KINGDOM TVXQ!

CLOSE 2U
Arualthings

Problema Hormonal - Capítulo Especial uno


Capítulo Especial Uno: YunJae



Seis de febrero, su cumpleaños. Por un año completo había esperado ese día y ahora que había llegado lo sentía insignificante ¿en donde estaba esa supuesta madurez que ganaba al cumplir los 17? No notaba ningún cambio sustancial, más bien era lo mismo que antes, así que “La casi mayoría de edad” no era más que patrañas y cosas que inventaban los adultos para que uno se hiciera ilusiones.

…se día no tenía nada de especial, nada, era igual que los últimos 20, 50 o 1893 días anteriores. Había soñado los ultimo seis meses que al cumplir esa edad haría una gran fiesta con todos sus amigos, que la pasaría en grande con su familia y que le regalarían muchas, muchas cosas… pero no. Seis de febrero de 2003 y estaba solo a cientos de kilómetros de su casa, con uno que otro amigo que estaba igual o más alejado de su familia que él, sin comodidades, sin tratos especiales y practicando hasta deshidratarse.


– Hemos terminado por hoy, gracias por el buen trabajo. – Dijo el profesor de danza, poniendo stop a la radio que sonaba en el salón numero tres de practicas de la SM Entertainment.

– ¡Gracias por el buen trabajo! – Respondieron los veinte jóvenes que estaban ahí, entre ellos Jung YunHo, el cumpleañero. Los adolescentes comenzaron a recoger sus cosas, ya se podían ir a duchar para luego descansar.

– Disculpe… – Se escuchó el dulce llamado de un fino joven desde la puerta, el profesor se volteó y encontró a dos personas paradas ahí. – ¿terminó ya la clase? ¿podemos pasar a saludar a alguien?

– Claro, pasen.

– Gracias. – Los dos jóvenes atravesaron el salón, cargados de globos y serpentinas que llamaron la atención de todos. YunHo se volteó, confundido por el bullicio de sus compañeros de práctica y lo que encontró fue a dos de sus mejores amigos sonriéndole de oreja a oreja, con un pequeño pastelillo con una sola vela entre las manos del más bajo de los tres.

– ¿Pero qué…?

– ¡Feliz cumpleaños! – Le gritaron a coro, y comenzaron a cantar la típica canción que era la protagonista de esa tipo de celebraciones.


Para el segundo verso las voces se multiplicaron y en cuanto se dio cuenta ya no eran dos los que cantaban, sino más de veinte, porque todo el salón se había puesto a cantar también. No pudo aguantar las lágrimas, no se esperaba eso, pensaba más bien que lo iban a olvidar por completo, si ya incluso se estaba imaginando su panorama para esa noche: llegar a la habitación que compartía con JaeJoong y acostarse, ya que después del cumpleaños de JaeJoong, unos días antes, se les había acabado el dinero para la comida y no tenían nada que cenar.


– Chicos… – Apenas pudo pronunciar, las lágrimas y los sollozos que soltaba no lo dejaban hablar con claridad. Una tanda de abrazos y buenos deseos lo rodearon, todos lo querían saludar, todos le querían decir “Feliz cumpleaños”, todos querían hacerse presentes en ese día que para Jung YunHo comenzaba a tener sentido.

– ¡Hermanito, es tu cumpleaños! No tienes que llorar. – Le dijo esa persona de contextura fina, que sostenía entre sus manos el pequeño pastelillo con la vela aún encendida. – Vamos, pide tus deseos y apaga la vela, mira que se va a derretir y vas a tener que comer cera.

– HeeChul… yo… no esperaba que hicieran esto… – Secó sus lágrimas con el dorso de su mano, mientras todos sus compañeros de practicas lo rodeaban, esperando a que apagara esa pequeña vela que se mostraba orgullosa y erguida en medio del pastelillo.

– ¿Tú estás loco? ¿Cómo no iba a hacer nada para tu cumpleaños? Vamos, apaga la vela o me voy a quemar.

– Si, ya la apago. – En su mente recitó esos deseos que generalmente repetía en todos sus cumpleaños. Uno: llegar a ser algún día, y esperaba que muy pronto, una gran estrella que muchos admiraran y quisieran. Dos: tener en un futuro una gran familia, con muchos, muchos hijos para jugar con todos ellos. Y tres: a ellos que tenía enfrente, sus amigos, los que esperaba tener cerca por mucho tiempo más. Sopló, apagando esa vela que a cada segundo se hacía más pequeña y los aplausos no se hicieron esperar, todos celebraban junto con él. – Gracias, chicos… en verdad no era necesario. – Lentamente sus compañeros de prácticas comenzaron a dispersarse, luego de soplar las velas la novedad del cumpleaños había pasado.

– ¿Necesario? ¡Era esencial! De prioridad nacional, por dios, YunHin. – Le respondió el estrambótico HeeChul, haciendo gala de su estrafalaria forma de ser.

– ¡YunHo, felices 17! – Saltó de repente el segundo de sus amigos, llenándolo de serpentinas y papeles de colores. El joven abrazó a su vecino de pueblo y lo despeinó un poco, haciendo que los pequeños trocitos de papel saltaran en todas direcciones.

– Gracias DongHae.

– De nada. A todo esto, tú mamá me llamó hace unos días y me envió esto, me pidió que te lo entregara hoy… – Le dio un sobre blanco con la leyenda “Felicidades, hijo” en el dorso. Sonrió nostálgico, su mamá nunca lo olvidaría y seguramente lo del sobre había sido idea de su padre. – Quiere que lo utilices bien ¿entendido? Nada de hacer estupideces por ahí.

– ¿Qué es? – Preguntó, moviendo un par de veces el sobre, a su parecer era papel y más papel, puede que fuese una carta de su hermanita y sería genial que también fuese dinero.

– Creo que es dinero o condones, no estoy seguro. – Le comentó DongHae, despreocupado.

– ¿Crees que mi mamá me enviaría condones?

– Yo qué sé, es tu mamá, no la mía. – Alzó sus manos, como desentendiéndose de la situación y luego las volvió a dejar abajo, dentro de sus bolsillo. – Pero si fuese ella te los enviaría, ahora que eres casi mayor de edad puedes ir a meterte por cualquier lado.

– DongHae… – Le iba a reclamar su actitud tan despreocupada y algo ofensiva en pro de su madre, pero su vecino lo interrumpió.

– Nada de DongHae, además, puede que no sea tu mamá, pero también pensé en ti, así que te tengo esto. – Divertido le entregó una caja pequeña con un moño mal hecho. . La caja era apenas más grande que una cajetilla de cigarros, pero con vistosos colores y estaba, además, adornada con muchas frutas. En letras gruesas y grandes estaba escrito “Con sabor a frutas tropicales” y más abajo, con letras más pequeñas decía “Ahora con más lubricante”

– Preservativos… – Abrió más de lo normal sus ojos rasgados, paseándolos repetidas veces por la colorida caja. – ¿Con sabor a frutas?

– Si, no tenía idea que existieran. – Dijo DongHae con simpleza. – Pero cuando fui a comprarlos me llamaron la atención y el farmacéutico me recomendó los de frutas tropicales.

– ¿Para que me regalas ‘esto’? – Levantó la caja, dejándola, eso sí, a una altura discreta, y se la puso muy cerca de la cara al otro. – Ni siquiera tengo novia.

– No es necesario tener novia para usarlos, además combinan con el regalo que te tiene HeeChul.

– ¿Más regalos? – Preguntó ilusionado, los regalos siempre le habían gustado mucho, si casi era como un niño en navidad cuando tenía uno en las manos. – Espera… – Hizo una pausa en lo que iba a decir cuando cayó en cuanta de ese pequeño detalle. – ¿Combinan?

– Obvio, ya se me estaba olvidando. Toma DongHae, no estás haciendo nada útil. – HeeChul le entregó el pastelillo y los globos a DongHae, quien tomó todo como pudo. Entre tanto el delgado HeeChul sacó de su bolsillo una pequeña cajita, como las de los anillos, y se la ofreció al cumpleañero. – Esto es para ti, hermanito.

– ¿Qué es? – Confundido miró la cajita de terciopelo negro, sin atreverse a abrirla de inmediato. A su parecer, y al parecer de cualquiera, eso era una caja para anillos de compromiso o matrimonio. – ¿Un anillo?

– No, es un regalo. – Le aclaró HeeChul.

– ¿Pero que tipo de regalo? – Volvió a analizar la cajita, buscando inútilmente algún dispositivo de donde saltara tinta negra o algo asqueroso… pero se veía como una caja normal. – ¿me vas a pedir matrimonio? – Preguntó cuando ya no supo que más pensar. Si su amigo le decía que sí… posiblemente saldría corriendo a esconderse bajo una piedra.

– No, nada que ver. – Le hizo saber HeeChul, haciendo que un extraño alivio se alojara en su pecho. Kim Heechul era capaz de más cosas de las que él era conciente, por tal razón que le pidiera matrimonio no era una posibilidad tan alejada de la realidad. – Es del tipo de regalos que combina con el regalo de DongHae.

– Creo que no lo quiero abrir. – Intentó devolverle la caja a su amigo, quien se negó rotundamente a recibirla de vuelta.

– ¿Perdón? ¿Rechazas mi regalo? – Le dio un golpe en el hombro al cumpleañero, notablemente ofendido. – Ábrelo y más tarde modélalo para nosotros.

– Bien… – Suspiró profundamente y se dispuso a abrir la cajita. Estaba preparado para todo, incluso para ese anillo de compromiso que su estrafalario amigo le había dicho que no existía, pero lo que encontró… era peor que la reina del drama Kim HeeChul pidiéndole matrimonio. – ¿Una… tanga atigrada? – Sacó por completo de la cajita el conjunto de finas tiras y piel sintética. Era diminuta, con razón cabía dentro de la cajita para anillos.

– Si ¿no es una maravilla? – Preguntó HeeChul con ilusión, quitándole de las manos la tanga al cumpleañero y estirándola, para así mostrarla en todo su esplendor. – Me demoré tres días en dar con ella y al final la encontré en una sex shop ultra top que está cerca de mi estilista. – Le devolvió la tanga.

– Lo siento, pero… – intentó meter la tanga de nuevo a la cajita y al darse cuenta de que no podía, ya que repentinamente estaba nervioso, intentó devolverle las cosas así no más a su amigo. – No puedo usar algo así.

– Si puedes. – Se hizo el loco cuando su hermano platónico intentó devolverle su mega genial regalo y se llevó las manos a la cintura. – Se te verá genial y la tienes que usar si o si esta noche, cuando salgamos a celebrar.

– ¿Vamos a salir? – Preguntó YunHo con ilusión. Hacía mucho tiempo ya que no salía divertirse con sus amigos.

– Por supuesto que si ¿Qué creías?

– Pero es miércoles. – Les hizo notar DongHae y al instante el ánimo de YunHo bajó. …l quería salir…

– ¿Y? revisé tu horario, el de YunHin y el mío. Ninguno tiene clases por la mañana.

– ¿Y mi horario qué? – Los tres chicos se voltearon, mirando como el recién llegado se adentraba en el salón a paso seguro, hasta ubicarse frente a HeeChul, quien lo miraba con cara de pocos amigos. – Te pedí que me esperaras.

– Ay, me había olvidado de ti, roba hermanos. – Le contestó HeeChul, acomodando sus delicados dedos en su cintura de avispa.

– ¿JaeJoong? – Preguntó YunHo, sorprendido por la llegada de su compañero de cuarto a su sala de ensayos. Tenían clases distintas ¿Qué se supone que hacía ahí?

– ¿Te sorprende? – Le preguntó al cumpleañero, sonriéndole con ternura.

– Pensé que estarías ya en nuestra habitación… – Le hizo notar, ya que los miércoles JaeJoong salía más temprano de clases y, cuando se podía y había dinero, lo esperaba con la cena lista.

– Pues ahí estaba, esperándote con una cena especial, pero luego me llamó HeeChul diciéndome que te iban a hacer una sorpresa acá.

– ¿Cena especial? – Preguntó con ilusión ¡Tenía tanta hambre!

– Por supuesto, ahorré por semanas para poder comprarlo todo, si incluso lo de no cenar hace dos días lo hice para que comieras ahora con ganas.

– ¿Nos dejaste sin comer por eso? – Le preguntó, incrédulo. él ya pensaba que le iba a salir una ulcera por la gastritis que tenía y JaeJoong le salía con eso. – Pensé que era porque no había comida.

– En realidad también fue por eso, pero no quería gastar el dinero antes de tiempo para comprar más.

– ¿Gracias? – No sabía si agradecerle el gesto o más bien recriminarle el no haber gastado el dinero antes, pero ya daba igual.

– Nada que agradecer, todos sea por tu cumpleaños, además hiciste lo mismo por mí hace unos días. – cierto, ya casi lo había olvidado. JaeJoong cumplía años apenas 10 días antes y él se había esforzado mucho para hacerle una sorpresa para dicha ocasión.

– No sé que haría sin ustedes… – Repentinamente sintió mucha nostalgia y sólo deseaba abrazar a ese trío que tenía enfrente. ¿Qué habría sido de él sin ellos ese día? Posiblemente estaría ya tirado en su cama, tratando de dormir mientras su estómago le reclamaba los tres días que llevaba sin comer con decencia.

– Seguramente te aburrirías mucho, hermanito. – Le comentó HeeChul, guiñándole un ojo con coquetería. – No hay nada como yo para darle sabor a tu vida.

– Muchas gracias por todo esto, chicos, es más de lo que merezco. – Agradeció YunHo, mirando los globos, los regalos que eran muy extraños, las serpentinas, el pastelillo que aún estaba en las manos de DongHae y a esos tres que eran su sustento.

– No te pongas humilde, sabes que mereces esto y más. – Le dijo JaeJoong, pasando una de sus manos por sus hombros. – Ahora vamos a cenar, me esclavicé en esa cocinilla malvada por tres horas para preparar una cena rica para todos.

– ¿También estamos invitados? – Preguntó DongHae, con tono esperanzado. Hacía mucho tiempo que no probaba comida cacera.

– Por supuesto que si. – Le respondió JaeJoong, abrazando con más fuerza al cumpleañero. – Todas las personas importantes para YunHo tienen que estar con él hoy.

– ¿Quién más va a estar? – Consultó HeeChul, mirándose detenidamente las uñas.

– Pues nosotros cuatro solamente, YeSung, KangIn y LeeTeuk tienen práctica hasta tarde y mañana a primera hora tienen que ir al gimnasio, así que no pueden ir, pero dijeron que mañana le irían a cantar feliz cumpleaños a YunHo.

– ¿Y no que íbamos a salir? – Indagó YunHo. El quería salir a divertirse por ahí, no importaba dónde.

– Después de cenar nos vamos al club que está a unas siete calles de nuestra habitación, ese que está casi llegando a la estación del metro, a la vuelta de la florecía y en frente de la tienda de comida… – Le contestó JaeJoong, haciendo un dibujo con las manos de la dirección en que se encontraba dicho establecimiento en relación a su habitación.

– Oh… – Musitó YunHo tras entender a medias la explicación de su compañero de cuarto. Lo cierto era que no tenía idea que lugar se refería, pero ya lo solucionaría luego. – ¿Vamos a comer ya? Muero de hambre.

– Ve a bañarte primero, cochino, estás todo sudado y no hueles precisamente a rosas. – Comentó HeeChul, apretando la redonda punta de su nariz.

– OK, me voy a bañar y nos vamos.


Después de una buena ducha, los cuatro avanzaron por los pasillos de la disquera, llamando la atención de todos por las serpentinas y los globos que cargaba el cumpleañero. Una que otra persona se acercó a saludarlo, obviamente adivinando que era su cumpleaños por la cantidad de cosas que traía encima. Cuando estaban ya en la recepción un grito llamó su atención, volteó cuando escuchó su nombre y se encontró con que, por el pasillo, venía corriendo a toda velocidad otro de sus amigos, uno que consideraba muy especial por toda la ayuda que le había ofrecido cuando más mal estaba.


– ¿JunSu? – Preguntó, cuando su amigo estuvo frente a él, jadeando por el cansancio.

– Por fin te encuentro… salí tarde de mi práctica y cuando fui a tu salón… ah, espera… – Apoyó ambas manos en sus muslos y se inclinó un poco hacía adelante, recuperando el aliento tras la carrera que había hecho para alcanzar a su amigo. – Cuando fui a tu salón no estabas y tu profesor me dijo que ya te habías ido con tus amigos… – Dijo cuando sintió que tenía suficiente aire en los pulmones para hablar.

– ¿Para que me buscabas? – Le consultó YunHo, curioso. Viniendo de JunSu se podía esperar absolutamente cualquier cosa.

– ¿Qué pregunta es esa? ¡Para decirte feliz cumpleaños, obvio! – JunSu se lanzó sobre YunHo, abrazándolo con fuerza. El cumpleañero correspondió el abrazo, deslizando sus manos hasta dejarlas en la cintura del otro. Entre el hambre, el cumpleaños, la sorpresa, los preservativos y la tanga… pues… como que se le había olvidado JunSu.

– Gracias, JunSu. – Lentamente deshizo el abrazo, conservando esa sonrisa de oreja a oreja que ponía cada vez que veía a ese ruidoso personaje.

– Todavía no me lo agradezcas… – JunSu miró en todas direcciones, buscando algo con la vista. – ¿Dónde está ChangMin…? – Buscó a esa persona un poco más. – ¿ChangMin? – Desde el pasillo un jovencito de catorce años se asomaba por la esquina de la pared. Su rostro se mantenía bajo y alternaba su mirada entre el suelo y las personas que estaban más adelante. – Oh, ahí estás, no seas tímido y acércate. – Le hizo un par de señas con la mano, indicándole que se acercara hasta el grupo. ChangMin se aproximó con pasos torpes y rápidos, hasta terminar situado a medio metro del grupo.

– Hola hyungs… – Saludó con timidez y luego acortó la distancia que lo separaba del cumpleañero al estirar sus brazos, dejando frente a la cara de YunHo una caja de veinte por veinte, cuidadosamente envuelta en papel plateado. – Felicidades por tu cumpleaños, hyung… – Dijo en un tono apenas audible, cosa que YunHo encontró por demás tierna.

– ¿Y esto? – Preguntó, tomando el regalo que le ofrecía ese pequeño con tanto esfuerzo.

– Con ChangMin le dimos la vuelta completa a la SM, hablamos con milchorrocientas persona y ahora debemos como 10 favores… – Comenzó a explicar JunSu, pasando uno de sus brazos por los hombros del menor del grupo, quien jugaba nervioso con sus manos y no despegaba la vista del suelo. – Pero logramos conseguir todo esto para ti. – Apuntó orgulloso la caja que YunHo sostenía y no se atrevía a abrir todavía.

– ¿Qué es? – YunHo movió el paquete suavemente junto a su oreja, cada vez más curioso al no poder descubrir de que se trataba con el simple sonido que hacía.

– Ábrelo, sé que te va a gustar. – Le recomendó JunSu, mientras todos esperaban a que el cumpleañero abriera de una vez por todas ese paquete tan bonito.

– Es… – Le sacó la tapa a la caja y metió la mano dentro, sacando del interior la primera de las muchas cosas que había dentro. – ¡La discografía de ShinHwa! – Dijo sorprendido al darse cuenta de lo que tenía en la mano y lo que estaba aún dentro de la caja.

– Si, completa y firmada. – especificó JunSu, orgulloso por ese despampanante regalo que había dado.

– ¿Firmada? – Revisó el disco que tenía en la mano y ahí estaban, esas cinco firmas, al igual que en el resto de los discos dentro de la caja. – ¿Cómo lo hicieron? ¿a quién sobornaron, mataron, violaron…?

– A nadie, pero… fue difícil y todo, los miembros de ShinHwa nos la dieron para ti.

– ¡Oh, son geniales! – Miraba una y otra vez los discos en la caja, sin dar crédito a lo que veía. Debía estar soñando. – ¡Gracias! Esto no puede ser más perfecto. Gracias por todo JunSu… – Estiró los brazos para tener entre ellos a JunSu nuevamente, pero este le hizo el quite, poniendo a ChangMin delante de él.

– Fue idea de ChangMin, a mí no me lo agradezcas. – YunHo bajó los brazos, consternado, mientras la cara de ChangMin se comenzaba a poner lentamente de color rojo. – Su linda cara convenció a JunJin hyung para que nos regalaran copias de todos sus discos, creo también que influyó el que ChangMin se refiriese a ti como “JunJin Junior.”

– ¿ChangMin? ¿Fue tu idea? – El menor asintió nervioso. YunHo se sintió muy conmovido por eso, si ya sentía que se iba a poner a llorar otra vez. – Pero… apenas si nos hablamos y yo…

– Yo creo que le gustas, YunHo. – Dijo DongHae en tono de broma, haciendo notar su presencia que hasta el momento había sido olvidada.

– ¡Eso no es cierto, hyung! – Explotó ChangMin de repente, rojo hasta las orejas, para luego sentirse muy cohibido. – No le creas… yo… yo te admiro mucho por tu trabajo con Dana noona, nada más…

– DongHae, no seas así con él. – YunHo le dio un golpe en el hombro a su vecino. No era necesario que avergonzara al pequeño. – Tranquilo y muchas gracias, ChangMin. – Puso sus manos sobre los hombros del más joven, obligándolo a mirarlo a los ojos. – No sabes lo mucho que agradezco esto, sobre todo viniendo de ti. No nos conocemos bien, pero quiero que desde ahora en adelante tengas la confianza para pedirme hasta la última sandez que se te pase por la cabeza ¿OK? – Lo soltó, para luego ofrecerle una mano. – ¿somos amigos?

– Si, hyung… – Con una sonrisa estrechó la mano que le ofrecían. – Amigos…

– Uy… que ternura más grande… – De la nada el estrafalario HeeChul abrazó a ChangMin, apretujándolo contra su pecho, quien por la sorpresa se quedó petrificado, mientras sus mejillas se prendían en todos los colores posibles. – Yo también quiero uno de estos para mí, YunHin. Regálame uno ¿si?

– No lo acoses, HeeChul, mira como lo tienes. – Le hizo notar JaeJoong, tratando que quitarle al niño de sus caprichosas manos de diva.

– Ay, pero si parece un lindo tomatito. – Recalcó HeeChul, jalando más fuerte el brazo de ChangMin, hasta quitárselo a JaeJoong por completo. Tras eso pasó su delgado brazo por sobre los hombros del menor, atrayéndolo contra si. ChangMin se quedó quieto, era mejor no hacer nada ¿y si se enojaba HeeChul hyung?

– ¿Y a dónde van ahora? – Consultó JunSu.

– Vamos a cenar a la habitación que compartimos con JaeJoong. – Respondió YunHo, mirando severo a HeeChul para que soltara al niño.

– ¿Quieren venir? – Ofreció JaeJoong, alegre. Le gustaba que sus amigos disfrutaran de lo que él cocinaba. – Hice mucha comida y sería genial que todos los amigos de YunHo estuvieran hoy.

– ¿En serio? ¡Claro, será genial! – JunSu parecía muy feliz y luego se volteó a mirar a ChangMin, que aun permanecía rojo entre los brazos de HeeChul. – ¿Qué dices, ChangMin?

– Yo… no sé hyung, sabes que le tengo que avisar a mis padres, ellos se molestan cuando no me voy directo a casa luego de las prácticas.

– ¿No los puedes llamar y pedirles permiso? Luego yo te voy a dejar a tu casa, me queda de paso.

– No sé, hyung… es que yo…

– ¿Quieres que yo hable con tus padres? – Consultó YunHo, esperanzado. – No me costaría nada hacerlo, en realidad sería un placer. Quiero que vengas a cenar con nosotros.

– ¿De-de… verdad? – La cara de ilusión de ChangMin era adorable, tanto que YunHo no pudo evitar el sonreír.

– ¡Por supuesto! Dame el número y ahora mismo llamamos.


Tras llamar a los padres de ChangMin, y prometer que estaría sano y salvo en su casa a las diez y media, los seis se encaminaron a la pequeña habitación que compartían YunHo y JaeJoong. Era un departamento diminuto, de sólo dos ambientes. Un lado estaba dispuesto como comedor y salta de estar, en donde estaba una mesa a ras de suelo rodeada de cojines, y en un roncón estaba la cocina, que consistía en un pequeño lavaplatos, una cocinilla y uno que otro utensilio de cocina. El segundo ambiente vendría a ser la única habitación del departamento, en donde había una cama de plaza y media y algo de ropa en una pequeña cómoda. La puerta que daba al baño estaba justo en una esquina.


– De verdad que no entiendo porque te mudaste para acá, YunHin, te podrías haber quedado en mi habitación, con YeSung y conmigo. – Alegó HeeChul, mirando todo a su alrededor con su delgada ceja derecha alzada. Estaba sentado en uno de los cojines de la sala/comedor, junto a él estaba YunHo, luego venía JunSu, ChangMin, JaeJoong y por ultimo DongHae para completar la circunferencia. Ya habían cenado y los platos sucios estaban en el fregadero, esperando a ser limpiados más tarde.

– Sabes porque me mudé, muchos chicos están llegando a la compañía últimamente y necesitaban ese espacio para otra persona. Aquí estoy cómodo, me agrada esta habitación. – Le respondió YunHo, mirando orgulloso los pequeños detalles que convertían ese departamento miniatura en su hogar, entre ellos la pared que tenía llena de fotos de él y JaeJoong, fotos que se habían sacado juntos durante sus años de trainers.

– Si a ti te parece bien. – El estrafalario se cruzó de brazos, ignorando lo feo que le parecía ese espacio. – A todo esto… ya casi se me olvidaba ¡YunHin, ve a probarte la tanga! – De su bolsillo sacó la cajita de terciopelo negro.

– ¿Tanga? – Preguntó JunSu, sin entender nada. – Pero eso es una caja de anillos.

– No, es una tanga. – Comentó DongHae con una expresión de suma diversión en la cara.

– No me la voy a poner. – Dijo YunHo a secas, tirándose hacia atrás, quedando apoyado en sus manos.

– Vamos, quedará como secreto entre nosotros ¿por mi, sí? – Pidió HeeChul, pestañeando varias veces de forma coqueta.

– ¿Por ti?

– Si, por mí y por Dongie y por JunSu y por ChangMinnie que es un amor… y por JaeJoong no, porque es feo.

– ¡Oye! – Alegó JaeJoong, sumamente ofendido.

– No me convence. – Oh no, Jung YunHo no iba a usar tanga, mucho menos para satisfacer la curiosidad y los caprichos de Kim HeeCHul.

– Vamos… úsala sólo hoy, bajo los pantalones que sea.

– No, HeeChul.

– Vamos, hyung, será divertido. – Intervino JunSu. La curiosidad le ganaba en ese tipo de casos y sobre todo… se quería reír de YunHo, la idea de verlo en tanga se le hacía muy divertida.

– ¿Te atreverías a ir por ahí con tanga, JunSu? – Le preguntó YunHo, receloso.

– No sé, nunca me he comprado una, así que no lo sabría hasta tener una en las manos, pero si las hacen para hombres ¿Por algo será, no?

– ¿Tú que harías, ChangMin?

– Yo… yo no sé, hyung… – El menor bajó la cabeza, avergonzado, nunca le había gustado ser en centro de atención. – Pero si no te sientes cómodo… no tienes porqué usarla… – Al final su voz era un mero susurro, pero YunHo aún así lo escuchó.

– ¿Ven? Alguien que tiene juicio en este lugar.

– Pero que aburridos son todos, trae acá, yo me la pongo. – JaeJoong le quitó la cajita aterciopelada a HeeChul y se puso de pie, dispuesto a ponerse la tanga de la discordia.

– Pues no te va a lucir nada con lo escuálido que estás. – JaeJoong le sacó la lengua mientras se levantaba, con tanga en mano, para ir a la habitación de al lado. HeeChul correspondió el gesto. JaeJoong no le caía mal, pero creería por siempre que era un vil roba hermanos platónicos.

– ¿JaeJoong? – Consultó YunHo cuando su compañero de cuarto llevaba ya un buen rato sin salir de la habitación. La puerta corrediza seguía cerrada y no parecía que se iba a abrir por un tiempo más. – ¿Cómo te quedó? – Preguntó, acercándose a la puerta con intenciones de correrla y entrar.

– Creo que bien… – Le respondió desde adentro. Tras medio minuto asomó la cabeza por un pequeño espacio que hizo al abrir la puerta. – Ve a sentarte allá YunHo… – le hizo una seña, indicándole una silla en donde tenían colgada algo de ropa. YunHo hizo caso, intrigado por el comportamiento de su compañero, y se fue a sentar en la silla. – ¿Por qué no cantan algo sexy? – Dijo al resto.

– ¿Algo sexy? – Consultó DongHae, mirando curioso a JaeJoong.

– ¿Qué piensas hacer? – Preguntó HeeChul, inquisitivo. Lo que planease hacer ese flacucho con su hermano no le agradaría… o tal vez si, ya lo vería después.

– Algo… tarareen alguna canción de esas viejas de negros…

– ¿Puede ser…? – Comenzó a decir ChangMin, pero al sentir las miradas de todos sobre él dejó de hablar. Lo cierto era que la timidez siempre le ganaba en esos casos.

– ¿Qué ibas a decir, ChangMin? – Lo motivó YunHo, ya a sabiendas que el menor de los seis era tímido y a veces necesitaba un empujoncito.

– “You Can Leave Your Hat On”, de Joe Cocker…

– ¿Cuál es esa?

– Chananá, chaná… chanananá, chaná… chanananá, chaná… nananananá… – A los pocos segundos todos se unieron a los tarareos de JunSu, quien lentamente comenzaba a hacer notar más su voz entre las cuatro que sonaban.


JaeJoong abrió un poco más la puerta y deslizó primero una pierna fuerza de la habitación, revelando así que no traía pantalones y obviamente no traía ya zapatillas ni calcetas. Luego sacó los brazos y los movió de forma rara, mostrando que no traía nada para arriba. A ese punto DongHae no se aguantaba la risa y estaba casi tirado de espaldas en el suelo, a JunSu poco le faltaba para imitarlo, así que los únicos que seguían cantando con fluidez eran ChangMin y HeeChul. YunHo permanecía sentado en la silla, esperando por ver que era esa locura que se le había ocurrido a JaeJoong, pero al ver lo que ya estaba haciendo fue casi obvio imaginarse el resto. Su compañero de cuarto bailaría en tanga para él…


– Baby take off your coat…real slow… – Comenzó a cantar ChangMin, con bastante potencia, mientras HeeChul hacía de fondo los “Chananá”. YunHo se distrajo por unos segundo con la voz del menor, que le pareció muy bonita y se dio cuanta de que el chico tenía potencial, esperaba que llegara lejos. Volvió al mundo real cuando las risas de DongHae y JunSu llenaron sus oídos, opacando así el canto de su nuevo dongseng.


Buscó con la mirada la razón por la que reían y dio de inmediato con el vientre desnudo de JaeJoong, que estaba a menos de medio metro de él. Un poco más abajo la pequeña y ajustada tanga no dejaba absolutamente nada a la imaginación, y las líneas negras y naranjas de la tela contrastaban con fuerza con su piel blanca. Alzó la vista y le sonrió a su amigo antes de ponerse a reír con fuerza, estaba completamente loco ¿Quién en su sano juicio le baila en tanga a otro hombre?


– Mira que te estoy haciendo un show, no te rías.

– Lo siento… – Trató de guardar la compostura para no hacer enojar a su amigo y compañero de cuarto, así que, para aguantarse la risa apretó con fuerza sus labios, mientras se divertía con el espectáculo que le ofrecía JaeJoong. …ste bailó un poco a su alrededor, dando vueltas en torno a la silla, deslizó sus manos blancas por sus hombros y pecho, y finalmente se detuvo frente a él, otra vez.

– No te muevas… – Le dijo al oído y sin ninguna vergüenza se sentó en su regazo, alzando las piernas para cualquier lado en una parodia de lo que se supone es sexy, sacándole más risas a DongHae y JunSu. HeeChul se puso a reír también, dejándole al completo la tarea de cantar a ChangMin, quien paulatinamente comenzó a bajar el volumen de su voz hasta hacerla un suave susurro. El que lo hubiesen dejado solo cantando no le hacía mucha gracia. – ¿y mi música?

– Mejor ve a vestirte. – Le recomendó YunHo, abrazándolo cariñosamente por la cadera, ya que de otra forma su pálido mejor amigo se iba a ir de bruces al suelo al tener la piernas alzadas por quien sabe dónde.

– ¿No te gustó mi espectáculo?

– Me encantó… – Le dijo con sinceridad, sonriendo como solía hacerlo para JaeJoong. – Pero, sin contar a HeeChul, todos somos menores de edad aquí, sobre todo esos dos. – Apunto a ChangMin y JunSu, de catorce y dieciséis años. – Así que ve a vestirte.

– Bien… – Bajó las piernas con cuidado y se puso de pie, le dio una última mirada de falsa sensualidad al cumpleañero y se encaminó a su habitación para vestirse. Hacía frío y andar en tanga no era muy buena idea en invierno. – No se lo cuenten a nadie ¿OK? – Pidió antes de entrar a la habitación.

– Ve a vestirte mejor, no quiero ver tu desabrido cuerpo opacar mi vista. – Le recomendó/recriminó HeeChul, no queriendo ver a ese escuálido por mas tiempo con tan poca ropa.

– ¿Qué te crees? – Dijo ofendido JaeJoong, ya se le iba a acabar la paciencia con ese… ese… ¿HeeChul? ¿había otra forma de insultarlo que no implicase usar su propio nombre?

– Hyung… ya van a ser las diez y tenemos que ir a encaminar a ChangMin. – Le recordó DongHae, tratando de cortar la posible discusión que podrían tener HeeChul y JaeJoong. No era seguro para nadie que esos dos se llegasen a pelear.

– Oh, verdad, ya casi lo olvidaba. – Se dio la vuelta para entrar de una vez a vestirse.

– JaeJoong… – Lo llamó YunHo, con una sonrisa divertida en la cara.

– ¿Qué quieres?

– Ahorraremos dinero para que vayas a un solarium, estás todo blanco. – Apuntó divertido el trasero pálido de su amigo, que destacaba de forma impresionante al estar enmarcado por las tiras negras de la tanga. Además de ese detalle absurdo del triangulito diminuto de piel falsa que quedaba justo en el termino de su espalda.

– ¡OYE! ¡No me mires! – Corrió a esconderse, cubriéndose la retaguardia con ambas manos. Se creo un pequeño silencio después de la jocosa huida de JaeJoong, hasta que YunHo se sentó junto a ChangMin en el círculo. Tenía curiosidad por ese pequeño.

– ¿Lo pasaste bien?

– Si, gracias por invitarme… – ChangMin hizo un gran esfuerzo por mirar a su hyung a la cara, por raro que pareciese se sentía cómodo con su hyung, pese a que la mayor parte del tiempo este parecía enojado, más ese día se dio cuenta de que no era así. – La cena estuvo muy rica… hyung cocina muy bien.

– ¡Sí, es la mejor comida que he probado! – Dijo muy alegra JunSu, contento por las exquisiteces que habían formado parte de su cena.

– ¡Estoy completamente de acuerdo! JaeJoong es un estupendo cocinero. – Corroboró DongHae, echándose sobre la mesita que hacía de comedor.

– Lo sé, si fuese mujer me casaría con él para que me cocinara siempre. – Dijo YunHo, alegre porque todos parecían haber disfrutado del regalo que le había hecho su mejor amigo.

– ¡Ajá! – Saltó de repente HeeChul, apuntando a YunHo de forma acusadora. – Hasta que por fin lo aceptaste ¡Te gusta el flacucho desabrido ese!

– ¡No soy un flacucho desabrido! – Gritó JaeJoong desde la habitación.

– ¡Cállate, estoy hablando con YunHin, no contigo!

– No me gusta JaeJoong, ya lo hemos hablado. – Le recriminó YunHo, repentinamente serio. DongHae, JunSu y ChangMin se mantuvieron en silencio, no queriendo meterse en medio de esa discusión.

– ¿Entonces por qué te viniste a enclaustrar a este cuartucho con él para vivir en el concubinato?

– ¿Vivir en el concubinato? – ¿No que eso era vivir a costas de una persona y pagarle con sexo? – HeeChul… ya te lo dije, es más cómodo para mí.

– Si, ¡más cómodo para acostarte con él todos los días! ¡Eres un pecador!

– Ya, HeeChul…

– Hyung… tú y JaeJoong hyung… ¿son novios? – Se atrevió a preguntar ChangMin. Estaba ya demasiado confundido con toda esa conversación y que sus hyung fuesen novios era la única respuesta lógica para todo ese embrollo.

– Por supuesto que no, ChangMin. Ignora todo lo que diga HeeChul, él está enojado aún porque me vine a vivir aquí con JaeJoong, en vez de quedarme en el internado de la SM con él.

– Pero el internado de la SM es más cómodo. – Comentó JunSu.

– Lo sé, pero aquí me siento mejor. Con JaeJoong me entiendo muy bien y así pagamos la renta entre los dos. Es divertido vivir con él.

– Si, divertido que te baile en tanga todos los días. – Interrumpió HeeChul, cruzándose de brazos. Estaba indignado, ese flacucho desabrido y afeminado le estaba robando al hermano y seguramente se lo violaba a diario.

– Ya HeeChul, no sé cual es ese afán tuyo de involucrarme sentimentalmente con JaeJoong, sabes que no me gusta. Además, si existiese la mínima posibilidad de que llegásemos a ser novios, a ti no te tendría porqué importar.

– Por supuesto que me importaría, ese flacucho degenerado estaría profanando el sagrado cuerpecito de mi hermanito.

– HeeChul… como que ya es hora de que te hagas a la idea de que estoy grande y me puedo cuidar solo, y si me quiero acostar con un hombre, pues ¿cosa mía, no?

– ¡Ajá! ¡Lo volviste a hacer! ¡Aceptaste ahora que te has acostado con él!

– ¡Ya para!

– No hasta que aceptes que te mueres por ese.

– HeeChul… él no me gusta y si sigues insistiendo con el tema me voy a enojar ¿sabes lo que pasa cuando me enojo?

– Lo sé ¿sabes tú lo que pasa cuando YO me enojo?

– HeeChul, no…

– ¡Me voy! ¡Vamos DongHae! – El estrafalario se puso de pie, tironeando a DongHae y obligándolo a ponerse de pie también.

– Pero hyung… – Intentó reclamar DongHae, sin embargo… contra la diva nadie puede.

– ¡Dije que vamos! – Y sin más HeeChul se fue, arrastrando al pobre DongHae con él. La puerta de entrada se tambaleó con el portazo de dio el único mayor de edad del grupo, y los tres que se quedaron en la sala permanecieron en silencio por un rato, hasta que el tímido ChangMin se atrevió a hablar. Se sentía en extremo culpable por todo.

– Hyung… yo lo siento, esto es culpa mía…

– ¿Culpa tuya? – Consultó YunHo. – Nada que ver.

– Pero hyung, si yo no hubiese comentado eso de la comida de JaeJoong hyung… tú no…

– Shh… HeeChul es así, mañana ya no estará enojado ¿OK? Tú no tienes culpa de nada. – Le hizo saber al menor, acariciando su cabeza y despeinándolo un poco. ChangMin correspondió el gesto con una sonrisa tímida.

– Ya estoy listo… – JaeJoong salió de la habitación, completamente vestido y con un par de chaquetas en la mano. – ¿Se fue HeeChul?

– Si, ya sabes… le dio una de sus crisis de diva. – Le explicó YunHo, poniéndose de pie y recibiendo la chaqueta que le ofrecía su compañero.

– Oh… – Le restó importancia y sonriendo le habló a sus amigos. – ¿Vamos a encaminar a Minnie?

– ¿Minnie? – Preguntó ChangMin. …l era el único que tenía un nombre con Min, así que… ¿se refería a él?

– Si, ¿no te puedo decir así? ¿te molesta?

– No, no me molesta, hyung…

– Que bien… toma, ponte esta chaqueta. – JaeJoong le entregó su chaqueta al menor, sintiendo que debía protegerlo. El chiquillo era adorable y no quería que se enfermara, mucho menos después de escuchar la gran voz que tenía. – No quiero que te resfríes, aún es invierno y hace mucho frío.

– Gracias hyung. – Le hizo caso al mayor y se puso la chaqueta, la cual le quedaba un poco larga de brazos. Sólo esperaba dar ese estirón que tanto le había prometido su madre que tendría a los quince, no quería seguir siendo así de bajo.

– JunSu, toma tú mi chaqueta. – Dijo YunHo, ofreciéndole su chaqueta al olvidado JunSu, quien había permanecido en silencio gran parte de la noche. Lo cierto es que lo había hecho a propósito. Conocía a ChangMin mejor que nadie en esa habitación y si él se ponía a hablar iba a intimidar al menor y no haría nunca amigos.

– Gracias YunHo, no es necesario. – Intentó devolverle la chaqueta al cumpleañero, pero este lo miró severo.

– Póntela.

– Bien… me la pongo.


Encaminaron a los dos menores, acercándolos varias cuadras a su destino, hasta que JunSu les indicó que desde ahí se podían ir solos. YunHo y JaeJoong caminaron lentamente de regreso, aún era un poco temprano para irse de parranda por ahí, así que se tomaron todo el tiempo del mundo antes de caminar al tan afamado club del que JaeJoong no había parado de hablar. Cerca de las 11:30 estaban ya a menos de dos cuadras del establecimiento.


– Que bien, por fin saldremos… – Comentó YunHo, estirándose un poco. – Buscaré a una chica linda y la invitaré a bailar.

– Eh… – JaeJoong dejó de caminar, quedándose parado en mitad de la calle. YunHo se detuvo al ver la acción del otro. – Creo que eso va a ser un poco difícil, YunHo.

– ¿Por qué? ¿crees que no querrán bailar conmigo? Ni que fuese feo.

– No es eso, si querrán, créeme que si querrán, pero… – ¿cómo se lo decía? – El club al que vamos… eh… – Eran sólo cuatro palabras, nada más, podía decirlas. – Es un club gay. – Listo.

– ¿Por qué vamos a ir a un club gay? – El tono receloso de YunHo demostraba que eso de “Es un club gay” no le había sonado bien.

– ¿Por qué me dejan entrar a pesar de ser menor de edad y además gratis?

– ¿Gratis? – Miró de forma acusadora a su amigo, eso de gratis estaba demasiado raro. – ¿con quien te acostaste para entrar gratis a un club gay?

– No me acosté con nadie, el dueño me deja entrar porque trabajé algunos fines de semanas ahí para juntar dinero, y atraje muchos clientes nuevos.

– ¿De que trabajaste? ¿de desnudista?

– Trabajé de barman. – Contentó serio, no le agradaba para nada que YunHo lo acusara de cosas que no eran.

– A mí se me hace que te acostaste con el dueño… eres un vendido.

– Ni que fuese prostituto…


Al llegar al club JaeJoong saludó a los guardias, quienes lo reconocieron al instante y lo dejaron pasar sin problemas al establecimiento. Tras él iba muy pegado YunHo mirando a cada una de las personas que había en ese lugar. O eran hombres mal vestidos de mujer, mujeres que parecían hombres afeminados o eran cosas que no alcanzaba a definir bien. Antes de internarse entre la gente y el bullicio JaeJoong lo detuvo, mirándolo muy serio. Lo arrastró hasta un rincón más o menos tranquilo y lo tomó por los hombros.


– Quiero que tengas un poco de cuidado aquí, te puede acosar algún tipo y posiblemente al entrar a la pista de baile te agarren algo y no va a ser agradable, créeme. Ten cuidado también con los rincones oscuros, no querrás ver nada que te pueda traumar… – YunHo lo quedó mirando por unos segundos con los ojos bien abiertos. Tenía que estar bromeando, pero luego vio pasar por detrás de JaeJoong a una pareja de… ¿se supone que eran hombres? Lo que fuesen, besarse apasionadamente.

– Este lugar me está asustando… – Dijo, desviando la mirada de la extraña escena que estuvo mirando. – No sé si la gente es hombre, mujer o alguna combinación de los dos.

– La gran mayoría son lo tercero. – Dijo con voz calmada.

– ¿Me repites porque tuvimos que venir aquí precisamente?

– Porque me dejan entrar gratis y, al estar conmigo, a ti también.

– No me parece suficiente motivo.

– Vamos, mientras digas que tienes pareja o alguna enfermedad de transmisión sexual nadie te va a hacer nada.

– ¿Pareja? – Preguntó algo incómodo… algo planeaba JaeJoong.

– Si… – Repentinamente le tomó las manos al cumpleañero y lo dejó acorralado contra una pared. YunHo se quedó estático en su lugar ¿Qué cosas estarían pasando por la cabeza loca de su amigo? – YunHo… ¿no te gustaría mi pareja de mentiras?

– ¿Me estás pidiendo que sea tu novio? – Preguntó incrédulo. Todo ese día se había convertido en una locura. Primero HeeChul y DongHae regalándole cosas netamente dirigidas al ámbito sexual, JaeJoong bailándole en tanga, luego esa discusión con HeeChul por la supuesta vida de concubinato que llevaba con JaeJoong y ahora… ¿era novio de mentiras de su mejor amigo? Sin dudas ese cumpleaños no lo olvidaría nunca.

– Será sólo por esta noche y aprovecha. – Soltó una de sus manos y le dio la espalda. – Nunca vas a tener una pareja tan hermosa como yo. – Giró un poco la cabeza y le regaló una sonrisa coqueta a su amigo antes de arrastrarlo a la pista de baile.


Manos iban, manos venían y Jung YunHo estaba a punto de ganarse un trauma con tantos agarrones que le estaban dando, además de que el último tipo parecía que le había querido arrancar un testículo o algo así, porque con ese agarrón que le dio… ¡Uf!

Frente a él JaeJoong bailaba tranquilo, pausado, se tomaba todo el tiempote mundo para hacer un movimiento, pero aún así se divertía. Muy astutamente se había puesto de espaldas a una pareja de lesbianas, así que no tenía nada que pudiese llamar la atención. De repente las luces apuntaron al pequeño escenario que había a unos metros de ellos, se subió un hombre maduro; de unos treinta años, bien parecido, con buena ropa; pero algo tenía que lo hacía parecer gay. Se presentó como Cho KyeongHo, dueño del establecimiento, anunció que se realizaría un concurso de baile y que los interesados se ubicaran en medio de la pista.


– Vamos, será divertido. – Dijo YunHo, tironeando a JaeJoong hasta el centro de la pista, donde las personas comenzaban a hacer un círculo alrededor de los que se atrevían a bailar.

– No sé, con la ridícula tanga que estoy usando no sé si pueda bailar a gusto.

– ¿Aún andas con la tanga? – Preguntó incrédulo ¿no que se la había sacado cuando se vistió?

– Si… – Confesó JaeJoong avergonzado, bajando la mirada. – Me pareció cómoda cuando me estaba vistiendo y se me ven bien los pantalones… pero no sé si pueda bailar bien así…

– JaeJoong… – Rogó. …l quería bailar y ganar ese concurso ¡Sería el broche de oro perfecto para su cumpleaños!

– Bien, bailaré, pero no prometo nada.

– Prométeme que harás tu mejor esfuerzo.

– Lo prometo… – Se dejó llevar por su mejor amigo hasta el centro del círculo y se pusieron a bailar. Rápidamente la gente se empezó a emocionar por los audaces pasos de YunHo, mientras JaeJoong reflejaba pura sensualidad en cada uno de sus movimientos, acompasados a la perfección con los de su mejor amigo, y al estar lo bastante cerca el uno del otro YunHo le pudo hablar.

– ¿Desde cuando bailas así?

– Desde que siento que no traigo ropa interior… – Sonrió coqueto y continuó agitando sus delgadas caderas de un lado a otro, mientras su amigo hacía pasos elaborados a su alrededor. Los espectadores aplaudían por lo bien que se movía esa pareja.

– ¡Y tenemos a los ganadores! – Anunció Cho KyeongHo, acercándose a YunHo y JaeJoong y alzando los brazos de ambos en el aire. – ¡Se han ganado derecho a barra abierta toda la noche! – La gente gritaba emocionada y YunHo y JaeJoong se abrazaban felices ¡Habían ganado! – Boo… – Dijo de repente el dueño, dirigiéndose a JaeJoong mientras los guiaba a ambos hasta la barra. A sus espaldas las personas habían vuelto a bailar y el revuelo del concurso ya había pasado.

– Dígame, señor Cho. – Le respondió tranquilamente JaeJoong, dejando a YunHo con cara de duda total ¿Boo? ¿y ese apodo?

– Boo, precioso, puedes ingresar a la barra y preparar los tragos como estimes conveniente.

– Gracias, señor Cho.

– De nada y tu amigo… ¿Quién es?

– …l es YunHo, estamos aquí celebrando su cumpleaños.

– ¿YunHo? ¿el tan afamado YunHo del que tanto me hablabas?

– Si señor, el mismo.

– Que gusto, querido, Boo me ha hablado mucho, mucho de ti. – Dijo, mirando analíticamente a YunHo y luego sonriéndole con galantería. – Pásala bien en tu cumpleaños y cuida a Boo, es mi barman estrella.

– Si señor… – Cho KyeongHo se perdió por el lugar, saludando a una que otra persona a su paso. YunHo se apoyó en la barra, observando como JaeJoong ingresaba tranquilamente por debajo del mesón. – ¿Boo?

– Apodo para el trabajo, es más cómodo.

– Ya veo… ¿Qué le has dicho a ese tipo sobre mí?

– Le dije que eras mi novio para que dejara a acosarme.

– Oh… – Eso era extraño, pero si JaeJoong lo hizo era solamente por supervivencia y por mantener su heterosexualidad intacta. Posiblemente él hubiese hecho lo mismo. – ¿pero se lo has dicho sólo a él, no? – JaeJoong se quedó callado un rato, mientras ponía un par de vasos sobre el mesón. – ¿JaeJoong?

– Para ser sincero… – Puso unos cuantos hielos en los vasos y finalmente le dirigió una mirada furtiva a su amigo antes de poner un buen poco de licor dentro de cada vaso. – Se lo he dicho a cada uno de los tipos que me acosaba.

– ¿Cuántos?

– Creo que veinti… treinta y nueve.

– ¡JaeJoong!

– Lo siento… – Terminó por llenar los vasos con algo de soda. – Pero de verdad que es difícil ser el único hétero entre tanto desviado.

– Podrías haber dicho que tenías sífilis, de seguro dejaban de molestarte de inmediato.

– No te enojes… ¿si? Vamos, tómate esta “Pis-Cola”, la hice con cariño para ti.

– Bien… – Tomó el vaso que le ofrecía JaeJoong y le dio un sorbo pequeño. – Esto está muy fuerte.

– Ay, pero que niñita eres, está bien. Es un trago para hombres.

– ¿Vas a beber uno igual?

– Obvio, soy un macho. – Golpeó su pecho con fuerza y se tragó las ganas de quejarse. Se le había pasado un poco la mano.


Siguieron conversando de cosas sin sentido y bebiendo los tragos saturados de alcohol que servía JaeJoong, después de todo ¿tenían barra abierta, no? Podían beber cuanto quisieran y de ahí a que volviesen a salir pasaría mucho tiempo.


– ¿Qué quieres beber ahora? – Preguntó JaeJoong, luego de que se sirvieran mínimo dos vasos de tres tipos distintos de tragos. Combinar licores distintos no era bueno, pero que importaba ya.

– No sé… ¿Qué tiene esa botella de allá? – Apuntó una de las botellas más alejadas del resto. Era una botella vieja de vidrio oscuro, tapa dorada, una etiqueta negra con detalles de rosas y corazones. A su parecer era un licor para el día de la madre, se veía igual que cualquier cosa que se regala en ese día.

– ¿…sta? – Consultó JaeJoong, tomando la botella que le apuntaba su amigo. La analizó un rato, le buscó algún tipo de traducción al coreano, pero no había nada. – Ni idea… ¿sabes que significa “Aphrodisiakum”? – Preguntó, haciendo referencia al nombre que tenia el licor, pero obviamente pronunciándolo mal ya que estaba en otro idioma.

– No… pero me suena a alemán. – Levantó su vaso, que no tenía adentro nada más que un par de hielos casi disueltos, y se lo mostró a su barman. – Dame, quiero probar.

– Si quieres… – Le sirvió un poco de ese licor granate a su amigo y esperó a que lo probara, este se arrugó un poco, ya que entre lo espeso del licor, lo dulce y además lo fuerte no había podido reaccionar de otra forma. – ¿Qué tal?

– Buenísimo… – Dejó su vaso a un lado y tomó el de JaeJoong, poniéndoselo en frente. – Bebe conmigo.

– Bien… – Vertió el licor dentro de su vaso y felizmente se lo llevó a la boca. – Esto reanimaría a un muerto…

– ¡Amén! – YunHo chocó su vaso con el de su mejor amigo y continuó bebiendo ese licor extranjero que le parecía tan raro, pero vicioso.


Pasadas dos horas más YunHo y JaeJoong no hallaban que hacer, habían bebido hasta hartarse – prueba de eso era la botella totalmente vacía de ese licor alemán – habían bailado, reído, hablado incoherencias y sólo les quedaba sentarse un rato para luego ir a bailar de nuevo hasta que ya no se pudieran los pies del cansancio. JaeJoong estaba medio echado sobre la mesa, con su vaso sin nada adentro a unos centímetros de su mano. Sus mejillas sonrojadas destacaban bastante en su piel blanca. YunHo estaba algo más lúcido, pero no por eso menos borracho y menos sonrojado que el otro, se llevó a la boca el último sorbo de licor que le quedaba y suspiró con fuerza. Se sentía lleno de energía, si le pedían correr un maratón en ese momento lo haría sin siquiera chistar.


– Yun-yun…aish…YunHo… espérame aquí, voy al baño. – Apenas pudo decir JaeJoong de forma clara, ya que se le confundían las palabras al tratar de pronunciarlas, y se levantó de su asiento con pesadez.

– No te tardes mucho, no quiero estar solo…

– Ajá… – Observó como su mejor amigo se perdía entre las personas y luego se apoyó con ambos codos en la mesa, estaba mareado, pero al parecer estaba mejor que JaeJoong, ya que por lo menos podía decir frases de corrido sin que se le trancara la lengua ¿eso significaba que estaba menos borracho, no?


Pasaron cinco, diez… ¿veintidós minutos? ¡¿En dónde rayos se había metido JaeJoong?! Ni siquiera él se podía demorar tanto en el baño. Asustado se levantó de la barra y buscó a su pálido mejor amigo entre esa masa inquieta de personas. Veamos: Tipo que parece mujer, no, mujer que no es tan mujer, no, el par de lesbianas de antes, no, ese tipo muy gay que le había hecho ojitos cuando bailaba, no, combinación andrógena de travestido y gótico masoquista, no, ¿Adolescente de piel blanca siendo acosado por un tipo robusto y a su parecer tremendamente libidinoso? ¡Bingo! Se acercó un poco, tratando de escuchar que era lo que decían, en una de esas JaeJoong estaba así con el tipo ese porque quería.


– Suéltame… – Pidió en vano JaeJoong, intentado liberar su cuerpo de esa llave que le hacía el tipo con los brazos. – Ya te he dicho… te he dicho que tengo novio, ByeongSang…

– ¿Ese tal YunHo? – Besó con descaro el blanco cuello de JaeJoong, quien apenas pudo emitir un quejido. – ¿tu novio imaginario que nunca ha venido? No juegues, tú estás solo.

– No estoy solo. – Me movió inquieto, intentando soltarse, pero ese tipo lo tenía bien sujeto por la cadera y se frotaba con descaro contra él. – YunHo… YunHo está conmigo.

– Si, claro, pues que venga a defenderte. – Y eso haría. Se acercó con pasos firmes, tratando de parecer lo más amenazante posible a pesar de que sentía que iba a ir de bruces al suelo en cualquier momento, hasta quedar a un metro de la pareja.

– ¡Suéltalo ahora! – Dijo YunHo en tono severo, haciendo notar su presencia. El tipo se volteó, soltando a la vez a JaeJoong, quien solo atinó a correr a refugiarse entre los brazos de su mejor amigo que lo esperaban abiertos. – No lo toques nunca más, él es mío. – JaeJoong lo miró sin creérselo ¿de aquí a cuando era YunHo tan buen actor?

– ¿Así que tú eres YunHo? – El tipo lo miró de forma despectiva, mientras se acomodaba tranquilamente su cabello teñido de rubio, que poco le combinaba con sus gruesas cejas negras, pero allá él. – Te imaginaba más musculoso, más alto, más guapo… en fin, no eres lo bastante bueno para Boo.

– Eso lo decide él. – Abrazó de forma posesiva a su amigo. – Mejor vete, no quiero que molestes a mi novio.

– ¿Tu novio…? – Los miró de forma analítica, a él no le parecían novios. – Como que no te creo, pareces más un aparecido de la nada que se quiere hacer el lindo con Boo.

– No tengo nada que probarte a ti. – Quiso dejar la discusión hasta ahí, ya que si el tipo se ponía bravo y quería pelea, pues… no se creía capaz de poder hacerle frente, pese a que sabía Hap Ki Doh y todo, tenía demasiado alcohol en la sangre para hacer movimientos precisos.

– Vamos, dale un beso que sea, reclámalo frente e mí y no le volveré a hacer nada. – Lo miró de forma inquisitiva ¿un solo beso y se acababa el problema?

– ¿Lo juras? – Preguntó. Era solo un beso, nada más un beso y su amigo no tendría que soportar nunca más a ese mal teñido y sumamente desagradable hombre. En otra ocasión se abría negado rotundamente, en sus cabales le habría dado una paliza al tipo y fin, pero estaba medio borracho, medio mareado y medio confundido por tantas cosas raras que había visto esa noche, así que besar a su mejor amigo no le pareció mala idea.

– Lo juro, incluso lo cuidaré por ti cuando no estés. – YunHo sonrió con superioridad. Lo haría. Tomó a JaeJoong entre sus brazos y lo acomodó para tener su rostro a su alcance.

– YunHo… – Un poco asustado JaeJoong intentó soltarse del abrazo de YunHo ¿lo iba a besar enserio? – No es necesa… – Pero YunHo lo cortó al poner sus dedos sobre sus labios.

– Shh… no hables. – Se acercó lentamente a JaeJoong, hasta unir delicadamente sus labios en un beso suave. Al principio ninguno supo que hacer, no se movían, no respiraban y JaeJoong ni siquiera cerraba los ojos, pero una inexplicable y agradable sensación de intenso calor comenzó a acrecentarse en sus pechos. YunHo tomó la iniciativa y de apoco comenzó a tomar el control del beso. JaeJoong se dejó llevar un par de segundos luego, cerrando sus ojos y pasando sus brazos por el cuello del otro. No sabía si era cosa de ese licor alemán lo que lo hacía reaccionar así, pero ya ni importaba, ese beso se sentía maravilloso.


Inconcientemente YunHo profundizó más el contacto, olvidando por completo que la persona que tenía en frente era nada más y nada menos que su mejor amigo, otro hombre, y que una vez que se soltaran no iban a saber que decir. Mordió esos labios gruesos que se ofrecían a él, los lamió goloso, los besó con ahínco, hasta que la boca de JaeJoong se entreabrió para soltar un quejido. Inquieto introdujo su lengua en esa cavidad, recorriéndola por todos los rincones que alcanzaba. Estaba ansioso, excitado, alcoholizado, fuera de sí… esa boca era la gloria. JaeJoong respondía como podía al demandante beso que le exigía el otro, hasta que el aire se le hizo poco. Era ya imposible aspirar algo de oxígeno entre los movimientos que hacían, así que al final se separó bruscamente de YunHo empujándolo por el pecho, tomando una gran bocanada de aire en cuanto se sintió libre. No se atrevieron a mirar al otro en lo que sus respiraciones volvían a la normalidad. Todo había sido muy raro.


– Se fue… – Dijo de repente YunHo. JaeJoong buscó con la mirada a lo que se refería su amigo y lo que encontró fue ese lugar vació en el que antes había estado ByeongSang. – Creo que no te volverá a molestar…

– Eso no me importa… – Desesperado volvió a unir su boca con la del otro, besándolo con más necesidad que antes. No tenía la menor idea de porque lo hacía, sólo sabía que se sentía bien y que no quería parar.

– Vámonos… vámonos a nuestro departamento. – Dijo YunHo apartando su boca a ratos de la del otro para poder hablar.

– No creo… – Besos sus labios. – Que pueda… – Se movió a su barbilla. – Llegar así… – Terminó por recorrer el cuello de YunHo, mordiendo descaradamente su manzana de adán.

– Hagamos… – Suspiró con fuerza, buscando las palabras correctas para formular la oración. – Hagamos el intento.

– Si eso quieres… vamos. – Se soltaron de ese abrazo y corrieron fuera del establecimiento tomados de las manos. A los pocos metros JaeJoong buscó impaciente los labios del otro, besándolo con pasión.


En medio de su confusión YunHo fue capaz de abrazar a su ahora más que amigo por la cintura, mientras intentaba seguir avanzando en lo que se besaban. Al cabo de una cuadra descubrieron la forma de poder caminar y besarse a la vez, sólo que el cumpleañero se tenía que sacrificar un poco al tener que hacer de guía y besar al otro estando con uno de los ojos abiertos. Por su parte JaeJoong iba casi colgado de YunHo, marchando de espaldas al camino, mientras pasaba sus labios por todo lo que estaba a su alcance. Se rió divertido un par de veces al fijarse que YunHo caminaba como pingüino, así tambaleándose para los lados y con las piernas separadas al estar él en medio, pero poco le duró la risa cuando se tropezó con sus propios pies y apenas fue sujetado por el otro. YunHo por su parte se confundió de calle y dio una vuelta equivocada, pero al final llegaron igual, casi sin darse cuenta.


– ¿Qué… qué estamos haciendo? – Logró decir JaeJoong, luego de que entraran al departamento que compartían y YunHo lo arrastrara hacía su cama, quedando éste sobre JaeJoong y entre sus piernas.

– Ni idea, pero… pero se siente bien. – A la fuerza le quitó la camiseta a JaeJoong, tirándola por ahí, mientras pasaba sus labios por todo el pecho que tenía en frente.

– Ah… Yun… YunHo… – No sabía si quiera lo que iba a decir, talvez sólo se le antojada decir el nombre de su amigo porque sí o en realidad iba a decir algo que olvido al instante… ¡Oh, cielos! Era lo único que podía pensar, ya que la boca caliente del otro relamía goloso uno de sus pezones. – YunHo… tu ropa… – Eso era, ya lo había recordado, YunHo traía mucha ropa encima.

– ¿Qué tien…? Ah… – No supo ni como, ni cuando y mucho menos se esforzó en averiguarlo, pero JaeJoong había logrado incorporarse lo suficiente para deshacerse de un tirón de todo que llevaba de la cintura para arriba, arrojándolo al suelo con la camiseta que antes él había traído encima. Ansioso llevó sus labios abultados hasta las clavículas de YunHo, saboreando esa piel más morena que la propia. Con descaro movió sus manos por toda su espalda, hasta el trasero un poco plano del cumpleañero, apretándolo y atrayéndolo con fuerza hacía su cuerpo.


Ambos soltaron un gemido de satisfacción, completamente extasiados por todas las sensaciones que se aglomeraban en sus cuerpos, se siguieron besando y frotando el uno contra el otro, gimiendo bajo, calentándose mutuamente en esa fría noche de invierno. Los pantalones de ambos cayeron al piso unos segundos después, sin cortesías o permisos, simplemente se los quitaron nada más para terminar siendo sacados de la cama casi a puntapiés.


– Jae… JaeJoong… – Logró decir YunHo, que no sabía ya como es que era él el que había terminado bajo el otro, entre sus piernas

– ¿Qué…? – Logró decir, sin despegar sus labios de esa dermis tan sabrosa que tenía frente a él.

– Yo… – Llevó sus manos a las tiras de la tanga del más pálido, jalando levemente de ellas, mientras la boca inquieta de JaeJoong no detenía sus atenciones en su pecho. – ¿Puedo…?

– Quítamela… molesta. – Convencido por la aprobación del mayor, intentó quitarle la ahora “muy maldita tanga del demonio…”, pero por la posición que tenían era imposible.

¡Condenado HeeChul y su tanga! Era lo único que pasaba por la cabeza del cumpleañero al no poder terminar de sentir por completo ese cuerpo que estaba sobre el suyo. Gimió fuerte cuando las manos de JaeJoong se escabulleron por entre sus cuerpos, buscando complacerse o complacerlo o puede que las dos cosas… daba igual, esas manos hacían maravillas por sobre la ropa interior que era un estorbo. En un arranque de masculinidad a lo bruto jaló con fuerza de las tiras de la tanga, cortándolas y terminando por arrojar los restos a algún lado de la habitación.

– Me gustaba esa tanga. – Logró decir JaeJoong, en lo que YunHo giraba ambos cuerpos sobre la cama y terminaba una vez más controlando la situación.

– Pues yo la odiaba… – Paseó sus manos por esos muslos delgados y suaves, amasando sus poco trabajados músculos. Subió, llegando a ese par de nalgas tersas y sonrió con picardía, ya que estaba a su disposición toda esa carne tierna y las apretujó entre sus dedos.

– Ah… quítatelos… – Pidió JaeJoong, deslizando sus manos hasta ubicarlas en las caderas del otro y meter sus dedos por debajo de su bóxer. YunHo obedeció, tirando la última prende que le quedaba al aire, dejando que la ley de la gravedad hiciera lo suyo, y terminó por frotarse contra su mejor amigo de forma lenta…

– Ah… – Jadeó en el oído del mayor, mientras repetía una y otra vez esa delirante acción. Sus sexos erguidos se encontraron repetidas veces, chocando sus puntas… JaeJoong volvió a escabullir sus manos entre sus cuerpos, tomando ambos miembros para acariciarlos a la par. Se deshacían a gemidos, sin embargo ese contacto se les hizo poco al cabo de unos minutos.

– ¿Qué buscas? – Preguntó JaeJoong, cuando YunHo se incorporó un poco, dejando muchas de sus acciones en pausa, y miraba por la habitación.

– El regalo de DongHae… – Se estiro por sobre JaeJoong y alcanzó la cajita de colores que estaba sobre el buró. Ahí la había dejado al llegar al departamento en la tarde.

– ¿Condones? – Indago con duda, al ver a su mejor amigo sacar de la caja un sobrecito de color amarillo, con una fruta “X” dibujada, que tenía algún parecido con un limón o algo amarillo que no era una banana.

– Sí, con sabor… – YunHo no hallaba la forma de abrir el condenado sobre, así que terminó por usar los dientes. – Los quiero probar. – Dijo mientras sacada ese resbaloso pedazo de plástico de su empaque.

– ¿Qué vas a…? mmm… – Su pregunta se vio interrumpida por un exigente beso por parte del menor, quien a tientas intentaba ponerle el condón al otro. – Ah… YunHo…¿vas a… vas a…? Oh… si vas… ¡Ah! – Se retorció sobre la cama, extasiado. Nunca pensó sentir algo así, mucho menos que iba a ser YunHo el que le proporcionara tal placer. Gemía, en lo que el menor pasaba goloso su lengua por toda la extensión de su miembro, saboreando ese dulzón sabor a papaya. Era como comer helado, sólo que un helado caliente, valga la contradicción, y que no puedes morder.


Terminó por meter todo ese palpitante pedazo de carne con sabor a frutas en su boca, sacándole un grito ronco a JaeJoong, quien no hallaba de donde sujetarse para no caerse de la cama al moverse tanto. YunHo, entre tanto, estaba bastante entretenido realizando su tarea, escuchar al otro deshacerse a gemidos lo motivaba a querer complacerlo aún más, así que llevó una de sus manos a sus testículos, frotándolos suavemente, viendo su tarea facilitada por la saliva y parte del lubricante que se había escurrido. Los gemidos de JaeJoong aumentaron en frecuencia y tono cuando YunHo no sólo estimulaba su hombría y a ratos sus testículos, si no que se las había ingeniado para introducir uno de sus dedos en el interior del otro, curioso por si eso le causaría más placer o le molestaría. Por suerte había ocurrido lo primero. Cuando sintió que podía deslizó un segundo y un tercer dedo en el mayor, quien por poco y lloraba de tanto placer que estaba sintiendo.


– JaeJoong… – Lo llamó YunHo, parando todas sus acciones y recibiendo un quejido de disconformidad por parte del otro.

– ¿Qué…? – Dijo apenas, sin aliento. Todo lo que había estado haciéndole YunHo hasta el momento lo había dejado muy deseoso, así que ni se había acordado que su amigo también tenía necesidades, que hasta el momento se había preocupado de atender el solo con la mano que tenía libre.

– ¿Me dejas penetrarte? – Preguntó de sopetón, mientras acariciaba y besaba el interior de los muslos de JaeJoong, quien inconcientemente iba haciendo más espacio para que YunHo actuara.

– Haz lo que quieras… – Se entregó por completo a lo que YunHo quisiese hacer, dándole total libertad de acción con su cuerpo. El cumpleañero no perdió tiempo y se acomodó en pocos segundos, comenzando a internarse lentamente en ese estrecho pasaje. – Ah… para, para… no te muevas. – Pidió JaeJoong cuando sintió que YunHo llegó a tope, ya no pudiendo aguantar todo ese escozor que le provocaba tenerlo dentro.

– ¿Duele… duele mucho? – Preguntó en su oído, mientras besaba con ternura la piel que tenía a su alcance. Estaba ansioso por continuar, pero, a pesar del alcohol, la calentura y lo demás que sentía, el bienestar de JaeJoong iba por delante.

– Un-un poco… espera… – Suspiró con fuerza, apretando la espalda de YunHo con sus manos y sus caderas con sus muslos, buscando alguna forma de distraerse. “Una… dos… tres… “ comenzó a contar las costillas que lograba sentir por sobre la piel, “Nueve… Diez… Mmm…” – Sigue… – y nuevamente las cuentas, una, dos penetraciones y YunHo lo besó apasionadamente en los labios. Cinco, seis, siete y moverse era cada vez más fácil. Diez, once, doce… ah… ¿Qué iba luego?

– Eres… eres muy estrecho… ah… – YunHo no hacía más que mover con cada vez mas frecuencia sus caderas, deleitándose con las sensaciones y la expresión de sumo placer del otro.

– Más… más fuerte… YunHo… – El ritmo se aceleró rápidamente y sus pelvis chocaban haciendo un ruido sordo, sus respiraciones se agitaban y se acompasaban a sus movimientos, los gemidos se hacían más agudos y sonoros, para al final no percibir nada más que ese calor que subía por sus cuerpos y esas inquietas lucecitas de todos los colores que daban vueltas en la habitación, mareándolos.

Armaron un armonioso dueto cuando llegaron al clímax y se quedaron estáticos en sus posiciones, en lo que esa embriagante sensación de completo bienestar se iba de sus cuerpos, para dejar a su paso un cansancio que superaba con creces esa horrenda hipersensibilidad en los bajos que les partía el alma. Desarmaron la postura que los mantenía unidos, se deshicieron de ese condón usado que JaeJoong traía y como pudieron se metieron bajo las frazadas, buscando el calor del otro cuando comenzaron a sentir el frío de invierno.

Y se durmieron…

Fin del Capítulo Especial Uno: YunJae.

Notas finales del capítulo:
Ô.ò… Ehm… bueno… para ser… ¿el segundo Lemon? Mmm… si, creo que es el segundo que he escrito… supongo que quedó bien ¿no?
Ya me lo dirá luego XD
A todo esto, no las dejaré perdidas con esta parte de la historia, seguirá en la segunda parte del especial que subiré antes del capítulo de YunHo, que va a ser el penúltimo.
Ojalá no sea muy confuso, pero necesito que conozcan que pasó con el YunJae antes, para que lo entiendan después… aish… como que se me enredó la cosa…pero bueno, les aviso desde ahora que este fic va a quedar con ocho capítulos en total, más dos especiales, así que este vendría a ser la mitad del fic (*w* nos queda historia para rato) y los capítulos que quedan son:

Capítulo Cinco: Okum (Porque yo también hablo)
Capítulo Seis: JunSu
Capítulo Especial Dos: ¿YunJae…?
Capítulo Siete: YunHo
Capítulo Ocho: Todos (Otra vez)


En estos días extras que me tomé pude definir muy bien como seguirá la historia y sé más o menos que pasará en cada uno de los capítulos que quedan… sólo falta escribirlos XD, no tardaré, lo prometo, hasta ahora no les roto una promesa ¿verdad? Si ya estoy a medio camino con el capítulo cinco. OwO Okum es un amor y lo van a amar más cuando lean su capitulo, pero también van a odiar mucho, mucho a alguien…
Y no les voy a decir nada más para dejarlas con las ganas de leer jaja XD

Eso, mis ninias, se las quiere y sigan fieles a PH, que PH va a ser fieles a ustedes y va a seguir adelante.
¡BESOS!

6 Comentarios:

  1. heei! (:
    no dejo muchos coments
    pro juro qu le soi fiel a todos los fic's!
    aii pr ejemplo io sigo intrigada
    en qu sigue en el de "remember me"
    qu pasa con chunnie??
    ahhhh! me voi a volver loccaa!
    recordara a yunho???

    diganme diganmee! si??
    ia no puedo esperar al capitulo de junsu!
    en este fic!
    Okum lo amo! haha

    Junsu Fighting!!
    Junsu recuperate prontoo! te amamos!!

    prometo ahora dejar mas coments!
    cuidensee!

    ResponderEliminar
  2. Miyu-chan6/12/2009

    Quiero mas *¬* xDDDDDDDDDDDDDDDDd
    Ohh es demasiado genial este fic! Lo amo xD... Me hace reir, babear, ambas al mismo tiempo.. xDDD...
    Espero la continuacion pronto ;3; xD <3

    ResponderEliminar
  3. Anónimo11/10/2009

    heee ta kedando chida me gusto
    klaro me duelen los ojos
    jejeje
    ya me boy son las 12:30
    aka
    jejejj sayo !!!
    te kedo genial xD
    ya desde mucho k keria leer una historia asi
    aki eli

    ResponderEliminar
  4. Anónimo4/16/2010

    me encanto !!!!!!!!!!!!
    por favor segui escribiendo!!
    me encata este fic
    gracias

    ResponderEliminar
  5. Anónimo5/11/2010

    Esta buenisimo este fic!
    EL mejor que haya leido ^_^

    ResponderEliminar
  6. Así comenzó el YunJae??... wowwww eso es extraño pero muy interesante bueno no fue amor en realidad sino hormonas locas desde un principio solo espero q ahora esto se convierta realmente en amor <3 espero q lo d Min solo quede allí y se valla con las hormonas :/

    ResponderEliminar

Deja tu comentario \(*O*)/ ♥ ♥
o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD