Six Reasons Trilogy - Cap 1

Six Reasons on 'Loving Kim JaeJoong'

(Seis razones para amar a kim Kaejoong)

Parejas: JaeMin and YooSu
Nota: Para acompañar este fic recomiendo estas dos canciones del grupo The Veronicas: “Speechless” y “I could get used to it”; Las palabras dentro de ( ) son flashbacks.

Razón # 1

¿Hace cuanto tiempo conoces al hombre que está frente a ti? El hombre que cocinaría para ti, lavaría tu ropa e incluso guardaría el secreto sobre tus videos prohibidos, después de todo el era “umma”, el que siempre se preocupaba por todos en el grupo.

Se siente tan bien, ¿no es así?

Apenas pasaron unos segundos cuando el ya te llamaba para cenar.

(- Changmin, la cena está lista- dijo mientras se paraba en tu puerta y te daba una sonrisa.

Lo miraste, devolviendo su sonrisa que derrite icebergs con una de las tuyas, simplemente no podías ocultar esa sonrisa, pero aun así todo está bien, te gusta sentirte de esa manera)

Dos minutos después, te viste a ti mismo sentado en la mesa familiar junto a los otros miembros del grupo. Junsu había comenzado a comer sin tener los modales de esperar que los demás estuvieran listos, de hecho, te sorprendería llegar a la mesa y no ver a Junsu con el plato lleno y esperando a los demás.

- Come despacio Su - dijo Yunho y Junsu comenzó a comer más despacio.

- ¿Qué se puede esperar de un cerdo?- Susurró Yoochun a la vez que empezaba a comer.

- ¡¡HYUNG!! - gritó Junsu deteniéndose y mirando de reojo a Yoochun, los demás sólo rieron.

Como siempre Jae se mantuvo alejado del resto, no te sorprende. Su risa era música para tus oídos. No era tan especial, bueno, al menos no como la del delfín Junsu. Pero te llegaba al corazón.

Y mientras comías su deliciosa comida, no pudiste evitar preguntarte a ti mismo qué sería de tu estomago si Jaejoong no existiera en tu vida.

Justo por eso, su importancia en tu vida se duplicó

Cocinaba para ti: Esa era la primera razón


Razón #2

Ese horrible momento que te trajo la realidad dentro de tu “vida de súper estrella”. El ensordecedor sonido de su cuerpo cayendo al suelo te congeló por completo mientras mirabas el enorme espejo que se encontraba delante de ti.

Incluso mientras caía lo hacía con elegancia, como un ángel caído. Su reflejo sobre el espejo hizo parecer todo un sueño, una pesadilla más bien, de la que querías despertar.

- ¡¡Jaejoong Hyung!! – escuchaste los gritos de Junsu, de no ser porque tú mismo lo viste caer y dado lo serio de la situación lo ignorarías como siempre haces.

El líder corrió hacia él desde el otro extremo de la habitación pero al estar tan lejos le fue imposible sujetarlo a tiempo.

Jae cayó sobre el frío y duro piso. El fuerte sonido eco en toda la sala de música y fue entonces cuando tu mente se trasladó a la realidad. Diste la vuelta y corriste hacia su lado.

- ¡Changmin, llama una ambulancia! – escuchaste la voz de Yoochun como un eco lejano pero comprendiste y tomaste tu móvil que se encontraba dentro de tu pantalón.

Sentías tus manos temblar mientras marcabas el número de algún hospital japonés cercano. Apenas el operador contestó, con voz desconfiada y asustada le explicaste la situación y te aseguró que en menos de un minuto la ambulancia estaría tocando la puerta.

Permaneciste en el mismo lugar, observando como los otros miembros lo rodeaban con expresión preocupada, no era menos que la tuya, solo que tus mejillas ya estaban inundadas de lágrimas.

Su respiración era calmada, casi una melodía, te miraba desde la distancia, dejándote en un lento trance.

Ahí está la segunda razón, la sensación de calma que transmitía a todos incluso cuando la situación era como una tormenta repentina que entraba a tu vida.


Razón # 3

Estaba acostado sobre la cama. Su rostro pálido no era el agrado de ninguno. Tus otros hyungs se habían marchado a casa, insististe que tú te quedarías a acompañarlo.


(- Se está esforzando demasiado, deben reconsiderar el horario de trabajo y darle más descanso – escuchaste disimuladamente como desde el pasillo el doctor regañaba al líder.

- Lo siento mucho – el doctor continuo regañando a Yunho, recalcándole lo evidentemente enfermo que estaba el mayor del grupo)


¿Te diste cuenta verdad? Como no hacerlo.

Siempre practicaba contigo largas horas después de los ensayos. Desde los días de universidad podías soportar ese tipo de presión, pero él no, lo notabas al ver como buscaba aire luego de un simple movimiento.

Así que en lugar de esforzarte más solo para cansarlo y detenerlo bailabas en un ritmo más lento para ir a la par con él.

Le gustaba pretender que no estaba cansado, que solo bastaban unos minutos de descanso para continuar. Escuchabas los reproches de los demás para que en los fines de semana no hiciera los quehaceres y descansara, pero él nunca los escuchó.

Pero en ningún momento le reprochaste o trataste de detenerlo, al contrario, te quedabas a su lado, secando los platos mojados y colocándolos en el estante mientras él los lavaba.

- Min – su suave llamado hizo que salieras de tus pensamientos.

- Hey, tienes que dejar de esforzarte tanto, ¿quién rayos crees que eres? ¿Spider Man? – a pesar de regañarlo tu voz no se mostraba enojada.

- Sobreviví, ¿no? – sonrió.

¿Quieres saber cuál es la tercera razón?

Es la manera en la que su sonrisa te brinda un pequeño rayo de esperanza aun cuando atraviesas la noche más oscura.


Razón # 4

Fue dado de alta cuatro días después. Yunho de concedió el honor de recogerlo en el hospital. No necesitabas que los demás te dijeran cuan delicado iba a estar. Lo conocías, mejor que todos los demás.

Reconociste la manera en la que su pecho se levantaba, solo un segundo antes de tomar aire pesadamente. Te detuviste.

Sabías que no le era nada cómodo sentarse en el asiento del coche, corriste a ajustarlo; También era de tu conocimiento que caminaba lentamente, cuidando cada paso solo para no tambalearse delante de ti, aun cuando cada paso le producía dolor.

Llevaste uno de sus brazos hasta tus hombros mientras uno de tus brazos rodeaba su cintura.

- No soy un viejo discapacitado ¿sabes? – comentó cuando lo sujetabas y caminaban a la par.

- No lo eres pero te vuelves más viejo con cada segundo que pasa -

- ¡No soy tan viejo! - replicó infantilmente y se echó a reír contigo.

- Lo sé, sólo trabajas demasiado – aun cuando trataste de decirlo con un tono normal sabías que aun estabas preocupado.

- ¡Hey! – te llamó y volteaste a verlo – Voy a estar bien, deja de ser tan maternal conmigo, ¿ok? – bromeó y reíste junto a él.

Su don de ser siempre capaz de asegurar que todo va a estar bien.

Esa es la cuarta razón.


Razón # 5

Era la manera en la que inflaba las mejillas que hizo que los demás cayeran ciegamente ante sus caprichos.

Junsu dejaba lo que sea que estuviera haciendo, procurando hacer todo lo que el mayor del grupo le pedía.

Yoochun lo miraba fijamente con la boca abierta, shockeado por la inocente y linda imagen que destilaba el mayor.

En cuanto al líder, simplemente le sonreía mientras pasaba por su lado, abandonando la habitación para ir a ensayar no sin antes revolver sus cabellos.

Tú actuarías diferente.

- No funcionará en mí, lo sabes ¿verdad? – dijiste suavemente sentándote a su lado.

- Pero Miiiin - se quejó golpeando el suelo con ambos pies, en un gesto más infantil de lo normal.

- ¿Por qué querrías que yo te preparara el té cuando eres perfectamente capaz de hacerlo tú mismo? Hace dos semanas que te dieron de alta – acariciaste su cabeza suavemente.

- Mis piernas están muy cansadas como para subir las escaleras – continuó quejándose.

- Está bien, si quieres que prepare el té tienes que acompañarme a la cocina, iremos paso a paso, ¿de acuerdo?-

- Eres un tramposo Shim Changmin – susurró levantando una ceja y fingiendo enojo – ¡Está bien! –

Sonreías aun cuando el comenzaba a quejarse sobre cuán haragán te habías vuelto. Pero sabíias que era más que eso, necesitaba sus ejercicios diarios y con el trato de princesa que le brindaban los demás no se recuperaría nunca.

Te gustaba su manera de “hacer lo que se puede”, siempre dispuesto a poner en riesgo la situación, obligando a los demás a complacerlo, no porque se encontraba débil, sino porque así lo quería.

Esa era la quinta razón.


Razón # 6

- Yo… Yo… -

Estaba sudando mucho, esquivaba tu mirada, continuaste sonriendo y el seguía caminando de un lugar a otro dentro del lugar, nervioso.

- ¿Seguro que estás bien? – preguntaste con tono serio aun cuando te morías de risa por dentro.

El osito morado que ganaste para él en la feria estaba en su férreo control, te sorprendiste de que el relleno no había explotado por la presión que le aplicaba.

No te ayudaba el hecho de que llevaba puesta su pijama de Hamtaro y unas pantuflas.

- Yo… yo… y-yo… aish…-

- Vamos hyung, desde cuando te pones tan nervioso conmigo – te acercaste y palmeaste sus hombros.

- ¡¡Me has visto en la mañana!! – te acusó y casi te atragantas con tu café.

- ¿Q-que? – preguntaste limpiando el exceso de café proveniente de tus labios.

- Me has visto en mi peor estado – continuó la acusación.

- ¡Oh! – tus ojos brillaron , comprendiendo todo – Lamento haberte despertado esta mañana, prometo no volverlo a hacer –

- ¡NO! … me… me gusta… más o menos – replicó evitando tu mirada.

- ¿Entonces qué pasa hyung? He estado haciéndolo desde hace meses -

- ¡Trato de confesarme! –

- ¿Confesarte?-

- ¡¡Quiero confesar que te amo!! – dijo a gritos, tus ojos se abrieron de par en par ante sus palabras – he tratado de decírtelo aun cuando me has visto en mi peor estado, sé que me veo horrible y todo eso cuando me levanto – mezclaba las palabras, esperando que comprendieras.

- ¿Si? – respondiste, esperando que pudiera continuar.

- ¡Min! Eres malo –

- Lo sé – Comentaste sonriendo.

- Bien – murmuró para sí mismo durante un tiempo antes de mirarte – quiero decir que aunque me has visto en mi peor estado también me has visto en el mejor ¿verdad? –

- Quizás –pretendiste pensar cuidadosamente

- ¡MIN! –

- Esta bien, te he visto en el mejor, ¿es suficiente para ti? – reprochaste un tanto molesto.

Pero todo tu enojo se desvaneció cuando asintió con la cabeza. Levantó el osito de peluche, haciéndolo lucir como un personaje de anime rubio y brillante.


- Te amo – el silencio inundo de nuevo la habitación.

- ¿Eso es todo? ¿Esa tu gran confesión? – preguntaste levantando una ceja.

- S-si… - rió entre dientes con nerviosismo.

- Ok –

- ¿Ok? – preguntó frunciendo los labios

- Ok – asentiste con la cabeza y rodeaste su cintura con tu brazo – Y hyung… -

- ¿Si? – contestó.

- Sabía que amabas los ositos de peluche – ambos se encaminaron a la puerta

- Min… - dijo con tono de advertencia.

- Oh por favor hyung –tu tono de voz comenzaba a sonar desesperado – llevas ese feo osito a TODAS PARTES, ¡incluso para confesarte! –

- ESTA BIEN, si no nos quieres aquí… entonces el señor Lindura y yo… -

- ¿Señor Lindura? – preguntaste sorprendido por el nombre.

- NOS IREMOS A OTRA PARTE – solo observaste como salía furioso.

-Oh, ese osito es tan malvado… ¡TE AMO TAMBIEN JAE! - gritaste después de él pero solo obtuviste una mirada – ¿Acaso no sabes que eres lo más hermoso de la mañana? Con los rayos del sol derramándose desde la ventana, y tu cabello tendido sobre la almohada, esa es la razón por la que cada día me empeño en ir a despertarte – dijiste en voz baja moviendo lentamente la cabeza mientras leías el periódico.

¿Cuál es la razón?

- Es Kim Jaejoong, y es mío – susurraste.

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