Con el amor no se juega
Alrededor de las tres de la mañana, Changmin trataba de conciliar el sueño, pero la viva imagen de Jiyul y el roce de sus labios contra los suyos no se lo permitió. Aquel recuerdo lo hacía estremecer de la cabeza a los pies y su cuerpo, preso de la exaltación, emanaba un calor que terminó por concentrarse en sus mejillas. Él sabía, de antemano, porque estaba sufriendo todos esos síntomas. Jiyul se había convertido en una mujer ante sus ojos desde el momento en que desapareció sin decirle nada. Sus amigos se lo hicieron ver cuando dejó de prestarle atención a la escuela y más aún en el almuerzo, pues siempre atiborraba su bandeja de comida y uno que otro postre lo bastante grande como para compartirlo con los demás. Por supuesto, lo negó cientos de veces con el conque de los exámenes próximos a venír. Sin embargo, la situación ahora era distinta y las excusas se le habían acabado. La amaba con fervor y una parte de él anhelaba que el sentimiento fuera recíproco.
-Algo me dice que hoy no podre dormir- se dijo a sí mismo cuando salió de su cuarto para tomar un vaso de agua fría y despejar su mente tras un día lleno de sorpresas, unas buenas, otras no tanto. -Me pregunto si tú también dejaste de verme como un amigo, Jiyul…- colocó el vaso en la mesa después de ingerir el liquido y contempló durante un rato la puerta de la recámara de su noona.
Jejung, por su parte, se debatía en una cruzada por demás inútil con su conciencia. Quería encontrar una respuesta que no involucrara a el… amor para justificar lo que había hecho. Lamentablemente, ninguna fue buena, ni siquiera la razón por la cual había venido a Seúl, cobrar venganza en nombre de su hermana.
-No, no, no… todo menos eso. Él es un hombre y yo igual- expresó temeroso mientras caminaba en círculos por su habitación. -A mí me gustan las… mujeres- declaró en un intento por reafirmar su preferencia sexual. -¿Verdad, Jejung?- agregó luego de observar su rostro en el espejo.
-Pero… existe la posibilidad de amar a alguien por el simple hecho de sentirnos cómodos con su presencia- le contestó esa voz interna.
-Te equivocas, Changmin es mi donseng y nunca dejará de serlo- sentenció con aparente seguridad.
-¿En serio, Je?- de pronto, el reflejo de Jejung se transformó en el de su fraterna quien lo interrogó con mirada acusadora.
-Tú sabes que no me agrada mentir- respondió lo suficientemente inmerso en la lucha por acallar lo que sentía que ignoró la posibilidad de estar loco.
-No tengas miedo, Je. Amar nunca fue un pecado y debes reconocer que necesitas a Changmin a tu lado- alentó como si fuese una bruja de cuentos de hadas a probar de la manzana envenenada.
-Tú ganas, lo quiero. ¿Por qué?, no lo sé. Pero de algo si estoy seguro, ese sentimiento poco va a durar porque me encargaré de sepultarlo muy en el fondo de mi ser. Changmin está aquí tan sólo para servirme y una vez que lo haga, le diré a dios para siempre. Te suena cruel, es por ti… Jiyul- borró con su mano la supuesta imagen de su hermana al cabo de la conversación.
A unas cuantas horas de arribar al Aeropuerto Internacional de Incheon en Corea del Sur, Junsu se entretenía leyendo un libro de nombre La vida de los estudiantes en SungKyunKwan. Tenía pensado acabarlo en ese instante, pero la hermosa azafata de ojos grises le indicó que era tiempo de descansar. Sin opción alguna, tomó la frazada que le ofrecía y guardó su libro en una pequeña maleta.
-Puedes recostarte en mi hombro, si quieres- le sugirió un muchacho a su pareja quien estaba sentado al lado derecho de Junsu.
-Gracias corazoncito- lo gratificó con un beso en la comisura de los labios.
Esa escena transportó a Junsu siete meses después de haber conocido a Jiyul en el mercado de pulgas. Los dos iban a bordo de un autobús y se dirigían a la oficina que tramitó los papeles para la adopción de ella y Jejung en París.
-Cuanto te agradezco el que hayas aceptado venír conmigo… sin ti… hubiese corrido despavorida a unos escasos pasos de entrar al centro de adopción- comentó Jiyul, con un ligero nerviosismo en la manos. Una parte de ella anhelaba descubrir el paradero de su madre biológica y la otra tenía miedo al posible reclamo de su fraterno por desobedecer sus órdenes.
-Todo saldrá bien, te lo aseguro- dijo Junsu, en aquel entonces, perdidamente enamorado de su compañera. Tras esas reconfortantes palabras, realizó el mismo gesto que el chico anterior.
-Ojalá encuentres muy pronto a esa persona especial- enunció Jiyul, luego de aceptar el lindo detalle de Junsu.
-Creo que me topé con ella hace mucho…
-¿Quién es, oppa?, ¿la conozco?- interrumpió la joven, sorprendida por lo repentino de la noticia.
-Eres tú…- le confesó con dulzura mientras acercaba su rostro para besarla.
Fuera de la terminal de pasajeros, Junsu localizó a sus parientes quienes lo recibieron con un cartelón que decía Bienvenido a casa, te extrañamos demasiado. Hacía varios años que no los veía a causa del trabajo. Por lo general, sus padres y hermano gemelo debían conformarse con una simple llamada de aproximadamente diez minutos. En términos generales, eso equivalía a un <<.Estoy bien, como saludable, duermo mis ocho horas diarias, el clima es inestable y aún no consigo novia.>>. Ahora, disponía de dos meses enteros para disfrutar de su compañía, además de vigilar al alocado de Jejung.
-¡Estúpidas costillas!- profirió Junsu al caer su celular al suelo. No podía agacharse y su familia, a una corta distancia de él, tenía las manos ocupadas con el equipaje. Al parecer, nadie lo auxiliaría cuando de improviso apareció un individuo que lo recogió.
-Tome- se lo entregó Yuchun a toda prisa, pues en unos minutos bajaría del avión el papá de Demi.
-Gracias- contestó a lo lejos Junsu y prosiguió con su camino, ajeno de lo cerca que estuvieron para reconocerse el uno al otro. Sin embargo, el destino haría de las suyas y los reuniría más tarde para desgracia o dicha de ambos.
Con más de díez años de experiencia en el medio artístico, CL Entertainment anuncia a la conferencia de prensa el nacimiento de un nuevo grupo bajo el nombre de RED OCEAN. Sus integrantes, por demás talentosos, cuentan con el apoyo del compositor Park Yuchun para asegurarles un lugar en el mundo del Kpop. Sólo queda preguntarnos: ¿superarán a sus antecesores Ride On?, ¿venderán miles de discos en cuestión de segundos?, o ¿conseguirán fama en el extranjero?
Como gerente de una cadena de hostales en China, Japón y Corea del sur, el señor Jung era asiduo a leer el periódico todos los días, en especial la sección de finanzas. Pero las cosas cambiaron después de notar el encabezado principal cuyo contenido hacía mención de su probable yerno, Yuchun.
-Así que nuestro niño prodigio ha reiniciado sus actividades con el pie derecho, me alegro por él- comentó el tío de Yunho al colocar el diario bajo su brazo para recoger sus valijas.
-Permítame ayudarlo… aboji- le sonrió Yuchun, con cierta pena por como lo llamó.
-¿Aboji?- pocos se habían atrevido a pronunciar esa palabra de frente y los resultados eran desalentadores. Sin embargo, Yuchun era la excepción a causa de un motivo muy importante. Él carecía de prejuicios raciales. -Suena bien, viniendo de ti- prácticamente, el señor Jung lo había aceptado como su hijo político.
-¡Mi vida! Qué bueno que hayas vuelto- abrazó con fuerza a su marido tras varios meses de no verlo.
-Zeltzin, ¿cómo has estado?- le respondió el abrazo a su mujer tan pequeña y menudita quien bien podría ser su primogénita.
-Será mejor que nos vayamos, Demi y Yunho nos esperan en la casa- les propuso a esos dos apuestos hombres, pues había preparado un banquete exquisito junto con su hija.
Tras subir al Porsche Panamera, el señor Jung distinguió el lindo arreglo floral hecho con camelias rojas que había comprado Yuchun para Demi. Aquellas deslumbrantes flores eran las favoritas de la susodicha por excelencia. Por lo visto, su retoño quedaría en buenas manos.
-¿Qué te sucede, Yunnie?- inquirió Demi mientras ponía los cubiertos en la mesa.
-Nada- contestó Yunho tras amarrar los globos de diferentes colores en varias esquinas.
-¿Seguro, baby?- volvió a preguntarle su prima.
-Ajá- aseveró con la vista en un punto muerto.
-Mírame a la cara y dímelo otra vez, pero con seguridad Jung Yunho- lo obligó a girarse contra su voluntad.
-Tranquila Demi, estoy bien- recargó sus manos en los pequeños hombros de su inquisidora.
-¡Mientes!- se alejó de él, molesta. -Tu cafetería goza de mucha clientela, tus casos de violencia intrafamiliar y reclamo de paternidad se han resuelto sin ningún problema, esto tiene que ver con una chica- Demi dio en el blanco porque Yunho agachó la cabeza en cuanto escuchó la última parte. -La única con el poder de cambiar tu comportamiento de manera tan drástica es… Jiyul- pensó en voz alta. -Tú no eres inquieto, ni sonríes a cada rato… ella debe ser la responsable, ¿cierto?
-Así es doctora corazón- se recostó Yunho en la pared de la cocina.
-¿Regresó, Yunho?, ¿Jiyul regresó?- inquirió un tanto incrédula.
-Si… y… ahora trabaja para mí- articuló desprovisto de emoción alguna.
-Hablaré con ella, Yunnie- le prometió a su querido primo.
-Odia todo lo que tiene que ver con el apellido Jung, no malgastes tu tiempo Demi- observó a la gente pasar desde la ventana de la sala, en un intento por ocultar su tristeza.
-Se te olvida que yo no pertenezco a la élite Jung, baby- le aclaró a Yunho con un dedo encima de la vena de su muñeca izquierda.
-No necesitas compartir la misma sangre para que te considere uno de los nuestros- a Yunho le irritó ese comentario, pues a menudo discutía con sujetos que se negaban a tratar con Demi y su tía por ser de occidente.
-Por eso te construí un pedestal, Yunho- situó sus manos en el pecho de ese joven lleno de principios y valores inigualables.
-¿Por qué no fuiste tú la elegida?- le envolvió la cintura con sus brazos.
-El destino… así lo quiso- era evidente que entre ellos jamás surgiría el amor porque sus corazones no latían a un ritmo acelerado al estar tan cerca como en ese momento.
-Enhorabuena por tu drama, muñequita- la felicitó su padre al pie de la puerta.
-No es para tanto, appa- abrazó a quien por años veló por su bienestar y futuro.
-Aquí tengo a otra persona que muere por saludarte- le señaló su mamá a Yuchun.
-¿Mickey?... ¡qué grata sorpresa!, pasa- fingió alegría y lo condujo hasta el comedor.
Una vez sentados para degustar del festín, Demi pidió que el resto del día transcurriera con rapidez, pues no quería estar cerca de su pretendiente. La hería su sonrisa y el brillo en sus ojos.
-Gracias por la comida, estuvo deliciosa- dijo Yunho tras retirarse de la casa de su tío por cuestiones laborales.
-¿Tú sabías… que vendría?- le preguntó por curiosidad Demi al pie del portón.
-No…- le susurró Yunho.
-Cuídate mucho y… ¡fighting!- lo animó con una expresión por demás tierna.
-Gracias, Demi- le pellizcó las mejillas como parte de una vieja costumbre. -Adiós.
De vuelta en el interior de la residencia, Yuchun recibió a Demi sentado en la sala y con un álbum de fotos en las manos. Sus casi suegros lo habían dejado solo para que pudiera platicar a gusto con ella.
-Vete, Mickey- le espetó Demi sin miramientos.
-Dame una oportunidad- se levantó Yuchun, dispuesto a hacerla cambiar de parecer con respecto a su futuro como pareja.
-Acaso no entiendes coreano o prefieres que te hable en inglés- trató de lucir enfadada al cruzar los brazos.
-“No me iré”- respondió en un español bastante fluido porque Demi le había enseñado.
-Sí estuviéramos en Latinoamérica, las mujeres te tacharían de terco. Y eso deja mucho que desear- fuera de control, la sujetó por la fuerza y la besó sin su consentimiento.
-¡Insolente!- lo abofeteó, luego de apartarse de él. -Nunca un beso me pareció tan repugnante como el tuyo- pasó su mano por la boca.
-¿En serio, Demi?- la cuestionó dolido por aquella acción y después se marchó.
-No, Mickey. Tu beso fue lo más dulce que he probado- declaró cuando el silencio inundo el lugar y las lágrimas brotaron de sus ojos porque… no era un mal chico, sólo que no fue hecha para él y no sabía cómo hacerlo entender.
Por otro lado, Changmin con sus propios conflictos internos, hacia lo posible por atender a sus primeros pacientes en la sala de urgencias tras un masivo choque automovilístico.
-¿Qué hago?, me quedo callado y aparento que nada sucedió, o me armo de valor y le confieso mis sentimientos- pensó para sí mientras inmovilizaba la pierna de un frágil anciano.
-Joven, las vendas están muy justas- trató de captar su atención al subir la voz.
-Discúlpeme abuelito, en un segundo lo remedio- deshizó el vendaje para hacerlo nuevamente, pero con suavidad.
-Tú estás enamorado, que suerte tienes- el viejito le alborotó el cabello con ternura, pues le recordó sus años mozos.
-Y a usted le gusta la bella señora de enfrente o ¿me equivoco?- le guiñó el ojo Changmin en señal de complicidad.
-Nunca es tarde para empezar un tórrido romance- expresó el anciano cuando intentó ponerse de pie e ir en dirección hacia la dama.
-Mejor lo acompaño- se ofreció Changmin a causa de la precaria condición del abuelito para caminar.
-No hace falta, aquí tengo una silla de ruedas y… díselo. Apuesto que ella también siente lo mismo que tú- esquivó con agilidad a los doctores y enfermeras que se atravesaban a su paso.
-Lo haré- Changmin tomó un rumbo distinto y se concentró en socorrer al resto de los convalecientes.
A su vez en la oficina de la cafetería Autumn Scent, Yunho examinaba las gráficas bimestrales de las ventas cuando alguien llamó a la puerta. En un principio, creyó que se trataba de Suyong debido a sus visitas vespertinas para convidarle una taza de café y una rebanada de pastel. Sin embargo, la predicción no resulto así.
-Adelante, pase- enunció Yunho desde su escritorio.
-Necesito comprar estos ingredientes, pero mi ayudante me informó que antes debe autorizarlo- Jejung le mostró una lista cuyo contenido se caracterizaba por los altos precios.
-Lo veo difícil, señorita Jiyul- le devolvió la hoja, luego de echarle un vistazo.
-No sabía que aparte de hipócrita, fuera tacaño- expuso Jejung, listo para refutarle cualquier comentario que hiciera en su defensa.
-Digo esto porque es muy raro encontrarlos- Yunho guardó la compostura como si el hecho anterior no lo hubiese afectado, ni mucho menos la ofensa de hace unos minutos.
-Entonces, es un sí o un no- le exigió una pronta respuesta, pues su escaso buen humor se había esfumado al percibir que no le seguiría el juego por esta ocasión.
-Hablaré con un amigo, quizás él los pueda conseguir- buscó en la agenda el número del aludido.
-Bueno… Minnie- Jejung se dio la vuelta para que Yunho no se percatara de su nerviosismo al contestar el teléfono. -¿Vienes a recogerme?... de acuerdo, te esperaré… adiós.
-¿Dónde lo apunté?- Yunho ojeó varias veces el cuadernillo con la intención de esconder su pesar.
-¡Bravo, jefe! Por un momento imaginé que había perdido el interés en mí, pero fue todo lo contrario- dijo en su interior Jejung, ansioso por hundir un poco más la espina clavada en el corazón del codiciado, Jung Yunho.
A la hora de la salida, la mayoría de los empleados decidieron cenar en un restaurante italiano que estaba a unos escasos kilómetros de ahí. Invitaron a Jejung y a Yunho sin éxito alguno. Los dos alegaron que tenían un compromiso que atender. <<.Lastima, será otro día.>> manifestaron las meseras y después se retiraron.
-¿Puedo interpretar ese compromiso como una cita?- indagó Jejung en el estacionamiento de la cafetería.
-Está en lo correcto- Yunho abrió la puerta de ese suntuoso BMW X5 que había adquirido gracias al título de abogado.
-Aventuro que su chica se considera afortunada- le exteriorizó de forma sarcástica.
-El afortunado soy yo, señorita Jiyul- ostentó con sinceridad al encender el auto. -Que pase buenas noches- se despidió de ella a sabiendas de que hallaría consuelo en la compañía de Demi.
-Noona- Changmin trató de reunir valor para lo que iba a decir al espirar una gran cantidad de aire.
-¿Te viniste corriendo, Minnie?- lo cuestionó un tanto incomodo Jejung.
-Te amo… Jiyul- el tiempo se detuvo para ambos y sólo un individuo fue testigo de lo ocurrido.
-Eres un completo idiota, amigo- profirió Junsu detrás de su Grand Cherokee negra que estaba situada a una corta distancia del aparcamiento. Le había rogado a su gemelo que lo trajera a dicho sitio con la idea de frenar a Jejung, pero jamás imaginó que fuera demasiado tarde.
-Junsu, aquella pareja creerá que los estamos espiando. ¡Vamos, súbete!- lo regaño su fraterno quien ignoraba lo que estaba ocurriendo.
Sin más remedio, Junsu acató la orden y tomó asiento en la parte del copiloto. Tenía miedo de que alguien descubriera a Jejung y sus intenciones. Era muy probable que cada uno de los implicados, buenos o malos, le harían pagar con creces el daño ocasionado por su sed de venganza.
woooo...
ResponderEliminarahora que le dirá a Changmin??...
no me gusta que Jae sea tan vengativo T__T
espero que Junsu le diga que la venganza no es buena para nadie Y__Y
me da mucha pena Yunho de verdad, no lo puedo evitar...
gracias por el capitulo ^^
wooooaaaaaaa dsdasdasdada porfa ke esto sea yunjae no jaemin ><
ResponderEliminarme encantoooo esperare el siguiente~~
qe esto sea jaemin NO YUNJAE PORFA!!!!!
ResponderEliminarah que se ah yunjae o jaemin o junjaemin porfavor
ResponderEliminarYo creo que es un jazmín y no un yunjae ya jae está enamorado de min y viceversa además el odia a yunho perdon quize decir un jaemin se nota quiere hacer sufrir a yunho
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