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Lonely Heart - Cap. 3

Pov Jaejoong
Tristeza


Me duele terriblemente la cabeza, la vista se me nubla a ratos y mi cara está totalmente petrificada debido al llanto. En mi mano derecha reside un cuchillo de la cocina que esta propuesto a quitarme la vida. No hay marcha atrás.

A veces quisiera pensar en las cosas buenas que ha habido en mi vida, pero cuando me pongo a pensar en eso, me doy cuenta de que no ha existido ni una sola. No ha existido ni una sola persona por la cual yo recapacitaría de hacer esto. Tal vez leer sea la única cosa que extrañare hacer. Tal vez solo eso.

Cierro mis ojos, dispuesto a enterrarme aquel cuchillo en el vientre cuando siento que alguien entra abruptamente a la cocina.

Abro mis ojos asustados.

- ¡Espera! – me grita. Es ese chico nuevo, el cual se burlo de mí diciéndome que por fin iba a ser adoptado. Es tan malo como los demás. Supongo que los otros le enseñaron lo ridículo que soy, así que también empezó a odiarme.

No digo nada y tan solo me quedo mirándolo. El se me acerca y yo retrocedo, no quiero que me perturbe en mi muerte.

La única luz que se ve es la de la farola que he traído y que ahora esta posada en el mesón de la cocina.

- ¡No te me acerques…aléjate!- le grito.

- ¿Qué estás haciendo? ¿Estás loco?

Si no lo hago caeré en la locura.

- Aléjate….

- ¡Baja ese cuchillo!

- no.

- ¡Baja ese cuchillo! – repite.

- ¡No!

Otra vez intenta acercárseme pero yo retrocedo otra vez.

- si te acercas lo hare – amenazo.

- ¡No espera! – el parece entenderlo ya que retrocede mas y alza las manos en señal de temor.

Mis lágrimas comienzan a bajar lentamente. Estoy tan cansado de llorar.

- No llores – me dice en tono conciliador. Como puede ser tan insensible…

- Como dices que no llore… – le digo casi en un susurro, con la cabeza totalmente mirando hacia abajo - …no lo entiendes.

Nadie lo entiende.

- ¿Qué estás haciendo?

¿Acaso no era obvio?

- ¿te estás tratando de suicidar? ¿Por qué? – pregunta el.

Me mantengo en silencio con la misma posición de antes.

- ¿Es acaso por la broma que te hicimos hoy? No es nada…

¿Qué?

- ¡¿No es nada?!¡No lo entiendes! ¡Nadie me quiere, es mejor que me vaya! – levanto la cara, aprieto los puños, grito dejando que mi corazón hable por sí solo. El parece sorprenderse ante mis gritos.

- ¡No!

- Si – vuelvo a bajar la mirada – a nadie le importo, nadie me quiere, no importaría si desaparezco o no.

- No digas cosas tan feas.

- Nunca he tenido nadie que me ayude, nadie que me brinde su mano. Estoy solo y sé que siempre lo estaré.

- No es cómo crees.

- ¡Ni mis padres me quisieron! – vuelvo a gritar dejando que mis ojos se deshidraten – ni ellos…y se supone que ellos me tenían que querer, aunque sea solo por obligación.

Elevo otra vez el cuchillo, dispuesto esta vez a enterrarlo en mi abdomen, pero siento como su mano aprieta mi muñeca.

- No lo hagas, por favor…se que estas sufriendo, se que crees que nadie te querrá, pero eso no es así – su voz se está quebrando ¿Por qué hace esto?

Me zafo de su agarre bruscamente, el vuelve a retroceder por enésima vez.

- Tú que sabes, hasta apenas llevas una semana aquí, no sabes por todo lo que he pasado.

- hay muchas cosas buenas porque vivir.

- ¿Cuáles? – enserio quiero saber.

- Bueno…- parece dudar – está…la música… ¿te gusta la música?

Fruncí el ceño, este chico no tiene idea de que decir.

- Esta la familia…compartir tiempo con tu familia.

- yo… no tengo familia.

- Puedes formar una en el futuro, Con una buena esposa y unos adorables hijos.

Me quedo en silencio. Ese chico estaba dando casi todo de sí para hacerme cambiar de opinión, aunque las cosas que decía y como las decía lo hacían ver tan torpe.

- Dudo que pueda formar una familia. Dudo si alguna mujer se quiera casar conmigo. No tengo dinero ni tampoco tendré estudios, no podre mantener una familia – digo con voz apagada mirando hacia otro lado.

- Una familia no solo es con la que compartes un lazo de sangre. No solo son tus padres, hermanos, tíos, abuelos, también son las personas que tu amas y las que te aman a ti, las personas que te cuidan, que comparten contigo en los momentos de alegría y las que te apoyan en los momentos de tristeza, eso es el significado de una familia.

Bueno es lo más inteligente que ha dicho hasta el momento, pero de todos modos no aplica a mi caso.

- Aun así… – trate de respirar ya que las lágrimas no me dejaban hablar – nadie está a mi lado nunca. No tengo ni una familia de sangre ni una de mentiras. Yo…no tengo nada.

- yo seré tu familia – dice y se calla de inmediato.

Yo también me callo ¿Qué?

- yo seré tu amigo, tu primer amigo – su voz tiene un matiz de decisión que jamás había escuchado – te enseñare las cosas buenas por la que hay que vivir. Sé que las palabras no causan nada, pero cuando lo vivas yo se que te harán recapacitar.

No sé qué decir, sus palabras de alguna manera me tocan. Mis brazos están posicionados a cada lado de mi cuerpo y mi cabeza hacia al frente mirándolo detenidamente. Trato de retener las lagrimas de mis ojos, sorbiendo mi nariz y deteniendo al agua de salir.

- ¿lo prometes? – un sollozo sale de mi boca. Eres mi última esperanza.

- Lo prometo – me dice.

El cuchillo en mi mano se resbala cayendo al suelo y bajo mi cabeza dejando que algunas lágrimas escapen de mis ojos.

Siento como se acerca y me abraza. Me está abrazando. Rodea ambos de sus brazos por mi cuerpo y aprieta mi espalda. Yo escondo mi cabeza en su pecho y el apoya su cabeza en la mía. No me atrevo a mover los brazos, ellos tan solo se mantienen sin vida al lado de mi cuerpo.

- Perdóname – dice después de un rato – por lo que te hice hoy.

No te disculpes, yo ya he perdonando. Yo soy así.

___________________________________________




Me despierto al día siguiente con una sensación extraña en mi cuerpo. Ahora tengo la cabeza fría para poder pensar bien. Me levanto sentándome en el borde de la cama, todavía con los ojos adormilados, mirando algún punto aleatorio en el suelo de madera.

Recapitulando lo que había pasado ayer: me habían hecho la broma más cruel de mi vida, me había intentado suicidar a la mitad de la noche y ese chico llamado yunho me había hecho recapacitar prometiéndome que de ahora en adelante el seria mi amigo. Pensándolo bien tal vez lo dijo para que yo no me apuñalara y no me matara anoche. Tal vez solo fue una cosa momentánea y ya después se olvide de su promesa. Creo que es lo más probable.

Suspiro frustrado.

Me pongo mis pantuflas y salgo de la habitación sin siquiera arreglarme un poco. Normalmente siempre cuido bien de mi imagen, aunque no lo crean, pero hoy me siento raro además que tengo demasiada hambre. Ayer por la noche no comí absolutamente nada.

Llego al comedor y evito todas las miradas que se posan sobre mí, no quiero verles la cara a todos esos matones.

Cuando estoy a punto de recibir mi desayuno, siento que alguien me coge por los hombros y me voltea. Abro los ojos por la repentina acción.

Es yunho.

- Hola – me saluda con una sonrisa en la cara.

- hola – le respondo en voz baja y me volteo para recibir mi desayuno.

- ¿Cómo dormiste? – me pregunta susurrando cerca de mi oído.

- bien – le respondo.

Agarro la bandeja que contiene mi tan anhelado desayuno y me dirijo a la mesa que siempre voy a comer.

Me siento y comienzo a comer un pedazo de tostada. El se sienta en el asiento libre frente a mí.

- No le dije a nadie lo que sucedió ayer por la noche, relájate – me dice.

Yo asiento. De alguna manera yunho me hace sentir nervioso, no sé qué decirle.

- ¿ya comiste? – pregunte después de un rato como para no quedarme callado.

- Estoy en eso – dice y señala la mesa en la cual están todos sentados, incluyendo a ky hyun y jin.

- ahh – dejo salir un suspiro.

Luego se comienza a reír, yo levanto la mirada – ¿no te peinaste hoy? Tienes la cabeza hecha un desastre – se ríe mientras se tambalea en su asiento.

No le hago caso y vuelvo a comer mi comida. No es que me haya molestado su comentario, solo que no se que responder.

- ¿tienes hambre cierto? – me dice levantando una ceja. Creo que es por el hecho de que estoy comiendo demasiado rápido.

Asiento con la cabeza.

- Bien – se ríe de nuevo – iré a terminar mi desayuno, te veré luego – dice y se levanta corriendo hacia su mesa.

Bueno, eso fue incomodo. Muy incomodo.

Veo como llega a su mesa y varios chicos le hablan como preguntándole porque estaba hablando conmigo, o eso creo, no lo sé no puedo oír desde acá. El les responde sonriendo.

Me siento algo aliviado de que se haya ido con sus amigos. Sé que no soy la mejor compañía, y tal vez se haya aburrido al hablar conmigo. En verdad desearía ser un poco más interesante pero no tengo nada interesante que decir.

Tal vez con el tiempo yunho se aburra de intentar ser mi amigo, pero no quiero que eso pase, no quiero quedarme solo de nuevo. Me esforzare por ser un poco más abierto pero sé que es difícil. Me es muy difícil.

________________________________________




Durante toda la mañana me dedico a organizar mi habitación, así que no veo a yunho durante todo ese lapso de tiempo. Aseo, limpio el polvo, trapeo, boto algunas cosas, y me dedico a limpiar mi colección de libros que guardo cuidadosamente en una estantería.

En realidad no son mis libros, son de la biblioteca, pero a veces me quedo con ellos y nadie se da cuenta de que los tengo yo, así que por eso están aquí conmigo.

Cojo el trapo con el que he estado trabajando, lo remojo en agua enjabonada y lo paso sobre el viejo espejo que está colgado en mi pared. De repente, me veo en el reflejo.

Aparte de cuando me alisto, no suelo mirarme mucho en el espejo, no me parece que sea algo tan necesario. Pero ahora mirando mi reflejo en este viejo espejo puedo detallar mi rostro más detalladamente. Me doy cuenta que no soy para nada feo, en realidad estoy bastante bien, bueno creo que por lo menos en eso no soy un desastre. Mi cabello no es el mejor pero está bien, mis facciones son correctas y mi piel blanca no tiene ninguna imperfección. Creo que me estoy volviendo un poco presumido. Basta. Estoy seguro de que si fuera tan solo un poco menos tímido, sería bastante popular por mis rasgos.

- Hola – me digo a mi mismo frente al espejo. No sé porque lo hago.

- ¿Es una linda mañana no? – vuelvo a decir.

¿Acaso estoy practicando que decir frente a mi espejo? Que patético soy.

- Me gustan muchas cosas en realidad…pero creo que esta es la que más me gusta - suelto alguna frase al azar viendo como me veo reflejado en el espejo.

No entiendo porque estoy haciendo esto. Tal vez es porque como ahora yunho está intentando ser mi amigo, debo por lo menos poner algo de mi parte. Si eso es.

Si tan solo fuera tan fácil como lo estoy haciendo en estos instantes. Sé que hablando conmigo mismo frente al espejo, mi conversación es bastante fluida pero cuando lo intento en frente de una persona real de carne y hueso simplemente me quedo pasmado. No se cómo actuar. Es tan frustrante.

Practico otro par de veces hasta que me canso de ver lo ridículo que soy. Termino de limpiar algunas cosas de mi cuarto y me siento en la cama sin saber qué hacer. En ratos como estos un buen libro seria mi mejor compañía, pero ya no tengo nada más que leer. Ya me leí todos los libros que hay en la biblioteca y ya me los he vuelto a releer por lo menos unas 3 veces por libro. A pesar de eso camino perezosamente hasta el estante de libros y cojo uno de mis favoritos.

- bueno este será de nuevo- me digo a mi mismo, suspirando mientras salgo de mi cuarto en dirección al patio.




Veo que el patio está ocupado (otra vez) por los muchachos jugando baloncesto. Viendo el escándalo que hacen me pregunto si sería mejor leer en la biblioteca, pero algo en mi me detiene y decido quedarme a leer afuera. Busco un espacio cómodo en el cual pueda leer y procedo a leer el libro que ya me he leído yo creo que unas 100 veces. Bueno no importa…es hermoso de todos modos.

- ¡Hey! – llega un sudado yunho con el aliento demacrado y la respiración agitada.

Otra vez el. No es como si me incomodara o molestara, solo que yo soy muy malo en esto de relacionarme.

- hola – le respondo en voz baja. Creo que este sería un buen momento para poner en práctica lo que ensaye frente al espejo.

- ¿Qué haces? – me pregunta. Creo que la respuesta es bastante obvia.

Me rehusó a contestar lo evidente a riesgo de sonar sarcástico.

- ah claro, leer un libro – se contesta sentándose a mi lado.

Yo volteo mi mirada de nuevo al libro, pero no me puedo concentrar. El me desconcentra.

- ¿Cuál es? – me pregunta y sin ningún tipo de vergüenza agarra el libro acercándolo dejándole ver la portada de este, luego lo suelta – ¿esta entretenido?

- Es lindo – contesto – es mi favorito en realidad – digo queriendo aumentar más la conversación.

- ¿tu favorito? Pero si hasta apenas lo estás leyendo.

- No, ya lo he leído antes. Esta es como mi octava vez leyéndolo – digo y me rio bajito al instante.

El sonríe ante mi risita.

- Bueno, para que te lo hayas leído tantas veces, debe ser realmente muy bueno.

- Lo es. Pero en realidad lo he leído muchas veces porque ya no tengo nada más que leer.

El frunce el ceño confundido.

- No hay muchos libros en esta casa, así que...

Bueno eso me hizo sonar como un desocupado.

- mmm veo – asiente la cabeza y se aprieta los labios en señal de entendimiento.

Yo hago lo mismo y otra vez vuelvo a mi lectura.

- En ese caso, tengo que encontrarte un nuevo hobby – no acaba de decir su frase cuando ya me está jalando de la mano, haciéndome levantar del piso con todo y libro.

Trato de oponer resistencia pero él me sigue jalando.

- Ven – me dice.

- ¿A dónde? – pregunto asustado. No tengo un buen presentimiento.

- Te enseñare algo.

- ¿qué? – chillo y retrocedo mas intentándome zafar de su agarre.

Yunho parece rendirse soltándome haciendo que yo trastabille unos pasos atrás debido a la repentina acción.

- jaejoong ah estas demasiado flacucho – me dice casi en un puchero y yo no puedo creer que sea tan atrevido como para decirme eso – necesitas ejercitarte, salir, todo el día leyendo libros no es saludable para tu cuerpo.

Veo a donde quiera llegar con todo esto.

- Ven vamos a jugar baloncesto – me agarra de nuevo la mano jalándome para que lo siga.

- No… - logro decir con la cabeza gacha.

Nunca me han gustado los deportes y creo que nunca me gustaran. Soy pésimo en eso, siempre me lo recalcan, además con tan solo pararme en una cancha ya me siento perdido y mareado. No conseguirá que yo juegue, no lo hará.

- ¿Por qué no? – me pregunta mientras que con su mano libre agarra mi brazo para seguirme jalando.

- No quiero…- digo haciendo un mohín.

- ¿Qué? – me pregunta ya que no puede escuchar bien lo que digo. Esa es mi intención.

- No quiero… - repito.

- ¿Qué? – vuelve a preguntarme con una sonrisa y me doy cuenta de que me está tomando del pelo.

- No se jugar – digo la verdad.

La razón por la cual no me gusta es porque no lo sé hacer.

- Te enseñare – afirma decidido y me jala una vez más hacia la cancha. Me dejo llevar al ver el espíritu inquebrantable de ese chico.

Llegamos y veo que la cancha está totalmente vacía ¿A dónde se fueron los demás?

- Perfecto tenemos la cancha para nosotros solos – dice soltándome del brazo y recogiendo un balón de baloncesto del suelo.

Se voltea hacia mí y me lanza rápidamente el balón, riéndose cuando el balón rebota en mis manos y cae al suelo. Yo me avergüenzo ante mi falta de reflejos.

Sin nada más que hacer lo recojo y me quedo con el balón en las manos.

- Pásalo – dice yunho con las manos extendidas esperando a que le pase el balón.

Yo se lo lanzo y él lo coge hábilmente. Bueno por lo menos puedo lanzarlo.

- ¿alguna vez has jugado? – me pregunta driblando el balón.

- lo he intentado – respondo.

- ¿sabes hacer esto? – hace una maniobra confusa ante mis ojos y encesta el balón en la canasta.

- no.

- Bien entonces comenzaremos con eso – se acerca a donde se encuentra la canasta y yo lo sigo no muy aminado con esto – jugaremos canasta. Ambos tendremos diez oportunidades, quien logre encestar el balón el mayor número de veces, tendrá el postre de la cena del otro.

Yo no sé qué decir, no me gusta mucho la idea de jugar pero por lo menos el está intentando acercarse a mí. Tengo que agradecerle por eso.

- yo empiezo – dice agarrando el balón, posicionándose en un punto frente a la canasta y dando un pequeño brinco lanzando el balón directamente al aro. El balón cae justo en el aro.

Yo tan solo me quedo inmóvil mirando como un tonto el lugar por donde el balón pasó.

- Te toca – me pasa el balón gentilmente guiándome hacia el punto donde el había lanzado anteriormente.

Trato de calcular con la mirada el punto donde tiene que encestar el balón y sin más preámbulos lanzo el balón hacia la canasta. El balón llega a todos lados menos a la canasta. Falle.

- No, no – yunho niega con la cabeza, corrigiéndome – es así – recoge el balón del suelo, pasándomelo y posicionándose detrás mío colocando sus brazos alrededor de los míos. Me tenso al sentir su cercanía. Puedo sentir su caliente respiración en mi cuello.

Nunca he sentido tan cerca a una persona y eso hace que me incomode.

- te arrodillas así – flexiona un poco las piernas y yo lo arremedo – dando un pequeño salto así – con sus brazos aferrados a los míos hace que lance el balón hacia la cesta.

Da en el punto y yo sonrió débilmente al ver que por lo menos lo logre, aunque creo que fue mas merito de yunho que mío.

Luego de eso, comenzamos el juego. Cada vez que voy a lanzar, yunho me mira divertido cruzando los brazos en su pecho. Debo verme como un total inexperto, pero eso es lo que soy. Tan solo sigo los consejos que él me da.

Jugamos por una media hora aproximadamente. El logra con éxito encestar el balón en el aro 9 veces de las 10 oportunidades que teníamos cada uno. Yo con suerte logro encestar 3.

Terminamos de jugar dándonos un apretón de mano como signo de amabilidad.

Fue más divertido de lo que pensé el jugar baloncesto, no fue tan malo como creí que seria. Claro no fue tan placentero como quedarme a leer un buen libro, pero no fue un desastre. No me sentí un perdedor, me sentí bien conmigo mismo.

- Perdiste pero te perdonare esta vez ya que eres un principiante – dice recogiendo el balón del suelo – puedes quedarte con el postre de mi cena por esta noche - deja el balón en una esquina del patio y se va.

Yo me quedo observando su espalda. No puedo comprender a este chico, es tan amable y cómodo, tal vez me llegue a acostumbrar a él, espero que sea así.

Me doy la vuelta sintiéndome en un estado de ánimo del cual no había estado en mucho tiempo.

1 Comentarios:

  1. Anónimo8/12/2013

    Kiaaa q bonito yunho m atoy enamorando d ti al = q jae

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