SIETE
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba en medio de la oscuridad otra vez? Sin aliento. El miedo me envolvió. Miedo de no tener el control de la situación. Miedo producto de la poca seguridad de si saldría con vida o no. ¿Por qué no podía golpearlo? ¿O pedir ayuda a gritos? Alguien…por favor…sálveme.
“¡Jaejoong! ¡Sshhh! Cálmate.” Su voz era un eco al principio pero me era familiar. Sentía como si estuviera precipitándome hacia el origen de esa voz. Quería escapar de este mundo y entrar al suyo porque quizás él podría borrar las memorias que habían resurgido. Poco a poco pude sentir sus manos sobre mí. Sacudiéndome y trayéndome de vuelta a la realidad. “¿Jaejoong?¿JAEJOONG?”
Agité los párpados al abrir los ojos y advertí un rostro cerca del mío. Era indistinguible debido a la oscuridad llenando la habitación. El miedo había vuelto a mi sistema. ¡NO! ¿Mi sueño se había hecho realidad? ¿Estaba pasando de nuevo? Con manos temblorosas lo aparté. Vi al hombre sin rostro caer a un costado mientras yo intentaba con mucho esfuerzo escapar de él tanto como pudiera.
Me arrastré fuera de la cama y me topé con el piso, volteando para ver si venía tras de mí. Vi su silueta de pie y el pánico me invadió. Pateaba el piso en tanto retrocedía más y más hasta que mi espalda chocó contra el muro y ya no pude moverme.
Él se aproximó. Mi corazón latía con fuerza, mi respiración era dificultosa cuando pegué las rodillas a mi pecho y rodeé mis piernas con los brazos, hundiendo mi rostro entre ellos.
Al contacto de sus manos a cada lado de mis brazos un grito escapó de mis labios. “¡Aléjate de mí!” Yo trataba de empujarlo, pero él era demasiado fuerte. Me sujetaba con fuerza. “¡No me toques! ¡No me toques maldita sea!” Mis ojos permanecieron cerrados al gritarle, no queriendo ver su rostro.
“¡¿JAEJOONG?!” Su voz no era la que había esperado pero aún le pertenecía a alguien que yo conocía. Alguien cercano a mí. Él me zarandeó hasta que dejé de luchar. “Jaejoong, Soy yo. Changmin.”
“Changmin…” Abrí los ojos y finalmente vi el rostro de Changmin con claridad cuando las luces de la calle a través de la ventana y por encima de nosotros bañaron sus delicados rasgos. Su expresión estaba llena de preguntas y preocupación. Viéndolo, viendo el fondo, su cama, me hizo darme cuenta de que yo estaba de regreso a su lado. Y que eso estaba bien. “Shi...” Sequé mi rostro con las manos en tanto trataba de calmarme.
Changmin apartó el cabello de mi rostro al mismo tiempo que hablaba en un gentil susurro. “Está bien. Soy solo yo.”
“Yo debo haber…debe haber…estaba soñando.” Me las arreglé para decir entre cada respiración. Mis labios se sentían secos al morder mi labio inferior, pasando mi lengua por este.
“Lo estabas, seee.” Los ojos de Changmin vagaron por mi rostro entretanto me ayudaba a secar el sudor con su mano. “Fue solo un sueño. Estás bien.”
“Te desperté. Lo siento. ¿Estaba gritando? ¿Qué hora es?”
“Shh. Está bien. No importa. Solo vuelve a la cama.”
Changmin me ayudó a ponerme de pie y los dos nos dirigimos lentamente hacia la cama. Yo me senté sobre las suaves sábanas y giré mi cuerpo a la derecha, mis pies y piernas iban por debajo del edredón que Changmin alzó para mí. Mientras yo me acostaba él colocaba las sábanas justo por debajo de mi barbilla y se inclinaba para suavemente rozar sus labios sobre mi frente. Lo sentí entonces. Cuando me besó en la frente se sintió más íntimo que cualquier otra cosa que él me hubiera hecho. Sentí su beso envolver todo mi cuerpo entretanto un sentimiento que no había sentido en mucho tiempo repentinamente apareció. Seguridad.
Él rodeo la cama y se dejó caer a mi lado. Al momento que me apartaba de él, avergonzado de mis pensamientos y del hecho que me había visto en ese estado, sentí sus brazos deslizarse alrededor de mi cintura. Rozaba con su nariz mi nuca al mismo tiempo que me abrazaba con fuerza. Me hacía sentir a salvo con solo un simple gesto como decirme que todo estaba bien o pegarse a mi espalda no importando cuantas veces yo lo rechazara. Entre sus brazos sentí el tipo de seguridad que había anhelado, pero pensé que nunca podría alcanzar.
Amor, atracción, lujuria. Lo que fuera que yo sentía por Changmin, solo el tiempo lo diría. Porque de lo único que estaba seguro al momento de quedar dormido en el cobijo de sus brazos fue que lo que yo sentía por Shim Changmin era real.
Me desperté a la mañana siguiente con una sensación de sequedad en la garganta. Me froté los ojos con el dorso de mi mano mientras me daba la vuelta a fin de descansar sobre mi espalda. Parpadeé unas cuantas veces para ajustar mi visión a la enceguecedora luz del sol brillando a través del ventanal. Mis manos recorrieron el otro lado de la cama solo para encontrar un espacio vacío.
Se había marchado. Me encontré a mí mismo preguntándome si estaría en la ducha, pero resolví que no ya que estaba demasiado silencioso. La puerta estaba cerrada. Su ropa no estaba más en el piso. Tampoco la mía. A medida que yo continuaba inspeccionando la habitación me percaté de que mis bolsas no estaban donde las tiré anoche. Traté de encontrar alguna nota que posiblemente él hubiera dejado sobre alguno de los veladores pero no encontré nada.
“¡Ahhhh!” Hundí mi rostro en ambas almohadas y pegué un grito de frustración. Tan pronto como fui capaz de recuperar el aliento me levanté, llevándome las sábanas conmigo mientras me dirigía hacia el closet de Changmin, esperando poder tomar prestada su ropa entretanto. Cuando abrí el closet, allí bajo sus ropas colgadas se encontraban mis bolsas.
Me encontraba sobre terreno peligroso, soy plenamente consciente de ello. Pero no puedo evitar sonreír ante las cosas que él hace por mí. Y aún así cada vez que algo como esto sucede toda clase de contradicciones siguen viniéndome a la mente. Como, el hecho de que él podría simplemente haber puesto mis bolsas allí porque eran un estorbo y Changmin era un tipo muy organizado. Ideas como esa me impedían pensar que posiblemente él podría sentirse del mismo modo. Una cosa era admitirme a mí mismo que me estaba enamorando de él. Otra saber con certeza que él sintiera algo parecido por mí.
“Contrólate, amoroso.” Me susurré a mí mismo mientras daba un profundo suspiro.
Era la misma habitación. Las mismas paredes de colores, mobiliario, planos aquí y allá, pero algo acerca de esta me era desconocido. Me di cuenta de que era la primera vez que estaba en esta habitación durante el día. Sonreí ante lo absurdo de la idea. Antes de venir aquí tenía toda la intención de marcharme lo antes posible a fin de evitar uno de los sermones de mi madre, pero en el caso de que ya estuvieran en casa (lo cual, encarémoslo, no estaba lejos de ser imposible ahora que ya eran casi las 11 am y ellos siempre llegaban alrededor de esa hora) también podría disfrutar del resto de mi libertad provisional.
Decidí tomar una ducha y engreírme a mí mismo con algo de arroz y fideos después. Avancé por el verde piso jaspeado del baño de Changmin, dejando las sábanas blancas caer a mis pies antes de correr la puerta de cristal translúcido de la ducha y dar un paso al interior. Después de una media hora salí mientras el resto de agua corría por mi cuerpo hasta el piso haciendo al mármol ligeramente resbaladizo. Secándome el pelo con mi toalla, me acerqué al espejo sobre la encimera que incluía el lavabo y los muchos Productos para Hombre de Changmin, así como me gustaba llamarlos. Estaban alineados como en un mostrador de bar de belleza que iba desde productos para el cabello hasta geles de baño, perfumes y un cortaúñas.
Tras envolver la parte inferior de mi cuerpo con una toalla tomé uno de los perfumes de Changmin en una mano, abrí la tapa y lo rocié en el aire.
Arrugué la nariz automáticamente ante el aroma dispersado.
“Es un Hugo Boss.” Una profunda voz repentinamente alcanzó mis oídos haciendo que volteara la cabeza con dirección a la fuente. Estaba sorprendido de encontrar a Changmin apoyado en el marco de la puerta en bóxers de color verde y una camisa blanca, una taza de café en una mano, un periódico en la otra. Un nuevo accesorio al que mis ojos se sintieron atraídos al instante fueron los finos lentes de montura negra que él estaba usando. La luz que traspasaba la ventana por detrás suyo fue bloqueada por su figura haciendo parecer como si estuviera brillando y a su cabello verse de un tono más claro. Estaba tan hermoso que me hizo sentir un poco decepcionado el no despertar junto a él. Él se apartó del marco de la puerta y caminó hacia mí. “¿Te gusta?”
“Huele a rico bastardo.” Dije, intentando ser como normalmente era a su alrededor. Eso se estaba volviendo cada vez más y más difícil.
“¿En serio?” Él dejó su café sobre la encimera y tomó el frasco de perfume de mis manos, olfateando su pulverizador. “Supongo que sí.”
“Te va.”
Changmin sonrió antes de proceder a caminar por detrás mío. Mantuve la mirada fija en su reflejo al mismo tiempo en que ponía pasta de dientes en mi cepillo. Su expresión de pronto cambió mientras él seguía mirándome desde atrás. “¿Qué es--?” Apoyó su mano en la parte trasera de mi hombro izquierdo.
Salté en respuesta, mi cepillo de dientes cayendo al lavabo en tanto yo me daba la vuelta para encararlo, mi mano volando a donde él había tocado. Mi cicatriz. Él la vio. Él la tocó. Me había olvidado completamente de ella. Pensándolo bien habían millones de cosas que yo olvidaba cuando estaba con Changmin.
Esta abrasión sobre mi piel dejó más de una marca. Era otro recordatorio constante de la noche que cambió todo mi mundo. La noche que prometí llevarme a la tumba. Su existencia nunca sería reconocida a menos que yo la contara. Pero eso no cambia el hecho de que sucedió y de que yo ya no estaba más entero. Las pesadillas que me acechaban cada noche habían vuelto todas desde que comencé este acuerdo con Changmin, otro misterio, otra pieza perdida del rompecabezas de mi jodida vida.
“No es nada.” Negué con la cabeza.
“Okay.” Dijo él indiferente al mismo tiempo en que tomaba su taza de café y pasaba por delante de mí. No se inmiscuyó, no siguió con el tema. “Después de que hayas terminado deberías quedarte un poco más. Hice panqueques.”
La mirada de orgullo en su rostro mientras lo decía me hizo sonreír.
Escuché la puerta de su habitación cerrarse al momento en que Changmin abandonaba el cuarto, dejándome con mis turbadores pensamientos e inquietantes preguntas. Talvez lo necesitaba…posiblemente incluso deseaba que él se inmiscuyera, que me sacara la verdad a la fuerza. Talvez en los dos años que habían pasado desde aquél incidente todo lo que deseaba era a alguien con quien pudiera hablar libremente de ello, alguien quien me hiciera sentir como si aquello no fuera la gran cosa. Que todo estaba bien. Que yo no estaba solo.
Changmin me dejó en casa aquella tarde y quiso la suerte que mis padres no estuvieran. Mi tía abrió la puerta para mí.
“Hey,” Dije mientras llevaba mis cosas adentro conmigo.
“¡Omo! ¡Jaejoong-ah!” Chilló mi tía. “En el nombre de Dios ¿dónde has estado?”
Mi tía era una persona muy animada y eso nunca dejaba de hacerme reír. Ella era feliz y optimista, todo lo que yo no era. A la edad de 58 años, mi tía no aparentaba tener más de 37. Ella decía que el secreto para mantenerse joven era sonreír mucho. No es de extrañar que mi mamá pareciera llegar a su lecho de muerte en menos de una hora.
Viendo como mis padres y yo nunca nos mirábamos a los ojos, mi tía había sido la única persona en mi familia, diablos, la única jodida persona en toda la casa, con la que podía abrirme. Aunque había momentos en los que no estábamos de acuerdo, comparada a mi mamá ella era como la maldita autora de Sopa de Pollo. Era muy anticuada. Iba a la iglesia cada domingo, no maldecía, no bebía ni fumaba, sus únicos otros intereses aparte del trabajo eran los billetes de lotería. De hecho era tan anticuada que incluso hasta el día de hoy ella nunca ha tenido una relación propiamente dicha. Para quedarse con la boca abierta, ¿no? Aunque eso no le impedía ser optimista sobre el amor. Diciendo que Dios solo estaba tomándose su tiempo con su hombre, puliéndolo y asegurándose de que fuera lo suficientemente bueno. Mis padres lo llaman ingenuidad. Yo llamo a mis padres un caso perdido. Ah, el ciclo de la vida.
“Salí con un amigo.” Me desplomé sobre uno de los sillones del interior.
Mi tía, de quien probablemente nunca vas a recordar el nombre de cualquier forma así que bien podría tan solo llamarla Mi Tía, tomó asiento, las manos sobre sus rodillas, frente a mí. “¿No podías haber llamado, Jaejoong? ¡Estaba muy preocupada!”
“Lo siento.”
“Si tu madre se enterara—“
“¿Me sacaría de la universidad?” La corté. “Sería la peor madre del mundo incluso si lo intentara. No es que no se haya ganado ese título años atrás…”
“Jaejoong.” Dijo mi tía de manera calmada. “Ella aún es tu madre. No deberías hablar así de ella.”
“Apuesto a que ella ha dicho cosas peores de mí.”
“Solo déjala ser. Se está poniendo vieja.”
“Esa no es excusa para que me asuste diciéndome que no voy a terminar la universidad. Ese fue un golpe bajo y ruin.”
“No fue lo mejor que pudo decir, eso es cierto. Pero solo intenta ser más comprensivo acerca de su situación. El dinero sigue saliendo, nada entra. La tienda de abarrotes no está haciendo tanto dinero como debiera…Además, está el asunto con los hijos de tu hermano…y el niño de tu hermana que está por nacer...”
“Con todo, aún así no es razón suficiente como para que ellos siquiera piensen en hacerme dejar la universidad. Todo niño tiene derecho a la educación. Y todo este asunto del dinero nunca habría empezado si Papá no hubiera renunciado. Esa fue la movida más tonta que alguien pudo haber hecho. Entonces se les ocurre abrir una maldita tienda de abarrotes, en medio de una maldita recesión.”
“Tu padre se quedó en su trabajo en Japón por casi once años, es comprensible que ahora necesitara un descanso.”
“Once años. Exacto, ¿qué son dos más, entonces? Yo podría haber terminado mis estudios para este tiempo y haberlos ayudado a salir. En lugar de eso estoy estancado por culpa de sus malas elecciones. Sé que estar allí lo hacía sentir solo. Pero dos años más y yo me habría graduado y ellos no tendrían que pensar en nadie aparte de en sí mismos. No quiero abandonar la maldita universidad por causa de sus errores. Mientras más lo pienso, más pienso que no lo vale.”
Cada vez que pienso en mi actual situación toda clase de emociones fluyen a través de mí a quien sea que saque el tema a colación excepto a mis padres. Ellos nunca admitirán sus errores. Especialmente conmigo, el hijo del que nunca esperaron demasiado pese a mis muchos esfuerzos. Era como si ellos tuvieran dos coladeras por cabezas cuando se trataba de mí. Ellos dejarían pasar las cosas buenas y únicamente verían todo lo que estaba mal. Cada buena acción estaba olvidada para ellos. Estaban tan acostumbrados a culparme por todo que ahora se había vuelto cosa suya. Y por más que no quisiera admitirlo, sí los odiaba por ello. Quería salirme de esta familia desde que estaba en cuarto grado. Mi único boleto de ida es un título e incluso eso no se ve tan claro ahora. De alguna manera se las habían arreglado para bloquear cada salida a la vista. Era impresionante pero al mismo tiempo me daban ganas de matarlos.
Estar en casa, me hacía sentir como si el tiempo se detuviera. Es como estar en una caminadora por diecinueve años. Siempre yendo hacia delante creyendo que me dirigía a algún lugar pero en realidad siempre me encuentro donde empecé. Nunca avanzando, nunca progresando.
Lo cierto es, que soy listo. Sé que mucha gente se reiría de mí al decir eso por causa de mis elecciones o como me presento a mí mismo. Pero me conozco más de lo que nadie nunca lo hará. Y sí creo con total seguridad ser más listo que la mitad de la gente que conozco. Algunos de ustedes podrían estar pensando justo ahora, si fuera tan listo como digo que soy entonces por qué he estado haciendo algo tan estúpido como tener sexo con alguien que apenas conozco por dinero. La respuesta, y creo que la he mencionado antes, es simple. Curiosidad. Eso es lo que es. No hay necesidad de leer entre líneas. ¿Aún no lo captan? Déjenme ponerlo de este modo. Si un hombre, tan hermoso, tan rico, tan exitoso como Changmin, de repente apareciera en sus vidas y les ofreciera dinero solo para tener sexo con él, ¿qué habrían hecho? Algunos de ustedes podrían decir que lo pensarían cuidadosamente, las consecuencias, los pro…pero aún así, habrían dicho que sí, ¿cierto? Algunos de ustedes podrían incluso tener sexo con él gratis.
Me da mala espina eso de las pesadillas de Jae y que esten relacionadas con la aparicion de Changmin. Muchas gracias por la actualizacion
ResponderEliminarA no m digan q mine lo violo baja no creo nue no creo q pensr mucho esta súper bueno m gustooo
ResponderEliminarJoder hace tanto no lo leía y además los últimos capítulos son nuevos para mi y esta historia definitivamente me encanta! Sé por dónde va lo de JJ y su actuar pero tengo dudas del actuar de Shim, espero pronto se esclaresca! Gracias por seguir con la traducción! Esperaré por el siguiente capítulo! PD: Tienes razón JJ lo haría gratis xD
ResponderEliminar