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Arualthings

Love is a Force of Nature. Cap 36.1

Regreso del Hijo de la Oscuridad:
Seúl – Primera Parte

Tú eres yo, y yo soy tú
Nunca más estaremos solos…
[Vessel, Nine Inch Nails]



Junsu abrió los ojos, estirando sus músculos y lanzando un gruñido al rodar hacia su derecha y abrazar las sabanas; la ausencia del cálido cuerpo de Yunho comenzando a carcomerlo. Odiaba la sensación…odiaba sentirse partido en dos al saber que Yunho ya se había marchado lejos…y odiaba sentirse acechado por la incertidumbre de lo que pudiera pasarle en tierras ajenas. Bueno, a estas alturas lo único que Junsu podía hacer era creer…creer en sus capacidades, de eso se trataba el vínculo también; Junsu no debía dejar que el miedo a su pérdida lo sobrepasara, después de todo él también debía cumplir un objetivo: ir en búsqueda de Yoochun.
Suspiró pesadamente, dejando que sus sentidos se intoxicaran con la esencia del cuerpo de Yunho que aún yacía impregnada en las sabanas antes de darse el ánimo de levantarse. Gruñó de mala gana al abandonar la comodidad de su cama, pero el letargo le había tomado más tiempo del indicado y por los sonidos de ajetreo allá afuera, Junsu estaba seguro que ya era pasado el mediodía…su cuerpo aún no se acostumbraba a despertar al alba.
Buscó ropajes limpios en el closet tallado de madera. Hina hace algunos días atrás le había traído todo tipo de ropajes e implementos nuevos ya que los que Junsu había traído de la mansión de Jaejoong habían quedado olvidados en la superficie, por lo que ahora se vestía como uno más de la tribu. Junsu cubrió su pálido torso con una camisola de cuero curtido, volviendo a ponerse sus pantalones de cuero negro. Ya estaba acostumbrado a ciertas prendas, y por suerte había podido salvar algo de sus viejas posesiones.

Cuando abandonó la madriguera, toda la tribu estaba ya en funcionamiento. Híbridos iban y venían realizando distintas actividades. Junsu ya estaba acostumbrado a las tareas que realizaba la gente de la  tribu, el funcionamiento en sí de la comunidad que se auto sustentaba. Si bien Hina era el pilar fundamental en cuanto a guías, fueron los mismos híbridos los que realizaron el trabajo de organizarse. Las salidas a la superficie generalmente eran para viajar en búsqueda de provisiones que no se encontraban en la aldea; había híbridos que incluso viajaban al mundo de los mortales, todo siempre resguardado por la protección de Hina; la mujer maldita que llegó como refugiada a la tribu y terminó siendo escogida como su líder.
La vida de los híbridos era tranquila, pero Junsu pensó que no era suficiente. A pesar de la tranquilidad que tenían bajo tierra en la comunidad, no era justo que se privaran de todas las maravillas y de la libertad que significaba poder correr libres en la tierra misma. Habían sido marginados, tratados como escoria, y reducidos al punto de que apenas uno de ellos era visto era cazado como verdadero ganado. ¿Qué amenaza podría realmente significar un híbrido en estas tierras? Solamente manchar la pureza de la sangre, romper el linaje y por supuesto…romper los esquemas, pero ¿realmente era tan malo? ¿Qué tan aberrante podría ser si tan sólo estabas uniendo sangre con la persona que tú querías? ¿Acaso no era lo mismo que una unión normal?

Muchas de esas preguntas fueron las que Junsu escuchó las veces que paseó junto a la gente. Las veces que se quedaba observando como algunos híbridos entrenaban, cosechaban la tierra, traían provisiones, o tan sólo se quedaban tranquilos cuidándose los unos a los otros. Si, tenían razón…y es por eso que ya no podían seguir siendo marginados. No cuando Yunho había sido escogido para guiarlos y sacarlos de la represión. El problema recaía netamente en ambos obstinados e influyentes líderes: Jaejoong y Changmin. Ellos eran los que incitaban la constante lucha y el odio mutuo. Si lograban erradicar el problema, la disputa entre ellos…el nuevo orden sería pan comido.

“¡Ah, Junsu!” Junsu detuvo su camino al escuchar la voz de Harumi. Ella inmediatamente se aproximó hasta su lado. “¿Listo para salir a la superficie? Hoy es tu gran día”

Harumi le sonrió, colmillos resplandeciendo. Llevaba el pelo recogido en una larga trenza, su toga hecha de piel gruesa le llegaba hasta las rodillas y en sus brazos cargaba una canasta con lo que parecían ser trozos de carne recién cortada. Junsu sonrió a su vez, asintiendo.
“Sí, estoy listo. Iba camino a buscar a Hina para los preparativos, pero creo que dormí demasiado…Yunho ya se ha marchado” su voz lentamente fue apagándose. Harumi pudo percatarse de su perturbación y le dio unas palmadas en el hombro.
“Se ha ido hace algunas horas rumbo al sur, a tratar en persona con la Joya. Pero quita esa mueca del rostro, no creo que hayan tenido una mala despedida…” lanzó una risita ante la expresión avergonzada de Junsu; sus palabras lo habían tomado por sorpresa.
“Sólo desearía haberlo visto partir” se encogió de hombros, suspirando. “Bueno será mejor que vaya a visitar a Hina, ella tiene que abrirme el portal”
“¡Cierto!” exclamó, su expresión iluminándose. “No te quito más tiempo entonces. ¡Mucha suerte!” Harumi volvió a sonreírle antes de retomar su camino rumbo a su propia madriguera. Junsu la observó perderse entre la gente y luego volvió a caminar hacia la gran cueva. Sonrió cuando se encontró a Chunho jugando en el camino, tomándolo entre sus brazos para llevarlo adentro consigo.
“¿Hina? ¿Dakho?” llamó al entrar, revolviendo los cabellos del Chungho. “¿No hay nadie en casa, Chungho?”
El pequeño lanzó una risita. No hubo respuesta ante su llamado, pero cuando Junsu llegó hasta el centro de la cueva pudo percatarse de la presencia de Hina al costado de la cama. Parecía estar atendiendo a una mujer híbrido, ya que tenía su mano derecha aferrada a la suya. Al otro extremo de la cama Dakho observaba la escena con el ceño fruncido, junto a otro híbrido con expresión traumatizada.

Junsu avanzó algo inseguro, soltando a Chungho y susurrándole que volviera a jugar, decidido a esperar en silencio. Finalmente pudo ver mejor la escena y percatarse de las heridas que poseía la mujer. Unas enormes marcas de garras adornaban su torso, quemantes y ensangrentadas.
“Es serio” Hina murmuró al soltarle la mano, dirigiéndose al híbrido. “Las heridas son profundas y el veneno ya está quemando dentro. Por lo que pude percibir el lobo que la atacó la tuvo largo rato en la pelea…era uno de los de hielo”
“No sé cómo pudo atajarla, Run sólo salió a cazar…ella sólo quería un poco de sangre fresca” la voz del híbrido se quebró y Junsu sintió el nudo en la garganta. Cada día se registraban nuevos ataques, y los enfrentamientos no daban tregua.
“Están patrullando por sectores, los lobos se han expandido como la mala hierba…y no sólo son ellos. Anteayer tuve aquí a un híbrido lobo herido por balas de plata. La Orden ha tomado cartas en el asunto y ha puesto vampiros a su servicio. Esto está cada vez peor” Hina suspiró, volviendo la vista hacia la mujer. “He hecho todo lo que he podido, puede que mis energías la ayuden a cerrar las heridas…pero no te aseguro que pase la noche, todo dependerá de cómo reaccione”
El híbrido asintió y Dakho le puso una mano sobre el hombro.
“Vamos, Hina tiene que atender un asunto importante ahora. Deja a Run descansar aquí, podrás visitarla más tarde” Dakho lo condujo hacia la salida, no sin mirar a Junsu en el trayecto e indicarle que se acercara a Hina antes de abandonar la cueva junto al híbrido.
“Lamento haberte hecho esperar, Junsu” Hina le dedicó una sonrisa mientras cubría el cuerpo de la mujer con las pieles y luego caminaba en su dirección. “Esto era una emergencia”
“¿Está muy grave? ¿Crees que sobrevivirá?” Junsu mordió su labio inferior, mirando de reojo el cuerpo sobre la cama.
“No lo sé. Le transmití algo de mi energía para estimular la cicatrización, pero el veneno de las garras de licántropo siempre es más efectivo contra los híbridos vampiro. Los híbridos podrán ser más fuertes…pero los licántropos se han organizado y están atacando en manadas, no dando tregua. No puedo prohibirle a la gente que salga, tienen sus necesidades y los entiendo, antes era mucho más fácil porque la orden de persecución a muerte casi no era respetada. Pero ahora…las cosas se han salido de control. Yunho tiene que persuadir a ambos líderes, son los licántropos los que están atacando a toda hora. Por lo menos los vampiros sólo pueden causar problemas de noche”

Hina se dejó caer en el futón, lanzando un suspiro de cansancio; ojos magenta subiendo hasta mirarlo.
“Y ahora es tu turno Junsu. Tienes que volver al mundo de los mortales para buscar a Park Yoochun, la pieza clave del rompecabezas”
“Si, lo sé” Junsu asintió. “Estoy listo para comenzar”
“Excelente” Hina le sonrió, aplaudiendo. “Antes que nada tengo que infórmate que el tiempo transcurre de manera más lenta en nuestras tierras, por lo que no te sorprendas si en la fecha de la tierra de los mortales ves que han pasado años desde la última vez que estuviste. El tiempo circula de distintas maneras en otras dimensiones”
Junsu abrió los ojos de par en par al escucharla, sorprendido.
“¿Años?” cuestionó; sintiendo un nudo en su garganta al pensar en su familia… ¿Cuánto tiempo llevará desaparecido para ellos?, y ella asintió.
“Lo comprobarás cuando llegues. Otra cosa, te complacerá saber que una vez que pises suelo en la tierra de los mortales tus ojos volverán a la tonalidad de tu forma humana…es un hechizo que yace sobre la tierra que camufla cualquier presencia sobrenatural para no perturbar la vida de los humanos. Es esa la razón por la que ningún humano se ha percatado de las criaturas que los acechan y que viven a su lado”
Junsu asintió. No dejaba de fascinarlo todo lo que había ignorado siendo un humano; todo lo que los humanos ignoran con respecto a las vidas sobrenaturales.
“Lamentablemente no puedo saber exactamente el paradero de Park Yoochun, por lo que será misión tuya tratar de conectarte con sus energías. Te sugiero que utilices a tu propia percepción como radar. Los vampiros son muy susceptibles, y si evocas su recuerdo es posible que algo en ti despierte con él. Trata de conjurar el recuerdo de Yoochun, todo lo que recuerdes y podrás así crear un mapa para rastrearlo. Créeme, puede sonar difícil pero realmente no lo es. Además he visto tu potencial, estoy seguro que no te tomará explorar esta nueva habilidad como vampiro”
“De acuerdo, sólo llévame de vuelta a Seúl…tengo un presentimiento que debo regresar”
“Muy bien” Hina se levantó de su asiento, caminando hasta el baúl a los pies de su amplia cama. Lo abrió y sacó de el una prenda de seda negra. Cerró el baúl y se dio vuelta, acercándose a su figura.
“Esta capa cubrirá tus ropajes para que no llames la atención. Recuerda que la vestimenta es distinta allá en la otra dimensión. Cuando estés listo te abriré el portal”
Junsu cogió la capa, cubriéndose al instante con ella y abrochándola a su cuerpo. Le hizo un gesto con la cabeza a Hina y al instante la observó desplegar sus energías concentradas en ambas manos. Hina comenzó a evocar unas palabras en una lengua que Junsu no pudo reconocer pero lo perturbó…sus palabras tenían fonética densa, oscura. Por un segundo Junsu pudo jurar que vio sombras danzando alrededor de su silueta, hipnóticas, y luego de un segundo a otro se abrió una grieta en el aire cargada de su energía.
“Salta” Hina murmuró, voz profunda y cargada. “Y buena suerte”
Fue lo último que le susurró antes de que Junsu se aproximara a la abertura y saltara dentro, siendo succionado por un vórtice de energía y desapareciendo por completo en una explosión de partículas de energía.

Junsu apareció en la oscuridad de un callejón desierto, siendo inmediatamente aturdido por el millar de sonidos que retumbaron por su cabeza en un sonoro estruendo. Cerró los ojos, tratando de bloquear la infinidad de ruidos que podían percibir sus agudos sentidos, relajándose y adaptándose al nuevo cambio de atmósfera. Junsu recordó lo aturdido que había estado en la primera noche de su transformación, y respiró profundamente un par de veces para concentrarse y calmar sus atormentados sentidos.
No tardó en domar la sensación, sus sentidos acostumbrándose lo suficiente a los estridentes sonidos de la ciudad mientras abría los ojos para mirar a su alrededor. El brillante cielo estrellado de Seúl lo saludaba en todo su esplendor y Junsu suspiró con nostalgia. Realmente le parecía una eternidad desde la última vez que estuvo en su hogar, estaba tan desconectado de lo que era la vida humana que casi había olvidado lo que era el sentimiento de pertenencia y de familia. Su familia… ¿Habrán podido asimilar que no volvería? ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Estarían viviendo en la misma casa de siempre o habrían cambiado de rumbo para quizás olvidar la tragedia?
Cual fuera el caso Junsu estaba atado de manos. No era como si pudiera irrumpir en la puerta de su casa y explicarle a su familia la razón de su desaparición. Sus mundos…ya no eran los mismos, y Junsu ya había abrazado su condición por completo, no daría marcha atrás.
Volvió a suspirar, dejando los pensamientos nostálgicos atrás para concentrarse en su misión;  las palabras de Hina haciendo eco en su cabeza. Tenía que lograr rastrear a Yoochun, y para ello debía recurrir a sus energías internas y tratar de concentrarse en su recuerdo…en cualquier cosa que lo pudiera llevar a él.
Lo primero que se le vino a la cabeza fue el recuerdo de la primera noche en que Jaejoong lo violentó. Aunque Junsu se encontraba inconsciente cuando Yoochun acudió a sanarlo, él sintió su sangre cantándole en las venas; la fuerza que había utilizado en la habitación había quedado impregnada,  el remanente de semejantes oscuras energías quedó allí y Junsu pudo percibirlo al día siguiente. ¿Cómo se había sentido aquel ambiente? Denso, sí…denso, como si el propio aire tuviera peso y cayera sobre tu figura, sofocante. Era una atmósfera extraña, oscura…que hacía erizar la piel porque sentías que estabas en contacto con el mismo infierno.
Junsu sintió la reacción de sus recuerdos cantando por sus venas en un electrizante torrente, reaccionando al evocar sus  recuerdos. Sintió el torrente eléctrico recorrerlo por completo, y cuando Junsu visualizó las facciones de Yoochun en su mente escuchó la sinfonía de su sangre hablándole en su propio lenguaje. Yoochun se encontraba en la ciudad, él podía sentirlo por la manera en que su sangre vibraba al evocarlo. Ahora tan sólo tendría que recorrer lugar por lugar hasta encontrar una nueva vibración que reaccionara a su proximidad.
Pensó en salir del callejón e ir caminando, pero inmediatamente descartó el pensamiento al saber que tendría que revisar cada edificación de la ciudad en búsqueda de  alguna reacción. Alzó la cabeza y vio el tejado más cercano al callejón. Junsu tomó impulso y saltó, utilizando su velocidad para alcanzar la altura necesaria y aterrizando en una ráfaga de brisa en el techo. Arriba pudo contemplar el apogeo de la ciudad; cientos de autos en un mar de luces centellantes alrededor de las imponentes edificaciones en el apogeo de la ciudad; música, risas, bocinazos, llantos, estruendos…en un torbellino de sonidos que los agudos sentidos de Junsu podían captar. Utilizó sus habilidades para cubrirse con la oscuridad de la noche, la densa neblina cubriendo su piel y camuflándolo entre las sombras. Junsu estaba consciente de que debía camuflarse, resguardando su identidad ante cualquier ojo acechante que pudiera percibirlo, y se dio impulso para saltar al tejado de al frente, utilizando su velocidad para saltar de tejado en tejado y comenzar a buscar alguna reacción, sin dejar de evocar el recuerdo de Yoochun en su camino, sentidos alerta a cualquier perturbación.
Mientras surcaba las alturas de la ciudad, realmente era como mirar todo con distintos ojos. Junsu ahora podía percibir entre las multitudes de gente que paseaban por las calles de Seúl a sus pies a vampiros, licántropos, y alguna que otra aura maligna que podría pertenecer a algún demonio o espíritu, camuflados en perfecta armonía entre los humanos. Era increíble como algún tiempo atrás, cuando Junsu era un simple mortal, jamás podría haberlo percibido. La convivencia estaba tan bien resguardada que era completamente imperceptible. Aquí la batalla entre vampiros y licántropos se vivía a diario, con los lobos resguardando la seguridad de los humanos y los vampiros atacando en las sombras; enfrentamientos completamente ajenos a la raza humana que se llevaban a cabo como cualquier otra actividad.

Le tomó bastante tiempo percatarse de que alguien lo estaba siguiendo. Al principio fue tan sólo una extraña corriente de alerta proveniente de sus sentidos, pero cuando Junsu se detenía en el próximo tejado, observando a su alrededor, no distinguía nada extraño y eso lo hacía seguir recorriendo, hasta que en estando sobre una azotea de un enorme edificio Junsu pudo captar un movimiento de sombra y se paró en seco, volteándose y adoptando una actitud defensiva.
“Da la cara, ya te he visto” masculló al contemplar sus alrededores, expectante a cualquier sonido o movimiento. Súbitamente, escuchó una risita femenina y un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza; el sonido siendo horriblemente familiar.
“Te sentí llegar, hijo mío” la voz provino desde las sombras y Junsu se congeló. La oscuridad de la noche reveló ante sus ojos la figura de una mujer que él reconoció al instante. Sus largos cabello rizos dorados brillaban y le llegaban casi al nivel de su parte trasera, y sus ojos azul oscuro parecían tener vida propia al centellar en destellos. Llevaba un abrigo de piel negra y un vestido color rojo sangre que hacia resaltar toda la palidez de su piel. Sivela, su creadora, se paraba al frente suyo en toda su majestad.
“Sivela” Junsu murmuró y ella inmediatamente se acercó hasta su figura, envolviéndolo en su abrazo. Junsu se tensó, pero fue invadido por una extraña sensación al estar nuevamente a su lado. Era algo visceral…que provenía de adentro, pero lo hizo sentir en calma; ella lo estaba reconfortando.
“Pensé que no volvería a verte, pero aquí estás. Y vaya que has cambiado…puedo sentir la marca de la bestia sobre tu cuerpo” Sivela le susurró contra sus brazos y luego lo soltó, mirándolo a los ojos y arqueando una ceja. “Eres un híbrido”
“Así es” Junsu le dijo, sus ojos adquiriendo el destello plateado para reafirmar sus palabras. “No sé cómo me has encontrado, pero no tengo tiempo para charlas. Tengo que seguir mi camino” suspiró, pero Sivela puso una mano sobre su hombro, reteniéndolo.
“No creo que tengas tanta prisa como para no hablar con tu creadora. Ven conmigo a mi refugio Junsu, me encantaría conversar. Sé que no fui la creadora idónea para ti considerando las circunstancias, pero eso no significa que no pueda redimirme”
Le sonrió cálidamente, lentamente posando una mano sobre su rostro. Junsu la miró a los ojos y se percató de que ella le producía algo, una extraña sensación de pertenencia que no podía explicar, pero lo calmaba. Supuso que quizás tendría que ver con el vínculo de sangre que ambos compartían, y esto lo hizo olvidar todo lo que ella le había hecho. Después de todo…si Sivela no lo hubiese convertido en vampiro, él nunca habría conocido a Yunho. Ella estaba en su destino.
“Iré” susurró finalmente y ella volvió a lanzarse a sus brazos, sólo que esta vez Junsu la estrechó, sonriendo contra su figura al sentir aquella reconfortante sensación de estar nuevamente junto a la persona que lo convirtió, su Sire.

Se envolvieron nuevamente en las sombras, camuflándose en la oscuridad. Sivela lo condujo hasta los límites de Seúl, a una enorme casa de dos pisos que se encontraba en un terreno alejado del centro de la ciudad y casi desierto. La enorme mampara de la puerta estaba sostenida por dos pilares adornados con enredaderas que recorrían todas las murallas de la casa, brindándole un misticismo particular.
Ya adentro, Sivela lo hizo sentarse en el living de la casa, a los pies de la enorme hoguera que encendió tan rápido como llegaron. Una larga alfombra persa adornaba los sillones de terciopelo rojo, combinando perfectamente con el diván del mismo tono en que se recostó ella, sonriéndole nuevamente.
“¿Y Dragan?” Junsu le preguntó al ponerse cómodo, fijando la vista en las llamas que habían comenzando a consumir el trozo de leña que Sivela había arrojado.
“Está en Nueva Orleans, entregando nuestro último encargo. Me tomó los dos últimos meses encontrar un mortal que pudiera hablar con los muertos, en serio…los pedidos se han vuelto cada vez más descabellados” lanzó una risita, su melodiosa voz resonando por las murallas.
“¿Y cómo lo haces? Digo, debe ser difícil encontrar a alguien así entre toda la gente” Junsu inquirió, queriendo sacarse la duda de una vez por todas. Cuando Jaejoong le contó que su transformación a vampiro no había sido coincidencia, sino que impuesta…a Junsu le asaltó la duda sobre cómo ella había podido realizarlo con tan sólo cualidades como pista a seguir.
“Es porque soy una rastreadora, Dragan me entrenó para ello. Él proviene de una generación de vampiros con altas habilidades para rastrear, y para que su legado no se perdiera en el tiempo me convirtió a mí, entrenándome para potenciar las habilidades. Tú también posees el don y con un poco de práctica podrías potenciarlo”
“Si bueno, me han comentado que como vampiros somos capaces de rastrear y no lo habría creído antes de ver con mis propios ojos que mi sangre reacciona al evocar el recuerdo de la persona que busco” Junsu le comentó,  y la observó adoptar una expresión de sorpresa en el rostro.
“Pero tu eres un híbrido, debes tener una unión” murmuró, arqueando ambas cejas. “¿Cuál es su nombre?”
“¿Para qué quieres saberlo?” Junsu le contrarrestó, frunciendo el ceño.
“Mera curiosidad” Sivela le sonrió, ambos ojos resplandeciendo. “Anda Junsu, cuéntale a tu Sire a quién has elegido como unión para la vida”
“Su nombre es Jung Yunho y estamos planeando un cambio en los esquemas allá en la dimensión paralela. Vamos a modificar el tratado establecido entre vampiros y licántropos, sacando a Jaejoong y a Changmin de los mandos e incluyendo a los híbridos en las condiciones del tratado”
Sivela lo escuchó hablar con solemnidad, la fuerza y la convicción de su voz reflejada en sus acciones. Junsu había desafiado a Jaejoong, su propietario, había doblado y mordido la mano que le daba de comer…se había transformado en híbrido, rompiendo las reglas de su propia naturaleza, y ahora luchaba para cambiar el paradigma establecido por los líderes de antaño. Era fascinante ver lo mucho que había logrado; Sivela podía sentir la determinación de Junsu quemando en sus ojos, irradiaba una fortaleza impresionante. Estaba segura que él y su unión lograrían cosas grandes…sobre todo si tenían semejantes ambiciones y querían un nuevo futuro.
“Vaya” le sonrió, fascinada. “Qué increíble ver en lo que te has convertido, y escuchar lo que quieres hacer. Tienes una difícil misión Junsu, pero estoy segura que podrás lograrla. Para realizar un cambio así de grande se necesitan personas con convicción, y se nota que a ti y a tu unión les sobra. Esto hay que celebrarlo”
Ella se levantó del diván y Junsu la observó perderse por el corredor, subiendo las escaleras rumbo al segundo piso. Junsu dejó descansar su espalda contra el sillón, volviendo a observar las llamas consumir la leña de la hoguera, lanzando un suspiro y relajándose ante la quietud del ambiente. Hace mucho que no pisaba suelo de una casa común y corriente, prácticamente acostumbrado ya a vivir en madrigueras con pocas comodidades. Junsu comenzó a sentir nuevamente la nostalgia por estar de vuelta con su familia; dormir en su cama y reír en su hogar. Cosas que nunca podría volver a realizar…
Escuchó los pasos nuevamente en la escalera, pero un ruido capturó su atención. Sivela parecía estar bajando con otra persona…y cuando Junsu giró el rostro quedo completamente perplejo. A su lado y…atado de pies y manos estaba un humano, pero Junsu no pudo distinguir bien su rostro porque tenía la cabeza agachada; Sivela lo sostenía de los hombros y el joven parecía estar hipnotizado o quizás tan sólo aterrorizado, Junsu no estaba seguro. Observó como ella lo hacia tenderse en el diván, y cuando el joven alzó el rostro Junsu inmediatamente lo reconoció y sintió prácticamente un golpe a sus entrañas al verlo.
“¿H-Hyukkie?” Junsu murmuró, atónito, al observar a Lee Hyukjae, su antiguo amigo de la infancia con la mirada perdida. Llevaba apenas una camisola blanca desgastada y unos vaqueros, sin embargo al escuchar la mención de su apodo abrió los ojos de par en par y fijó la vista en Junsu, su rostro evidenciando la sorpresa.
“¿J-Jun…su…?” articuló, voz apenas audible debido a su debilidad. Junsu se levantó, acercándose tan veloz como un rayo a Sivela y empujándola de un sólo manotazo, la rabia consumiéndolo por completo al percatarse del estado de su amigo. Sivela se estrelló contra la pared en un sonoro golpe, sorprendiéndose ante la abrupta fuerza de Junsu.
“¡¿Qué es lo que le has hecho, mujer del demonio?! ¡¿Acaso él es otra de tus ventas?!” Junsu bramó con indignación, acercándose al cuerpo de Hyukjae para deshacer sus amarras, pero fue impedido al sentir que ella lo empujaba de vuelta, provocando que perdiera el balance. Junsu le lanzó dagas con la mirada, conectándose con su rabia y la bestial energía para sacar garras, pero en aquel instante Sivela se agachó hasta su nivel, su mirada suavizándose mientras le ponía una mano en el pecho.
“Calma tu tormenta…” le susurró y Junsu quedó perplejo al sentir su cuerpo relajarse con su voz; el contacto apaciguándolo. Odiaba este control que Sivela ejercía sobre él, algo casi maternal.
“Él no es mercancía, tan sólo lo atrapé para alimentarme un rato sin tener que ser perseguida por las bestias. ¿Amigo tuyo, supongo?”
“Mejor amigo de la infancia” murmuró al incorporarse, la rabia se había filtrado de su cuerpo tan rápido como había llegado,  y lanzó un suspiro.
“Apenas habla…no me digas que lo has drenado” Junsu le dijo al percatarse del estado de Hyukjae. Él abría y cerraba la boca, con miles de cosas que preguntarle pero estando tan débil que no tenía fuerzas siquiera para articularlas. Junsu sintió un nudo en el estómago ante su aspecto.
“Lo traje hace algunos días, cuando su presencia capturó mi atención. Está débil por lo mucho que ha gritado…es una lástima que no quieras probarlo” Sivela lanzó una risita, sentándose al lado de Hyukjae y acariciando su cuello con sus dedos. Junsu fue atraído por el pequeño hilillo de sangre que Sivela creó con una de sus uñas y maldijo su condición, pero era un híbrido ahora…podría resistir la tentación. No podía beber de él…era su amigo…
“Déjalo ir, no beberé de él” le espetó y Sivela volvió a reír, levantándose.
“Te dejaré un rato a solas con él, tengo que contactarme con Dragan. Lo dejaré en manos tuyas ahora, de todas formas ya me entretuvo bastante” Junsu se sintió enfermo al escucharla, y la observó desaparecer en una abrupta nuble de niebla. Volvió el rostro al cuerpo trémulo de su amigo e inmediatamente comenzó a soltar sus amarras.
“J-Jun—”
“Shh, no hables Hyukkie. Sé que tienes muchas preguntas, pero no es el momento” Junsu lo interrumpió al soltar sus manos, prosiguiendo a trabajar en las amarras de sus pies. La sangre de su cuello seguía brotando y Junsu comenzó a inquietarse; el intoxicante olor inundando sus sentidos y la sed…urgiéndolo, lentamente comenzando a trastornarlo. Inconscientemente, recordó la primera vez que probó sangre humana y…no pudo contenerse. Soltó las amarras de sus pies, girando abruptamente el rostro en dirección a su cuello y a su sangre…instintivamente acercándose más a la piel. Hyukjae tembló al sentirlo tan cerca, su aliento golpeando y erizando la piel; Junsu prácticamente estaba encima de su cuerpo, pero ya no pensaba. La sangre aún ejercía su efecto hipnótico en él y teniéndola tan cerca hizo que su parte racional fuese acallada, y la sed de sangre tomara el control, despertando en todo su esplendor. Lentamente Junsu descendió el rostro hasta su cuello, lamiendo el hilo de sangre y gimiendo ante el sabor. Hyukjae se estremeció ante el contacto, la fría lengua lamiendo su piel y su mente conectando los puntos. Junsu pegó los labios a la herida, dejando escapar un sonido desde el fondo de su garganta. La sabrosa sangre llamándolo, fresca, adictiva, dulce…y su perdición. Hyukjae volvió a temblar al sentir la fría lengua de Junsu lamerlo nuevamente y todo…le hizo sentido, no había ninguna duda.
“E-Eres…u-no de…ell-os…” le susurró, pero Junsu no reaccionó, estaba preso en el trance. No pudo contenerse más y dejó que su naturaleza lo consumiera, clavándole los colmillos en un abrupto movimiento, gimiendo contra la herida al sentir la dulce miel de su sangre inundar todos sus sentidos. Hyukjae gritó, voz ronca y raspada al sentirlo violentarlo, y sus manos se clavaron con fuerza a la piel de su espalda en un intento por apalear el dolor. Junsu sentía el rápido palpitar de su corazón como un verdadero gong resonando dentro de su cabeza, y estaba completamente intoxicado, la sangre fluyendo por sus propias venas y llenándolo de vida. Estaba renaciendo al quitarle la vida, lentamente succionándole hasta el alma en su lujuria por sangre.
Bebió con fuerza por minutos que le supieron a gloria al sentirlo relajarse; el adormecimiento acallándolo y haciéndolo rendirse ante él. Junsu se percató del descenso en sus revoluciones, y tuvo que utilizar la última pisca de autocontrol que le quedaba para separarse de la herida, lamiendo sus labios con gusto; ojos enrojecidos contemplándolo aún con lujuria por sangre pero conteniéndose. Hyukjae lo miró, su expresión completamente estoica al contemplar sus colmillos y sus carnosos labios ensangrentados. Junsu se aterró en ese entonces al ver la luz de los ojos de Hyukjae comenzando a decrecer, esto provocó que saliera del trance e inmediatamente comprobó su pulso…casi imperceptible.
“N-No…” Hyukjae murmuró, aferrando una de sus manos a la de Junsu, consciente de que estaba agonizando. “N-No quie…ro…m-morir…”
“Lo siento Hyukkie, lo siento mucho” Junsu estaba completamente aterrado al verlo así. Se sentía horriblemente culpable al haberlo mordido sabiendo que Hyukjae ya venía debilitado de antes y ahora…tendría que cargar con el peso de su muerte.
“Ayú…dame…” susurró, apenas audible. Junsu abrió los ojos de par en par, asimilando sus palabras. Los eventos de la noche en que Sivela lo capturó volvieron abruptamente a su mente. Se vio así mismo reflejado en Hyukjae…cuando Sivela había bebido de él la noche en que lo convirtió.
“No, tú no quieres ser lo que soy” Junsu le dijo, mirándolo a los ojos. “¿Realmente quieres vivir como un monstruo, bebiendo sangre? No puedo hacerte pasar por lo mismo que yo pasé, Hyukkie. No lo haré”
“Conviérteme…” Hyukjae le insistió, apretando su mano en la desesperación. “O…obsérvame…morir…”
Junsu lo miró, su respiración tornándose errática a puertas de la muerte. Sintió toda la culpa carcomerlo por completo al saber que él sería responsable del fin de sus días. Hyukjae había sido su mejor amigo, él que lo había apoyado, consolado, defendido,  y acompañado cuando no tenía ningún amigo. Incluso había sido la primera persona por la que sintió sentimientos que iban más allá de la amistad…cuando aún no asimilaba sus verdaderas tendencias. ¿Esta era la manera de pagarle, dejándolo morir? Hyukjae estaba pidiendo su ayuda…de la misma forma en que Junsu le suplicó a Sivela que no lo dejara morir aquella noche. Si había sido su decisión después de todo, al igual…que Hyukjae estaba decidiendo ahora. Junsu no lo abandonaría.
Hizo un corte con sus puntiagudas uñas en su pálida muñeca, recordando a Sivela aquella noche. La sangre brotó con fuerza y Junsu la llevó hasta la boca de Hyukjae.
“Bebe…” le susurró. “Todo va estar bien”
Hyukjae abrió la boca y la sangre se derramó sobre ella. Bebió, pegando sus labios con fuerza a la herida y Junsu pudo percatarse de las abruptas convulsiones que comenzaron a atacar su cuerpo con cada sorbo que descendía por su garganta. Dejó que se llenara con su sangre hasta que sintió sus fuerzas descender y abruptamente retiró la muñeca de sus labios. Lo escuchó gruñir; ojos cerrados mientras su cuerpo continuaba retorciéndose. Hyukjae gritaba y se quejaba al convulsionar, completamente atemorizado ante las reacciones extrañas en su cuerpo. Junsu se mantuvo a su lado, acariciando sus cabellos y susurrándole que estaría bien y que todo pasaría…hasta que, luego de varios minutos convulsionando, su  cuerpo se tornó rígido y Junsu lo observó desmayarse, cayendo en el letargo. Jadeó al sentirse débil por haberlo alimentado, y se acercó al cuerpo de Hyukjae, sentándose en el diván y posando la cabeza de Hyukjae en su regazo, enredando los dedos en su cabello. Estaba consciente de que las cosas se le complicarían al haber convertido a Hyukjae, pero decidió que no lo abandonaría. Junsu no lo haría pasar el cambio solo, como Sivela lo abandonó apenas a días de su conversión. Lo entrenaría, le enseñaría, y lo mantendría a su lado. Era su responsabilidad después de todo, y ahora era el momento de devolverle le mano por todos los años de apoyo y consuelo.
“¿Junsu?” Sivela lo llamó al entrar nuevamente a la casa, abriendo los ojos de par en par al ver a Hyukjae tendido en el diván con los ojos cerrados y a Junsu velando su cuerpo.
“¿Lo…mataste?” ella frunció el ceño. Junsu negó con la cabeza, suspirando.
“No, lo he convertido” contestó, volviendo a fijar la vista en su cuerpo que ya había comenzado a perder el color de la piel.
“¿Qué?” Sivela se acercó hasta el cuerpo, confirmando la conversión al echarle un vistazo a la súbita palidez de su piel. “Oh, veo que está hecho…” murmuró, lanzando un suspiro.
“Fue tu culpa por haberle hecho una herida. Aun no entiendo cómo no fui capaz de contenerme” Junsu masculló, subiendo la vista para encarar a Sivela.
“Es porque sigues siendo un vampiro, a pesar de que has mezclado tu sangre con la de un licántropo. Verás…ese es el talón de Aquiles del hibridaje, a pesar de que mezcla las habilidades, tu naturaleza siempre va a estar por sobre la mezcla. Es por eso que la sed de sangre sigue nublado tus sentidos, y por ende sigues siendo vulnerable, aunque de menor forma que cualquier otro vampiro normal”
“¿Y que pasará con la transformación de Hyukjae? Mi sangre…es una mezcla, ¿Eso significa que Hyukjae renacerá como un híbrido?”
“No, por supuesto que no. El hibridaje es un ritual, y sólo involucra dos partes para ello. Como te dije antes, tu naturaleza vampírica sigue siendo la que te rige, por lo que si conviertes a un humano se transformará en un vampiro con tu sangre. Puede que…sea un poco más fuerte que un vampiro normal producto de la mezcla de sangre que fluye por tus venas, pero sólo eso”
Junsu asintió y la observó caminar hasta uno de los sillones de terciopelo, sentándose y suspirando.
“Supongo que estás consciente de lo importante que es ser creador” le comentó y Junsu le arqueó una ceja.
“Tan consciente como tú no creo” Junsu le contrarrestó con sarcasmo, escuchándola lanzar una risita que no hizo más que irritarlo.
“Vamos Junsu, es mi trabajo. Tengo muchos hijos que he convertido, pero eso no significa que no sé la importancia que significa iniciar a un mortal en el vampirismo”
Junsu bufó, volviendo a retomar la atención en el cuerpo de Hyukjae que reposaba completamente rígido. Podrá ser su trabajo, pero eso no le daba el derecho de abandonar vampiros a su suerte producto de su ambición.
“Los lazos que se forman entre Sire y neófito son vínculos muy fuertes. ¿O acaso no te has preguntado por qué te sientes en calma cuando estás a mi lado? A pesar de que yo te concedí la libertad en el momento en que te vendí a Jaejoong, los vínculos permanecen por siempre. Tienes mi sangre, provienes de mi cuerpo. Nuestros lazos son inquebrantables”
“¿Concederme la libertad?” le arqueó una ceja. Definitivamente tenía que estar bromeando, si sabía perfectamente que había hecho lo contrario. Había vendido su libertad a un sádico.
“Cuando Hyukjae renazca como un vampiro, tú tendrás cierto control sobre él. Podrás ordenarle cosas y él las tendrá que hacer porque el vínculo de sangre te impone a ti como su mentor. Las palabras: ‘cómo tu creador te ordeno…” son prácticamente ley, esto será así hasta que decidas darle la libertad”
“Entiendo” Junsu murmuró, decidido a escucharla. Podrá haber sido una creadora sin sentimientos, pero parecía tener claro los vínculos. “¿Algo más que deba saber?”
“Si, los primeros días serán un infierno en relación a su sed de sangre” ella le dijo y Junsu la miró con confusión. Sus palabras no le hacían sentido, ya que él no sufrió de una sed de sangre frenética cuando llegó a la mansión.
“Pero yo no tuve ese problema” añadió y ella asintió.
“Es porque te mantuvimos sedado con una infusión que Dragan diseñó para apaciguar la sed de sangre de nuestros novatos. Es la única manera que podemos venderlos recién convertidos, de lo contrario tendríamos que estar mínimo una semana enseñándoles a cazar y a saciar sus impulsos”
“Supongo que tendré que entrenarlo…” Junsu murmuró, recién consciente del retraso que significaría la conversión de Hyukjae en su búsqueda.
“Lo básico, porque para tu fortuna me ha quedado algo de la infusión que utilicé con el último encargó. Sedaré a Hyukjae con ella y no te traerá problemas te lo aseguro” Sivela le sonrió cálidamente. Junsu le devolvió la sonrisa, sintiéndose más aliviado al saber que podría evitar el retraso.
“Gracias, si no me hubieses ofrecido eso habría tenido que permanecer más tiempo del que tengo aquí” le dijo. Sivela asintió y luego sus ojos adquirieron una expresión de curiosidad.
“Tú me dijiste que estabas en búsqueda de alguien. Y ya que estamos aquí…me gustaría ayudarte. Soy una rastreadora, con mi ayuda llegarás a tu persona más rápido que con tan sólo una guía de energías”
Junsu meditó sus palabras, reflexionándolas por un momento. Recordó la noche en que fue vendido…las personas con antifaces, y algo dentro le hizo clic. Jaejoong había asistido junto a Yoochun esa noche, por lo que…Sivela debía reconocerlo.
“Tú lo conoces” Junsu le dijo, y ella arqueó las cejas. “Es el demonio que trabajaba como mayordomo para Jaejoong. Necesito encontrarlo”
Sivela se quedó en silencio por un momento, hasta que el rostro se le iluminó, asintiendo.
“Si…el demonio de ojos violeta. Claro que lo recuerdo, si irradiaba densa energía hasta por los poros. Será  fácil encontrarlo ahora que tengo su recuerdo”
Junsu asintió, volviendo a fijar la vista en el cuerpo de Hyukjae que reposaba inerte en el diván.
“Mañana en la noche te acompañaré en tu búsqueda. Debes instruir a tu vampiro como yo lo hice contigo, te sugiero que pases aquí el día mientras esperas a que salga  del letargo. El alba está a tan sólo una hora y la transformación requiere de tiempo”
“Me quedaré” le dijo, volviendo a enredar sus dedos en la cabellera de Hyukjae, ya percibiendo la frialdad de su cuerpo. “Te acompañaré al letargo, de todas formas no estoy del todo acostumbrado a pasar el día activo” Junsu se incorporó, dejando el cuerpo de Hyukjae completamente recostado en el diván y caminando en dirección a Sivela.
“Muy bien” ella se levantó del sillón, haciéndole un gesto con la mano y comenzando a caminar en dirección a las escaleras. “Te advierto que tendrás que entrar al letargo en el ataúd de Dragan, ya que aquí no tenemos camas”
“¿Y Hyukjae?” Junsu le preguntó al seguirla, alterado con sus palabras y consciente de lo que la luz solar podría provocarle.
“No le pasará nada, aún se encuentra en el estado de metamorfosis y hasta que no abra los ojos a la noche siguiente no renacerá como vampiro”
Junsu suspiró, aliviado mientras subía los escalones hasta el segundo piso. Sivela lo condujo a un enorme cuarto vacío con dos ataúdes de mármol blanco; ambas tapas cubiertas con piedras preciosas que parecían resplandecer en la oscuridad del lugar. Sivela abrió el que estaba a la izquierda y Junsu la observó meterse en el de un sólo movimiento, haciéndole un gesto con la cabeza en dirección al otro ataúd. Junsu volvió a suspirar, pasando una mano por su cabello en un gesto nervioso al estar parado frente al ataúd. Realmente no estaba nada a gusto con la idea de dormir en el, pero era eso o permanecer estoico en el sillón…no, definitivamente esta era la opción más cómoda. Levantó la tapa y observó el fondo acolchado del ataúd. Con un último suspiro Junsu se dio impulso y entró dentro, sintiendo la estrechez del ataúd algo inquietante pero decidiendo finalmente que no era tan malo. Escuchó la cubierta del ataúd de Sivela cerrarse con apenas un susurro de ‘buenos días’. Junsu imitó sus acciones, cerrando la tapa del suyo para quedar rodeado por la completa oscuridad. La sensación…era relajante; Junsu era un hijo de la oscuridad después de todo, y estando rodeado de ella lo hacía sentir en paz. El letargo llegó a él cuando su mente se dejó arrullar por la calma y la oscuridad a su alrededor lo consumió; mente en blanco y permitiéndole desconectarse para caer en la inconciencia.


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Koiko: ¡San Lunes! Y nuevo capítulo C: Si, mis queridos lectores…les presento a Lee Hyukjae, el nuevo vampiro de Junsu y el antagonista oficial de mi amado Yunnie e.e creo haber leído en algunos comentarios por ahí que alguien había mencionado a Hyukjae…pues sí, en efecto él era mi carta fija y déjenme decirles que entra de lleno en la historia junto con Heechul. Tengo puntos de vista escritos desde su perspectiva porque desde aquí…vamos a ir en giros bruscos así que los que se atrevan a seguirme…ajusten sus cinturones, aún no han leído nada e.e
Sivela y Dragan, mis personajes originales también volverán nuevamente y tendrán sus papeles…como les digo, todo hasta a punto de ganar velocidad. Nuevamente agradezco el constante respaldo, sigan animándome para poder terminar la historia y no quedar en hiatus porque el bloqueo me está dificultando u.u!

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