Regalo de una Cassiopeia.
Are you a good girl?
Primera Canción
…
…
¿Qué es lo que soy
para ti?
No importa lo que
hagas o digas, yo seguiré siendo tu gran fan.
…
…
Yunho
pensó que su manager era un maldito sádico.
Por la
puerta ingresaba una cantidad de tres hombres, con cajas de vistosos colores en
las manos, en su mayoría rosa. E ahí uno de los puntos que no llegaba hasta el
entendimiento del líder.
¿Por
qué maldito motivo todos los regalos tenían que ser envueltos con cursi color
rosa?
¡Eran
hombres, demonios!
¿Las
Cassiopeia no sabían que había colores un poco más varoniles como el azul, el
verde, o colores neutrales como el blanco, gris, plomo? Y si lo que querían era
llamar la atención, estaba el rojo, naranja, en fin… ¡Un millón de colores
antes que el rosa!
—Oh,
mira este peluche rosa, ¿no es una preciosura?
Yunho
de inmediato rodó los ojos en cuanto vio a Jaejoong de rodillas en el suelo,
mirando curioso el montón de regalos que sus fans habían enviado por ser el
aniversario del grupo.
A Yunho
le gustaba la atención y molestias que se tomaban sus fans, pero había empezado
a odiar el rosa quizá desde hace dos años atrás o más. Sinceramente ya había
perdido la cuenta.
—¡Hyung,
hyung! ¡Mira es uno de esos portarretratos digitales! Podemos poner todas las
fotos de Yunho hyung dormido con los ojos abiertos y asustar a cualquier fan
loca que se piense meter aquí a mitad de la noche.
Todos
rieron abiertamente ante las palabras de Junsu que sostenía el famoso
portarretrato como si se tratara de un regalo de navidad, y Yunho se dedicó
únicamente a bufar, mientras fingía estar molesto.
—Oh,
esto es sexy.
Yoochun
sacó de una de las cajas rosas, para variar. Un buzo, muy atractivo la verdad,
era rojo con franjas grises y un dibujo de la constelación Cassiopeia en el
centro. El problema fue cuando giró el buzo y en la parte que debía descubrir
la espalda, solo había una malla negra.
Jaejoong
rió tapando su boca, y Junsu caminó de rodillas hasta donde Yoochun se
encontraba, buscando dentro de la caja para ver si había más. Los tres
muchachos en el piso sonreían divertidos. Esta era la navidad para ellos.
—¡Hay
una para cada uno!
Y fue
como si gritara ‘¡Jaejoong ven por la tuya!’ Por que eso fue lo que Kim hizo,
se abalanzó contra la caja, emocionado y riendo junto a Yoochun, de seguro
planeaban colocársela para la próxima vez que estuvieran bajo las cámaras,
probablemente en menos de dos horas.
—Jamás
me pondré algo como eso…
Changmin
salió de la cocina, con un vaso con agua fría en las manos y mirando con una
mueca como Jaejoong se empezaba a sacar la camisa que llevaba para poder
ponerse el buzo rojo.
—¡Te
queda genial Jae hyung!
—¿A que
si? ¡Yunho ponte la tuya!
Yunho
olió el peligro cuando vio a Jaejoong levantarse del suelo con un buzo en las
manos, tomó a Changmin por los brazos y se escondió tras él, aprovechando el
hecho de que el menor del grupo se había vuelto el más alto.
—¡Claro
que no! No voy a andar con la espalda prácticamente desnuda a menos que sea
para una sesión de fotos o un video, ¿qué quieres? ¡¿Qué a medio paso que de al
salir de este edificio me violen?!
—Oh,
por favor. ¿Te recuerdo como salíamos para las presentaciones de Mirotic?
—¡Y por
eso habían cientos de guardias en todas partes!
Yoochun
rió divertido, escuchando la pelea de Yunho y Changmin, que como siempre ponían
a Changmin en el medio. Pero el menor no hacía nada para menguar la situación.
Es más, casi siempre empeoraba todo. Con ese perverso sentido del humor que
solo Shim Changmin tiene.
—Mira,
Chun… ¿No es lindo este sombrero? ¿Me lo regalas?
—¡Claro
que no! Es para mí.
—¡Yo te
regalo mi ropa!
—¡Por
que siempre compras dos iguales!
En el momento
en que Yoochun se lanzó sobre Junsu para poder quitarle el sombrero, este se
levantó ágilmente, corriendo por toda la sala de estar con un enojado Yoochun
que le seguía los pasos.
Para
ese momento Jaejoong ya se había acercado a Yunho y Changmin. Y los tres se
movían de un lado para otro. Jaejoong tratando de alcanzar a Yunho y él
interponiendo el cuerpo de Shim entre ambos. Por supuesto Changmin estaba harto
de parecer marioneta y empezaba a levantar su puño, golpearía a Jaejoong y con
el codo empujaría a Yunho lejos de él.
Si… Era
el plan perfecto.
—Oh,
por… ¡¿Se puede saber que demonios están haciendo?!— El manager, entró.
Azotando la puerta y con el entrecejo arrugado. —¡¿Saben cuantos años tienen?!
¡¿Lo saben?!
Golpeó
con el periódico que llevaba en las manos a cada uno en la cabeza, los cinco
inconscientemente se alinearon y parecieron estar calmado mientras bajaban la
cabeza. El hombre frente a ellos solo bufó.
—No se
los puede dejar ni dos minutos solos por que ya comienzan con sus tonterías. ¡Y
tú Yunho compórtate más como un líder y menos como un niño de doce años que
reprocha por todo!
Yunho
había abierto la boca para hablar, pero calló cuando la mirada seria del
manager lo atravesó, por lo que solo dibujó un puchero en su rostro. Era curiosa
la forma en que siempre parecían niños pequeños regañados por un profesor.
—¿Y
bien ya vieron todos los regalos?
—Yo
tengo una duda.
Changmin
fue el primero en poner una cara diferente a la culpabilidad, se mostró un poco
frío mientras levantaba una ceja.
—Adelanta,
Changmin.
—Usualmente
los regalos de las fans van a nuestra habitación precisamente para regalos en
SM, ¿por qué demonios llenaron el departamento donde vivimos con esto? ¡Es
molesto!
—Changmin
tiene razón, no hay donde caminar. Y todo está muy rosa.
Yunho
se cruzó de brazos con un puchero más notorio en el rostro y recordó, que
odiaba el rosa desde sus presentaciones de Ballons, cuando creyó que al fin se
había desecho de usar ese ridículo disfraz. Vino la ropa de colores horrendos. Si,
al parecer SM adoraba verlos hacer el ridículo.
—Era
necesario, ¿acaso Junsu no les dijo?
Inmediatamente
las miradas de todos se posaron en Junsu y él solo rió nervioso, rascando un
poco su nuca.
—Lo
olvide. Lo siento.
Changmin
rodó los ojos y exhaló con fuerza. —¿Por qué será que no me sorprende?
—¡Ya
Min! ¡Ni que tú nunca olvidaras algo!
—¡Pues
no! Por que mi cerebro si funciona correctamente.
—¡¿Qué
estas tratando de decirme?!
—¡Ya me
escuchaste!
—¡Cállense
los dos!
El
manager volvió a levantar la voz y Yoochun aburrido se apoyó en el hombro de
Jaejoong, bostezando ligeramente, viendo al hombre frente a ellos como
masajeaba su sien. Pobre, Yoochun a veces pensaba que si a ese hombre le daba
algo, sería por culpa de ellos.
—Como
sea… Lo que Junsu les tenía que comunicar…— Junsu se encogió un poco cuando
sintió la mirada de todos sobre él. —Y olvidó, es que hubo un concurso en la
página oficial de SM donde ofrecían a una fan venir a entregar su regalo en
persona, conocerlos y tomarse un par de fotos con ustedes.
—¡¿Qué?!
¿Cómo diablos se te olvida algo así, Junsu?
—¡Solo
me olvido Changmin! Deja el drama…
—Oh,
Dios… Tengo que arreglar mi cabello.
—¡Jaejoong
ni se te ocurra agarrar mis cosas! ¡Ni mi ropa!
Cuando
Jaejoong salió corriendo hacía la habitación con Yoochun y su lado territorial
atrás, Yunho solo suspiró, sentándose en el sillón y cruzando sus piernas
mientras escuchaba la pelea del MinSu todavía demasiado cerca.
—Contrólalos,
al menos hasta que la muchacha llegue.
Yunho
asintió, cerrando un poco los ojos y con un ligero tinte de un fastidioso dolor
de cabeza. Oh, empezaba a reconsiderar la idea de que su sueño era ser famoso.
Ahora su sueño era un día en paz.
…Y
parecía tan inalcanzable…
…
…
Ahí
estaban los cinco, sentados en el gran sillón negro de su sala de estar.
Correctamente
vestidos, siendo caballeros, con comentarios graciosos. Sin gritos, sin peleas,
sin golpes ni empujones; Siendo sencillamente perfectos. Yunho encontraba esos
momentos ideales. Por que Junsu y Changmin no se gritaban y por que Jaejoong no
le quitaba algo a Yoochun y este armaba un escándalo por eso.
Frente
a ellos, la muchacha de cabellos negros apretaba sus manos nerviosa, sonrojada
y los miraba de vez en cuando, como si todavía no se creyera que en realidad
los tenía en frente.
—Oh,
vamos no seas tan tímida, ¿cuál es tu nombre?
Jaejoong
se hizo un poco hacía adelante, apoyando una de sus manos en la rodilla de
Yunho y la muchacha soltó un gritito de emoción, tapando su rostro. Haciendo
sonreír a Yunho. Era claro lo que esa muchacha había pensado: ‘YunJae en acción’
—Moonbin…
—Oh,
ese es un lindo nombre, Moonbin.
Ella
asintió, todavía roja cuando Junsu hubiera halagado su nombre. Y casi de
improviso Yoochun codeó a Junsu, con un puchero en el rostro.
—Moh~
No coquetees con ella Su, que me pongo celoso.
—Tranquilo,
Chun. Se amable no vez que la ponemos nerviosa.
Junsu
dejó escapar una risita contagiosa y la muchacha parecía a punto de explotar de
tanta emoción, entre tanto YunJae, YooSu. Lastimosamente él único que no
había hablado era Changmin, y cuando lo observó el muchacho miraba
despreocupadamente sus uñas.
Moonbin
tomó valor, respiró profundo y levantó la mirada.
—Eh…
Oppa…
—¿Si?
Cuando
los cuatro muchachos le respondieron, todos al mismo tiempo, ella sonrió
nerviosa, tapando un poco su boca, pero aunque Changmin no había respondido, al
menos había levantado la mirada.
—Me
refería a Changmin Oppa…
—Oh… No
es justo, Changmin siempre llama la atención de las fans.
—¡Y el
jamás dice nada!
El YooSu pareció despotricar contra Shim
quien solamente los vio de soslayo levantando una ceja, para luego sonreír un
poco y mirar a la muchacha mientras apoyaba los codos en sus piernas.
—Dime
Moonbin.
Emocionada,
de que en realidad si hubiera escuchado su nombre. Se sonrojó un poco más.
—Yo…
Amo… Tu voz Oppa… Me encanta… Eres increíble.
Jaejoong
sonrió enternecido y miró a Yunho quien solo sonrió y negó con la cabeza cuando
Yoochun y Junsu miraron retadoramente a Changmin quien sonreía orgulloso.
—Muchas
gracias, ¿quieres que cante algo para ti?
Inconscientemente
Moonbin aplaudió emocionada, asintiendo eufórica y con los ojos brillando de
emoción. Era como si los otros cuatro hubieran sido desplazados por Changmin. Y
eso a Changmin le encataba.
—¡Si! Por
favor…
—¿Alguna
canción en especial?
—Love
in the ice, amo tu voz ahí.
—De
acuerdo esa será.
…
…
Una
hora después Moonbin flotaba en una nube.
Una
foto con los cinco, con Changmin pasando un brazo por encima de sus hombros,
rodeada de aquellos cinco hombres que le robaban el aire a cualquiera, había
estado en su espacio, su lugar. Había escuchado a Changmin dedicarle una
canción solo para ella.
¡Definitivamente
era el mejor día de su vida!
Estaba
enamorada… ¡De los cinco!
Sería
la más envidiada y odiada en su salón. ¡Y le importaba un carajo!
—Bien,
Moonbin. Espero que hayas pasado un rato agradable.
Cuando
Jung Yunho puso una mano sobre su hombro, con aquella sonrisa arrebatadora.
Ella prácticamente se derritió. Asintió con una sonrisa boba en el rostro. Y
apretó la caja en sus manos.
—¡Oh,
cierto! Esto es para ustedes…
Les
acercó la caja de color blanco con puntos rojos que había llevado desde el
principio y se la extendió a Jaejoong quien sonrió abiertamente e incluso la
abrazó. Moonbin olvidó respirar cuando esos brazos la encerraron.
¡Iba a
morir! ¡Eso ya era definitivo!
—Eres
un amor, muchas gracias.
Yoochun
revolvió un poco sus cabellos y ella soltó una risa demasiado evidente que hizo
que Yoochun le sonriera divertido. Ella respiró profundo una última vez y antes
de abandonar el departamento miró hacía atrás.
Junsu
la miraba, agitaba su mano en señal de despedida y por un momento pensó que
estaba en un sueño o en algún dorama pero Junsu sonriendo de esa forma era
demasiado. Podía morir ahí mismo y le daba lo mismo.
Ni
siquiera el día que se casara superaría a ese día, a menos que se casara con
alguno de los cinco. Pero eso era pedirle demasiado a su suerte. Con una
sonrisa satisfecha en los labios, sintiendo aún que caminaba entre nubes.
Moonbin se marchó.
…
…
—¿Y que
nos regaló?
Jaejoong
abría la caja, con una curiosidad leve, rompiendo con cuidado el papel de
regalo. Expectantes todos se acercaron y miraron extrañados el amplio pero
pequeño espejo que Jaejoong ahora sostenía.
Con las
letras de Cassiopeia inscritas, Changmin le arrebató el regalo a Jaejoong.
—Que
extraño, se supone que parece un regalo para los cinco, pero más bien parece un
regalo exclusivo para Jaejoong… o Yoochun.
Los dos
mencionados rodaron los ojos. Yunho tomó el espejo, lo miro por un momento. Era
lindo, así que sonrió y miró a sus compañeros.
—Ya sé
donde colocarlo. Ya que Jaejoong y Changmin quebraron el espejo del baño,
supongo que ese sería un buen lugar.
—¡Si!
Es extraño entrar al baño y no poder verme en ningún espejo.
Jaejoong
se distrajo, acompañando a Yunho hasta el baño para poder colocar su nuevo y
inusual regalo. Era la primera vez que les regalaban algo como eso después de
todo.
Junsu
sin embargo de repente se cruzó de brazos y arrugo el entrecejo, recordando
algo durante la visita de su fan.
—Por
cierto, Moonbin fue injusta. ¡En Love in the ice, mi voz es la que se escucha
mejor!
—¡Hey!
Justo
en ese instante Yoochun comenzó a defender a su sensual voz y Junsu defendió a
sus asombrosas notas altas usadas en la canción. Changmin se dejó caer sobre el
sillón con una sonrisa en el rostro, viendo a sus mayores pelear, como si de un
partido de tenis se tratara.
Acotando
unas veces que estaba del lado de Junsu, y otras que estaba del lado de Yoochun.
…
…
Cerca
de las tres de la mañana, Yunho se levantó de la cama sediento.
Paso
una mano por su rostro, y al ver la habitación a oscuras suspiró levemente.
Sacudió la cabeza y estiró su cuerpo. Sacó las sábanas que lo arropaban y se
levanto con cuidado de no hacer ruido.
Cuando
abrió la puerta el lugar estaba a oscuras y un silencio apacible. Caminó hasta
la cocina por un poco de agua y una vez que hubiera satisfecho su sed. De
repente tuvo la necesidad de ir al baño.
Al
final del pasillo, Yunho apenas abrió la puerta y se ocupó en lo que había ido
a hacer, sin importarle que la luz siguiera apagada. Suponía que había bebido
demasiada agua. Pero finalmente encendió la luz, lavó sus manos y se miró en el
espejo por unos segundos.
Movió
un poco su cabeza y sonrió, no muchas veces se miraba tanto tiempo en el
espejo, pero era agradable cuando no tenía a los muchachos cerca para gritarle
que pasaba mucho tiempo con Jaejoong y sus malas mañas empezaban a pegársele.
Justo
antes de que quitara su vista del espejo recién colocado en la tarde. La imagen
del espejo se nubló. Yunho en un primer momento se asustó, pensó que algo
estaba mal con sus ojos y pasó sus manos por ellos, restregándolos un poco,
pero resultaba que no, era tan solo la imagen que el espejo le devolvía lo que
estaba mal.
Se
alejó un par de pasos asustado, la imagen se empezó a aclarar. Y sus ojos se
abrieron demasiado. Frente a él estaba la imagen… ¡De él! Solo que estaba de
lado, al parecer terminando de abotonar su leva. Sin mirar en el espejo,
concentrado en lo que hacía.
La
única diferencia entre él y el sujeto del espejo es que evidentemente aquel
sujeto era unos años mayor a él. Y tenía el cabello relativamente largo, al
nivel de cuello más o menos.
Hipnotizado
por lo que sus ojos veían, no se percató del momento en que el sujeto aquel
empezó a caminar y se alejaba de la imagen que el espejo le mostraba.
Inconscientemente una de sus manos se levantó y cuando su mano tocó el espejo
todo se desvaneció a su alrededor.
…
…
—Padre… Padre… ¿Estás muerto?
—¡No seas imbécil, Hansae! ¿Cómo va a estar muerto? Tiene pulso.
—Lo siento, ¿de acuerdo? No ves que no reacciona. ¡Me preocupo!
—Preocúpate entonces, pero no dramatices. Ya ves como se pone papá cuando
padre queda inconsciente, después de la última vez que lanzamos el balón
demasiado fuerte.
Yunho
escuchaba las voces algo lejos.
Sus
ojos se abrieron pesadamente, con algo de lentitud hasta que finalmente pudo
mirar el techo blanco y luego de unos segundos ver a dos niños a sus pies. La
niña se acercó un poco y el niño aplaudió feliz.
¿Cuánto
tiempo había estado inconsciente?
—¿Ya te
sientes mejor, padre? Nos tenías preocupados.
—Si,
estoy bien… ¡Espera! ¡¿Padre?!
Sus
ojos se abrieron en demasía, incluso se levantó impulsivamente haciendo a los
dos niños retroceder un poco. ¡Eso no podía ser cierto! Si él tuviera hijos,
¡Los recordaría!
—Si…
¿No me digas que te golpeaste la cabeza y perdiste la memoria? Por que eso
sería tan asquerosamente cliché.
La niña
se cruzó de brazos, rodando los ojos. Y por un momento aquel gesto le recordó a
Changmin. Los analizó tranquilamente, vestían ropas como para asistir a un
evento muy formal. Su cabeza dio vueltas y descubrió que no se sentía tan bien.
—Niños…
Yo… Creo que me están confundiendo…
Empezó
a levantarse, algo mareado todavía. Los dos niños arrugaron el entrecejo.
Mirándolo entre asustados y confundidos. Yunho se agarró de las paredes. Y
llegó hasta un calendario, y si creyó que estaba mal se equivocó, ahora estaba
peor.
—¡¿En que
año estamos?!
Giró
hacía los niños. Ambos habían retrocedido un paso ante el susto de su grito,
pero fue la mayor, quien llevó una mano a su pecho y exhaló con fuerza antes de
mirarlo con reproche.
—¡Nos
asustaste! No vuelvas a gritar así.
—Si, lo
siento… Supongo, ¿entonces, qué año es?
El
niño, un poco más bajo que la que parecía ser su hermana, dio un paso hacía
adelante, jugando con sus manos y visiblemente tímido.
—Dos
mil veintidós… Padre…
Oh, esa
forma de llamarlo seguramente provocó una mueca de su parte por que el niño
bajó la mirada avergonzado. Pero justo para ese momento Yunho estaba más
asustado en el hecho de que probablemente se estaba volviendo loco.
¡Por
que nada de esto podía ser posible!
“Un momento” pensó,
un poco más relajado y con una sonrisa en el rostro. Seguramente se trataba de
una broma de mal gusto para alguna cadena televisiva. Abandonó el baño donde se
encontraba y caminó por el largo pasillo reconociendo que seguramente lo habían
drogado para que no se levantara mientras lo trasportaban a ese lugar.
Por que
definitivamente, ese no era el departamento de TVXQ.
Caminaba
seguro por aquel lugar, cuando una de las puertas blancas se abrió y lo golpeó
en la cara.
—¡Maldición!
Su voz
ahogada mientras llevaba una mano a su nariz, tumbado en el suelo. Y con todo
dando vueltas a su alrededor fue lo único que su mente pudo percibir antes de
que una sombra se arrodillara frente a él. Yunho suponía que era el causante de
su dolor.
—Oh,
Yunho. Amor, lo siento. No sabía que estabas ahí.
¿Amor?
¿Lo siento? ¿Esa no era la voz de Jaejoong?
Sus
ojos enfocaron correctamente y efectivamente ese frente a él era Kim Jaejoong,
con el cabello negro y más corto de lo habitual. Con su rostro preocupado como
la vez que se había casi fracturado el tobillo en una coreografía.
—¿Estás
bien?
La mano
de Jaejoong se posó en su mejilla y él de inmediato la alejó con un manotón que
evidentemente sorprendió a Kim, que arrugó el entrecejo. Y que ahora que lo
notaba, también vestía un elegante traje.
—Yunho,
¿qué sucede?
—Tú no
eres Jaejoong.
Su voz
salió sola, evidentemente ese no podía ser Jaejoong. Jaejoong era joven, fresco
y jovial. En parte le asustó haber analizado todas esas características de su
amigo tan rápidamente, pero ese hombre maduro y cálido no podía ser el Jaejoong
que él conocía.
—¿De
qué diablos estás hablando? ¿Y qué haces todavía en pijama? Dijiste que irías
por el carro que estaba en el mecánico y que te lo entregaban hoy. Además… ¿Te
cortaste el cabello?
Yunho
se levantó, asustado y con el corazón latiendo violentamente contra su pecho.
¡¿Dónde
diablos se encontraba?! ¡¿En la dimensión desconocida?!
—¡Papá!
Yunho está actuando muy extraño.
—¡Leah
ya te he dicho que no llames por su nombre a tu padre!
—Como
sea… Habla con él, parece un demente y asustó a Hansae
—¡Leah
modera ese vocabulario!
Yunho
observó como Jaejoong miraba enojado a la niña de unos siete años más o menos y
todo a su alrededor comenzó a dar vueltas una vez más.
—¡Se va
a caer!
…
…
—Vamos… Pórtense bien, ¿de acuerdo?
Una vez
más escuchaba voces algo lejanas, solo que en esta ocasión ya no sentía el
incómodo suelo a su espalda, sino más bien un cómodo colchón. Seguramente
estaba en una cama. Cuando su mente se acomodó, tuvo miedo de abrir los ojos.
—¿Padre está bien?
—Si, Hansae. Solo no ha dormido bien.
—¿Seguro que no lo emborrachaste demasiado
anoche para que tuvieran sexo loco y desenfrenado?
—¡¡Leah!!
El
grito indignado del que se parecía ser Jaejoong lo hizo sonreír, pero borró de
inmediato esa sonrisa. La niña esa le caía bien. Pero luego de un silencio,
escuchó un suspiro, proveniente tal vez del mayor.
—Vamos, los voy a acompañar a la salida del edificio. Tío Junsu los va a
llevar.
—¿Y ustedes?
—Nosotros iremos cuando su padre se sienta mejor, ¿de acuerdo?
—…Supongo.
Un rato
después escuchaba la puerta de la habitación era abierta y luego cerrada. Yunho
abrió los ojos arbitrariamente. Con una mano en su pecho y respirando agitado,
estaba demasiado asustado y empezaba a dudar de su salud mental.
Cuando
se levantó y salió de la habitación. Con la firme idea de que si el espejo lo
había llevado hasta ahí, entonces… ¡Que él lo sacara!
Sus
pasos se detuvieron abruptamente cuando la puerta principal era abierta y veía
su propio perfil frente a él. El sujeto aquel, versión madura. Revisaba unos
sobres en sus manos, concentrado en lo que hacía.
—Jae,
ya llegué. El auto está perfecto, supuestamente solo necesitaba revisión. Pero
igual me cobraron como si lo hubieran remodelado de pies a cabeza; Ya está en
el garaje del edificio. ¿Nos vamos?
Tragó
saliva lentamente, viendo la puerta del baño tan cerca pero tan lejos al mismo
tiempo. Respiró profundo una última vez y corrió hasta el baño encerrándose en
él sin medir la fuerza que utilizaba y por supuesto llamando la atención del
sujeto ese.
—¿Jae?—
Miró desesperado al espejo frente a él, era exactamente el mismo que esa
muchacho de la cual ya no recordaba ni el nombre les había regalado, con las
letras de Cassiopeia incrustadas en una esquina. —¿Niños?
Escuchó
los pasos del sujeto acercarse, cerró los ojos entonces, tocando el frío
cristal del espejo, pero nada sucedió.
—¿Leah,
eres tú?
Golpes
suaves en la puerta lo alteraron un poco más. ¡¿Por qué no sucedía nada?!
—¿Hansae?
Y justo
cuando escuchó el pomo de la puerta siendo movido, recordó que no había puesto
seguro, y sin despegar la mano del espejo. Asustado miró a la puerta que se
empezaba a abrir para su horror personal.
—Que
extraño…
La voz
de Jung Yunho, con treinta y seis años encima resonó como un eco dentro del
vacío baño frente a sus ojos. Podía jurar que había escuchado a alguien cerrar
la puerta. Suspiró tranquilo, pensando que pudo haberse tratado del viento.
La
puerta principal se abrió, Jaejoong acababa de entrar.
—Yunho,
¿ya te encuentras mejor?
Cuando
Jaejoong se acercó a él, con el rostro preocupado y sin tocarlo ni nada.
Sinceramente se extraño. ¿Desde cuando Jaejoong evitaba el contacto con él?
—Por
supuesto que estoy bien. Lamento no haberte despertado pero quería ir primero
por el auto para no atrasarnos para lo de Changmin. Ya sabes como odia la
impuntualidad. Ahora, ¿por qué no me besas?
Jaejoong
pareció respirar aliviado y con una sonrisa en sus labios se lanzó al cuerpo de
Yunho, pasando los brazos por su cuello y besándolo como no podía hacerlo
cuando sus hijos estaban presentes.
…
…
—Yo
creo que empezó a hacerle a las drogas.
—¡Min,
no digas esas cosas!
Changmin
sonrió divertido cuando sintió el puño de Junsu en su brazo. Ambos viendo a
Yunho tirado en el suelo boca abajo, completamente inconsciente. Se cruzó de
brazos y movió su cabeza. Yunho tenía los ojos completamente cerrados, cuando
usualmente solía abrirlos un poco cuando dormía.
Entonces
decidió colocarse en cunclillas frente a él. Palmeó su mejilla un poco y Yunho
parecía no reaccionar. Junsu atrás los miraba preocupado. Eran las siete de la
mañana, se suponía que a las nueve tenían una presentación y extrañamente Yunho
no los había ido a levantar.
Jaejoong
y Yoochun dormían. Cuando Junsu había descubierto a su hyung durmiendo en el
piso del baño se había asustado. Levantó a Changmin y él solo emitió su
sarcástico comentario, evitando levantar a Jaejoong que armaría un escándalo y
Yoochun… Bueno el era misión imposible a la hora de levantar, Yunho era el
único capaz.
—¿Hyung?
Estás asustando a Junsu. ¡Ya levanta!
Changmin
siguió palmeando el rostro de Jung, pero a ver que nada sucedía. Con
tranquilidad se levantó, abrió la llave de la ducha y llenó sus manos con un
poco de agua antes de lanzársela violentamente al mayor.
Afortunadamente
Yunho se removió, tosiendo un poco en el piso. Changmin suspiró aliviado y
Junsu llevó una mano a su pecho, arrimándose en el resquicio de la puerta,
visiblemente menos asustado.
—¿Qué…
Qué me pasó?
La voz
rasposa de Yunho y Changmin inmediatamente, todavía en cunclillas frente al
mayor, se cruzó de brazos.
—Que
estabas inconsciente en el piso y no despertabas, ¿qué te sucedió?
—¿Changmin?
¡Oh, por Dios! ¡Changmin! ¡Eres joven!
Yunho
se lanzó a los brazos del menor, abrazándolo con una fuerza extrema que hizo a
Changmin sentirse extraño y asustado. Yunho lo soltó y se miró en el espejo,
con una sonrisa enorme en el rostro. Tocando sus mejillas y cabello, como si
estuviera emocionado con su imagen.
—Hyung…
Ahora Junsu no es el único asustado. ¿Quieres hablar sobre algo? Ya sabes,
todos pasamos por etapas… Meterse en drogas es algo que se puede superar. Ya
sabes que nosotros te apoyamos.
—¡Soy
joven! ¡Están ustedes! ¡Soy yo! ¡¡NO TENGO HIJOS!!
Changmin
miró a Junsu, y él solo levantó los hombros. Pero Yunho volvió a lanzarse a los
brazos de alguien, en esta ocasión de Junsu, quien desprevenido sintió su
cuerpo chocar contra el suelo, aplastado por el cuerpo del líder.
—¿Qué
es todo ese… Griterío?
Jaejoong
apareció de la nada, vestido con pijama también. Miró a Junsu y a Yunho en el
piso. Abrazados. Junsu lo miró con una sonrisa extraña en el rostro, Yunho
levantó la cabeza y lucía resplandeciente. Jaejoong entonces arrugó el
entrecejo.
Changmin
se cruzó de brazos una vez más y sonrió de lado.
—Oh,
si… Jaejoong hyung; Es tal y como lo estás pensando.
…
…
Nunca intentaré
ganarte, por que eres definitivamente…
…El mejor de nosotros
dos.
Me encanta esta super bien continuala por fis esta muy interesante jeje besos.
ResponderEliminarmui lindo, podras continuarlo por favor la verdad es mui interesante! ^_^ mee gustoo!... yo qiero ser la chica qe los conocee! xD XOXO cuidatee y continua por fa! aniimos! :D
ResponderEliminarMe encanto *^* ahora seguiré leyendo !!!!......
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