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Arualthings

Insurrección hormonal

Titulo: Insurrección hormonal
Autor: Mily_Yun
Pareja: YooMin
Género: Lemon , Vampiros
Extensión: Oneshot
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<<.Se escucharon pasos rechinantes. No eran comunes.
Prácticamente era media noche, y todos saben que a esa hora la maldad es liberada. Especialmente para la mujer que yace profundamente dormida en su habitación, ajena a todo.
De nuevo los pasos... pero esta vez eran... normales. Se detuvieron; había llegado a su destino. Lentamente giró la perilla, porque aunque quisiera no podía despertarla. Ahí estaba. La miró fijamente y a los segundos ya estaba sobre ella. No podía negarlo... le encantaba su aroma. Suavemente acarició sus cabellos. Acercó su delgada nariz al cuello ajeno. Ella aún estaba dormida... pero entreabrió sus labios.
Y no pudo controlarse más. Sus deseos lo sobrepasaban. Se acercó más a su cuello... lubricó sus labios y sus dientes—

-¿Qué es lo que estás haciendo?
-¿¿Ehhh??- exclamaron los tres muchachos que escuchaban expectantes la historia. Odiaban que siempre “el aguafiestas” arruinara sus famosos “Martes de terror”.
-¡Qué haces aquí! ¿¡No lees el letrero que dice “PROHIBIDO CHANGMIN”!?
-Lo ignoré porque está mal escrito
-¡No es cierto!
-Me decepciona que mis padres se esfuercen tanto en tus estudios
-¡Mamáááá!- exclamó lleno de ira. Odiaba que su hermano mayor lo avergonzara delante de sus amigos.
-No grites, ella salió. Vine solo porque me dejó encargado de que se durmieran a las once, y son las once y quince
-¡No queremos dormir!- exclamaron a la vez los cuatro críos.
-Bueno, yo cumplí con decirte
-Ya lárgate.
El muchacho estaba por irse pero se detuvo.
-Y para que lo sepas, estás contando mal la historia. Se supone que es un vampiro, no un violador
-¡¡Ya lárgate!!- le tiró una almohada.
El muchacho empezó a reír.
Cerró la puerta.

No puedo creer que él sí tenga amigos.
Apegó su oído a la puerta. Escuchó murmullos.
De seguro sigue con esa estúpida historia. Se lo he dicho, pero no entiende. Los vampiros son solo un mito.

Soltó un suspiro; esa noche también se la pasaría estudiando.
Coordinó sus pasos y puso en marcha a sus pies, hasta dar a su pieza. No hizo gran esfuerzo, estaba justo al lado. Giró la perilla desganadamente y entró. Prendió las luces, cerró la puerta con pestillo y se dejó caer en su silla giratoria.

Mi vida se ha vuelto muy monótona.
Cerró sus ojos un momento; no quería pensar en nada. Sin embargo, las risotadas de su hermano y sus amigos le colmaban la cabeza de cosas inútiles.
Basta.
Lanzó un sonoro suspiro y se acomodó en su escritorio, preparado para embriagarse entre libro y libro. Era cierto, mientras más leía, más se desconectaba. No se preocupaba por nada.
Al día siguiente despertó en su cama, no recordaba haberse metido dentro de sus cobijas.
Que importa.
Después de aquel ya nada le parecía normal. Sentía que lo acechaban. Sentía que lo observaban… y le incomodaba.

---

-¿Por qué sueño contigo? Cada vez que pregunto tú no me respondes
-¿Y qué es lo que debería decir?
Besó mis labios.
-Hablaste
-Siempre lo hice
-No es cierto
-Tú no escuchas
-Aún así... ¿por qué no te puedo ver?
-Porque aún no es tiempo
-¿Tiempo?
-Soy una ilusión tuya. Un escape a tus desdichas... uno muy placentero.
-Pero---
De la nada sentí a sus labios apoderarse de los míos. De nuevo ese sabor que me embriagaba. De nuevo sus caricias que me hacían sentir en la misma cima de la llamada felicidad.
Extrañaba tanto esto. Sentir esto.
-¿Porque... porque ya no venías a verme?
-Aparezco cuando más me necesites.
Sus labios descendían por mi pecho, bajando hasta la pelvis, perdiéndose al sur... haciéndome delirar.
-Changmin ah
Escucharlo decir mi nombre volvía desaforados a mis sentidos.
-Changmin ah
No sigas. Si vuelves a decirlo así—


-¡¡Changmin ah!!
-¡Qué!- abrió los ojos. Sucedía de nuevo.
-Mamá dice que bajes a desayunar
-¿Qué?
- Y dices que yo soy el retrasado- picó la frente ajena y se puso a correr. Para tener trece años ese chico era bastante infantil.
-¡Ah rayos!- golpeó su cabeza- ¡No de nuevo!
Desafortunadamente, eso era un hecho.

Desde hace poco más de una semana, pero quién las contaba, Shim Changmin, de veintitrés años y buen estudiante, estaba teniendo sueños bastante sugestionantes como para poder creerlo. Al comienzo no le dio importancia. Pensó que era solo por el estrés, que sus hormonas juveniles, revueltamente enclaustradas en su interior, tenían que manifestarse de una forma u otra; y eso sería en los llamados “sueños húmedos”. Sin embargo, algo no cuadraba en el contexto. La persona con la que soñaba, y con quien dicho sea de paso tenía los mejores orgasmos que pudo haber tenido en sus exiguas experiencias pasadas, parecía ser un hombre. Y es “parecía” porque no le podía ver la cara nunca. Ni hablaba tampoco. Solo de la nada aparecía, besaba sus labios, entraban en calor y luego despertaba. Aunque en su última experiencia escuchó su voz. Era muy grave. Era un hombre. Pero solo fue eso.

Estoy muy confundido.
Y no era para más.
Malditos sueños... o debería decir PESADILLAS.

-¡¡Changmin ah!!
Era su madre quien lo llamaba.
-¡Ya voy!
Revolvió sus cabellos un poco para luego poner sus pies en el suelo. Se puso de pie... y lo que notó no le gustó para nada; sus pantalones estaban manchados... y sus sábanas igual. Todos los días era lo mismo.
Pero esta vez ni siquiera...
Resignado tuvo que cambiarse de ropa lo más rápido que pudo; recogió el desorden, lo hizo una bolita lista para ponerla en la lavadora, y se dignó por fin a bajar las gradas.
Aún no lo sabía pero ya iba tardísimo para la universidad.
Un momento...
Pensó mientras se detenía en el umbral de su habitación. Giró su cabeza al interior.
...Yo no dejé la ventana abierta...

-¡BABO CHANGMIN!
Esta vez fue obvio. Era su “pequeño” hermano.
Restó importancia a lo que sea que estaba pensando y bajó rápido sin siquiera mirarse al espejo como usualmente lo hacía. Tenía un mal presentimiento.
-Hasta que te dignaste por fin
-No molestes WooMin
-¿Hijo, qué tanto hacías?
Habló la madre mientras salía de la cocina.
-¿Por qué?
-Porque vas tarde, retrasado.
Changmin miró su reloj de mano, y en efecto, era tarde.
-¡Rayos!
Corrió rápido hasta el cuarto de lavandería, tiró sus sábanas a un rincón, y volvió al comedor.
-¡Ya me voy!
-¿Tomaste el desayuno que tu querida madre hizo para ti?
-Mamá, un jugo de lata y tostadas no es un desayuno
-Te puse el jugo en un vaso
-Mamá... ya me voy
-Es cierto, nosotros también nos vamos. ¿Quieres que te lleve?
-Prefiero correr. Nos vemos.
Cogió su mochila y salió de su casa.
El recorrido sería interesante; llevaba diez minutos de retraso. ¿Pero acaso importaba? Últimamente ya no le daban ganas para hacer nada; su vida se había vuelto muy monótona. Y eso deprime a cualquiera.

La monotonía no es algo de lo cual alertarse...
-Es aún peor.
Respiró resignado. Faltaban menos de diez cuadras y ya era hora de que entrara a clases.
Llegaré tarde.
-Para lo que me importa.
Siguió caminando hasta llegar por fin. Pero algo le resultó muy extraño, no había gente alrededor... solo un chico parado en la entrada mirando al cielo.
Se acercó hasta él sin pensarlo.

Oh rayos... hoy no hay clases.
Pensó mientras daba vuelta en U sumamente avergonzado. Si alguien lo veía, sería el hazmerreír universal.
-Espera un momento.
Escuchó que dijeron a sus espaldas. Volteó. Era el chico.
-¿Si?
Pero algo extraño sintió en su interior. Sentía como que lo conocía. Su cara no, pero su voz era la misma...
-¿Me puedes decir por qué no hay clases hoy?
-¿Estudias aquí?
-No. Soy transferido
-Oh... Bueno, a mi se me olvido que hoy es la reinfraestructura general
-Ya veo
-Bueno, regresa a tu casa y mañana vuelves
Intentó sonreír. Tratar con personas desconocidas no era su fuerte.
-No recuerdo dónde vivo
-¿Qué?
-Vivo en el extranjero y hoy arribé aquí. Me recogerán a las ocho de la noche
-Pues...
-¿Podrías ser amable y aguardar conmigo?
-Bueno...
Pensó detenidamente en las consecuencias. Qué había de malo el estar con una persona desconocida después de todo.
-...Está bien. Pero vamos a otro lado. No quiero permanecer aquí.
-De acuerdo.

El resto de la tarde fue muy ameno para Changmin. Nunca hubiera pensado que alguien extraño fuera a ser tan interesante. Hablaron de muchas cosas por lo general.
El nombre de aquel chico era Park Yoochun, tenía veinticuatro años, y para sorpresa era coreano criado en Inglaterra, Londres. De su familia no habló mucho. Solo dijo que viviría por un tiempo en Corea y luego se mudaría. Changmin quedó impresionado. Él podía hacer de su vida lo que se le antojara. Bueno, eso fue lo que entendió.
Tenía envidia.
Cerca de la universidad había un bar, allí fue donde se quedaron todo el tiempo.
Eran ahora alrededor de las 7:45 pm.
-Creo que mejor salimos
-Si.

Caminaron de nueva cuenta al mismo lugar en donde se conocieron, la entrada del colegio, y se dispusieron a esperar.
Hacía frío. Changmin odiaba el clima helado.
Tal vez fue porque vio a alguien en algún lugar hacerlo, o por propia voluntad propia, pero desde hace un año atrás tenía complejo de fumador pasivo... que se incrementaba más cuando la sangre se le helaba.
Siempre guardaba un cigarro en su chaqueta. Tenía que hacerlo.

-Espero que no te moleste...
Lo puso en su boca y luego lo encendió.
-...No siempre lo hago.
-Descuida.
El ambiente se tornó muy extraño. Silencio incómodo.
-Sabes, tu voz me parece muy conocida
-¿En serio?
Volteó a mirarle.
-Si...
Exhaló humo.
-...Debo estar alucinando.
-¿Duermes bien?
-Hmm... últimamente no. ¿Crees que se deba a eso?
-Tal vez. El cerebro humano es muy complejo
-Dímelo a mí.
A lo lejos observaron a un automóvil negro acercarse.
-Oh, veo que ya llegaron.
Un señor de mediana edad descendió del carro.
-Joven Park, lamento la demora
Se inclinó.
-Descuida...
Caminó hasta la puerta y miró al castaño.
-...¿Subes?
-¿Yo?
-Si
-¿Por qué?
-Quiero agradecerte
-No importa, está bien
-Insisto.
Changmin nunca pudo descifrar lo que sucedió, pero algo en su interior se incendió cuando apreció directamente a las pupilas de quien recién acababa de conocer.
Fue extraño.
Aún así cedió y fueron rumbo a la casa de Yoochun.
Cuando llegaron, el castaño casi muere del infarto. La residencia era exageradamente grande y poco iluminada. ¡Era un palacio! Quedó tan impresionado que no supo ni cómo habían llegado a la habitación del pelinegro.
-Creo que—
-¿Quieres algo de beber?
-Bueno...
Se sentía muy incómodo en un lugar tan grande. Intimidado. Pero no lo dejaría notar.
-...Tu cuarto es en verdad grande
-¿Lo crees? No me impresiona
-Pues a mí si.
Yoochun se sentó a su lado mientras le ofrecía un vaso con un líquido verde dentro de el.
Bebió un sorbo.
-Está bueno.
Dijo mientras bebía un poco más. Al cabo de unos instantes sentía a su cabeza dar vueltas.
-¿Estás mareado?
-Si... un poco
-Está bien.
Yoochun sin decir nada más se acercó lentamente a él y le dio un fugaz beso. Changmin no lo detuvo. Reconocería esos labios en donde fuera.
-¿Eres tú?
-No sé de lo que me hablas.
El pelinegro fue recostándose poco a poco sobre él y ambos terminaron cegados por un indescriptible deseo.
Nadie decía nada, era como si lo que estaban haciendo fuera lo más normal y natural del mundo.
Changmin creía que soñaba de nuevo.
-¿Eres... ah... eres real?
Gimió mientras intentaba decir algo coherente. Tener a alguien succionando tu sexo no ayuda en realidad.
-Tú cómo lo sientes.
Sin detenerse habló.
Y eso fue todo.

Cuando un vampiro escoge a su presa, esta no puede hacer nada por escapar.

A la mañana siguiente nada fue normal.
Changmin despertó en un lugar extraño y con muchas imágenes vergonzosas en su mente. Pero lo que vio nadie lo comprendería en su sano juicio. Luego de tener relaciones sexuales con un completo desconocido reiteradas veces, lo normal es despertar y hablar del asunto; bueno, si había algo de qué hablar. Pero desafortunadamente este no fue el caso. Al despertar el castaño volteó a mirar a su lado y vio a una chica tendida en un charco de sangre totalmente desnuda. No comprendió nada. Estaba estupefacto. A los pocos minutos entró Yoochun como si nada y le ofreció una taza de café. Changmin estaba al borde del colapso, iba a golpear a Yoochun pero este lo tranquilizó. Trató de explicarle lo sucedido lo más simple y directamente que pudo.
-Soy un vampiro.
Lástima que fue demasiado simple y demasiado directo.
-¿¡Qué!?
-Hay algo en ti que me gusta mucho. Tuve que viajar desde muy lejos para poder encontrarte
-Espera, no entiendo. ¿Es en serio?
-Si.
-Pero—
-Mi oráculo fue, cuando cumplí la mayoría de edad, que un humano me hechizaría y me enamoraría completamente de él.
Changmin dudó un poco.
-¿Yo?
-Lo entendí cuando te encontré. No creí que fuera tan fácil. El mundo de los humanos es un pañuelo.
-Pero... yo creo que me soñé contigo
-¿Ves? Eso corrobora que eres tú
-Pero yo no soy mago, no puedo hechizarte
-Y no lo harás. Por eso te busqué, porque mi oráculo fue: “Si encuentras al humano que te hechizará y lo haces tuyo en la primera noche, todo quedará resuelto”.
-O sea que me usaste
-No lo entiendo pero suena desagradable que lo veas desde esa perspectiva
-Y una cosa más, ¡Qué rayos hace esa chica a mi lado!
-Tenía hambre, no podía comerte
-Eres un—
-¿Te quedarás conmigo?
-¿Qué?
-Me gustas. Quédate conmigo.
-Ni lo sueñes.

Para Changmin, el ser usado de esa forma, terminó todo sentimiento hacia él. Y así pasaron días, incluso meses. Cada vez que lo veía por los pasillos evitaba verle a la cara. Se sentía avergonzado.
Un día, cuando le tocó hacer un trabajo hasta muy tarde, lo encontró en la salida cuando se iba a su casa.
-Hola
-¿Qué haces aquí?
-Vine a buscarte
-Pues no pierdas tu tiempo
-Estás enamorado de mí
-Que estupidez dices
-Lo puedo oler. Tus hormonas se salen de control cuando estoy cerca de ti o cuando me miras
-¡No es cierto!
-Ahora lo puedo hacer.
Changmin enrojeció. El tipo tenía razón.
-Me voy.
Pero antes de siquiera dar un paso más, Yoochun se le apareció justo delante.
-No lo permitiré.

A partir de ese momento ambos se dejaron llevar. Era cierto, Changmin estaba cautivado por ese misterioso ser. Sus labios eran muy adictivos, por qué negarlo. Pero la consecuencia que conllevaba sería mortal.
Todos los días siempre terminaban en la cama. Eran demasiado activos. ¿Adicción sería la palabra adecuada? Tal vez. Nunca nadie lo aceptaría. Al menos alguien tenía que ceder, y no sería Changmin. La cuestión es que desde ese momento ambos se convirtieron en amantes, unos muy buenos… en todo el sentido de la palabra.
Cada vez que se enredaban en su encuentro diario, tenían que terminar más maravillados de lo que hubiera sucedido el día anterior. Para ellos no había inhibición.
¡Y quién las tiene cuando se está excitado!
Hubo un día en que, por pedido de Yoochun, decidieron hacerlo toda la noche. Al día siguiente Changmin no se pudo parar.
También hubo otro en que apenas terminando de eyacular, el hermano de Changmin irrumpió en su habitación tan intempestivamente que casi muere del infarto al ver dos hombres totalmente desnudos. El precio de su silencio fue un año de mesadas gratis.
A partir de ese desagradable momento, Changmin aprendió a no gritar… y a poner cerrojo en su puerta… y a no hacerlo en cualquier lugar.
La casa de Yoochun era un lugar más seguro. Aparentemente.
Y eso es lo que ahora nos lleva a nuestro siguiente punto: Changmin completamente desnudo en la cama del pelinegro; quien sorprendentemente lo ató sin siquiera dar explicaciones.
-Qué haces
-¿No quieres jugar?
-¿¡Soy un maldito niño!?
-Pareces uno
-¡Suéltame ahora!
-Te va a gustar
-¡Claro que no!
Yoochun terminó de hacer su trabajo, o sea terminar de atarle sus manos, y se posicionó entres las piernas ajenas. Changmin seguía forcejeando; no quería verse sometido.
-Chunie ah... ¿me sueltas?
Preguntó lo más infantilmente posible. Había aprendido que el castaño siempre caía ante eso.
-Aún no termino.
Pero no resultó.
Yoochun desabotonó los pantalones ajenos y de un solo tirón se los arrancó. Se había contenido mucho tiempo. Exactamente cuatro horas.
-¡Qué haces!
Hizo lo mismo con la ropa interior.
-¡Yoochun!
El castaño trataba de soltarse a como diera lugar para cubrir su inesperada desnudez.
¡Cómo era posible siquiera esto! Sin embargo ahí no quedaba todo. El mayor cogió los tobillos de un sorprendido Changmin y los ató uno al extremo del otro tan rápido como pudo que hasta el mismo castaño reaccionó unos segundos después.
-¡Basta! ¡Suéltame! ¡Te juro que si no lo haces voy a matarte!
Estaba súper avergonzado y súper furioso al mismo tiempo.
-Te digo que te va a gustar.
Lentamente se posicionó encima y fue besando su cuello.
-Basta...
Sus labios se paseaban libertinamente por todo lo que fuera piel... hasta que llegó a sus labios.
Grave error.
-¡Auch!
Tal vez por mero impulso o porque en verdad lo había herido en su orgullo de hombre, Changmin, al momento de tener a esos labios que lo volvían loco sobre los suyos, no pudo contenerse y los mordió muy pero muy fuerte; tanto así que al instante sangraron profusamente.
Segundo grave error.
Las pupilas de Yoochun se dilataron y una ligera mueca en sus labios apareció de la nada. Pasó su lengua por el borde.
Changmin lo miraba sin ninguna expresión en su rostro.
-Suéltame
Yoochun lo miró fijamente, no dijo nada, pero aún así se sacó rápido lo que traía encima y se posicionó entre las largas piernas del castaño.
-Yoochun...
Le penetró de golpe.
-¡Hn!
Y lo siguió haciendo tan fuerte que el castaño sintió que lo iba a partir en dos.
-¡Bas... ah... Ya no... me... me duele!
Pero Yoochun parecía una bestia. No escuchaba, no lo miraba, no decía nada. Era como... si estuviera en trance; un trance diabólico.
-Ah... ah...
Changmin empezaba a sangrar... y eso motivaba aún más al mayor.
Cogió con ambas manos la cabeza del castaño, apretó sus cabellos fuerte, y se acercó a su cuello. Changmin cerró los ojos.
Y lo que era inevitable sucedió. El pelinegro lubricó sus labios y de un solo movimiento clavó sus filosas dagas en la adormecida piel de su amante.
-Hn...
El sonido era completamente asqueroso.
Mientras succionaba lo iba penetrando con más y más frenesí hasta que sentía que la sangre se le escurría por los lados. Eso le excitaba de veras.
Luego de escasos segundos el mayor llegó al clímax.
Sus pupilas volvieron a ser las de antes... y lo que vio no le gustó para nada. Había sangre por doquier y Changmin... estaba inconsciente.
-Hey...
Lo desató rápido.
-Hey... carajo, qué he hecho
Trató de reanimarlo de nuevo... sin resultado.

Una vez que escoges a un humano y decides hacerlo tu presa... no hay marcha atrás. Al momento de clavarle tus colmillos en su cuello, todo habrá terminado para él. Morirá sin sufrir mucho, pues eso depende de cuánto bebas. Normalmente un humano puede vivir una semana si tomas de él una cantidad mínima cada día; por el contrario, si muere al instante, ya sabes lo que ha sucedido.

-No... no...
Esas palabras se repetían una y otra vez en su cabeza.

En un vampiro de raza pura está prohibido que beba de otros de su misma raza, o que beba de su propia sangre, pues como condena la locura lo espera.

---
Prendió un cigarrillo.
A veces las costumbres humanas se adhieren a ti de una forma inexplicable y se convierte en un molesto hábito.
-Qué hubiera pasado si...
Tocaron la puerta. Se encontraba en su habitación.
-Adelante.
-Joven Park, le están esperando.
El pelinegro asintió y puso el gastado cigarro ya en su cenicero. De alguna forma se sentía viejo; después de todo cincuenta años no son en vano por más de que fuera inmortal.
Escalón por escalón bajaba e intensos recuerdos venían a su mente. Y era malo cuando de memoria se hablaba. Sin embargo lo aturdían y mareaba. Después de la muerte de su amante no volvió a ser nunca el de antes. No se volvió loco, pero sí muy sentimental. Tal vez era el castigo que se merecía por ser una malvada criatura guiada solo por sus instintos; porque ahora sentía.
-¿Joven, se encuentra bien?
Preguntó el mayordomo notando el estado en el cual el otro se encontraba.
-Si... no pasa nada
-Pero...
-Tranquilo, es mi fiesta, ¿no? Tengo que ser un buen anfitrión después de todo.
El mayordomo sonrió. Ambos emprendieron el camino hasta llegar al salón principal.
Había mucha “gente” y se escuchaban los murmullos combinados con la música clásica que tocaban.
-Buenas noches...
Interrumpió una vez hubo llegado el pelinegro.
-...Espero que estén disfrutando todos sin excepción de la reunión con motivo de mis 350º aniversario. Ahora por favor—
Un gran nudo en su garganta fue lo que impidió que siguiera con su discurso. Sus pupilas se dilataron.
-Changmin...
Susurró muy despacio.
-¿Joven Park?
El mayordomo se acercó hasta él.
-Dime... quién es él
Señaló a un joven que se encontraba apartado del resto. En un rincón. Bebiendo algo de vino.
-Si mal no recuerdo... él es hijo de la familia White de Londres
Los murmullos se empezaron a escuchar.
-¿Londres? No...
-Joven, debe continuar con su discurso
Yoochun suspiró. Debía ser una coincidencia que ese joven se parezca demasiado a su querido amante.
-Lamento la interrupción. Por favor, continúen divirtiéndose.
El pelinegro caminó hasta el centro del salón y sentó en el improvisado estrado que habían armado allí. Estaba confundido.

Exactamente después de cincuenta años de haber muerto el humano, éste reencarnará en un vampiro. Pero no recordará nada de su pasado.

-Claro que no es cierto.
Yoochun estaba impaciente, no sabía qué hacer. Mientras más miraba al muchacho más se convencía de que era la viva imagen del que alguna vez fue su amante. Pero era poco probable.
-No puedo más.
Improcedente de lo que sus acciones pudieran traer como futuras consecuencias, el pelinegro, disimuladamente, caminó hasta dar justo al lado del muchacho que ahora se encontraba en el patio de la casa.
Estoy seguro que no es él. Pero aún así intentaré.
Sacó un cigarrillo y lo encendió.
-¿No te diviertes?
Exhaló una bocanada de humo. El muchacho volteó a verle.
-¿Tiene otro?
Preguntó sin ninguna expresión en su rostro. Yoochun ladeó una sonrisa.
-Fumar es dañino
-¿Y por qué lo hace Ud.?
-Porque me gusta
-Pues a mí también.
Sonrió. Sacó un cigarrillo de su saco y se lo alcanzó.
-¿Cómo te llamas?
Preguntó mientras encendía el cigarro.
-Edward
-Eres el hijo de los esposos White
-Sí.
Ambos exhalaron al mismo tiempo.
-¿Cuántos años tienes?
-¿Mi edad real?
-Si
-Bueno... son cincuenta
-¿Cincuenta?
Asombro total.
-Acaba de cumplir 350 años. Me parece injusto que se asombre de mi edad
-No... no es eso
-¿Entonces?
-No... nada.
Yoochun tiró el cigarro al suelo y de un solo movimiento acorraló al jovencito contra la pared.
-¿Qué hace?
-No lo sé.
Sin querer perder más el tiempo y sin querer pensar dudosamente también, aproximó sus labios a los del atónito muchacho y los besó igual a como lo hacía con su humano amante.
Sería un grave error si se equivocaba.
-¡Hey!
El muchacho le empujó telepáticamente.
-¿Quién rayos t---?
Calló rotundamente al suelo de rodillas. Cogió su cabeza con ambas de sus manos.
-Lo siento...
-¡Cállate!
El muchacho le miró furioso por un instante... pero luego suavizó sus facciones.
-¿Yoo...Yoochun?
El mencionado no pudo estar más anonado. ¿Acaso esas palabras serían ciertas?
-¿Changmin... eres tú?
-Me duele mucho la cabeza.
El mayor se arrodilló frente a él y lo abrazó fuertemente.
-Lo siento... lo siento, te juro que no fue mi intención. No sabes lo mucho que me lamenté por eso...
-¿Qué te pasa, Por qué te disculpas?
-¿Min, no recuerdas nada?
-¿Debería?
El castaño besó los labios del otro.
-Ven...
Se puso de pie y ayudó también a su amante.
-...Te contaré lo que sucedió.
-Cinco minutos después-

Se escuchó un sonoro golpe.
-¡Cómo que me mataste!
Yoochun aún permanecía con la cabeza hacia un lado. No podía verle a los ojos.
-Lo siento...
-¡Con un inútil lo siento no basta! ¡Me quitaste la vida!
-Lo siento...
-¡Han pasado cincuenta años! ¡Cómo rayos me los devolverás!
Changmin cogió del cuello al castaño inmóvil y lo estampó contra la pared.
-¡Mírame!
Ordenó apretándolo aún más.
-Por favor... mírame.
Yoochun volteó.
-¿Sabes qué es estar muerto? Pensé que estaba dormido. Todos los días soñaba contigo... pensé que me despertarías de nuevo... como siempre lo hacías
-En verdad lo siento...
El castaño aflojó el agarre.
-Mi madre... ella...
-Tuvo una buena vida. Sufrió mucho... creo que no pudo superar tu muerte
-¿Y mi hermano? Él...
-Se casó y tuvo dos niños; uno de ellos tiene tu nombre.
-¿Aún está vivo?
-Claro que sí. Ahora vive en el extranjero
-Podríamos...
-Claro. Lo que tú quieras.
Lo abrazó muy pero muy fuerte. Ahora que lo tenía de nuevo, no iba a ser tan estúpido de volverlo a perder.
-Me asfixias
-Te amo.
Lo alejó un poco.
-Antes de que lo dijeras, siempre lo supe...
Yoochun sonrió.
-...Pero no creas que por eso voy a perdonarte. Me las pagarás, Park Yoochun.
Besó sus labios lo más seductoramente que pudo.
-Espera...
Lo apartó muy a su pesar.
-Qué
-¿Que hay de tu ahora familia?
-Ya se me ocurrirá algo. Ellos son buenas personas.
De nuevo volvieron a lo suyo.

Después de aquella magnífica velada nada volvió a ser como antes. Changmin les pidió a sus padres vampiros que le dejen vivir con su amante, lo que significó una tranquila aprobación por parte de ellos. Tener algún lazo con la familia Park sería beneficioso en el futuro. Yoochun también hizo lo suyo y prometió nunca más volver a lastimarlo. Bueno, ahora sí que podía pues no había riesgo por ninguna de las partes.
Desistió de la idea.
Vivir juntos era un gran paso, pues esta vez sería para siempre. Ya no había miedo de la muerte. Vivirían a pleno sus días y lo disfrutarían muy al máximo. Después de todo, tenían un eternidad para ello.

.F,I,N.




-Colofón-

-Qué, Qué haces
Trató de mirar a los lados pero inesperadamente tenía una venda sobre los ojos.
-Dije que me las pagarías
-Pero ya lo hice todo por ti
Trató de moverse pero sus extremidades estaban atadas. Lo extraño es que estaba de pie.
-No todo
-Changmin ah...
Yoochun sintió cómo le tiraban de su vestimenta. Pero no sentía las manos de su amante, era como si se desvanecieran.
-Sabes, es bueno ser vampiro. Tengo poderes...
Luego sintió una ligera brisa a su alrededor. Estaba completamente desnudo ahora.
-Changmin...
-Cincuenta años es mucho tiempo. Y más para un jovencito como yo.
De la nada sintió algo húmedo por su abdomen. Iba desde su clavícula, pasaba por su pecho, descendía hasta su ombligo... se perdía al sur.
-¡Ah!
-¿Te gusta?
-Claro... que no...
Sintió pasos.
-¡A...dónde te va—
Inesperadamente un fuerte latigazo en su espalda lo hizo desear estar muerto.
-¡Qué ah, qué rayos haces!
-¿Te gustó?
-¡No!
Otro latigazo.
-¿Ahora?
-¡Basta!
Changmin paseó sus dedos por las costillas del pelinegro. Lo sintió estremecer.
-Ahora te entiendo... la sangre excita demasiado.
Aunque no lo pudo ver, el castaño se puso de cuclillas y empezó a engullir el sexo aún dormido del que estaba de pie.
-Hn...
Arriba, abajo... movimientos demasiado rápidos. No aguantaría
-¿Te...gusta?
-Ah...sí...
-Que bueno.
Se puso de pie. Besó los labios entreabiertos de un más que excitado Yoochun para luego ponerse detrás de él.
-Desátame
-Solo quiero probar algo más.
Se bajó los pantalones junto a su ropa interior, pues aún estaba vestido, y de una sola estocada terminó dentro de la estrecha entrada de su amante.
-¡Hn!
-Siempre quise hacerlo.
Empezó a moverse para acostumbrarse a la nueva sensación.
-Pero ah... porqué ahora
-No lo sé.
Estaba yendo ya muy rápido. Por increíble que le pareciera no podía simplemente detenerse.
-Hn... más despacio
-No puedo ha... controlarme.
Y eso era una cruda verdad.
Estaba demasiado excitado como para poder pensar, solo quería sentirlo lo más profundo que pudiera llegar. Pero cuando ya nada parecía imposible, a Changmin se le ocurrió algo; bueno, recordó algo. Empezó a lubricar sus labios, esta sería la primera vez que lo haría. Sus colmillos empezaron a salir de la nada.
-Lo siento...
Descubrió el cuello de su amante y sin reparo los clavó sin piedad.
-Chang...min.
Por propia cuenta, y por primera vez, repugnó el sonido que se escuchaba cuando la sangre salía y atravesaba la garganta de quien bebiera.
Mala experiencia.
Changmin le quitó de la nada la venda de sus ojos. Descubrió que estaban en su propio cuarto.
-Es suficiente...
Susurró el pelinegro conteniéndose de gritar. Sentía doble satisfacción. Por un lado lo estaban penetrando por primera vez, y también bebiendo de él.
Segundos después sintió algo caliente en su interior, acompañado de un fuerte suspiro. Changmin había llegado a su límite. Pronto sintió que dejaron su cuello libre.
Todo este tiempo, las manos de Changmin lo abrazaron.
-Desátame
El castaño lo hizo sin refutar. Mantenía su cabeza gacha.
-¿Es la primera vez que bebes sangre?
Levantó la vista. Estaba llorando.
-Si...
Yoochun lo tomó de la cintura y sin reparo alguno lo abalanzó hasta la cama.
-Lo siento...
-Fue inesperado. Pero gratificante.

Se dice que el reencarnado nunca bebe sangre. Y si lo hace, la primera persona tiene que ser de quien esté profundamente enamorado.

-Ahora es mi turno.
Lo besó profundamente y se envolvieron en su juego mutuo del amor.

El amor cruza fronteras, el mismo tiempo y espacio; hasta pueden vencer a la misma muerte.

.>>La pasión que me devora insensata,
Voy a decirla de primer envite:
Fuego de amor mi corazón derrite;
Fuego de amor mi espíritu arrebata
<<.

4 Comentarios:

  1. Anónimo8/17/2011

    awwwwwwww lo ame!!!!!! es tan raramente romantiko!!!!!! <3

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  2. Anónimo8/25/2011

    ardiende...

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  3. lo amé o:!! me encantó XDD, bueno me gusta mucho el yoomin XD, como dijeron, es raramente romántico XD.. de vdd me pareció genial.. senti feo cuando changmin murió, pense que ya habia terminado ahi la historia T_T.. pero no, je je.. un gusto leer lo que esribiste

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  4. Anónimo4/01/2012

    Wow!!......esta todo tsss!!!!.......ardiente...me encanto......Muy ardiente Yoomin!!!!......

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