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SEGUNDA PUBLICACIÓN:
LAS APARIENCIAS, ENGAÑAN.
7/MARZO/2010.





Narrado por Yunho.



Existen cuatro puntos de vista en esta vida.

El primero en particular que es el cual, como nosotros observamos al mundo y por el cual creemos que vivimos, como en una vago ‘Show the Truman’ donde nosotros somos el eje del mundo, y por el cual creemos que lo que vemos es lo que es.

El segundo es aquel que corresponde a lo que los demás ven. La realidad desde otro punto de vista que por lo general es diferente a lo que en realidad vemos. Y que muchas veces es todo lo contrario a lo que pensamos.

El tercero, en realidad se define a lo que los demás y nosotros mismos vemos, y en lo que decidimos creer. Por que podemos ver un vaso a la mitad y decir que esta medio lleno o medio vacío. La perspectiva desde que lo vemos y decidimos creer siempre es compleja.

Y por supuesto la cuarta opción. Esa es una ventaja con la que pocos cuentan, un punto de vista objetivo donde vemos lo que realmente es. Y punto, sin sentimientos de por medio, tan solo la cruel realidad, y hay muy pocos con esa capacidad.

La vida me ha enseñado que la mayoría de las personas, en especial los adolescentes declinan por la tercera opción, no importa lo que veas, por que al final. Todo se resumirá a lo que decidas creer.

Con la poca experiencia que he obtenido, he aprendido que las personas prefieren clasificar y ser clasificados. Son felices así, pues les da un sentimiento de control que en realidad no poseen.

Yo soy el chico malo, el rebelde, el inalcanzable. Al que no cualquiera se puede acercar, estoy encasillado en medio de una plataforma en la cual los demás no creen que pueda hacer algo más.

El chico popular no puede tener buenas notas, el malo no puede sentirse triste, el más inteligente no puede bailar increíblemente bien, los invisible no pueden destacar en los deportes.

Así que en resumen vivimos llenos de apariencias. Y nadie se atreve a intentar siquiera hacer algo por cambiar aquello, por que la mayoría se conforma con lo que es. Sin embargo hoy descubrí que por cada diez mil personas en este mundo siempre hay una persona que quiere cambiar lo establecido.

¿Conocen a Kim JaeJoong?

Seguramente, no. Por eso hoy les hablaré un poco de ese niño con ínfulas de revolucionario.

…Aunque, sinceramente, es demasiado extraño para mi gusto.








—Y almuercen como es debido, recuerden que hoy no voy a estar para hacer la cena así que entre SanGi y JaeJoong se reunirán para ver que hacen para sus hermanas. Dejé un poco de flan en la nevera, mi turno nocturno termina a las cinco así que no me esperen despiertos.


Oh, la típica cariñosa madre.

No es que tuviera aversión especial por las muestras de afecto, pero sinceramente prefería obviarlas de lleno, por lo que mientras caminaba con mi casco en las manos, la familia Kim, todos ellos acumulados en la entrada del edificio se ¿Despedían? O eso parecía al menos.


—¿Ese no es el nuevo vecino?
—Si, es él.
—¿Va a tu mismo instituto, Jae?
—…Si.


¿Acaso acabo de escuchar la voz de un chico? Decidí no averiguarlo y mejor empezar a sentarme sobre mi moto y colocarme el casco. No saludo, no hablo, no los miro y lo mejor para mí es siempre guardar las distancias.

Encender la moto resultó mucho más fácil que cada mañana y en cuanto escuchó a esas chicas intentar convencer al único varón del grupo para que me pida un aventón para ahorrar en pasaje. Obviamente arrancó con más velocidad.

La sociabilidad no es mi fuerte.






—Si lo piensas, no es tan malo.
—Pe…pero… Yo no…
—Regaste sobre mí tu malteada. ¿Y no es malo?
—YooChun Hyung juró que fue sin intención, yo… Tropecé… No…


Y la escuela es igual que una jaula de animales. Para cuando logre estacionar la moto y sacarme el casco, justo a unos cuatro metros se encontraba YooChun, con su sequito de amigos, acorralando a un pobre chico de primero.

…Todo es tan típico en él.


—Debes pagar por tu torpeza.


El muchacho cerró los ojos y un pequeño suspiró emitió de mis labios. Siwon se acercó al menor y regó todo el lodo que habían tenido dentro de un pequeño tacho de plástico. Todos comenzaron a reír y YooChun optó por quitarse la camisa para poder colocarse una limpia que ahora HeeChul le ofrecía.

El giro de YooChun fue inevitable, por que de repente me miró y sus ojos se entrecerraron, otra vez esa mirada de odio que verdaderamente me estaba hartando. Había pocas cosas que mi paciencia aguantaba y entre ellas estaba Park YooChun.


—Padre dice que ¿Cuándo se te va a pasar tu etapa de rebeldía y anti socialismo?


Claro, su voz igual de agradable que siempre, y por supuesto cabe la pena recalcar que él solo me ha hablado por que sus amiguitos se encuentran a una prudente distancia como para que alcancen a escucharnos.


—Tal vez cuando tú salgas de esa casa.
—Escucha, Jung. Yo tengo más derechos que tú.
—Da igual, hermano… Por que si, aunque te joda, SOMOS hermanos.


Palmeé su mejilla con una sonrisa en la cara y lo único que pude hacer luego de eso, fue arreglar mi camisa mientras iba al interior del Conservatorio, y lo sabía a la perfección, para ese momento, YooChun intentaba asesinarme con la mirada.







—Entonces… Si podríamos hablar de una manera subjetiva en que la obra de Quijote de la Mancha podría ser interpretada, podríamos estar dejando que su estilo en prosa y en diversos campos de la metáfora son muy utilizados.


Pasé una mano por mi rostro. ¿Qué demonios estaba hablando esa mujer? Para el caso eso ya no importaba, esta clase era la más aburrida de todas, Interpretación literaria. ¿Por qué demonios tenía una clase así?

Ah, para lo que importa. Miré mi celular y sonreí cuando la imagen de aquella mujer de hermoso cabello castaño abrazándome y yo sonriendo estuvo frente a mis ojos, mis sonrisas pueden resumirse a solo dos, las irónicas que son exclusivas para mi hermano y las sinceras que son para ella.

Y si, son las dos únicas personas a las cuales le sonrió y no se si las sonrisa para YooChun sean algo bueno que mencionar, pero el tampoco me ama precisamente, así que solo dejémoslo que en medio del odio mutuo vivimos bien, o al menos vivimos.


—Joven Jung, continúe con la lectura.


¿Lectura? ¿Cuándo habían empezado a leer algo? Desde donde dejé escuchar estaba hablando de algo sobre la obra de no se que y de un Quijote o algo por el estilo. ¡Con un demonio, odio esta clase!


—Página ochenta y tres, sexto párrafo.


Giré discretamente hacía mi derecha, uno de los jugadores de soccer me había hablado y sonreído amablemente. Eso era extraño, pero aún así solamente me levanté, abrí el libro. Por que si, es como se lo imaginan. Lo tenía cerrado.

Di un largo suspiro y comencé a leer.







—Si lo piensas no es tan malo. A lo mejor estás rompiendo tus propias barreras y la gente comienza a verte como realmente eres y podrías tener más amigos. Después de todo, odias a la gente por que se deja llevar por las apariencias.


Estaba sudado, cansado, con una botella sin agua en las manos y sentado sobre le piso de madera durante la hora del receso. Con Choi MinHo a mi lado en un estado igual que el mío por su puesto.


—No estoy seguro de que sea bueno, yo creo que me ayudó por que no ha escuchado de mi fama. A lo mejor es nuevo.

—Tenía una chaqueta de los jugadores, sería imposible que fuera nuevo. Además aunque tú lo niegues tú también te dejas llevas las apariencias por que ahora mismo te estás preguntando. ¿Por qué uno de los populares se atrevió a hablarme? Te estás dejando llevar por las apariencias, Hyung.


MinHo bebió un poco del agua que le quedaba en su botella y luego llevó su cabeza un poco hacía atrás. Siempre he pensado que todos los muchachos de nuestra edad son como unos niños que no piensan y yo tan distinto a ellos solo me quedaba graduarme para por fin poder encontrarme con gente madura en la Universidad.

Pero MinHo, era una agradable excepción.

Y si, quiero ir a la Universidad, quiero graduarme ser un profesional y todo lo que eso incluye. No quiero ser un vándalo o un mafioso como todo el mundo pronostica. Por eso odio las apariencias, por eso odio la mente tan simple de los adolescentes, aunque yo aún sea uno de ellos.


—Como sea, sigamos practicando ese giro mortal que tanto quieres aprender.
—Tengo que aprenderlo, si consigo hacerlo a la perfección, me darán un solo libre en la presentación de la próxima semana.


Estiré mi mano hacía él y el se levantó apoyándose en mi. Moví mi cuello un poco y decidí quitarme la camisa deportiva que llevaba puesta, el calor era insoportable para esos momentos.

MinHo estiró un poco su cuerpo y comenzamos de nuevo. Ambos, solos en el salón coreográfico con ropa ligera para poder practicar, y la manera en que nuestra amistad se había desarrollado era sencilla, yo solía venir aquí para despejar mi mente de vez en cuando, bailando o practicando saltos difíciles.

Si, en esos momentos cuando todos creían que me fugaba de la escuela, yo ensayaba.

Un día el menor de los hermanos Choi había aparecido, yo no me había percatado y él me había observado captando cada uno de mis movimientos. Las siguientes semanas se dedicó a perseguirme, a casi exigirme que lo tomara como su aprendiz.

Y él había sido una molesta plaga que en algún extraño momento se volvió en algo así como un amigo. Algo así, por que para mi sigue siendo un caso muy especial, su hermano es un reverendo idiota popular y aun así, por suerte, MinHo parece no parecérsele ni un poco.


—¡Maldición! Soy un asco.
—No es así, solo levanta un poco tu pierna y luego pon el peso en el movimiento de tu cadera no en tu pie.


Y no lo hizo como se lo dije, desde que su pie se levantó apenas unos diez centímetros del suelo supe que no lo haría bien. Su cuerpo tambaleó y cayó precisamente sobre el mío, aunque yo hubiera preferido que cayera mejor sobre el suelo.


—Eres un torpe, MinHo.
—¡Oye! Estoy haciendo mi mayor esfuerzo.
—Pues entonces hazlo como YO te digo.
—Auch… Duele. Hyung no te muevas demasiado fuerte.

—¿Te lastimaste?
—Creo que si… Agh, duele. Deja de moverte así.
—Solo quiero que cambiemos de posición, prometo no moverme muy fuerte para no hacerte daño. Es que así es muy incómodo.


La puerta corrediza del salón se abrió con fuerza. Un muchacho de cabello corto, con los ojos muy abiertos fue lo primero que observé y a los pocos segundos corriendo, llegó ese muchacho que vive junto a mi apartamento.

Luego rememoré la imagen que estábamos proyectando, MinHo sobre mi cuerpo y yo semi levantándome agarrándolo por la cintura. No se por que… Pero tuve la ligera sospecha de que ese chico escuchó nuestras últimas palabras.

…Probablemente por que esa mirada asesina parecía atravesarme


—¡ChangMin! ¿Quieres dejar de huir de mi y escuchar mis planes?... ¿ChangMin?


Levanté a MinHo con cuidado, sosteniéndolo de la cintura para luego poder dejarlo sentado en el suelo una vez más, él solo sostenía su brazo con una mueca de dolor.


—JaeJoong déjame en paz.
—¿Podrías escucharme? Choi Siwon solo…
—¡Deja de mencionar a Siwon! Demonios…


Noté algo particular, ChangMin miró a MinHo con cierto deje de preocupación en el rostro, pero aún así se marchó. MinHo pareció no conocerlo, por que tan solo lo vio y volvió a preocuparse por su brazo. Sin embargo el muchacho entrometido de la vez pasada solo se mantuvo callado ante el grito por parte del muchacho.


—Creo que voy a ir a la enfermería.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, está bien, Hyung. Nos vemos más tarde.


Desde el momento en que MinHo se comenzó a levantar, agarrando su mochila para poder salir del salón supe que estaría bien, únicamente había sido un mal golpe. Suspiré y continué sentado por un momento más.


—¿Él es el hermano de Siwon, verdad?


No se por que razón, pero el tal JaeJoong de pronto estuvo a mi lado, mirando el lugar por donde MinHo salía.


—Eso no te importa.
—¡Oye!— Entonces JaeJoong pareció identificarme. —¡Tu!— Sus ojos se ensancharon e incluso retrocedió un paso, yo tan solo rodé los ojos. Ojalá se marchara pronto.

Y sin embargo, hizo algo que no esperaba, suspiró y se sentó a mi lado.


—No sabía que bailaras.
—Es un conservatorio de arte, deporte, y cultura. Algo tengo que hacer.
—Exacto, es que yo pensaba que no hacías nada.


Lo miré. De esa manera que dice a gritos huye por tu vida, pero él solo sonrió. Y tosió un poco.


—Lo siento, creo que se me están pegando las costumbres de ChangMin.
—Voy a ducharme.


Me levanté con tranquilidad y tomé mis cosas una vez más, pero extrañamente, tanto como él mismo, JaeJoong se levantó y empezó a caminar a mi lado. ¡A hablarme!


—¿Eres amigo de MinHo? Por correlación debes ser amigo de Siwon también, ¿Verdad?
—No, no lo somos. Y no me interesa serlo.


Avancé a un paso rápido, esperando que entendiera la indirecta de que no me placía continuar una charla con él, pero obviamente no entendió, o no quiso entender.


—Escucha se dicen muchas cosas de ti en el conservatorio. Pero parte de mi proyecto que por cierto, revolucionará el mundo de la psiquiatría. Es comprender que las personas no son lo que dicen de ellas, sino que muchas veces son todo lo contrario. En todo caso lo que yo necesito es a alguien que sea cercano a Siwon para poder comprobar mis teorías de que…


En ese momento, me detuve y él lo hizo también. Lo miré directamente al rostro y endurecí mis facciones.


—Escucha niño. Uno, hablas muy rápido. Dos, usas demasiadas palabras rebuscadas por lo cual y por lo tanto NO ENTENDÍ NI LA MITAD DE LO QUE DIJISTE. Y tres… ¡¿POR QUE DEMONIOS ME ESTÁS HABLANDO?!


En el momento en que mi gritó salió, JaeJoong poco a poco fue encogiéndose un poco con cada sílaba que yo pronunciaba, palmeé su mejilla y le sonreí complacido de que haya entendido.

Una vez estuve seguro de que ya no me seguía, volví a sonreír. Pero en esta ocasión el razonamiento llegó a mi mente y comprendí, que ésta era la primera vez que le sonreía a alguien más que no fuera Sorah o YooChun.


—¡YunHo!— Su rostro apareció de repente, por una de las esquinas, aparentemente agitado por que había llegado a mi corriendo. —¡Las personas son más de lo que dicen de ellas! Y yo estoy seguro de que no serás un asesino en serie.


¡¿Qué yo, qué?!


Para cuando iba a gritarle, JaeJoong ya había salido corriendo y la campana sonaba. Seguramente el receso terminaba y yo ni siquiera me había duchado. Genial, llegaría tarde a otra clase.







‘Mi brazo está mejor. La enfermera dijo que solo fue un golpe sin importancia, que me pusiera un poco de crema y en uno días estaría bien. Así que a más tardar el viernes volvemos a ensayar.




Cuando leí el mensaje de MinHo supuse que tendría estos días libres para poder ir por ahí y descansar sobre el césped a unos kilómetros del conservatorio, mirar el cielo azul de la mañana y quedarme dormido en medio de esa maravillosa paz.

Si, ese era un excelente plan.

Particularmente, conducir la moto lentamente era muy agradable se sentía el aire fresco del día, pero cuando dio la salida el lugar era una tormenta feroz de lluvia y relámpagos. Corrí hasta mi moto y procuré encenderla de inmediato.

No llegaría seco al departamento eso era más que obvio. Pero cuando menos evitaría un poco la gran cantidad de lluvia que podría provocarme una gran gripe, en medio de la carretera no habían demasiados autos pero entre la confusión de la tormenta y los autos no se podía ver bien.

El semáforo marcó en rojo y yo me detuve. Pero mis oídos pudieron captar la música encerrada de algún lugar que aún así lograba filtrarse un poco, un auto azul elegante venía a toda velocidad y por lo que noté no tenía planes de detenerse ni siquiera por el semáforo.

Mis ojos regresaron a la carretera. Un bus se detenía también por la luz roja, pero justo cruzando por la calle un gato cruzaba lo más rápido que podía con algo en la boca. Mis ojos se abrieron y antes de que pudiera hacer algún gesto para que el auto azul se detuviera.

…Este paso a toda velocidad.

Mis ojos se cerraron con fuerza y mi corazón latió con opresión, conduje como pude hasta el lugar donde el gato se encontraba y arrime la moto a la vereda. El pobre animalito yacía en el piso ya sin vida y la comida que había llevado en la boca estaba esparcida.


—¡Oiga! ¡¡Deténgase!!


La voz estridente de un muchacho y yo solo levanté la mirada para ver como se bajaba del bus y caminaba hacía el auto azul que se había detenido pero que parecía querer arrancar como si nada una vez más.


—¡¡Maldito!!


Pude ver como el muchacho con chaqueta roja levantaba una piedra y la lanzaba hacía el auto azul. Obviamente no tuvo la puntería suficiente, mis ojos volvieron a fijarse en el pobre animalito y en medio de la lluvia, un par de mis lágrimas se perdieron.


—…Es un imbécil.— La luz cambió y los autos comenzaron a andar, pero el muchacho de chaqueta roja se puso a mi lado, mirando al igual que yo al pobre gato. –Pobrecita… Seguramente solo le llevaba comida a sus hijitos.


Cuando levanté mi mirada, pude ver su rostro lloroso, mientras secaba sus lágrimas y mordía su labio inferior, su cabello castaño caía por su frente debido a la lluvia y cuando lo miré bien, era el mismo muchacho que me había ayudado en la clase de Interpretación Literaria.


—¿Cómo sabes que estuvo embarazada?
—Es una gatita, mira sus tetillas.— De repente limpió una vez más sus lágrimas y se levantó. –Hay que buscar a sus hijos o morirán de hambre y frío.


Obviamente no podía dejar a la pobre gata ahí. Me saqué la chaqueta y la envolví con cuidado de no moverla demasiado. Él miraba de un lado a otro buscando entre los arbustos y lo que pudiera encontrar.

Esa tarde, en medio de la lluvia, y el ruido de los carros. Conocí a Kim JunSu.







—Son tan lindos…


Estábamos bajo un pequeño techo de uno de los locales que había. JunSu había decidido que enterráramos a la gatita en uno de los espacios del césped que había a un lado de la carretera, obviamente ahí se fue mi chaqueta.

Lo miré por un momento y suspiré, habíamos encontrado a los cinco gatitos en una pequeña cueva y él había tomado una caja y los había puesto a todos ahí. Ahora los acariciaba con cuidado, llenándolos de promesas sobre que no los dejaría solos y que su madre desde el cielo los cuidaría.

Otro suspiro más y yo comprendí que todo esto me sobre pasaba, el tal JunSu bien podría ser de los crueles chicos populares que había en el conservatorio y sin embargo estaba aquí, rompiendo con los estereotipos y siendo extremadamente dulce.


—¿Qué vamos a hacer con ellos?


Él me miró con esos ojos grandes y luego me sonrió.


—Cuidarlos. ¿Qué más?
—¿Te los vas a llevar?
—Obvio que no, mi madre me mataría, pero cuentas con todo mi apoyo.
—¿Disculpa?


De repente la lluvia comenzó a aminorar, JunSu seguía jugando con los gatitos y mis ojos solo mostraban indignación.


—¡Hyung! Por favor llévatelos, yo no puedo.
—JunSu, ¿Verdad?— Él asintió, confirmando mis palabras. –De acuerdo, escucha JunSu. Yo no soy bueno cuidando de otros así que…

—¡Pero yo te puedo ayudar! Por favor~


Eché mi cabeza hacía atrás y solamente bufé, mientras una llamada entraba y JunSu contestaba con tranquilidad. Su rostro cambió por completo, él mencionó la palabra ‘Padre’ y su mirada se oscureció un poco. Supuse que su padre tenía un control absoluto sobre él.


—Lo lamento pero me tengo que ir, es urgente.
—¡Hey! Dijiste que me ayudarías.— Dejó la caja sobre mis manos y me sonrió apenado. Yo terminaba de entender lo que ocurría.
—Lo sé, lo sé. Pero no contaba con este imprevisto. Mañana paso por tu casa, cuídalos mucho.


Y entonces se comenzó a alejar velozmente sin importarle que aún llovía. Yo miré la caja y los gatitos comenzaron a maullar, miré de un lado a otro y decidí esperar a que la lluvia aminorara un poco más.







—Los animales, especialmente los felinos, usualmente necesitan de cuidados más especiales. Por que son significativamente los animales más orgullos y consentidos dentro del reino animal, cuando un…


Para ese momento hacía algo que no debía. Sostenía con uno de mis brazos la caja con los gatitos y en la otra, colgaba de mi brazo una funda con varios alimentos y en mi mano sostenía un pequeño libro de cómo cuidar a felinos.

Subía las escaleras por inercia y concentrado en la lectura no me fijé cuando la puerta frente a mí se abrió.


—¿Qué haces?


Su voz otra vez. Levanté la mirada y JaeJoong apareció tranquilo con un buzo y un pantalón de dormir. Yo decidí aplicar la mejor opción. Ignorarlo.


—Oye, te estoy hablando.
—Si, y yo te estoy ignorando.
—¿Son unos gatitos?


El maullido de uno de ellos, alertó a JaeJoong quien se acercó a la caja y tomó a uno de los pequeños animales para poder hacerle juegos. Yo solo suspiré y subí lo que me faltaba para poder abrir mi departamento.

JaeJoong continuaba entretenido en hacerle juegos al gatito que había tomado, pensé en dejárselo pero supuse que JunSu pondría el grito en el suelo si faltaba uno. Así que dejé las cosas en la mesa y salí una vez más para quitarle al gato.


—Bueno, si me permites.


Recuperé al gato y JaeJoong pareció salir de su letargo.


—¡Quiero ver a los otros!
—¿Que? ¡No!


Pero antes de que pudiera hacer algo, JaeJoong ya había entrado a MI departamento y sacaba a los gatitos para ponerlos sobre la alfombra y jugar con todos, mientras ellos torpemente caminaban.

¿Acaso los gatitos sacaban el lado dulce de las personas?

Por que justo en ese momento, JaeJoong no me pareció tan insoportable.


—Bien, ya los viste. Ahora vete.
—¿Por qué eres tan arisco?— JaeJoong torció un poco la boca y por un momento estuve a punto de sonreír, pero eso no pasó. –Además que piensas darles de comer.


Comenzó a hurgar entre las bolsas de compras y sacó la comida para gatos que había comprado, mientras levantaba una ceja.


—¿Estas demente? No les puedes dar esto de comer.
—¡Ok, basta! Todavía no llego a ese capítulo, apenas voy por la introducción. Déjame terminar de leer y los alimento. ¿De acuerdo?


JaeJoong se cruzó de brazos y volvió a alzar una ceja, mientras salía por fin de mi departamento y entraba al suyo. Supuse que ya todo había terminado con él, guardé las cosas y empecé a buscar en mi habitación un par de almohadas para poder colocarla en el mueble.

Los gatitos dormirían ahí y la almohada evitaría que cayeran al piso.


Escuché que alguien digitaba una clave en el seguro de mi departamento y giré sorprendido. JaeJoong entraba con una sonrisa en el rostro y un biberón en una mano y leche en cartón en la otra.


—¡¿Cómo diablos entraste?!
—Vi cuando digitaste la clave.
—¿Y te la aprendiste?
—Tengo buena retentiva.






Era ya de noche y justo en ese momento JaeJoong permanecía sentado en uno de los sillones dándole en la boca a uno de los gatitos un poco de leche desde el biberón, tomándolo entre sus brazos como si de un bebe se tratara.

Ni siquiera estoy seguro de cómo llegamos a esto.


—Pásame a otro.


Curiosamente los gatitos terminaban dormidos entre los brazos de JaeJoong por lo que yo los tomaba con cuidado y los dejaba dormidos en el mueble. Le pasé el último de los felinos a Jaejoong y él me sonrió.


—¿Cómo es que tenías un biberón en casa?
—Una de mis hermanas dio luz hace poco, y es muy descuida así que de vez en cuando nos visita y suele dejar sus cosa en nuestro departamento.


Yo asentí, asombrado de que justo en ese momento JaeJoong no me parecía tan extraño.


—¿En serio no conoces a Choi Siwon?
Un bufido y negué con la cabeza. –No, JaeJoong. No lo conozco.
—Mmh… Lástima.

—Esa teoría loca de la que me hablaste…
—¿Creí que no me habías entendido ni media palabra?
—Entendí teoría, experimento y psiquiatría.


JaeJoong sonrió una vez más y calmadamente se levantó para poder colocarlo en el mueble. Estiró un poco su cuerpo y su sonrisa se amplió todavía un poco más.


—Quiero plantear la posibilidad de que las personas podemos discernir y escoger de quien podemos enamorarnos. Además de por supuesto que podemos tener la capacidad de implantar ideas en la mente de las personas.

—¿Cómo si tú pudieras implantarle a alguien de quien enamorarse?
—Exactamente.
—Estás L—O—C—O.


Comencé a caminar hasta la cocina por un poco de agua y JaeJoong me siguió, hablando de sus teorías y un montón de cosas que ya no volví a entender, y por las cuales me volvía a parecer un ente indescifrable e insoportable.


—¡Tienes que ayudarme!


Y esa exigencia fue el punto fulminante de esta loca conversación.


—Haber, JaeJoong. Escúchame, pero escúchame bien. ¿De acuerdo?— El asintió, tapando su boca. .—Tú y yo no somos amigos, es más ni si quiera se por que estás aquí, no se por que me hablas, así que DEJA DE HACERLO.

—¿Sabes? Tienes un mal direccionamiento de ira. Tienes que dejar de gritar cada vez que te alteras, hay muchos métodos, más saludables para desfogar la ira.
—Como sea… Ahora lárgate.


Comencé a empujarlo hacía la puerta y cuando ya estuvo fuera, una pregunta cruzó por mi cabeza, por lo que antes de que el muchacho digitara el código de su apartamento, lo miré y suspiré.


—Oye…— Él giró y quise morderme la lengua. Si ya lo había alejado. ¿Por qué volvía a hablarle? Pero ya lo había hecho y no había vuelta atrás. —¿Por qué Choi Siwon?
—Por que a ChangMin le gusta Siwon.
—¿ChangMin es tu amigo de hoy, con el que entraste al salón de baile?


Jaejoong asintió y yo llevé una mano a mi rostro.


—Oh, por Dios… Eres tan torpe.
—¿Qué? ¿De que hablas?
—¿ChangMin te dijo con su propia boca que le gustaba Choi Siwon?


Él pareció reflexionarlo por un momento, llevando una mano a su quijada.


—Pues no me dijo su nombre, pero si me lo señaló y…
—¿Y con quien más estaba Siwon?
—Con MinHo, pero…


De acuerdo, JaeJoong era muy ciego. Más de lo que yo creía. La primera vez que vi a ChangMin fue justo hoy, y en esos pocos minutos pude ver que ChangMin miraba a MinHo de una manera diferente.

No estaba de ánimos para explicarle las cosas de la vida a Jaejoong, él continuaba hablando sobre que a Changmin le gustaba Siwon y no se que tontería más, así que decidí dejarlo con su parolata y cerrar la puerta.


—¡Oye, te estaba hablando!


Su grito de indignación me robó una pequeña risa de los labios. Mientras escuché que golpeaba la puerta un par de veces, pero yo solo opté por empezar a desvestirme para poder darme una larga y reparadora ducha.

Miré a los gatitos por última vez y luego observé el biberón sobre la mesa.

JaeJoong se había marchado, o más bien yo lo había echado.

Pero yo aún podía percibir su presencia.







Y si, las apariencias son un asco.

Las detesto con la vida. Pero he caído varias veces en ella, al pensar que JunSu podía ser un engreído popular o al creer que JaeJoong era un insoportable sabelotodo, bueno y lo es… Un poco.

Pero JunSu resulto ser impulsivo y dulce.

JaeJoong resultó ser sobreprotector y cálido, con un gran instinto para ayudar a los demás y hasta cierto punto divertido… En su forma rara y casual.

Como sea, son las tres de la mañana y tengo un dolor de cabeza horrendo, he estornudado ya demasiadas veces y creo que es obvio, me ha dado una gripe horrenda. Puedo escuchar un pequeño maullido que proviene desde la sala.

…Muy seguramente, mañana no vaya a clases.







Publicado por: Yoonho_kts
Estado: So Sick
Escuchando: Sing.

3 Comentarios:

  1. Me ha encantado \(^///w\\\^)/ espero que puedan continuarlo pronto!!~

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  2. Jajaja me encantooo este cap... Se nota que Yunho por mas que no quiera tiene el poder de atraer a las personas... primero minho, Junsu y después Jae y enzima se le pegan y lo meten en problemas... la personalidad de Jae me encanta, media entrometida, inocente, tierna y confianzuda... y la de Yunho también parece el chico que no le interesa nada, ni nadie y sin embargo es dulce, tierno, enojon y caritativo... me encantooo

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  3. me encanta no sabes cuanto estoy adelantada en otra pagina pero amo tu fic ,,,es hermoso y este cap. es solo el comienzo.

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o más bien... deja tus pensamientos pervertidos grabados en esta entrada XD