El por qué un joven, apuesto y exitoso hombre de 23 años como él estaba preparándole la cena a un alumno de 16 años y apetito equivalente al de toda la población de Etiopía en vez de estar disfrutando de un viernes por la noche con sus amigos, buscando alguien con quien pasar la noche y liberar toda la tensión sexual acumulada, estaba fuera de sus conocimientos. Pero no podía evitar crear algunas hipótesis. Tal vez en algún momento entre el día en que se recibió y el primer día de trabajo se había golpeado la cabeza mientras dormía (o quizás le habían golpeado en la cabeza mientras dormía), quedando él eternamente estúpido; o había sido abducido por una raza de extraterrestres psicóticos y/u ociosos, quienes habían procedido a lavarle el cerebro, dejándolo convertido en un masoquista sexualmente reprimido con inquietantes aspiraciones de niñera, o quién sabe, quizás el muchacho que en esos momentos se encontraba en su sofá realmente había salido de Hogwarts, o algún otro lugar para fenómenos con poderes, y ahora era víctima de algún hechizo sometedor de voluntades.
Eso, o simplemente se había vuelto loco.
Y es que ni siquiera se habían reunido en su departamento para revisar algún documento (esas clases de cosas la hacían dos veces por semana, lunes y miércoles). Simplemente, a Changmin se le había ocurrido que sería fenomenal el juntarse a ver películas con su profesor. Como si alumnos y profesores fuesen por la vida pactando encuentros para ver películas.
-¿Ha visto Los excéntricos Tenenbaums, profesor?- Le había preguntado con voz casual, deteniendo sus pasos justo en el umbral de su puerta, después de haber revisado una enorme montaña de quizzes y haberse comido una montaña aún más grande de bizcochos de nueces.
-¿Estás a punto de invitar a tu profesor a ver una película, Shim? – Preguntó de vuelta él, adoptando su mejor sonrisa de casanova sin siquiera pensarlo, adelantándose a la evidente invitación
-Tal vez – Sonrió el menor, encogiéndose de hombros – Tal vez me ayer haya comprado el DVD y quiera verlo con usted, profesor
-¿Qué hay de Junsu?- Preguntó en el tono más inocente que pudo encontrar -¿Por qué no la ves con él? Después de todo, es tu mejor amigo
Los ojos de Changmin se entrecerraron por una milésima de segundo, y Yoochun casi pudo escuchar a Changmin preguntándole ‘¿Está tratando de hacerse de rogar, profesor?’.
-Práctica extra. En una semana será el campeonato interprovincial y su entrenador se reusa a dejar ir ese trofeo, ¿Sabe? Así que no creo que Junsu esté disponible para ver películas conmigo. De todos modos, Junsu no es la clase de persona que valoraría una película así.
-Hmmm, puede ser – Habló el mayor con cara de ‘no-sé-si-tu-irrelevante-película-quepa-en-mi-ocupadísima-agenda’ -¿Cuándo sería entonces?
-Viernes, siete de la tarde – Y el rostro de Changmin, en respuesta a su expresión, decía claramente ‘Por favor, Profesor, usted y yo sabemos que SIEMPRE tiene tiempo para mí’ -Usted pone la comida, yo la diversión
Yoochun no pudo evitar reír. Changmin a menudo solía hacer que todo sonara indecente a sus oídos. Y esta vez no había sido la excepción.
-Viernes, siete de la tarde – Repitió él a modo de confirmación, rastros de risa aún en su voz, ignorando por completo el hecho de que ese viernes había quedado de juntarse con unos amigos para visitar algunos bares y revivir viejos tiempos. –Aunque me temo que si quieres palomitas para tu película, deberás comprarlas tú mismo.
Eso lo dijo como si su despensa no estuviese llena de la cocoa y las galletas favoritas de Changmin. ‘A mí también me agradan las chocogalletas. Él no tiene nada que ver’ se había dicho a sí mismo para salvar su honra y no quedar como un maldito baboso, aunque en realidad Yoochun sabía que en el fondo, todo era para ver aquella sonrisa de absoluto éxtasis que Changmin ponía cada vez que había cocoa y galletas cerca de él, y que hacía que su corazón se derritiera un poco.
Y como si el menor le hubiese leído la mente, este respondió al instante – No creo que sean necesarias. Con las galletas de tu despensa será suficiente… Aunque tal vez traiga algunos malvaviscos, ¿sabe? He escuchado que van muy bien con la cocoa caliente.
Jaque Mate. Yoochun podría golpear al chico en estos momentos.
-Como sea- Dijo el mayor, tratando de no lucir avergonzado por el hecho de que Changmin sabía (oh sí, y qué bien lo sabía aquel bastardo) que Yoochun no podía evitar mimarlo -Nos vemos el viernes entonces.
-Genial.
-Adiós entonces.
-Adiós profesor.
Paso, paso, paso.
-¿Profesor? – Preguntó Changmin de la nada, deteniéndose abruptamente, para luego voltearse con lentitud.
-Dime, Shim…-
-Está mal…- ¿Y qué era eso? ¿Qué era ese tono casi incómodo en la voz de Changmin? – ¿Está mal que lo considere mi amigo, profesor?
Lo primero que se le vino a la mente a Yoochun como respuesta fue ‘¿Está mal que me masturbe casi a diario pensando en ti?’… Pero, claramente, no podía responderle así al muchacho.
Y, Claramente, no se había esperado esa clase de pregunta, en primer lugar.
Y es que Yoochun sabía que hace bastante tiempo, quizás desde la primera vez, su relación no había sido la de un profesor y un alumno, pero… ¿Amigos?
A la velocidad de la luz, escenas de los últimos cuatro meses pasaron por su mente.
Changmin y él cantando en su auto.
Changmin y él riéndose de los horrores ortográficos de los chicos de su clase.
Changmin y él burlándose de la peluca del profesor Lee por mensajes de texto.
Changmin y él yendo al supermercado a comprar golosinas en vez de revisar papeles.
Changmin y él planeando por mensajería instantánea un viaje épico hacia la tumba de Jimmy Hendrix.
Changmin y él seduciéndose de manera cada vez menos sutil…
(Porque sí, Yoochun estaba completamente seguro, eso era lo que hacían. Y la idea no le molestaba tanto como debería molestarle el seducir y ser seducido por un menor de edad)
El punto era
¿Podría ver a Changmin (sólo) como un amigo?
(Porque, aceptémoslo, los amigos no tienen sueños húmedos pensando en otros amigos)
-Supongo que está bien – suspiró Yoochun, apoyando su espalda contra el umbral de la puerta y observando al menor en frente de él, que lo miraba expectante –…Con tal de que nadie se entere. Ya sabes, no me gustaría tener a todo un curso queriendo venir a ver películas a mi departamento
Changmin rió, sus ojos asimétricos centelleando, y aunque no se había acercado a él, Yoochun lo sintió más cerca que nunca -Sus abuelos deberían comprarle un departamento más grande entonces, y eso implicaría demasiadas molestias… Así que creo que tendré que guardarme el secreto. Por el bienestar de sus abuelos, profesor.
-Qué considerado, Shim. Si tan sólo fueras así de considerado cada vez que asaltas mi refrigerador.
…
-¿…Profesor?
-¿Dime?
-Changmin – Pronunció el susodicho, colocando algunos mechones de pelo por detrás de su oreja, sin mirarlo directamente a los ojos.
-Creo que te confundiste, Shim. Ese es tú nombre, no el mío.
-Muy gracioso, profesor – dijo Changmin, haciendo una mueca y luciendo absolutamente mortificado, y Yoochun de pronto comprendió que nada de esta conversación había estado dentro de sus planes
– Ya sabe a lo que me refiero.
Obviamente, Yoochun lo sabía. Changmin quería que lo llamase por su nombre.
-¡Ahh, qué ternura! Tal como en esa canción- Rió el profesor, moviendo sus manos al ritmo de una melodía que de pronto sonaba fuerte y claro en su cabeza – Senseeeeeei, llámame por mi nombre, por favor, senseeeeei
Que malvado, Yoochun, que malvado. Burlándote del chico en vez de hacerle las cosas más fácil. Míralo, Yoochun, de verdad que está incómodo, ¿No? Y tú te burlas de él…
(Esa era una de las cosas que más le gustaban de Changmin: Primero, el chico era todo confianza y altanería, y al segundo siguiente, no era más que un chiquillo avergonzado. Simplemente fascinante.)
-Entonces, Changmin…- Suspiró divertido el profesor, poniendo especial énfasis en el nombre del chico, mientras su mano alcanzaba la perilla de la puerta – Nos vemos el viernes.
-¡Profesor! – Changmin lucía indignado, y en su interior, Yoochun podría jurar que algo había chillado, diciendo algo que sonaba mucho a ‘¡Adoraaaaaable!’.
-Dime, Changmin- Sonrió, su mano sin soltar la perilla
-¿Yo también soy un amigo para usted, profesor?
Yoochun pudo notar, no por la voz del muchacho (oh no, la voz le había salido fuerte y clara), sino por los puños apretados y sus labios tensos, que Changmin estaba haciendo un gran esfuerzo para mantener la calma, y Yoochun no pudo evitar sentirse en el cielo, sabiendo que era él, sólo él, el que había logrado poner a Changmin en este estado.
-No lo sé – Respondió Yoochun, disfrutando cada segundo de su conversación. ¿Cuándo había visto a Changmin tan cohibido? Quizás, la única vez fue cuando le sugirió que lo trajera a su departamento, hace ya cuatro meses -Tendría que pensarlo…
-Eres el peor.
-¿Ya no me tratas de usted, Changmin?- Yoochun arqueó una ceja, intentando lucir ofendido y fallando miserablemente -Me siento un poco dolido
-Vete al diablo – Rió Changmin, visiblemente más relajado
- Si tengo al mismísimo demonio frente a mí en estos momentos, ¿Cómo pretendes que me vaya al diablo?
-Se me abrió el apetito.
-Vete a tu casa entonces.
-Dame de comer.
-Tengo más cosas que hacer aparte de alimentarte
-Yo invito – Suspiró Changmin, acercándose a la puerta hasta quedar frente a frente con Yoochun –Aprovecha mi generosidad. Digo, no todos los días el Príncipe de las Tinieblas se ofrece a pagar tu cena, ¿O sí?
-Shim Changmin – Yoochun dijo, en tono grave – Estoy a punto de llamar a un cura para que te exorcice
-Adelante – Asintió el menor, sonrisa diabólica y todo –Pero te advierto que terminaré esparciendo vómito verde por todo tu departamento. Ya sabes, efectos secundarios de sacar a Satán de mi cuerpo.
-¿Comida hindú?-
-Hecho. Ahora déjame pasar.
-Pasa – Yoochun se hizo a un lado, y Changmin entró, su olor a ropa limpia y bizcochos dulces acariciando sus sentidos por un pequeño y maravilloso instante –Creo que no llamaré al cura, después de todo.
- Hmmm – respondió el menor, tumbándose sin elegancia sobre el sofá – Tal vez deberías considerarlo. La decoración con fluidos viscosos está de última moda en Ámsterdam, según escuché
-Oh, sí, recuerdo haberlo leído en alguna revista – Rió Yoochun, cerrando la puerta – Pero ya sabes, creo que escucharte gritar ‘FUUUUUUUUUUUUUUCK ME’ a todo pulmón no sería bueno para mi salud mental. Ni para la salud mental de mis vecinos.
-¡Asqueroso!- Exclamó el menor, falsamente escandalizado
Y esa fue la primera vez que Changmin pagó por su comida a domicilio. ‘Y seguramente la última’, refunfuñó para sí mismo, mientras cortaba un par de puerros.
-¡Profesoooooooor!- La agonizante de voz de Changmin sonó por quinta vez en menos de quince minutos -¡Muero de hambreeeee, profesooooooooooor!
-¡Deja de quejarte y ve a hacerte el test de embarazo!- Respondió Yoochun exasperado, agregando los puerros al Wok, donde ya había carne cocinándose -Dios mío, apostaría un riñón a que tienes más antojos que toda la población de mujeres embarazadas de Corea
-¡Me siento gravemente insultado!- La indignada voz de Changmin se escuchó aún más alta que antes – ¿Y sabes qué? ¡Estoy a punto de ir a comprar ese asqueroso test de embarazo sólo para que veas que mantengo mi pureza y que mis antojos son los de un saludable joven en crecimiento! Y entonces tendrás que darme uno de tus riñones, y yo lo venderé, y con el dinero me compraré una cena que no se demore tanto en preparase.
-Juro por Dios – Rió el mayor, destapando la olla de arroz, y verificando su estado de cocción – Que a veces tu estupidez me sorprende ¿No crees que saldría más corto esperar a que termine la maldita cena? Además, mi riñón se queda donde está, muchas gracias. De seguro lo que tienes es embarazo psicológico, de todos modos.
-¡¡¡COMIIIIIIIIIIIIIIIIIIDAAAAAAAAAAA!!!- Gimoteó Changmin, y el mayor se abofeteó mentalmente un par de veces por haber considerado alguna vez a Changmin un chico tímido y calmado. Si el chico era tímido, él era Madonna.
-Acércame los platos, hembra moribunda – Suspiró el falso cansancio Yoochun, cuando en realidad disfrutaba como pocas cosas en la vida sus conversaciones absurdas con el menor. No sólo eran lo más divertido de la semana, sino que eran sumamente efectivas haciéndole olvidar el hecho de que era con ese mismo chico de piel canela y ojos brillantes con el que soñaba escenas extraídas de las más obscenas películas triple X al menos una vez a la semana.
-¡Hembra tu abuela!
-Ese- Rió el mayor, recibiendo los platos del menor -es lejos el comentario más estúpido que te he escuchado decir en toda mi vida.
-Esa era la intención, imbécil – Respondió el menor sin siquiera mirarlo, ocupado en sacar los vasos de la repisa, el mayor notando divertido el hecho de que Changmin ya sabía dónde se guardaba toda la vajilla y cuchillería de su cocina. Demonios, de seguro el chico conocía su cocina mejor que él mismo. Después de todo, la comida ERA el interés número uno de Changmin.
*********
-Profesor- La voz de Changmin interrumpió el diálogo que Ben Stiller estaba teniendo en esos momentos con una actriz a la cual no le conocía el nombre
-¿Hmmm?- Preguntó el aludido, sin voltearse a mirar al chico de anteojos (‘así veo mejor los subtítulos’ había dicho el chico, mientras sacaba unos anteojos impecables de un estuche).
-¿Cómo es que en tu living no hay ninguna maldita almohada?
-Ve a buscar algunas a mi pieza. Y deja de molestar. Estoy tratando de ver una película, por si no te has dado cuenta.
-Insoportable – Bufó el menor, golpeándolo sin fuerza – Tráeme almohadas, profesor.
-Ve tú, mocoso insufrible.
-No. Es tu responsabilidad, después de todo. ¿Qué persona no tiene almohadas en su living? La respuesta es nadie. Nadie excepto tú. Así que repara tu error y trae unas almohadas.
-Podrás sobrevivir sin almohadas, te lo aseguro.
-No es cierto. Moriré, y será todo tu culpa.
-Si mueres, yo pagaré los gastos funerarios. Pero tú y yo sabemos que no morirás, así que cállate y déjame ver la película.
Silencio, y al segundo siguiente, una cabeza cayendo pesada sobre su hombro
-Almohadas.
-¡Salte de encima!- Yoochun movió su hombro, sacudiendo la cabeza de Changmin con brusquedad -No soy la almohada de nadie, menos de alguien tan pesado como tú.
-Almohadas.
-Shuu, Shuu- El mayor sacudió su hombro nuevamente, pero aquella obstinada cabeza se rehusaba a salir de su lugar. ¿Dónde había quedado el respeto hacia lo mayores? ¿Y a quién engañaba, por Dios? La verdad era que la cabeza del menor se sentía agradable y calentita sobre la piel de su cuello.
No, la verdad es que Yoochun no quería que esa cabeza se saliera de su lugar. Pero al menos había tenido la decencia de fingir que le molestaba.
-Saca tu cabeza, Changmin – Se quejó sin muchos ánimos, sacudiendo su hombro sin ganas. ‘Lo estás intentando, Yoochun, y eso es bueno. No querrás que el chico crea que TE AGRADA tener contacto físico con él o algo…’
-Deja de fastidiar y quédate quieto – habló el menor, de pronto muy interesado en la película en frente suyo – Esta escena es una de las mejores…
-Te odio – Masculló el mayor, sacudiendo su hombro por última vez.
-Oh, podré vivir con tu odio.
Media hora después, Changmin dormitaba sobre su hombro, sus párpados abriendo y cerrándose con lentitud y sus lentes ubicados sobre su nariz en una posición bastante extraña.
-¿Qué pasa, Changmin?- Preguntó Yoochun luego de que la cabeza del aludido se balanceara peligrosamente sobre la curva de su cuello -¿Es demasiado tarde para que el bebé esté despierto?
-¿Qué… Qué hora es?- Preguntó de vuelta el menor con voz ronca, a la vez que Yoochun le sacaba los lentes con cuidado, antes de que el menor los rompiera aplastándolos con su cabezota idiota.
-Son las…- Luego de ubicar los lentes del chico en la mesita del living, Yoochun sacó el celular de su bolsillo del pantalón – Mierda, son las 11:23
-Mierda – Secundó Changmin, restregándose los ojos con rapidez e incorporándose, sacando su propio celular del bolsillo y marcando un par de botones con rapidez
-¿Aló?- Y de pronto los ojos de Changmin estaban muy abiertos, y a Yoochun le dio la impresión de que el chico estaba funcionando con piloto automático, o alguna cosa por el estilo – Sí, soy yo, Changmin. Escucha, hoy me quedaré en la casa de Junsu…- Yoochun no pudo evitar sorprenderse un poco, aunque la sorpresa fue fugaz, esfumándose casi al instante. Después de todo, no le sorprendía para nada el hecho de que Changmin poseyera una abrumante capacidad para mentir.
El menor hizo un par de sonidos afirmativos (ajá, ajá), los ojos aún bien abiertos, mirando un punto fijo detrás del televisor, de seguro luchando por no caerse dormido en medio de la conversación, y luego una pausa, sea quien fuese que hablaba con el chico diciendo algo ininteligible a oídos de Yoochun.
– Sí, bueno, estoy aquí. Intenté llamarte durante todo el día, pero no contestabas, y apuesto lo que sea a que olvidaste cargar la batería de tu celular otra vez – Pausa – Claro que te conozco bien, he vivido contigo dieciséis años. Bueno, adiós – Otra Pausa - …Yo también, duerme bien.
Casi al instante, la cabeza de Changmin estuvo ubicada nuevamente sobre su hombro, acomodándola bien sobre el ángulo entre su cuello y su hombro
-Ni siquiera se había dado cuenta de que no estaba en casa- murmulló, más dormido que despierto, el suave aliento del moreno haciendo que el cuerpo de Yoochun se estremeciera.
-¿No temes a que descubran que es mentira?- Preguntó el mayor sólo por preguntar, sabiendo que probablemente sus padres no se molestarían en llamar a Junsu para saber si era o no cierto. Es decir, la persona (¿Madre? ¿Padre quizás? Yoochun no había puesto mucha atención…) con la que Changmin había hablado ni siquiera se había percatado de la ausencia del menor.
De pronto, Yoochun sintió la boca imposiblemente seca, a la vez que una risa somnolienta salía de los labios del menor
-Nunca he dado motivos para que sospechen de mí- habló bajito el menor -Digo, ¿Quién sospecharía del chico callado con buenas calificaciones y modales perfectos?
Yoochun no pudo evitar reír en voz alta
-¿Perfectos? ¡Pero si comes como cerdo! Y yo, Shim Changmin – la mano de Yoochun se movió casi por instinto hacia los cabellos del chico, revolviéndolos con suavidad e inesperada ternura - yo SÍ sospecharía de ti, maldito mentiroso…
Pero aunque lo había llamado mentiroso, Yoochun admitió para sí mismo que si no conociera a Shim Changmin como lo conocía, jamás hubiese considerado si quiera posible que el chico fuese capaz de mentir tan descaradamente, y con tanta naturalidad
-Quizás…- Un murmullo suave contra el borde de su camisa lo sacó de su ensimismamiento – Quizás he dejado que me conozcas más bien.
Y sin más previo aviso, la cabeza de Changmin se desplomó sobre su regazo.
¿Qué…?
¿Qué había sido todo eso?
Yoochun sentía como si en muy poco tiempo hubiese recibido una colosal cantidad de información, y ahora trataba como podía de organizar todo lo que acababa de acontecer.
Lo primero que se le vino a la mente (aparte de diosmiodiosmioDIOSMIOchangminsaltedeencima), fue que Changmin no tenía la mejor de las familias…
Yoochun también había tenido dieciséis años, y también se había ido a alojar a la casa de mucha gente. Y su madre SIEMPRE, aún cuando ya cumplió mayoría de edad, le pedía todos los datos habidos y por haber de dónde y con quién se iba a encontrar en su ausencia. Y aunque tampoco era un chico que levantara demasiadas sospechas en cuanto a comportamientos (aunque su padre siempre había sabido ver más allá de su careta, pero oh, Yoochun siempre supo mantener una fachada impecable), su madre de seguro se hubiese comido un calcetín sucio antes de dejar a su hijo (su precioso, PRECIOSO hijo) pasar la noche fuera de casa sin ella saber EXACTAMENTE dónde y con quién estaba. Claro que su madre era una persona bastante aprehensiva.
El hecho es, que cualquier padre o madre preocupada se daría cuenta de que su hijo, a las once y fracción de la noche, no se encuentra en su hogar. Y eso lo conducía a la obvia pregunta, ‘¿Qué clase de vida tiene Changmin en realidad?’
…Aunque la pregunta realmente era ‘¿De verdad quiero saber qué clase de vida tiene Changmin?’.
Y sí, el mayor sabía que era algo muy egoísta, el pensar eso, pero es que ¿Qué tal si la vida de Changmin era en realidad un infierno? ¿Qué tal si el chico viviera una vida de abandono, o peor aún, de abuso?
Yoochun jamás se lo confesaría a nadie, pero saber esa clase de cosas lo devastaría por completo. Ese era su secreto más oscuro, después de todo. El ser demasiado sensible.
Bueno, en realidad ese era su secreto oscuro número dos. El número uno vendría a ser el hecho de que un alumno suyo, de la misma escuela que su padre dirigía, lo tenía prendido de un hilo.
Y ese mismo alumno suyo, que en estos momentos se encontraba durmiendo plácidamente sobre su regazo, comenzaba a incomodarlo considerablemente, el calor que emanaba de su boca, de sus mejillas, de todo él, atravesando la fina tela de sus pantalones y llegando a lugares a los cuales no debería llegar.
‘Piensa en los calzones ensangrentados de tu prima Chunnie, calzones ensangrentados’ se repitió varias veces Yoochun en su mente, evocando el recuerdo más repulsivo que tuviese en la mente para no concentrarse el chico sobre sus piernas, aunque había gente a la que la ropa interior con fluidos la excitaba (malditos japoneses y sus malditos fetiches nauseabundos), tal como a él lo excitaba de pronto el tener esa boca tan cerca de su zona pélvica y…
-¡Changmin! ¡Hey, Changmin!- Lo sacudió, tratando de mantener su voz lo más normal posible (y cuando Yoochun pensaba en normal, pensaba en ‘no-estoy-para-nada-contento-con-el-hecho-de-que-esa-boca-tuya-este-tan-cerca-de-mi-miembro’)
-Hmmmm…- Respondió el menor, moviéndose con lentitud, y Yoochun por un momento, por un glorioso momento, creyó que el chico iba a salir de allí, y que Dios lo dejaría salir más o menos invicto de este embrollo, pero no, al parecer Dios andaba de un humor bastante sádico, porque en vez de salir de encima suyo, ahora ese rostro estaba en directo contacto con su creciente erección y mierda, Changmin había comenzado a BABEAR sobre su regazo.
No. Puede. Ser.
La ironía de tener a Changmin babeando prácticamente sobre su erección era demasiada, y Yoochun sintió que su cerebro, así sin más, había dejado de funcionar.
-Changmin – Llamó, apenas audible, sacudiendo al chico con urgencia (Y cómo había logrado si quiera mover un dedo, Yoochun no lo sabía, porque en esos momentos podría jurar que su cerebro se había paralizado)
En respuesta, el menos sólo gruñó un poco, su boca hundiéndose en la piel de sus muslos, y las vibraciones de aquella voz sobre su piel hipersensibilizada, mezcladas con la humedad de la saliva del menor atravesando la tela de sus pantalones, le dieron el mayor escalofrío de su vida, su cuerpo sacudiéndose con rapidez casi violenta.
‘Mierdamierdamierdamierdamierda’ su mente repetía aquella palabra como un mantra, su cuerpo caliente sintiendo aquellas cosquillas que siempre sentía cuando la urgencia por tocar, por sentir, era demasiada, y maldito sea él por su indecencia, pero no pudo evitar abrir un poco sus piernas, dándole a esos labios suaves más acceso a su ahora hecha y derecha erección.
‘Maldito depravado’ susurró en un hilo de voz, el silencio de la habitación comiéndose sus palabras, mientras se deslizaba sobre el respaldo del sofá, su cabeza cayendo hacia un lado y sus ojos cerrándose, una inescrupulosa (atrevida, inconsciente, carente de respeto y decencia) mano se posó sobre la cabeza del menor, atrayéndolo más hacia su sexo, y mierda, todo había ido tan bien hasta ahora… Yoochun había logrado bloquear por completo la sensación de Changmin descansando sobre su hombro, llegando incluso a disfrutar de la película, pero no, el estúpido tenía que ir y dormirse sobre su puto regazo, y Dios, podía sentir la boca del chico pegada a su erección, sí, pegadísima, la tela de sus pantalones (¿Y POR QUÉ MIERDA JUSTO HOY HABÍA DECIDIDO NO USAR ROPA INTERIOR?) nada más que una barrera virtual entre su carne encendida y aquellos labios, la nariz del menor pegada al borde de su miembro, y estará Changmin respirando bien? ¿Qué tal si tal vez estaba ahogándose o algo así?
Dios mío, ¿¡Qué tal si mataba al chico!? Oh no, Changmin no podía morir, Changmin NO DEBÍA…
…
¿Qué mierda estaba pensando?
¿QUÉ MIERDA ESTABA HACIENDO?
-Por la misma…- Maldijo Yoochun, saliendo de su trance y despertando a la realidad de que tenía a un a) Hombre b) Menor de edad c) Babeándole su sexo
¡Podrían llevarlo a la uta cárcel por esto, maldición!
Con el mayor cuidado posible, considerando su estado de completo y absoluto HORROR, Yoochun se sacó de encima la cabeza del muchacho, incorporándose inmediatamente después.
-Mierda…- Maldijo una vez más, y luego procedió a huir de la escena del crimen, su destino claro en su mente: el baño.
Después de todo, entre sus piernas aún había un asunto pendiente.
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si la persona que esta escribiendo el fic publica un libro.LO COOOOMPROOO¡¡¡¡¡
ResponderEliminarque buen capitulo!!! valió la pena la espera, ahora espero cn más ansias el siguiente!
ResponderEliminarque pasará, que pasará!!! *¬*
hahahahahahaha ayy! no puedo parar de reir!!
ResponderEliminarhembra moribundaaa! hahaha
ayy pobre Chunnie en qu situaciones se encuentraa! hahaha
Conti!! Aja! conti!!
Me encanta este fanfic.
ResponderEliminarEspero que siga escribiendolo.
waaaaaa.. *0*o
ResponderEliminaresta muy bueno. el fic..
me encato.. espero conti.. ^^ó
jajajaja pobre chunnie esta genial porfa sigeeeeeee
ResponderEliminarEste fic me parece muy bueno! Bien puede ser muy largo o tener un final prematuro***
ResponderEliminarLo que si espero es que Min ya haga algo porque Yoochun al parecer no va a hacer nada XD (que lindo *-*)
penze ke Min hiba a dezpertar!
ResponderEliminarbuen fic!
conti~ conti~ ^^
Ajajajjajajajajjajajajja muero de la risa durante todo el capitulo y al final omaigash... *¬*
ResponderEliminardios mio que sexy :Q___ ...
Chunnie es un pervertido, y Min tambien pero se hace el tonto *Q*... Los amo por eso *Q*
Espero continuacion, espero no demores tanto ;O;!
Hurra! Hurra!
Estoy moribunda... he esperado la continuación por demasiado tiempo.... por favor, no dejes a tu público en abandono! es demasiado bueno este fic! por fissss!!!!
ResponderEliminarTwT
quiero llorar.... jajaja
aaaaaa muy buenoooooo :D !
ResponderEliminarSos re buena escribieeeendo !
no puedo dejar de leer u.u