo podía sentir, sentir la ansiedad crecer en su cuerpo, y los latidos de su corazón golpeando tan violentamente, que estaba seguro que YunHo podía sentirlos contra su propio pecho.

Una vez más la mano del mas alto retomó su labor, moviéndose frenética sobre su miembro, y ahora sus gemidos eran ahogados contra la sensible piel del menor. Y cada vez que YunHo dejaba escapar el nombre del pelilargo, JaeJoong tenía que morderse el labio para no gemir con él. Las sensaciones eran demasiado intensas, demasiado para su cuerpo. A pesar de que su miembro no había recibido atención alguna, sentía que podía venirse en cualquier minuto, sólo sintiendo como YunHo se masturbaba diciendo su nombre.

Tan sexy...

Como si YunHo hubiera escuchado sus pensamientos, sus gemidos comenzaron a ser más desesperados, más cerca del clímax. Las suaves vibraciones de la voz de YunHo golpeaban sin descanso contra su oído, brindándole aún más calor del que creía que podía sentir. El mayor aún lo tenía sujeto contra su cuerpo, y sin querer comenzó a temblar y a jadear profusamente. Lo único que atinó a hacer en el momento en que YunHo comenzó a emitir gemidos ahogados fue aferrarse al pecho del mayor con ambas manos, como si así esperara aferrarse a un poco de cordura.

El orgasmo de YunHo fue como un asalto a su cuerpo; al momento en que el mayor pronunció por última vez su nombre en un erótico gemido, JaeJoong gimió también contra el pecho de éste, cerrando fuertemente los ojos. Pasados unos minutos en que todo lo que se escuchaba en la habitación eran sus respiraciones aún agitadas, JaeJoong se sentía agotado, aturdido, y no lograba pensar coherentemente.

Cuando notó que YunHo le acariciaba el cabello con la mano que lo sostenía contra su cuerpo, se separó violentamente de éste y balbuceó un par de cosas incoherentes, antes de salir de la habitación para buscar más agua y otro paño húmedo para que YunHo se limpiara.

Al llegar al baño a buscar lo que necesitaba, se miró al espejo y avergonzado descubrió que su rostro aún estaba colorado. De hecho, parecía como si hubiera tenido sexo hace sólo unos minutos, por su apariencia y su aturdimiento.

‘Pero ni siquiera me tocó de esa forma...’

Con cuidado se arregló un poco el vestido, se ordenó el peinado y se mojó el rostro. Tenía que lucir presentable y compuesto, aunque por dentro aún sintiera que estaba ardiendo.

Una vez de nuevo en la habitación, se acercó a ayudar al chico a limpiarse. Estaba un poco incómodo pasando ese paño húmedo por el estómago y miembro de YunHo, aunque ciertamente no era una acción que no haya tenido que hacer antes con sus clientes. Con YunHo, sin embargo, se sentía diferente. El hecho de saber que la intensa mirada del mayor estaba sólo fija en él le hacía erizar la piel.

Aunque siempre era muy estricto en los horarios con sus clientes, preocupándose de que sus visitas fueran de una hora exacta, ni un minuto más, ahora JaeJoong se encontraba deseando que esa hora fuera eterna, pues no se cansaba de la presencia del otro chico.

Una vez que hubo limpiado los residuos de semen del cuerpo del más alto, se sentó a su lado, en un silencio incómodo. ¿Qué podía decirle? Generalmente no hablaba con sus clientes, y ellos tampoco mostraban interés en querer gastar la hora por la que pagaban hablando con él, así que una situación así era algo a lo que nunca se había visto sometido.

YunHo seguía recostado en el suelo, con las piernas abiertas y los ojos cerrados, respirando profundamente. Por un momento Jae se preguntó si estaba despierto, pero luego de varios minutos de que el joven se mantuviera en esa posición sin decir ni hacer nada más, el menor concluyó que, efectivamente, Jung YunHo se había dormido. Una tímida mano se acercó a su pacifico rostro y quitó el cabello que cubría sus ojos, mientras lo observaba, grabando en su mente cada detalle de sus facciones; probablemente nunca volvería a verlo. Tenía mucho dinero, como sus clientes, eso era obvio, pero se veía demasiado joven, atractivo y exitoso como para necesitarlo a él, un muerto de hambre que tiene que vender su cuerpo para sobrevivir, para saciar sus deseos sexuales. Con su atractivo podría conseguir a cualquiera que quisiera.

Al escuchar pasos afuera de su puerta, retiró su mano del rostro de YunHo, y se quedó quieto esperando ver a JongHyun al abrir la puerta, pero sólo se encontró con la cara de un desconocido apareciendo frente a él.

“¡YunHo!” el joven exclamó, mirando el cuerpo del Jung en el suelo, y luego notando a la persona sentada a su lado.”Uh, disculpe...” hizo una pausa antes de hacer una pequeña reverencia, algo que sorprendió a JaeJoong. “Mi hermano... Perdón si le causó muchos problemas...”

JaeJoong quería decir que sí, que YunHo si le había causado problemas, que incluso ahora que debería estar mentalizándose para otro cliente, imágenes del mayor masajeando su miembro fervientemente mientras respiraba cerca de su rostro le invadían, y no podía contenerse. “No, no fue problema”

“Soy Jung ShiWon. Un gusto.” El recién llegado examinó rápidamente a la persona frente suyo, sin sorprenderse por su apariencia. Aunque no se hablara abiertamente de lugares como éste en el pueblo, siempre era posible escuchar rumores, comentarios por lo bajo, y así ShiWon había oído hablar varias veces de este chico con belleza tan femenina, tan popular entre los señores adinerados. Y ahora que lo veía frente a frente podía entender el por qué de su popularidad. El chico era simplemente hermoso, nada en su ser parecía fuera de lugar, todo impecable y perfecto, como si se tratara de un ser etéreo.

“...Kim JaeJoong...” el menor bajó levemente el rostro en señal de reverencia, y luego miró rápidamente a YunHo. “Su hermano llegó aquí en bastante mala condición...” intentando usar el vocabulario más educado que conocía, JaeJoong continuó. “Afortunadamente, ahora sólo duerme”

ShiWon se acercó un poco al desorden de mantas en donde se encontraba el cuerpo de su hermano, y se arrodilló para tratar de incorporarlo. Pasando un brazo por debajo de su cuerpo, y otro por su espalda, lo levantó del suelo, y JaeJoong quedó asombrado de la fuerza de éste. YunHo parecía de por sí bastante grande, pero ShiWon lo era aún más.

“Perdón por las molestias” el más alto hizo otra reverencia, y luego de unos instantes agregó. “¿Cuánto es...?”

Al principio JaeJoong no supo a qué se refería, pero le bastó un momento más para darse cuenta de que se refería a dinero.

“Nno, no es nada” ante la mirada confundida de ShiWon, el menor se sintió un poco tonto. ¿Desde cuándo estaba dispuesto a no cobrar por sus servicios? Aunque YunHo no le hubiera hecho nada, si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiera dudado en pedir la cantidad usual. Pero por alguna razón, no podía cobrarle a YunHo. No se sentía correcto. “Cuide bien a su hermano, Jung-sshi”

Pasados unos minutos después que los hermanos Jung se fueran, JongHyun llegó a su habitación, con una mirada seria. “¿Qué pasó?”

“Nada. ¿Por qué?”

“Cómo que ‘nada’? ¿Te hizo algo?” Hyun se sentó a su lado en el suelo, sin dejar de mirarlo fijamente.

JaeJoong quería reír ante la ironía de esa pregunta, porque en realidad YunHo no le había hecho nada, sin embargo con ninguna otra persona se había sentido tan expuesto.

“No me hizo nada, tontito. Ahora quiero dormir, así que dejemos la charla para mañana.” Sin esperar respuesta, JaeJoong comenzó a quitarse la prenda de su cuerpo, para cambiarse a la ropa que usualmente usaba para dormir. JongHyun lo miró preocupado unos segundos más, y luego, rehusándose a salir de la habitación, le ayudó a quitarse el hanbok. Suerte que JaeJoong no atendiera a más de dos clientes por noche, y que con el incidente del tal Jung YunHo se hubiera hecho suficientemente tarde como para no recibir a nadie más.

“Escuché a las chicas hablar, y decían que el señor Seo no volverá hasta dentro de un mes...” comentó casualmente el menor, desanudando la parte inferior del hanbok.

“Mmm... “

De entre todos sus clientes, el señor Seo era el que más pagaba por él, y también quien más promesas vacías le hacía. A JaeJoong no le importaba que le prometieran cosas; ‘Voy a sacarte de este lugar’, ‘Vamos a huir a otro país’, ‘Dejaré a mi familia...’, JaeJoong ya no creía nada de eso, y sólo asentía con la cabeza, aunque no entendía como esos hombres podían esperar que les creyera que dejarían a su familia por él.

“Estás muy callado... ¿Seguro que no te hizo nada?”

“No. No te preocupes” el pelilargo terminó de colocarse la camiseta que usaba para dormir, y se acomodó entre las mantas.

“¿No vas a dormir conmigo?” preguntó el menor, sabiendo que a pesar de que ésta era la habitación de JaeJoong, el mayor siempre dormía con él en su habitación, pues decía que no podía dormir con el olor a sexo y sudor de su habitación.

“No, hoy quiero estar solo”

La expresión dolida del menor pasó desapercibida para JaeJoong, y minutos después estaba solo en su habitación, cubriéndose con las mantas que, por primera vez en su vida, no tenían un olor desagradable...

3 Comentarios:

  1. Anónimo8/01/2009

    oh woooo
    este tb esta muy lindoooooooooooooooo
    lastima que no hay otro capo t_t
    quiero la contiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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  2. Anónimo8/02/2009

    WAO!!!! me impacto!!! *o*

    muy buen fic! espero leer pronto el sig cap ;.; que ya estoy mas que enganchada al fic *o*

    Ryouko

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  3. dian-chan9/22/2009

    waaa!!!!!!!!!1 me esta gustando el fic!! que hacia Yunho ahi??? *w* destino chicas destino xDDD

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