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Punish me, brother

Titulo: Punish me, brother
Autor: Liuri-Mairim
Pareja: YooMin
Género: Slash, Lemon
Extensión: Oneshot
Advertencia: Incesto, SM
Nota: La letra verde es POV de Yoochun, la letra roja es POV de Changmin)
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No lo entiendo. Sé que las personas cambian pero él… él ya no es mi pequeño hermano. Desde que llegué he querido acercarme y sólo he logrado rechazo. Me duele, tenía tantas ganas de verlo y abrazarlo y solamente he conseguido miradas frías y alejamiento de su parte. Mis padres me han dicho que no tiene amigos, que se la pasa encerrado en su cuarto leyendo o escuchando música. ¿Dónde quedó mi pequeño Changmin, aquel niño sonriente y lleno de luz? ¿Por qué ha cambiado tanto?

¿Qué esperaba? ¿Qué lo abrazara y recibiera cálidamente después de tanto tiempo? Que fácil para él pretender que nuestra relación sea la misma que la de hace cuatro años. Se fue sin pedir mi opinión, sin pensar que todos estos años lo necesité, tenía que encontrar la manera de vivir sin él, tenía que adaptarme a no tener a nadie con quien poder hablar y; ahogarme en libros y música fue la única forma que me funcionó. Ahora después de tanto tiempo quiere llegar y comportarse como si nada hubiera pasado, como si todo el tiempo que perdimos se pudiera recuperar. Estoy seguro que siente mi rechazo y espero que con eso pueda entender que ya no soy el mismo que dejó.

Ya ha pasado una semana desde que estoy en casa y todo lo que he logrado por parte de él es un “estoy ocupado”. Se la pasa encerrado en el estudio o sale desde temprano a la biblioteca y regresa ya entrada la noche. Hoy intentaré de nuevo un acercamiento. Me he levantado temprano, justo ahora me preparo una taza de café, hoy no lo dejaré ir solo. Mi misión: hacer que mi hermano me dirija la palabra. Ha entrado a la cocina y como si yo no existiera se ha servido un enorme plato de cereal.

— ¿Saldrás de nuevo hoy? —y como siempre, la respuesta es silencio.


Salgo con mi plato de cereal haciendo caso omiso de sus palabras, me siento frente a la mesa del comedor y tranquilamente me alimento ignorando su presencia. Me sigue y se sienta a lado de mí tomando su café.

— ¿Irás a la biblioteca de nuevo? —no entiende que no le quiero hablar y sigue insistiendo. Tomo mi plato y aunque no he acabado lo llevo a la cocina. Escucho sus pasos detrás de mí, mi tolerancia está llegando a su límite, azoto mi plato en el lava trastes y volteo encarándolo con el poco control que me queda, sólo lo miro.

Doy un pequeño salto al escuchar el ruido del plato chocando con el metal del fregadero y en seguida la mirada desesperada de Changmin se posa en mí. Me he quedado sin palabras, mi ya no tan pequeño hermanito es muy… muy… intimidante.

— Cha-Changmin —tartamudeo y aferro mi taza de café entre mis manos — No te enfades, sólo quiero entablar una conversación contigo. Llevo una semana en esta casa y tú te niegas a dirigirme la palabra, de verdad no entiendo por qué…


— Jajajaja ¿De verdad no entiendes el por qué? —le digo irónicamente y salgo hacia mi cuarto. Entro y me dispongo a tomar una ducha, me quito la camisa de mi pijama sin saber que Yoochun me observa desde el marco de la puerta. Hasta que volteo para salir al baño — ¿Qué pretendes siguiéndome a todos lados? Déjame en paz —le digo sin el mínimo de cordura. Salgo de ahí para ir al baño y poder encerrarme pero él insiste.

— Sólo quiero que me hables y me expliques el porqué de tu conducta. Somos hermanos, no me puedes tratar así —eso me enfurece aún más. ¿Cómo puede llamarse mi hermano?

— Si, somos hermanos de sangre. Pero moralmente hace mucho que dejamos de serlo —le digo dejándolo estático, entro al baño y me encierro por si se le ocurre seguirme.
Me meto al agua una vez despojado de mi ropa y dejo que recorra mi cuerpo; pienso en lo que le he dicho hace algunos instantes y me siento extraño, su mirada… no puedo descifrarla.

“…hace mucho que dejamos de serlo.” Sus palabras me dejaron helado, estático. Observo como entra sin más al baño; el ruido de la regadera me trae de vuelta a la realidad. Regreso a mi habitación y me dejo caer de espaldas sobre la cama. ¿Por qué Changmin cambió tanto? ¿Desde cuándo…? Y algo en mi cabeza hace clic. Es mi culpa…fui yo el que lo dejó. Me levanto de la cama y salgo directo al baño.

— Changmin, perdóname. Soy un tonto, no me había dado cuenta —le digo recargándome en la puerta — No sabes lo duro que fue para mí dejarte. Era lo que menos quería pero… —no puedo, no debo decirle. Esto está mal — Changmin, hermanito, perdóname.

¿Cómo explicarle que la razón de mi partida era para no hacerle daño? Cuatro años lejos de él, cuatro años en los que tuve que contener las ganas de regresar y abrazarlo. Tal vez su fría conducta es lo mejor, aun así, el deseo de por lo menos hablar con él como hermano es incontenible.

— Lo lamento mucho Minnie — suspiro y me siento a un lado de la puerta.


Escucho cada palabra, puedo sentir el dolor en ellas pero no me atrevo a salir. Claro que había sido su culpa, si él hubiera estado a mi lado yo no sería así, ni siquiera me escribió o quiso comunicarse conmigo ¿Qué quiere que piense si hace todo esto? Fue mucho tiempo sin saber de él.
Dice que fue duro, ¿Pero acaso sabe lo que fue para mí? Duele, mi corazón duele y lo peor es que no sé por qué, quiero salir y recriminarle todo el tiempo que no estuvo conmigo, todos los abrazos que sólo en sueños podía tener de él. Pero es más grande mi deseo de poder decirle cuanto lo extrañé, abrazarlo y que sepa que…yo sé que esto está mal. Por eso es mejor que siga con esta actitud.
Me pongo una bata y salgo del baño rogando por evitar encontrarme de nuevo con Yoochun, pero mis ruegos no son escuchados, está sentado a un lado de la puerta con la cabeza recargada en la pared mirando hacia arriba. Me detengo y lo veo por un momento, paso de él y me dirijo a mi habitación pero justo cuando estoy a punto de entrar, siento su cálido abrazo por la espalda.

— Perdóname —es lo único que dice.

Al fin la puerta se abre y él sale. Me ignora y me pasa de largo; el dolor en mi corazón es insoportable…no puedo, no puedo seguir así. Me levanto y antes de que entre a su habitación lo abrazo por la espalda.

— Perdóname —no puedo decir más. Recargo mi frente en su espalda, sintiendo la suavidad de la tela de su bata y el calor de su cuerpo.
No dice nada, no se mueve. La opresión en mi pecho es insoportable, pero lo es más el hecho de su indiferencia. Muy a mi pesar me separo de él, ninguno de los dos nos movemos y sólo se escucha la respiración de ambos.

— Sé que ha sido mi culpa. En verdad lo lamento —me doy la vuelta y voy a mi habitación. Quiero que me detenga, que me hable, que me grite, incluso que me golpee; pero nada, tan sólo cierra la puerta en cuanto estoy fuera.

Ya en mi habitación saco una pequeña caja. He guardado cada una de las postales y cartas que he comprado y escrito para él durante mi ausencia. Mis sentimientos están en esas letras, en cada palabra, en cada párrafo, en cada lágrima que corre la tinta. Si tan sólo él supiera lo grande de mi sentir y lo incorrecto que es ¿me aceptaría?


No hice otra cosa que seguir mi camino y encerrarme en mi cuarto cuando me soltó. Siento que mi corazón muere. Agradezco que no haya durado mucho, sino no sé qué me hubiera atrevido a hacer, aunque en el fondo anhelaba que el momento no terminara.
Me siento en mi cama controlando mi respiración y una especie de remordimiento se apodera de mí, siento la necesidad de ir a su cuarto y sacarlo de ahí, abrazarlo después de tanto tiempo y…pero no, tengo que calmar mi agitado corazón y salir de esta casa lo más pronto posible.
Me cambio apresuradamente vistiendo sólo unos jeans y una playera, tomo una gabardina y mi bolso, salgo de mi habitación dirigiéndome a la puerta para buscar refugio en la biblioteca.

— ¿De verdad mis palabras no te causan nada? ¿No me puedes dar la oportunidad de ganarte de nuevo? Changmin yo…te quiero, me duele tu indiferencia —dijo a mis espaldas; mi autocontrol no era bueno en estos momentos, volteo y miro su expresión de tristeza. Me acerco a él y sin siquiera pensar mis movimientos lo tomo del rostro, sólo poso mi mano unos momentos pensando todo lo que quiero decirle, pero no puedo, no quiero terminar perdiéndolo por completo.

El cálido tacto de su mano en mi mejilla me reconforta tanto. Su profunda mirada clavada en la mía. Coloco una de mis manos sobre la de él en mi mejilla antes de que la retire y me acerco sin pensar en nada. Mi vista va de sus ojos a sus labios, esos labios carnosos y un poco resecos. Mi respiración comienza volverse irregular y la suya choca de lleno en mi cara. El ruido de su bolso al caer me regresa un poco de cordura; cordura que me es arrebatada de una manera salvaje al chocar mi espalda contra una de las paredes.

— ¿Qué es lo que quieres jugando de esta manera conmigo? —me dice con los dientes apretados. Sus manos aprisionan mis hombros presionándolos hacia la fría pared.
El aturdimiento del golpe no me permite enfocar bien a Changmin, pero puedo sentir claramente como su cuerpo ejerce presión sobre el mío. Una de sus manos toma mi barbilla con fuerza haciendo que por fin lo vea directamente a la cara.

— Chang… —mis palabras quedan ahogadas en sus labios. El contacto es tan delicioso, tan maravilloso; ni mis sueños más reales se acercan a lo que en este momento siento.
Mi corazón se acelera; uno de los bazos de Changmin rodea mi cintura pegándome a su cuerpo mientras que su mano en mi nuca me impide cualquier movimiento. Mi cuerpo se encuentra completamente a su merced. Esto es tan sorpresivo que no me ha dado tiempo a reaccionar.

— UMM… —un quejido queda ahogado en sus labios cuando cansado de esperar respuesta muerde con fuerza uno de los míos eh invade mi boca con su lengua. El sabor metálico de la sangre se mezcla con nuestra saliva.


Mi autocontrol se fue al demonio, sus actos terminaron por desatar lo que tanto estaba evitando. Sus brazos rodean mi cuello, enredando sus dedos en mi cabello. Su delgado cuerpo aprisionado por el mío comienza a removerse, intentando zafarse. Sin dejar de ejercer presión sobre él tomo rápidamente el teléfono que se encuentra a un lado de nosotros y con el cable ato sus muñecas por sobre su cabeza, atorándolo en el pequeño clavo que sostenía el cuadro que ahora está en el piso.

— Me provocas Yoochun ¿Porqué, porqué tiene que ser así? ¿Por qué tienes que ser mi hermano? —sus hermosos ojos se abren por completo. Paso mi pulgar por la pequeña abertura que le he hecho en el labio.

— Changmin…

— ¡Cállate! —grito tomándolo del cuello de la camisa azotándolo de nuevo contra la pared. Cierra sus ojos presionándolos debido al dolor — Te largaste sin tomarme en cuenta, sin detenerte a pensar en la falta que me harías y ahora regresas y pretendes que sea el de hace cuatro años ¿Por qué? ¿Para qué regresaste? Lejos de mi estabas bien, ahora…ahora no te dejare ir.

En un fuerte tirón los botones de su camisa quedan regados en el piso y su blanco pecho queda descubierto. Mis manos van directo a sus pectorales, amasando y pellizcando, dejando marcas rojizas. Sin detener mis acciones miro su rostro ahora ladeado, con un ligero tono rosado en sus mejillas, sus ojos cerrados y su boca mordiendo parte de la tela de la manga de su camisa.

— Yoochun… Chunnie —digo en un tono necesitado, él entreabre sus ojos he intenta mirarme. Me acerco a su oído y lamo por fuera para después soplar mi aliento ya caliente.

— Haaa… —un gemido escapa de mis labios al sentir su aliento en mi oído. Las caricias rudas en mi pecho más que doler me causan una sensación de querer más, de gritarle que no se detenga, de ordenarle que lo haga más fuerte. Mi cabeza es un lio, sus reclamos en esta situación me excitan — Castígame, dame mi merecido… haaa…
Las palabras salen sin siquiera pensarlas, sus dientes en mi cuello mordiendo sin piedad hacen que la temperatura suba.

— Changmin… haaa…yo… ¡Haaaa! —antes de poder proseguir, una de sus manos aprieta con fuerza mi miembro haciéndome gritar. Mi respiración es completamente irregular y las ganas de tocar su cuerpo me consumen — Desátame, por favor…q-quiero tocarte…

La impaciencia y desesperación se escuchan en mi voz, él simplemente ríe bajito y hace más presión sobre mi entrepierna. Todo me daba vueltas, sus manos traviesas tocan con efusividad mi torso, deslizándose hasta mi trasero, dando nalgadas.


Escucharlo suplicante me hace querer torturarlo más. Esa imagen es tan extaciante, verlo colgado sólo a mi disposición.

— No querido hermano, ahora el que toma las decisiones soy yo —le digo acercándome a su espalda lo abrazo y siento su pecho— mereces ser castigado por todo el tiempo que me dejaste, y quise estar contigo —le digo al oído rasguño su pecho y escucho un gemido de dolor y excitación recorro su piel hasta llegar a su cuello siento su manzana tragar saliva, hago presión en él y muerdo su clavícula.

— Changmin, quiero sentirte, déjame tocarte —me dice con dificultad.

— No tienes derecho a pedirme nada, ¿quieres sentirme? Esto no es suficiente —le digo quitándome la playera ante sus ojos, me acerco de nuevo y restriego mi piel con la suya, subiendo desde su abdomen hasta llegar a su cara, sus ojos cerrados y la expresión que tiene su rostro me hace querer hacerlo sufrir, el coraje y el deseo aumenta. Jalo sus cabellos para alzar su rostro y tener su cuello cerca de mis labios, abre los ojos y suelta un gemido ahogado.

El dolor sólo me hace querer más, el ardor en mi pecho me hace gemir, quiero que lo vuelva a hacer, siento una mordida en mi cuello haciéndome gritar— No lo hagas —digo instintivamente, sin hacerme caso lo vuelve a hacer y yo chilló de placer, parece que el suplicar lo excita más. Se aleja de mí tomándome del cuello me azota contra la pared una vez más. Lo miro notando la sed de venganza y deseo mezclados en su mirada, su mano en mi garganta me impide respirar correctamente. Su mano desciende lentamente de mi cuello a mi pecho arañando todo su recorrido, alzo mi cabeza enarcando todo mi cuerpo, quiero sentir más profundidad, quiero sus uñas más dentro y gimo para que lo entienda pero detiene su acto.

Posa una mano en la pretina de mi pantalón desabrocha el botón y baja de un tirón mi prenda, con todo y ropa interior lo saca de mí. Sus largos dedos tocan mi abdomen con un suave roce hasta llegar a mi ingle. — Suéltame, por favor —le suplico una vez más, él sólo ríe sin escuchar realmente lo que digo. Sigue con su acto rozando el rededor de mi miembro más que erecto, sin llegar a tocarlo en absoluto. Me retuerzo tratando de zafarme; él sabe que quiero que lo haga, quiero que me toque que me masturbe pero no lo hace, sigue con esa risa cruel que no quiero que desaparezca.

— Ahora querido hermano, hazlo tú —me desata haciéndome caer al suelo, se sienta en la mesita de centro de la sala, cruza las piernas y se dispone a verme.


Quiero verlo, quiero que se toque y que gima suplicando por mí. Él me ve, su respiración es rápida y veo el sudor en lo a perlado de su pecho, su piel blanca me hace querer decorarla con marcas rojas hechas por mí, quiero morderlo y hacerle sufrir todo lo que yo sufrí cuando se fue. Él se acomoda y me ve fijamente, se sienta y recarga la espalda en la pared, abre las piernas dándome una visión VIP de su entrada, toma su miembro y comienza a masajearlo de arriba abajo, veo como trata de no quitar su vista de mi pero el deseo no deja que eso ocurra y cierra los ojos, pronuncia mi nombre casi gritando y eso me hace gemir, se acerca a gatas y trata de tocarme pero lo rechazo con una bofetada.

— No te di permiso de parar, regresa a tu lugar —le doy una bofetada más y le gusta pues ríe y gime al mismo tiempo— No te estás portando bien ¿lo sabías? No respetas a tu amo, regresa a tu lugar —le digo secamente, tomo el cable de teléfono con el que lo amarré y como si fuera un látigo le doy en el trasero— Me estás haciendo enfadar —digo amenazante.

La manera en la que habla no hace más que encenderme por dentro, el calor se hace insoportable y ese latigazo que me da aumenta el placer, me hace sentir culpable y digno merecedor de un castigo que sin quejas estoy dispuesto a aceptar— Castígame—le digo jadeando de rodillas ante él, jalando sus pantalones suplicando por su atención.

—Agacha la cabeza, no te di permiso de mirarme —me dice dando otro latigazo a mi trasero, agacho la cabeza y espero que diga algo— regresa a lo que te ordené —me toma de los hombros y como si fuera un trapo me lleva a la pared donde estaba, eso me siento en esos momentos soy su juguete y quiero que juegue conmigo, soy un simple hombre recibiendo su castigo por años de estupidez. Vuelvo a retomar lo que había dejado, me masturbo frente a Changmin jadeando y excitándome más con su mirar, parado frente a mi sin playera y con el cable de teléfono en la mano que de vez en vez lo aprieta conteniendo su furia. Sé que verme así le gusta y cuando digo su nombre él gime conmigo, abro mis piernas hacia él pidiendo su atención, estoy a punto de derramarme. ¿Qué no entiende que lo quiero dentro?


La vista que tengo en esos momentos es estupenda, controlo mis impulsos para no ir y poseerlo, antes tengo que someterlo y ya que esta tan ansioso de mí, solo le daré el placer de obedecerme— detente —le digo y para su masaje, su miembro está más que preparado y el mío duele ansiando el contacto— levántate —le ordeno y me acerco; su respiración me vuelve loco, sus piernas tiemblan. Lo volteo de espaldas a mí y lo arrincono a la pared quitando por completo su camisa; me pego a su cuerpo mordiendo su espalda. Sin quitarme los pantalones doy ligeras estocadas a su trasero lo suficiente para que sienta mi erección— ¿Lo sientes? ¿Quieres más? —gime más fuerte diciendo mi nombre, el roce también me hace gemir jadeando en cada palabra, el contacto de mi pantalón rozando su piel y a la vez la mía, me gusta. No puedo resistir y lo hago más fuerte una par de veces más, ahora parece que el que me controla es Yoochun y no lo puedo permitir, detengo mi acto y lo volteo de golpe besando agresivamente sus labios pero no se niega y muerde mi labio inferior esto me hace enfadar y lo aviento al suelo una vez más. Le doy una bofetada y jalo sus cabellos al tiempo que me pongo de cuclillas— Eres un chico muy malo, y ahora tu castigo será peor —le digo soltándolo de un tirón— ábrete para mí —le hablo en un tono dulce sarcástico, Yoochun obedece de inmediato sin dejar de jadear y yo por otro lado conteniendo las ganas, verlo tan a mi disposición me hace perder la razón. Volteo a la mesita a un lado de nosotros y sonrío de medio lado tomando el pequeño teléfono inalámbrico y jugueteo con él en mi mano— Esto será muy divertido hermano —le digo imaginando su rostro extasiado de placer.

Ya no podía soportarlo más estaba a nada de llegar al punto máximo, de pronto siento algo frio en mi entrada que me hace dar un respingo y gritar de placer, enarco mi espalda esperando profundidad pero solo masajea, cierro mis ojos y grito cuando empieza a simular penetraciones. Me retuerzo imaginando que es Changmin el que hace eso y no un objeto que ni siquiera me he percatado de lo que es— Changmin haa….más fuerte —le digo autoritariamente, se que está mal.

— Aquí el que da las órdenes soy yo —me dice haciendo una presión más fuerte que termina doliendo— ¿No prefieres que sea yo? —muerde mi oreja y chillo de dolor y placer al mismo tiempo.

— Quiero que seas tú… —digo buscando su boca con mis manos y ahora no se opone lo beso con la misma agresividad que él y luego lo aviento como lo había hecho conmigo. Dejo que siga con los golpes en mi entrada y tomo su otra mano acomodándola en mi miembro— Hazlo, por favor —digo con dificultad.


Siento su pene palpitante, escucho sus palabras y quiero hacerlo pero este era su castigo. Lo aprieto haciendo que Yoochun grite sé que le duele y quiero que sufra quiero exprimir su ser en mi mano y no falta mucho para ello. Muevo el pequeño teléfono una vez más y paró en seco mi acto, esto era lo último.

Me levanto de ahí y escucho un gemido de enfado por abandonarlo— Ahora mírame muy bien —le digo y entre jadeos se acomoda mirándome con los ojos entrecerrados. Desabrocho mi pantalón y gimo al sacar mi miembro. Duele pero ya no durará mucho, comienzo a masturbarme delante de Yoochun me excito más cuando muerde su labio degustando la escena en su imaginación, se toca de nuevo y lo hace al ritmo que yo, dice mi nombre una vez más y cierro mis ojos perdiéndome en su voz, sin querer digo su nombre al momento de estallar pero no soy el único él lo hace junto conmigo. Siento mi mano húmeda y paso uno de mis dedos por mis labios embarrando un poco de mi semilla en ellos me acerco de nueva cuenta a Yoochun y jalo su cabello besándolo asegurándome de que recorra todo de ellos— Esto es lo único que podrás probar de mi —le digo viendo como se relame los labios.

Estoy cansado y mi respiración es rápida, me siento en el suelo recargándome en la pared a un lado de mi hermano, siento como recarga su cabeza en mi hombro pero no volteo a verlo, acaricia mi brazo— Te amo —me dice casi en un susurro. Eso lo he querido escuchar desde hace mucho, pero el coraje, aun a pesar de lo que hice, no cesará tan fácil.

— Yo también pero…ahora no es suficiente con decirlo —le digo sin abrir los ojos.

— Lo sé, pero estoy dispuesto…castígame hermano —me dice de una manera tan seductora que los deseos de venganza vuelven a despertar en mi.

FIN

4 Comentarios:

  1. Anónimo8/15/2011

    :O lo ame lo ame lo ame esk esta woooooooo alucine de verdad esta muy bueno felicidades *.*

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  2. moneiba8/16/2011

    waoooooooooooooooo me encantoooooooooooo quedo genial tan increible

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  3. Anónimo8/18/2011

    mega hiper pervert pero genial!!!!!

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  4. Anónimo8/18/2011

    mega hiper pervert pero genial!!!!!

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