—…dormido…
—Más fuerte…
—Deja… llevarlo… fácil…
Pequeños trozos de conversación se colaron en la mente de Changmin mientras se debatía entre el sueño y el conocimiento. Trató de volver a dormir, pero el particular balanceo lo ponía curioso de qué estaba pasando.
—…Jae, detén el ascensor…
—…cuidado con la cabeza…
Se le ocurrió que alguien lo estaba llevando en brazos. Se acurrucó contra el tibio y fuerte pecho, refugiando la cabeza en la camisa que tenía un suave olor a vainilla. Pegó la mejilla a la tela, acariciándola un poco. Escuchó una risa a lo lejos, pero la ignoró.
Una extraña sensación de que algo no cuadraba le molestaba. La vainilla junto con un poco de sándalo le recordaban a Jaejoong. A menos que Yoochun estuviera usando la colonia de Jaejoong, normalmente no olía a vainilla. Abrió los ojos de inmediato, y fue recibido por el rostro de Yunho, hermosamente esculpido, quien estaba un tanto divertido.
Changmin se quedó boquiabierto.
Volteó la cara y vio a Yoochun mirándolo en tono de disculpa. Junsu trataba de suprimir su risa al mismo tiempo que Jaejoong se aguantaba de sonreír al ver la expresión de shock de Changmin.
—Creo que lo despertamos –dijo Yunho señalando lo obvio.
—Ya puedes bajarme –dijo Changmin, totalmente incómodo de estar en brazos de Yunho.
—No hay espacio en el ascensor. Cuando salgamos te bajo.
—No te preocupes, no me pondré celoso. Todos tratamos de cargarte, pero nadie pudo más que Yunho –Jaejoong sonrió tranquilizadoramente.
En cuanto las puertas se abrieron, Changmin prácticamente saltó de los brazos de Yunho.
—Gracias –dijo sin mirarlo a los ojos.
—De nada.
Junsu abrió la puerta y empezó una loca carrera para quitarse los zapatos. Jaejoong se sentó en el único asiento por la puerta mientras los demás batallaban en un pie para quitárselos. Jaejoong se quitó los zapatos sin prisa y los dejó en el gabinete. Estaba esperando a Yunho cuando algo brillante destelló en la luz llamando su atención.
—¿Qué es eso? –preguntó Jaejoong acercándose a Yoochun quien estaba inclinado frente a él. Un pendiente bastante familiar colgaba de su cuello.
—¿Qué? –preguntó Yoochun volteando alrededor, preguntándose qué había llamado su atención.
—Esto –Jaejoong levantó el pendiente de Yoochun y lo examinó de cerca–. ¿No es exactamente el mismo que usa Changmin?
Todo mundo volteó a ver el pendiente de Changmin y el que Jaejoong tenía en las manos.
—Es cierto, es el mismo –comentó Yunho–. Están usando pendientes a juego.
—Pensé que te lo había dado un gran fan. ¿No será que conocemos a ese fan, o sí? –Junsu sonrió.
Changmin encontró sus zapatos increíblemente fascinantes mientras Yoochun tercamente evitaba mirar a todos. Trataba en vano de recuperar su pendiente, pero Jaejoong lo tenía fijamente agarrado y no le llamaba la atención ser estrangulado a muerte. Empezó a levantar los dedos de Jae de la cadena uno por uno. Entonces, Junsu soltó la pregunta que estaba en la mente de todos.
—¿Ustedes están saliendo?
Yoochun se sorprendió completamente. Todo su cuerpo se tensó en respuesta. Changmin miró de reojo a Yoochun, cuya cara estaba adquiriendo un tono medio verde. Parte de él quería pedirle a Yoochun una respuesta, pero otra parte no quería saber. En cambio, Changmin miró sus pies mordiendo fuertemente su labio inferior; un débil sabor a cobre se propagó en su boca.
Sabiendo que la situación tenía potencial de ponerse fea, Jaejoong le lanzó a Yunho una mirada preocupada antes de mirar fieramente a Junsu quien se dio cuenta tarde del daño que había hecho.
—Changmin, tengo que devolverte algo. Está en mi habitación –Jaejoong de inmediato pasó su brazo sobre Changmin, alejándolo. Yoochun se quedó clavado al suelo hasta que Yunho lo empujó en el hombro.
—Hey, perdón. No estaba pensando –dijo Junsu como disculpa.
—Está bien. No es tu culpa —Yoochun se talló la cara cansinamente–. Voy a darme un baño.
Yunho esperó hasta que Yoochun estaba fuera de vista para golpear a Junsu en la cabeza.
—Hey, ¿eso por qué fue? –soltó Junsu sobándose el golpe.
—Por imprudente. No entiendo cómo puedes ser tan diplomático en las entrevistas, pero cuando se trata de cosas como estas, sueltas cada cosa –dijo Yunho y salió rápidamente a buscar a Changmin.
—Si supiera por qué, ya tendría una docena de novias ahora –murmuró Junsu por lo bajo tristemente.
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Jaejoong llevó a Changmin hasta su cuarto. El menor se sentó en la cama mientras él fue a su clóset y empezó a revisarlo buscando la barra de chocolate que una fan le dio hace unos días. La sacó triunfantemente y la arrojó a Changmin quien la atrapó.
—¿Qué es esto?
—Chocolate –Jaejoong sonrió cuando Changmin comenzó a abrir la envoltura exponiendo el oscuro chocolate. Tomó un gran trozo y lo mordió.
—Gracias –dijo Changmin con la boca llena de chocolate–. ¿Querías mostrarme algo?
Jaejoong sacó y desdobló un par de pantalones de cuero que él encontró extrañamente familiares. Cuando cayó en cuenta, señaló acusatoriamente a su compañero de banda.
—¿Son mis pantalones?
—Sí.
—¿Y qué haces tú con ellos?
—Iba a convencer a Yunho de que los usara para mí, pero supongo que los quieres de vuelta –Jaejoong suspiró con nostalgia.
—No importa, quédatelos –dijo Changmin y fue recompensado con una sonrisa agradecida–. Envidio lo que tú y Yunho tienen.
Jaejoong inclinó la cabeza, mirándolo interrogante.
—Parecen un par de casados. Desearía tener lo que ustedes tienen.
Jaejoong sonrió ante el cumplido.
—¿Qué hay de ti y Yoochun?
Changmin rió, una risa dura y auto crítica que Jaejoong nunca pensó que el usualmente alegre chico pudiera ser capaz. Continuó amargamente.
—Lo que tenemos es un completo engaño. Lo viste con tus propios ojos. Yoochun ni siquiera pudo responder una simple pregunta.
—Tal vez Junsu lo tomó por sorpresa. Si Yoochun no sintiera nada por ti, nunca te habría dado esto –Jaejoong señaló el pendiente alrededor del cuello de Changmin.
—Pero él…
—Changmin, tal vez él es tan inseguro como tú –Jaejoong escogió sus siguientes palabras cuidadosamente–. ¿Qué tal si él se pregunta qué es lo que un extraordinario chico como tú hace con alguien como él?
—Yo… eso es imposible. Él es Yoochun. Es siempre tan confiado y seguro de sí mismo –protestó Changmin.
Jaejoong revolvió el cabello del menor mientras se sentaba a su lado.
—Cada quien tiene sus propias inseguridades, especialmente cuando se trata del corazón. Como sea, de verdad creo que le importas.
—¿Entonces por qué no pudo responder una pequeña pregunta?
—Junsu preguntó si estaban saliendo. Yo asumiría que eso significa haber tenido cierto número de citas, pero tú y Yoochun sólo han tenido…
—Una cita… ¡Pero nos vemos todos los días!
—Yo veo a Junsu todos los días. ¿Significa que estoy saliendo con él?
Changmin se quedó en silencio, arrugando las cejas mientras pensaba. Cuando llegó a una conclusión, soltó un suspiro.
—Voy a hablar con Yoochun para que sepa cuál es mi posición. Tal vez pueda sacarle otra cita.
—Ése es el espíritu. Cuando se trata de Yoochun tienes que empujarlo, animarlo un poco. Como sea, necesitas darle tiempo de pensar bien las cosas. Yoochun no es exactamente el más listo, menos cuando se trata de asuntos del corazón –aconsejó Jaejoong.
Changmin inclinó la cabeza hacia un lado y estudió fijamente a Jaejoong, luego preguntó:
—Sabes, siempre he querido saber… ¿tú y Yunho fueron a la misma escuela de consejería o algo?
La risa de Jaejoong se dejó escuchar. Cuando dejó de reír palmeó el hombro del menor.
—Okay, obviamente te sientes mejor. Ve a tomar un baño y duerme temprano. Mañana será también un largo día.
Changmin asintió y se puso de pie. Caminó hasta la puerta y la abrió, encontrando a Yunho con la mano sobre el pestillo.
—¿Changmin? Escucha… –comenzó Yunho, pero Changmin puso los dedos en sus labios, interrumpiéndolo.
—Ya me siento mejor, no necesito la segunda ronda de consejos. Voy a hablar con Yoochun ahora –Changmin sonrió y salió de la habitación, sintiéndose mucho más ligero.
Yunho cerró la puerta detrás de él y abrazó a Jaejoong, aspirando el reconfortante aroma a vainilla. Jaejoong se alejó suavemente y puso el par de pantalones que había tomado prestados de Changmin frente a él.
—¿Qué es esto? –preguntó Yunho tomándolos y acercándolos a él–. ¿De dónde los sacaste?
—Los encontré en el cuarto de Changmin. Me preguntaba… ya que me he portado bien y todo, ¿los usarías para mí?
—¿Esto? –preguntó Yunho incrédulamente, haciendo el mejor intento de ignorar la suplicante mirada de Jaejoong.
—Yunho-yah, merezco una recompensa por mi esfuerzo y duro trabajo. Además, se me ocurren un montón de cosas… interesantes que podríamos hacer con ellos –susurró Jaejoong mientras acariciaba el pecho de Yunho.
—Pero… No me gusta usar cuero –protestó Yunho débilmente.
—¿Viste el hermoso pendiente que Yoochun le dio a Changmin?
—Uh… sí –respondió Yunho confundido por el repentino cambio de tema.
—Yoochun es tan romántico –suspiró Jaejoong con envidia en el rostro.
—Um… te compré rosas hace poco –una extraña sensación de culpa se adueñó de Yunho, aunque no estaba seguro de por qué se sentía así–. Jaejoong, ¿quieres un pendiente?
—No –respondió, y miró los pantalones con añoranza. Soltó un suave suspiro y el corazón de Yunho comenzó a tambalearse un poco.
—Entonces, ¿hay algo más que quieras?
—Yo… nada. No es importante –respondió de nuevo, aún mirando los pantalones, aunque Yunho pudo distinguir un dejo de tristeza en sus ojos.
—Jaejoong… –Yunho tomó los pantalones y sacudió la cabeza a ante propia debilidad–, los voy a usar para ti.
—Maravilloso… Te esperaré aquí –Jaejoong sonrió brillantemente.
Por enésima vez desde que empezaron su relación, Yunho se preguntó exactamente quién llevaba el control. Se estaba empezando a sentir mandilón aunque Jaejoong siempre accedía a sus peticiones. Como sea, Yunho se encontró a sí mismo haciendo cosas extrañas por complacerlo. Decidió ser más firme la próxima vez que Jaejoong le pidiera algo. Aunque Yunho sospechaba que eso duraría hasta que Jaejoong parpadeara tiernamente, suspirando con tristeza.
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Yoochun miraba fijamente su reflejo en el espejo. Su cabello aún estaba húmedo por su ducha y llevaba una toalla alrededor de la cintura. Sabía que debió haber reaccionado más rápido a la pregunta de Junsu, pero “salir” era una cosa que nunca se le había ocurrido.
—Estoy saliendo con Changmin –dijo en voz alta en el baño, las palabras salían fácilmente de su boca. Se aclaró la garganta y trató de nuevo–. Changmin y yo estamos juntos.
No tenía ningún problema diciéndolo. De hecho, parecía ser bastante fácil. De inmediato sonrió ante su propia torpeza. Sacudió la cabeza y se rio de su comportamiento. Se empezaba a volver un poco loco. Estaba comenzando a ser vergonzoso. Se preguntó si podría ahogarse en la bañera si intentaba esconderse.
Un golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Una voz apagada gritó.
—¿Yoochun, estás decente?
—¿Changmin?
—Sí. ¿Terminaste?
—Algo así, pero todavía…
Nunca pudo terminar porque la puerta se abrió de golpe y se cerró con un fuerte ruido. Changmin estaba frente a él, con un brillo de determinación en los ojos.
—Tengo algo importante que decirte. Voy a darte más tiempo de pensar qué es lo que está pasando entre nosotros. Pero no voy a esperar por siempre, ¿entendido? –dijo de prisa, pero el significado estaba claro.
—Yo… entiendo.
—Esto es para animarte a darte prisa –con eso, la mano de Changmin alcanzó hasta pasar detrás del cuello de Yoochun. El mayor arrugó el entrecejo por el repentino contacto.
—Animarm… Mmmm…
Yoochun se sorprendió placenteramente de encontrar un par de suaves y gruesos labios contra los suyos. Instintivamente correspondió el beso, encantado con el sabor dulce a chocolate de la boca de Changmin. Un par de manos viajaron hasta descansar en su espalda baja. Esas mismas manos comenzaron a circular alrededor del nudo de la toalla. La voz de la razón en su mente le pidió detenerse antes de que las cosas llegaran más lejos. Yoochun se alejó de mala gana, su respiración salía en alientos desiguales.
—Creo… creo que es suficiente –dijo mientras sus dedos aseguraban la toalla firmemente contra su cuerpo.
—Perdón por molestarte –Changmin asintió a manera de disculpa, pero no pudo apartar sus ojos de Yoochun. Observó la llamativa imagen de un Yoochun húmedo, envuelto en una pequeña toalla que colgaba de sus caderas; una toalla que él casi arrancaba en ese ardiente beso. Era una maravilla que su cerebro no hubiera hecho corto circuito.
—¿Changmin? –llamó Yoochun–. ¿Changmin?
—Disculpa, estaba… distraído –respondió el menor sin poder dejar de ver las pequeñas gotas de agua que bajaban lentamente por su pecho. Changmin apartó la vista de golpe–. Te dejaré para que te vistas.
Se encaminó hacia la puerta cuando Yoochun habló.
—¿Estás libre el jueves?
—Perdón, ¿podrías repetir eso? –el menor sacudió la cabeza, no sabiendo si había escuchado bien a Yoochun.
Aturdido, Yoochun repitió:
—¿Estás libre el jueves?
—Sí –respondió Changmin.
La boca de Yoochun formó las siguientes palabras sin su permiso.
—¿Quieres tener una cita conmigo? Cocinaré la cena para ti.
La pregunta de Yoochun al fin se registró en su mente. Asintió con efusividad.
—Sería maravilloso –respondió suavemente.
—Maravilloso –repitió Yoochun.
—Entonces, te veo el jueves.
Con eso, la puerta se abrió rápidamente y se cerró con otro fuerte golpe. Un grito se dejó escuchar al otro lado.
Yoochun respiró profundamente. Sus dedos comenzaron a temblar por la descarga de adrenalina. Había parecido tranquilo y sereno cuando hizo la pregunta, pero por dentro se revolvía de inseguridad y miedo, a pesar del pequeño ánimo que Changmin le había dado.
Podría parecer irracional, pero la señal de precaución estaba demasiado profundamente grabada en él para permitirle sumergirse en la alegría de empezar una nueva relación con Changmin, sobre todo cuando las cosas habían ido tan bien por las dos últimas semanas. Tal vez, sólo por hoy, podría permitirse la felicidad y la emoción por su próxima cita con ese adorable hombre.
Y así, Yoochun pasó el resto del día con una sonrisa estúpida en la cara.
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aaaaahhhh los capis de este fic siempre se me van como agua!!!!!
ResponderEliminarAdoro esta historia, se que es dificil traducir, pero ojala lo continuen pronto que me muero por leer los demas capis.
Gracias por este!!!!
E ESTPERADO POR ESTA FIC TNATO QUE PENSE QUE ME CRECERIAN RAICES
ResponderEliminarasi de no pude ser chunnie eres tan tonto como lo le contestas a junsu si siges asi vas a perder a min
ResponderEliminarOHH!!!!!! GRACIAS!!!!! NO SABEN LAS BABAS QUE PERDÍA POR LEER LA CONTI!!!! GRACIAAAAAAAAAAAAAS!!!
ResponderEliminarPERO...QUIERO MAAAAAAS, MUY CORTITO, NO ES JUSTO!!! T_T