FRENTE A MI VERDUGO
- ¿QUE TE PASO QUE HIJO?!...
Ya en la hacienda luego de terminada la misa, mi madre y yo regresamos caminando a casa. Durante todo ese trayecto no quise mencionarle nada de lo ocurrido conmigo. Al llegar a “Labios del pecado” le dije a mi madre para caminar por los cultivos.
- Si mamá pero no te alteres, salí bien librado de todo…
Caminábamos viendo el cielo que ya estaba empezando a ser abandonado por el sol, dándole ese color naranja desplegando tranquilidad. Nuestras miradas fijas en el suelo y los brazos de mi madre cobijándome.
- Pero si ese chico te aceptaba como premio… ¡Dios santo jaejoong!... no quiero ni imaginarme que te hubiera hecho…
Con un mano en la cara se frotaba las sienes, preocupada imaginándose lo que posiblemente me hubiera sucedido si ese chico como dice mi mamá hubiera aceptado el premio.
- Si pero no paso nada, es mas el joven que gano me defendió…
Me miro a los ojos y sonrió de lado.
- ¿Enserio hijo?... – asenté con la cabeza – ¿que les dijo?...
Sonreí involuntariamente recordando las palabras de aquel chico de piel canela, que en cierta forma salvo mi día.
- Que no me trataran como un objeto…
- Y tuvo razón, no tenían porque tratarte como eso…Si algún día vuelves a ver a ese joven…dile de mi parte que gracias por defender a mi hijo…
La abrace sintiendo su aroma y sus ropas, que me daban tanto confort.
- Claro… pero quien sabe si lo vuelva a ver…
Sonriéndome seguimos caminando hasta que se me ocurrió preguntarle sobre algo que he venido pensando últimamente.
- Mamá… quiero preguntarte algo pero no te incomodes…
Me tomo de la mano y salimos de entre lo cultivos, llegando a un gran campo verde que por primera vez en mi vida había pisado, tal vez nunca llegue hasta aquí porque también era la primera vez que mi madre y yo dábamos un paseo libremente por la hacienda. Siempre para tan ocupada que nos vemos pocos minutos al dia, pero siempre que se cumple un año más de la muerte de la abuela, le dan el dia libre a pesar de saber que es la hija de quien asesino al dueño de todo esto. Nos quedamos sentados frente a frente y la brisa empezaba a rozar y acariciar nuestras mejillas, haciendo bailar a nuestros cabellos más notable en el de mi madre. Se veía tan bella, su rostro contrastaba a la perfección con el paisaje que tenia detrás.
- Dime hijo… que querías preguntarme…
Salí de mis cavilaciones y recordé la pregunte que ya tenia formulada desde hace un buen tiempo.
- Quisiera saber… - jugaba bruscamente con mis manos – el nombre ... de mi padre…
Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, y esa tristeza que nunca me gustaba ver que se mezclaba con el brillo de sus ojos, se presento ante mí.
- Creí que eso no te interesaba… nunca me lo habías preguntado…
Me acerque un poco más a ella y tome sus suaves manos.
- Tenía miedo hacerlo… pero en verdad quiero saberlo…
Me acaricio y acomodo el cabello que el viento había desordenado. Deseaba con todo el alma que si me dijera por lo menos el nombre, no le pido que me cuente la historia de amor que se que oculta, solo le pido un nombre.
- Esta bien jaejoong… te diré su nombre… - una ansiedad creció en mi interior – pero solo eso te diré…
- Solo te pido el nombre mamá… nada mas…
Se froto los ojos y por unos segundos se quedo fija en sus manos. La abrace quedando recostando en su pecho.
- Tu padre hijo… se llama Soon…
“Soon” susurre. Por fin luego de tener atravesada esa interrogante en la garganta, conocía el nombre del hombre que se robo el corazón de mi madre y de quien es mi padre.
- ¡Gracias!… ahora siento que si tengo padre…
- Hijo mío – empecé a sentir su sollozo y una lagrima suya cayo en mi mejilla.
- Que pasa?...
Levante mi cabeza quedando frente a su rostro y sus ojos ya estaban ahogándose en medio de sus lagrimas.
- Nada jaejoong…
- ¿Dime que es lo que tienes mamá?...
- Lo mejor es que no sepas nada…
Me molestaba que siempre me guardaran cosas que tal vez sean importantes saberlas, pero tampoco puedo obligar a que lo hagan. El pasado es el pasado y ahí debe quedarse, pero lamentablemente cuando uno ve a su madre sufrir por causa de este, no hace más que hacer teorías de cual puede ser la razón de sus penas.
- Regresemos ya mamá…
Afirmó con la cabeza y nos levantamos del pasto, el cielo ya se estaba tornando oscuro y el viento se comenzaba a hacer mas violento. Tomados de la mano nos adentramos nuevamente en medio de los cultivos de regreso a casa. Pero nuestros pasos hubieran seguido continuando si no fuera por una conversación bastante candente que se llevaba a cabo extrañamente en medio de todas estas cosechas.
- No changmin… no…
Sin duda alguna era la voz de la viuda del dueño, pero que hacían ellos aquí, yo tenia entendido que jamás salían de su casa.
- Que no entiendes!... por culpa de ellas… ya no esta aquí…
Mi mama me tomo por la espalda e hizo que nos agacháramos quedando muy ocultos entre los cultivos.
- Pero ellas no tienen la culpa… la única culpable ya murió hijo… entiéndelo…
“Están hablando de tu abuela” me susurro en el oído.
- No me jodas mama… con o sin tu ayuda yo desapareceré a las Kim…
- ¿Que dices hijo!?
- Escúchalo bien mamá…las kim desaparecerán de la faz de la tierra…y matare al hijo de una de esas… total no será la primera vez que lo haga…
Una expresión de terror se escapo por los labios de mi madre, se aferro muy fuerte a mi mientras yo tenia una mano plantada en la boca con los ojos muy abiertos. No podía asimilar lo que había escuchado, tanto odio puede recibir mi familia. “Hijo… perdónanos”, las lagrimas de mi madre ya humedecían mi camisa, temblaba descontroladamente y yo estaba a punto de hacerlo. Estábamos inmóviles, querían desaparecernos, querían asesinarnos y estábamos frente a quien quería hacerlo. Si descubre que escuchamos esta conversación no quiero ni imaginar lo que se nos vendría. Gire para ver a la cara a mi madre, era un mar de lagrimas silenciosas que resbalan humectando la tierra fértil. “Mamá” susurre muy despacio, no hacia caso a mi llamado, estaba muy ensimismada. La zarandeé suave por los brazos y pudo captar su atención.
- Vámonos …
Nos levantamos pero no por completo, caminando agachados hasta donde podíamos sentir que ya no había peligro. Las manos de mi madre estaban tan heladas, su rostro era de completo terror, quien sabe que cosas se le este pasando por la cabeza. Me soltó bruscamente y quedando fija en sus manos comenzó a temblar.
- Que me maten a mi… pero a ti no jaejoong… a ti no…
Cayó de rodillas aun mirando sus manos quienes recibían algunas de sus lágrimas, yo no sabia que hacer, estaba aterrado por lo que habíamos oído y tenía bloqueada por completo la mente. Saber que alguien ya esta preparando tu muerte, me estaba empezando a carcomer los pensamientos. Pronto escuche muy cerca las voces que habíamos oído hace instantes, entre en pánico y tome por una de las manos a mi madre y la jale sin medir mi fuerza, llevándola detrás de uno de los posos.
- Ya déjame en paz mamá…
Eso pudo irse más que claro, lo grito a los cuatro vientos. Que puede hacer una mama sumisa frente a un hijo rebelde y que siempre hace lo que le da la gana. Así era Shim Changmin, el amargado y misterioso heredero de la hacienda “Labios del pecado”. Es tan altanero y pedante, no solo con su madre si no con todos los trabajadores que vivían aquí. Cada vez que alguno de los empleados no hacían bien las cosas, repetía “Cuando todo esto sea mío… no te quiero ver la cara”. Era tan suya esa frase que todos estaban dispuestos a hacer las cosas perfectas para no volver a oír eso. Nunca cruce palabra con el y tampoco quiero hacerlo, pero tal vez me vea en la necesidad de tener que hacerlo y muy pronto.
- Levántate… vamos a la recamara…
Tome por lo brazos a mi madre para ayudarla a ponerse de pie.
- Hijo… tienes que cuidarte…
- Olvid…
- ¡Prométemelo!...
“Si mamá” fue lo ultimo que atine a decir, siendo su guía la lleve hasta la habitación. Que gracias a dios compartíamos con mi tía yulia. Tía Nora y Lena se quedaban en la que daba justo al frente de la nuestra. Esta noche iba a ser larga por que el sueño fácilmente no se haría presente, porque dormir era ya como estar muerto.
Despertando de un sueño bastante pesado, comenzó el día sábado. Día libre de clases y libre de tener que abrir kilos de libros. Si bien era mi último año, estaba ansioso o mejor dicho desesperado por que termine. Como todas las mañanas los adultos iban a sus respectivos trabajos, mientras que nosotros los jóvenes ayudábamos a arreglar las habitaciones. Seriamos diez menores de edad en la hacienda, sin contar con el altanero de changmin.
Estaba dispuesto ya a dirigirme a dos de la habitaciones que siempre ordeno, cuando uno de los adolescentes que andaba por ahí me topo el hombro.
- Jaejoong… hoy tú ordenaras la habitación del joven changmin y de su madre…
No entendía, si el siempre era el que lo hacia porque ahora debo de hacerlo yo. “Matare al hijo de una de esas…” este seria el día me pregunte, no puede ser tan pronto. Estaba tan desesperado por desaparecerme, que ya al día siguiente de haber pronunciado aquellas fúnebres palabras lo iba a hacer realidad.
- No, no lo hare…hazlo tu como siempre…
Frunció el ceño y note un tanto de miedo en su mirada.
- Jaejoong tu sabes como se pone el joven si no obedecemos… no me hagas esto…
Sentí pena por el, pero donde quedo yo. A el no lo iban a matar tal vez lo regañarían pero no acabarían con su vida.
- vete ya…
Vi como salió corriendo sin antes agradecérmelo. De que me servía sus gracias, eso no iba a salvarme de lo que estaba a punto de ocurrirme. Respire profundo avanzando con pasos lentos, sentía un nudo en la garganta, nunca había pensado en la muerte y ahora que lo hago es lo peor que se pudo cruzar por mi cabeza.
- Jae! Por que aun no has ido a la habitación del joven…
Como es posible, todo el mundo ya estaba enterado de que quien ordenaría la recamara de changmin seria yo. Si tan solo supieran que tal vez sea la última vez que me vean.
- Ya voy para allá…
- Pues apúrate o abrirás la puerta del infierno jae…
Justamente al infierno es al que voy a ir, mierda no puedo huir o se la pagarían caro con mi mama o alguna de mis tías. No tengo más opción que ir y tratar de evitar una muerte que no merezco. Mis dedos eran victima de mi miedo, de esta angustia que subía por mi columna vertebral. Decidí primero arreglar la habitación de la señora Shim, dos golpes a la puerta y una voz que yacía dentro contesto.
- Pase!
Gire la manija y con temor entre, jamás había entrado a este cuarto. Era el doble de grande que el nuestro y tan elegante digno de una familia adinerada.
- Disculpe…
Hice una reverencia y esta me miro frunciendo el ceño.
- Quien te mando?... por que no vino el niño de siempre?...
Entonces quien dio la orden no fue ella si no su hijo. Esto no hizo más que levantar más mis sospechas de que la hora de mi muerte estaba muy cerca.
- No lo se… yo creí que usted había dado la orden…
- Ordénalo bien…
Asenté y esta salió preocupada de su habitación, pude notarlo por lo cerca que paso de mi, supongo que también sospechara algo. Me adentre mas en la habitación y cada rincón era deslumbrante “jamás podría ser dueño de algo como esto” pensé. Pero no era momento para cosas como estas, aunque para alargar mas mis minutos de vida, me convenía demorar en arreglar la recamara.
Luego de unos minutos deje la habitación ordenada y limpia, con solo ver esa puerta me daban escalofríos y mi aura se oscurecia. Estaba tan petrificado viéndola que para susto mío, bruscamente entro por la puerta la señora Shim.
- Ya puedes irte…
Solo eso me dirá, ni siquiera una pista de algo que su hijo estuviera tramando.
- Esta bien…
Camine cabizbajo hasta la salida mordiendo mi labio inferior.
- Niño…
Gire sobresaltado ante el llamando de la señora, esperando algo positivo para mi.
- No nada…
Sentí como miles de alfileres caían sobre mi espalda, estaba muerto ya y lo peor era que ni siquiera pude ver a mi madre por última vez. Cerré la puerta y continúe mi trayecto hacia la habitación de changmin. Sera capaz de asesinarme me pregunte, pero como lo oí ayer “Total no seria la primera vez lo que hago” parece ya tener experiencia en esto y a pesar de que tiene casi mi edad, ya ha quitado vidas anteriormente. Toque la puerta con inseguridad, abriéndose esta lentamente. Y ahí apareció el rostro de mi verdugo, sonriendo macabramente y abriéndome paso para entrar.
- Pasa…
Sentía el peso de su mirada en mi espalda, pero al ingresar para mi sorpresa la habitación ya estaba totalmente arreglada. El sonido del seguro alerto que ya había caído en la boca del lobo.
- Te siento tenso…tranquilízate… que no soy – se acerco a mi oído para susurrar – un asesino…
Sentí como una corriente eléctrica subía de mis pies a la cabeza, rozando mi espalda me llevo hasta su cama. Me hizo sentar en la pateadera, para luego el subirse y quedar tras mío de rodillas.
- Sabes… yo no tengo amigos con quien jugar…
Ese tono infantil que le daba hacia que mi miedo crezca en demasía, que crueldad estará a punto de efectuar.
- Que va a hacer joven?
No me atrevía a girar la cara, no voy a mentir estos momentos son los mas desesperantes y agobiantes de toda mi existencia, existencia que esta apunto de acabar. Dentro de mí unas plegarias empezaban a resonar mientras mantenía cerrados mis ojos. Al abrirlos sentí como poco a poco mi respiración se agitaba y las lágrimas ya bañaban mis mejillas, un revolver estaba plantado frente a mi rostro.
- Solo quiero jugar contigo… Kim jaejoong…
Esa arma blanca colgando de un dedo de changmin frente a mi, hacían que no sienta mis palpitaciones, la respiración se me fuera apagando y una gran desesperación e impotencia de salir huyendo me embargaran por completo, no quiero morir, no ahora cuando hay tantas cosas que descubrir.
- Tu suerte esta dentro de este revolver… no podrás escapar…
Todo estaba dicho, la puerta con seguro, el revolver frente a mi y una absolución que jamás llegaría a la vida de mi familia. Esto apenas comenzaba y de la peor manera.
- ¿Estas listo?...
OH POR DIOS, pero que le va a hacer.... T________________T
ResponderEliminarme da miedo que mi Minnie sea todo maloso, vaya pleonasmo