"De decepciones inexplicables"
Aquel extenso parque estaba junto a las orillas del río “Han(gang)”, por eso el tiempo refrescaba cuando llegaba la noche... Gracias a las iluminadas zonas, no era excesivamente peligroso pasar un tiempo por aquel lugar, y algunos ciudadanos acababan haciendo algún deporte nocturno allá.
También era un lugar perfecto para pasar desapercibido, y Jaejoong se sentía cómodo al caminar ahora con ‘normalidad’ por aquella zona...
Aún no podía creer que al final hiciese caso al ‘reaparecido’ Park, y anotara mentalmente aquel dato que le había proporcionado en la cafetería aquella misma mañana. Jaejoong no era sugestionable, pero logró sentir ‘arrepentimiento’ gracias a aquella extraña conversación.
“-Sí, además también va a ir a entrenar al parque de río Han, ya sabes…-“
Y ahora estaba allá, dispuesto a hablar de nuevo con Yunho.
Se sintió estúpido e inconsciente de que aquella nueva noche traería una nueva situación…
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Las cortas botas sobresalían de sus delgados y rasgados jeans. Se cubrió la cabeza con la capucha que disponía su oscura cazadora y caminó buscando a alguien en concreto...
Aún seguía igual de indeciso… ¿Por qué siempre era tan difícil encontrarse con él?
Da igual el tiempo que pudiese pasar, Yunho tenía el poder de hacerle dudar…
Quizás por ello había extraído tiempo suficiente para pensar y organizar una parrafada inicial.
<<. Practiquémoslo un poco más .>> pensó Jaejoong antes de hablar en voz muy baja:
— Yunho, siento mucho que tuvieras que dejar tu trabajo por mí.— comenzó mientras caminaba por el ceñido sendero del parque. Estaba recreando en murmullos la conversación que comenzaría si encontraba a Yunho en aquel lugar. — En realidad, sé que renunciaste a causa de lo que hiciste la última vez que nos vimos. ¡¿Acaso estabas loco?! ¡No vuelvas a hacerlo más!— exclamó en un siseó, sacando de nuevo su irrespetuoso comportamiento al rememorar aquel caliente recuerdo de coacción que ahora parecía hacerle titubear un poco.
Jaejoong se calmó y continuó con el monologo, asegurándose de que nadie le siguiera u oyera (pues cualquiera podría pensar que más bien era un lunático encapuchado):
—Voy a intentar olvidarlo... — murmuró, y sus pómulos blancos ardieron bajo la capucha, era inevitable recordar aquel último contacto que había tenido con el moreno, su imponente cuerpo sobre él y su enfurecido comportamiento. — Creo que lo merecía por lo que te hice en el pasado... — pensó sin saber que más decir.
Jaejoong dio media vuelta en mitad del sendero del parque, como si fuese una humana peonza (trompo)…. Comenzaba a arrepentirse, había dejado muchas cosas de su ‘agitada vida’ para estar ahí, y sólo evocar la imagen de Yunho le hacía tener un insoportable e insólito sudor en las manos.
De la moderna bolsa que esa noche trasportaba tras su espalda, Jaejoong sacó un pequeño recipiente de plástico. Apretó con sus venosas manos aquel recipiente, y continuó con un tono casi imperceptible:
— Pensé que tendrías hambre, después de tu esfuerzo… — sabía que aquella frase vendría bien si le veía practicando ejercicio (como le había avisado el enterado Park). — Así que cocine esto... — de pronto Jaejoong se sintió ridículo, y un tanto ‘femenino’, por lo que se molestó consigo mismo y añadió una frase de justificación: — Vivía solo, como ya sabes, así que aprendí bien a cocinar, creo que eso lo sabes también. No fue complicado, es algo similar al galbitang que comimos la primera vez que nos conocimos. Tómalo… — extendió hacia delante aquella comida como si enfrente suya estuviese él. — Es en modo de disculpa, Yunho. —
Al final, no era una conversación tan penosa como había imaginado...
(Incluso se sintió orgulloso de intentar sacar su faceta extrovertida de siempre)
Y quizás de ese modo la culpabilidad del pasado y el presente se esfumarían.
Jaejoong se detuvo avergonzado, y durante un momento se puso de cuclillas en medio del arenoso camino, llevándose las manos a la cubierta cabeza.
— Me voy a volver loco —
Aquello no era propio de él, pero por lo contrario, lo estaba haciendo….
Recordó las palabras de Park, de esa mañana, como si las escuchara en directo una vez más:
“-Él tiene un trabajo que mantener. Logró que tus sueños se cumplieran, de una manera u otra, él te ayudó… y tú ahora le dejas sin un puesto importante… Seguramente lo dejó por ti, Jaejoong-”
Probablemente aquella fue una de las razones por las que se ablando su riguroso orgullo.
El tiempo había pasado pero aun conocía muy bien los sueños y aspiraciones de Yunho…
Aquel recipiente de plástico mantenía en su interior la aún caliente comida que tuvo tiempo de preparar. Jaejoong pensó que con eso sería más fácil romper la incomodidad entre ambos…
Volvió a meter aquello en su moderna bolsa, se levantó y continúo caminando.
Aún si no encontraba a Yunho, era agradable estar allá en su tiempo libre…
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Finalmente Jaejoong iba a marcharse al no encontrar su objetivo, cansado de la inútil caminata y los cigarrillos consumidos... No era sorpresa que, mientras caminaba de regreso, escuchase una escandalosa risa femenina en una de las zonas del parque.
Pero de pronto, algo más llamó la atención de Jaejoong…
— Ah… Yunho Oppa —
¡Oh! No sólo el nombre… Incluso esa voz… Le era algo tan conocido….
Jaejoong se acercó sigilosamente al origen de aquellos molestos gritos.
— Tengo miedo — se continuó escuchando.
Detrás de los arbustos oscurecidos por la noche, Jaejoong logró observar aquella deportiva zona con diferentes maquinarias de ejercicio al aire libre (aquellas mismas maquinas que estaban instaladas a lo largo del parque del río Han, de las ya le habían hecho mención).
— ¿Y si alguien me ve así? — continuó hablando entre risas aquella femenina voz.
Jaejoong, con ojos similares a los de un nocturno búho figón, divisó la silueta de aquella muchacha que exclamaba — ¡Ah! —mientras nuevamente reía.
Ella estaba sujeta, de una manera muy cómica, en una alta y horizontal barra de ejercicio, donde sus pies no llegaban al arenoso suelo. Y junto a ella, Yunho reía suavemente mientras sosteniendo su cintura la ayudaba a bajar de allí.
Con atención, Jaejoong observó a distancia aquella escena.
Sin duda se trataba de Yunho. Pues podía ver sus manos morenas y largas asir aquella cintura, ayudándola a bajar de una forma bastante caballerosa.
Cualquier persona que presenciara la corta escena, los señalarían a ambos como una pareja disfrutando de aquel lugar con sus ropas deportivas y estilo natural.
Ni la ropa vaporosa y holgada podía cubrir y eliminar un cuerpo ancho como el de Yunho, e incluso esas prendas deportivas que le cubría no hacia más que acrecentar y enfatizar el efecto de ‘fuerza’ bajo la sudadera que portaba...
Sin duda aquella era la cita de la que Park había hecho hincapié con malicia. “-En estos últimos días tiene citas a ciegas siempre. Esta noche, creo que Yunho también tiene una de esas citas…-” le había dicho con seguridad.
— ¡Qué desastre! — exclamó Yunho con una pequeña y dulce sonrisa, bastante común en él.— Dije que éstas barras estaban demasiado altas. Es difícil mantener la fuerza en los brazos una vez estás arriba. — le amonestó con suavidad. Tocó el fino hombro de ella y le preguntó: — ¿Estás bien? —
A pesar de la distancia, Jaejoong era capaz de escuchar aquella elevada conversación gracias a la silenciosa noche que residía. También fue capaz de reconocer quien era ella... No había duda: era la compañera de Yunho; les unía un vínculo profesional y pura afición.
Jaejoong ya había tenido el ‘placer’ de hablar con ella en anteriores ocasiones, ya que ésta forma parte de su equipo de baile. Ella se preocupaba bastante por Yunho... (como ya le había demostrado con precipitadas frases de ‘defensora’ como “-No dejare que hundas a Yunho Oppa-”) Por lo que no fue una sorpresa su planeada cercanía...
Ella asintió con la cabeza. Se encontraba bien. Le devolvió la sonrisa a la vez en la que se ponía la mano cerca de su latiente corazón, exaltada por lo sucedido.
— Yunho, eres una persona muy atenta. — le alabó en un grito— ¿Está bien si practicamos un poco más? — propuso con energías suficientes como para continuar.
El moreno asintió mientras, de forma amable, arreglaba los largos cabellos de ella. ¡Yunho era tan endiabladamente cordial como siempre! Pero con Jaejoong, desde el reencuentro, sólo mostró en sus rasgados ojos oscuros una penetrante mirada de rencor y dolor atípica (pero quizás algo merecida por el comportamiento distante e impasible del mayor...)
Sí, aquella muchacha tenia buenos atributos…, pero Jaejoong se quitó la capucha y pasó la mano por su propia cara ardiente, pensando con vanidad y narcisismo que él era muchísimo más hermoso, aunque fuese más mayor (y hombre)…
Algo comenzó a removerse en su pecho de forma molesta. Muy molesta.
Como si una mano traspasara el cuerpo y agitara su interior de mala manera.
Resopló incomodo. Había visto suficiente allá escondido entre los arbustos y la oscuridad. Pensándolo bien, ¡qué escena más humillante! Pero tampoco era buen momento de aparecer con su inmaduro y preparado discurso…
Jaejoong ya no sabía el por qué se había desplazado hasta allí aún sabiendo aquel dato, y mucho menos se explicaba por qué se había puesto a hurtadillas a ‘espiar’ con creciente curiosidad y recelos... cuando no era esa su intención.
¿De que se trataba aquella creciente sensación?
Había supuesto que quizás todo eso era una invención de Park...
<<. Desde que volvió a reaparecer, es como si Yunho fuese incapaz de olvidar, y mucho menos de borrarme (visto todo lo que había hecho) .>> sin desearlo creció en él la prepotencia, pensando que quizás aquel dato de cita era ‘falso’. Pero ahora, lo mejor era comerse él solo aquella comida, antes de que comenzase a enfadarse consigo mismo...
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Así debía de sentirse un errante del desierto al encontrarse con un manantial de agua; de ese mismo modo en el que se sentía Jaejoong en ese instante en el que encontró aquel ‘pojang-macha’ no muy lejos del Han River Park, del que acababa de salir...
Se trataba de uno más de esos ‘restaurantes carpa’ que siempre se encontraban en las diferentes calles de Corea. Era una suerte encontrarse un ‘pojang-macha’ allí, sin duda se trataba de una temporaria, pero disponía de sus tablas y sillas bajas en las que se podía sentar al ‘aire libre’. Una cosa que Jaejoong apreció en aquel momento (pues necesitaba comerse aquel vergonzoso plan que había tenido...)
La carpa/toldo de color azul marino no era íntima, ni especial, pero sus bebidas eran lo suficiente atrayentes para sentarse y llenar un pequeño vaso de cristal con el licor local, cosa que Jaejoong hizo inconscientemente...
La noche era cuando más gente se concentraba en esas ‘carpas’, por lo contrario, en aquella solamente se encontraban tres desconocedoras personas dispersas, las cuales se quedarían toda la noche bebiendo soju y comiendo odeng hasta el amanecer (todos ellos con una grave ‘somnolencia’...)
Jaejoong agradeció aquel momento de ‘soledad nocturna’. Pidió una fuerte bebida que tragar junto a la comida ‘algo’ picante que el mismo había preparado. No le molestaba cocinar, incluso para los demás, pues era algo que había aprendido a hacer en su penoso pasado, pero ahora eso era motivo de vejación...
Cuando sorbía aquella sopa con trozos de ternera, recordaba el momento en que la comió junto al joven Yunho, ya muchos años atrás…, en aquella primera conversación con él, que tan curioso y cargante se había mostrado. Ese recuerdo no era tan desagradable como muchos de los demás… incluso al sorber aquella comida aún podía escuchar la juvenil voz preguntona y morbosa de Yunho y su reiterada negación a tener relaciones con él como los demás...
— ¡Anss! — se quejó Jaejoong removiendo sobre la mesa sus cortos cabellos y crispando sus gruesos labios. ¿Qué hacía recordando eso ahora? Ya no estaba en ese tiempo …
Entonces, observar a Yunho con otra persona no debía ser algo tan malo…
<<. Era lo que le había dicho que hiciese. Lo que le había propuesto. “Olvida el pasado y haz tu vida” .>> pensó Jaejoong mientras tragaba el primer interior del diminuto vaso.
Pero… ¿Por qué verlo era tan irritante?
¿Qué tan irracionales eran las decepciones?
Además, aquella misma mañana había sido advertido de esa cita, pero Jaejoong había aparecido igualmente, también quizás intranquilo por la culpabilidad que le atribuían los demás, y preocupado por los sueños de Yunho, que en el pasado tanto había nombrado.
<<. Soy un idiota .>> su conclusión fue rotunda. Y tragó de nuevo.
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Al terminar la jornada laboral nocturna, dos trabajadores asalariados de una insignificante empresa tomaron sus pertinentes copas en un bar cercano, y ahora deambulaban por la calle para tomar los taxis que les llevarían a sus respectivos hogares; pero se detuvieron en algo realmente interesante aquella noche...
— Este taxi va a acabar con los últimos billetes que tengo en mi bolsillo — dijo uno de ellos, preocupado por su billetero casi vacio.
— M-Mira… ¡Mira a ese tipo de allá! — su escuálido compañero señaló hacia la iluminada ‘pojang-macha’ que se encontraba frente a la carretera. Su dedo apuntó directamente a la baja silla en la que se encontraba un chico inmóvil y con el rostro casi hundido en la pequeña mesa — ¿No es ese un cantante? — preguntó. El grueso acompañante escrutó la escena achicando más sus ojos bajo las lentes de vista. — Si e-ese que canta eso de… — a continuación tatareó de forma horrible una canción, y el compañero asintió rápidamente con la cabeza.
— Es un hombre corriente... Pero diablos… ¡Brilla como una estrella! — exclamó, casi perdiendo sus graduadas lentes por la impresión.
Jaejoong parecía tener el aura más bríllate de la calle, reconocible incluso en su obvio estado de embriaguez, en la lejanía y en aquel bar ‘sin paredes’. Por un momento ni su ropa informal y algo juvenil le camuflaba en las nocturnas calles.
— Él seguro que tiene billetes que prestarte, amigo… —
- Continuará... -
ehhhhhh soy la primera en comentar, bueno será xq estoy q espero desde hace mucho q continues la historia, xfavor no demores mucho, me encanta como estas llevando la historia......espero q Jae no sufra algun asalto por esos hombres!!!
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