La cruda realidad
-Te amo… Jiyul- Changmin no podía creer que unas simples palabras como aquellas hicieran temblar sus labios y el corazón le latiera tan rápido al grado de faltarle la respiración.
-Minnie… yo… yo…- Jejung se aferró a su suéter morado para armarse de valor y darle una respuesta.
-Sí- dijo Changmin a la espera de una contestación positiva.
-Lo siento… en verdad, lo siento- Jejung bajó su mirada al suelo y su donseng prefirió desviar la vista a otro lado para contener sus lágrimas por el dolor de su rechazo.
-Está bien, noona. Yo sólo… sólo necesitaba decírtelo. No hay ningún problema si tú… no me quieres- esas últimas palabras le costaron a Changmin mucho trabajo pronunciarlas porque eran como unas agujas que le provocaban un malestar insoportable.
-Ahhh… ya es muy tarde. Será mejor que tomemos el autobús o nos moriremos de frío- Changmin caminó hacia la parada de camiones, pero algo lo detuvo, la mano de Jejung que se había asido a su chaqueta negra.
-…- Jejung intentó disculparse con él nuevamente aunque no lo consiguió. El temor a herirlo aún más lo paralizó.
-¡Ah! Ahí está el autobús, anda sube- Changmin lo alentó lo más sereno que pudo y cuando lo abordaron, se dieron cuenta de que tendrían que compartir asiento.
En el trayecto a casa, ninguno de los dos dijo nada. El ambiente entre ellos era tan lúgubre como para iniciar una conversación, así se tratara del clima.
-Me gustaría… me gustaría corresponder tus sentimientos, pero no puedo- enunció Jejung cuando llegaron al departamento y cada quien se dirigió a su habitación.
-No te preocupes, noona. Sólo te pido… que estés a mi lado como cualquier amiga lo haría- Changmin cerró la puerta de su cuarto tras de sí y se dejó caer al piso con la intención de verter cuantas lágrimas fueran necesarias para calmar su sufrimiento.
Mañana sería un día muy difícil para él y no sólo por el hecho de que su noona lo había rechazado, sino también porque sería el último que compartiría con ella. El motivo, se mudaría de apartamento y a uno más cerca del hospital Boramae donde prestaba su servicio. Le hubiese gustado comunicárselo antes para no malinterpretar la situación en la cual se encontraban ahora, pero todo pasó tan rápido que no tuvo tiempo de hacerlo. Desde un principio quiso vivir solo aun cuando Jiyul se lo pidió, y es que depender de la chica a la que amas porque tu débil cuerpo no soporta combinar el trabajo con el estudio para ayudar a tus padres, sólo te deja en ridículo como hombre.
-Entonces, ¿aceptas mi propuesta?- Changmin recordó la súbita proposición de Jiyul hace un par de años atrás cuando era un empleado de la cafetería Autumn Scent.
-Descuida, noona. Estoy bien- se levantó del enorme y lujoso sofá que había comprado su jefe.
-Tres desmayos a mitad de día, ¿te perecen bien?- Jiyul lo obligó a recostarse mientras lo veía directo a los ojos.
-No te haré cambiar de parecer, ¿verdad?- le contestó Changmin bastante cansado.
-No, Minnie- Jiyul colocó su mano en la frente de éste para saber si no tenía fiebre.
-De acuerdo, noona. Tú ganas- unas pequeñas lágrimas surcaron las mejillas de Changmin a causa del intenso dolor de cabeza, pues llevaba días sin comer. Esto debido a que les había dado a sus hermanas el poco dinero que tenía para que se compraran los libros que la escuela les venía exigiendo desde hacía mucho.
-Y te olvidaras de trabajar- Jiyul le limpió las lágrimas con la yema de sus dedos.
-¿Qué?- gritó Changmin con la escasa fuerza que le quedaba.
-Será por un tiempo, yo te ayudaré- Jiyul lo acalló con un dedo sobre sus labios.
-Eso jamás, noona- Changmin le dio la espalda, se sentía humillado.
-Es que acaso no piensas aceptar la ayuda de tu esposa el día en que te cases y estés igual de enfermo que ahora- Jiyul trató de que se diera la vuelta.
-Entonces qué clase de hombre sería, sino puedo afrontar un problema como éste- Changmin se giró de forma brusca y exaltada.
-Si sigues con ese tipo de ideología, las chicas como yo nunca te haremos caso- Jiyul lo golpeó levemente en la cabeza.
-Acepto, pero sólo hasta que me recupere- Changmin bajó su mirada y extendió sus brazos para que lo abrazara. No quería que lo odiara, ni mucho menos perderla.
Justo en ese momento, el recuerdo se interrumpió por lo exhausto que estaba Changmin de tanto llorar además de reprimir uno que otro sollozo para que Jiyul no lo escuchara y se sintiera mal.
Cuando amaneció, Jejung se levantó de la cama, pero con el ánimo destrozado. Le había roto el corazón a la persona equivocada. Tenía tantas ganas de regresar en el tiempo y así evitar lo sucedido. Lamentablemente, eso era imposible. Como pudo, hizo uso de todas sus fuerzas y se vistió. El desayuno no se iba a preparar solo, ni mucho menos los postres de la cafetería Autumn Scent.
-¿Qué le serviré?- Jejung observó por unos minutos lo que había en el refrigerador y nada lo convenció. O, mejor dicho, nada que pudiera sanarle la herida que le había hecho a su donseng. -¡Ah! Ya sé que le daré. Un jugo borra memorias, un plato repleto de “no me odies” y de postre un corazón nuevo- esbozó una amarga sonrisa en el instante en el que sacaba unos cuantos huevos, algo de tocino y varias naranjas.
Luego de terminar con el desayuno, se dispuso a comer lo más tranquilo que pudo porque el deseo de salir corriendo de ahí amenazaba con ganarle terreno.
-Mi…- Jejung se detuvo en seco al percatarse de que su cuerpo lo había llevado por costumbre hasta la puerta de la recamara de Changmin una vez que lavó los trastes. -¿Eres estúpido? Espera, si lo eres- tomó su bolso que estaba en el sofá y se marcho agradecido en el fondo de que su donseng no respondiera a su llamado, pues no sabría que decirle o como actuar.
Al escuchar a Jiyul retirarse, Changmin salió de su cuarto tan sólo para tomar sus maletas que estaban guardadas en el armario junto a la entrada principal y empezar a llenarlas de ropa, libros y uno que otro cuadro donde aparecía su noona a un lado suyo. Cuando el hambre lo venció, destapó la comida que le había dejado ésta y la saboreó con gran placer pese a la tristeza que lo embargaba.
-Es hora de irme- Changmin miró por última vez el lugar que lo hizo feliz durante un tiempo. -Nunca te olvidare- puso en la mesa del comedor un sobre blanco que contenía una breve, pero sincera disculpa por la forma en la que se iba, sus razones ajenas a lo ocurrido con anterioridad y el deseo de verla feliz con el hombre de su vida. -Adiós… Jiyul- Changmin cerró la puerta para después entrar al ascensor con lágrimas en los ojos.
Jejung, por su parte, tocó la puerta de la oficina de Yunho para entregarle como cada mañana su taza de café y algún postre. En este caso, unas galletas con chispas de chocolate que inevitablemente le hicieron recordar a Changmin.
-Adelante- le indicó Yunho en compañía de Yuchun.
-Buenos días, jefe Jung. Aquí tiene su aperitivo- Jejung le colocó la taza junto con el postre en su escritorio, pero sin verlo a la cara. Sus ojos estaban irritados de tanto llorar por la noche.
-Gracias, señorita Jiyul. Pero sería tan amable de traerme otra taza de café para Yuchun- le señaló a su amigo con la vista.
-¿Yuchun?- dijo sorprendido Jejung, pues no había notado la presencia de éste.
-¿Se encuentra bien, señorita Jiyul?- inquirió Yunho al percatarse del cansancio en sus ojos.
-¿Qué? Ah, sí. Estoy bien- le respondió Jejung mientras bajaba la vista al suelo.
-Eso pasa cuando te enamoras de un hombre con carácter de niño- mencionó Yuchun que ya estaba al tanto de la supuesta relación que mantenía con Changmin.
-¡Mi novio no es un inmaduro!- le contestó Jejung en un tono fuerte a Yuchun.
-Entonces, ¿por qué tienes los ojos irritados?- lo cuestionó Yuchun con los brazos cruzados.
-porque… porque…- Jejung no podía creer que de sus labios saliera la palabra “novio” en vez de Changmin.
-Basta, Yuchun. No tienes ningún derecho a involucrarte en la vida personal de la señorita Jiyul- le reclamó Yunho de una manera sutil.
-En serio, no los entiendo. Por un lado, hay una mujer que tiene a un buen hombre en frente de ella y lo desprecia. Por el otro, hay un hombre que se deja pisotear por la mujer que tiene de frente. Será mejor que regrese cuando hayan decidido tomar cartas en el asunto. Con su permiso- Yuchun se levantó del sillón y se dirigió a la salida de la oficina bastante molesto.
-Lo siento, señorita Jiyul. Últimamente, Yuchun se enoja con mucha facilidad debido a… mi prima- Yunho tomó un poco de café para calmarse. En su interior, sabía que su amigo tenía la razón, pero no era el más indicado para decirlo, pues él estaba en la misma situación con Demi.
-Si me disculpa, tengo que ir a trabajar- Jejung dio unos cuantos pasos hacia la puerta, pero algo le hizo perder el equilibrio. Afortunadamente, Yunho lo tomó por la cintura antes de que se callera.
-¿Está bien?- Yunho lo acercó a su pecho de forma instintiva.
-Si…- le respondió Jejung desconcertado por lo que sentía en ese instante. Protección y tranquilidad en los brazos de su contrario.
-¿Qué sucede?- le preguntó Yunho extrañado al escuchar su llanto.
-Ni yo misma lo sé- le contestó Jejung tras aferrarse a él, pero con mayor fuerza.
-No importa lo que pase, siempre estaré aquí para usted- le expresó Yunho cerca del oído.
-…- Jejung continuó llorando para luego preguntarse si su venganza tenía algún sentido, pues ya había lastimado a un inocente y no quería hacerlo con otro. O, en el peor de los casos, equivocarse de enemigo.
Unas horas más tarde, Changmin subía las escaleras de su nueva residencia con sumo cuidado, pues las cajas que traía en sus manos no lo dejaban ver bien. Había encontrado una tienda que ofrecía cualquier artículo para el hogar a un buen precio. Así que se llevó unos sartenes, una vajilla y un juego de cubiertos. Las únicas cosas que le hacían falta porque lo demás lo había comprado con antelación y su amigo Sunghyo le había hecho el favor de guardárselo en casa de sus padres.
-Permítame ayudarlo, joven- de pronto apareció una muchacha que se ofreció a auxiliarlo, pues en cualquier momento podría tropezarse y romper lo que traía en las cajas.
-Muchas gracias, seño… rita- Changmin se quedo atónito luego de reconocer a Demi.
-A mí también me da gusto volver a verlo- le dijo Demi en un tono irónico.
-Buenos días, ¿vecina?- inquirió un tanto curioso Changmin.
-¿En verdad, me odia?- Demi le quitó dos cajas de tamaño medio y con un movimiento de cabeza le indicó que reanudara su camino para que la condujera hasta su apartamento.
-Por aquí- Changmin la fue guiando, pero a una distancia considerable.
-¿Las pongo en la mesa?- le preguntó Demi a Changmin en cuanto entraron al cuarto.
-Si, por favor- se limitó a responder Changmin mientras abría las únicas ventanas que tenía su departamento.
-Por lo visto, le falta mucho para terminar- Demi echó un rápido vistazo a lo que hacía falta por hacer.
-Tengo el día libre- Changmin comenzó a abrir las cajas.
-Pero será más rápido, si lo hacen dos personas- Demi extendió lo que al parecer era una cortina.
-¿Quiere ayudar… a un desconocido?- manifestó desconcertado Changmin por su actitud tan servicial.
-Ustedes los hombres no saben leer entre líneas, ¿cierto?- Demi se acerco a él con mucha naturalidad.
-¿Qué quiere decir con eso?- por un instante, Changmin se sintió intimidado.
-Que me gustaría empezar de nuevo, pero esta vez sin peleas absurdas. En pocas palabras, seamos amigos- Demi le extendió la mano.
-…- Changmin guardó silencio por unos minutos, su mente no podía asimilar lo que estaba pasando y el rechazo de la mujer a la que amaba al mismo tiempo.
-Supongo que eso es un “no”- Demi bajó su mano desilusionada.
-¿Cree que los manteles combinen con la vajilla?- Changmin le enseñó ambas cosas con una tímida sonrisa.
-Desde mi punto de vista, excelente elección- Demi empezó a reírse y sin querer contagio a Changmin.
-Gracias, ¿Seungmin?- Changmin pronunció su sobrenombre en forma de pregunta, pues ignoraba que tan informal podía ser con ella.
-De nada, Changmin- con una ligera palmada en su brazo, Demi le hizo saber que podía acortar la distancia entre ellos.
-Seungmin- Changmin acomodaba las sillas alrededor de la mesa cuando la curiosidad lo invadió.
-Sí- enunció Demi mientras decoraba un jarrón con flores.
-¿Eres mi vecina?- ante la interrogante, Demi volvió a reírse.
-¡Seungmin!- Changmin frunció sus labios en señal de enojo.
-Lo siento, Changmin- a Demi le pareció lindo que su ahora amigo hiciera tal gesto. -Solía vivir aquí- continuó, pero con el rostro ensombrecido. -Fueron tiempos difíciles aunque no me puedo quejar. La dueña de estos pequeños apartamentos me hizo compañía cuando mi mamá tenía que trabajar hasta muy tarde. Por eso vengo a visitarla con frecuencia- se limpió las lágrimas de los ojos con sus manos.
-Perdón- Changmin le brindó su pañuelo.
-No te preocupes- Demi hizo un esfuerzo por recuperar el ánimo.
Tras acomodar todo en su lugar, Demi se ofreció a llevar a Changmin a almorzar. El restaurante que había escogido fue uno de sus favoritos en el pasado no sólo por el buen trato, sino también por lo económico que resultaba.
-Te aseguro que te encantara además esta a unos pasos de la clínica donde vas a trabajar. El doctor Baek es una persona muy buena. Siempre se preocupa por atender a los que menos tienen- comentó Demi mientras se amarraba sus botines.
-Eso escuche el día en que fui a solicitar el empleo de médico asistente- Changmin guardó las llaves de su sencillo, pero cómodo hogar en el bolsillo delantero de su pantalón de mezclilla.
-Bien, vámonos- dijo Demi contenta.
-Ok- enunció de la misma manera Changmin aunque con una bella sonrisa.
-Qué bueno que ya no estás deprimido- expresó Demi al juntar sus brazos hacia atrás para después emprender el camino al restaurante.
-…- Changmin no se movió por unos segundos, pues no se había dado cuenta que la compañía de Demi había eclipsado sus pensamientos con respecto a su noona hasta que ella se lo mencionó.
-Date prisa, Changmin- Demi asomó la mitad de su cuerpo por las escaleras como si fuera un gatito.
-Ya voy- Changmin le siguió los pasos e internamente se dijo que Seungmin tenía cierto encanto para hacer olvidar a las personas sus aflicciones.
Mientras tanto, Yuchun disfrutaba de su comida en el restaurante chino Ming Zhi cuando de repente surgió Demi en compañía de Changmin. Lucían muy felices juntos.
-Buenas tardes y bienvenidos- una tierna jovencita recibió con alegría a estos dos muchachos.
-Buenas tardes- le respondieron el saludo a la camarera.
-¿Hay alguna mesa disponible?- preguntó Changmin, pues el lugar se veía lleno.
-Sí, la que está al fondo a la derecha- les indicó a lo lejos.
-¿Mickey?- dijo sobrecogida Demi al cruzar su mirada con la de él.
-¿Qué?- inquirió Changmin luego de inclinarse para estar a su altura.
-Nada, Changmin- Demi movió sus manos para que no le diera importancia.
-Síganme, por favor- la chica los condujo hasta la mesa que estaba a un lado de la de Yuchun.
-Escoge lo que gustes. Ahora que formalizamos nuestra relación, yo invito- Changmin le extendió la carta del menú.
-Qué lindo detalle, gracias- Demi trató de disimular que no conocía a Yuchun.
-Podría traerme el número cinco, señorita- enunció Changmin tras escoger de una gran variedad de platillos.
-Y a mí el número dos, por favor- Demi optó por enfocar su vista en un punto muerto porque de seguro Yuchun estaba hirviendo de rabia y dolor.
-Enseguida- contestó la camarera y se marchó directo a la cocina.
-Ahora regreso, Changmin. Tengo que ir al baño- Demi ya no podía soportar ni un minuto más la mirada de Yuchun.
-Ajá- dijo Changmin.
Yuchun aguardó un momento y cuando creyó que había llegado la hora, se levantó de su silla para alcanzar a Demi en el baño. Tenía que hablar con ella.
-Demi- Yuchun la sujetó del brazo antes de que se escabullera en el tocador.
-Suéltame, Mickey- Demi se negó a verlo a la cara.
-Así que él es la razón… por la cual no podemos estar juntos- Yuchun titubeó al pronunciar las últimas palabras.
-Si- Demi quiso retractarse, pero era demasiado tarde.
-¡Ojalá terminen pronto!- Yuchun cerró con fuerza sus manos en el instante en el que se daba la media vuelta.
-Mickey- Demi lo abrazó por la espalda para calmar su ira. -Lo siento- comenzó a llorar. -Por mi culpa llevas puesta una venda en los ojos que no te permite hallar a esa persona especial.
-Te equivocas, tú eres esa persona- Yuchun la tomó por los hombros.
-Eso no es cierto. Apuesto a que ya la encontraste y ni cuenta te diste. Piénsalo, Mickey. No has estado con alguien que te haga sentir a gusto en su compañía aun cuando no lo conozcas o desees que el tiempo se detenga para estar un poco más a su lado- de pronto la imagen de Junsu invadió la mente de Yuchun.
-No…- Demi notó la falta de seguridad en su réplica.
-Siempre tendrás a una amiga en mí, Mickey. Lo sabes- Yuchun sintió la suavidad de sus manos al cubrirle el rostro.
-¿Esto es una despedida?- articuló el susodicho con voz temblorosa.
-Me temo que si- susurró Demi.
-¿Interrumpo?- como por arte de magia apareció Changmin.
-No, para nada. Es sólo que…- Demi se acomodo el cabello con nerviosismo.
-Se sintió mal y trate de ayudarla- Yuchun acabó la frase.
-¿Quieres que te lleve al hospital?- Changmin se aproximó a Demi para examinarla.
-Descuida, Changmin. Fue un leve mareo- Demi se alejó un poco de él.
-¿Y el llanto?- le preguntó Changmin, pues tenía los ojos vidriosos.
-Me caí…- Demi ya no sabía que excusa inventar para que le creyera.
-Está bien. Pero en cuanto te vuelvas a sentir mal, dímelo- esta vez, Changmin le habló como practicante.
-De acuerdo- asintió Demi.
-Bien, me retiro. Que tengan un buen día y adiós…- Yuchun observó por última ocasión el rostro de la mujer a la que tanto amo. No quería dejarla, pero tenía que hacerlo. Alguien más ocupaba su corazón y él… quizás también.
De regreso en la cafetería Autumn Scent, un apuesto joven le solicitaba a la camarera que lo había atendido que le hiciera el favor de presentarle a la repostera que había preparado tan rico postre.
-¿Cómo?- la chica aún no salía del asombro por lo repentino de la petición.
-Quisiera felicitarla en persona- el cliente se valió de su encanto para convencerla.
-¿Alguna queja, señor?- Yunho apareció de repente tras observarlos desde una esquina del establecimiento.
-Ninguna. Sólo le pido que me deje ver a la patisserie. Ha hecho un buen trabajo y quiero felicitarla por eso.
-Como usted ordene. Hyesung dile a la señorita Jiyul que venga un momento, por favor.
-Sí, jefe.
-¿Se le ofrece algo, jefe Jung?- luego de unos escasos minutos, Jejung hizo acto de presencia.
-Nuestro cliente desea hablar con usted- le respondió Yunho.
-¡Enhorabuena, Jiyul! Eres una excelente repostera- el chico se dirigió a Jejung con una sonrisa que disimulaba su enojo.
-¡Junsu!- Jejung se llevó una mano al pecho en cuanto lo vio.
-En vista de que se conocen, los dejare a solas- Yunho se retiró curioso por averiguar quién era ese tal Junsu.
-¡Como te atreviste a hacerte pasar por tu hermana!- Junsu intentó controlar su ira al modular su voz.
-No creo que sea un buen lugar para discutir esto- Jejung miró a su alrededor y uno que otro compañero de trabajo no paraba de observarlos.
-Te doy cinco minutos para que tomes tus cosas y te marches de aquí conmigo- Junsu volvió a sonreír para que ningún entrometido se percatara de lo que estaba pasando en realidad.
-¿Cómo lograste encontrarme?- Jejung ignoró su orden y en su lugar lo cuestiono.
-No eres el único que ha convivido con Jiyul. Ella siempre me mencionó esta cafetería después de irse a Seúl. Así que la tome como base para buscarte, pero nunca me imagine que cometerías una estupidez tan grande como ésta- Junsu lo vio de la cabeza a los pies con repudio por utilizar la imagen del amor de su vida.
-Si te sirve de consuelo, ya estoy pagando las consecuencias de mis actos- Jejung se mordió el labio inferior para evitar que el llanto le ganara terreno.
-¿Es por… el muchacho de aquella noche?- Junsu percibió la amargura en los ojos de Jejung.
-¿Lo viste?- inquirió un tanto apenado Jejung.
-Hyung… no me digas que- Junsu no se atrevió a terminar la frase por lo sorprendido de su suposición.
-Por eso no me puedo ir- con esto Jejung le dio a entender que su pensamiento no estaba equivocado.
-Je… jung- Junsu se quedo sin palabras.
-Dame un poco de tiempo. Un mes cuando mucho y te prometo que regresare a Francia. Necesito despedirme de él en buenos términos y también de algunas otras personas que si bien se merecen lo peor de mi, Jiyul jamás me lo perdonaría- Jejung aún ansiaba vengarse, pero el daño que le había ocasionado a Changmin era motivo suficiente para detenerse.
-De acuerdo, tienes un mes para arreglar las cosas- Junsu se despidió de él con la esperanza de que mantuviera su promesa por el bien de sus seres queridos.
Al caer la noche, todo el personal de la cafetería Autumn Scent asistió al karaoke Haeng-un-ui Goyang-i para festejar el cumpleaños del compañero Taesun. En un principio, Jejung rechazó la invitación porque no tenía ánimos de salir a ningún lado, pero el tener que encarar a Changmin al llegar al apartamento lo hizo cambiar de opinión rápidamente. Yunho tampoco se negó a acompañarlos debido al buen desempeño de su trabajador. De tal manera que se ofreció a costear las bebidas.
-¡A la salud de Han Taesun!- brindaron los ahí presentes a excepción de Jejung. Él se había ido a un rincón para beber solo hasta perder el juicio. No quería saber en dónde estaba, que había hecho y a quien había lastimado.
Por otro lado, Changmin esperaba el arribo del autobús que llevaría a Demi a casa después de pasear juntos por los alrededores de su nuevo vecindario.
-Gracias por el café y… lo siento- exteriorizó Demi al abrir una de las ventanas del camión en cuanto lo abordó.
-¿Lo sientes?, ¿por qué?- preguntó Changmin completamente desconcertado por la disculpa.
-Sólo perdóname, por favor- Demi se sentía muy mal por haberlo involucrado en su asunto con Yuchun.
-Ok, te perdono… aunque no entiendo la razón- Changmin ladeó su cabeza para tratar de recordar la supuesta ofensa que le hizo Demi.
-No volverá a ocurrir, te lo aseguro- le dijo a lo lejos Demi, pues el autobús había emprendido su camino.
-Hasta luego, Seungmin. Cuídate mucho- Changmin se retiró a su departamento tras perder de vista al vehículo.
Cuando entró a éste, se dio cuenta de que había olvidado su celular en la mesa y tenía cinco llamadas perdidas de Jiyul. Alarmado marcó a su número telefónico, pero fue inútil porque estaba fuera del área de servicio. Así que se comunicó con un antiguo amigo de la cafetería. A lo mejor él podría darle información acerca de donde se hallaba su noona.
-Hola, habla el guapo de Sangyun- enunció entre risas el aludido por el efecto del alcohol.
-Sangyun, soy Changmin. ¿Has visto a Jiyul?- Changmin apenas podía escuchar a su compañero a causa del alto volumen de la música.
-¡Changmin! ¿Cómo has estado? No te gustaría venir al karaoke Haeng-un-ui Goyang-i y tomarte un trago conmigo- en ese lapso lo único que deseaba Changmin era golpearlo por no entender la gravedad de la situación.
-Has visto a Jiyul, ¿sí o no?- contesto furioso Changmin.
-Estaba aquí hace un rato y luego salió a no se don…- Sangyun no tuvo tiempo de decir nada mas, pues Changmin cortó la llamada.
Jejung, por su lado, se recargó en la parte trasera de un automóvil negro al detenerse en el estacionamiento del karaoke. Estaba más ebrio que consciente y todo por mezclar el ron con el tequila.
-¡Señorita Jiyul!- Yunho lo encontró jugando con su celular al cual le había quitado la batería. -Menos mal que la hallé. Tiene idea de lo preocupado que estaba al ver que había desaparecido.
-¡No me toques, desgraciado! Por tu culpa estoy sufriendo bastante- Jejung lo empujó al intentar levantarlo para llevarlo a casa debido a su estado.
-Hasta cuándo va a perdonarme- Yunho suspiró ante su incesante empeño en odiarlo.
-¡Hasta que te mueras, Jung Yunho!- Jejung se puso de pie, pero perdió enseguida el equilibrio por lo que fue a parar a los brazos de Yunho.
-¿Qué pretendes hacerle, miserable?- Changmin golpeó a Yunho en la cara sin misericordia.
-Nada que tu sucia mente haya imaginado- Yunho se levantó del suelo dispuesto a devolverle el golpe cuando sus miradas se cruzaron.
-¡Tú!- Ambos se reconocieron al instante.
-¡Ah! Minnie, ¿qué haces en este lugar?- Jejung se aferró a sus brazos para mirarlo de cerca.
-Vámonos, noona- Changmin lo sujetó por la cintura y pasó su brazo por el hombro de él.
-Aguarda, Minnie. Tienes que conocer a mi jefe, el respetable Jung Yunho- Jejung comenzó a aplaudir de forma burlona.
-¿Tu jefe?- Changmin quedo paralizado por la noticia. -Él no puede ser tu jefe porque…
-Porque antes trabajaba para mi primo Seungi, el antiguo responsable de la cafetería Autumn Scent- Jejung bajó sus manos de golpe.
-¿Qué dijiste?- Yunho lo notó un tanto alterado por lo que acababa de comentar.
-Lo siento, no era mi intención recordarte al idiota de mi pariente- Changmin concentró su vista en quien pensaba era Jiyul e intuyó que su regreso a Seúl involucraba algo más que el trabajo.
-Entonces, tú no eres…- Jejung se desmayó de la impresión al descubrir que se había equivocado de enemigo. No era Yunho el que tenía que pagar el crimen en contra de su hermana, sino Seungi… su primo.
Sin lugar a dudas, Junsu estaba en lo cierto. La venganza era un arma peligrosa que si no se usaba adecuadamente podía destruirte. Ahora Jejung contaba con muy poco tiempo para enmendar su error o de lo contrario se convertiría en la victima de su propio plan.
sigueeee subiendolaaa... por favor esta muyy emocionantee!!!!
ResponderEliminarme encanto !!!
ResponderEliminarespero q sigas esta muy bueno