SUEÑOS DESTROZADOS Y UN CORAZÓN ROTO.
¿Alguna vez han sentido el dolor del corazón?
Yo pienso que es el peor
porque es ese que aparece en pocos momentos de tu vida.
Cuando alguien cercano a ti muere
o cuando te enamoras.
Yoochun abría los ojos debatiéndose si era buena dormir un poco más o levantarse de una vez por todas para ir a la oficina.
Junsu a su lado durmiendo, aferrado a él, con el cuerpo expuesto.
Habían peleado el día anterior, Yoochun había llegado tarde una vez más y Junsu le había reclamado, luego pasó lo de siempre. Una disculpa del menor y la noche culminó con un sexo rápido.
Sonó la alarma, debía salir ya, así que, trató de salir de la cama sin despertarlo. No resultaba divertido fingir amor todo el tiempo. Sin embargo resultaba imposible sacar a Junsu de encima, él estaba aferrado a su cuerpo.
– Aún es temprano…No te vayas.
– Estaba pensando que podríamos ir al zoológico ¿te acuerdas? Fue nuestra primera cita.
Lo abrazó bajo las sábanas, jugándose su última carta porque pensaba que era imposible que lo olvidara.
– No puedo, tengo una reunión.
– ¿Otra reunión? Últimamente tienes mucho trabajo.
Murmuró sobre su pecho, tratando de ocultar su rostro porque sentía que lloraría nuevamente y no quería hacerlo porque no quería enojarlo. No podía arruinar ese día. Ese que era tan especial.
– No empieces, sabes que es necesario que asista –tomó su mano delicadamente y la sacó de su cuerpo- voy a bañarme, se me hace tarde
El mayor estaba por salir de la cama, cuando Junsu lo tomó del brazo y trató de articular nervioso
– te…te amo.
– Junsu…
Fue así como Junsu empezó a derramar las primeras lágrimas del día porque él no lo había recordado. Era su quinto aniversario de casados. Junsu había tenido la esperanza de que Yoochun le diga al amanecer que nada era cierto, que sí se había acordado, que todo había sido parte de una broma que los esposos se hacen cuando cumplen cinco años de casados, que por eso había llegado tarde otra vez, que por eso había hecho el amor tan rápido, sin siquiera mirarse a los ojos.
Pero no
La broma no habría podido extenderse por tantos meses. Yoochun había cambiado.
Demasiado.
Después de ese día todo se tornó peor. Yoochun decía que era por el trabajo, pero Junsu sabía que no era cierto, porque había sentido otro perfume en su camisa y había llorado nuevamente preguntándose qué había hecho mal.
Pero Junsu no le había reclamado nada, porque tenía miedo que le diga que sí, que ya se había cansado de él, así que se cegó y trató de olvidar el perfume, porque quizás solo había sido un desliz que tienen todos alguna vez. Total, él seguía siendo su esposo.
Una tarde extrañamente Yoochun llegó a almorzar.
O eso pensó Junsu.
-¡Yoochun!
No pudo evitar correr hacia él, estaba emocionado; sin embargo, se detuvo unos centímetros antes de llegar, ahora asustaba incluso darle un abrazo como antes
– No…no sabía que..que vendrías a almorzar –sonriendo tímidamente-
–En realidad, vine porque tengo que hacer las maletas, me voy de viaje –se desajustó la corbata-
Y Junsu no pudo más con la felicidad, porque tal vez solo habían sido ideas suyas, ahora Yoochun planeaba un viaje, quizás recordó que olvidó su aniversario y esa era su forma de pedir perdón, era grandioso.
– ¿Maletas? ¿A dónde iremos? Chunnie, mi amor, estoy tan feliz, gracias
No pudo evitar colgarse en él para abrazarlo porque esa había sido una gran idea-
– ¿Qué tienes? ¿Acaso te volviste loco? – Alejó sus brazos de su cuerpo como últimamente lo había hecho- Solo viajaré yo – no entendía cómo es que Junsu había pensado que quería viajar con él – es por trabajo, volveré en una semana.
No era que no lo había entendido, era que su cerebro veía imposible este hecho, Yoochun no podía alejarlo tanto de él ¿acaso ya no lo amaba?
Junsu no era tonto. Era la última semana del año ¿Acaso Yoochun planeaba engañarlo con que también trabajaría un 31 de diciembre? Junsu sintió que la voz simplemente no le salía, era difícil imaginarse recibir el nuevo año sin la persona con que lo había recibido los últimos nueve años.
Yoochun –dijo con voz quebrada-
– Sé que no pasaremos el año nuevo como siempre, pero puedes pasarla con tus padres o en casa de Jaejoong, ahí estarán todos los chicos –dijo tomándolo de la mano porque sintió un dejo de culpa en el pecho, ver llorar a Junsu no era divertido y sabía que era por su culpa- lo siento – y lo soltó, solo para irse a empacar.
Junsu tomó una bocanada de aire, porque jamás había pasado que él llorara y que Yoochun no corriera a sus pies para consolarlo.
Pero ya no era así y eso dolía mucho.
Y sintió cómo Yoochun hacía las maletas tras él, poniendo ropa nueva de verano.
– ¿A dónde viajarás? –dijo Junsu apoyándose en el marco de la puerta-
– No tengo idea, solo me han dicho que es un lugar caluroso. –mintió-
– ¿Po..podrías dejar ese via…viaje y que..quedarte conmigo?
Abrazó su espalda, enterrando su rostro en ella para que sienta sus lágrimas, para que venga a él como siempre lo había hecho.
–Junsu, no otra vez… ya hemos hablado de esto –suspirando un momento, mirándolo con culpabilidad-
–Pe..pero quiero que..que te quedes, amor, por..por favor- lo abrazó más- haremos lo que tú quieras, yo..yo haré lo que quieras, pero…pero no me dejes. No será lo mismo sin ti.
A Yoochun se le rompió el corazón, porque Junsu era una persona muy especial para él, había sido su compañero por años, pero ahora ya no era el mismo, se había convertido en un empresario exitoso, había madurado, necesitaba explorar nuevas cosas, cosas que Junsu no podía ofrecerle porque Junsu seguía siendo el mismo niño de siempre, que dependía tanto de él. Eso ya no le gustaba, la inocencia de su esposo había terminado por cansarlo, él necesitaba a otra persona, a alguien que lo impulse hacer cosas nuevas, que sepa ser buen amante, no como Junsu que lo hacía siempre de la misma forma, Yoochun estaba cansado de los mismos años nuevos con un Junsu lleno de serpentina y collares amarillos, Yoochun quería pasar el año nuevo en una playa del caribe con la mujer más sexy de la empresa.
– No dejaré este viaje.
– Y Junsu pensó que eso fue lo peor que Park Yoochun le había hecho.
Porque el imaginarse estar sin él ese 31 de diciembre era peor que haber pasado la navidad con un Yoochun dormido en el sillón después de una estúpida pelea.
Pero Junsu estaba equivocado, eso no sería lo peor.
Lo peor fue cuando Junsu planeó hacerle una visita sorpresa a la oficina, una semana después del estúpido viaje.
Había preparado un pastel de fresas, el favorito de Yoochun.
Y quería dárselo porque esta vez sí había salido delicioso, no como los tres que había quemado en casa tratando de hacer la receta que Jaejoong le había dado para ayudarlo.
Porque ahora todos sus amigos se habían enterado de lo que hacía Yoochun con esa mujer.
Porque Yoochun era demasiado descarado.
Y Junsu demasiado ciego
O enamorado…
Pero no importaba, Junsu se había propuesto reconquistar a su esposo, por eso llegó a la oficia después de almuerzo y no entendió cuando todos se sorprendieron al verlo, no entendió cuando la secretaria quiso evitar que entrara.
– Déjame pasar, este pastel me ha costado hacerlo y se va a echar a perder si no lo prueba pronto, te daré una rebana más tarde ¿de acuerdo?, pero ahora déjame entrar –sonrió-
Y la pequeña mujer estaba en la puerta, mirándolo culpable, porque no entendía cómo era que su jefe engañaba a Junsu, si él desbordaba dulzura con solo verlo. Y se apartó ante la mirada atónita de los demás trabajadores porque no era justo tanto engaño.
– Gracias – suspiró, estaba nervioso, Yoochun últimamente odiaba que lo vaya a ver a la oficina, pero esta vez sentía que sería diferente y fue así como abrió la puerta.
Junsu era un hombre muy guapo, precioso por naturaleza, además esa mañana había pasado horas eligiendo su ropa, quería verse bien para Yoochun, porque recordaba cuando su esposo le decía que le encantaba presumir ante sus amigos lo guapo que es su esposo. Por eso, se esmeró en lucir bien.
Pero ante sus ojos, su estúpida camisa a cuadros celeste y su pantalón blanco ajustado no podían compararse ante el vestido negro y ceñido que lucía esa mujer que ahora besaba a su esposo sin reparo en el sofá que tenía en su oficina.
Es así como una lágrima cayó
Y el pastel de fresas recién horneado también.
Yoochun se dio cuenta y alejó a la mujer lentamente.
– ¿Qué haces aquí?
– Yoo..yoochun…
Junsu no podía siquiera hablar, estaba llorando con una mano en el corazón porque dolía mucho. El amor de su vida ya no era más de él ¿Cómo afrontar aquello?
– Hablemos en casa –le dijo un par de cosas a la mujer en el oído y tomó del brazo a Junsu-
– ¡SUÉLTAME! – gritó llorando y alejándose lo más que pudo de Yoochun – no…no quiero que me toques.
– Bien, solo hablemos en casa –dijo metiendo sus manos en los bolsillos-
– ¡NO! ¡ERES UN MENTIROSO! NO QUIERO VOLVER A VERTE.
– ¡Deja de gritar! – Lo tomó bruscamente del brazo para jalonearlo- ¿no entiendes que tu voz me desespera? esta es MÍ OFICINA, no me hagas quedar mal ¿entendiste?
Otra estaca cayó en el corazón de Junsu, porque Yoochun jamás lo había tratado así, jamás lo había jaloneado de tal forma, ni es sus peores peleas.
– Ve a casa, ahí hablaremos
Yoochun prácticamente lo tiró hacia la puerta para que se vaya, realmente no lo quería ahí. Era una vergüenza. No podía creer la escenita que Junsu se había montado.
Pero esta vez Junsu fue más fuerte y logró zafarse porque ya era demasiada la humillación
– No…no.. quiero volver… a verte.
– Bien, mandaré a alguien por mis cosas. Te puedes llevar el chofer de la compañía, yo de verdad…
Y Junsu le tiró una cachetada con todas sus fuerzas
Porque había roto todas sus promesas
Y también su corazón.
Esa noche Junsu fue a llorar a casa de Jaejoong.
Esa noche el matrimonio de Junsu y de Yoochun se destruyó.
Junsu definitivamente no sabía cómo vivir sin Yoochun.
Lloraba por las noches, el apetito se le había quitado y casi dormía todo el tiempo.
Todo estaba mal.
Hasta que se reencontró con Siwon.
Siwon, era más bien un viejo amor que había tenido Junsu en la escuela, el cual, había dejado de ver gracias a los celos de Yoochun. Esa, sin duda, fue una de las peores decisiones que pudo tomar porque Siwon seguía siendo una persona maravillosa.
Siwon había descubierto a Junsu comprando pastillas para dormir.
Desde ahí, no lo había dejado solo.
– ¿Sigues teniendo sueño? –le acarició el cabello, Junsu se vio avergonzado cuando descubrió que sin querer se había acostado en el hombro del más alto- lo siento, mi cabeza debe ser muy pesada –dijo sonriendo- tu cabeza no es pesada, es ligera, en realidad para mí no es una molestia verte dormir –sonrió avergonzado- lo que me preocupa es que lo hagas todo el tiempo ¿sigues tomando esas pastillas?
– No, de verdad que no, solo que estoy algo enfermo ¿sabes? me duele la cabeza y el estómago, creo que por todos los problemas que estoy pasando la comida no me está cayendo muy bien. Tiendo a tener náuseas.
El rostro de Siwon se tornó preocupado. Definitivamente el Junsu que veía ahora no era el mismo de antes.
El Junsu de antes era perfecto. Un ángel hermoso y feliz que emanaba brillo a quien lo viera. Ahora, era más bien un ángel con alas rotas y sin ganas de vivir.
Sin embargo él seguía ahí.
No porque le gustaran sus alas rotas de ángel derrotado.
Era el amor.
Ese que nunca murió.
– Deberíamos ir al hospital, Junsu, tengo un par de amigos doctores que pueden hacerte unos análisis.
– No quiero, de verdad no tengo ganas de nada.
– Junsu, hazlo por ti y por mí. Me preocupas, no quiero que te pase nada –acarició su cabello-
– Está bien –sonrió y se acostó en su hombro- iré.
Ahí estaba Junsu
Temblando, con el rostro pálido, con un nudo en la garganta
y con ambas manos en su vientre.
– ¿Y? –dijo Siwon acercándose -.
Entonces Junsu se arrojó a sus brazos llorando porque era su sueño, el de ambos. Siempre pensaron en tener un bebé, uno hermoso que tenga sus ojos y la sonrisa de Yoochun.
– Voy a tener un bebé –lo abrazó más- ¿Está mal estar feliz?
– Claro que no está mal – lo tomó de la cintura- será un hermoso bebé, uno tan hermoso como tú. – Limpiándole las lágrimas sonrió y lo volvió abrazar –
Después de haber pensado mucho, Junsu había llegado a la conclusión de que no le quitaría el derecho a su bebé de conocer a su padre.
Porque Yoochun no había sido un buen esposo, pero seguramente sería el mejor padre mundo.
Junsu estaba dispuesto a olvidar todo, quería perdonarlo y empezar de nuevo. Esta vez los tres, como una familia.
Entonces ese día intentó verlo, pero no en la oficina porque ya detestaba ese lugar. Él iría al departamento donde sabía que se estaba quedando con un pequeño zapatito que serviría de pista para que Yoochun infiera que sería papá
Sin embargo, la pesadilla se repitió.
Porque al tocar la puerta, Yoochun no abrió en seguida, sino que lo hizo solo hasta que Junsu estuvo a punto de irse.
– Junsu ¿tú…qué haces aquí? –lo miró asustado-
Yoochun lo atendió con el torso desnudo, el cabello desarreglado y con la puerta demasiado junta.
– Yoochun…yo, pensé que podíamos hablar –bajó la mirada-
– No puedo en este momento.
Habló seco, incómodo. Yoochun no tenía ganas de verlo. Había pasado una semana maravillosa de sexo desenfrenado con aquella mujer que lo colmaba de placer y cumplía cada una de sus fantasías. Ahora no tenía tiempo para Junsu.
Y justo cuando Junsu trató de intentarlo nuevamente, dos brazos abrazaron el pecho de su esposo.
Y sintió que su corazón se partía nuevamente.
Tomó aire y bajando la mirada trató hablar.
– Ya entiendo en qué estás ocupado –sonrió triste- pero es importante lo que vengo a decirte.
– Si es por la casa y el auto. Sabes que son tuyos. Junsu, no tienes que preocuparte por eso.
Debía irse de ahí porque ni siquiera cuando lo vio besar a otra mujer le había hecho tanto daño.
Junsu no pudo evitar llorar desconsoladamente, fue entonces cuando Yoochun volteó y envió a la mujer a que lo esperara dentro del departamento.
– Perdón por todo esto.
– No…No voy a decirte nada…mie… mientras ella está ahí.
Junsu lo miró desconsolado, ahogándose en su propio llanto porque era demasiado.
– No puedo echarla, no tiene dónde quedarse si la saco a esta hora
– ¿Pero sí me puedes echarme a mí?
Yoochun no tenía cómo responder a eso.
Y fue ahí donde Junsu tomó fuerzas de donde ya no había para responder, para cerrar un libro, para renunciar a un sueño conjunto porque si Yoochun no quería saber de su bebé, no se lo diría nunca.
– Vine a decirte que te voy a olvidar, que puedes quedarte con todo si lo deseas. Necesitas saber que si hoy te amo como a nadie, mañana ya lo haré porque seguiré adelante y seré feliz.
Es aqui cuando deseo que junsu se vuelva un hijo de Put* y haga sufrir a yoochun como se debe!
ResponderEliminarpero es que el sus es todo un angel
aishhh por eso que ya se lo que pasara
Pobre Junsu, hizo de todo para salvar su matrimonio, incluso cerrar los ojos y negar la evidente infidelidad de su esposo. Yoochun esta aburrido de tanto dulce, tiene a un hombre que vive por y para el, la costumbre y la plena certeza de saberse amado, lo llevo a perder el rumbo y no valorar a quien tiene alado. Cambiar a su dulce marido por un ser gateril, no parece la mejor decision.
ResponderEliminaryoochun es un desgraciado que estupido es con junsu que solo lo ama ase todo lo pocible para salvar el matrimonio y su amor po yoocun
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