KINGDOM TVXQ!

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Arualthings

Blogger - Especial 1

CORAZONES TRANSFORMADOS
PRIMER ESPECIAL







La primera y única vez que Junsu se sintió enamorado, fue cuando tenía aproximadamente quince años, tal vez un poco más. Su madre lo había enviado por un poco de dulce a la tienda cercana a su casa.

En ese entonces, Junsu vivía relativamente cerca al Conservatorio de Arte, Deporte y Cultura SM. Eran las cinco de la tarde. Lo recuerda bien, por que acababa de terminar su tarea y su madre le había pedido que fuera por el dulce para la cena.

Siempre le había gustado y había admirado ese enorme lugar, queriendo descubrir lo que escondían esas grandes rejas y por que todos esos chicos siempre lucían tan felices. Todos ellos tenían un gran talento.

No habían muchos cuando miró al interior de las rejas. Unos cuantos recién duchados, seguramente abandonando sus entrenamientos dispuestos a ir a casa. Las rejas se abrieron y Junsu retrocedió. Los jóvenes comenzaron a salir.

Junsu había revisado su ropa, encontrarse adecuadamente vestido y fue así. Su familia disponía del dinero para hacerlo entrar al Conservatorio, pero él carecía del talento. Miró los edificios, los premios, los rostros triunfantes en la galería.

Observó asombrado el lugar, antes de que alguien lo sorprendiera y lo echara de ahí. Las grandes canchas, los enormes auditórium. El particular uniforme que se le hacía muy llamativo y a su gusto. Junsu quedó encantado con el lugar, deseando descubrir al menos un talento que le permitiera ingresar.

Probablemente si Junho lo quisiera, él podría entrar. Canta muy bien, baila bien. Incluso pinta. Y sus notas son excelentes. Su hermano es demasiado bueno en todo. Y él apenas sobrevive a su vida en el instituto.

Incluso ese día suspiró, arrimado a una pared cualquiera en uno de los edificios. Con los ojos tristes y sintiéndose opacado una vez más por la perfección de Junho, por no poder superarlo, por no poder siquiera estar a su nivel.

—En realidad hablé con mi papá y él dijo que no había problema con que hiciéramos una fiesta en mi casa. Solo que Minho no bajara, por que es muy joven para ese tipo de fiestas.
—Yo amo a tu padre, Siwon. ¡Es el mejor!

Junsu levantó la mirada. El tal Siwon rió un poco abrazando al muchacho de cabello algo largo. Y tras de ellos venía un muchacho, con las manos en los bolsillos, aunque no pudo ver bien su rostro en ese momento.

—Siwon no me abraces.
—No seas amargado, Chul.

Los dos muchachos se removían, entre empujones y risas. Entrando al estudio que estaba cerca a donde Junsu se encontraba. Con la puerta abierta, el muchacho de atrás solo levantó un poco la cabeza mirando el pequeño estudio al que entraría.

Y fue como si el mundo de Junsu perdiera gravedad.

Ralentizó en sus recuerdos el instante en que aquel muchacho de cabello negro pasó muy cerca de él, con su paso lento y sin determinarlo en ningún momento. Por que aquel muchacho poseía una belleza incomparable.

Esa fue la primera vez que Junsu suspiró, con una ilusión en los labios. Y que comprendió el significado de que el mundo dejaba de girar y todo parecía ir más lento. Por que de pronto Junsu vio a la persona indicada frente a sus ojos.

…Y se llenó de una majestuosa ilusión.






—Así que nos van a llevar a todos a las finales que serán en Tokio, Japón. ¿No es genial?
—¡Hijo, que buena noticia!
—De seguro nos llenaras de orgullo.

Junsu solo jugó con la comida en su plato, escuchando a su hermano mayor habla de los planes que tenía para este final de semestre. Mientras sus padres parecían brillar de la emoción y orgullo.

Algo que Junsu parecía no generar en ellos ni de broma.

De pronto su madre tomó su mano, visiblemente preocupada. –Junsu, ¿estás bien? Casi no has hablado durante la cena.
—¿Hay algo que te moleste, Su?

Se encontró con la sonrisa amable de Junho, y con la atención de sus padres otra vez. Por eso únicamente sonrió. Pensando conscientemente que de seguir en el mismo instituto que su hermano solo seguiría sintiéndose peor.

Por que él quería ser Junsu, solo eso. Él necesitaba dejar de ser, el hermano de Junho.

—He estado pensando, ¿han escuchado del conservatorio de arte, deporte y cultura?
—Por supuesto es un lugar muy prestigioso. Saca a los mejores artistas del país. Pero solo la gente con un verdadero talento logra entrar. Sus calificaciones no son suficientes.

Junsu asintió, respirando profundo y mirándolos directamente.

—Quiero estudiar ahí.

Sus padres compartieron una breve mirada.

—Pues… Si eso es lo que deseas. Tú madre y yo podríamos hacer un esfuerzo.— Junsu sonrió y Junho también. –Junho podría usar cualquiera de sus cualidades. ¿Cuál usuarias tú?
—Tal vez el deporte, Junsu es bueno jugando futbol.

Y sus padres lo estaban haciendo otra vez. Manejando su futuro otra vez, junto a Junho. Por eso mismo golpeó la mesa con sus manos y se levantó.

—No, por favor. Quiero ir yo solo al conservatorio. Junho está muy bien en el instituto particular. Yo quiero y creo que es necesario que los dos nos independicemos al menos un poco. Es necesario.

Junho limpió su boca y sonrió.

—Si eso es lo que Junsu quiere, por mi no hay problema.

Sin embargo sus padres no parecían muy convencidos con eso. Así que la conversación terminó en un: “Lo pensaremos. Primero termina el año con buenas calificaciones. Y luego hablamos.”

A Junsu le molestó tanto que si Junho no estaba incluido en el plan. Sus padres lo consideraban sencillamente una mala idea condicionada.






Al siguiente día Junsu volvió a colarse dentro del conservatorio.

Pero con la diferencia de que en esta ocasión, fue directo hacía la puerta donde había visto a aquel muchacho entrar. Caminó con cuidado, encontró la puerta semi abierta y lo vio sentado frente al piano.

Con sus dos amigos haciendo la tarea junto a él.

—Oye Yoochun, ¿es cierto que Moonbin se te declaró?

El muchacho de cabello largó se acercó a Yoochun. Junsu incluso sonrió al por fin enterarse de su nombre. Pero al mismo tiempo prestó atención a aquella respuesta. Por que Yoochun suspiró, entonando un par de notas en el piano.

—Es cierto.
—¿Y? ¿Están saliendo?

—Por supuesto que no, ella no me gusta. Le dije que era una muchacha muy linda, pero que no la podía aceptar por que no la veía de la misma forma.
—Oh~ Eres demasiado buen chico Chun.

Heechul, torció la boca en una mueca infantil. Y Siwon desde atrás solo rodó los ojos. Jalándolo por los hombros para salir del pequeño salón.

—Ven, voy a comprar sándwich para los tres.
—Pero también quiero un poco de gaseosa.
—Si, si. Lo que sea. Chul.

Junsu velozmente se movió hacía la vitrina cercana, fingiendo que veía las publicaciones anotadas. Y una vez Siwon y Heechul estuvieron lejos. Escuchando unas notas suaves y bien entonadas, se volvió a acercar al salón.

Yoochun estaba ahí. Concentrado en lo que hacía. Con sus ojos firmes en las teclas del piano. Cerrando los ojos por unos segundos. Y cuando su voz empezó a llegar a sus oídos, acompañada por la maravillosa música que se dejaba escuchar.

Junsu lo descubrió; El arte de Yoochun era cantar.

Su mente gritó con fuerza. “¡Que voz!” Sus sentidos se volcaron ante aquel muchacho. Ante su voz, su rostro sereno. El cosquilleo que se formó en su pecho le hizo ver que eso ya no era solo una simple ilusión.

Su voz era la más hermosa que había escuchado. Jamás, nadie lo superaría.

Esa tarde llegó a su casa embelesado. Con un firme propósito en mente. Mejoraría sus notas, fuera como fuera. Así tuviera que amanecerse estudiando. Solo para ingresar al conservatorio y convencer a sus padres.

Esa noche Junsu subió corriendo hacía su habitación.

A completar la tarea que tenía a medias. A estudiar la lección del día viernes. Y a ponerse al día con todos sus cuadernos. Junsu tenía que lograrlo. Tenía que entrar al conservatorio y conocer a Yoochun.






Junsu tenía semanas pensando.

Cantar, bailar, escribir, pintar, o algún deporte.

No era bueno para nada de eso. O cuando menos jamás lo había intentando con verdadera franqueza. Junho un día le comentó. “Junsu, eres demasiado bueno con el fútbol. Jamás puedo ganarte.”

Entonces ahí, encontró su oportunidad.

Corrió al primer equipo de futbol que encontró, el entrenador lo admitió. “Eres bueno muchacho, pero puedes mejorar.” Era un inicio. Junsu ya tenía su pase para ingresar al conservatorio.

Y por lo menos al fin, era mejor que Junho en algo.

Concentrarse en ingresar al conservatorio, casi lo hizo olvidarse de su constantes sentimiento de inferioridad ante su hermano. Entonces se dedicó a entrenar y a estudiar. Con mucho esfuerzo y ganas.

Lo único malo, es que el entrenamiento de fútbol era hasta las seis de la tarde. Y rara vez llegaba a tiempo para poder verlo. Pero fue una tarde de noviembre cuando lo vio salir del instituto junto a un muchacho que no conocía.

Los dos reían y parecían muy unidos. Conversaban de algo. Y el estómago de Junsu se contrajo. “¿Quién era ese muchacho?” Los ojos de Junsu se opacaron un poco, pero tiempo después descubrió que vivían juntos. Eran hermanos.

Yoochun tenía un hermano, y parecían llevarse muy bien.

Junsu creyó, que podría aprender tanto de Yoochun. Tal vez Yoochun podría aconsejarlo para mejorar la relación con su hermano. Supo que Yoochun sería una buena influencia en su vida.

En ese instante lo decidió; No tenía que esperar a entrar al conservatorio para conocerlo, Junsu quería conocerlo ¡Ya! Quería hablar con él. Junsu quería que dejara de ser solo un extraño que lo había enamorado con su voz.

…Junsu tenía un plan.






Junho se encontraba feliz.

Últimamente Junsu parecía brillar. Su hermano menor volvía a ser el mismo chico dulce y amigable que había sido desde siempre. Esa oscuridad y etapa depresiva parecía estar quedando atrás, etapa que Junho atribuyó a la edad por la que estaban pasando.

Detuvo sus pasos al encontrarlo apoyado en una pared cercana al conservatorio donde ahora Junsu quería estudiar. Eran casi las seis de la tarde. Se suponía que debería estar todavía en el entrenamiento. Pero aún así optó por acercarse.

—Junsu, ¿Qué haces aquí?

Él giró, sorprendido, con una expresión extraña en el rostro que Junho no logró identificar. Por que cuando él se encontraba con Junsu, usualmente se sentía feliz.

—¡Junho! ¿Tú que haces aquí?

—Pues nuestros padres llamaron. Dijeron que sentían muy orgullosos de lo bien que vas en el instituto, de tus calificaciones y todo que decidieron que salgamos a comer a un restaurante. Me pidieron que te fuera a recoger, ellos nos esperan allá. Vamos de una vez.

Junsu sintió como Junho lo agarraba por el brazo, empezando a jalarlo para poder coger un taxi del otro lado de la cuadra, pasando justo frente a la entrada del conservatorio. Arruinando todos sus planes de un encuentro casual con Yoochun.

No era nada elaborado; Solo chocaría con Yoochun y se conocerían. Pero Junho aparecía de la nada y arruinaba sus planes. Esto no estaba bien, nada bien.

—¡No! Junho tengo algo que hacer, dime donde van a estar y yo los alcanzo, por favor.
—Por supuesto que no Junsu, estás actuando muy raro. Primero no estás entrenando como deberías, ¿y ahora me dices que no quieres ir a la cena?

—¡Voy a ir! Pero solo dame unos minutos, yo los alcanzo en el restaurante.

Junho lo miró atentamente. Finalmente suspiró y pasó una mano por su rostro aún no muy convencido, pero aún así le sonrió.

—Esta bien. Su, pero ten mucho cuidado y no demores, les diré que tu entrenamiento se extendió un poco, ¿bien?
—¡Gracias Junho!

Abrazó a su hermano y él solo sacudió sus cabellos. Junsu lo vio empezar a cruzar. Pero antes de que tuviera dos pasos en la calle su cabeza giró por instinto hacía la derecha, Yoochun de pronto se encontraba a su lado.

Lo observó, Yoochun parecía estar distraídamente esperando por el auto que lo recogería, pero de la misma forma sus ojos se abrieron con sorpresa y corrió hacía la calle, soltando la maleta y gritando un fuerte: “¡Cuidado!”

Junsu no hizo más que regresar su mirada y observar con horror como su hermano se quedaba prácticamente paralizado ante el auto que se le lanzaba encima. El cuerpo de Yoochun se lanzó sobre el de Junho y lo empujó lejos de ahí.

Rodaron varios metros. Yoochun abrazando con fuerza el cuerpo de Junho. Y él corrió lo más rápido que pudo hacia donde los dos se encontraban. El auto arrancó velozmente, a Junsu no le importó.

—¡Junho! Junho… ¿Estás bien? ¿Te hiciste algún daño grave?

Se arrodilló frente a los dos muchachos que yacían en el suelo. Yoochun poco a poco fue levantando un poco la cabeza, con su cabello rozando el rostro de Junho y Junho abrió temerosos sus ojos.

Pero cuando sus ojos se encontraron. Junsu sintió un peso en el estómago. Por que de pronto Junho y Yoochun parecían no poder despegar sus miradas.

—Hola, soy Yoochun. ¿Estás bien?
—Estoy mejor de lo que hubiera estado si no hubieras aparecido. Soy Junho.

Compartieron una sonrisa y Junsu solo cayó sentado en el suelo. Algo apenas notorio al haber estado arrodillado en el suelo. Su corazón latía dolorosamente, ahí estaba su hermano siendo contemplado por Yoochun. Robándole su primer encuentro con él.

Tuvo ganas de llorar, de gritar, de lo injusta que era la vida.

…Por que Yoochun prácticamente lo ignoró ese día. Ese día que iba a ser su día.






—Junho en verdad eres increíble, yo soy patético con las matemáticas, la física y todas esas cosas raras. Soy más artístico.
—Pero tienes que ponerle esfuerzo a esto también.

Junho lo había echo otra vez.

Le había robado lo que más quería, primero con el cariño de sus padres. Ahora con Yoochun. ¡Junho era un ladrón! ¡Era el peor de todos! …Por que ni siquiera se daba cuenta que lo lastimaba.

—Mmh… ¿Cómo era el ejercicio quince?
—Haber Yoochun, ya te lo dije, solo tienes que aplicar la fórmula de aquí.

Junsu vio como Junho se acercaba a Yoochun y empezaba a escribir en el cuaderno de él. Junho se concentraba en el ejercicio, pero a cambio Yoochun solo se apoyaba en la mesa y lo observa escribir. Analizaba su rostro, sus facciones. ¡Yoochun se estaba enamorando de Junho!

Y eso había sido demasiado para él. Subió a su habitación y se encerró en ella. Llevó un par de manos a su cabeza. No era solo Yoochun, era que Junho siempre hacía lo mismo. Siempre lograba quitarle lo que más quería.

Con su actitud de perfección, con su amabilidad, sus sonrisas.

Junsu estaba harto. Ya no podía más. No lo aguantaba. Resistir no era una opción. Estaba cansado, harto, hastiado de todo. De que todo el mundo pensara que Junho era mejor que él. Que le robara todo lo que él quería.

Junho tenía que pagar.

Ese día Junsu se miró en el espejo y sonrió. El problema es que Junho y él eran iguales, físicamente hablando. Y eso no estaba bien. El punto de comparación siempre iba a estar ahí. A Junho le empezaba a gustar Yoochun, era su hermano, lo conocía.

Yoochun sería su arma. Yoochun le ayudaría a desbaratar esa perfección en la que Junho vivía, y al mismo tiempo Yoochun pagaría por haberlo ignorado. Sería como matar dos pájaros de un tiro.

…Tan fácil como eso.






Ese día, Junsu había salido con uno de sus compañeros de equipo.

Había cortado su cabello, había dejado su ropa deportiva de lado. Las tarjetas que nunca había utilizado y que sus padres le habían regalado. Todo había sido en pro cambiar por completo su vida anterior.

Él ya no iba para el conservatorio, no había necesidad. Primero por que Yoochun prácticamente iba todos los días a su casa. Y segundo por que se había propuesto no volver a pisar ese conservatorio, hasta que lograra entrar.

Pero había un problema con su plan, Junsu no contaba con la experiencia para envolver a Yoochun como si nada. Necesitaba a James, un muchacho recién transferido de Estados Unidos que se había unido a su instituto.

El chico perfecto. Rubio, ojos azules. Divertido, todo un Casanova. Con una experiencia absoluta. Habiendo entrado ese año, y James rápidamente se había vuelto un chico popular. Con quince años, las relaciones iban y venían.

Y cuando Junsu había cambiado un poco su aspecto, su ropa menos holgada, su actitud exclusiva en sus amistades. James había descubierto que tal vez Junsu podría ser una presa fácil y Junsu había encontrado su oportunidad.






—Si, Siwon ya entendí. Tengo que comprar el libro que me dijiste. No soy un idiota no tienes que llamarme cada quince minutos. Apenas lo compre voy para tu casa y hacemos el trabajo, juntos. ¡Dile a Heechul que me guarde comida, que tu mamá cocina delicioso!

Yoochun cortó la llamada y guardó el celular en su bolsillo. Con una sonrisa en los labios y mirando los locales del centro comercial. Sus pasos se detuvieron cuando vio al hermano de Junho en una mesa con un muchacho rubio.

Él no lo había notado, pero al parecer. Junsu había cambiando su aspecto y ahora reía de una manera diferente frente al muchacho. Fue solo un instante pero aquello llamó su atención. No trataba mucho a Junsu, pero… Casualmente en ese instante se veía tan distinto.

El muchacho rubio le hablaba en el oído a Junsu. Él solo reía y Yoochun lo identificó. Era aquel muchacho que ya arrastraba una fama interesante en su conservatorio, por que había salido con varias chicas de su escuela.

Yoochun arrugó el entrecejo, ese chico no podía ser bueno para Junsu.





Primero pensó en hablar con Junho.

Pero luego de un rato lo descartó. Principalmente por que Junsu era lo suficientemente grandecito como para escuchar sus palabras sin tapujos. Y tomar la decisión que creyera conveniente.

Yoochun miró la hora en su reloj. Eran casi las nueve de la noche. Junsu todavía no llegaba. Y los padres de Junho habían salido a cenar.

—¿Sucede algo?
—No, ¿por qué lo dices?

—Miras tu reloj desde hace un buen rato. ¿Tienes que irte temprano?
—No, le dije a papá que llegaría a las diez y media.

—¿Entonces?
—Es que…
—Permíteme un momento.

Junho se levantó a contestar el teléfono. Yoochun suspiró y puso la película en pausa mientras Junho subía a su habitación para ayudar a un amigo con las páginas de un deber que él ya no escuchó.

La puerta de la residencia Kim se abrió, y Yoochun temió por que se tratara de los padres de Junho y Junsu. Y se percataran de que el menor todavía no llegaba. Siéndole extraño que se preocupara tanto por Junsu, cuando ni siquiera se hablaban.

—¡Junho! ¡Ya llegó tu hermanito querido!

Yoochun se levantó de su lugar, observando sorprendido el paso torpe y los gritos extraños en Junsu. La risa estrambótica del muchacho lo hizo arrugar el entrecejo.

—Junsu, ¿has estado bebiendo licor?
—Oh, Chunie~ Ya se me hacía extraño que no estuvieras aquí.

Junsu se colgó de su cuello, con una risita graciosa y oliendo fuertemente a licor. Haciendo que Yoochun hiciera una pequeña mueca de disgusto.

—No deberías beber tan joven.
—Oh, no seas aguafiestas, Chunie.

Justo en ese momento, Yoochun notó la forma en que lo nombraba y sonrió divertido al notar que Junsu acariciaba su rostro torpemente, aún colgando con fuerza de su cuello.

—Oye Chunie… ¿Ya te han dicho que eres muy, pero muy apuesto?
—Un par de veces, pero será mejor que entres a tu habitación.

—No. ¿Para que? Mi habitación es muy aburrida.
—Escucha, tal vez no es el momento pero te vi con James. Ese muchacho tiene una pésima reputación y estoy seguro que es él con quien estuviste tomando y…

—Shh… ¿Por qué me hablas mal de James, Chunie? ¡Él es grandioso! A todas estas. ¿Dónde está mi hermano?
—Subió, pero escucha James es una mala influencia, es un Casanova y…

Junsu de pronto se alejó. Con una sonrisa en los labios y apoyándose un poco en el sillón tras de él. Yoochun solo lo observó atentamente.

—Oye, Chunie… ¿No será que estás celoso?
—¿Eh? ¿Celoso? ¿De quien?

Las palabras de Yoochun eran sinceras, apenas conocía a Junsu. Pero el momento en que Yoochun se desconectó de Junho ocurrió justo en ese instante. Junsu se acercó con un paso lento y suave.

Lo agarró por el cuello y juntó sus labios descaradamente, en un beso que Yoochun intentó detener, pero Junsu se apretó a su cuerpo. Juntando sus pechos y sofocando a Yoochun hasta el punto de que prontamente ese beso se volvió una necesidad.

Por que sus sentidos se despertaron, por que los labios de Junsu eran deliciosos y por que jugaban a su placer con los suyos. Por que Junsu tenía una experiencia que lo sobrepasaba, que lo sorprendió gratificantemente.

Fue como si se tratara del destino, por que al juntar sus labios algo dentro de él hizo ‘clic’ como si su mente gritara con fuerza “¡Es él!” y entonces comenzó a responderle al beso, a poner sus manos en la espalda de Junsu, haciendo que un corto gemido se perdiera entre sus bocas.

…Yoochun lo supo, ese día… Junsu lo enloqueció.

—Ya terminé, era un amigo del instituto, por cierto, ¿escuché a Junsu llegar?

Junsu fue más veloz al escuchar la voz de Junho, se alejó de él con una sonrisa en los labios. Yoochun solo se paralizó brevemente al ver aquel rostro. Esos labios rojos y algo hinchados.

—Si hyung. Ya llegué.

Él levantó su mano mirándolo todavía. Junho terminó de bajar las escaleras, sin siquiera sospechar lo que hubiera visto hace un par de minutos de haber bajado sin avisar.

—¿Por qué llegaste tarde?
—Estaba con unos amigos, estoy cansado me voy a dormir.

Junsu fue inteligente, le sonrió un poco a su hermano, pero no se le acercó demasiado. Precisamente para que no intuyera el olor a licor. Luego de eso Junsu subió las escaleras como si nada hubiera sucedido en realidad.

Y Yoochun se quedó ahí, perdido en sus pensamientos y confusión. En que tal vez Junho no le gustaba tanto, por que si un beso lo desestabilizaba hasta tal punto. Junho sencillamente solo había sido una ilusión.






Dos semanas después Junsu decidió ir a buscar a Yoochun.

Por que probablemente se encontraba confundido. Y a Junsu le aburría tener que esperar por que su plan funcionara como deseaba. Además de que Junho ya se había mostrado preocupado por que Yoochun parecía haberse alejado de él.

Aunque en realidad de quien Yoochun huía era de Junsu más no de Junho.

Pero eso a Junsu lo tenía sin cuidado. Se apoyó en la pared cercana a la entrada del instituto, con los brazos cruzados y esperando por él. Imponiendo su presencia a diferencia de las veces anteriores. Sintiendo las miradas de todos sobre si.

—¿Junsu? ¿Qué haces aquí?

Sonrió en cuanto escuchó su voz una vez más. Puso la mejor cara que encontró. Una mezcla de inocencia y felicidad. Una que James le había ayudado a perfeccionar.

—Hace tiempo que nos vas a la casa. No me has dado la oportunidad de pedirte disculpas.

De pronto el rostro de Yoochun se sonrojo. Tosió un poco y desvió la mirada.

—Si es por el beso, no te preocupes.
—Es que… Estaba un poco tomado y… Pues a ti te gusta mi hermano así que…
—Tú tranquilo Junsu. Esto no tiene que ver contigo.

Entonces sonrió. Tan sinceramente como pudo. Acercándose a Yoochun y colocándose frente a él. Para que observara su rostro y se lo grabara hasta en los sueños. Junsu quería enloquecerlo hasta el punto de que ni siquiera recordara el nombre de Junho.

—Entonces no hay problema. Me alegra que todo este bien de nuevo.
—Si… Claro… Iré a tu casa en estos días. Nos vemos ahí.
—Por supuesto, espero que nos podamos llevar mejor de ahora en adelante.

Estiró su mano con cuidado y Yoochun pareció ponerse nervioso en ese instante, hasta que simplemente estrechó su mano y sonrió.

—Me alegra que ahora seamos amigos, Yoochun. Nos vemos.
—…¿Amigos?

Escuchó la voz de Yoochun dicha casi en un susurro mientras se alejaba. Su sonrisa cambió de a poco. Por que su plan marchaba y para estas alturas incluso se había olvidado de que en algún momento Yoochun le gustó de verdad.






—Dime, ¿has enloquecido ya lo suficiente a Yoochun?

James besó su cuello, con algo de suavidad. Ambos sobre el sillón en la amplia sala en la casa de él. Junsu solo suspiró brevemente antes de negar un poco y que James sonriera con un beso en los labios.

—¿Todavía no? ¿Está demente ese chico? Eres demasiado sexy Junsu… Cualquiera enloquecería solo con verte.— Justo en el instante en que James besó sus labios con una devoción absoluta, justo en ese momento supo que algo no estaba bien. –¿Por que no lo olvidas y te quedas conmigo?

Lo alejó, con ambas manos. Marcando la distancia necesaria para poder mirarlo a los ojos. Y que todo queda completamente claro para ambos.

—Sabes perfectamente que no quiero estar con nadie en ningún tipo de relación, James. Además tú no sales en serio con nadie.
—¿Y que si ahora quiero salir en serio contigo?

—¿El cazador resultó cazado?

Junsu rió. Cruelmente.

—Entonces lo mejor será dejar las cosas hasta aquí. No quiero que salgas lastimado, James.
—Yo quiero estar contigo, a mi nadie me rechaza.

La mano de James apresó su brazo con fuerza, con algo de brusquedad en realidad. Junsu se levantó del sillón y se soltó. Mirando al rubio directamente a la cara.

—Pues a mi no me da la gana de estar contigo en ningún tipo de relación. Desde el principio sabías que esto no era más una relación de intereses mutuos. Tú me querías tener a tu absoluta disposición. Yo quería aprender de ti.

—Quizá aprendiste demasiado de mí.
—Probablemente si. Ahora no me busques más y déjame en paz.

Intentó salir de la habitación hasta que su celular sonó y vio como James tomaba el celular que al parecer se le había caído del bolsillo y había quedado en el sillón.

—Oh, pero si es Yoochun, ¿Por qué no me dijiste que ya habían compartido números?
—Fue la semana pasada en la parrillada que hubo en mi casa. Dame el celular.

—¿Y… Si yo le cuento lo de tu plan a Yoochun?
—¡No bromees con eso James!

En esta ocasión fue el turno de James Kudrov para reír.

—Claro, es que tu plan está a la mitad. ¿Verdad?
—¿Qué quieres para mantenerte callado?
—Acuéstate conmigo.

Junsu respiró profundo, quitándole el celular de las manos y mirándolo con verdadero odio y desprecio.

—Olvídalo.
—Entonces tal vez deba tener una interesante conversación con Yoochun o con tu hermano. ¡Si, eso sería perfecto!

El momento exacto cuando las cosas se ponen de cabeza y tu plan está en manos de alguien más. Junsu solo abandonó la casa de James, intentando pensar adecuadamente su siguiente paso. Entonces descubrió que había aprendido del mejor.

Y que el estudiante había superado al maestro. Destruiría a James y de paso se acercaría más a Yoochun. Sin contar con que podría eliminar cualquier duda con respecto a James en adelante.






Yoochun tocó el timbre de la puerta. Con su abrigo cubriendo su cuerpo, habiendo corrido demasiado para llegar a la casa de Junsu. No estaba absolutamente correcto de hasta que punto era ver a Junsu en su casa cuando Junho se encontraba de viaje y sus padres estaban trabajando pero Junsu había sonado tan mal al teléfono que no puedo evitar salir corriendo hasta él.

—Yoochun…

Su nombre dicho en un susurro. Junsu prontamente lo abrazó con fuerza, con algunas lágrimas saliendo de sus labios. Encogiendo el corazón de Yoochun ante aquella expresión de tristeza en el rostro del menor.

—Junsu, ¿qué sucedió?
—Lo siento, siento haberte llamado con tremenda lluvia. Pero es que no sabía a quien más llamar y como Junho está de viaje por lo de las nacionales. Lo siento mucho.

—Tranquilo, Junsu. Somos amigos, puedes contar conmigo. No hay problema. ¿Qué pasó?
—Es que… James… Yo lo quiero tanto y él…

Junsu derramó un par de lágrimas más. Yoochun cerró la puerta y lo guió hasta uno de los sillones. Limpiando un poco su rostro y logrando que lo mirara al rostro. Junsu parecía verdaderamente afectado.

—¿Qué sucedió con él?

—Estábamos en su casa, él quería que estuviéramos juntos. Pero yo no… No lo sé, no estaba listo y él se enojó y… Quiso obligarme pero lo golpee y dijo que me arrepentiría de rechazarlo. Yoochun me dio mucho miedo. No quiero que venga a decirle mentiras a mi hermano o mis padres… Ellos no… ¡Dios, ¿Qué voy a hacer?!

Junsu tapó el rostro con sus manos, Yoochun únicamente lo abrazó.

—Ese imbécil. Junsu te dije que no te metieras con él.
—Pero él dijo que me quería. Yo creí en él.

Yoochun lo miró en ese preciso instante. Miró su rostro triste y decepcionado. Con un suspiró de sus labios, y su corazón latió desbocado cuando vio esos labios. Esos labios que semanas atrás lo habían enloquecido.

—Junsu tú eres increíble. Pronto encontraras a alguien que valga la pena.
—A mi nadie me quiere, Yoochun. Todos prefieren a Junho.

—Eso no es cierto.
—Incluso tú lo prefieres a él.

Yoochun pudo ver como Junsu se sonrojaba antes sus propias palabras, pero aún así no desvió la mirada. Algo dentro de él pareció comprender algo.

—Junsu… ¿Por qué no quisiste estar con James?
—Por que no lo amo.
—¿Y a quien amas de verdad?

Su pecho comenzó a subir y bajar notoriamente, su respiración y el frio de la noche coló fuerte en su piel. Los labios de Junsu se encontraban tan cerca que Yoochun entendió que haberse alejado un poco de Junho luego de aquel beso no podía ser solo una coincidencia.

—¿De quien estás enamorado Junsu?
—…De ti.

Y fue como si Junsu hubiera roto todas las barreras entre ambos. Por que su rostro triste, y aquella expresión tan vacilante entre el miedo y la alegría. Yoochun terminó por rendirse ante él. Ante su confusión.

Lo había decidido, Junho le había gustado.

Pero Junsu lo enloquecía, hasta el punto de querer estar solo con él.

Por eso lo besó. Con suavidad, temeroso de ser rechazado. Pero cuando las manos de Junsu estuvieron por su cuello, cerrando el beso. Afirmando su cercanía. Jugando con el nerviosismo que los recorría.

La lluvia que apenas se escuchaba hizo que Yoochun cerrara los ojos y lentamente se colocará sobre Junsu. Cuando el gimió en medio del beso, sus manos inexpertas viajaron debajo de la camisa de Junsu, tocando su piel.

Al mismo tiempo Junsu logró perderse en él. En medio de su beso, acariciando su piel y haciéndolo gemir lentamente. Cuando Junsu lo alejó un poco. Yoochun temió que lo rechazara, pero solo le sonrió, tomándolo por la mano y guiándolo hacía su habitación.

—Yoochun… Yo en verdad te quiero.

No le dio la oportunidad de contestarle al menos con un ‘Yo también’ por que apresó sus labios con fuerza, no cerró la puerta y a él tampoco le preocupó. Únicamente se dejó guiar por el cuerpo de Junsu.

Por sus sentimientos que bullían con fuerza, que lo dejaba colgado en hilo de pasión y amor que lo envolvía y que le hacía ver lo mucho que podía sentir por aquel muchacho de cabello negro.

Le encantaba oír sus gemidos, su voz suave y ver sus ojos contemplándolo de aquella manera. Junsu lo incitó a quitarse la camisa, empezando a levantarla y Yoochun lo hizo de inmediato.

Curiosamente no se percató del momento en que Junsu hizo lo mismo con la suya. Junsu se dejó caer suavemente sobre la cama. Con Yoochun besando su cuello. Acariciando levemente su cuerpo, con la misma inseguridad que libraba en su cuerpo.

—Junsu… ¿Estás seguro de esto?
—Estoy seguro de que quiero que nuestra primera vez sea así.

Yoochun ni siquiera le preguntó, como sabía que también era su primera vez. Por que probablemente su tacto inseguro se lo demostraba. Besó sus labios una vez más. Cerrando los ojos, escuchando a lo lejos la lluvia.

Pensó en ese momento que no había mejor momento. Por que cada vez que escuchara la lluvia, que la viera o la sintiera. Entonces recordaría lo mucho que amó a Junsu en ese momento. Lo mucho que su corazón latía por él y solo por él.

—Te amo Junsu…

Habló cerca de su oído. Besando el cuello de Junsu, él pareció tensarse un poco, pero rápidamente volvió a relajarse. Con suspiros saliendo de su boca. Tocando la espalda desnuda de Yoochun y decidiendo que justo en ese momento no quería pensar en nada más.

Quería estar con él. La primera persona de la que se había enamorado.

Justo en ese momento, Junsu lo quería solo a él.






Cuando Junsu abrió los ojos, luego de un largo sueño.

Con el cuerpo un poco adolorido y cansado. Lo primero que sintió fue a Yoochun fuertemente abrazando a él, y lo primero que observó fue su ventana que le mostraba la fuerte lluvia que aún caía sobre Seúl.

La respiración suave de Yoochun lo convenció de que estaba dormido también. Sus cuerpos desnudos apenas tapados por la delgada sábana. Y Junsu tuvo que tapar su rostro ante las lágrimas que salieron de sus ojos.

¿Qué estaba haciendo?

Su idea de venganza, plan, lo que fuera. Estaba llegando demasiado lejos. Por que finalmente descubrió que seguía enamorado de Yoochun. Pero al mismo tiempo deseaba tanto poder restregarle en la cara a su hermano que se había quedado con la persona que él quería.

¿Qué pasaba con él? Su envidia, resentimiento, lo que fuera que sintiera por Junho…

…¿Era más grande que sus sentimientos por Yoochun?

El cuerpo de Yoochun se empezó a mover. Junsu intentó secar rápidamente sus lágrimas sin moverse demasiado. Finalmente Yoochun besó su mejilla, con una sonrisa en el rostro y con una expresión de serenidad que distaba tanto del sentimiento que albergaba en Junsu.

—Te amo, Junsu.
—Mmh… Yo también, Chunie.

Yoochun escondió su rostro en el hombro de Junsu. Acurrucándose mejor en su cuerpo, con la misma sonrisa en los labios. Abrazándolo con fuerza. Sintiendo por primera vez en la vida, lo que era en verdad.

Sentir que alguien complementaba tu ser.






—Debemos decirle a Junho.

Junsu dejó el durazno en sus manos y giró para mirar a Yoochun que lo abrazaba por la espalda, ambos sentados en la sala de su casa. Aprovechando que sus padres todavía no llegaban y Junho seguía en el instituto.

—No lo sé, creo que tú le gustas Yoochun.
—¿En serio? Pero… Llevamos tres semanas saliendo, Su. No decirle sería como traicionar su confianza.

Yoochun lo apretó un poco más y Junsu sonrió.

—Si tú lo quieres así, Yoochun. Pero…

La puerta se abrió. Ambos giraron hacía la puerta y vieron como la sonrisa de Junho se borraba de a poco al verlos abrazados de aquella forma. Con las llaves en sus manos dejando de moverse como usualmente Junho lo hacía.

—Ustedes… ¿Por qué están tan juntos?

Junsu fue el primero en levantarse. Ofreciéndole una mano a Yoochun para que se levantara también. Inesperadamente Yoochun apretó su mano con fuerza, respirando profundo antes de enfrentar a Junho con las palabras adecuadas.

Lamentablemente, el momento no fue tan glorioso como Junsu lo había esperado.







Junho no había mostrado expresión alguna de tristeza o de dolor. Solo se había mostrado un poco incómodo en un comienzo. Se había marchado excusándose de que tenía mucha tarea, cuando antes dejaba su tarea de lado por ayudar a Yoochun con la suya.

No es como si quisiera ver a su hermano sumido en la tristeza. Eso, ya lo había descubierto cuando Yoochun comenzó a decirle a Junho que habían empezado a salir. Descubrió que no quería lastimarlo, por que era su hermano.

Pero aún así, esa sensación de inferioridad continuaba. Junsu solo optó por alejarse de Junho por que las cosas marcharan de esa forma.

Fue una noche, cuando bajaba por un poco de agua. Vio a Junho sentando en una de las sillas de la cocina, con un vaso con agua en las manos. Viendo hacia la nada, concentrado en sus pensamiento.

—Eres un tonto Junho… Probablemente desde un inicio quien le gustó fue Junsu.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar las palabras secas de su hermano. Su voz compungida por la tristeza. Junho solo pasó una mano por su frente y finalmente sollozó bajamente, como una única oportunidad para poder exteriorizar sus sentimientos a solas.

Y ahí estaba; Su irrefutable victoria.

Le había ganado. Por primera vez le había ganado a Junho, una sonrisa surcó por sus labios. Contrario a sentirse mal por él o a sus pensamientos anteriores. Ganarle fue tan gratificante que esa noche solo subió se lanzó sobre su cama y recordó que aquel lugar había marcado la profunda devoción que Yoochun sentía por él.

Había ganado. Así de sencillo. Kim Junsu era un triunfador.







Esa mañana estaba tan feliz que había invitado a Yoochun a salir por ahí. Pasaría por él al conservatorio. Con las clases terminando el año escolar no había mucho que hacer después de clases. Y el entrenamiento ya no era tan cansado para él.

Cuando estuvo en la misma calle del conservatorio sus pasos se detuvieron. James estaba ahí, conversando con Yoochun quien lo escuchaba atentamente. Su corazón saltó asustado. De pronto Yoochun giró, dándole la espalda a James, pasando una mano por su rostro.

James sonrió victorioso, pero esa sonrisa se borró inmediatamente cuando Yoochun giró de la nada y estampó en su rostro un fuerte golpe que hizo que todos los presentes se asustaran.

Siwon, uno de los amigos de Yoochun lo sostuvo fuertemente para que no continuara golpeándolo. Yoochun se veía demasiado enojado. Gritando a viva voz cosas que Junsu ya no escuchaba. Incluso tuvo miedo de acercarse.

Heechul se paró entre los dos. Estirando sus brazos para marcar distancia entre ambos.

No podía quedarse ahí, tenía que acercarse.

Por suerte antes de marcharse James solo gritó un: “¡Te arrepentirás de amarlo tan ciegamente! Al final te destruirá, igual que lo hizo conmigo.” Luego se fue y para cuando Junsu llegó James ya le daba la espalda marchándose de ahí.

—Yoochun, ¿qué sucedió?

Siwon lo soltó y Yoochun solo respiró profundo intentando calmarse.

—Lo siento, Su. ¡Es que ese imbécil! Se atrevió a decir que me estabas utilizando. Que odiabas o le tenías envidia a tu hermano y que por eso me utilizabas. Es un imbécil. Tenías razón cuando dijiste que intentaría vengarse de ti. Pero si se atreve acercársete le rompo la cara.

Junsu solo sonrió nervioso, abrazando a Yoochun para que se calmara.

—Tranquilo, Yoochun. Olvídalo.






—Estaba pensando en que podríamos pasar juntos las vacaciones. Mi padre tiene una casa en la playa. Te aseguro que la pasaríamos muy bien.
—Me gusta la idea.

Yoochun sonrió, llevando un canguil a su boca. Feliz de que Junsu aceptara su invitación de las vacaciones. Ambos necesitaban tiempo a solas. Con los últimos días de clases encima, estar juntos había sido un poco difícil.

Sin contar con la aparición de James en su vida. Que Yoochun había decidido obviar por petición de Junsu para evitar problemas.

—Junho… ¿Cómo tomó nuestra relación?
—Muy bien, al parecer solo fue idea mía que le gustabas.
—¿En serio? Que bueno.

Abrazó con fuerza a Junsu. Ambos sentados sobre la cama de Kim, viendo una película hasta que anocheciera. Yoochun pensó que luego de que regresaran de vacaciones podría presentarle a Yunho a Junsu. Su hermano debía ser el primero en conocerlo.

Y empezar a hacer más oficial su relación.






—Espero que la pases muy bien, Su.
—Gracias, Junho.

Para ese instante, con las vacaciones ya en sus primeros días y con el permiso debido. Finalmente Junsu arreglaba sus maletas para poder irse con Yoochun mañana temprano en la mañana. En realidad, la idea de ese viaje le gustaba demasiado.

Cuando estuvieran juntos y lejos de todos. Junsu le contaría que ya le habían aprobado su ingreso al conservatorio. Respiró profundo observando a Junho que lucía un poco melancólico todavía.

Junsu se preguntó, ¿cuándo se le pasaría el amor por Yoochun a su hermano? O cuando menos le gritaría por quitarle a la persona que le gustaba. Junho era demasiado bueno, hasta el punto de exasperarlo a veces.

—Saldré al cine con unos amigos. ¿No hay problema si te quedas solo?
—No, ve tranquilo Junho.

Su hermano asintió. Y él se quedó todavía arreglando su maleta hasta que el timbre de su casa sonó. Con una sonrisa en sus labios bajó. Por que probablemente sería Yoochun pero cuando esos ojos azules lo atravesaron, más esa sonrisa descarada Junsu solo arrugó el entrecejo.

—¿Que haces aquí, James?
—No te molestes, Su. Solo venía a hacerle una corta visita al amor de mi vida.

Junsu rodó los ojos, girando y dejando la puerta abierta para que James entrara. Se acomodó, arrimándose en el sillón. Cruzándose de brazos y dejando que James le sonriera abiertamente, con la puerta abierta momentáneamente.

A Junsu no le molestó, por que James se marcharía pronto. No demoraría mucho en su casa.

—¿Y bien? Te cuento que tenerte en mi casa no es algo que me agrade.
—Oh, vamos Junsu. ¿Por qué tan arisco? Si juntos la pasábamos tan bien.

—Exacto la pasábamos bien hasta que tú decidiste arruinarlo todo.
—De acuerdo, lo admito. Me extralimite. Pero debo admitir que me enamoré de ti y tú te comportaste como un reverendo imbécil.

—¿En serio?— Junsu sonrió ladinamente. —¿Igual que como tú te comportas con los que se enamoran de ti?
—Touché. Pero creí que al menos me guardabas un poco de cariño.

James se acercó, rozando con suavidad su cintura.

—No te acerques demasiado, James. Estoy saliendo con Yoochun.

—¡Oh, por favor!— Junsu lo vio alejarse. Un poco frustrado ante la mención de Park. –Tu y yo sabemos a la perfección de que la única razón por la que sales con él es por lastimar a Junho.

—¿Y si me enamoré de él? ¿Has pensado en esa posibilidad?
—No te mientas Junsu. Tú no lo amas, ni a él, ni a tu hermano. Ni a nadie. Eres egoísta, cruel, despiadado, manipulador. Una fiel copia de mí.

Junsu sonrió. Dando cortos pasos hacía James, acariciando su rostro con sensualidad. Con una hermosa sonrisa en los labios.

—No te equivoques James. Yo no soy copia de nadie. O si no me hubiera enamorado de ti. ¿No crees? Lo mío con Yoochun es un caso muy especial. Si, no lo amo. Pero lo quiero ¿Eso cuenta no?

—No cuando él esta enamoradísimo de ti. Cuando Junho ama a Yoochun y tú solo estás encaprichado con él.
—Da igual, de todas formas. Andamos por los dieciséis, nadie se enamora a esta edad. Tenemos mucha gente a la que conocer.

James suspiró, mirando a Junsu. Y acercando sus labios.

—¿Recuerdas cuando te propuse que te acostaras conmigo para quedarme callado? Pues a estas alturas cuando Yoochun seguramente ya ha disfrutado demasiado de este cuerpo. Y yo me voy para Estados Unidos de regreso, quizá sería bueno un beso de despedida.

—¿Y dejarás en paz a Yoochun?
—Lo juro.

Nunca confíes en la palabra de un mentiroso. Eso dice la primera regla del ganador. Pero Junsu solo sonrió besando a James, provocando un sentimiento de añoranza. Hace tanto que no lo besaba que le resultó hasta encantador volver a hacerlo.

—Oh, por cierto, Su. Te tengo una sorpresa.

James se alejó con una sonrisa en los labios. Abriendo la puerta. Y mostrando a un estupefacto Yoochun tras ella. James solo levantó una ceja, con una gran sonrisa en los labios apoyándose en los hombros de Park.

—…Te lo dije, Junsu es un chico malo.

Yoochun se removió con brusquedad. James solamente agitó su mano a Junsu y se marchó. Con la verdadera sensación de haber logrado lo que quería. Junsu instintivamente se arrimó todavía más en el respaldar del sillón.

—¿Qué clase de persona eres tú Junsu?

Se acercó, y Junsu solo sintió su respiración de forma irregular.

—Yoochun… Yo…— Intentó hallar una excusa, luego lamió sus labios y sonrió. Era incluso hasta estúpido mentir. –Lo que ves, es lo que tienes. Yoochun. No te voy a mentir, ya me ves en realidad. Tú decide, me odias o me amas. ¿Qué pesa más para ti?

El enojo de Yoochun aumentó, levantó su puño y Junsu elevó su quijada desafiantemente. Con aquella expresión que Yoochun jamás había visto en ese rostro al cual le profesó amor tantas veces.

—Ni siquiera esto mereces.— Yoochun bajó su puño y Junsu solo pareció relajarse un poco más. –Eres despreciable… ¡Yo te amaba!
—¿Amor? Por favor, Yoochun. Que ni siquiera terminamos el instituto. Sin contar con que el amor es solamente algo comercial. El cerebro decide por quien desarrollas emociones.

—¡¿Te estás escuchando acaso?!

—Si hay algo que aprendí de James y que al parecer olvido conmigo. Es que NADIE es indispensable ni irremplazable. Hoy me amas a mi, verás como en un tiempo amarás a otra persona y luego a otra. Y así sucesivamente.

Yoochun suspiró. –Tenías razón. Al menos algo de lo que me dijiste es verdad. Junho es mejor que tú y por demasiado.

Junsu arrugó el entrecejo. Apretó los puños y vio a Yoochun marcharse de su casa. Sabiendo que Yoochun había ganado en esta ocasión. Lo había herido y no precisamente con un golpe.






Yoochun esa noche, no lloró.

Ni esa noche ni la siguiente. Ni nunca.

Pero decidió algo. Junsu tenía razón en una sola cosa. El amor no existía y eso que sentía por Junsu no era más que una equivocación, algo que terminaría tarde o temprano. Que haría que ese dolor en su pecho desapareciera.

Su vida desde ese entonces se volvió un caos. Su padre comenzó a tener problemas con Yunho, la rebeldía de Jung lo desestabilizaba por completo. Y Yoochun metido en sus problemas no tenía tiempo para más.

Heechul pronto, lo empezó a acompañar. Que las fiestas, que las salidas, que divertirse con tantas personas como se pudiera. Como si ambos se desquitaran con la vida. Y Siwon al ver que no podía cambiarlos, se les unió.

Aunque Yoochun a veces pensaba que lo hacía más bien para cuidar a Heechul. Y tal vez un poco a él. Desde esas vacaciones en las que se propuso erradicar cualquier recuerdo de Junsu, fue que poco a poco Yoochun se comenzó a ganar la fama que tanto despreció de James.

Y su relación con Yunho emporó cuando intentó intervenir. Pero Yunho no sabía nada. No entendía. Y últimamente sus conversaciones eran solo discusiones. Todo era culpa de Junsu. Pero Yoochun se prometió nunca más siquiera mencionarlo ni en sus pensamientos.






Junsu dejó de saber de Yoochun hace mucho tiempo.

Por Junho solo se enteró que últimamente se dedicaba a salir de fiestas. A andar con uno o con otro, a destruir corazones por doquier. Junsu tuvo que inventarse que su relación solo se había deteriorado.

Por lo menos Junho no sabía nada. El tiempo había transcurrido muy pronto. Junsu vio el nuevo uniforme en su cuerpo y sonrió. Por que le quedaba demasiado bien. Y le agradaba al fin haberlo logrado. Estaba a unos minutos de su primer día en el Conservatorio de arte, deporte y cultura SM.

Cuando bajó las escaleras y sus padres desayunaban sonrientes en el comedor junto a Junho. Él solo se sintió superior. Por fin había una gran diferencia entre Junho y él. Así que esa mañana se marchó con una gran sonrisa en los labios.

Encontrarse con Yoochun era una opción muy viable. Y cuando eso sucedió a la entrada del conservatorio, mientras Park estaba rodeado de chicas su expresión cuando lo vio, valió siquiera un millón de dólares.

Junsu recordó que no había tenido tiempo de decirle a Yoochun que se cambiaría al conservatorio. Cuando lo vio, sonrió andando rápidamente para poder presentarse con el entrenador de fútbol y que lo colocara en el equipo como había sido disposición de la transferencia de su otra escuela.

Desde entonces, Yoochun se dedicó a hacerle la vida imposible. Pero aún así, no pudo evitar que fuera popular que todo el conservatorio pusiera sus ojos en él y que pronto todo lo que deseaba saliera como él quería.

La estrella del equipo de fútbol, popular, admirado por tantos. Capitán en inicios del segundo semestre. No estaba bajo la sombra de nadie. Y aunque Yoochun lo odiaba, todo había valido la pena. Tenía al fin, lo que quería.

—Dime algo Junsu… ¿Por qué me hablaste luego de que las clases de Química terminaron?

Changmin cerró su casillero y Junsu sonrió. No era bueno en química, y Changmin se había convertido en su tutor a pesar de ser un año menor. Su inteligencia era desbordante. Y Junsu sabía que más adelante podría servirle.

—Oh, vamos Min. Deja tus complejos de lado. Además amo tu inteligencia. Ser popular para mi no representa la gran cosa.

El muchacho rodó los ojos. Junsu vio a lo lejos como Yoochun coqueteaba con una muchacha pelirroja recién transferida. Decidió que no le importaba, y continuó caminando por que justo ese día Changmin le presentaría a un amigo suyo, llamado Jaejoong.






Un día Yoochun decidió que Junsu podía ser todo un bastardo, pero aún así seguía estando bajo los ojos de todo el mundo. Y practicar fútbol había provocado en su cuerpo unos cambios muy notorios.

Yoochun lo sabía, en el fondo. Quería demostrarse que lo había superado. Necesitaba estar con él de la misma forma en la que Junsu había logrado estar con él. Sin sentimientos de por medio. Quería demostrarse que ya no lo amaba.

Pero Junsu lo rechazaba. ¡Se daba el lujo de rechazarlo!

Pero Yoochun no se rendiría, por que Kim Junsu alguna vez, sin amor o con amor de por medio, sucumbió ante sus caricias. Y era inevitable. Se atraían. Solo necesitaba su oportunidad, para opacar a Junsu y su talento.

Por que una tarde lo escuchó cantar en la ducha y el talento puesto en comparación era asombroso. Quizá aprendió mucho más de lo esperado de Junsu. Pero no podía dejarlo seguir ganando. No quería, debía detener esa racha de victorias de Junsu.

Así sea opacando su voz. Así sea humillándolo; Así fuera convirtiéndose en un bastardo igual que él. Yoochun lo detendría. Y haría a Junsu pagar por todo, algún día. Cuando sus sentimientos desaparecieran y aún no madurara.

Por que temía, más que nada, que la madurez le permitiera perdonarlo

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